━ chapter ten: secrets
༻ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐈𝐄𝐙 ༺
──────────────
' SECRETOS '
˖⋆࿐໋₊
˖⋆ ✧ ˖⋆
HUBIERA SIDO UN PECADO el evitar que una sonrisa se dibujase en mi rostro mientras observaba el oscuro material que me envolvía como un guante. Parecía estar perfectamente diseñado para mí, abrazando cada curva con precisión, pero sin obviar la comodidad necesaria para poder moverme con destreza.
El traje que había diseñado el señor Stark para la Chica Fuego, en un principio, se me había antojado demasiado ajustado. A lo largo de mi vida, me había acostumbrado a vestir con prendas holgadas, desgastadas, de esas que han pasado de temporada años atrás; era más económico a la par que más cómodo, y aunque gracias ello me había convertido en un blanco de burlas cuando vivía en Brooklyn, fingía que no me importaba. No solo era eso lo que me preocupaba, sino que, mientras Peter casi saltaba de la emoción al admirar su propio traje, yo solo pensaba en todas las imperfecciones de mi cuerpo y en cómo aquella prenda las dejaría expuestas.
Sin embargo, después de que Peter prácticamente me obligara a mirarme en el espejo de nuestra habitación de hotel, quedé asombrada. El traje era completamente negro, hecho de un material elástico que abrazaba mi figura junto a un conjunto de piezas hechas de un plástico particularmente duro: un par de hombreras que le daban un aspecto más estilizado a mi postura, dos piezas similares en las rodillas y un peto que cubría el área de mi pecho. Por último, un par de botines negros decoraban el final del traje que, según lo que había dicho un amargado Happy mientras Peter grababa algo con su celular —un videoblog en el cual yo había participado personalmente—, era a prueba de fuego.
Sabía bien que yo no representaba un ideal de belleza, mucho menos con mi rostro recuperándose lentamente de las heridas que me había causado Elissa. No tenía la altura, la cintura pequeña, las caderas anchas ni los pómulos altos. Aún así, después de varios meses de entrenamiento, ciertas áreas de mi cuerpo habían dado un giro que, por primera vez, pude apreciar frente al espejo.
Soltando un suspiro nervioso en cuanto recordé lo que iba a acontecer aquel día, no pude evitar que mi mirada se perdiera en la otra punta de la habitación.
Peter Parker también lucía su nuevo traje del Hombre Araña como si de una segunda piel se tratase.
Cuando conocí a Peter, su cuerpo no se comparaba con el actual. Las horas de entrenamiento extra que efectuaba durante las noches habían llevado a que sus hombros de volviesen más anchos, que sus brazos se tornearan con músculos que usualmente ocultaba detrás de las mangas de sus suéteres y que su espalda formara una especie de triángulo invertido que jamás había notado antes. Mezclando todo aquello con el hecho de que recién se había quitado su nueva máscara, dejando su cabello despeinado de esa manera que tanto me agradaba, Peter jamás me había parecido tan atractivo.
«¿En qué demonios estás pensando, Rae?»
—Te ves bien.
La voz de Riley, quien se hallaba sentada sobre nuestra cama, hizo que mis ojos se separaran rápidamente de Peter. Torció sus labios en una pequeña mueca que, creía, pretendía ser una sonrisa y acomodó el antifaz negro que pertenecía a mi traje sobre su rostro.
Sonreí devuelta, ignorando el calor que subió a mis mejillas.
Le dirigí una última mirada de soslayo al castaño. Peter había abandonado la euforia con la que, minutos antes, me enseñaba cada una de las funciones de su traje. Ahora se apoyaba contra la puerta y asomaba su rostro por una pequeña abertura.
Parecía estar espiando algo, o tal vez a alguien.
Lo que sí podía afirmar, era que Peter estaba actuando muy extraño desde que habíamos llegado a Alemania, y la sensación de que estaba ocultándome algo más grande de lo que imaginaba se trepaba con ferocidad por cada uno de mis órganos.
Hice todo lo posible por ignorar aquella presión en el pecho mientras giraba hacia Riley, sonriéndole con la mayor naturalidad posible.
—Tú no te quedas atrás. —Me acerqué a ella para revolver su cabello. Apartó mi mano con la nariz fruncida en desagrado—. Te queda bien ese antifaz, quizás deberías conservarlo.
Riley sacudió la cabeza: —Es tuyo, se supone que los héroes suelen conservar su "identidad secreta". —Levantó sus dedos en un gesto que simbolizaba un par de comillas imaginarias y reí con sinceridad, sacándole una sonrisa casi imperceptible.
Después de que Riley hubiese descubierto mis poderes, mi hermana no había estado reacia a hablarme; en cambio, se había aferrado a mí como no lo hacía desde hacía bastante tiempo. Me tomó la mano con fuerza mientras llegábamos al aeropuerto de Berlín, me abrazaba sin decir una palabra cuando menos lo esperaba y, aunque tratase de ocultarlo, había un rastro de vergüenza detrás del azul de sus ojos.
A pesar de que, conociéndola, llevaba en la punta de la lengua unas disculpas por haberme considerado un monstruo, me bastaba con que conservase su orgullo y simplemente me observara con admiración, y el hecho de que la palabra "héroe" se hubiese fugado de sus labios para referirse a mí hizo que los nervios desalojaran mis entrañas y mis comisuras se estiraran.
—¿La pequeña demonio llamándome "héroe"? Debo estar alucinando. —Otra sonrisa se dibujó en sus labios. Sin embargo, no tardó en desvanecerse para dar lugar a un puchero bien disimulado—. ¿Te pasa algo, Riles? —pregunté con preocupación; mi tono cambiando de juguetón a serio.
Riley soltó un suspiro pesado. Me observó de reojo mientras me desplomaba a su lado sobre la cama, como si le diese vergüenza admitir lo que pasaba por su pequeña pero complicada cabeza.
—Estoy bien.
Una sonrisa falsa. Un breve destello de tristeza reflejado en su mirada. Sus dedos cruzándose sin mucha disimulación detrás de su espalda y mi dolor resurgiendo debido a su reacción. Todo eso había sido suficiente para revelarme que Riley pensaba todo lo contrario.
Y lo que más me aterraba era que, si mi hermana continuaba esparciendo tantas mentiras, su mente se convertiría en un enfermo pozo de secretos del cual nadie, ni siquiera yo, podría sacarla.
Pasé un brazo sobre sus hombros, la acerqué a mi cuerpo y enterré mi rostro en la esencia frutal que cubría a su cabello. Cerré los ojos con fuerza mientras la apretaba contra mí, buscando llenarme del confort que, hasta entonces, no me había dado cuenta de que ambas necesitábamos con tanto ímpetu.
Cuando mi mirada se topó con los ojos de Peter Parker sobre la cabeza de Riley, la atmósfera cambió radicalmente. Desde la otra punta de la habitación, me dedicó una pequeña sonrisa que ensamblaba melancolía, quizás un poco de arrepentimiento, y mientras dejaba un beso sobre la cabeza de la pequeña que se aferraba a mí como si su vida dependiese de ello, Peter no tardó en volver a su quehacer de espiar por la puerta.
No me dio tiempo de devolverle la sonrisa. Sentí un rastro de decepción amargándome la lengua. Había esperado que Peter se acercara, que me envolviera con sus brazos tal y como lo había hecho la noche anterior, que fingiera no estar asustado y jugara el papel de chico maduro.
Pero no sucedió, y me costó mil demonios el no gritarle a Peter todas las preguntas que pasaban por mi cabeza.
—Te quiero —murmuré contra la coronilla de Riley, apretando los párpados cuando sentí el cosquilleo de lágrimas traicioneras rozando el borde de mis ojos—. Ya vengo, tengo que... preguntarle algo a Peter.
—¿Rae? —Jaló mi mano mientras me levantaba de la cama. Giré hacia ella, hacia sus ojos tristes, hacia su miedo—. ¿Prometes que regresaremos a casa después de esto?
Sus palabras, teñidas de esperanza, ataron un nudo en mi garganta. Tragué en seco, apreté los puños tras los guantes que dejaban al descubierto mis dedos.
¿Cómo garantizárselo, si tenía el presentimiento de que las cosas no serían tan fáciles?
Sintiéndome culpable por intentar calmarla con una mentira, me obligué a responder.
—Volveremos.
Así fue como llegué a parar a un lado de Peter, corriendo fuera del agarre de Riley por temor a derrumbarme frente a ella.
Guiada por cierto instinto que me obligaba a indagar en aquello que él estaba espiando con tanto afán, me acerqué en punta de pies, luchando por camuflar mis pisadas. Me alcé en las puntas de mis dedos e intenté ver sobre la cabeza de Peter.
El blanco de Peter Parker eran nada más y nada menos que Natasha Romanoff y Anthony Stark, quienes hablaban con cautela a un lado del pasillo.
—Mierda... —Escuché que murmuraba Peter justo después de que algo que no pude identificar se deslizase por los perfectos labios de Natasha.
Aguanté las ganas de preguntar qué sucedía mientras atrapaba mi lengua entre mis dientes. A partir de ese momento, solo me dediqué a observar e intentar agudizar el oído para poder escuchar la conversación.
—Nos va a traer problemas, Nat.
—¿Crees que no lo sé, Tony? Yo misma la entrené, es letal. —Natasha fingió una perfecta sonrisa hacia una mujer de ropa elegante que pasaba a su lado. Luego de eso, su semblante volvió a su estado serio.
—No nos va a ayudar que tu querida prima se haya apuntado a la fiesta junto al Cap. ¿Ayudar a Bucky? —bufó Tony—. Hasta donde sé, casi muere por lo del Soldado del Invierno, ¿y aún así está del lado de Steve?
Fruncí el ceño con confusión. Una que otra palabra se me escapaba, dejando algunos vacíos en la información que estaba recibiendo. Deseé poseer las habilidades auditivas de Parker, pero solo me limité a acercarme más a la puerta.
—Sé cómo pelea, Tony. Puede llegar a confiarse demasiado, no será un problema. —La pelirroja puso los ojos en blanco.
—Te diré qué será un problema: puede causar un maldito incendio si le da la gana —contraatacó—. Tenemos una igual en nuestro equipo, pero estoy seguro de que no está lista para enfrentarse a la otra.
—¿Qué caraj–
«Mierda.»
Apreté mis labios en una fina línea. Cerré los ojos con fuerza y me maldije mentalmente por dejar que mis pensamientos escaparan de mi boca.
Para cuando abrí los ojos, Peter ya me había alejado de la puerta con una de sus manos en mi espalda baja y la otra tomando mi muñeca.
Lucía exaltado, con las pupilas dilatadas por haber sido descubierto en pleno acto de espionaje. Revolvió su cabello con nerviosismo y me miró con las cejas enarcadas.
—¿Qué hacías escu–
—¿Qué hacías tú escuchando? —lo interrumpí, cruzando mis brazos sobre mi pecho. Fruncí el ceño y observé el color drenar su piel, dejándola más pálido de lo común—. ¿Qué está sucediendo, Parker? ¿Qué sabes que yo no?
Lo observé tragar en seco mientras negaba con la cabeza. Abrió los labios para intentar formular una respuesta coherente, y la simple vista de su titubeo me recordó a aquella vez en el subterráneo, cuando por primera vez desde que nos conocimos me había guardado un secreto.
Para ese punto, el mismo Peter y su mirada nerviosa me habían confirmado que me estaba ocultando algo más; algo que, tenía la corazonada, era más que una simple tontería considerando su interés en la conversación que tenían Natasha y Tony.
Aunque me dolía el simple hecho de consentir ese pensamiento, era inevitable el dibujar sobre su cabeza la palabra "secreto" cada vez que se contraía en su propio mundo, danzando por las nubes de su imaginación o simplemente moviendo su rodilla en un hábito nervioso cuando se quedaba callado. Y a pesar de que Peter era la representación en carne y hueso de que la curiosidad mata al gato, no era una costumbre suya el espiar conversaciones que seguramente no le correspondían.
¿Por qué estaba escuchando con tanta atención a Natasha y a Tony, entonces? ¿Por qué no lucía confundido por lo que decían, sino nervioso y, me atrevía a pensar, algo molesto?
Peter fingió una sonrisa: —Dije que te lo diría después de que regresáramos a casa. —Se balanceó sobre sus pies con las mejillas sonrojadas. La ternura de su apariencia había logrado que la tensión entre mis cejas se relajara considerablemente. Me repetí que solo debía confiar en él, como lo había hecho durante todo este tiempo—. Pues, em, yo... tengo que ir al ba-baño. Vuelvo en un segundo.
Dejando un improvisado beso en mi mejilla que me dejó paralizada mientras Peter se alejaba con rapidez al baño, luché por aliviar la presión que sentía en el pecho.
Supe entonces, con las náuseas de los nervios mezclándose con una nueva y molesta sensación, que en aquel preciso instante desarrollé un nuevo temor: los secretos, las mentiras que Riley y Peter estaban usando para encubrirse, y aquella conversación que había escuchado entre Natasha y Tony.
¿Qué nos esperaba aquel día en el aeropuerto? ¿Qué pasaría con Steve Rogers?
«¿Qué sucederá con nosotros?»
✧✧✧
Sus manos aprisionando las mías sobre el concreto del suelo. Su peso impidiéndome el escape, atrapándome entre sus piernas y dejándome indefensa, con la espalda adolorida por el impacto. Su máscara levantándose y mi antifaz desajustándose sobre mi rostro, nuestras respiraciones más cerca de lo que jamás habían estado.
La tensión, el cambio drástico en la atmósfera, todas esas sensaciones revoloteando con más vigor que las mariposas de mi estómago. Un simple entrenamiento previo a la batalla transformándose en una guerra de miradas. Sabía que la adrenalina corriendo por mi sistema no se debía a que, en minutos, quizás segundos, el Hombre Araña y la Chica Fuego nos enfrentaríamos contra el mayor reto de nuestras vistas, sino por el chico con el traje rojo y azul.
¿Quién aguantaría más? ¿Quién seguiría luchando para comprobar cuál de los dos estaba más calificado?
Yo fallé en el preciso instante en el que mis ojos viajaron hacia los finos labios de Peter Parker. Me había sentido desfallecer cuando él recorrió mi rostro con una mirada que jamás había reconocido en sus ojos. Perdí cuando él no hizo ademán de separarse de mi cuerpo, y volví a perder cuando su lengua pasó por su labio inferior mientras intentaba recuperar el aliento.
En realidad, había perdido hacía muchísimo tiempo, y no tenía nada que ver con un combate cuerpo a cuerpo.
Y no solo me había condenado cuando acordamos entrenar previo a la batalla para probar nuestras habilidades con los nuevos trajes, sino cuando subí a aquella azotea, cuando le dirigí la primera palabra y cuando me topé con la ternura e inocencia que escondía detrás de su mirada.
Era Peter Parker: fácilmente el chico más puro que jamás había conocido. Mi amigo, mi confidente; el mismo del que tanto aprendía y a quien tanto quería enseñarle.
Si las cosas no salían bien, solo quería decirle una cosa.
—Peter, estoy–
—¡Niño Araña y Niña Fuego! ¡Déjense de jueguitos y vengan un momento!
Dejé caer la cabeza contra el suelo con más fuerza de la que pretendía. Ahogué una maldición luego de escuchar la voz del señor Stark llamándonos desde la distancia.
Peter titubeó sin soltar mis manos, las cuales sostenía sobre mi cabeza para dejarme inmovilizada. Vi algo que no supe identificar, como una especie de esplendor que me dejó extasiada, camuflándose en sus ojos. Sin embargo, aunque ambos tratábamos de regular el ritmo de nuestras respiraciones y mi corazón rogaba por un poco de piedad, el trance en el cual nos habíamos sumergido fue destruido mientras Peter se alejaba de mí, con las telas de nuestros trajes rozando y causando que una corriente eléctrica me recorriera la columna de arriba a abajo.
En cierta parte, con Peter sujetando mi mano para levantarme del suelo, agradecí al señor Stark por ahorrarme un momento vergonzoso; me arrepentía plenamente de aquello que iba a decirle a Parker. Tenía el rostro más rojo que nunca y la sangre quemaba contra las paredes de mi interior, influenciadas por la vergüenza y, en menor medida, la voluntad de mis poderes.
—Escúchenme con atención —habló el señor Stark cuando llegamos a donde él se encontraba—. Recuerden: el Capi ha hecho un par de cosas que no están bien, y debemos detenerlo. No importa lo que suceda, recuerden que estamos haciendo lo correcto. El Cap va a decirles que hay cosas en juego que no entienden y ustedes van a seguir sin prestarle atención cuando se ponga filosófico, ¿de acuerdo? —Peter y yo asentimos con atención. Tony lucía estresado, vistiendo su traje de Iron Man el cual, bajo mi punto de vista, se veía muchísimo más enigmático en persona que a través de una pantalla—. Nosotros no queríamos que esto sucediera pero, si no acepta a venir con nosotros por las buenas, estaremos obligados a tomar estas... medidas.
—¿Qué hizo el Capitán exactamente? —pregunté con el ceño fruncido.
—¿Entonces esto significa que somos Vengadores? —cuestionó Peter al mismo tiempo, con una gran sonrisa en el rostro.
—No, no, no, no vamos a llegar a ese nivel —Stark se dirigió a Peter—. No importa qué hizo, sino lo que va a suceder si no lo detenemos ahora. —Me miró directamente a mí después de responder—. Tú no enloquezcas, no quemes todo el lugar. —Dirigió sus ojos a Peter—. Y tú, quédate lejos y envuelve a los que no estén de tu lado. Ataca las piernas del Capi, como habíamos hablado.
La misma corazonada que sentía antes, la que me susurraba con insistencia que quizás no saldría ilesa en aquella ocasión, me obligó a buscar a Tony con la mirada.
A pesar de que lucharíamos contra personas buenas, no sabíamos qué giros tomarían las riendas. El mismo Anthony Stark me lo había dicho: "Las cosas pueden dar muchas vueltas". ¿Qué aseguraba que un golpe del Capitán contra mi cráneo, por alguna esquivada desafortunada, no terminaría en mi muerte? ¿Quién me garantizaba que no me quemaría con mi propio fuego?
—¿Señor S-Stark? —Mi voz se sacudió al igual que todo mi cuerpo, mis dedos comenzando a arder mientras sentía la mano de Peter posándose sobre mi hombro, dándole un apretón reconfortante—. ¿Puede prometerme que ayudará a Riley y a mi hermano si... algo me sucede?
La mirada del señor Stark se suavizó significativamente. La mano de Peter se tensó sobre mi hombro, al igual que su mandíbula.
Intenté calmarme. Traté de pensar en Riley, quien en aquel momento se hallaba en el hotel bajo los cuidados de Happy. Luché por arroparme con la empatía que me dedicó el señor Stark a través de sus ojos, pero no servía de mucho.
—¡Tony, Steve se está acercando! —exclamó Máquina de Guerra —quien, pronto aprendí, se llamaba James Rhodes— a la distancia, sacándole un gruñido y un suspiro pesado al señor Stark.
—¡Estoy en camino, Rhodey! —respondió. Sus ojos volvieron a mí, sellando un "lo prometo" que no fue capaz de decir en voz alta—. Tengan cuidado.
Y con esas palabras, Tony se elevó por los aires, dejándonos solos a Peter y a mí.
Fue entonces cuando me arrojé contra Peter, abrazándolo con todas mis fuerzas y enterrando mi rostro en su cuello. Sus manos se envolvieron alrededor de mi cintura y sentí el ligero ritmo en el cual se sacudían; era un temblor mucho más sutil que el de las mías, pero aún así podía notar su propio miedo.
Necesitaba que sus brazos me recordasen que aquel momento, aquella guerra, no era la única realidad, sino que nosotros también existíamos y, pasase lo que pasase, dentro de nosotros viviría la humanidad que se refugia detrás de un simple abrazo; conservaríamos nuestras identidades y quienes éramos detrás de nuestras máscaras.
—El señor Stark no tendrá que cumplir su promesa... —murmuró Peter. Su aliento acarició mi coronilla y, aunque los nervios no se disiparon, me inundó la sensación de seguridad que tanto deseaba—. No... no te sucederá nada, no lo permitiré.
Y de repente, todo se congeló.
La calma no tardó en desaparecer. Mis brazos se aflojaron alrededor del torso de Peter, mi boca cayó abierta, viendo sobre su hombro.
Escuché que Natasha, a un par de metros de distancia, suspiraba con pesadez mientras veía lo mismo que yo: —Aquí vamos.
—¿Qué... qué su-sucede, Rae? —preguntó Peter, apretando su agarre a mi alrededor cuando me sintió congelada.
Solté todo el aire que estaba conteniendo. No pude despegar mi mirada de aquella chica; de su cabello pelirrojo y ojos color ámbar.
Elissa Monroe era la supuesta prima de la que hablaban Tony y Natasha.
˖⋆ ✧ ˖⋆
──────────────
❮ 𝗡𝗢𝗧𝗔 𝗗𝗘 𝗔𝗨𝗧𝗢𝗥𝗔❯
✧✧✧
¡Hola, lectores! ¿Cómo se sienten el día de hoy?
Así que, por algún milagro de la vida, fui capaz de publicar dos capítulos casi del tirón. Me costó lo suyo, pero tenía ganas de avanzar con la historia antes de que se me vayan las vacaciones, por lo que intenté escribir con la mayor rapidez que pude. ♡
He de decirles que estoy pasando por una especie de crisis con respecto a este libro. Siento que está tomando el rumbo que quería, sí, pero también pienso que le falta... ¿algo?
No lo sé, el hecho de que esté narrado en primera persona me genera bastantes inseguridades. ¿Estaré expresando todo lo que pretendo? ¿Será que para conectar más a los lectores con Peter tendría que escribir en tercera persona?
La verdad es que creo que volví a perder mi estilo de escritura. Siento que quizás podría sacarle más potencial a esta novela si no hubiera sido tan terca y no me hubiera obcecado con la idea de narrar con primera persona (pienso que se ve algo mediocre de esta manera), pero luego está el hecho de que considero que mis narraciones en tercera persona son demasiado aburridas ):
Me gustaría que me dieran su opinión con respecto a este tema, si no es mucha molestia.
Pero en fin, este capítulo está dedicado a la hermosa spideysthetic, quien no ha dejado de sorprenderme con todas sus muestras de amor.
Aprovecho también para recordarles que formaré parte de la Wattpad Comic Con, a través de la cual pueden hacerme todo tipo de preguntas ¡! (Tanto de «Superstition» y otros proyectos como preguntas más personales).
Para saber cómo funciona esta dinámica y sus horarios, lean el apartado de "WATTPAD COMIC CON 2018" que he publicado antes de este capítulo. Me encantaría verlos a todos ustedes por allí. ♡
Para este capítulo, no tengo ninguna pregunta en específico, ¡así que me gustaría que me dijeran lo que ustedes quieran en los comentarios! Tal vez para conocerlos mejor, o simplemente para leer sus teorías sobre lo que va a suceder.
De nuevo, mil gracias por todo el apoyo y en especial a todos aquellos que están votando por esta historia en los GLORIOUS PURPOSE AWARDS. Aunque no ganemos, es un honor para mí el haber sido nominada y recibir todos sus votos; me hacen muy feliz. ♡
¡Tengan un bonito día! Voten comenten y compartan si han disfrutado del capítulo.
──────────────
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro