20.
—¿Y?, ¿cómo te fue?— Kristen pregunta apenas la ve entrar.
—¡Oh, me fue genial!, Tommy eligió cosas muy lindas para mi gusto.— La abrazó, Kristen ya era para ella como una segunda mamá. —¿Y Philza?, ¿esta en stream?—
—Umh, si, el sigue allí. Dijo que se quedaría hasta tarde, quizá esté toda la noche en ese cuarto.
Suspiró.
—Entonces... ¿Quieres escaparte un rato?, Tommy me habló de una cafetería nueva aquí cerca, estoy segura que algo de allí te gustará.— Propuso con una sonrisa en el rostro.
Kristen pensó un poco, ir sería más divertido que hacer la cena.
—Iré por mi bolso.
____ celebro, viendo a la mujer ir a su habitación y regresar.
[🌟.]
Unod días más tarde, Roier y Quackity estaban hablando de la vida, como lo hacían todos los fines de semana.
—Roier, ya deja de tomar, ¡pareces papá divorciado!
—Iba a ser papá y estoy en medio de un divorcio.
¿Cómo quieres que luzca?— Bufó, frunciendo ambas cejas. —Pero, si, debería dejarlo un rato... ¿Recuerdas la última vez que nos pusimos borrachos los dos?—
—Si— Forzó una sonrisa. —¿Cómo olvidarlo su ahora tengo un tatuaje con tu nombre en la pierna?— Rodó los ojos.
—Yo igual tengo uno con tu nombre, además, ¡se te ve bien, wey!
Ambos rieron, se veían horribles, la persona que los tatuó estaba casi igual de ebria. Pero sería una grandiosa anécdota si algún dia alguno tenía hijos.
En cambio, ambos decían que fue oara reforzar su amistad, porque se verían ridículos con un tatuaje del nombre de alguien que ya no conoces realmente.
Siguieron riendo y hablando, hasta que el teléfono de Roier sonó.
—¿Quién es, Ro?— Preguntó Quackity al ver que Roier no dejo que viera la pantalla del teléfono.
—____.— Suspiró, ahora porque mierda lo llamaba. —¿Bueno?—
—"¿Roier?, oh por Dios, pensé que no podría volver a hablar contigo."
—Si, ese era el plan. ¿Porqué tengo tu número guardado?, mejor pregunta, ¿cómo conseguiste mi número?
—"Eso no importa. Tomé un vuelo a Estados Unidos y Samantha va para allá igualmente."
Roier miro a Quackity, confundido y enojado al parecer.
—¿Qué?— Murmuró el de gorro, esperando alguna respuesta.
—Ella y Sam vienen.— Susurro, volviendo a la llamada. —¿Por qué vienen para acá?—
—"Samantha tiene una nueva pareja, debemos divorciarnos, ¿recuerdas?, conoceras a gente y yo ya conocí a varias personas igual. Me siento encadenada a esto y es horrible, Samantha está de acuerdo."
—Debieron preguntarme a mi, lo sabes.
—"Dos contra uno. ¿Por qué quieres seguir en matrimonio?, yo estoy harta."
—No les importará igual. Espero tengan hotel, yo no las tendré en mi casa.— Avisó con molestia, las conocía bien y sabía que jamás tenían algo listo. —¿Cuando llegan?, veré si alguien puede pasar por ustedes o debo ir yo—
—"Yo en una hora o dos, quizá. Samantha va casi llegando, unos 30 minutos tal vez."
—Debiste llamarme antes... Como sea, iremos yo y Quackity.— Miro como Quackity lo regañaba con la mirada, haciéndolo reir. —Bueno, ya, adiós.—
—¡Yo no quiero ir!
—Irás de todos modos. Samantha, la pinche drogadicta irá, debes regañarla por mi.
—No te regaño a ti, que verga voy a hacer regañandola como si funcionara.— Hizo un puchero, cruzándose de brazos.
Roier rio, quitandole su gorro.
—Andale, que ha no tardan en llegar. Y, siendo sincero, Samantha es la única soportable.
En 10 minutos, ambos ya estaban en camino en el auto de Roier. Quackity manejaba y el contrario buscaba las mejores palabras. Estaba nervioso, debía admitirlo, seguía tan enamorado de ambas pero se negaba a aceptarlo, no podía dañar su egoísmo de esa forma.
Si tan solo la muerte de su pequeño no hubiera pasado, estaba seguro de que serían una familia feliz y perfecta. Con un perrito o gato que acompañaría al más pequeño. Irían de viaje todos juntos, a Disney o parques de atracciones como le gustaban a Sam y _____.
Comenzaba a preguntarse si sería buena idea divorciarse. Las extrañaba y quizá si no se divorciaban podrían estar juntos de nuevo en algún futuro.
Mordió una de sus uñas tan fuerte que comenzó a sangrar un poco, no le importaba mucho, había pasado varias veces.
El tráfico era horrible y se sentía encerrado en el auto. Bajo la ventana de su lado, viendo el espejo y notando su rostro rojo. Estaba así de ansioso.
Quizá los energizantes ya lo estaban afectando.
Quackity se veía más tranquilo, concentrado en la carretera y la música (que curiosamente era las canciones de Lovejoy, porque Quackity parecía ser su mayor fan.)
En un semáforo rojo, el de gorro dirigió su vista al más alto.
—¿Estás bien?
—Si, creo, algo... no sé.
Quackity soltó una carcajada baja, asinriendo levemente.
—Tranquilo, Ro. Estarás bien, lo juro.
—Lo dices porque tu no eres el del divorcio.
—No. Lo digo porque confío en mis habilidades como abogado.
Lo había olvidado, Quackity lo ayudaría en aquel proceso.
—Gracias, supongo. Estoy más tranquilo, yo igual confío en tus extrañas pero magníficas habilidades.
Alexis sonrió, avanzando nuevamente.
—Llegaremos en unos 15 minutos, ¿si?, no estés nervioso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro