⌈⁴⁸⌋ 𝙎𝘾𝘼𝙍
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Musutafu, 2011.
Las cosas en la familia Todoroki seguían muy tensas, al parecer los malos tratos y abusos iban en aumento. Aunque nada de esto le importaba a Touya realmente, desde que se fue Elaine, parecía que todo había vuelto a ser lo que era antes.
Un mes pasó desde aquello, un mes desde que no veía, oía o sabía nada de Elaine y eso lo mataba por dentro. Todos los días se lamentaba no poder haber hecho algo más, culpaba a su débil cuerpo de todos sus problemas y muchas noches se echaba a llorar en su habitación. Natsuo era quien se acercaba a él para consolarlo y terminaban durmiendo los dos en la misma alcoba, era deprimente verlo así.
El plan de Endeavor de mantenerlos lejos fue al extremo cuando los matriculó en otro instituto, evitando que él, Natsuo y Fuyumi tuvieran algún tipo de contacto con la niña de orbes dorados. Sólo podía llorar y maldecir a Enji en todos los idiomas que conocía - sólo tres - solamente para sentirse mejor y sacar un poco de la frustración que sentía.
- ¿Por qué no puedo hacer nada bien? - sollozó, apretando la almohada entre sus brazos. -Soy un inútil.
Era de noche cuando explotó todo y el se largó a llorar, el albino se encontraba a su lado y despertó somnoliento, oyendo al mayor llorar. Natsuo se acercó a él, posando sus manos sobre los hombros de Touya y aparentándolos de manera cariñosa para intentar calmarlo.
- No eres inútil, Touya. - murmura bostezando. - Es el viejo que no se conforma con nada.
- La extraño mucho. - sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, oprimiendo el corazón del albino. - Haría lo que fuera por volverla a ver aunque sea una vez más.
- Yo también la extraño. - bajó la mirada, triste. - Cuando ella estaba en casa, todo parecía iluminarse.
- Todo parece estar en mi contra. - sorbió su nariz. - Mi singularidad me daña, papá me detesta y Elaine se fue.
El albino abraza al más bajo por los hombros, queriendo reconfortarlo de alguna manera porque sabe que nada de lo que diga podrá hacerlo sentir mejor, él mismo sabe cuanto ha llorado y lo mucho que extraña a la niña de ojos dorados. No dimensionaba que a Touya le gustará tanto, no podía entenderlo completamente - porque jamás había gustado de alguien - pero debía de quererla mucho si su hermano llegaba a llorar por ella.
- Yo estoy seguro que volverás a verla. - le anima, sonriendo. - En tres años entraras a UA, entonces podrás volver a buscarla.
- Tienes razón. - asintió, limpiándose las lágrimas con la manga de su pijama. - Debo de seguir entrenando para volverme fuerte y de esa forma estaré junto a Elaine.
- ¡Así se habla! - volvió a abrazarlo, queriendo que cumpla su sueño y tenerlo junto a Elaine nuevamente.
- Gracias, Natsuo. - murmuró, sonriendo levemente.
Su hermano menor parecía ser el único que lo escuchaba en esos momentos y no sabía lo mucho que lo apreciaba, no podía hablar con Fuyumi porque ella lo ignoraba e ignoraba hablar de Elaine. Sabía que estaba enfadada con él porque por su culpa habían sufridos todos, en especial su madre, pero era algo que ya estaba hecho y no podía ser indiferente con él para siempre.
Desde la partida de Elaine, se había acostumbrado a escribirle pequeñas notas que algún día esperaba hacerlas llegar a la casa de los Wiese. No eran cartas largas, ni párrafos enormes, a veces, simplemente escribía como se sentía y ni siquiera superaban las 100 palabras. No era bueno expresándose con palabras, él era más de demostrar sus sentimientos con acciones. Muy a diferencia de Elaine, eran polos opuestos pero iguales a la vez.
«Marzo 22, 2011
Te extraño, es lo único que quiero decirte. Y cuando lo digo, te extraño más.
Me preguntó cuánto más debo esperar para volver a verte.»
En unos de esos días donde buscaba un sitio perfecto para esconder sus notas, acabó encontrando una grabadora de voz muy antigua. Supuso que era de su madre, porque dudaba muchísimo que Enji tuviera algo así para su uso cotidiano. Comprobó que era de Rei cuando pudo oír su voz salir del aparato, al parecer lo usaba para estudiar porque lo único que tenía dentro eran grabaciones de ella misma resumiendo sus clases.
Estuvo un buen rato buscando en Internet cómo se usaban las grabadoras, queriendo hacer algo similar a lo que su madre había hecho, pero para darle un mensaje a Elaine. El botón rojo era para grabar y habían otros tres al costado: el de al medio para pausar la grabación, otro para finalizar y el tercero para adelantar el audio cuando ya estuviera grabado.
Su dedo presionó con algo de duda el botón rojo, metiéndose en su armario para así mitigar el sonido de su voz y que nadie lo oyera en la madrugada hablar completamente solo. Lo único que le faltaba era que lo internaran en una clínica psiquiátrica por esquizofrenia.
- Elaine... ¿Te sorprendí? - pasó saliva, apoyando el rostro en sus rodillas. - Estoy grabando esto desde mi armario, es de madrugada y sigo sin poder dormir. - prosigue. - Me he sentido vacío desde que nos separaron... ¿Cómo puedo decir esto? - se pregunta, cohibido. -Realmente me gustas, no sólo me gustas. - corrigió con rapidez.
«Aún soy joven y no puedo expresar bien lo que siento por ti ahora... ¿Realmente esto es amor? Esto es difícil... No sé cómo explicarlo.
Elaine, cuando escuches esto, ¿Podrías decirme lo que sientes por mí? ¿Podrías decirme si tus sentimientos aún se mantienen intactos?»
Detuvo la grabación antes de que un sollozo se escapara de sus labios, limpió sus lágrimas con fuerza, frotando sus ojos y respirando tal y como lo hacía ella para calmarse.
No le servía de nada llorar, debía de mantenerse fuerte por ella, no dejaría de entrenar solamente porque ya no estuviera. Cumpliría la promesa que le había hecho y volvería a su lado, siendo el mejor héroe del mundo y superando a su padre.
La salud mental de la matriarca iba en decadencia, su tope fue el mes pasado. Luego de que Touya le gritara lo mucho que odiaba a su padre, todo iba en picada. Al no tener a Elaine en casa, Shoto entrenaba sólo cuando estaba allí, por lo que sus entrenamientos no eran suaves. Recién después de eso, pudo notar que la niña era quien recibía la peor parte para que el miedo albino no lo hiciera y no pudo evitar sentir más culpable, sólo quería llorar.
Cada vez que escucha a Touya llorar se le rompía más el corazón, no podía mirar a su esposo a la cara sin que sintiera asco y miedo. No lo veía como alguien cercano, habían roto cualquier relación que tuvieran. Su cuerpo se paralizaba cuando lo escuchaba llegar y tener a Shoto a su lado se estaba volviendo un terror constante para ella.
Cuando veía su lado izquierdo... Sentía asco, sentía terror, era exactamente igual al de Enji. Incluso cuando intentaba protegerlo de él, recibía el los maltratos.
- ¡Levántate! - ordenaba el pelirrojo, cruzado de brazos mientras veía con decepción como su hijo vomitaba. - ¡Si no aguantas ni eso, puedes olvidarte de All might! ¡Incluso un subordinado debilucho de un villano podría soportarlo!
Su madre corrió inmediatamente hasta el menor, arrodillándose frente a su esposo y tocando su espalda para hacerse saber que estaba ahí al pequeño. El medio albino se sujetaba el estómago con fuerza, el golpe que le había dado en la zona lo hizo vomitar.
- ¡Por favor, para! - suplicó, con los ojos lagrimeando. - Sólo tiene cinco años... -
- ¡Ya tiene cinco años! - afirmó, tomando a la mujer de los hombros. - ¡Deja de molestarme! - la hizo a un lado de un empujón, volviendo a tomar la mano del menor.
Shoto no decía nada, solo observaba en silencio como su madre era golpeada por el viejo. No podía hacer nada, solo llorar y pedir que se detuviera... Todo había acabado mal, desde que habían descubierto a Touya... No debió de haber dicho nada.
Rei quería desparecer y volver a casa, deseaba que sus padres no hubieran aceptado el matrimonio, no estaría viviendo esto, estarían sufriendo sus hijos y ella misma. Pero ellos estaban pasando por un mal momento económico en ese momento y lo mejor que pudieron hacer fue vender a su hija, sollozó.
- Mamá... Me siento tan mal. - balbuceo contra el teléfono, queriendo desahogarse. - No aguanto más... Shoto cada día se parece más a él.
«El lado izquierdo de Shoto es... Horrible, no lo soporto»
- ¿M-mamá? - el medio albino se asomó por la puerta, asustado.
- Ya no aguanto... No quiero criarlos más... - la albina se detiene, observando como el lado izquierdo de Shoto sobresale se la puerta.
Es horrible, no puede ver a su hijo. Lo único que ve es el cabello rojo y ojos turquesas pertenecientes a su esposo. El pitido que indica que el agua ha hervido se coló por los oídos de la matriarca, mira aterrorizada al infante frente a ella. Ni siquiera piensa lo que hace, la tetera ya estaba en sus manos cuando pudo darse cuenta.
El fino hilo que la mantenía cuerda se había roto en ese instante.
Había derramado el agua hirviendo sobre el rostro de su hijo, y lo único que le hizo volver a la realidad fue el llanto de Shoto.
-¡¿Qué he hecho?! - lloriqueo, socorriendo al menor. - ¿¡Qué he hecho?! - volví a repetir, en in intento de arreglar su error, posó su mano en el rostro del menor y activó su quirk.
Esto no funcionó, solo aumentó el llanto del niño porque le dolía. No era el agua caliente lo que provocó su cicatriz, fue el brusco cambio de temperatura entre el calor del agua y el frío hielo de su madre que quemaron su piel, dejando una marca en su rostro.
- ¡Lo siento mucho Shoto! - sollozaba, abrazando al menor que no dejaba de gritar.
Los mayores llegan rápidamente a la escena, preocupados por su hermano. Al ver el desastre que hay en la cocina y al infante llorando, no saben qué hacer o cómo reaccionar. Pero fue Natsuo quién marcó inmediatamente a los Wiese por el teléfono de su mamá, rogando que contestaran rápido.
- ¿Rei? - se oyó al otro lado de la línea.
- ¡Necesitamos ayuda! - gritó el albino, asustando a la mayor. - ¡Ocurrió un accidente! ¡Shoto está herido! - Frigg escuchó los llantos de fondo y la voz de Rei disculpándose con el menor y no dudo ni un segundo en asentir.
- Iré de inmediato Natsuo. - respondió. - Llama a una ambulancia y espéreme allí.
La nórdica marcó al héroe número dos para notificarle de la llamada de emergencia que le hizo su hijo, él claramente se puso nervioso y pidió que la mujer se adelantara. Frigg le comunicó a su esposo que iba a salir, dejándolo a cargo de Elaine, la niña también se preocupó al escuchar que hubo un accidente con el medio albino y quiso ir a la casa pero la mayor se negó, seguía castigada y no podía ver a Touya.
Elaine no replicó, solo aceptó en voz baja.
El diagnostico que le dieron los doctores a Frigg la calmaron por completo, al parecer el pequeño Shoto estaría bien y no sufriría de ninguna repercusión en su visión por el accidente. Lo único que quedaría sería una cicatriz en su lado izquierdo, provocada por el brusco cambio de temperatura gracias a Rei. Ya que ella misma había quemado a su hijo con su singularidad, porque el agua hirviendo no lo hizo, el lado izquierdo de Shoto soportaba su propio fuego pero no el hielo de su madre.
Había recibido una llamada de su esposo preguntando por la salud del niño, no mintió y le contó lo que había escuchado de boca de los doctores. Enji, estaba más que molesto, su obra maestra había sido herido por su esposa y ese fue el detonante que hizo enviarla a un hospital psiquiátrico. Frigg no estuvo en desacuerdo - porque no conocía las dos caras de la moneda - y ella creía que Rei ya no estaba saludable para cuidar de sus niños si había sido capaz de atacar a Shoto.
- Gracias por venir tan rápido. - Enji había vuelto, aún vistiendo su traje de héroe. - No habría sido capaz de volver a casa yo mismo en esos momentos.
- Lo importante es que Shoto está bien. - suspiró, intentando darle ánimos al pelirrojo.
- Quería pedirle un favor, a ambos. - murmuró, refiriéndose a Björn. - Pienso que no es adecuado que Shoto vuelva a casa en estas condiciones, quisiera que ustedes se hicieran cargo mientras tramitó los papeles para la internación de Rei.
- Por supuesto. - aceptó sin dudar, ella adoraba a todos los niños Todoroki y siempre velaría por su seguridad. - Elaine estará muy contenta de ver a Shoto, de seguro que lo cuida muy bien.
- Eso sería todo. - concluye, rascando su nuca algo estresado. - Iré a hablar con mi abogado, para internar a mi esposa.
Frigg suspiró, sintiéndose terriblemente mal por los retoños, su madre había perdido la cordura y en un arranque de histeria hirió al menor. No se imaginaba como se debían de sentir, el solo recordar lo ansioso que se hallaba Natsuo cuando le marcó por teléfono le rompía el corazón, de seguro Fuyumi estuvo igual... Ni hablar del pequeño Touya. Echaba de menos a los niños, pero no podía romper sus propias normas y dejar que volvieran a verse con Elaine después de haber ocultado tanto, era su castigo y debía cumplirlo.
Un día después del accidente Shoto es libre de volver a casa, durante ese tiempo no ha visto ni a su padre ni a sus hermanos, solamente a Frigg. No tiene miedo cuando está con ella, porque es la figura más cercana con la que asocia a una abuela, así que se mantiene tranquilo.
Trae una venda cubriendo la mitad de su rostro, el doctor le había dicho que debía cambiarla con regularidad y aplicar una pomada. Él no entendía, pero la rubia parecía hacerlo ya que asentía constantemente a todo lo que el profesional le indicaba.
- ¿Volvemos a casa? - preguntó en voz baja, tomando la mano de la fémina.
- Aún no, cielo. - respondió. - Iremos a mí casa, junto a Elaine, ¿Quieres verla? -
- Sí... Extraño a Elaine. - bajó la mirada. - También extraño a mamá, ¿Por qué no ha venido?
La mujer no supo que responder, aplastó sus labios, buscando con la mirada algo para distraer al menor. No sabía qué decirle o si era correcto mentirle, bueno, para nada era correcto mentirle pero... Era un niño, ¿Cómo le decías que su madre sería internada en un hospital psiquiátrico?
- ¿Quieres comer Soba, Shoto? - el menor alza la mirada y ladea la cabeza, no conoce la soba.
- Bueno. - asiente, curioso.
Cuando llegaron a casa fueron recibidos por su esposo y su nieta, Elaine había bajado corriendo las escaleras con el rostro deformado. Sus ojos se llenaron de lágrimas al notar el vendaje que recubría el rostro del infante.
La pelirroja rodeó al menor con su brazos con fuerza, diciéndole que todo iba a estar bien. El pequeño Shoto no pudo evitar largarse a llorar en los brazos ajenos, Elaine cerró sus ojos y prometió en voz baja que iba a cuidar de él hasta que mejorara, era su hermanito pequeño.
Los días siguientes a la llegada de Shoto a su casa fueron tranquilos, todos estaban preocupados por la salud y el bienestar del menor. El medio albino dormía con la pelirroja en su habitación, ya que tenía miedo de quedarse solo y estaba acostumbrado a dormir con Rei.
Elaine también lo ayuda a cambiarse la venda y ponerle el ungüento, por ahora, Shoto no ha querido mirarse al espejo para ver como va cicatrizando . En su interior, su cicatriz fue hecho por el viejo y no por su madre, y ese fue el detonante de su profundo odio y resentimiento hacia él.
- Dime si te duele, Shoto. - murmuró, retirando con delicadeza el apósito, descubriendo la inminente cicatriz.
Elaine aplastó los labios, observando la coloración rojiza de su piel y el ojo de Shoto un poco inflamado. Reprime el deseo de acariciar la zona - porque no quiere dañar la zona - y se coloca los guantes para poder aplicar la pomada.
- ¿Se ve feo? - cuestionó, notando la mirada de la mayor.
- En lo absoluto. - sonrió, acariciando su cabellera con cariño. - Si alguien te dice algo feo, sólo dímelo y le partiré la cara.
- Nee-san... - fue la primera vez que Shoto le llamó hermana mayor y ella no dudó en abrazarlo.
Elaine nunca tuvo un contacto estrecho con sus hermanos menores, por lo que se puede decir que no maduró para asumir su cargo de hermana mayor cuando debía. Ahora, que Shoto había sido herido, un instinto se había activado en ella y no dejaba al menor sólo en ningún momento. Parecía haber madurado un poco al tener la responsabilidad de cuidar de Shoto, pasaba todo el día junto a él, queriendo saber que estaba bien.
Comían juntos en todo momento, veían caricaturas y jugaban en el patio bajo la supervisión de sus abuelos. Elaine sabía que Shoto no se quedaría con ella para siempre y que tarde o temprano volvería con Enji, a esa vida llena de malos tratos y entrenamientos duros. Por esa razón quiso darle al menor aunque sea, una semana como un niño de su edad, en donde pueda comer, jugar, saltar, reír, gritar, todo siendo eso: un niño de cinco años. No quería que él sufriera lo que ella sufrió ni lo que Touya pasó, quería que fuera diferente.
- Quiero ser un buen héroe cuando crezca. - murmuró, mientras ambos coloreaban libros con dibujos de All Might. - Pero no quiero ser como papá.
- No vas a ser como él. - negó, deteniendo el lápiz. - Yo voy a encargarme de eso. - prometió en voz baja, continuando con el dibujo.
- Quiero ser un héroe que salve a mamá... - la pelirroja sonrió, era una ternura. - También quiero salvarte a ti.
- ¿A mí? - se apuntó a ella misma, sorprendida.
- ¡Sí! - chilló, con los ojos aguados. - ¡Quiero ser un héroe que te salve de papá! ¡Así podrás estar junto a Touya!
Sus ojos se llenaron de lágrimas como los del menor, no pudo más que reír porque realmente no quería llorar - no más - recibió al infante llorando entre sus brazos pero ella no soltó ni una lágrima. Él era quien la estaba pasando mal y debía de ser fuerte por Shoto, por los dos, quizá cumpla su promesa y llegue a salvarla de Enji para que ella y Touya puedan ser felices juntos.
«No quiero cometer los mismos errores, voy a protegerte Shoto»
ᚐᚑᚑ⬪ᚑᚑᚐ
ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s
➥ Dabi tiene tatuado el nombre De Sunshine en su hombro sano.
➥ El tatuaje se lo hizo cuando cumplió 18, y decidió que fuera en runico por dos razones: una, representaba a Elaine y dos: nadie podría saber que decía.
ᚐᚑᚑ⬪ᚑᚑᚐ
+100 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 135 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.
˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro