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❝Lᴀ ʀᴏᴘᴀ ᴘᴏʀ ᴇʟ sᴜᴇʟᴏ ʏ ɴᴏsᴏᴛʀᴏs ᴘᴏʀ ʟᴀs ɴᴜʙᴇs...❞
Una semana completa transcurrió, escapándose como el agua que ahora se deslizaba entre sus dedos. Eran las siete de la tarde, ya todos allí se habían dado su baño, pero él tuvo que quedarse un poco más en la escuela, pues una de las niñas había sido indisciplinada con su profesora, y él tuvo que estar ahí, escuchando el sermón, cuando en realidad ahora debería estar cenando con los demás, pero agradecía que Baji le había justificado con sus superiores.
—Uh, ¿qué haces aquí, cariño?~ —escuchó su voz desde la puerta, haciéndole sobresaltar, le dirigió la mirada y se sintió realmente avergonzado al sentir sus ojos sobre su cuerpo, pues solo llevaba encima una toalla alrededor de su cintura.
—Lo que se hace en los baños —rió un poco para aligerar su nerviosismo, apartándose del lavamanos, cerrando el grifo mientras acomodaba su cabello rubio fuera de su rostro.
—Pero, ¿no es un poco tarde?, no te ví en el refectorio —le dijo tras cerrar la puerta con seguro detrás de él, comenzando a acercarse mientras sonreía divertido, luego al estar frente a él dejando un corto beso en sus labios, haciéndole enrojecer levemente.
—Tuve que quedarme hasta tarde en la escuela —suspiró pesadamente, dejando caer su cebza sobre el hombro del más alto, cerrando sus ojos con cansancio—. Estoy cansado —murmuró, Ryusei sonriendo mientras dejaba suaves caricias en la parte trasera de su cuello, de vez en cuando enrollando sus dedos en su cabello.
—¿Quieres que te ayude? —le rodeó con los brazos, acariciando también la piel desnuda de su cintura, Chifuyu temblando al sentirle, luego negando con la cabeza sin apartarse.
—Eso sería demasiado vergonzoso —le abrazó también, avergonzado por la forma en que ya tenían confianza en cuanto a su espacio personal.
—¿Por qué?, tu cuerpo es tan lindo —susurró cerca de su oreja, mordiendo suavemente el lóbulo de esta, haciéndole gemir levemente ante su acción.
—N-no diga esas cosas —murmuró, pero Ryusei le escuchó claramente debido al silencio del lugar.
—No estoy mintiendo —rió levemente, y Chifuyu se preocupó un poco, se suponía que no debía mostrar su cuerpo de esa forma ante nadie, porque sí lo habían visto muchas veces debido a que los baños no eran privados, pero Ryusei le veía de otra forma.
Le hizo alzar la mirada tomando su mentón, luego rozando sus labios con los suyos, haciéndole suspirar allí, Chifuyu estaba realmente agotado, hizo muchas cosas ese día, tenía muchas ganas de dormir, incluso solo comió algunas frutas antes de llegar ahí para bañarse y rápidamente ir a la cama.
—Ven, te ayudaré, se te ve lo cansado que estás —le dijo tras separarse, viendo el rostro enrojecido y somnoliento del menor, este asintiendo sin pensarlo mucho, solo quería dormir de una vez por todas.
Ryusei tomó su mano y le llevó con él a una de las duchas, allí quitándose su túnica blanca y colgándola en uno de los ganchos de la pared, Chifuyu le miró alterado entonces, viendo si abdomen bien trabajado al descubierto, ahora solo estando en ropa interior.
—¿P-por qué se desviste? —le dijo, paralizado en su lugar, extrañamente sin poder apartar la vista de su cuerpo, pero luego desviándola rápidamente cuando ya no tuvo nada encima.
—Si voy a ayudarte me mojaré también —rió levemente, acercándose unos pasos hacia él, y Chifuyu se sintió sofocado en el momento que con su mano en su cintura le atrajo a su cuerpo, haciéndole retroceder junto a él hasta quedar bajo la ducha abierta, el agua cayendo entre ellos, humedecido sus cuerpos desnudos.
Antes de que el agua corriese un poco más, Ryusei tomando la toalla que traía Chifuyu para quitarla, pero este se lo impidió, deteniendo su mano con la suya, observando hacia abajo con un gran sonrojo en sus mejillas, solo pudiendo escuchar sus latidos acelerados, extremadamente nervioso por la situación, aún más por tenerle allí sin ropa.
—No tengas vergüenza conmigo —le sonrió relajadamente, acariciando sus pómulos enrojecidos, tratando de calmarle, Chifuyu alzando la mirada hacia sus ojos oscuros, mordiendo su labio inferior mientras respiraba entrecortadamente—. Está bien —le susurró muy cerca de sus labios, sintiendo como Chifuyu apartaba su mano poco a poco, dándole el permiso, entonces lo hizo, dejando la toalla a un lado, sonriendo levemente al ver como el chico se negaba a apartarse de su cuerpo, impidiéndole ver hacia abajo el resto de su cuerpo ahora descubierto, cerrando sus ojos fuertemente en una expresión que le resultó demasiado tierna.
Se inclinó sobre sus labios, moviéndose sobre ellos suavemente, como siempre siendo tan delicado y ardiente a la vez, haciéndole relajarse un poco más.
—Eres tan lindo —le dijo una vez se alejó, pudo verle completamente, pero sin prestar mucha atención para no presionarle, volviendo a sus labios, ambos retrocediendo hasta que la espalda de Chifuyu quedó contra la pared, el agua cayendo suavemente sobre ellos, sus cabellos totalmente mojados, mezclándose entre ellos ante la cercanía.
Chifuyu no supo por qué, pero el calor era demasiado aún estando bajo el agua fría. Ryusei le tomó por los muslos haciéndole sobresaltarse, luego elevándole del suelo hasta que tuvo sus piernas alrededor de su cintura, apoyándose en la pared para evitar que se cayese, besándole cada vez más profundo, provocando suspiros en el menor, quien comenzó a sentirse asustado cuando su entrepierna comenzó a latir, una extraña sensación presionando en su vientre.
—Esto... esto no... —se separó un instante, Ryusei quejándose en una expresión infantil al no sentirle más.
—Pide que me aparte —le dió la opción, porque no quería obligarle a nada, pero aprovechando el hecho de que sabía que a Chifuyu le gustaba.
—N-no... —negó con la cabeza, porque no le quería lejos, lo quería lo más cerca posible, hasta que pudiese olvidar toda la presión que siempre cargaba encima y solo ser feliz a su lado—. Solo... se siente extraño —movió su mano sobre su vientre, Ryusei sonrió divertido acercando su mano allí también.
—¿Nunca lo habías sentido? —sonrió burlón, él negó con la cabeza inocentemente, sin entender nada de las reacciones de su cuerpo—. Que inocente eres —rió un poco más, entonces bajando su mano hasta su longitud, Chifuyu tensándose en su lugar al sentirle, un gemido de sorpresa saliendo de su boca.
—¡N-no, espere! —pronunció cuando la mano relativamente grande le rodeó, esta sin moverse ante sus palabras.
—Está bien, no va a doler o algo así —le sonrió para que se tranquilisase, pero Chifuyu negó con la cabeza.
—N-no es eso, solo... esto no está bien, no deberíamos..., es pecado, no le agrada a Dios —terminó de decir, enrojecido por completo, y Ryusei rió como si hubiese contado el mejor chiste de la historia.
—Chifuyu, a mí me importa una mierda Dios —su sonrisa burlona le paralizó al escuchar, viéndole sorprendido, sin creer lo que oía.
—¿Qué?
—Pero eso no viene al caso, hablaremos después, ahora... —se inclinó más hacia él, moviendo su mano sobre él, y Chifuyu se perdió en ese movimiento, olvidándose pronto de todo lo que había dicho.
Los gemidos diciendo su nombre escapando de su boca, sintiendo como subía y bajaba su mano mientras dejaba dulces besos sobre su piel, las lágrimas saliendo de sus ojos hacia abajo, mezclándose con el agua que seguía cayendo sobre ellos. Sus manos se aferraron a su espalda, sus piernas temblando a los lados de sus caderas, él sujetando con su mano restante su muslo.
No volvió a negarse, joder, eso se sentía demasiado bien, y Ryusei no parecía tener intenciones de dañarlo, o presionarlo siquiera, le había dado la opción de terminar eso, pero él se había negado, ahora no podía quejarse.
Estaba mal, tenía un nudo en la garganta que Ryusei se encargaba de deshacer, sabiendo que le estaba arrastrando a dejar sus creencias atrás, a traicionar a su Dios, a quien le había dedicado toda su vida.
Los movimientos de su mano eran cada vez más acelerados, Chifuyu colocando su mano sobre su boca, intentando callar sus gemidos, avergonzado de esos sonidos totalmente, pero Ryusei le hizo apartarse, rozando sus labios en los suyos, entre respiraciones aceleradas.
—Déjame escucharte —pidió, seductoramente mordiendo su labio inferior—. Recuerda lo mucho que me encanta tu voz —esta vez lamió sus labios, en un sucio movimiento que le hizo suspirar, luego saboreando cada rincón de la boca ajena, tan dulce como siempre.
Chifuyu ahogando los gemidos en los labios ajenos, luego tensó todas sus extremidades al sentirse en el cielo de pronto, aquel líquido espeso saliendo de su interior, Ryusei deteniendo los movimientos de su mano, dejando sus labios para dejarle recuperarse, escuchando los jadeos llenos de placer y viendo sus mejillas húmedas.
Alzó su mano hasta su mejilla en una caricia dulce, dejando cortos besos en ellas, Chifuyu bajando de su altura poco a poco, con sus cachetes muy rojos al ver el líquido blanco irse junto al agua, el cual en un inicio se asustó de ver, es decir, ¿su cuerpo podía hacer eso?. Entonces agradándole demasiado el como le besaba para tranquilizarle.
—Ryusei... —suspiró entrecortado cuando las lágrimas volvieron a caer por sus mejillas, entonces el mayor dejándole en el suelo, sus piernas tratando de sostenerle temblorosamente.
—Está bien, tranquilo —le sonrió, besando su frente con suavidad, él escondiendo su rostro en su hombro, tímidamente.
Dejó que Ryusei bañase su cabello rubio y el resto de su cuerpo, ahora estaba mucho más cansado que antes, pero le agradó la sensación de tener sus manos sobre él, deslizándose delicadamente sobre su piel cuando de su llanto solo quedaron suspiros.
Cuando terminaron, Ryusei se vistió y luego a él, secando su cabello con otra toalla, el rubio se mantuvo en silencio mientras lo hacía, Ryusei deteniéndose al ver sus ojos verdes tan concentrados en la nada, su expresión tan desanimada haciéndole sentir culpable.
—¿Te arrepientes? —escuchó al mismo tiempo que sus manos se detuvieron, dejando de secar su cabello para hablar.
—No, claro que no —se apresuró a decirle, alzando su mirada esmeralda hasta sus ojos negros, odiando ver esa expresión culpable en su rostro—. Oiga, yo le permití hacerlo —negó con la cabeza, tomando su rostro entre sus manos, nunca imaginó ver esa expresión en el rostro de Ryusei.
—Pecaste por mi culpa.
—Pequé desde que me besó.
—Eso también fue culpa mía —aclaró, su voz entristecida por haberle arrastrado a eso, pero claro, eso no lo pensó cuando el calor los rodeaba.
—Está bien, Ryu —intentó acercarse más, pero Ryusei apartó sus manos negando frustrado.
—¡No, no está bien! —exclamó en voz baja, frunciendo el ceño—. Nada de esto está bien, tú eres tan brillante y perfecto, tan inocente... —se lamentó, bajando la mirada—...pero como siempre termino corrompiendo lo que llama mi atención. Lo siento, de verdad, lo siento tanto —no tuvo tiempo a decir más cuando los labios del rubio presionaron los suyos, se paralizó en su lugar, sus ojos abiertos más de normal al no esperar ese movimiento, y era irónico, porque Chifuyu fue el que terminó cambiando su forma de pensar en esa media hora, quien ahora tenía que aceptar lo que realmente quería.
Terminó cerrando los ojos, siguiendo el movimiento suave de sus labios, siendo tan dulce y tranquilizador. Al separarse Chifuyu juntó sus frentes, haciéndole verle fijamente a los ojos.
—Ryusei, yo, mmm... —comenzó a decir, dudando si realmente debía confesar lo que sentía en ese instante. El ojinegro le miró curioso, esperando que continuase, Chifuyu entonces optando por callárselo para él, ya habría tiempo de decirlo—...no me arrepiento de nada, ¿si?, quiero..., quiero seguir contigo, no me importan todas estas reglas —pronunció, solo siendo una parte de lo que realmente quería decir. Ryusei le sonrió levemente, volviendo a besar sus labios.
—Sí, sí —rió—. También me gustas.
—Oye, yo no te he dicho eso —sus mejillas enrojecieron mientras un lindo puchero se formaba en sus labios, Ryusei soltó una carcajada divertida al escucharle.
—¿Al fin me tuteas? —Chifuyu se sorprendió en su lugar, no se había percatado de su forma al hablarle.
—Supongo que es lo que pido a cambio de que te aprovechaste de mi cuerpo y mi inocencia —bromeó, Ryusei se inclinó sobre él, haciéndole retroceder hasta que su espalda se curveó hacia atrás sobre los lavamanos, casi tocando el espejo.
—¿Cuál inocencia?, ya no tienes. Además, no será lo peor que haga contigo, cariño —soltó contra sus labios, y Chifuyu realmente se quedó en blanco, ¿se podía llegar a más?.
Interesante.
A la mañana siguiente Chifuyu se encontró con Takemichi, Emma, Draken y Kakucho, ellos estaban reunidos al lado de la fuente de lindas esculturas blancas, conversando de quién sabe qué.
—¡Chifuyu! —Takemichi corrió unos pasos hacia él, tomando sus manos al llegar a su frente, su expresión claramente diciendo lo emocionado que estaba—. A que no sabes qué pasó.
—¿Cómo voy a saberlo? —se burló un poco, sonriendo divertido.
—¡A Draken y Emma les dejarán hacer lecturas en el atrio*! —informó alegremente, y a Chifuyu le brillaron los ojos de emoción por sus amigos.
—¡¿En serio?!. ¡Felicidades chicos! —les miró sonriente, ellos asintieron emocionados también, Emma solo guardando silencio, sonriendo genuinamente.
—Gracias —respondió Draken, Emma y él compartiendo miradas alegres.
—¡Pero lo más genial es que nosotros también! —continuó el de ojos azules, Chifuyu girándose a verle con curiosidad—. Kaku, tú y yo lo haremos el viernes de la semana que viene.
—¡¿En serio?! —aparentó emoción, sin embargo, algo dolió en su pecho.
—¡Así es, será emocionante! —habló el chico de cicatriz en el rostro, sonriendo como todos los demás.
¿La semana que viene tendría que leerle a las multitudes?, y entonces lo recordó, había un confesionario, suspiró, deseando que no le tocase esa tarea a él, porque no quería tener que escuchar los problemas personales de media ciudad.
Y cuando pensó eso se dió cuenta, antes él no pensaba de esa forma.
¿Tal vez había cambiado por...?
—¡Fuyu, Fuyu, Fuyu!~ —aquel de cabellos blanquecinos interrumpió su conversación, todas las miradas sobre él.
—¿Ryu, qué haces aquí? —le miró confuso, recordando haber escuchado a Baji decir que tenía cosas que hacer cuando estuvieron conversando, ahora pensando que solo lo había hecho para separarlos una vez más.
—Me escapé de Baji —le rodeó con los brazos, sonriendo infantilmente cerca de su rostro, haciéndole enrojecer, y le apartó con los ojos en blanco al ver a todos con caras desentendidas.
—Bueno, y-yo debo ir a la escuela ya —sacudió su cabeza, volteándose hacia los demás—. Nos vemos chicos, ¿vendrás, Ryu? —le sonrió, este asintiendo repetidas veces con emoción, luego comenzando a alejarse.
—¿Ryusei puede ir con él? —encontró su voz Draken antes que los demás, estos mirándose entre si ahora que se daban cuenta.
—La verdad no...
—Parecen llevarse muy bien —Kakucho interrumpió a Takemichi, este asintiendo, él más que nadie sabiendo de su estrecha relación.
—Sí, mucho —suspiró—. Demasiado.
[🌸] Aᴛʀɪᴏ: Esᴘᴀᴄɪᴏ ᴀ ʟᴀ ɪɴᴛᴇʀᴘᴇʀɪᴇ ᴘᴀʀᴀ ᴇᴠᴀɴɢᴇʟɪᴢᴀʀ ᴍᴜʟᴛɪᴛᴜᴅᴇs.
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