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⌈³³⌋𝙈𝙊𝙈







































































La tarde luego de que Elaine y Natsuo volvieran del cementerio fue extraña, cuando ambos llegaron a casa se encontraron con una Fuyumi nerviosa y hasta asustada. Ninguno supo qué demonios le sucedía a la albina pero cuando notaron que se abalanzó sobre Shoto, para preguntarle cómo le había ido con Rei, entendieron todo.

A pesar de que la salud mental de la matriarca había mejorado notablemente, ella seguía con el miedo de que al ver al menor todo se fuera al carajo, creyendo que su madre jamás mejoraría pero allí estaba. Shoto lucía normal aunque algo en su faz había cambiado, se le veía más tranquilo.

— ¿Cómo te fue? — fue lo primero que preguntó la mayor, abrazando al medio albino.

— Estuvo bien. — respondió de forma afable. — No te preocupes Nee-san, estoy bien y mamá también.

— ¡Me alegro! — soltó un suspiro y luego sonrió, al fin todo parecía acomodarse. — Pero no llegaste junto a ellos, ¿A dónde fueron?

— Fuimos a ver a Touya. — contesta Natsuo antes que Elaine. — Deberías de venir con nosotros algún día, Fuyumi.

No, ella no se sentía cómoda yendo al cementerio para ver a su hermano. Quería hacer un borrón y cuenta nueva porque no quería ser igual de rencorosa como Natsuo y tampoco quería vivir falsamente sonriendo como lo hacía Elaine. Veía a sus dos hermanos tan destrozados por la muerte del mayor que simplemente no quería recordarlo, se negaba a sufrir aquello de nuevo y de forma constante. Prefería enfocarse en su futuro y en Shoto, en el bien de la familia.

— Mamá me preguntó por ti. — Shoto rompió el silencio, dirigiéndose a la pelirroja. — Te vio en el festival y estaba preocupada.

El corazón de Sunshine se encogió en su pecho del dolor, realmente quería a Rei como una madre y la adoraba pero todavía tenía esa espina en su ser, la culpa. Sentía culpa porque ella fue quien alentó a Touya a cumplir su sueño, a entrenar juntos aun viendo como su propio quirk lo lastimaba, sí, ella perdió a su mejor amigo y primer amor pero Rei perdió a un hijo. No se imaginaba cuanto le debía de doler y el pensar en verla, supuso que le recordaría a él y ella no deseaba lastimarla.

— Sólo dame tiempo. — murmuró. — Necesito aclarar mi mente y estaré lista para ver a mamá.

— No estoy presionándote, Nee-san. — admitió. — Pero, yo creía que si veía a mamá generaría dolor en ella al verme, presión. Y estoy seguro de que tú estás pensando lo mismo.

Natsuo abrazó a la menor, brindándole todo su apoyo con ese gesto. Ellos se apoyaban mutuamente y si ella decía que no quería ver a su madre lo entendería, así como Fuyumi se niega ir a ver a Touya. Cada uno luchaba de forma diferente con su dolor y estaba bien.

— ¡He preparado una cena muy buena! — todos sonríen ante el rápido cambio de tema de Fuyumi. — Vamos a comer, ¿Sí? — sonríe y tira del menor. — Así celebramos que tenemos a dos ganadores en la familia, ¡Vamos!

Rápidamente ese ambiente tenso y nostálgico desapareció, dejando una calma. Desde que la cocinera se había ido los mayores se turnaban para cocinar, la mayor parte del tiempo lo hacía Fuyumi, otras veces era Elaine la que cocinaba aunque sus platillos eran más occidentales y la comida de Natsuo era muy condimentada, algo que le gustaba a la pelirroja.

Cuando abrieron el shoji del comedor oyeron que algo había explotado y no era nada más y nada menos que cañones de confeti. Dentro y sentados en el tatami se encontraban los abuelos de la fémina. Habían globos flotando en el techo y unas bolsas de regalo, eran dos, una para cada campeón.

— ¡Felicidades, mis amores! — la rubia fue la primera en levantarse para abrazar a Shoto, el adolescente se le hacía tan adorable que no se resistía a abrazarlo. — ¡Me has dado un susto horrible Elaine! — regañó a su nieta, dejando un beso en su mejilla.

— ¡Björn! — Natsuo y adulto se llevaban muy bien, lo consideraba su abuelo aunque sin serlo. Era un hombre calmado y sereno que daba buenos consejos y cada que le sucedía algo recurría a él.

— Miren quién se dignó a saludar. — carcajeo, levantándose para abrazar a Natsuo.

— No sabía que vendrían. — exclama, sorprendido.

— Fue de último momento. — explica Frigg. — Fuyumi nos invitó para celebrar su primer y segundo lugar.

— Siéntense por favor. — indica la nombrada, feliz de que todos estuvieran contentos con la llegada de los nórdicos.

La comida en la mesa era mucha y variada, estaban las deliciosas gyosas que eran las favoritas de Elaine, mapo Tofu, soba fría — que claramente era la comida favorita de Shoto — carne a la parrilla y una variación de mariscos como pulpo, cangrejo y camarones.

Todos se sirvieron con tranquilidad, comiendo en una amena plática preguntando por su semana. Natsuo tenía exámenes finales dentro de poco y Elaine comunico que posiblemente los de primer año tuvieran sus primeras pasantías la próxima semana, algo que dejó pensante al medio albino. En cambio Fuyumi dijo que en su clase había un niño que se había enamorado de ella y le traía manzanas todos los días, provocando una risa general en la mesa.

Todo estaba yendo realmente bien y eso alegraba a Fuyumi. Soñaba con algún día tener la misma cena que tuvieron en el cumpleaños de Elaine, en la cual todos estaban sentados en la mesa. Los alemanes, su padre, madre y ellos, todos felices y comiendo como una verdadera familia, en su mente estaban todos menos Touya, porque no podía verlo, no podía imaginárselo.

— Shoto se ha comido casi toda la soba. — comenta Elaine, riéndose del menor que sorbia sus fideos con calma.

— ¿Tanto te gusta? — cuestiona Natsuo, riendo.

— Sí. — asiente. — Es mi comida favorita. — se encoge de hombros sin dejar de comer.

Natsuo apretó los palillos con fuerza y frunció el ceño, ¿Cómo era que no sabía cuál era la comida favorita de su hermano? Se tragó su rabia porque no quería arruinar el momento pero, todo era culpa del viejo. Había pasado tanto tiempo alejado de Shoto que no conocía nada de él, y ahora que podía hacerlo él estaba en la universidad y con suerte pasaba en casa. Se sintió como el peor hermano del mundo, él no hizo nada como para intentar acercarse al medio albino. Mientras que Elaine se escapaba con Touya sin pensarlo dos veces... Detestaba a Enji Todoroki.































































































































































Había dormido en su habitación, la que tenía en la casa Todoroki.  Esa noche tomó la decisión de ir a visitar a Rei ese fin de semana que tenía libre, había hablado con sus abuelos luego de la cena, comunicándoles que quería ir a terapia y ellos la apoyaron. Se sentía mejor, mucho mejor después de todo lo vivido ayer, agradecía de tener una familia tan bonita, que la apoyara, amaba a sus abuelos y les debía todo.

Desayunó poco pues su estómago estaba cerrado a causa del nerviosismo en su cuerpo, provocado por tener que ver a Rei después de tanto tiempo. Había meditado mucho la noche anterior antes de dormir en su futón, y llegó a la conclusión de que no podía seguir huyendo, que tarde o temprano tendría que enfrentarse a ella y a su miedo. Prefería hacerlo ahora y vivir el cambio junto a Shoto, era más fácil trabajar juntos en algo que solos.

— Ten un buen día. — se despidió Fuyumi, dándole ánimos desde la entrada.

— Gracias. — respondió igualmente.

Se calzó los zapatos con rapidez mientras mirada su teléfono que le mostraba a qué hora saldría el tren, iba a tiempo. Se despidió con un ademán de su hermana mayor y salió de la casa aguantando la respiración.

La primavera se notaba en todo su esplendor, el día soleado, las calles llenas de colores vibrantes y los preciosos árboles de cerezo que inundaban la ciudad con su dulce aroma, todo se veía divino. Bajó por la calle con simulando estar tranquila aunque no lo estaba, se repetía constantemente que debía de dejar de ser tan negativa y pensar positivo.

«Todo saldrá bien» se repetía mentalmente.

El vagón iba lleno como en casi todos los días, no le importó demasiado y simplemente se quedó de pie, no le gustaba pelear con los ancianos por un par de asientos, eran muy groseros y pasaba un mal rato oyendo sus regaños, dándole una tesis del por qué debería de respetar a los mayores.

Iba vestida lo más fresca posible, con una camiseta manga corta junto a una jardinera por encima de la rodilla. Se había puesto protector solar antes de salir y todo a su alrededor parecía ir bien. Elaine suspiró, debía de mantenerse tranquila porque iba acompañada y podría aumentar la temperatura del vagón, dañando a los demás pasajeros.

Bajó al llegar a su parada, tenía el teléfono en la mano para guiarse con el Google Maps pues no tenía idea dónde estaba internada Rei y no quería preguntarle a alguien en la calle, porque tampoco se sabía los nombres de las avenidas, tenía una memoria fotográfica, se ubicaba mejor con lugares específicos.

Siguió la ruta que le marcaba el teléfono hasta que pudo divisar a lo lejos el hospital psiquiátrico en donde estaba reclusa la albina, pasó saliva con dificultad y antes de que su cuerpo comenzará a temblar, decidió hacer sus ejercicios de respiración y luego entrar.

En el lobby habían muchas enfermeras que iban de aquí para allá, se acercó a la recepción de forma segura y habló:

— ¿Necesita algo? — cuestionó la mujer frente al computador.

— Vengo a visitar a Todoroki Rei.

— Sólo familiares directos pueden entrar, órdenes de su esposo. — contestó de forma automática.

— Soy su hija, Todoroki Elaine. — respondió sin titubear, rezándole a los dioses que su nombre estuviera en la lista.

La mujer tecleó un par de cosas hasta que hizo un sonido afirmativo, levantando la mirada hasta la pelirroja.

— Se parece mucho a su padre. — comentó en voz baja dándole una mirada de reojo. — Las visitas acaban a las cinco, téngalo en cuenta. — advirtió. — Tercer piso, habitación 315.

— Gracias.

Soltó todo el aire que había estado reteniendo para ese momento, se dirigió con paso lento al ascensor el cual tomó en silencio. Habían un par de ancianas a su lado junto a una enfermera, las abuelas siempre le habían dado ternura por lo que sonrió para ellas a pesar de que sentía que iba a vomitar, el delicioso desayuno que Fuyumi le había preparado terminaría en el escusado.

El ascensor se detuvo en su piso y entonces salió, apenas puso un pie fuera y ya se estaba arrepintiendo y quería volver, volver a casa y esconderse bajo sus sábanas para siempre pero ella no era cobarde...

«Tú puedes, todo irá bien» repitió en su cabeza.

Una vez estuvo frente a la puerta dudó, dudó demasiado. Llevó su mano hasta la manilla pero la retiró rápidamente como si quemara. Hizo sus ejercicios una y otra vez durante cinco minutos y antes de entrar tocó la puerta, después de tantos años volvía a escuchar la voz de Rei, pasó saliva.

— No pensé que vendrías hoy Fuyumi... — sus palabras quedaron en el aire cuando Elaine abrió por completo la puerta.

Después de tantos años...

Los ojos grises de la mayor se encontraron inmediatamente con esos brillantes ojos dorados que había visto durante años. Su corazón se encogió y sintió mucha nostalgia de ver lo mucho que había crecido esa niña que corría de la mano de Touya. Ya no quedaba rastro de esa Elaine y lo pudo ver en sus ojos, en su memoria eran brillantes y podían opacar cualquier cosa pero ahora — aunque brillarán — no eran los mismos.

Elaine estaba rígida, había cerrado la puerta tras de ella por si las cosas se ponían feas, no quería que otros internos se enteraran de nada. Se puso alerta cuando la albina se levantó y a paso lento caminó hasta ella. Recordaba que cuando era niña Rei miraba hacia abajo para hablar con ella y ahora la cosa era al revés, la matriarca alzaba la mirada para poder verle.

— ¿Elaine? — su nombre salió suavemente, intentando asegurarse de que era ella.

Ni siquiera pudo responder, parecía que se había quedado sin habla por lo que únicamente asintió lentamente.

Las lágrimas que estaba reteniendo desde la tarde de ayer salieron como cascada cuando la abrazó, Rei le estaba abrazando. Como pudo y con el cuerpo temblando correspondió el abrazo, recargando su barbilla en el hombro de la mujer y sollozando. Podía sentir como acariciaba su espalda y la palmeaba, diciendo: "Todo está bien".

— ¿Estás bien, cariño? — preguntó una vez se separaron. — Ayer te vi por televisión en el festival.

— Estoy bien... — sus labios temblaron pero ya no podía aguantar más. — Estoy bien, Mamá.

Rei sonrió enseñando sus dientes, sostuvo el rostro de la más alta entre sus manos y lo detalló, quería grabarse su imagen nuevamente para compararla con la niña que conoció hace años.

— Lamentó no haber venido antes... Pensaba que tal vez... — hipó, limpiándose las lágrimas.

— Jamás podría odiarte. — contestó antes de que ella terminara. — Hiciste muy feliz a Touya, sacaste una parte de él que jamás había visto y te lo agradezco.

— Lo lamento. — volví a repetir, tratando de sonreír. — Me gustaría poder haber hecho más.

— Hiciste todo lo que pudiste, Elaine. — le regañó. — Fuyumi me ha dicho que luego de que yo... Bueno del accidente, te has hecho cargo de Shoto.

— No iba a cometer los mismos errores. — río levemente, secando sus lágrimas. — He seguido tomando fotos mientras tu no estabas, te las traeré la próxima vez.

— Me encantaría verlas. — admitió, sonriendo y pidiendo que se sentará junto a ella en la cama.

A pesar de que se había echado a llorar los primeros minutos en los que hablaron de todo lo que había sucedido luego de su hospitalización, sintió que un peso era removido de sus hombros, seguía teniendo una gran carga pero ahora era más liviana y supo que haber ido a visitar a Rei fue lo correcto.

Tomaron té verde y comieron un par de panecillos dulces que ella misma había traído desde casa. La albina estuvo preguntando mucho por ella y por la escuela, Elaine respondió todo sin omitir detalles y se la pasaron hablando por muchas, muchas horas. Prácticamente recuperando el tiempo que habían perdido, se sintió bien, fue algo reconfortante.

Sunshine comenzaba a ver que todo parecía ir acomodándose poco a poco, con tiempo y mucha paciencia volvería a ser la que era antes... Y toda la familia estaría junta, volverían a comer en esa gran mesa nuevamente todos juntos, aunque faltara Touya, lo haría. Porque como Fuyumi le había dicho, él quería que ella fuese feliz e iba a cumplirlo.































































































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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s

➥ Elaine no se considera de los "Tres grandes" o "cuatro grandes" porque se le hace estúpido, piensa que le quita validez a su nombre. Pasando ser Taiyō Elaine a "Una de los cuatro grandes; Taiyō Elaine".

➥ El nombre de héroe de Tamaki le da gracia, (porque ella es el sol)  y a menudo bromea con él, preguntándole si va a comérsela.

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˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!

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