❏ | 𝐑𝐄𝐌𝐎𝐕𝐀𝐋
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El regreso de sus padres y la revelación de que su bombero era en realidad un malvado villano, no dejó muy bien parada la psiquis de Elaine. Aunque a decir verdad, ver a sus padres de nuevo después de casi catorce años fue peor que cualquiera de las cosas que haya sufrido antes, fue como retroceder en los tres meses que llevaba yendo a terapia.
Debido a esto, antes de regresar a casa con sus abuelos, quiso tener una sesión con Takumi en el hospital. Porque sabía que era más que probable que sus padres la estuvieran esperando en casa, ya que no la habían visto en los últimos días y su meta de: "recuperar a su hija", no la iban a dejar en paz.
— Buen día, cariño. — la joven castaña entró a la habitación junto a su tablilla llena de hojas, sentándose frente a ella. — ¿Cómo estás hoy? — aunque no tenía que preguntar, ya que sentía las emociones de Elaine desbordándose.
— Estoy... Mejor que ayer. — admitió, soltando un largo suspiro. — Descubrir que fui engañada por un psicópata no es tan duro como volver a ver a mis padres biológicos. — dijo, aplastando sus labios.
— Te estás tomando lo de tu acosador demasiado bien. — murmuró la de gafas, sintiendo cierto sentimiento romántico emanar de la joven al mencionar al varón. — Sabes que no puedes ocultarme nada, pero no estás obligada a hablar sobre ello si no quieres, Elaine. — la menor asiente levemente, confundida.
— Él... Me gusta. — confesó para dicha de la psicóloga. — Pero me siento traicionada, estoy enojada con él por toda esta treta que ha armado, supongo que es por ello que estoy tan tranquila. — se encoge de hombros, ni ella sabe que pensar. — Es decir... Odiarlo duele menos.
La mayor entiende lo que quiere decir, anotando un par de cosas en las desordenadas hojas que tiene en su tablilla, está lista para explicar a la pelirroja un par de cosas en cuanto al amor, explicado del ámbito psicológico, claramente.
— Hay algunos estudios que sugieren que los humanos nos enamoramos de las emociones que la otra persona nos hace sentir, ¿Lo comprendes Elaine? — la menor ladea la cabeza, un tanto confundida.
«Lo que quiero decir, es que él te gusta por las emociones que te hace sentir. De todas las veces que hablaron, ¿Cuántas veces te hizo sonreír?». Elaine baja la mirada hasta sus manos, no sabe qué responder.«¿Cuántas veces te hizo llorar? Para borrar un mal recuerdo se necesitan crear cinco felices, pero para arruinar cinco recuerdos felices se necesita sólo uno».
— Nunca lloré. — murmuró. — Todas las veces que lloraba, él se encargó de consolarme. — apretó sus puños. — Aún así, fue todo una mentira.
— Me encantaría poder saberlo. — admitió la castaña, ella deseaba poder entender a ese villano pero era bastante difícil si no sabía nada de él. — Lo que intento decir es que no es tu culpa, no escogemos de quien nos enamoramos ni cuando lo hacemos. — Takumi sonríe, queriendo animar a Elaine.
— Dejemos este tema de lado, por favor. — pidió, hablar de Dabi le incomodaba, porque odiarlo dolía menos que quererlo.
La más baja asiente rápidamente, pasando al siguiente tema que es importante discutir: sus progenitores. Cuando a Takumi, Endeavor la llamó diciendo que Elaine había tenido un ataque de ansiedad provocado por ver a sus padres de nuevo, se le cayó el mundo. Quiso golpear a alguien, especialmente al genio que se le ocurrió que era una brillante idea dejar que su paciente hablara con quienes le dejaron los traumas más difíciles de tratar que Sunvely poseía. Tuvo que emitir una orden y entregarla al hospital para que le prohibieran el paso a los Taiyō, argumentando que su presencia le hacía mal a la menor — lo cual no era mentira — su llegada no hizo nada más que retroceder todo el progreso que la menor había logrado avanzar.
— Voy a ser muy clara respecto a este tema, cielo. — dijo, acomodando sus gafas. — La visita de tus padres y el enfrentamiento que tuviste con ellos no hizo más que tirar a la basura todo tu progreso. — aquello fue un golpe duro para Elaine, quien mordió sus labios. — Por lo tanto, tenemos que cambiar el orden de las cosas. — murmuró. — Tengo que comenzar a tratarte, no puedes seguir aferrándote al pasado... No estoy pidiéndote que los disculpes, que finjas una sonrisa y hagas como que nada pasó. — comentó, soltando un suspiro.
«Esto es algo que va más allá, porque todo esto sólo te afecta a ti. Y mi trabajo, como psicóloga es ayudarte a superar tus problemas, miedos y traumas, que estés bien contigo misma, Elaine».
— Lo sé, Takumi. — responde, con la voz rota. — Sé que tengo que seguir adelante y lo estaba haciendo muy bien, pero verlos de nuevo sólo me ha hecho recordar todo lo que sucedió. — las lágrimas no tardaron en bajar por sus mejillas. — Está quemándome, todo el rencor y odio que guardé durante tanto tiempo... Se liberó, y aún así, no me sentí mejor después de haberles gritado todo lo que pensaba.
— Eso es más que suficiente por hoy. — se sentía orgullosa de Elaine, de cómo estaba afrontando todo, sin dudas era muy fuerte. — Lo primero es aceptar que tienes un problema, eso es un gran paso, cielo. — una sonrisa se plasma en el rostro de la castaña, contagiando a la menor. — En nuestra próxima sesión ahondaremos en este tema.
Después de recoger sus cosas y darle algunas indicaciones a la menor, Takumi se despidió y abandonó la habitación del hospital. Elaine se sintió mejor, siempre que tenía una sesión con la de gafas se sentía liberada, como si un gran peso se quitara de sus hombros y esa vez no fue la excepción.
Tomó una gran bocanada de aire a la vez que se ponía de pie, debía de cambiarse, dentro de una hora llegaron sus abuelos para llevársela a casa y no podía salir con la bata del hospital. Mientras ella se desvestía, la última conversación que tuvo con Dabi se le vino a la cabeza; el mismo azabache le había dicho que iría a por ella y que por favor no se molestara con él cuando supiera la verdad, pero fingir odiarlo era mucho más fácil que quererlo, porque Dabi era un villano y ella una heroína, estaban en los extremos opuestos. Y no solamente importaba que fuera un villano, sino que atacó su escuela, daño a varios estudiantes e iba en contra de todos los principios que practicaba. Elaine sabía que por más que le gustara, lo suyo nunca podría ser posible, porque dudaba que él dejara la vida que llevaba por ella y ella jamás dejaría su puesto como héroe por él, tenían visiones muy distintas de la vida.
Elaine simplemente tomaría la experiencia y lo aprendido junto a él, quedándose con los buenos momentos, eso era todo. Sería iluso de su parte aspirar a algo más, por más caballeroso que haya sido ese villano con ella.
— Cariño, ¿Estás lista? — volvió al mundo real al escuchar la voz de su abuela a través de la puerta.
— Lo estoy. — respondió, tomando su teléfono de la mesita de noche.
Ese era nuevo, su teléfono anterior cayó en alguna parte del bosque mientras volvía del campamento, haciéndose añicos. No es como si le importase mucho, no tenía nada importante dentro de él; Elaine era ese tipo de persona que guarda absolutamente todo en las cuentas de Google y drive, para hacer todo más fácil por si suceden situaciones como esas.
— Te ves mucho mejor, cielo. — Björn la envolvió en sus brazos, apretando cariñosamente a su nieta contra él. — Aunque siempre te ves hermosa.
Una sonrisa sincera aparece en el rostro de la fémina, devolviéndole el caluroso abrazo a su abuelo. No hay personas que ella ame más en el mundo que sus abuelos, los adora y verlos siempre la hace feliz. Elaine le debía todo a ellos, porque dejaron todo atrás sólo por ella, cambiando su vida de forma radical por su bienestar, amaba a Björn y Frigg con todo su corazón, eran su pilar más importante.
Al salir del hospital se esperó ver a la prensa fuera, esperándola para acribillarla a preguntas pero gracias a Dios, no había nada, no estaba de humor para lidiar con preguntas fuera de lugar y poco decorosas. Subió al coche rápidamente y sin perder más tiempo, abrochando el cinturón de seguridad de una vez y apoyando la cabeza en la ventana, pensando.
«La vida me odia». Esa fue a la conclusión que llegó después de recopilar todo lo que había pasado en menos de una semana, no podía tener tan mala suerte: Fue secuestrada y gracias a eso, All might se retiró después de la batalla contra AFO, estuvo a nada de morir sino fuera porque el villano psicópata que está obsesionado con ella le salvó la vida y si eso no era suficiente, sus padres se dignaron a hacer acto de presencia después de más de una década ignorando su existencia.
— ¡Elaine! — al abrir la puerta de casa, fue recibida efusivamente por su hermano menor, Frey.
El rubio se puso de pie de un salto, con los ojos inyectados en admiración que iban dirigidos a ella. A su lado, con el rostro más antipático que había visto jamás, estaba su melliza; Elaine rodó los ojos apenas intercambió miradas con Frejya.
La pelirroja entiende que su hermana le guarda rencor, especialmente por la gran cicatriz que tiene en su cuerpo debido a ella pero esa no era razón suficiente para odiarla tanto, y sí, se notaba demasiado. Elaine sabía que Frejya la detestaba, con sólo oírla en el hospital le quedó más que claro y estaba segura de que ninguna de las dos quería relacionarse con la otra. Aunque, esto no tenía que ser igual con su mellizo, no escuchó a Frey abrir la boca en ningún momento durante su discusión en el hospital y sí el varón no le guardaba rencor, ella tampoco lo hacía.
— Estoy cansada, iré a mi habitación. — avisó, haciéndole una seña como saludo a Frey, quien sonrió.
Lo que ella no sabía es que apenas terminó de subir las escaleras, haciendo crujir la madera, era que sus progenitores se encontraban en su habitación, observando todas las fotos que Elaine tenía colgadas en las paredes, todos los recuerdos que se perdieron de ella estaban allí.
Khloe sintió cierta nostalgia, el cuarto de su hija era muy similar al que tenía en Alemania, con las paredes pintadas de un suave color girasol, muebles blancos, estantes en las paredes llenos de libros — mangas — y una hermosa cama acolchada con sábanas blancas. Lo que más le llamó la atención fue un cuadro posado en la mesita de noche, en la fotografía aparecían sus padres, una mujer albina, su hija y otros cuatro niños más que reconoció de inmediato: Fuyumi, Natsuo y Shoto, pero el infante pelirrojo con mirada turquesa que tenía una gran sonrisa mientras abrazaba a Elaine no lo conocía, estaba segura de que era hermano de los demás, ¿Por qué no lo vio en el hospital?
— No toques eso. — ordenó la pelirroja, arrebatándole la foto de las manos a su madre. — ¿Qué hacen en mi habitación? —
— Queríamos conocer tu habitación, cielo. — Elaine hizo una mueca ante el apodo que le dio su padre, pero asintió.
— ¿Van a quedarse aquí? — preguntó, se sentía muy incómoda con la presencia de sus padres.
No quería convivir con ellos.
— Durante unos días quizá, hasta que encontremos residencia permanente. — la menor alza las cejas, está claro que planean quedarse en Japón y ella se niega a vivir bajo el mismo techo.
Las grandes puertas de su armario se abren de par en par, los Taiyō le miran de forma extraña, preguntándose qué es lo que planea, hasta que ven a Elaine tomar un par de enormes maletas y comenzar a meter su ropa allí. Ella los está ignorando, les da la espalda mientras se dedica a doblar y guardar todo; se niega a pasar una temporada en casa con sus padres, prefiere de una vez mudarse con Enji si así serán las cosas, Takumi se lo había dicho, sus progenitores sólo habían provocado que todos sus esfuerzos se fueran a la basura y ella no quería retroceder.
— ¿A dónde piensas ir con esas maletas? — Haru interviene, acercándose cuidadosamente a su hija.
— A casa. — responde sin mirarlo, provocando que suspire.
— Esta es tu casa, Elaine. — Su madre le llama con cariño, pero ella no flaquea.
— Con mi familia. — terminó la oración, dejando petrificado a ambos adultos. — Ustedes no son mi familia.
— ¡Elaine! — la rubia sollozó, llevándose ambas manos al pecho, adolorida. — Por favor no te vayas cariño, habla con nosotros.
«Desquitate todo lo que quieras, míranos mal, gitanos pero por favor no te vayas. Hemos venido hasta aquí por ti...»
Las manos de la pelirroja se convierten en puños, está comenzando a enfadarse, lo sabe. Suelta todo el aire retenido en sus pulmones y comienza a hacer sus ejercicios de respiración mientras sigue con lo suyo, tratando de ignorar el llanto de su madre.
— A mi... — inició, haciendo que ambos padres fijen su mirada en ella. — No me hace bien estar cerca de ustedes, no estoy lista para enfrentar el pasado. — confesó, volteando por primera vez y mirando a los dos adultos. — Vivir con ustedes sólo aumentaría mi estrés
«Mi singularidad está muy influenciada a mis emociones, a pesar de que tengo un control absoluto sobre ella, me salgo de control cuando las emociones negativas dominan mi cuerpo. No quiero repetir lo mismo otra vez». Dijo, recordando el pasado, como cuando hacía explotar las ventanas o incendiaba cosas. «No creo que sea justo para ninguno, ni para ustedes, los mellizos, ni mucho menos para mí». Suspiró, rascándose la nuca. «Si realmente me aman, acepten mi decisión y aléjense de mí, sólo eso les pido».
Khloe vuelve a sollozar, sus manos temblorosas acunan el rostro de su primogénita, la cual se tensa ante su toque pero no lo rechaza. Madre e hija se ven a los ojos durante segundos que parecen horas, la rubia le mira con todo el amor que puede transmitir pero en los ojos de Elaine no hay nada, ni una pizca de emoción, sólo una bruma dorada que la observan sin expresión.
— Lo lamento mucho, cariño. — hipó, acariciando las mejillas de la menor. — Lo lamentamos muchísimo, Elaine.
— Hija... — su padre posa las manos sobre sus hombros, la pelirroja volteó hacia otro lado con la intención de no ver a ninguno. — Perdónanos.
Ella muerde sus labios con fuerza y cierra sus ojos, quiere llorar, quiere gritar y también quiere abrazar a sus padres pero algo dentro de ella no la deja, tiene los pies pegados al piso. Durante tantos años esperó ese momento, siempre quiso que sus padres llegaran hasta ella pidiéndole disculpas, diciéndole que volverían a Alemania todos juntos y vivirían felices... ¿Por qué se tardaron tanto? ¿Por qué cuando su sueño se cumplía, no se sentía feliz? Elaine bajó la mirada, mordiendo uno de sus dedos con más fuerza de la necesaria, quería salir de allí, necesitaba salir de esa casa.
Y al parecer los Dioses la escucharon.
El timbre de la casa resonó en sus oídos y esa fue la excusa perfecta para salir de allí lo más rápido posible, dejando a los mayores con la palabra en la boca. A pesar de que sus abuelos ya se habían adelantado a abrir la puerta, no sé esperó ver a Aizawa-sensei junto a All might, vestidos demasiado formales. Si era sincera, era la primera vez en tres años que veía a Erased vestido y peinado de forma decente, era impresionante.
— ¿Podemos hablar con ustedes un momento, señores Wiese? — cuestionó el de cabellera azabache, viéndose bastante serio.
Elaine miró a sus abuelos sin entender qué demonios hacían sus maestros allí, claro que a Björn se le olvidó comentarle a su nieta el correo que les había llegado el día anterior. Un correo informaba la implementación de dormitorios en la UA, con el fin de evitar nuevos ataques a los alumnos.
— Traeré algo para beber. — anunció Frigg con una sonrisa mientras su nieta guiaba a los mayores hasta la sala de estar.
Pocos segundos después sus progenitores bajaron del segundo piso y al igual que su hija, no entendieron el motivo de la visita de ambos héroes y se sentaron frente a ellos. El salón estuvo en silencio hasta que la rubia entró a la habitación con unos vasos de té helado, ofreciéndole uno a cada profesor con una sonrisa, para luego sentarse junto a su nieta.
— Supongo que ya han leído el correo que se les envió ayer. — comenzó Aizawa, rascando su nuca algo incómodo.
— ¿Qué correo? — pregunta la pelirroja, curiosa.
— Cariño. — Björn posó su mano sobre la de ella, sonriendo. — Ayer nos llegó un correo de tu escuela, quieren implementar un sistema de dormitorios para evitar nuevos ataques a los estudiantes.
— Es decir, ¿Quieren que vivamos en la escuela? — ambos héroes asienten lentamente, Elaine sonríe. — Claro, está bien.
— ¡De ninguna manera! — interviene su madre, preocupada. — ¡Revisé en Internet cuántas veces esa escuela ha sido atacada por villanos y cuantas más has sido herida! — All might resopló, se esperaba esa reacción.
— La UA no es tan segura como cuando yo estudiaba. — agregó Haru, preocupado.
— La decisión es tomada por los cuidadores legales de la joven Taiyō. — dijo el azabache, queriendo salir del problema rápidamente. — Señores Wiese, ustedes son quienes deciden.
— Nuestra Elaine ya ha respondido. — murmura Frigg con cariño, observando a su nieta. — Si ella quiere hacerlo, no tenemos por qué detenerla.
— ¡Mamá! — reclama Khloe, histérica.
— ¿Cuándo podré mudarme? — preguntó, ignorando los gritos de su progenitora.
— Lo más pronto posible. — dijo. — Mañana estará aquí un camión para ayudar con la mudanza, joven Taiyō. — ella sonríe, contagiando a All might.
— Muchas gracias. — inclinó su cabeza, haciendo una ligera reverencia hacia sus maestros. — Por todo, gracias por salvarme.
— Estaremos eternamente agradecidos. — Björn igual se inclina junto a su esposa, agradeciendo a los héroes por su arduo trabajo.
— Seguirán recibiendo duras críticas durante un tiempo, pero nosotros mejor que nadie sabemos lo bien que han formado a Elaine todos estos años. — agregó su abuela, sonriendo levemente. — Nosotros confiamos en ustedes y en UA.
Dichas estas palabras, los mayores despidieron a ambos héroes en la puerta y les desearon un buen viaje, presentían que una tormenta se acercaba a ellos, y no se equivocaron. Cuando la puerta fue cerrada, Khloe se fue contra sus padres, preguntando entre gritos cómo habían aceptado aquello, cuestionando si no se preocupaban por su hija. La mujer no podía entenderlo, ¿Cómo dejaban que su hija se arriesgara de esa manera? La televisión estaba llena de artículos que hablaban sobre esa escuela, diciendo que ya no era lo que solía ser, que UA era una instalación insegura para todos sus estudiantes, ¿Cómo se les ocurría enviar a Elaine a allí?
— Papá, mamá. — por primera vez en años, Elaine se refirió a ellos como tal, llamando la atención de todos. — Me he esforzado mucho para estar donde estoy, he entrenado más que nadie para manejar mi singularidad y no voy a abandonar mi sueño de convertirme en héroe por ustedes. — zanjó, mirando a sus padres.
«Esto es lo que yo quiero y por lo que me he estado esforzando por años, no los he perdonado ni mucho menos olvido lo que me hicieron». Relamió sus labios, pensando. «Por ende, no quiero que se metan en las decisiones que tomo para mí vida, porque no tienen el derecho, ¿Comprenden?»
— Amor... — Khloe bajó la mirada, pero terminó por asentir.
Las palabras de su hija fueron duras pero estaban llenas de verdades, ellos no tenían el derecho de venir a actuar como sus padres después de diez años sin verla, ni de interferir en sus decisiones, eso sólo haría que ella los rechazará cada vez más».
— Lo comprendemos, hija. — Haru intentó sonreír, aunque flaquea un poco.
Elaine llevaba aproximadamente media hora despierta, mirando fijamente el techo de su habitación, pensando en todo y a la vez en nada. El día anterior después de la visita de sus maestros todo fue bastante normal, si es que lo podía llamar de alguna forma. Sus padres no hicieron ningún amago de intentar acercarse de nuevo a ella — algo que agradeció — pero tuvo que almorzar y cenar junto a ellos, fue muy incómodo o al menos así lo sintió ella. Su abuelo y ella compartían algo en común: destetaban la presencia de sus padres, Björn no se molestaba en ocultar lo molesto que estaba de ver a su hija y esposo después de todo el daño causado, pero se ablandaba bastante cuando se trataba de los mellizos, algo que no sucedía con la pelirroja, al menos no con Frejya.
Ese día tendría que mudarse, se había despertado a eso de las seis de la mañana y ahora mismo eran las 6:30, Elaine soltó un suspiro desganado, no quería levantarse pero tampoco podía volver a dormir, el sueño se había espantando hace mucho.
No sabía cómo sentirse, por una parte estaba tranquila de que sus padres aceptaran su petición de mantenerse lejos de ella, también estaba feliz por mudarse a Heights Alliance. Aunque también un poco triste ya que no tendría la libertad de siempre para salir de las instalaciones, Erased le dijo que para salir tendrían que obtener permisos especiales y que en caso como los de primer año, debían ir acompañados por un profesor en todo momento. No iba a negar que extrañaría a sus abuelos, no diría lo mismo de Enji porque trabaja en su agencia y lo seguiría viendo constantemente.
— Cariño, ¿Ya despertaste? — el rostro de su abuela se asomó por la puerta con una sonrisa, junto a una bandeja y un batido proteico.
— Sí, Nana. — asintió, sentándose en la cama. — Gracias. — agradeció con una sonrisa, tomando el vaso que le ofrecía, ¿Tata está despierto? — cuestionó, dándole un sorbo a su batido.
— Sabes que él es el primero que se levanta. — contestó con dulzura, dejando un beso en la sien de la menor. — Está armando algunas cajas para que guardes tus cosas, te ayudaremos después del desayuno.
— Está bien, Nana. — dejó que la rubia acariciara su cabello una vez más antes de beber el contenido del vaso rápidamente, teniéndolo.
Cuando la mayor desapareció de la habitación, Elaine no pudo evitar borrar poco a poco su sonrisa. Sí, iba a echar de menos a sus abuelos, eran las personas más comprensivas y amables del mundo. Estaba muy agradecida con ambos, y también muy orgullosa de haber sido criada por dos personas tan correctas como ellos.
Mientras la pelirroja sacaba algunas de su armario, se encontró con la caja de recuerdos de Touya. Sin poder evitarlo sonrió a más no poder y la dejó sobre su escritorio, pegando un post-it en ella con la palabra "frágil", si algo le llegaba a pasar a esa caja probablemente se mataría. Allí dentro se encontraban todos y cada uno de sus recuerdos junto al Todoroki, cosas tan mínimas como alguna nota escrita en clase, algún envoltorio de alguna golosina favorita o hasta los pétalos de las flores que él alguna vez le regaló, todo estaba allí dentro.
Junto al escritorio observó el cuadro que su madre tomó ayer y lo metió dentro de la caja junto a lo demás. Poco después de que vaciara por completo su armario, Björn entró a la habitación con un par de cajas ya armadas y listas para que su nieta empacara todo.
— Elaine, cielo. — la menor alzó la cabeza, encontrándose con los ojos azules del varón. — El desayuno está listo, baja a comer antes de que se enfríe.
— Iré en un momento. — dijo, poniéndose de pie y sacudiendo su pantalón de pijama.
El hombre le guiñó un ojo a la menor antes de cerrar la puerta tras de sí, Elaine se arregló un poco el cabello antes de bajar al primer piso y encontrarse con su familia desayunando en la cocina. Eso le provocó recordar el pasado, cuando era niña hacían eso todos los días, sus abuelos iban a comprar pan dulce a una panadería cercana mientras sus padres preparaban té y los despertaban temprano, lástima que no disfrutó de eso.
— Buenos días. — saludó por educación, sentándose donde siempre y comenzando a comer sin siquiera esperar alguna respuesta.
Lamentablemente para ella tenía a Frejya sentada al lado de Frey, quien estaba a su lado. Sentía la mirada de la rubia sobre ella, viendo atentamente la comida en su plato. Elaine alzó las cejas en su dirección, preguntando de esa forma si tenía algún problema o si quería de lo que estaba comiendo — lo cual era lo más lógico — pero la menor sólo desvío la mirada y se encogió de hombros.
— ¿Está bien que Elaine coma tanto? — preguntó Khloe a su madre, viendo con preocupación la cantidad de comida que tenía la pelirroja en el plato.
— Si te preocupa que engorde, no lo haré. — respondió sin dejar de comer, ignorando la mirada de su madre.
— Si comes tanto vas a engordar. — agregó Frejya, viéndola con cierto rechazo.
Elaine rodó los ojos.
«¿Y a ti qué te importa?»
— Está bien, cielo. — interrumpió Björn con una sonrisa, calmando la situación. — Elaine necesita comer mucho para usar su singularidad.
— Ya lo dije, no voy a subir de peso, al menos no en grasa. — murmuró divertida, alzando su brazo derecho y enseñándole los músculos a su hermano menor.
— ¡Wow! — Frey quedó encantando, pidiéndole permiso a Elaine para tocarle el brazo. — Tienes más músculos que yo.
— Estoy segura de que entreno mucho más que tú. — sonrió, haciéndole burla al rubio. — No te preocupes, si llevas una buena alimentación junto al ejercicio adecuado no tardarás en pasarme.
— ¿De verdad? — preguntó con ilusión, parecía un pequeño cachorro meneando la cola a su dueño.
— De verdad. — contestó con cierta ternura, el rubio era demasiado tierno, le recordó a Shoto.
— Las mujeres musculosas no son femeninas. — agregó en voz baja su melliza, con cierta envidia.
La pelirroja hizo oídos sordos y la volvió a ignorar, respondiendo todas las preguntas que el rubio tenía para ella. Elaine notó de inmediato que Frey estaba muy interesado en el mundo de los héroes, que muy probablemente quería convertirse en uno pero no había entrado a ninguna y se preguntó el por qué. Recordando el teatro que montó su madre ayer no fue necesario indagar más, quizá la misma Khloe les prohibió a sus hijos unirse a un mundo tan peligroso como ese.
Después de ese no tan desagradable desayuno, Elaine volvió a su habitación para guardar todo lo que se llevaría a Height Alliance. Recibió ayuda de sus abuelos y de sus padres para empacar, no quiso a ninguno de los dos mellizos allí, más que nada por Frejya que estaba segura que haría alguna estupidez para romper cualquier cosa de valor que viera, no la conocía, pero se veía desde lejos que había sido muy mimada por sus padres y que era una niña inmadura.
Elaine se encarga de guardar con mucho cuidado todas las fotos que estuvieron colgadas en sus paredes, la gran mayoría de esas fotos eran de Shoto, también habían otras de Touya junto a ella, y algunas familiares como las que se tomaban en Yule.
— Cariño, ¿Quién es este niño? — Khloe no pudo guardarse la pregunta al ver tantas fotos de su hija con ese infante de cabellera pelirroja.
— Es Touya. — murmuró, cerrando otra caja. — Fue mi mejor amigo de la infancia.
— Fue el primer novio de Elaine. — corrigió su abuelo con diversión, haciendo que el rostro de su nieta se encendiera de la vergüenza.
— ¡Abuelo! — chistó, lanzándole un cojín.
— Es muy lindo. — la rubia sonrió viendo al menor. — ¿Dónde está?
La sonrisa de los Wiese se borra inmediatamente tras esa pregunta pero la de su hija no, Elaine toma la foto de las manos de su madre de forma bastante delicada y observa con mucho cariño la imagen del mayor en ella. Khloe se sorprende, durante la semana que ha estado viendo a su hija, jamás le vio hacer una mirada como esa: llena de amor.
— Muerto. — respondió, guardando la fotografía en el álbum. — Falleció hace un par de años en un accidente con su singularidad.
Haru busca la mirada de su esposa con pánico, no se esperaban esa respuesta para nada, intercalaban sus ojos entre ellos hasta posarlos en los mayores. Ninguno dijo nada, pero no fue necesario que lo hicieran para que los padres de Sunvely entendieran que ese joven fue muy importante en la vida de su hija.
— Ya está, todo hecho. — Frigg rompe el silencio, tomando una de las cajas, dispuesta a bajarla.
— Lo haré yo, Nana. No te preocupes. – murmuró la menor, tomando la caja de las manos ajenas. — Mejor ayúdame a apilarlas.
En la sala de estar se encontraban los mellizos viendo televisión, bueno, en realidad Frejya estaba pendiente de su teléfono mientras su hermano veía una recopilación de los mejores momentos heroicos que tenía Japón pero los dos despegaron la mirada de los aparatos móviles cuando observaron a la pelirroja bajar con tres grandes cajas en sus brazos, espantando a Frey. El rubio se puso de pie de inmediato en un intento de ayudar a su hermana, aunque no se esperaba que Elaine le mirara como si tuviera un tercer ojo en la frente.
— ¿Por qué corres? — cuestionó divertida, dejando las cajas en la entrada.
— Planeaba ayudarte, se ve muy pesado. — de la nada, el menor se sintió cohibido, más tímido.
— No es nada, de verdad. — aseguró, despeinado el cabello dorado del varón. — ¿Ya olvidaron lo que puedo hacer con mi singularidad? — preguntó, no queriendo tocar cierto tema incómodo para ambos.
— No recordamos mucho de cuando vivías con nosotros, cuando tu singularidad apareció, nos separaron abruptamente. — dijo, mordiéndose el labio. — Así que... ¿Tienes super fuerza? — con esa pregunta, volvieron a brillarle los ojos.
— Sí, algo así. — se encogió de hombros. — De hecho, podría romperte el cuello con dos dedos. — Elaine se echó a reír al ver la expresión que había puesto su hermano. — Estoy bromeando, Frey.
Unas horas después un gran camión llegó a su casa, de allí se bajaron algunos hombres que fueron subiendo rápidamente todas las cajas que se amontonaban en la sala. Mientras todo eso sucedía, los padres de la pelirroja veían la situación con pesar, no querían dejar ir a su hija tan pronto como la habían recuperado pero habían decidido aceptar sus decisiones y eso era lo que estaban haciendo.
Elaine también ayudaba a los hombres subiendo algunas cajas con su fuerza física, no se había llevado toda su habitación. Lo que dejó fue su cama, algunos libros en las estanterías y un par de cosas más, sus abuelos le dijeron que ordenaron una nueva cama para ella, que probablemente ya estuviera en Height Alliance y eso le quitó un peso de encima, aunque tampoco hubiese estado mal dormir en el piso pero no estaba tan acostumbrada a ello como los Todoroki.
Elaine sonrió cuando todo estuvo listo, sus abuelos la estaban esperando en el coche para llevarla hasta la escuela y sólo faltaba despedirse de sus padres. Si era sincera, no sabía qué decirles porque las cosas con ellos seguían tensas y hasta que no diera por cerrada esa etapa y los perdonara, se seguiría sintiendo incómoda con su presencia.
— No me miren así. — pidió en voz baja y con cierta gracia. — Es mejor que nos mantengamos alejados por mi bien.
— Lo comprendemos, hija. — su padre sonrió, acercándose lentamente para darle un apretón en sus hombros. — Cuídate mucho, ¿Sí? —
— Estaré bien. — dijo, soltando una pequeña risa. — Soy una de las mejores de mi promoción, un par de villanos no son nada para mí.
— Aún así... Nos preocupas. — Khloe dio un paso al frente, notablemente triste. — Cuídate mucho, cariño.
La mujer hizo un amago de intentar abrazarla pero ella se hizo para atrás inconscientemente, poniendo el ambiente bastante incómodo y que sus padres se vieran con pesar en la mirada. Elaine no dijo nada, no iba a forzarse a sí misma a aceptar el tacto de su madre sólo porque le hacía daño su rechazo, no iba a volver a invalidar sus emociones y poner las de otros primero.
Había aprendido que su ser, que ella misma siempre iría primero que nadie.
— Hermana. — ella volteó con sorpresa hacia Frey, curiosa. — ¿Puedo enviarte cartas? — preguntó tímidamente. — Siempre he querido ser un héroe, por favor, cuéntame de tus aventuras en UA.
Elaine sonríe con dulzura para el rubio, extiende su mano haya revolverle el cabello y asiente, diciendo que puede enviarle cuantas cartas él quiera. Al menor se le llenan los ojos de lágrimas y por impulso abraza a la pelirroja, durante unos segundos su cuerpo se pone rígido pero luego correspondió el abrazo, dejando unas cuantas palmaditas en la espalda del rubio.
— No dejes que nadie estorbe en tu camino para convertirte en héroe, Frey. — dijo, mirando fijamente a su melliza. — Ya es hora. — murmuró, rompiendo el contacto y dando un paso atrás. — Nos vemos. — alzó su diestra, despidiéndose con la mano para luego subirse al carro.
Apoyó la cabeza contra la ventanilla mientras observaba a su familia por el espejo retrovisor, no sintió nada al dejarlos ir. Si permitió que Frey le enviará cartas fue porque de esa forma se mantendría comunicada con sus padres sin necesidad de que ellos le llamaran, ya que de seguro le preguntarían todo al rubio. Honestamente, su hermano menor era bastante tranquilo y adorable, muy diferente a su melliza y en esas horas que compartió con él, pudo ver que formar un lazo con él sería mucho más fácil que con cualquiera pero por algo se empieza o eso decía Takumi.
Al llegar a la escuela se despidió de sus abuelos con un enorme y cálido abrazo, ellos le desearon éxito y que se cuidara mucho. En la entrada la esperó su maestra titular: Midnight, y junto a ella emprendió camino hasta el Heights Alliance de tercer año.
Los dormitorios están ubicados en el campus principal de UA, hay edificios de dormitorios para todas las clases, desde la A hasta la H. Cada uno de ellos está a cinco minutos a pie del edificio principal. Por el exterior hay grandes edificios de cinco plantas separados en dos alas, cada uno con su respectivo nombre de la clase, encima de un cartel que dice "Alliance". Todos los edición están rodeados de arbustos, árboles y flores que dejan un camino de grava abierto a la entrada, la misma se compone de dos conjuntos de puertas dos y junto al camino hay dos bancos de parque, y dos farolas.
— Me alegra verte sana y salva, Elaine.— dijo con una sonrisa. — Ven, te iré explicando en el camino como funciona todo.
Midnight le comentó que cada edificio está diseñado para albergar a una clase de veinte estudiantes, los hombres a la izquierda y las mujeres a la derecha. El primer piso sería un área común con sofás, mesas, televisión, cocinas, baños y cuartos de lavado, también mencionó que hay un patio fuera del primer nivel. Las habitaciones comienzan en el segundo piso y terminan en el quinto, habiendo cuatro habitaciones por género en cada piso. Le dijo que cada estudiante tiene su propio cuarto equipado con aire acondicionado, baño, cama, nevera, armarios y un balcón.
— Impresionante. — murmuró, llegando a la entrada. — ¿Cómo construyeron esto tan rápido? —
— Era algo que se venía proponiendo desde hace un tiempo. — responde la mayor, soltando una risa. — Tu habitación está en el quinto piso, tiene tu nombre en ella, te será fácil encontrarla. — dicho esto, le entregó a la menor un mapa de las habitaciones.
— Muchas gracias, Midnight-sensei. —
Elaine es recibida por todos sus compañeros, quienes la rodean preocupados, preguntando si está bien, sobre qué sucedió y sobre el ataque de los villanos en el campamento. Ella intenta ser lo más cordial posible al negarse a responder, no quiere recordar lo que pasó esa noche ni mucho menos hablar sobre la liga.
— Estoy bien, no se preocupen por mí. —
Argumentando que estaba exhausta por la mudanza fue que logró escapar, subiendo por el ascensor hasta el quinto piso y encontrando rápidamente su habitación. Al abrir la puerta se encuentra con una habitación un poco más pequeña que la que tenía en su casa, con colores deprimentes, se dijo a sí misma que mañana temprano se pondría manos a la obra para decorar su habitación. No le gustaba ese color simple y deprimente que tenían las paredes, ella estaba acostumbrada a los colores cálidos.
Se dejó caer sobre su cama, suspirando profundamente mientras rodaba por ella. Lo de estar cansada no era mentira, pero tenía algo que hacer antes de ir a dormir y eso era ver a Shoto y a sus amigos. No había podido ver al medio albino desde la discusión que tuvo con sus padres, lo extrañaba un poco y no iba a esperar más tiempo para verlo.
Se calzó nuevamente sus zapatos y bajó por el ascensor, para su suerte todos estaban bastante entretenidos en sus cosas como para prestarle atención suficiente. Cuando salió de Heights Alliance se dio el tiempo de detallar el exterior, todo se veía hermoso, en especial las bonitas flores de colores que se mecían con la suave brisa veraniega.
No le fue difícil encontrar los dormitorios de los menores, y al momento de entrar, todos los que estaban en la sala común voltearon a verla con enormes sonrisas, acercándose rápidamente.
— ¡Taiyō-senpai! — exclamaron al unísono, rodeando a la pelirroja.
— ¿Se encuentra bien? —
— ¡Que alivio que esté a salvo! —
Esas palabras y más pudo escuchar de los menores, no pudo evitar sonreír de lo adorables que se veían a sus ojos. Elaine asintió a todas sus preguntas, contestando que estaba en excelentes condiciones, que no se preocupen por ella.
— ¿Todos ustedes están bien? — preguntó ella ahora, recibiendo respuestas positivas. — Me alegro mucho.
— ¡Taiyō-senpai! — se encontró con Izuku de frente, él se veía mucho mejor que la última vez que lo vio. — Me alegra mucho que esté bien.
— A mi me alegra estar de vuelta, Izuku. — confesó, revolviendo el esponjoso cabello del menor. — ¿Dónde está...? —
— Nee-san.— no le dio tiempo a seguir hablando cuando la fémina apachurró a Shoto en un abrazo, diciéndole lo mucho que lo había extrañado. — Me alegro que estés bien.
— Yo también, ¿Dónde está el pomeranian? — cuestionó, refiriéndose a Bakugo.
— ¿¡A quién llamas perro?! — el rubio apareció detrás de ella, con mala cara y listo para explotar algo.
Al igual que con el medio albino, Elaine rodeó a Katsuki en un asfixiante abrazo, que Bakugo rechazaba con todas sus fuerzas intentando soltarse, estaba muy avergonzado. Se relajó por completo cuando vio que el rubio estaba bien y seguía manteniendo su característica personalidad, estaba tan asustada de que le hubieran hecho algo aquellos villanos pero por suerte, se encontraba allí, sano y salvo.
— Muchas gracias por salvarme, Bakugo. — el pobre rubio estaba colorado hasta las orejas por la muestra de cariño tan repentina.
— ¡Já! ¡Te dije que yo sería quien te salvaría alguna vez, ojos de farol! — se jactó, apuntando el rostro de la pelirroja.
— Estoy muy agradecida. — contesta con una carcajada, revolviendo el cabello del menor. — La policía me contó lo que hiciste. Buen trabajo, Katsuki. — sus orejas vuelven a colorarse de la vergüenza al recibir tal halago, pero no dice nada.
No dice nada porque en el fondo él piensa que es al revés, que fue Elaine quien lo salvó esa noche en el campamento. No solamente a él, sino a todos sus compañeros, la llamada que hizo provocó que los héroes llegarán a tiempo, porque muchos de los presentes habían caído intoxicados por el gas de uno de los villanos, y otros héroes como Mandalay o Ragdoll quedaron en estado crítico.
Aún así, Bakugo está contento de ver a la pelirroja bien — en lo que cabe — aunque también siente la espinita de saber si los oficiales pudieron resolver lo que él les dijo, o si Elaine realmente conocía a ese esperpento de cabello azabache.
«Eres muy problemática, ojos de farol»
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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s
◎ Durante un tiempo, Elaine pensó en adoptar de forma legal el apellido de Enji pero nunca lo hizo porque sentía que le faltaba el respeto a sus abuelos.
◎ Björn y Frigg mantienen una relación muy cercana con su nieta, donde no tienen secretos y se comparten todo.
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+100 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 200 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.
˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!
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