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⌈⁴⁵⌋ 𝙋𝙃𝙊𝙏𝙊𝙎














































Con el comienzo del mes de junio a Elaine se le venían varias cosas importantes encima, una de ellas era el cumpleaños de Natsuo, también tenía sus exámenes finales y una que otra sesión con Takumi. Su terapia iba bien, avanzaba de forma lenta pero segura y aunque algunas veces tenía recaídas — pues le era difícil apartar el recuerdo de Touya — rápidamente se recomponía y mostraba su mejor sonrisa para seguir adelante.

La campana que daba el fin de sus clases sonó por fin, liberándola de un agotador día de repaso para sus exámenes finales, quería llegar a casa y enterrar el rostro en su almohada y no despertar hasta el próximo año, lastimosamente no podía porque le había prometido a Shoto ayudarle a estudiar y ella no iba a faltar a su palabra.

Mañana debía ir al centro de la ciudad para buscar un sitio donde revelaran fotos, junto a Fuyumi y por supuesto: Shoto, le estaban planeando una fiesta sorpresa a Natsuo por sus diecinueve años. Fiesta sorpresa a la que Enji claramente no estaba invitado y sería en casa de sus abuelos, como en los viejos tiempos.

Llevaba en su billetera el rollo de la cámara que perteneció a Rei, quería la mayor cantidad de fotos posibles en donde su familia estuviera reunida y por sobre todo, contenta. Sabía que tener un álbum sólo para él pondría muy feliz a Natsuo, incluso, dejaría su egoísmo de lado y le regalaría algunas fotos de Touya — las cuales no quería enseñar — porque eran un tesoro para sí misma. Aunque aún faltaban unas semanas para el cumpleaños del albino, tenía tiempo de sobra para prepararse.

—  Elaine. — volteó ligeramente ante el llamado de Kaede, pero no tenía ganas de hablar con ella.

—  Ahora no puedo hablar, estoy ocupada. — huyó.

¿Era cobarde? Por supuesto, pero no se sentía preparada para acabar con esa amistad de años que llevaba con la albina.

«Aún no estoy lista…» pensó para sí misma, abandonando su salón.

Sentía el constante balanceo de su muñeco de kumamon chocar contra su brazo, era en lo único que la mantenía en ese plano, porque su mente estaba divagando en la albina, pensando y reflexionando acerca de su amistad con ella. No se había acercado a hablar con ella después de lo que pasó en el festival deportivo, habían pasado semanas de eso, ni siquiera un mensaje le envió, nada.

En la hora de almuerzo comía sola, no es que Mirio o Tamaki la rechazaran, pero ellos comían en la azotea por la condición del azabache y ella no soportaba lo metiche que era Nejire, seguramente terminaría abandonado la conversación en menos de cinco minutos sin haber tocado su comida, prefería comer sola y eso hacía. Tampoco quería que Shoto abandonara a los amigos que había hecho para venir a comer con ella, no se sentía mal estando sola, se sentía mal por la indiferencia que mostró Kaede.

Faltaba exactamente una semana para los exámenes finales, había estado ayudando a Shoto con su entrenamiento físico pero no el teórico. Se alegró bastante que él le pidiera su ayuda, normalmente el medio albino hacía las cosas por su cuenta. Ni decir lo orgullosa que estaba de que Todoroki tuviera el quinto puesto dentro de su clase, era como una madre orgullosa.

—  ¿Qué hay de ti, Todoroki-kun? — le cuestiona el pecoso, notando que todos armaban sus grupos de estudio. — ¿Taiyō-Senpai te ayudará con lo práctico?

Bakugo desvío la mirada de muerte que le dirigía a Kirishima para prestarle atención a la conversación que tenía el inútil de Deku con el bastardo mitad y mitad, más interesado.

—  En realidad, le pedí ayuda en lo teórico. — contestó, guardando sus pertenencias. — Me ha estado ayudando en lo práctico desde hace semanas, ¿Por qué? ¿Quieres unirte?

Midoriya enrojeció rápidamente, tratando de negar que tenía un interés en aprender de la hermana mayor de Shoto, toda la experiencia que había demostrado tener en la batalla con los nomus le provocaba muchísima curiosidad. No sabía cuántas veces había repetido el vídeo donde reproducían sus batallas en Hosu, su singularidad era simplemente increíble.

—  Y-yo. — tartamudeo. — Es muy premeditado, no creo que sea correcto t-todo de u-último momento.

—  Está bien. — se encoge de hombros. — Nee-san no va a molestarse si te invito a estudiar con nosotros. — Todoroki chocó miradas con Bakugo, pillándolo en el momento. — ¿Tú también quieres venir, Bakugo?

—   ¡¿Eh!? — gruñó, frunciendo el ceño. — ¿Por qué querría ir a tu casa, bastardo mitad y mitad? ¡Puedo estudiar por mi cuenta!

—  ¡K-Kachan. — Izuku tembló por completo, nervioso. — Estudiar con Taiyō-Senpai será muy útil, tiene mucha más experiencia que nosotros.

—  ¡Cállate, Deku! — gritó, Kirishima fue rápido en aprisionarlo para que no se levantara.

Elaine alzó las cejas sin entender qué demonios sucedía cuando entró al salón, todos los pares de ojos voltearon a ella cuando la vieron al lado de la puerta, incluyendo los del rubio explosivo, al cual se le pusieron las orejas rojas de vergüenza.

—  ¿Nos vamos? — su pregunta fue dirigida al menor, quien asintió. — Hola, Izuku. — vio con ternura al menor, acariciando su esponjado cabello.

—  Nee-san, he invitado a mis amigos a estudiar conmigo, ¿No te molesta?

Elaine sonrió contenta, por supuesto que no estaba molesta, quizá tendría más trabajo al explicar la materia pero no le molestaba. Siempre quiso que Shoto tuviera amigos y que los llevara a casa ya era un gran avance.

—  ¡No somos amigos! — contestó el rubio, viendo de mala manera al peliverde que estaba colorado hasta las orejas.

—  No me molesta. — aseguró, acariciando la cabellera de su hermano y luego fijando su mirada dorada en el rubio rabioso . — ¿No vienes? — preguntó, dirigiéndose a Bakugo.

Aplastó sus labios en una línea, sintiendo la curiosa mirada de Kirishima a su lado. No dijo nada, únicamente asintió con su cabeza y desvió la mirada porque le ponía nervioso mantener la conexión con los brillantes ojos de Elaine. No podía creer que por el simple hecho de haberlo rescatado de las manos del nomu, él estuviera así, se sentía patético.

—  Bien, vamos. — sonrió, entrelazando su brazo con el de Shoto y caminando de esta manera, mientras los tres chicos restantes la seguían.






































































El único que no se sorprendió ante la imponente morada de los Todoroki fue Bakugo, quien simplemente pasó de largo siguiendo la figura de Elaine mientras que Izuku y Kirishima tenían la boca abierta de par en par, admirando la elegante y tradicional casa — mansión — en la que vivían ambos hermanos.

Sus zapatos fueron cambiados apenas ingresaron a la casa, habían un par de zapatos más, lo que les dio a entender que Shoto no era el único hijo de Endeavor. Elaine se calzó sus pantuflas amarillas girasol y les tendió una de invitados a los menores.

—  Shoto, espérame en el salón. — le pidió al menor, quien asintió. — Iré a la cocina para traer zumo, el calor es insoportable.

Todoroki les hizo una seña para que lo siguiera, realmente toda la estructura de la casa era igual a la de un antiguo palacio oriental, con tatami y shoji en vez de puerta, lámparas colgantes y una que otra foto en las paredes.

Elaine aprovechó también de ir a su habitación para buscar los resúmenes de sus años pasados, los guardó con la esperanza de necesitarlos algún día para Shoto y ese día había llegado. Todo lo tenía dentro de una carpeta, que metió debajo de su brazo antes de tomar la bandeja que sostenían la limonada fría. Faltaba poco para que el verano comenzará pero ella ya estaba odiando el calor de primavera en Musutafu.

—  Aquí tienen chicos. — dijo, dejando la bandeja sobre la mesa. — Estos de aquí son mis apuntes, pueden llevárselos para estudiar si los necesitan.

—  ¡Muchas gracias, Taiyō-Senpai! — los ojos de Izuku brillaron al ver la pila de hojas.

—  No es nada. — sonrió. — Disculpen, no me he presentado con ustedes.

«Taiyō Elaine, la hermana mayor de Shoto. Es un gusto recibirlos en casa.»

—  ¡Kirishima Eijiro! — sonrió, apuntándose a él mismo. — Gracias por su tiempo, Taiyō-Senpai.

—  Bakugo Katsuki. — murmuró el rubio, mirando los apuntes como si fueran lo más interesante.

—  ¡Muy bien, comencemos! — Elaine se sentó en donde iba el patriarca, con las piernas cruzadas y un libro de texto en mano. — Haremos un repaso general, ¿Les parece bien?

Al recibir una respuesta positiva sonrió, comenzando con lengua. Para ella, también era beneficioso estudiar con los menores, ya que le ayudaba a recordar cosas que tal vez había olvidado, después de todo, ella también tenía sus exámenes finales. Eran un martirio pues duraban tres días y lo único que quería hacer durante esos tres días era dormir, sabía que no era necesario que fuera el puesto número uno pero quería que Enji se sintiera orgulloso.

De lengua pasaron a matemáticas, tenían ecuaciones cuadráticas y geometría. Para su buena suerte, ambas eran las únicas materias que Elaine manejaba por completo en matemáticas. De hecho, la geometríal era su favorita por el simple hecho de que solamente tenías que aplicar fórmulas, algo que hacía todo mucho más fácil.

—  Taiyō-Senpai. — se quejó, estresado. — He hecho el ejercicio cinco veces y no llego al resultado. — La pelirroja estiró la mano recibiendo el cuaderno del menor, buscando qué era lo que había hecho mal, la ecuación era muy fácil

—  Kirishima. — le llamó. — Es – b², y si – b² vale cinco, el número final queda en positivo por regla de signos.

—  Ah… — balbuceó, sonriendo con cierta vergüenza mientras se rascaba el cuello.

—  Idiota. —  Bakugo golpea al pelirrojo con un tubo de papel en la cabeza a modo de regaño.

—  Me sucedía mucho, no te preocupes Kirishima. — soltó una risa, rasgando lo que estaba escribiendo en su cuaderno y tendiéndoselo. — Debes aprender bien la regla de signos o todos tus ejercicios se irán a la mierda.

—  ¡Gracias! — en el papel que le había entregado, estaba escrito correctamente las reglas de signos para que no volviera a equivocarse.

—  Tomemos un descanso, deben estar agotados mentalmente. — propuso, levantándose para estirar las piernas porque no sentía que su sangre circulara.

Elaine aprovechó para revisar su teléfono, encontrándose con algunos mensajes de Keigo, preguntándole por su día. Sonrió de forma inconsciente mientras respondía su mensaje, el rubio se comportaba tan comprensivo y amable que era imposible que no le gustara, sí, de a poco estaba aceptando que Hawks provocaba sentimientos que un amigo no y él no había vuelto a insistir con salir con ella en una cita, pero la pelirroja ya lo estaba considerando. Tal vez, una cita en donde nadie pudiera reconocerlo, ni tomarles fotos. Estaba consciente de que Keigo era un héroe extremadamente popular entre las féminas y ella ni siquiera había salido de la UA, no quería una turba de fans enojadas queriendo lincharla por un rumor.

—  Iré por más limonada. — avisó, recogiendo los vasos junto a la bandeja.

Bakugo se levantó junto a ella, dejando anonadados al trío de chicos. Kirishima miró a Izuku y el pecoso miró a Shoto, esperando que alguno entendiera el mensaje. El medio albino simplemente se encogió de hombros, quizá Bakugo solamente quería ayudarla.

Claramente ella sabía que tenía al adolescente caminando detrás suya, llegando a la cocina se volteó, preguntando si tenía algún problema o si quería algo. Quizá no le gustaba la limonada o peor, era alérgico. Todos estos pensamientos cruzaron rápidamente por su cabeza como una flecha, poniéndola ansiosa.

—  ¿Sucede algo, Bakugo? — bajó la mirada hasta el rubio, notó sus orejas coloradas y en como sus labios se tensaron hasta formar una línea.

El rubio estaba debatiendo consigo mismo en su cabeza, quería darle las gracias por haberlo salvado aquella vez del nomu, aunque era solamente una excusa para poder hablar con ella, porque realmente no tenía ninguna razón más allá de esa para intercambiar palabras con la hermana del bastardo mitad y mitad.

—  ¿Te sientes bien? — volvió a preguntar, acercándose para tocar su frente, cerciorándose de que no tuviera fiebre.

—  ¡No me toques con tanta confianza! — se alejó, avergonzado. Aunque su faz mostrará un ceño fruncido. — ¡Sólo acepta mis gracias!

Elaine comenzó a reír, ese comportamiento explosivo le recordaba a un chihuahua, era como ver a un perrito extremadamente pequeño pero con carácter. Irónicamente Bakugo si era unos centímetros más bajo que ella y la diferencia se notaba. Se le hizo aún más gracioso que él tuviera que alzar la cabeza para poder verla y ella tenía que bajarla, sí, era exactamente igual a ver un perrito. Le recordaba vagamente a un Pomeranian, por el cabello esponjoso y en punta que poseía el rubio.

—  Cálmate. — sonrió, dejando caer su mano sobre su cabello. Sorprendentemente no era filoso, sino suave. — No es nada, sino detenía al nomu ibas a ser papilla.

Un gruñido se escapó de su garganta, aún tenía la mano de Elaine revolviendo su cabello como si fuera su mascota pero se sentía cálido, debía deberse a su singularidad o eso es lo que creía.

—  ¡Pues llegará el día en que yo te salve el trasero! — gritó, haciendo sonreír a la mayor. No lo podía tomar en serio porque ahora lo veía como un Pomeranian. — ¡Seré el héroe número uno!

—  Me gusta tu espíritu. — admitió, relajando su sonrisa hasta formar una más suave. Su mirada y palabras le recordaron muchísimo a Touya, esa determinación… Era muy similar. — Espero que puedas ser un gran héroe.

—  Tsk. — chasqueo la lengua. — Ya lo verás.

—  Nee-san, ¿Pasa algo? — Shoto se asomó por el shoji, notando la interacción de ambos.

Elaine retiró su mano, volteando hasta el medio albino con una risita. Nuevamente entrelazó su brazo con el de él.

—  En lo absoluto. — aseguró. — Volvamos al salón, deben de seguir estudiando.




































































—  Espero que todos estén estudiando muy duro para los exámenes finales, no me decepcionen. — era su última clase del día, junto a Midnight. — Eso es todo, pueden retirarse.

Esta vez, guardó sus cosas más de prisa, hoy debía ir al centro de la ciudad para revelar las fotos para el cumpleaños de Natsuo. No quería tardar demasiado porque tenía que llegar a casa a estudiar, aún le quedaban seis días para que los exámenes finales comenzarán, no podía quedarse atrás.

La tarde de estudio que tuvo ayer con los amigos de su hermano fue bastante fructífera, en realidad no tuvo ningún problema con ninguno. Kirishima no era estúpido, simplemente se distraía fácilmente pero con tiempo y mucha paciencia logró hacer que entendiera todas las cosas que entrarían en los exámenes, se sentía satisfecha consigo misma.

—  Elaine. — hizo una mueca, no tuvo que voltear para saber que quien la llamaba era Kaede. — Vamos a hablar.

—  Tengo cosas que hacer. — le dijo, colgándose la mochila al hombro. — Hoy realmente no puedo.

—  ¿No puedes o no quieres? — frenó su andar, soltando un suspiro para finalmente voltear a ver a la albina.

—  Un poco de ambas. — admitió. — Ahora no es el mejor momento para hablar, lo haremos después de los exámenes finales.

No escuchó una afirmación de su parte, pero ahora no tenía importancia, ya había decidido terminar su amistad con Kaede. No podía seguir ignorando las banderas rojas de su relación con ella, simplemente no podía. El que ella estuviese enojada por no haberle contado que el día del festival había tenido problemas con Shoto sólo era la punta del iceberg, entendía su enfado. Ella era alguien cerrada que no hablaba de sus problemas a la ligera pero, ¿Esa era una justificación para no llamarla o preguntar sobre ella? ¿Aún siendo testigo del accidente con Tomoya? Ella no lo veía así, si eso hubiera pasado al revés, Elaine no hubiese dudado en ir a visitarla dejando su enfado de lado, ¡Ni siquiera una llamada! ¡Pudo morir en Hosu! Nada, absolutamente nada, ¿Qué tan grande debía de ser su orgullo?

«Ni siquiera Enji es tan orgulloso»

No pudo despedirse de Shoto después de su salida porque al medio albino todavía le quedaba una clase más, simplemente le envió un mensaje de texto comunicándole a donde iría por si quería alcanzarla luego de salir.

Tomó el metro, intercambiando mensajes con Fuyumi, se ponían de acuerdo para el día de la celebración, la comida y algunos obsequios. Nunca había hecho una fiesta sorpresa, por lo que la de Natsuo sería la primera, prácticamente un experimento, de seguro mejoraban con el tiempo.

Elaine no era muy buena recordando el nombre de las calles, ella se guiaba por tiendas, escuelas o mercados para llegar a un lado, era muy mala recordando nombres de avenidas y mucho más buscando, especialmente cuando se trataba de los números. Por esa razón tenía el mapa de Musutafu descargado en Google Maps, para no perderse.

—  Buenas tardes. — le saludo un hombre de mediana edad al entrar a la tienda. — ¿En qué puedo ayudarle?

—  Vengo a revelar un par de fotos. — contestó con una sonrisa, buscando el rollo de la cámara. — Sé que es un formato antiguo, pero hay muy buenas referencias de este lugar.

El hombre recibió el rollo en sus manos con una sonrisa, era poco usual verlos en estos tiempos con la cantidad de tecnología que había.

—  No hay problema. — aseguró. — ¿Quiere revelar todas las fotos dentro del rollo?

—  Sí, por favor.

—  ¿De una medida estándar? — cuestionó.

—  ¡Sí! Serán para un álbum de fotos.

—  Comprendo. — asintió. — Tomé asiento, no nos tardaremos mucho.

Elaine miró a su costado, habían un par de sillas pegadas a la pared en conjunto, no era la única persona que se encontraba esperando. También había una madre con su pequeño hijo, la pelirroja sonrió y saludó al infante con su mano.

Un calor se instaló en su pecho mientras veía las fotos, ya había salido de la tienda pero no podía dejar de verlas. Habían de todo tipo y en ninguna de ellas aparecía Enji, lo que era bueno para todos.

Sonrió nostálgica al recordar los momentos capturados con la cámara, había pasado tanto tiempo que algunas cosas las había olvidado y se sorprendió al recordarlas de inmediato con sólo mirar la imagen: paseos en la playa, en el parque de diversiones, su cumpleaños, fotos donde solamente aparecía ella y Touya, todas sus memorias plasmadas en imágenes, se sintió muy cálido.

Su distracción le dio el lujo a Toga de cruzarse con la pelirroja, fingiendo haber tropezado para así iniciar una conversación con ella. No iba a admitirlo pero el golpe contra Elaine había dolido y pronto se vieron rodeadas de las fotos, que cayeron al piso luego de su desafortunado encuentro.

—  ¡Lo siento mucho! — le oyó decir, disculpándose. — No me fijé por donde iba.

—  No te preocupes, he sido yo quien tropezó contigo. — le dijo la rubia, ayudando a recoger las fotos sin que Elaine notará que había robado una.

Alzó la mirada ante su peculiar tono de voz, se encontró de frente con una adolescente rubia y con ojos dorados, vestía con un uniforme escolar y la sonrisa en sus labios le encendió todas las alarmas. Era igual a la que pones cuando encuentras algo que buscas durante mucho tiempo, como si estuviera muy contenta de verla pero con segundas intenciones.

«Ah~ Dabi tiene razón, es muy bonita» se llevó la zurda a su boca, sonriendo como si estuviera avergonzada.

No se apresuró en detallarla, quería grabar sus expresiones en su memoria, de esa forma tendría la atención de Dabi. Sus ojos eran muy brillantes, literalmente como dos soles, se preguntó si eso era lo que él encontraba atractivo. Bajó su mirada, recorriendo el resto de su rostro, tenía un rostro bonito, una mezcla muy exótica entre lo Europeo y Asiático. Le picaba la curiosidad de saber cómo se debió de ver cuando niña, ahora que tenía una foto de ella lo descubriría.

—  ¡Eres muy bonita, Elaine! — chilló, poniéndose de pie junto a ella, haciéndole entrega de sus fotos.

La nombrada alzó las cejas, dispuesta a preguntarle cómo demonios sabía su nombre, rápidamente desechó la idea al darse cuenta de que había salido en las noticias y era la ganadora del festival deportivo, que pregunta más estúpida.

—  Gracias, tú también eres muy linda. — le contestó con cortesía, sintiéndose nerviosa sin ningún motivo.

—  Te vi en el festival deportivo, tu pelea fue muy interesante. — la menor se balanceo en su lugar, sin dejar de sonreír. — Soy una gran fan, ¿Podemos tomarnos una foto?

Elaine parpadeó un par de veces, no estaba acostumbrada a recibir ese tipo de atención de personas mayores. Los únicos que se acercaban a ella a pedirle fotos eran niños pequeños y no era difícil complacerlos, no negó que le daba vergüenza y nervios pero aceptó, después de todo, solamente era una foto, ¿No?

—  Claro. — la rubia le tendió su teléfono, Elaine tuvo que flexionar mucho sus piernas para quedar a la altura de Toga sin que se viera extraño.

—  ¡Sonríe! — la rubia prácticamente mostraba una sonrisa de oreja a oreja, con un notorio sonrojo en sus mejillas.

Una sonrisa apareció en el rostro de Elaine, mucho más pequeña que la de Himiko pero era una sonrisa al fin y al cabo. Tomó varias fotos más a petición de la menor, quien no dejaba de dar saltitos o reírse en cada momento, parecía realmente emocionada.

Toga estaba muy feliz, ahora podría molestar a Dabi y chantajearlo, ¡Era estupendo! Seguramente se pondría muy celoso y se desquitaría con cualquiera que lo haga enojar, y entonces ella le robaría la sangre de sus víctimas antes de que los asesinara, sonaba como un buen plan.

—  ¡Gracias, Taiyō-Senpai! — recibió el abrazo de la rubia un poco desconcertada, y antes de que pudiera decirle algo más, se había largado dando pequeños saltitos.

«Eso fue raro»




















































En sus manos tenía en posesión lo más valioso para su compañero, veía la foto que le había robado a la heroína con gusto, sonriendo como una maniática. Dabi era su amigo, un amigo que le dejaba robar la sangre de quienes se metían con él, así que sería un regalo, quizá una sorpresa.

«Fue linda desde que era niña» pensaba sin dejar de observar la foto, la melena pelirroja de Elaine en ese entonces no era tan larga y vestía con una jardinera en la playa. No le tomó importancia al chico que se encontraba junto a ella, lo había visto alguna vez, ¿Natsuo? Había escuchado su nombre cuando se infiltró en el festival deportivo, su melena albina le era fácil de reconocer.

Azotó la puerta de su guarida al entrar, canturreando y asustando a Dabi, quien fumaba en el sofá.

Dando pequeños saltitos se acercó hasta él, sonriendo a más no poder. El azabache le miró con asco, rodando los ojos y haciéndole una seña de que se corriera porque estaba viendo la televisión.

—  ¡Dabi! — le llamó con diversión. — ¡Tengo una sorpresa para ti!

—  ¿Qué quieres? Loca de mierda. — apagó su cigarrillo en el cenicero, bufando.

—  ¡Tengo una sorpresa para ti! — extendió la foto de Elaine frente a su rostro, pero al contrario de cómo pensó que sería su reacción. Su rostro se deformó y la tomó de la muñeca hasta sacarla del bar.

Se estuvo quejando del fuerte agarre que tenía sobre ella por varios minutos, en donde Dabi recorría los callejones como un maestro. No quería que nadie los oyera, iba a matar a Toga si se había atrevido a ponerle una mano encima a su mujer.

La haría polvo con sus llamas.

Su corazón le latía en los oídos, ¿De dónde había conseguido esa foto? Recuerda ese momento, lo recuerda con claridad, fueron sus últimas vacaciones antes del accidente, las últimas fotos que tenía con Elaine. Había ido a la playa a la playa a acampar junto a su madre y hermanos, se había divertido muchísimo y esa era la única foto que tenían de ellos dos juntos, porque a su madre se le había agotado el rollo de la cámara.

Lo que más le preocupó, fue que Toga descubriera su identidad, el niño albino con mechones rojos de la foto no era Natsuo, era él. Su melena se había desteñido casi por completo a excepción de la nuca y algunos mechones de enfrente, pero claramente en la foto no podía notarse aquello. Si Himiko lo sabía, no le quedaría más remedio que deshacerse de ella.

No iba a dudar, la mataría sin pensarlo.

Estrelló su cuerpo contra la dura pared del callejón, encorvándose hasta quedar a su altura, viéndola con reproche.

— ¿De dónde la sacaste? — preguntó, señalando la fotografía.

—  ¿Por qué te enojas, Dabi? ~. — cuestionó con un puchero, tomando su teléfono. — Pensé que sería una buena sorpresa, es un regalo.

—  ¿De dónde la sacaste? — repitió lentamente, sujetando del cabello a la más baja, quien chilló.

No respondió verbalmente, pero sí le enseñó al azabache las fotos que se había tomado con Elaine. Dabi le arrebató el teléfono de las manos, fijándose en la imagen del aparato.

Su Elaine sonreía al lado de la rubia, ¿Qué mierda había hecho Toga? Y no era una foto, eran varias con distintas muecas y posiciones. Sentía que la cabeza le iba a explotar, le había enseñado a no hablar con desconocidos en la calle y lo primero que hace es tomarse fotos con la loca de mierda que tiene que aguantar por deberle un favor.

Dabi soltó el aire que estaba reteniendo, tratando de no explotar, porque eso demostraría lo mucho que le afectaba. Le entregó el teléfono a la menor, quien sonreía con inocencia y ese estúpido sonrojo en sus mejillas que le hacía lucir como una psicópata.

—  Mi plan no salió como quería. — se lamentó, riendo. — Estaba curiosa, quería usar la sangre de Elaine. Me pregunto cómo hubieses reaccionado.

Su risa fue lo que hizo a Touya estallar, agarró del cuello a la más baja, sacándole un suspiro ahogado, la elevó unos cuantos centímetros del piso. En ningún momento ella borró su sonrisa y él tampoco, le sonrió con suficiencia, teniendo el ceño ligeramente fruncido. Toga estaba jugando a un juego muy peligroso y él se iba a encargar de hacérselo entender.

—  Escúchame bien, demente. — afianzó el agarre en su cuello, privando del oxígeno a la rubia. — No te atrevas a acercarte a Elaine, nunca. — ordenó. — Que esta sea la primera y última vez que lo haces, si te atreves aunque sea a tocarle uno de sus hermosos cabellos voy a quemarte viva.

Deja caer al suelo el cuerpo de la adolescente, Himiko tose un par de veces hasta que comienza a reír, contenta. Esa era la reacción que quería ver, comprobaba lo mucho que Dabi quería a esa heroína.

Era curioso, ella estaba curiosa, quería saber de dónde se conocían y el por qué Dabi no era quien se mostraba ante ella. La excusa de que era un villano le parecía demasiado estúpida.

—  ¡Me encantan las historias de amor, Dabi! ~. — volvió a reír. — Disfruta de mi regalo, apuesto que te gustó mucho.

De vuelta al cuartel, el azabache se mantuvo mirando la foto entre sus manos con una pequeña sonrisa. Su pulgar acarició el rostro de Elaine con cariño, observando lo contenta que se veía, si sólo pudiera sonreír para él de esa manera aunque sea una vez más…

Abrió su billetera, mirando la otra foto que tenía de ella. Estaba arruinada y era muy vieja, estaba en mal estado porque se había quemado con él desde el accidente en el monte Sekoto. Al igual que su billetera, era lo único que conservaba de aquellos años, lo único que se negaba a abandonar.

Se miró a sí mismo en la imagen, ya no se reconocía. No reconocía al niño de la foto, pero sabía que Elaine podría reconocerlo, él lo sabía. Entre un millón de personas, siempre lo reconocería, por eso se ocultaba cada que se veían en el cementerio. Era tan difícil para él no poder acercarse, las manos le picaban, le picaban por querer tocarla, tomar su mano, estrechar su cuerpo, besar sus labios, oler su cabello.

Su último encuentro había despertado al Touya de trece años que siempre esperó por ella, que mantuvo la esperanza de que alguna vez volvieran a verse. El niño que había prometido volverse un gran héroe y que la tendría a ella como heroína.

—  Muchas promesas que no cumplí… — murmuró, manchando la imagen con una gota de sangre.

Con su pulgar presionó su lagrimal, evitando que volviera a escurrirse. Soltó un suspiro, recordando todas las cosas de niños que alguna vez prometieron hacer juntos, ella, había cumplido con la mayoría de cosas que prometió hacer. Se estaba volviendo una gran heroína y él un villano, que irónico.

Al cruzar por una calle, en las noticias volvió a aparecer el video del momento donde Endeavor y Sunvely asesinaban al Nomu con su “movimiento especial”, no pudo evitar reírse. No era algo nuevo, no era algo especial, no con Enji, no con el bastardo de su padre. No con el hombre que arruinó sus vidas, lo odiaba, detestaba al idiota que ni siquiera podría llamar padre, a ese hombre egoísta.

Sus manos se volvieron puños, toda la culpa, toda su desgracia, su infelicidad, sus lágrimas, el perder a Elaine, todo, era culpa suya. El odio que profesaba por su padre era el más grande que había sentido jamás, guardaba mucho rencor y de a poco, iría dándole inicio a su venganza.

«Porque voy a destruirte, Enji Todoroki»

Miro las llamas violetas que se mostraban en el video y luego miró sus manos, Elaine solamente podía mezclar su singularidad con él, porque ese era su movimiento especial, porque ese era su sello, su pacto, su forma de reencontrarse, de hallarse.

Aunque ahora tenía un problema más grande del que ocuparse, y era encontrar quien era el bastardo que insistía colarse en el corazón de su chica, para eliminarlo completamente. Porque nadie podía ocupar su lugar, nadie lo haría, Elaine debía de amarlo solamente a él y nadie más, porque era suya y él era suyo, lo prometieron. Lo juraron el día de año nuevo, podría haber roto muchas de sus promesas pero jamás dejaría de amarla y él sabía que ella tampoco.

Sabía que lo seguía amando tanto como él la amaba a ella, sus visitas al cementerio no cesaban ni aunque estuviera tomando terapia, no dejaba de escribirle cartas y ni siquiera se había atrevido a pronunciar que estaba muerto. Porque ella lo sabía, Touya sabía que Elaine jamás aceptaría su muerte porque su corazón le decía que él estaba vivo.

Porque ambos habían nacido para estar juntos, para siempre.

Y nada ni nadie, lo iba a evitar.



























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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s

➥Los Todoroki suelen disfrazarse en Halloween a pesar de su edad, algunas veces lo hacen con temática o en pareja.

➥ Cuando Elaine entró a UA, la temática fue de "Grease", Natsuo fue John Travolta.

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˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!

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