❏ | 𝐎𝐕𝐀 𝐕𝐈: 𝐅𝐎𝐑𝐆𝐈𝐕𝐄
Capítulo dedicado a mi ahijado Román, que nació la semana pasada 🫶🏻❤️
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Haciendo caso a las palabras que le dijo su madre la última vez que fue a visitarla, Elaine citó a sus progenitores en un café muy bonito con la intención de hablar — o resolver — el conflicto que los envolvía.
¿Era fácil para ella hacerlo? No, por supuesto que no pero ya no sentía la misma ansiedad o malestar cuando se les mencionaba, eso es debido a las sesiones que ha tenido con su psicóloga después de hablar con Rei. Elaine no planea que ellos vuelvan a su vida, ni siquiera ser cercanos, simplemente quiere cerrar un ciclo y siente que tal vez de esa forma, pueda sentirse mejor consigo misma, dejando atrás ese trauma infantil que seguía en el fondo de su corazón.
Su teléfono suena en su bolsillo mientras camina por las calles, tiene un mensaje de sus padres diciéndoles que ellos ya están en el sitio. Elaine suelta un suspiro y acomoda mejor su cardigan antes de contestar, diciendo que está a una cuadra. Le sorprende que lleguen antes de la hora acordada, pero era común en su cultura, la puntualidad era más un deber que una cualidad.
Los citó en una cafetería coreana que abrió hace poco, hace tiempo tenía ganas de ir pero no había encontrado la oportunidad, esperaba no arruinar la experiencia.
El lugar era espacioso y estaba bien iluminado, todo el interior olía a café y a postres recién hechos. Sus padres se encontraban en una de las esquinas que daban con el ventanal, todavía no la veían pero ella sí a ellos. Se veían bien, aunque su padre se miraba un poco exhausto y lo notaba por las pequeñas ojeras debajo de sus ojos, inmediatamente lo asoció a su trabajo como cirujano.
— Hola, ¿esperaron mucho? — preguntó por cortesía, dejando su bolso a un lado y tomando asiento frente a ellos.
Ninguno respondió, se quedaron observando a su hija fijamente durante unos segundos. Como la habían visto sólo dos veces después de llegar, era difícil para ellos recordar su rostro y sus padres no quisieron compartirles fotos de su hija, a pesar de que se lo pidieron.
— ¿Pasó algo? — preguntó al no recibir respuesta.
— No es nada, cariño. — negó su madre con la mano. — No sabíamos que ordenar para ti, espero que todavía te guste el pastel de fresas.
— Sí, aún me gusta, gracias. — respondió tímidamente, era tan extraño estar con ellos allí.
— ¿Cómo has estado, hija? — habló Haru, mirándola con cariño. — ¿Vives bien en UA? —
La pelirroja bajó las manos hasta colocarlas en su regazo, era difícil para ella incluso mantener una conversación banal con ellos, sentía que no los conocía. A pesar de eso, hizo un esfuerzo para responder, se había preparado mucho con Takumi para ese día, incluso preparó respuestas determinadas para esa clase de preguntas.
— Estoy bien, mucho mejor la verdad. — respondió, dándole un sorbo a su vaso de agua. — Los dormitorios están bien, es divertido de cierta forma, ya me acostumbré a vivir con mis compañeros.
— Es un alivio. — expresó la mayor, sonriendo. — Temíamos porque no te adaptaras, después de lo dicho en el hospital, creíamos que tenías problemas para relacionarte con los demás.
Aquel comentario fue como una patada directa al estómago, si alguna vez tuvo problemas para adaptarse fue por su culpa, por lo que le dijo antes de mudarse a Japón, no porque fuera una retraída o una chica tímida, no tenía vergüenza, lo que tenía era miedo de dañar a alguien más.
— Ya no es así. — murmuró, desviando la mirada. — En fin, ¿Qué hay de ustedes? ¿Realmente planean quedarse aquí? —
Ambos adultos comparten una mirada antes de responder, no saben si decirlo sea lo correcto o cuál será la reacción de su hija.
— Estamos bien, aunque a tu madre le está costando un poco el idioma ya que está algo oxidada. — sonrió.
— Es un poco difícil para mí, no lo practico hace años. — admitió, riéndose levemente. — En cuanto a lo segundo, Frey ya debe haberte comentando algo.
— Sí, algo así. — afirmó en voz baja. — Suponiendo que ya están asistiendo a clases, me imagino que sí.
— Elaine, no queremos volver a alejarnos de ti. — su madre tomó sus manos tímidamente, con miedo al rechazo. — Y sabemos que nada de lo que digamos hará que vuelvas a Alemania, tienes tu vida aquí.
Elaine sonrió de forma irónica, ladeando la cabeza.
— Es un poco egoísta. — dijo, sorprendiendo a sus padres. — Frey y Frejya tienen su vida allá, no es justo que abandonen todo por una desconocida.
— No eres una desconocida, eres su hermana. — intervino Haru, aplastando los labios.
Sí, quizá era su hermana biológicamente hablando pero al fin de cuentas era una desconocida para ellos. No los vio crecer, no formó un lazo de hermandad con ellos a diferencia de los Todoroki; la última vez que la vieron fue cuando tenían tres años y estaba segura que no la recordarían si no fuera por el par de cicatrices que les dejó. Para su hermana menor ella era una desconocida, una extraña que estaba entrando a su vida, entendía el sentimiento porque era lo mismo que sentía con ellos y sus padres.
— Los cité aquí porque quiero hablar con ustedes, no quiero seguir prolongando esto por más tiempo. — se deshizo del agarre de su madre, entrelazando sus manos sobre la mesa. — No los he perdonado, y no creo que pueda hacerlo ahora, si dijera aquello, sería solo de boca para afuera porque no sería un perdón sincero.
«El día de la mudanza, los esperé durante mucho tiempo en el aeropuerto, tenía la esperanza de que vinieran a despedirse de mí pero ustedes jamás llegaron.» admitió, sorprendiendo a sus padres.
— No tenemos excusas, hija.
— Antes de que continúes, me gustaría poder explicarte la situación, cariño. — los ojos de la rubia estaban llenos de lágrimas, pero ni siquiera eso ablandó el corazón de su hija.
«Nosotros te amamos desde el momento en el que naciste, fuimos padres muy jóvenes pero con el apoyo de tus abuelos, logramos ser una familia estable y tener una buena situación para criarte a ti y a tus hermanos.» Eso ya lo sabía, sus padres eran la segunda generación es tener hijos siendo adolescentes, los primeros fueron sus abuelos. Elaine lo comprende, porque a su edad, Khloe ya se había convertido en madre y estaba casada; ella no puede imaginarse en esa situación pero eso no significa que no sienta empatía por ella.
— Cuando desarrollaste tu singularidad tenía muchísimo miedo. — confesó, dándole un apretón a sus manos. — Tu padre me comentó muy por encima sobre ella, prácticamente no teníamos información y estaba asustada, mi pequeña niña estaba sufriendo y yo como su madre no podía hacer nada.
Para ellos también fue difícil criar a una niña siendo un par de niños, afortunadamente siempre tuvieron el apoyo de los Wiesse, a pesar de que los Taiyō hayan cortado relación con su esposo y la odiaran. No le importaba, lo único que importaba era su pequeña hija y su futuro como familia. La llegada de los mellizos fue una sorpresa para ambos pero jamás fueron indeseados, siguieron teniendo el apoyo de los nórdicos y pronto, todo parecía estar en orden en su vida. Tenían una linda casa cerca de la de sus padres, un matrimonio sólido y feliz, un par de hijos sanos, saludables y lindos, nada iba mal para ellos.
Cuando Elaine desarrolló su singularidad toda la paz se vino abajo, no por su hija, no por su don, sino por quienes vinieron después de saber la noticia. El clan de su esposo era conocido por su formación de grandes héroes a lo largo de generaciones, era una familia conservadora y con mucho dinero, los cuales expulsaron a su único hijo varón al casarse con una extranjera y no mantener la línea.
Los Taiyō llegaron a su vida para arruinarla.
— Llamamos a mis padres porque eran los únicos que sabían sobre tu don, queríamos mantenerte a salvo, tu cuerpo no estaba preparado para soportar algo así… —
«Al estar trabajando, jamás me di cuenta de lo que sucedía en casa, no le prestaba suficiente atención a lo que tu madre me decía, y creía que sólo atacaba a mis padres por su rivalidad. Fue mi culpa no detenerlos a tiempo, terminaron por enfermar a tu madre y dañarte a ti.»
Durante todos esos años, Elaine siempre pensó que a sus padres jamás les importó el trato que los Taiyō le daban, oír de sus bocas que eso no fue así, le hizo plantearse muchas cosas, ella también quería llorar.
— Perdón por no haberte cuidado como debería, Elaine. — su voz tembló ligeramente. — Debí haber sacado a esos bastardos de mi casa cuando noté lo ansiosa y estresada que estabas, pero tenía miedo. — confesó en voz baja, mirando a su hija. — Tenía miedo de todo, tu singularidad estaba fuera de control y los únicos que sabían como manejarla eran ellos, sentía que si los expulsaba de tu vida, quedarías desprotegida.
«Comencé a enfermar, a ser paranoica, no podía dormir en las noches porque estaba aterrada de que algo sucediera contigo y te salieras de control. Nunca pude comprender que tu singularidad estaba conectada a tus emociones, si hubiese sido más valiente quizá no estaríamos en esta situación y jamás te hubiera lastimado como lo hice aquella vez en el hospital»
Cuando menciona aquel momento Elaine se rompe y por fin permite que las lágrimas bajen, porque comprendió que ella no fue la única víctima, su madre también lo fue.
— Sé que no es excusa, nada puede justificar lo que hice, lo que te dije… — ambas féminas se encontraban llorando, tomadas de las manos. — Pero cuando ocurrió el accidente, en lo único que podía pensar era en mantener a tus hermanos a salvo, porque sabía que tú eras mucho más fuerte que yo.
— Eso no les daba el derecho de abandonarme. — contestó, aplastando sus labios. — No merecía esas palabras tan crueles, era sólo una niña… —
— Lo sabemos, cariño. — Haru mira con dolor a la menor, tomando su mano libre. — Fuimos unos padres horribles, ni siquiera merecemos ese título viniendo de ti. Sé que tú no nos consideras como tal, está bien, es lo que merecemos pero si estamos aquí, es para decirte que nos arrepentimos muchísimo.
— No estaba consciente de lo que esas palabras causarían en ti, mi niña. — admitió la rubia, acariciando su rostro. — Perdóname, tú nunca podrás ser un monstruo, no eres peligrosa, Elaine.
La menor tiembla bajo la mirada de ambos adultos, no sabe como reaccionar. Había esperado ese momento por años y a pesar de que enterarse de lo que pasó bajo otro punto de vista, le está quitando un peso de encima y haciendo ver que las cosas no son tal cual ella creyó que eran, no puede perdonar a sus padres.
— Es demasiado tarde ahora, mamá. — responde con una ligera sonrisa. — Aún así, gracias.
— Realmente lo siento, si pudiera viajar en el tiempo… —
Elaine negó.
— No, incluso si pudiera volver en el tiempo, desearía que me dijeras lo mismo. — Su confesión sorprendió a sus padres. — Gracias a eso, me mudé a aquí, conocí gente maravillosa y formé mi propia familia, no todo lo que pasó es malo.
Ni aunque le dieran la oportunidad de cambiar el pasado lo haría, lo repetiría una y otra vez con tal de experimentar las mismas emociones que alguna vez sintió llegando a Japón: el nerviosismo que sintió cuando conoció a Endeavor, la duda cuando le presentó a sus hijos, la emoción de ver en acción la singularidad de Touya. No cambiaría aquello por nada, porque sino se hubiese mudado, jamás hubiera conocido a Touya, no se hubiese enamorado de él, de la persona que le mostró lo que era realmente amar de una forma romántica, por quien dio todo de sí y recibió lo mismo o más a cambio.
Era su evento canónico.
Tras su pequeña charla y después de secarse las lágrimas, pudieron seguir adelante con su merienda. Un gran peso se esfumó de sus hombros al escuchar la versión de sus padres, a pesar de que hubieron muchos temas que no tocaron, como la razón del por qué nunca le enviaron una carta o un obsequio en festividades, Elaine no quiso saber más, no insistió. Su psicóloga le había dicho que muchas veces las acciones de las personas no tienen explicación, y que tampoco debía obsesionarse con querer tener respuestas para todo, porque eso le haría daño a largo plazo.
También hablaron de sus hermanos, sus padres propusieron tener al menos una comida en familia al mes para que pudieran ir creando su lazo afectivo, a ella le pareció bien siempre y cuando todos estuvieran de acuerdo, eso incluía a Frejya. Realmente esperaba que con el tiempo, la rubia dejara de odiarla por cosas que no eran su culpa.
Si bien no los perdonó, quedó mucho más tranquila consigo misma, sabiendo que cerró una etapa que repercutió en ella hasta el día de hoy. A pesar de estar consciente de que no era un monstruo, ni peligrosa, las palabras de su madre hicieron una diferencia en su niña interior, aquella que buscaba el amor de su progenitora, puede decir con tranquilidad que la Elaine de cuatro años puede descansar feliz.
Al terminar de comer, los mayores le dijeron que la irían a dejar a la escuela pero ella les dijo que estaba trabajando esa semana en la agencia del héroe número uno. El primer encuentro de ellos dos con Enji no fue lo que se llama agradable, porque existía una gran tensión entre Haru y Endeavor, aún sabiendo eso, aceptaron llevarla.
— ¿En qué trabajas exactamente? — preguntó Khloé con curiosidad.
— Depende del día. — respondió, observando sus ojos por el retrovisor. — Tengo turnos nocturnos en donde patrullo la ciudad, otras veces contesto llamados de emergencia y algunas ayudo a Enji con el papeleo.
— Haces más que un interno promedio, tienes más libertades. — comenta el pelirrojo, cambiando de carril. —
— Conozco la agencia desde que me mudé, es literalmente como mi tercera casa. — sonríe, acomodando su cardigan. — A pesar de ser hija de quien la maneja, hago el mismo trabajo que los demás.
El resto del camino continua con una plática relajada, en donde ellos preguntan sobre su formación como héroe y ella responde. Su padre también la hace reír muchas veces al contarle anécdotas de la UA, en especial sobre el director Nezu y otros profesores que ya no enseñaban en la institución.
El momento de despedirse llegó cuando estacionaron frente a la agencia del héroe, notaba en el rostro de los mayores que no querían dejarla ir, posiblemente querían pasar más tiempo con ella, pero tenían que ir poco a poco si querían formar un vínculo sano y fuerte, eso es lo que le dijo Takumi.
— Gracias por traerme. —
— Gracias a ti, hija. Nos alegra haber hablado contigo. — ella sonríe, negando suavemente.
— Espero que nos veamos pronto. — dijo la rubia, acariciando su rostro. — Te avisaré por mensaje la fecha de la cena, ¿Está bien? —
— Claro, está bien. — asintió, abriendo la puerta. — Cuídense, nos mantendremos en contacto.
Justo cuando estaba saliendo del coche, Enji salía por la puerta de la agencia y fue inevitable que no chocaran miradas. El mayor se acercó hasta ellos con las cejas alzadas, buscó en el rostro de su hija algún amago de que hubiese llorado pero nada, estaba como siempre. Igualmente, no le agradaban sus padres por lo que está bastante alerta.
— ¿Todo bien? — preguntó una vez estuvo frente a ella.
— Todo bien, papá. — contestó con una sonrisa.
Elaine se despidió de sus padres con una seña de manos que ellos corresponden, al ver que no hay nada de qué preocuparse el héroe pega media vuelta dispuesto a entrar pero es detenido por la voz femenina de Khloe, quien se baja del coche, su esposo la sigue sin saber qué es lo que planea su esposa. La diferencia de altura entre ambos no es tanta, ya que la nórdica es de la misma altura que su hija pero sigue notándose una diferencia entre ambos.
— ¿Sucede algo? — cuestiona el héroe, bajando la mirada hasta la mujer.
— Sólo quería darle las gracias por cuidar de Elaine. — murmuró, desviando la mirada. — Es evidente que no somos bienvenidos en su familia, no queremos irrumpir en ella ni obligarla a nada, eso lo dejamos claro hoy.
— Me alegra que hayan resuelto todo, aún así, no me agradan. —
Él no es nadie para juzgar, menos teniendo su historial como padre pero la diferencia radica en que él jamás abandonó a ninguno de sus hijos, sabiendo como era el antiguo Enji ni siquiera un acto tan cruel se le pasó por la cabeza y a pesar de que en un principio aceptó a Elaine como si discípula solamente por su increíble singularidad, no podía negar que le tomó cariño, y que ahora es parte de su familia, es su hija.
Debido a eso, no quiere que vuelva a sufrir, no quiere cometer los mismos errores ni dañar a su familia nuevamente. Espera poder remediar su pasado, es probable que sus Natsuo o Shoto jamás lo perdonen pero no importa, él seguirá avanzando y dando todo de sí mismo para convertirse en un héroe que haga orgullosos a su familia.
— Sigue cuidando a Elaine por nosotros, Endeavor. — ambos pelirrojos se miran fijamente, hasta que Haru desvía la mirada.
— Eso haré.
No hacía falta que se lo pidieran, no sólo cuidaría a Elaine — que era su sucesora — sino a toda la nueva generación de héroes, porque ese sería el legado que les dejaría como héroe número uno. Tiene que asegurarse de que ellos tengan el camino pavimentado para alcanzar sus metas y continuar con el oficio.
Porque poco a poco, se comenzaba a notar las falencias del sistema de héroes y si caía, todos caerían con él, provocando caos y desconfianza en los ciudadanos.
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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s
◎ La familia paterna de Elaine está al tanto de la vida de su nieta, aunque no han hecho nada para intervenir.
◎ En algún momento, Elaine heredará el título de cabeza de familia debido a que es la última Taiyō con el don Sunshine.
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+100 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 170 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.
En otras noticias, he creado un canal de difusión para comunicar nuevos proyectos, actualizaciones, colaboraciones, etc.
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˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!
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