Capítulo 1
Crecer en la zona de guerra que mis padres llamaban un matrimonio, había hecho que me mudara a los dieciocho años, especializándome en psicología, luego obtuve una Maestría en Consejería Matrimonial y Familiar. Quería ayudar a las parejas a comunicarse efectivamente para salvar a los niños del existente caos que había sido mi infancia. Y lo había hecho. Especialmente cuando avancé a la práctica privada. Mi vida era la personificación del sueño de una persona. Carrera. Relación. Paz.
Hace cuatro meses, me enteré de que todo era una farsa. Había sido un sucio amante y ni siquiera lo había sabido. Pensé que yo era de bajo mantenimiento, la clase de novio que le daba espacio a su pareja. Pero no había sido más que un aperitivo para Jake. Una barra de chocolate. Resultó que la comida real era su esposa. Me enteré cuando los vi juntos en el Teatro Comunal de Sacramento… ver El Cascanueces, en mi opinión, no era tan agradable con las cabezas de mi novio y su esposa, obstruyendo mi visión.
Para la gente normal, el descubrir que su novio estaba casado, sería muy horrible, pero como un terapeuta familiar que evalúa a la gente para ganarse la vida, la duplicidad de Jake me causó un grado épico de cataclismo.
Quiero decir, ¿cómo podría a mi juicio ayudar a la gente, si alguien que yo había considerado perfecto… me refiero a que él parecía amable, inteligente, que dejaba el asiento del inodoro abajo y ese tipo de cosas… había sido realmente un infiel troll?
Por eso me tomé un año sabático de mi carrera. No porque mi relación fallida me devastara tanto como para no llegar a la oficina… un mes de llanto había limpiado a esa basura de mi sistema… si no porque, al no poder evaluar bien mi propia vida, no quería echar a perder la de alguien más.
Desafortunadamente, después de dos meses sin trabajo, mi cuenta de ahorros había recibido un serio golpe. Tenía que poner un poco de dinero de nuevo... pronto. Como un propietario de casa, mi banco esperaba que hiciera cosas como pagar la hipoteca. Suspiré. Necesitaba encontrar un trabajo, pero uno que no requiriera el tomar decisiones ya que mi juicio personal claramente estaba mal.
—Tal vez debería ser un guardabosque del parque. —Ajusté mis gafas de sol y eché una mirada hacia el lago Folsom mientras corríamos a través de él. El viento azotaba mi cabello cobrizo lejos de mi rostro.
—Cierto, SeokJin. —Mi amiga Rachel soltó un bufido, luego abrió la parte superior de su refrigerador y buscó a través de las cosas que había traído para comer. —Porque eres tan amante de la naturaleza.
—Yo podría conseguir un par de botas. Algún repelente de insectos.— Además, los árboles y arbustos no necesitaban que los evaluara. Ellos sólo se quedaban allí y se balanceaban y esas cosas. —La naturaleza es impresionante. Me hace sentir tranquilo. Como ahora.
Rach se burló. —Estás sentado en un barco nuevo, con una copa de Sauvignon Blanc. No estás exactamente perdido en lo salvaje, nene.
Bajé el borde de mi sombrero de paja para el sol. —Vaya manera de matar mis sueños.
Ella me lanzó un beso, luego buscó en el refrigerador de nuevo. —¿Quieres un sándwich de pavo o uno de hummus? ¿O prefieres que atraquemos para que puedas dispararle a tu propia comida?
Me estremecí ante la idea. — Hummus.
Era un sábado soleado de abril y el agua azul gris del lago, parecía de cristal… su belleza complementada a lo largo de Sierra colinas que nos rodeaba. Mi amiga, Rachel y su novio Noah, me habían invitado al viaje inaugural del barco de Noah. Se sentía bien salir de la ciudad… y fuera de la casa, para el caso.
Después de dos meses de licencia, restregué cada centímetro de mi apartamento, pinté cada habitación y redecoré tres veces. Mi compañera de cuarto, Gina, se quejaba de que mi estado compulsivo, hacía difícil para ella el relajarse en sus días libres. Aparentemente descansar en el sofá viendo sus reality shows, no era tan relajante mientras yo enjabonaba la alfombra. Ella prácticamente le había rogado a Rachel que me llevara con ellos. Lo que sea.
Rach me ofreció un sándwich. —Espero que te guste la lechuga, tomate y cebolla.
—Gracias. —Lo tomé, pero no tenía mucho apetito. Demasiados problemas financieros se avecinaban en el horizonte. —Estoy al final de mis ahorros Rach. Necesito un trabajo. Tan pronto como sea posible.
—Tú tienes un trabajo. En realidad, una carrera muy exitosa como Consejero Matrimonial y Familiar. — Rach sacó una patata frita de una bolsa de color amarillo brillante y la partió entre sus dientes. —¿No es hora de volver a ella?
Negué con la cabeza. Al descubrir que había estado con el miserable de Jake, mi aptitud para evaluar el comportamiento humano se había venido rápidamente en picada.
—Mis pacientes se merecen algo mejor. Les he referido a una persona muy respetada en el área.
Ella frunció los labios. —¿Mejor que Kim SeokJin, originario de Corea que se abrió paso en California para luego asentarse en Sacramento aún con bajo presupuesto? No es posible.
—No me alabarías tanto si me hubieras visto en acción antes de tomar un año sabático. Imagínate una pareja desesperada que vino a mi oficina, desnudándome sus almas, con la esperanza de que pudiera orientarlas para salvar su matrimonio. ¿Pregúntame cuántas sugerencias útiles se me ocurrieron? Cero. Zip. Nathing. Ellos se me quedaron viendo con tanta confianza y me congelé, dudando de cada pensamiento que se me vino a la mente. Después de cuatro prósperos años en la práctica privada, estoy completamente acabado.
—Tuvo que ser una casualidad. —Rach se metió otro chip en su boca. —¿Qué pasó con nuestro chico sabelotodo que siempre da un buen consejo? Sobre todo no solicitado, pero aun así...
Mi estómago se revolvió con la verdad en sus palabras. —Después de ocho meses presumiendo de su perfecto novio, él tuvo suficientes bochornos y metidas de pata.
Sus ojos se abrieron. —Vamos, SeokJin. No es tu culpa que Jake sea un tramposo delincuente.
—No es mi culpa, no. —Negué con la cabeza, sabiendo que era verdad. —Pero no puedo superar el hecho de que no tenía ni un atisbo de duda sobre él. Nada. Lo repaso una y mil veces al día en mí cerebro, desesperadamente en busca de pistas que debería haber recogido.
—Fue hace cuatro meses.
Sí, y todavía no había juntado las piezas. —Tengo un calendario, marqué las citas y conversaciones telefónicas, todavía no puedo entender cómo me engañó por completo.
—Deja de golpearte a ti mismo. Gina dice que el apartamento parece como si el equipo de ese show de televisión sobre renovación, hubiese pasado por él. Ese tipo de comportamiento obsesivo no puede ser saludable.
Mis cejas se juntaron con fingida confusión. —¿Estás diciendo que no debería comenzar a trabajar en el patio trasero?
Se inclinó hacia delante con las manos sobre sus desnudas rodillas. —¿Crees que yo sabía que Jeremy se había estado acostando con mi peluquero semanas antes de que me dejara? No. Él rompió mi confianza en los hombres.
—Sí, pero tú eres una representante de servicio al cliente. Yo evalúo el comportamiento humano para vivir. —El dolor en mi estómago se intensificó. —Solía serlo, de todos modos.
—He estado donde te encuentras, Jin. No estoy diciendo que sea fácil. —Ella miró hacia atrás, a su muy musculoso y bronceado novio sentado en el asiento del conductor, con una mano en el volante. —Pero tienes que ponerte a ti mismo fuera de ahí otra vez. ¿Has tenido alguna cita con alguien desde entonces?
Desenvolví mi sándwich, el rugido del motor se disipaba mientras nuestra velocidad disminuía. —No.
—¿Qué hay de ti y Namjoon?
Al oír su nombre, mi corazón se agitó. Conocí a Namjoon el año pasado en un paseo por el centro Histórico de Sacramento. Nos acercábamos más mientras estudiábamos los edificios y viviendas de importancia histórica que datan hasta el tiempo de la Fiebre del Oro. Algo fascinante. Aunque supongo que no para todo el mundo. En diciembre pasado, había emparejado a Namjoon con Gina y cuando él la había divertido con cuentos históricos en un par de citas, ella casi se había quedado dormida en sus espaguetis.
—Namjoon y yo sólo somos amigos.
Sus cejas se movieron arriba y abajo. —¿Con beneficios?
—Muy graciosa. —A pesar de que estaba bromeando, mi interior se calentaba ante la idea. Namjoon tenía el cabello oscuro, un cuerpo sólido y era muy atento en todo lo que hacía. ¿Qué persona sana no lo encontraría fascinante?
Ella sonrió. —Crees que es ardiente. Admítelo.
—Aun así, preferiría estar desnudo atado a la parte delantera de este barco y ser utilizado como un adorno del capó, antes de poner mi confianza en otro hombre.
Rach bajó sus gafas de sol de su nariz y me miró. —El barco no tiene un capó.
—¿Por qué quieres que salga con Namjoon? —De hecho, me había sentido atraído por Namjoon incluso cuando salía con Jake... sí, soy humano, pero no es como si hubiera hecho algo... y me sentí culpable por mis sentimientos. Oh, la ironía. —Por todo lo que sé, podría estar casado y tener cinco hijos y estar en libertad condicional por hurto agravado. No es como si tuviera habilidades estelares cuando se trata de cosas como esas.
Su ceja derecha se levantó. —El drama no te queda.
Recordando el huracán emocional que había pasado el diciembre pasado, mordí mi sándwich y me puse furioso. —Además, Namjoon no piensa en mí de esa manera.
El rostro de Rach cayó. —¿Qué? Bailaban todos cariñosos y tiernos en la boda de Taehyung y Hoseok.
—Exactamente. —Nos deslizamos a una parada en medio del lago, por lo que el motor ya no cubría lo que estábamos diciendo. Bajé la voz. —¿Y acaso Namjoon me invitó a salir? No.
Me miró como si estuviera loco. —¿Por qué tú no le preguntas si quiere salir?
—¿Porque acababa de ser engañado por otro hombre? ¿Y porque no tenía ganas de sufrir a través de un segundo round? —En el comportamiento humano, las personas basan sus decisiones en qué sería mejor, dolor o placer. En este caso, mi elección hubiera sido obvia.
— Una preocupación legítima. —ella accedió.
Suspiré.
—Jake solía acusarme de tener una fijación hacia Namjoon. Eso fue por lo que puse a Namjoon con Gina... para probarle que no tenía sentimientos hacia él.
A pesar de que los había empujado a estar juntos, mis entrañas se habían retorcido al pensar que Namjoon podría enamorarse de Gina. El que las cosas no hubieran funcionado entre ellos, había sido secretamente un alivio.
Rach inclinó la cabeza. —Escuché que estuviste con Namjoon el pasado fin de semana en una cita para un poco de historia.
—Hace unas semanas, me encontré con él en el mercado del agricultor con una chica llamada Dana. —Me acordé de la punzada de dolor que sentí cuando vi el brazo de Namjoon alrededor de la hermosa morena, mientras ella lo miraba con adoración. —Me pidió que si salíamos a un paseo histórico justo en frente de ella, y ella ni se inmutó. Si ella está tan segura en su relación, debe ser serio.
Namjoon había salido con unas pocas personas, mientras yo había estado con Jake, pero nunca me había molestado. Por otra parte, yo nunca lo había visto viendo a alguien como él había visto a Dana... con total y absoluto amor. La sacudida de dolor volvió atravesando el centro de mi pecho.
El labio inferior de Rach se asomó. —Vas a encontrar a la persona correcta cuando estés listo.
La mirada compasiva en su rostro me revolvió el estómago.
—Si quieres ayudarme, te olvidarás de mi muerta vida amorosa e idearás una solución a mi auténtico problema.
—Necesitas un trabajo. —Ella masticó pensativamente, luego ingirió. —Puedes aplicar para el puesto de recepcionista en mi oficina. Elijah acaba de ser promovido y el gerente necesita un empleado temporal dado a que su reemplazo no iniciará hasta dentro de dos semanas.
Una bombilla se iluminó sobre mi cabeza. —Ingreso temporal con mínima responsabilidad y sin grandes decisiones. Esa podría ser la mejor idea que pudiste darme.
—Tú eres probablemente la primera persona que se emociona acerca de dar un paso hacia atrás en su carrera. —Ella se echó a reír, luego se volvió hacia Noah quien había venido hacia la acolchonada banca en donde estábamos sentados.
—¿Cómo les va? —Él se deslizó junto a Rachel, se inclinó y robó un bocado de su sándwich. Ella le dió un beso en su mejilla a cambio.
—Estupendo.
Me imaginé a mí mismo como el recepcionista de la empresa de software en donde Rach, Noah y Gina trabajaban, y sentí un cosquilleo de emoción.
—Tu novia es brillante.
Sus ojos azules brillaban y guiñó un ojo hacia Rach. —Dime algo que yo no sepa.
Ella le devolvió la sonrisa. —En lugar de aconsejar a las personas, SeokJin quiere contestar el teléfono en nuestra oficina para ganarse la vida.
Noah destapó una botella de té helado. —¿Es eso cierto?
—Sólo hasta que descubra una solución permanente. —Yo pondría una buena parte en mi apartamento y la tasa de interés de mi hipoteca era criminalmente baja, así que no necesitaba un gran ingreso para salir adelante en estos momentos. —¿Será que ustedes podrían recomendarme?
—Por supuesto. —Rach empujó el último bocado de pan en la boca de Noah, entonces se quitó una miga de la parte posterior de la mano. —Pero no te rindas en la consejería, es por tu bien SeokJin. Lo amas.
Sí, pero yo había perdido mi mojo y no veía ninguna señal de que regresara.
—El contrato de alquiler de mi oficina expira en dos semanas. Dado a que no puedo conseguir que mi cabeza se estabilice para la terapia, mi única opción es buscar algo más en lo que esté calificado. Vi una clase de orientación profesional en línea. Aplicaré a eso ésta noche.
¡Ding! ¡Ding!
Al oír el timbre de mi teléfono, lo saqué de mi bolso y encontré un mensaje de texto de Namjoon. Mi pulso saltó involuntariamente mientras deslizaba el dedo por la pantalla:
¡Salva la Cita! Lunes por la noche.
Exposición especial en el Museo de Historia de Sacramento.
Me mordí el labio y me quedé mirando el mensaje de Namjoon, contemplando si debía ir o no.
—Gracias por el bocadillo. —Noah rozó sus labios contra la mejilla de Rachel y ella inmediatamente sonrió. —Voy a refrescarme.
Noah se quitó la camisa, luego la arrojó en la banca mientras caminaba hacia la parte posterior del barco. En la puerta abierta, se puso en puntillas, los músculos de su espalda se rasgaron apretándose antes de inclinarse hacia adelante y zambullirse en el agua. Rach dió una frívola mirada antes de quitarse su salida de baño.
—¿Vienes?
Negué con la cabeza. —Tal vez luego.
—¿Qué te tiene tan distraído? —De pie en su bikini, ella se inclinó sobre mi celular revisando la pantalla. —¿De quién es eso?
Quitando mi teléfono fuera de su vista, arrugué mi cara. —Namjoon.
Ella me dió una mirada de reojo. —¿Qué quiere decir con “Salva la Cita”?
Incliné mi barbilla, levantando mi hombro. —Es una cosa que decimos cuando nos enteramos de una buena exposición o para ir a dar un paseo.
—Aww, ustedes tienen una cosa. —Ella movió las cejas y luego se dirigió hacia la parte trasera del barco.
—Él tiene una novia —le recordé.
Todo lo que oí en respuesta fue un chapoteo. Volviendo a mi teléfono, pensé en las bromas de Rachel. Había sido el amante, aunque sin saberlo, una vez en mi vida era suficiente y no me gustó la broma implicada de que Namjoon y yo éramos más que amigos. Dana sabía de nuestros paseos sin embargo, y eso no era como si ella fuera bienvenida a unírsenos.
Ahora que lo pienso, ¿por qué no iba? Mmm. La historia no debía ser lo suyo.
Le respondí: Me apunto. Te veré el lunes.
Echando mi teléfono en mi bolso, me di cuenta de lo mucho que había logrado desde que salí de la casa: un potencial trabajo temporal, una clase de orientación profesional y una exposición en el museo. Seguramente, ahora podría tomar una hora libre del día para relajarme. Había pasado mucho tiempo desde que dejé de relajarme.
Apoyé mis pies contra el costado del barco, acomodé la almohada y dejé que el sol me bañara. Mi mente inmediatamente vagó pensando en Namjoon. Me imaginé la forma en que sus ojos marrones hervían... en una muy caliente e intensa forma… cada vez que él hablaba de historia, Italia o cualquier cosa que a él le apasionara. A pesar de que yo estaba casi por los treinta años, imaginar esa mirada me hizo sentir pegajoso por todas partes. Ni siquiera quiero pensar cómo iría a reaccionar si él centrara esa intensidad en mí.
De repente, todos los músculos de mi cuerpo se tensaron. ¿Qué tan patético era para soñar despierto con Namjoon? Él puede verse perfecto en un centenar de formas, pero el hombre probablemente tenía un ejército de esqueletos en su armario.
Gracias a Dios que tenía una novia.
Y que yo nunca tendría una cita de nuevo.
Él y yo éramos camaradas de la historia. Nada más.
•Kat🐾
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