30.
Corría a más no poder hacía el baño, allí sería difícil hacerle algo porque estaba al lado de la oficina del director. Se sentiría seguro allí, quizá.
Llegó y entró a un baño, temblando y llorando. ¿Por qué eran tan malos con el?, solo quería gritar.
Por suerte, Alexis llegó luego de unos minutos, gritando que saliera.
-¡Roier!, ¿¡dónde estás!?- Gritó al entrar. -¡Roier!- Corrió al ver sus zapatos sobresaliendo bajo la puerta del último baño. Casi se tira al suelo por ver que estuviera bien. -¿Ro?, sal, vamos, se fueron, no te harán nada.- Murmuró, recargandose en la pared, al lado de el mientras los separaba la puerta.
La mano de Roier, la cual era mucho más delgada que la de Alex, salió, arrastrandose por el suelo hasta llegar a la mano de su amigo. El de gorro la tomó rapidamente, dando un ligero apretón. Su manita temblaba demasiado, era pálida y flaca, enferma.
Roier llevaba con anemia desde hace muchos meses a culpa de su familia, quien lo traumo con los golpes, burlas y palabras por su peso, y ahora pesaba solo la mutad de lo que hace un año, midiendo 8 centimetros más, Roier prácticamente podría morirse por ser delgado, pero llegó a un punto enfermizo.
-¿Por qué son tan malos conmigo?... ¿Por qué?, ¿qué les hice?- Se puso a llorar aún más, tomando la mano de Alex fuertemente.
-No comprenden esto, Roi. Lo ven como algo malo.
-¿Y tú lo vez mal?
-Claro que no. No, por supuesto que no.
-Pero esta mal... Mi abuela dice que Dios creo a la mujer y al hombre, pero, yo me enamoro de ambos. Y-y mujer y hombre están bien, ¿pero si me gusta otro chico está mal?, ¿soy un jodido pecador?
-El único pecado que Dios no perdona es la blasfemia... ¿Por qué te preocupas entonces?
-Papá dijo que si me gustaba un niño me mataría a golpes.
Alexis tembló al oir eso.
-Ellos están mal.- Aseguró. -No puede tocarte. Leí que hay leyes que nos protegen, hay gente como tu que quiere ser libre ¡y-y lo están logrando!, y no te pueden matar a golpes, porque sería asesinato e iría a la cárcel y blah, blah, blah.-
-¿Crees que lograré ser libre alguna vez?, ¿cómo tu dices?
-Te lo juro.
Su llanto se calmó.
-No sé porque lo ven mal. Después de todo, las niñas si me gustan.
-Los adultos son raros, a veces muy malos. ¿Recuerdas a mi prima?, dijo que era algo llamado lesbiana o algo así y hace meses no se de ella. Ahora sus padres lloran cada que les preguntó por ella.
-¿Murió?
-Yo diría que se escapó de casa. Su familia era algo como la tuya. Me da pena por ella pensar en que le estará pasando hoy en día.- Suspiró, dejando su cabecita en la puerta, golpeando despacio. -Pero tu no te irás de casa, ¿o si?-
-No, me da miedo irme de casa, la últimav3z que lo intenta ha salido muy mal... Alex, ¿y si solo comienzo a salir con muchas niñas y les digo a mis papás que era una broma?, ¡sería genial!, ¡me dejarían de molestar y tendría más amigos!
-Pues... ¡Es una buena idea!, serías el hijo que todo padre quiere.- Rio, no sonaba mala idea para su cabeza de 14 años. Ingenuos y tontos, que piensan saber todo sobre la vida y el mundo. -Ahora sal, deberas mostrarles que eres mejor que ellos.- Soltó su mano y se levanto, esperando a que la puerta se abriera. Cosa que paso luego de segundos.
-¡Vamos!- Roier tomó su mano nuevamente y ambos corrieron a su salón, donde se soltaron y comenzaron a actuar como los demás chicos de su clase.
Pasaban las semanas y ambos comenzaron a ir al gimnasio, correr por las mañanas y hacer esas cosas para verse cool.
Y dió resultados. Roier comenzo a llevar novias a su casa y su padre lo dejaba en paz por fin.
Pensó sentirse bien.
Fingía tanto que se engañó a si mismo.
Y regresó al presente.
-¡Roier!- Parpadeó rápidamente, alzando la cabeza para ver a ____, Samantha y Alexis viendolo fijamente. -¿Estás bien?-
-Si, si, perdon. Estaba pensando.
-¿Seguro?
Asintió, tomando café.
-¿Ok?... Como les decía, los vuelos que noa convienen son en unos días, como 5, para poder arreglar todo y empacar. Mientras, podemos explorar la ciudad, ¡Wilbur me ha enseñado lugares hermosos aquí!-
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