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⌈²¹⌋𝙍𝙀𝙇𝘼𝙔 𝙍𝘼𝘾𝙀






































































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Cada descanso duraba aproximadamente quince minutos, el tiempo suficiente para que Kaede lograra hablar con su mejor amiga, prácticamente la había arrastrado por los corredores hasta encontrar el más alejado y solitario posible, en donde se apoyó contra la pared.

Ambas féminas se quedaron viendo durante unos segundos, Elaine ya sospechaba de lo que quería hablar su amiga, pero ella no se sentía bien como para repetir las palabras que le había dicho Shoto, realmente le habían sentado fatal y no quería echarse a llorar minutos antes de la segunda prueba.

— ¿Me vas a decir que te ocurre? — preguntó de una vez.

— ¿Por qué siempre piensas que me sucede algo? — contestó con otra pregunta.

— Porque tus ojos te delatan, Elaine.

— En serio, no sucede nada. — aseguró lo mejor que pudo, era difícil para su amiga saber si mentía o no, pues Elaine era muy buena escondiendo lo que sentía.

— No te creo.

— No necesito que me creas, Kaede. — rodó los ojos, harta de la insistencia de la albina. — Estoy bien, no me pasa nada.

— ¡A ti nunca te pasa nada! — se alteró. — ¿Sabes lo difícil que eres? ¡Nunca me dices como te sientes, no te expresas!

— ¡Porque no me sucede nada! ¡No tengo porque decirte todo lo que me ocurre, Kaede! — responde de la misma forma.

— ¡Siempre te guardas todo para ti! — se queja, alzando la voz.

— No quiero agobiarte con mis problemas, entiende. — intenta razonar con ella. — No debes de cargar con mis problemas, por más amigas que seamos no es de tu incumbencia lo que suceda en mi intimidad.

— No confías en mí.

— Claro que lo hago. — confiesa, retrocediendo. — Pero no es necesario que te inmiscuyas en mis asuntos, si no quiero hablar de lo que me sucede debes respetar mi decisión, no presionarme.

— Esto es el colmo.

Elaine deja caer los brazos a sus costados, observando como su amiga se iba de allí con mala cara. Apoyó la frente contra la pared, cerrando sus ojos con fuerza para no largarse a llorar allí mismo, su día iba de mal en peor; primero Shoto con sus hirientes palabras y ahora su amiga no le entendía. Ella tenía presente que era una persona cerrada en cuanto a sus problemas, pero era por una razón, era desconfiada y no podía derribar sus muros de un día para otro o cuando Kaede quisiera, ella debía de entender eso, no podía exigirle que le contara lo que le sucedía.

Sunvely se frotó los ojos con dureza, haciendo ejercicios de respiración. Escuchó la voz de Snipe anunciando que la segunda prueba comenzaría en unos minutos por lo que debía de apresurarse y volver al estadio. La pelirroja acarició con cariño el brazalete que colgaba de su muñeca, sintiendo el frío del medallón chocar contra su piel hirviendo a causa de las emociones vividas hace unos momentos.

— No te imaginas la falta que me haces, Touya. — murmuró, observando el medallón que tenía tallada una montaña. El mayor de los Todoroki tenía el mar.

El diseño fue hecho por su abuela cuando era niña, ambas piezas terminaban unidas gracias a los imanes que poseían, pero el regalo estaba basado en una antigua leyenda oriental que Nana le había leído. Tenía una promesa significativo para las parejas, que decía algo así: "Juramentos tan altos como las montañas y tan profundos como el océano fueron intercambiados, los amantes prometen lealtad eterna hasta que los mares se sequen y las rocas se descompongan". Su abuela le había dicho en ese momento que ambas pulseras se atraían por el diseño magnético que transmitía todo el amor que se tenía por la persona con la cual compartía el brazalete, en su momento de ingenuidad se lo creyó completamente, pero a medida que fue creciendo y perdió a Touya supo que eran los imanes los cuales juntaban sus manos.

Su mente ilusa de niña romántica y cursi le hizo creer verdaderamente que el amor que sentían el uno por el otro terminaba juntando sus manos. Negó con la cabeza con una sonrisa, recordaba esas cosas y quería meter la cabeza bajo tierra de la vergüenza, muchas veces se llegó a cuestionar si de verdad Touya no fue capaz de darse cuenta lo enamorada que estaba de él, para su yo adolescente de 17 era bastante obvia, ¡Hasta un dibujo le había hecho!
























































































Llegó unos minutos tarde para la segunda prueba, al parecer sería una carrera de relevos en donde tendría que formar un equipo con dos personas más y para su buena suerte, Mirio la había considerado para su equipo junto a Tamaki. Se sintió ofendida y algo traicionada al ver a Kaede junto a Nejire, pero la ignoró e hizo como que no la había visto. No iba a distraerse de la que era su meta, ganar el maldito oro e ir a la tumba de Touya para festejar.

— La carrera de relevos se dividirá en tres partes. — comenta el director. ­ — El primer competidor correrá cincuenta metros planos, el segundo se topará con obstáculos como vallas o material atlético. — continuó. — El tercer y último competidor recorrerá los 120 metros planos.

— Los concursantes deben de pasar el testigo en el momento justo, en el sitio destinado que es de 20 metros. —completó Snipe. — El uso de sus singularidades está permitido, siempre y cuando lo usen desde su sitio.

— Está prohibido intentar chocar o tirar a su competencia. — explica Nezu, sonriendo. — Tienen diez minutos para organizar sus turnos, ¡Comiencen!

Claramente fue ella quien se acercó a ambos varones para explicarles el plan que ella tenía, debían usar al más lento de los tres al principio de la carrera, Elaine iría al final porque era la más veloz y los 120 metros los recorrería rápidamente con su singularidad, Mirio iría a la segunda parte porque su quirk le permitiría atravesar los obstáculos sin preocupaciones de que se caiga o algo similar.

El rubio estuvo de acuerdo con el plan y recalcó que para ganar debían de cruzar la meta con el testigo en mano, porque si no perderían al momento o tendrían que regresar por el maldito cilindro.

—  N-no sé si sea tan buena i-idea que yo v-vaya primero. — balbuceó el azabache.

— Tonterías Tamaki. — intervino el rubio. — Eres literalmente perfecto para este plan.

— Así es, eres bastante ágil. —  asiente la pelirroja. — Puedes manifestar las alas de pollo, y asegúrate de saltar al momento de que suene el silbato.

— ¿Por qué?

— Porque Kaede volverá a congelar el piso. — explicó. — Estoy segura de que irá primera como tú.

— ¡Muy bien! — anima Lemillion. — ¡Vamos a ganar esto! — Mirio apoyó su mano en el aire, esperando que los demás se le unieran, Elaine posó su mano sobre la del rubio y luego tímidamente Tamaki los imitó.

Los testigos fueron repartidos entre los competidores, todos eran de diferentes colores para evitar una confusión. En especial por si alguno se caía y otro competidor lo tomaba y lo hacia pasar por el suyo.

— Los equipos vayan a su posición. — ordena Snipe. — Cuando suene el disparo podrán salir. — indica. — El primero en cruzar la línea de meta será el ganador, ¡Mucha suerte!

Mirio levantó su pulgar hacia Tamaki, quien se posicionó en el lugar número uno con una posición de salida junto a los demás que iban en el orden de los puntos obtenidos en la prueba anterior. Sunshine se fue hasta el final donde su mayor competencia era Nejire que podía flotar gracias a su singularidad pero ella tenía fe, sabía que era muchísimo más rápida que ella, especialmente en tierra.

— ¡En sus marcas! —alzó la voz Nezu, los corredores levantaron la cabeza, suspirando. — ¡Listos! — las rodillas se flectaron. — ¡Fuera! — el disparo resonó por todo el lugar al igual que los quejidos de quienes quedaron atrapados en el hielo de la albina.

Tamaki suspiró de alivio al haber esquivado el ataque, las alas del pollo que había comido en la mañana aparecieron en segundos y gracias a ella pudo quedar por unos metros delante de Kaede. La cual se deslizaba por el hielo gracias a unas cuchillas que había creado con su particularidad, prácticamente patinando sobre el hielo como si se tratara de un jugador de Hockey. Amajiki no negaría que estaba muy nervioso, no quería decepcionar a su equipo, en especial a Elaine porque ella había formado la estrategia.

«Lo único que tengo que hacer es llegar a donde Mirio y darle el testigo...» Se repetía mentalmente mientras seguía corriendo.

Elaine se mantenía con los brazos cruzados, claramente no podía ver nítidamente la figura de Tamaki desde donde estaba, pero se mantenía optimista y tranquila, si el chico llegara a fallar la singularidad de Mirio les ahorraría un gran problema. Llevaba dos años luchando con el rubio y ya había adivinado su táctica, Togata podía traspasar objetos por parte. Lo que significaba que solo una parte de su cuerpo se volvía impermeable a voluntad propia, lo que le permitía no soltar el cilindro, en su caso les había tocado uno de color azul que era muy similar a los ojos de Enji y por ende, de Touya.

— ¡Kori Kaede ha pasado a Tamaki Amajiki, ambos de la clase B! —

Sus ojos se achinaron, tratando de enfocar al tembloroso cuerpo de Tamaki. Nejire a su lado tenía una gran sonrisa que le estaba poniendo de los nervios. De hecho la había estado ignorando todo ese tiempo, literalmente hablando sola porque Sunshine ni siquiera oía lo que decía. Una extraña habilidad de mute que obtuvo en su pubertad cuando estaba harta de escuchar las clases de su profesor de historia, ahora podía usarlo a voluntad y prácticamente mutear a cualquiera en su cabeza.

La segunda chica en el grupo de Nejire era Aiko, su particularidad no era algo fuera de lo común, prácticamente consistía en tener las habilidades que un gato poseía, como orejas y una esponjosa cola. Aiko era quien se pegaba a ella en invierno, se sentaba a su lado en esas fechas buscando su calor y ronroneaba tal como un felino. Era muy ágil gracias a su particularidad y supo que fue bien usada en ese punto de la carrera de relevos.

— ¡El equipo Mirio toma la delantera! — anuncia Nezu. — ¡Por favor joven Togata, asegúrese de cubrir su intimidad!

«Aiko es muy rápida, pero no hay nada que pueda hacer contra la permeabilidad de Mirio».

La figura desnuda del rubio se acercaba cada vez más a ella, Elaine intentaba con todas sus fuerzas ver a otro lado porque al rubio parecía no importarle mostrarle el culo a todo el mundo, de forma literal. Desde ahí podía ver la luminosa sonrisa de Lemillion, agitando el testigo con la mano y gritando cosas que ella no podía escuchar, esperaba no tener que empujarlo si se atrevía a acercarse demasiado con el rabo al aire.

Los profundos ojos azules del más alto chocaron con los de ella al mismo tiempo que sus manos se rozaban, el testigo ahora estaba en manos de Elaine, quien en cuanto tuvo el objeto en mano se echó a correr, prácticamente como si fuera un rayo.

— ¡Taiyō Elaine ha desaparecido de nuestra vista!

— Está adelante, señor director. — informó Snipe.

En menos de un minuto Elaine había pasado los cincuenta metros, tendría ganada la carrera en un abrir y cerrar de ojos literalmente. El sol brillaba sobre ella, nutriéndola de su poder y el mediodía se acercaba, lo podía notar porque su cuerpo temblaba. Lastimosamente no podía usarlo porque ya acabaría la carrera y usar su última forma con sus compañeros sería una visita directa a la morgue y con eso, su carrera como heroína a la basura.

Una gran sonrisa se plasmó en su rostro cuando vio la meta a unos metros, inhaló una gran cantidad de aire para después soltarlo lentamente, apresurando el paso.

Alzó su mano con el testigo en ella, de esa forma cruzando la meta y llevándose la cinta blanca entre el cilindro en sus manos. La multitud estalló en aplausos y vítores, Elaine sonrió buscando entre la multitud a Enji pero no lo encontró, se sintió un poco decepcionada porque el héroe siempre estaba allí en sus triunfos. Aunque su sonrisa volvió a aparecer cuando se encontró con los ojos dorados de Hawks, el cual le sonreía abiertamente.

«Estoy orgulloso de ti, pajarita» Leyó en sus labios.

— Los ganadores del segundo round... ¡Equipo Mirio!

El rubio la alzó en brazos mientras gritaba, festejando su triunfo con Tamaki agarrado de su otro brazo. El pobre azabache quería vomitar al ser el centro de atención, la calidez y el brillo de sus amigos lo cegaban, porque él muchas veces decía que Togata era como un sol, pero Elaine lo era de forma literal y brillaba por cuenta propia, podías notarle por donde sea que la mirases porque su sola presencia parecía denotar un singular brillo.

— ¡Ganamos! — chillaba el mayor.

— ¡Bien hecho Tamaki! — felicita la pelirroja, regalándole una sonrisa.

— Creo que voy a vomitar. — advierte.






































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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s

➥ El fuego violeta que se crea mezclando sus dos singularidades es más potente que las flamas solitarias de Elaine.

➥ Endeavor no sabía de la existencia de esas llamas hasta el accidente en Hosu.

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˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!

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