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⌈¹¹⌋ 𝙑𝘼𝙇𝙀𝙉𝙏𝙄𝙉𝙀'𝙎 𝘿𝘼𝙔


















































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REALMENTE no se esperaba que el día de San Valentín ese año fuese tan caótico, el año anterior había faltado porque se había enfermado luego de que algo le cayera mal al estómago, pero ese día, apenas puso un pie dentro de la secundaria todo estaba en llamas. No literalmente pero habían adolescentes que chillaban, yendo de un lado hacia otro con varias cajas y sobres de color rosa.

Elaine se quedó con un rostro neutro, sosteniendo la caja en donde tenía las bolsitas con los bombones, intentó por todos los medios evitar a las chillonas que estaban por los pasillos, llegó a su salón y saludó en general, recibiendo el saludo de vuelta.

— ¿Qué traes ahí, Sunshine? — su amiga se acerca, echándole una mirada a la caja.

— Son bombones. — respondió de forma obvia.

— ¿Vas a declararte o algo? — preguntó sorprendida, chillando. — ¡No tengo duda de que te dirá que sí, Elaine!

— Kaede, no voy a declararme. — explicó, cubriendo la boca de su amiga. — Además, si me gustara alguien ya te lo hubiera dicho.

— Cierto, ¿Tienes una bolsa para mí? — la pelirroja sonrió, dejando un saquito rosa en las manos de su amiga.

— No debería darte uno hasta el 14 de marzo. — le regañó.

La campana sonó indicando el comienzo de clases o eso creía ella, porque su profesora titular, la heroína +18 había entrado al salón con una gran sonrisa vistiendo un traje rosa que combinaba con la extraña decoración que los pasillos tenían. Midnight anunció que la actividad de las cartas secretas se haría en la primera hora. Elaine no entendió a qué se refería así que le envió un mensaje de texto a Kaede, que se sentaba a unas cuantas mesas de ella.

«Puedes enviar cartas de forma anónima a la persona que te gusta, simplemente metes la carta dentro de una caja y luego los presidentes de la clase pasan repartiendo las cartas a los diferentes salones, los que quieran hacerlo de forma personal pueden hacerlo» recibió como respuesta luego de un minuto. Sunshine rodó los ojos pero le respondió con un sticker.

Observó como muchas personas de su salón se levantaban a echar las cartas en la caja, como ella tenía el permiso de dar sus chocolates, se puso de pie hasta quedar frente a la mesa de Mirio.

— Feliz día de San Valentín, Mirio. — sonrió levemente, dejando uno de los saquitos en las manos del rubio, quien la miró sorprendido. —  Para ti también, Tamaki. — repitió la acción anterior.

— ¿Los has hecho tú? — preguntó una vez se metió uno a la boca, saboreando el chocolate.

— Los hice con mis hermanos. — asintió. — Espero los disfruten.

La pelirroja iba a irse pero fue detenida por la voz de Mirio, quien había estado codeando al pobre Tamaki. Alzó las cejas, esperando que dijera lo que quería pero el chico simplemente estaba temblando en su sitio mientras el rubio le susurraba palabras de aliento.

— Tamaki te ha traído chocolates. — dice de una vez Mirio.

— E-en Alemania... Leí q-que se celebra para a-ambos sexos. —  la sonrisa de la más alta se hizo presente, se le hizo un gesto muy tierno del azabache.

— Correcto, es muy dulce de tu parte Tamaki. — el chico estaba que se desmayaba pero con la poca valentía que tenía, terminó por dejar en manos de la chica un caja de bombones.

El salón se había callado de repente, como si el hecho de aceptar los chocolates de Tamaki fuera que aceptara ser su novia o algo similar, se supone que era el día del amor y la amistad. No todo giraba en torno a tener pareja, ella realmente no buscaba nada de eso por ahora. El pobre Tamaki se puso más ansioso por todo el silencio y terminó por desmayarse sobre su amigo, quien suspiro.

— Al menos lo hizo. — se consoló el mismo. — Llevó días convencerlo, el año pasado faltaste pero Tamaki tenía unos bombones para ti también.

— ¿Le gustó a Tamaki? — preguntó en voz baja, el rubio negó.

No lo dijo pero eso le causó un alivio tremendo, porque no se veía capaz de ignorar los sentimientos de Tamaki y tampoco se veía capaz de decirle que no, pues el adolescente era adorable y jamás le había hecho nada malo, se sintió mejor cuando el rubio negó los sentimientos de su amigo.

Durante las clases, varios presidentes de cursos menores o mayores a ella vinieron a entregarle cartas y más chocolates. Elaine no podía estar más confundida, se suponía que el día blanco era para las mujeres, pero todas las cartas y notas que tenían repetían lo mismo: "Me enteré de que en occidente se celebran para ambos sexos". Kaede parecía más feliz que ella misma al recibir los regalos, terminó de guardarlos todos en una bolsa de papel para que no se arruinaran.

No pudo negar que leyó algunas cartas pero nada fuera de lo común, la mayoría decían que ella era muy linda y fuerte, que le tenían admiración y que les gustaba mucho pero ninguna firma. Ella entendía que a las personas les podía avergonzar, pero sino le decían sus nombres, ¿Cómo esperan que ella los note? No tiene un don de clarividencia o lector de mentes para saber quien es su "admirador secreto". Era la primera vez que recibía cartas y regalos, se le hizo un poco extraño ya que esperaba que una sola persona le diera bombones y lamentablemente no lo haría de nuevo.




































































Su primera parada luego de la escuela fue ir donde Endeavor, prácticamente entró como si fuera su casa porque las residencias las hacia ahí, pertenecía a la agencia del héroe número dos y nadie podía prohibirle el paso. En realidad no fue a dejarle chocolates al mayor, sino al jefe de Kaede, Hawks. Sabía por las quejas de Enji que ese pajarraco se la pasaba en su agencia y no en la suya propia, por lo que no dudo que el héroe alado estuviese molestando a Endeavor a esas horas.

— ¡Pichoncito! — fue calurosamente recibida por los brazos del cenizo, quien la envolvió con sus alas con una sonrisa.

Keigo era alguien muy extrovertido, gracioso y chillón pero fingía ser un egocéntrico de mierda para caer mal a propósito. Además, era un completo fanboy del héroe de fuego, no sabía si por esa razón la estimaba tanto, pues físicamente era parecida a Endeavor y su particularidad era similar también. Muchas veces molestaba al mayor con casarse con Fuyumi o con Elaine, naturalmente termina mal, a punto de ser rostizado por las poderosas flamas del pelirrojo.

Conoció a Hawks cuando tenía quince, casualmente se habían topado con él en una vigilancia. Endeavor lo había ignorado por completo pero la atención de Elaine estaba en las bellas alas carmesí que poseía el héroe, cuando descubrió su singularidad quedó encantada y congenió muy rápido con el cenizo, tanto así que muchas veces llegó a raptarla en medio de sus entrenamientos para salir con él, en ese entonces Hawks tenía dieciocho años y en un principió creyó que Elaine verdaderamente era hija de su héroe favorito.

— Feliz día de San Valentín. — deseó luego de separarse de su abrazo, dejando uno de los saquitos en sus manos.

— Sabes que acepto tus sentimientos, no tienes que hacer esto. — dijo con su característica coquetería, logrando que la menor bufara.

— Ya vas a empezar. — se queja.

— Dañas mi corazón con tu constante rechazo. — lloriquea falsamente, metiendo un bombón a su boca. — ¿Los has hecho tú? Que linda que es mi Sunshine.

Las manos del héroe alado fueron directamente a pellizcar las mejillas de la menor mientras seguía hablándole como si fuese una mascota, Elaine trató varias veces separarlo pero no pudo, hasta que detrás de ellos apareció el héroe número dos, que literalmente empujó al rubio para alejarlo de su hija no titular.

— Ya te lo advertí, pajarraco. — amenazó. — No le coquetees a Elaine.

— Suegrito, sólo le estaba agradeciendo por los riquísimos chocolates que me hizo con tanto cariño. — en ese momento, el rubio logró esquivar la llamarada que le cruzó por el rostro, por poco y lo dejaba calvo.

— No vuelvas a llamarme así. — la menor sonrió, le divertía ver a esos dos discutir.

— Viejo, tengo que irme. Hoy dormiré en casa. — Enji le dio una mala mirada por haberlo llamado así pero no dijo nada más. — Nos vemos cerebro de pájaro. — se despidió de ambos adultos con una sonrisa antes de salir de la agencia.

Hawks soltó un suspiro que fue acompañado de una sonrisa, observando por donde se había ido Elaine.

— Cada que la veo se pone más bonita. — dicho esto, recibió un golpe por parte del héroe número dos.

— Aléjate de mi hija. — volvió a repetir. ­— Y lárgate de una vez, tienes trabajo de hacer.

— Endeavor-San. — se quejó, alargando la última vocal.

Su siguiente parada fue el cementerio, le quedaban tres saquitos por entregar: uno para Shoto, otro para el idiota de Natsuo y para Touya. El guardia del cementerio la saludo como ocasionalmente hacía, el saludo fue devuelto por la adolescente. El paisaje estaba completamente en blanco gracias a la nieve, el invierno se extendería hasta marzo, aún tenía tiempo para disfrutar de las bajas temperaturas antes de la llegada de la primavera y próximo verano, que eran las épocas del año en donde más sufría.

Recorrió la ya tan conocida acera en donde se encontraba la tumba de su amigo, está vez fue un poco más precavida y miró por los alrededores si había alguien más, no quería volver a echarse a llorar con un desconocido viéndola. A unos metros de ella había alguien cubierto de pies a cabeza con ropa invernal, sentado frente a una tumba. No le tomó importancia pues era un día normal en donde las parejas visitaban a quienes ya no estaban con ellos, la persona que estaba allí parecía muy en su mundo pero igualmente no iba a alzar la voz, posiblemente la creyera loca si la veía hablándole al aire.

Repitió la acción pasada, derritiendo la nieve que se había acumulado en la lápida de su amigo, repasó su nombre con los dedos mientras sonreía con nostalgia. Finalmente terminó de cuclillas frente a la tumba, dejando el saquito de bombones rosa allí.

— Me hubiese gustado que los probaras. — confiesa. — Los hice junto a Fuyumi, sé que no te gustan las cosas dulces, es chocolate amargo. — suspira. — Cuando niña no me gustaba pero luego me lo regalaste el día de blanco y se volvió mi favorito, ahora no puedo evitar el chocolate relleno de menta.

Dabi se mantuvo quieto en su posición, oyendo la risa nasal que había soltado Elaine. Se le estaba haciendo una muy mala costumbre venir al cementerio diariamente con la esperanza de toparse con ella "casualmente". Tenía mucha fuerza de voluntad como para no ir a buscarla directamente, pero no era lo mismo encontrarla de forma casual, ¿No? Se quería mentir a sí mismo, no podía fingir que Elaine no existía luego de haberla visto otra vez.

— He pasado todo mis exámenes, lamento no haber venido antes. — se disculpa. — Saldré de vacaciones en unos días, prometo traer a Natsuo conmigo la próxima vez. — aseguró con una sonrisa.

La mención de su hermano menor le provocó un ligero malestar, Fuyumi nunca estuvo para él pero la historia con el albino era totalmente diferente. Natsuo fue quien más lo apoyó — luego de Elaine — para que cumpliera su sueño de ser héroe, cuando su padre alejó definitivamente a la pelirroja de la familia, su pilar fue Natsuo. Quien lo consoló y aguantó sus lágrimas fue su hermano menor y la idea de verlo nuevamente le estaba provocando náuseas.

Escuchó a Elaine durante aproximadamente media hora, le había contado que preparó chocolates para unos amigos y que había recibido muchas cartas con confesiones. También le habló sobre la discusión entre Endeavor y Hawks, al azabache no le agradó para nada que ese intento de pajarraco estuviera merodeando cerca de su chica, ya se encargaría de ese bastardo después.

— Ya es hora de irme, Touya. — le avisó. — Tengo que ir a recoger a Shoto.

La sola mención del niño amado de su padre lo puso de mal humor de inmediato, claro. Era obvio que sería así, el bicolor le había robado absolutamente toda la atención, debió de haberlo matado esa vez que pudo. Sunshine se puso de pie arreglando la falda escolar, acarició por última vez las letras que formaban el nombre del azabache y se fue de allí sin mirar atrás, dejando que algo muy malo creciera dentro del pecho de Dabi, la envidia mezclada con ira.

Shoto Todoroki había nacido para arruinar su vida, desde que Elaine había aparecido parecía ser la única persona que lo veía solamente a él, sus padres siempre estaban pendientes de Shoto y Fuyumi cuidaba más de él. Elaine era la única que no le tomaba importancia el hecho de que posiblemente el niño obtuviera dos singularidades, se arriesgaba a ser pillada por el viejo para verlo, rompiendo sus reglas y recibiendo entrenamientos más duros con tal de que él no fuera castigado, llegando a defenderlo o evitando peleas, y que ahora, su hermano menor: el prodigio, quisiera venir a quitarle lo que era suyo, no lo iba a permitir.

«Sobre mi putrefacto cadáver, Shoto Todoroki» pensó.












































































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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s

➥ Elaine pertenece al clan Taiyō, un antiguo clan de héroes, todos con su singularidad.

➥ Haru, su padre fue expulsado al casarse con una extranjera y cuando descubrieron que Elaine nació con el don, quisieron llevarsela.
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˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──

¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!

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