La lluvia ha parado, así como las lágrimas se Peter se han detenido.

Sale del auto segundos después de estacionarse y toca el timbre aferrando la botella de vino en su mano.

Nadie abre y vuelve a insistir con impaciencia.

Escucha los pasos detrás de la puerta y enseguida abren.

Ve a Nathan detrás de la puerta, con Sarah entre sus brazos. El rostro de su cuñado parece sorprendido al ver su aspecto, si, puede jurar que es un desastre en esos momentos, porque lo siente.

—¿Tío Peter?—la pequeña castaña lo mira un poco asustada y trata de buscar con sus ojos cafés a alguien más detrás de él— ¿Ha venido el tío Quentin contigo?

Peter se paraliza al escuchar su nombre. Sabe que para Sarah, él de ojos azules significa mucho también, sus sobrinos lo aman tango como él lo hace.

Quentin Beck no solo rompió con él sino con su familia también. Solo puede pensar en ese momento el corazón roto que tendrán sus sobrinos como él en ese instante.

—Hola cariño—apenas susurra y le regala una ligera, casi nula sonrisa—. No Sarah, él no vino esta vez—contesto con amargura que su cuñado puede notar—.¿Se encuentra Morgan, Nathan?

—Claro, pasa—el hombre se aparta y cierra la puerta tras él—. Cariño, tu hermano te busca.

—Un momento—grita la castaña desde la cocina.

Peter avanza con cautela hasta llegar al comedor, puede ver a Joseph sentado cenando y al levantar su rostro, su boca esta abierta y deja caer su cuchara salpicando en su ropa y el resto de la mesa.

—Tío Peter...—susurra viéndolo tan confundido como su hermana y padre.

Morgan sale de la cocina, con su pelo suelto y brillante, trae puesto en delantal con las manos pintadas de sus hijos cuando eran unos bebes.

Peter recuerda que es un regalo que él y los niños decidieron hacerle el día de las madres y que ella tanto ama.

La castaña frunce el ceño al ver como su hijo ha salpicado el mantel y esta a punto de regañarlo pero entonces dirige su mirada hacía él y casi deja caer lo que trae en sus manos.

—¿Pet? ¡Dios! ¿Estas bien?—se acerca de inmediato y él solo la abraza.

Morgan dirige su mirada hacia Nathan y el entiende.

—Niños, ¿que les parece si dejamos a su tío con su madre a solas? Podemos comer por el día de hoy en la habitación de juegos.

El castaño pelirubio se dirige con los menos a la habitación y Morgan se aleja de Peter inspeccionando si esta herido.

—¿Qué paso Pet? ¿Peleaste con papá?—él niega sin decir palabra alguna— ¿Tuviste un accidente? ¿Alguien te hizo daño?

Jamas se le cruza por la cabeza mencionar el nombre de Quentin porque, sinceramente, no piensa que él pueda hacerle daño a su hermano. No cuando se mostraba tan enamorado y radiante junto a él.

—Es—solloza y su voz se corta— es Quentin—finaliza con dolor—. E-él me de-jo—sorbe su nariz—. Cancelo la boda. Morgan, me dejo por una puta llamada.

Morgan abre los ojos y quiere matar a ese malnacido por herir a su hermano.

—Cariño—le susurra y lo vuelve a entre sus brazos como lo hace con sus hijos cuando se sienten tristes—. Todo estará bien, te lo prometo.

Pero en realidad sabe que será difícil de superar para su hermano.

Peter toma su botella hasta terminarla. Esta muy borracho, quiere irse, quiere ir a reclamarle a Quentin porque su arrepentimiento pero Morgan lo detiene.

—¡Déjame ir! Quiero gritarle lo imbecil que es y- y—vuelve a sollozar, dolido—. Yo lo amaba, M.

—Lo sé Pet, lo sé—la castaña lo abraza y el vuelve a sollozar con dolor—. Pero llegará su momento, no puedes ir así.

—¿En verdad dejo de amarme de un día para otro o quizás este asustado y ahora se arrepiente? Si debe ser eso M, déjame ir.

—Peter, te buscará, si solo fue un error porque entro en pánico estoy segura que te lo dirá mañana, solo descansa, ¿esta bien?

Morgan se mantiene con él mientras acaricia con suavidad sus hebras castañas y le canta una canción que su Padre Tony solía contarle a ella y a sus hermanos cuando eran tan solo unos niños.

Aunque Peter es mayor que ella, lo siente como uno de sus hijos esa noche. Y ella es una buena madre.

Logra cerciorarse que su hermano se ha dormido completamente y sale de su habitación. Apenas cierra la puerta tras ella, suspira con pesadez, no quiere ni imaginarse como se pondrá su padre o sus hermanos cuando se enteren y es que, ha decir verdad, se sorprende que ella no haya ido ya a buscar a Quentin para romperle su rostro por hacer llorar a uno de los suyos.

Peter no merece lo que esta pasando.

No merece pasar por un corazón roto.

—¿Cómo esta?—pregunta Nathan con sus brazos cruzados, recargado en la puerta de la habitación de Joseph.

—Mal, el idiota de Quentin, lo dejo—dice con rabia.

Nathan se tensa. Porque, él también sabe que Peter no merece eso. Lo conoce desde hace 10 años, cuando conoció a Morgan. Probablemente es uno de los primeros que apoyó su relación, quiere a Peter como uno de sus hermanos, no le gusta verlo sufrir.

—¿Qué dices? ¿Cómo?

—Por llamada—suspira la castaña—. Esta mal, muy mal.

—Oye casi 5 años de relación no se van de un día para otro—dice el castaño—. ¿Le hablarás a tu padre?

—¿Y que arme un escándalo en este momento?—nega de inmediato— De ninguna manera. Peter es quien tiene que decirle, ¡Dios! Es un imbecil, idiota, malnacido.

—Tranquila, tranquila cariño—Nathan la toma por los hombros—. Peter no esta solo y tampoco lo dejaremos solo.

Ella asiente y lo abraza.

—¿Los niños se durmieron?

—Aman a su padre, siempre hacen lo que digo—responde orgulloso, Morgan frunce el ceño y el se rinde—. Esta bien, esta bien. Los amenace sin ir con el abuelo Steve y el abuelo Tony por el resto de la semana.

—¡Nathan!—exclama Morgan— Si papá se entera que amenazas a sus nietos-

—Ya, ya, hasta mañana mi amor—besa cortamente sus labios y se va a la habitación de invitados.

Morgan vuelve a la habitación dónde se encuentra Peter.

(◦◦◦)

La mañana siguiente llega.

Peter abre los ojos, aturdido. Su cabeza duele horrores pero, aún así, recuerda lo que paso el día anterior.

Se levanta y sale de la habitación, camina hasta la cocina y encuentra a su hermana cocinando.

Sabe que a ella le encanta cocinar.

Nota su presencia casi de inmediato y le sonríe.

—¿Estas un poco mejor?

—Después de un corazón roto, súmale el dolor de cabeza que me dejo la resaca de ayer—se encoge de hombros.

Morgan ríe.

—Siéntante, he preparado tarta de cereza con la receta de la abuela y las pastillas están en aquel cajon—señala uno de los cajones junto al refrigerador.

Peter camina hasta el y lo abre. Encuentra el bote y saca dos pastillas, levanta su vista y, puede visualizar en el aparato electrónico una fotografía, Quentin y él con Sarah y Joseph en uno de los tantos paseos que hicieron.

Recuerda como las personas pensaban que ellos dos eran sus pequeños hijos, también se le viene a la mente las veces que le hablo al mayor sobre tener hijos y el aceptó cada una de sus propuestas.

Vuelve a sentir esa opresión en su pecho de solo pensar en él.

—¿Peter?—llama Morgan y él vuelve con ella.

(◦◦◦)

Después del desayuno con su hermana regresa a su hogar.

Escucha las risas de sus padres y los envidia, de verdad que lo hace. Se han mantenido casi 35 años juntos y su amor en vez de apagarse sigue encendiéndose cada vez más.

Miren que el más que nadie lo sabe, sobretodo por las noches en que escucha los gemidos de su padre.

—¿Pet, cariño?

Peter se dirige hasta ellos y Tony tiene la misma cara que Sarah cuando lo vio. Esa niña es idéntica a su padre.

—¿Dónde estuviste anoche Pet?—Steve lo mira preocupado— Tu padre estuvo a punto de tener un colapso porque no avisaste como siempre lo haces, si no es porque Morgan nos hablo-

—Quentin me dejo.

—¿Qué mierda dijiste?

Tony casi se ahoga con el vaso de jugo que esta tomando.

Solo puede ver los ojos cristalizados de su pequeño niño.

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Lo siento si esperaban Spideysterio.

Y si se preguntan, ¿quién es el esposo de Morgan bb?

Xoxo,
L🥀.