❏ | 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑𝐒
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Unos días antes de que comenzará el ansiado campamento de verano, Elaine decidió disfrutar de su tiempo libre junto a Keigo, yendo a la playa por un día — solos — para así pasarla lejos de la ciudad y de sus responsabilidades como héroes aunque sea por un día. La fémina estaba menos nerviosa que la primera vez que tuvo una cita con el rubio, ahora se sentía mejor y más tranquila. Al menos no iba a perder la oportunidad de utilizar el bañador que compró junto a Natsuo, lo triste sería que no podían lucir sus bañadores a juego.
Su abuelo seguía un poco reacio a aceptar a Hawks como su pretendiente, al igual que ella, parecía tenía un favoritismo extremo por el difunto Todoroki. Muy por el contrario, su abuela estaba feliz con la noticia de que estuviera saliendo con el héroe, según sus palabras Keigo era un joven encantador y de buenos modales. Según su abuelo, Keigo era un idiota que venía a robarse a su nieta.
— Si Touya estuviera vivo no tendría que estarme preocupando por estas cosas. — rezongaba el nórdico, molesto. — Él hubiera alejado a todos los chicos con una mala mirada y tú no tendrías ojos para nadie más.
Elaine carcajeó porque tenía razón, si Touya viviera, ella sería su novia y cualquier varón que se le acercara terminaría siendo ahuyentado por la escalofriante mirada turquesa que había heredado de Enji.
— Me siento feliz con Keigo, abuelo. — murmuró, guardando en su mochila un par de toallas. — ¿No estás feliz por eso?
— Tu felicidad será mi felicidad siempre, cariño. — contestó, posando sus manos sobre el rostro de su nieta. — Pero, creo. No. — se corrigió. — Estoy seguro de que hubieses sido el triple de feliz junto a Touya.
— Yo también lo sé. — asintió, acurrucando su mejilla contra las manos del mayor. — Hawks me gusta y quiero poder sentirme igual de feliz con él.
— Sigo teniendo favoritismo. — hizo un mohín, divirtiendo a su nieta. — No quiero que te cierres con una sola persona. — comentó, sorprendiendo a Elaine. — Quiero que salgas y conozcas a muchas personas, que puedas elegir. — sus ojos azules miraron con dulzura a la menor. — No te tomes todo tan en serio, eres muy joven para atarte eternamente a alguien.
«Quiero que encuentres a la persona que te haga sentir un revoltijo de animales en tu interior, no mariposas».
Las palabras de su abuelo la llevaron de vuelta al centro comercial, hace una semana atrás, cuando se encontró en la cabina de fotos con su bombero. Recordó — sintió — el zoológico que revolvió su estómago cuando estuvieron juntos y esa idea le aterró, no podía sentir algo más allá que una amistad con alguien a quien ni siquiera le había visto el rostro. El corazón le latió desbocado contra el pecho, porque todo le cayó de golpe, no había notado lo cómoda que se sentía con su presencia y su toque. Ni mucho menos la sensación de calidez que tenía al estar a su lado, sin contar los innumerables dejá vú que tenía cuando estaban juntos.
— Elaine, cariño. — Frigg se asomó por la puerta, interrumpiendo sus pensamientos. — Ya vinieron por ti.
— Claro, ya bajo. — contestó, siendo observada fijamente por su abuelo.
Björn no era idiota, durante esos segundos donde su nieta estuvo ausente en su cabeza, pudo ver el mismo brillo exótico que obtenían sus ojos cuando veía a Touya de niña, y claramente no estaba pensando en el muchacho rubio con alas de pollo, ¿Había algo que se estaban perdiendo? No descarta ninguna opción, Elaine era una joven maravillosa — y no lo decía solamente porque era su nieta — sino porque era verdad. Es inteligente, bonita, amable y tiene un gran sentido de la responsabilidad, era fácil que cualquiera se enamorara de ella si la conocía un poco, pero... ¿Qué Elaine se enamorara de alguien? Lo veía difícil, porque Sunvely tenía su corazón bajo tres capas de hierro sólido, una coraza de diamantes y un dragón custodiandolo en una torre, porque se negaba a entregar su corazón así de fácil y volver a sufrir.
— Te ves preciosa. — Keigo sonrió, extendiendo su mano para tomar la de Elaine y ayudarla a subir al coche.
No importaba con qué estuviera vestida, si tenía o no maquillaje, para sus ojos ella siempre se veía preciosa.
Había conocido a Elaine cuando tenía quince, en una de las noches — Junto Endeavor — donde ella hacía sus pasantías y su traje de héroe todavía era de color negro. Al principio, no dudó en absoluto que ella fuera hija de su héroe favorito, lo que le provocó una inmensa curiosidad por conocerla y saber sobre ella, su particularidad y su razón para ser una heroína.
Su intención era molestar al héroe número dos, por lo que había descendido lentamente hasta posarse sobre poste de luz, dejando caer un par de sus plumas cerca de Enji, las cuales rápidamente fueron reducidas a cenizas gracias al pelirrojo, enseñándole una mala cara acompañado de un bufido. Lo que él no contaba, era encontrarse de lleno con un par de ojos brillantes como el sol, que lo veían con curiosidad desde abajo.
Recuerda que Sunvely llevaba el cabello corto y con un flequillo recto, el color de su melena junto a su estatura y la posición natural que tenía al estar junto a Endeavor le dio a entender que eran familia.
— Camina Sunvely. — pronunció en un gruñido el héroe, dándole una mala mirada al alado, no quería que siguiera observando de esa forma a su hija.
— ¿Quién es? — preguntó con curiosidad, desviando la mirada del héroe hasta su padre.
— Un pajarraco muy molesto. — fue su respuesta, indicando con la cabeza que se adelantara. No quería que esos dos se conocieran.
Una sonrisa se plasma en el rostro del rubio al recordar esa escena, después de eso, estuvo visitando constantemente la agencia para poder volver a verla. Hasta que un día se la encontró luchando — sola — contra un villano en uno de sus patrullajes y pudo interactuar con ella. Al principio, Elaine estaba muy reacia a hablar con él, porque de seguro Enji se lo había prohibido o probablemente le dijo algo para mantenerla fuera de su alcance. Aún así, con su carisma y carácter jovial, logró hacerla reír y en poco tiempo se volvieron amigos.
«Quién diría que ahora estoy saliendo con ella» pensó, soltando un suspiro como enamorado al verla tan radiante.
— ¿Lista para divertirte mucho, pichoncito? — alzó sus cejas, a modo de interrogación.
— Estoy lista. — asintió, sonriendo.
La luz del sol acariciaba la piel desnuda de ambos jóvenes, mientras la radio del coche reproducía música. Era sabido por todos que el verano no era la época favorita de Elaine pero sí la más beneficiosa para su singularidad, ya que la volvía más fuerte, activa y rápida.
Elaine sonrió estirando sus manos hacia el cielo, el descapotable rojo que poseía Keigo era muy bonito, gracias a no tener techo, podía sentir la brisa marina sobre su rostro, refrescando todo su cuerpo a causa de los rayos del sol. Su acompañante llevaba un sombrero junto a unas gafas de sol, y el aroma a protector solar inundó sus fosas nasales. El rubio estaba cubierto de pies a cabeza, porque no quería quemarse, quedaría rojo como un camarón.
— ¿Cómo van tus sesiones con Takumi, pichoncito? —
— Dice que avanzo de forma lenta pero segura. — admitió, recordando vagamente las veces que sentía la culpa apoderarse de ella al "abandonar" de cierta forma el recuerdo de Touya.
— ¿Has visto a Touya? — preguntó con curiosidad, no era un secreto que Elaine visitaba regularmente el cementerio para verle.
— No lo veo desde que salí de vacaciones. — aplastó sus labios, nerviosa. — ¿Por qué tanta curiosidad de la nada? — alzó sus cejas, divertida.
— Porque él es importante para ti y para tu tratamiento con Takumi. — la fémina desvío la mirada hacia el cartel que indicaba que faltaban dos kilómetros para llegar a la playa. — No quiero que lo borres de tu vida por mi.
Elaine frunció el ceño en una mueca, ella jamás borraría el recuerdo de Touya por nadie. Apreciaba mucho que Keigo la apoyara en su tratamiento para superar y aceptar su muerte pero no le gustaba hablar del Todoroki con él. Se le hacía incómodo mencionar a su primer amor cuando estaba saliendo con él rubio, entendía la curiosidad que tenía Hawks por saber cómo era su relación con Touya, o su comportamiento y físico pero realmente no quería que sus conversaciones girarán en torno a él. La razón era simple, le estaba recordando constantemente que lo estaba "traicionando" y eso la ponía muy triste.
— No hablemos sobre eso. — pidió en voz baja, colocándose las gafas de sol para evitar que se vieran sus ojos cristalinos.
El mayor soltó un suspiro, recargando su mano libre en la contraria, dándole un apretón. La intención del rubio no era ponerla incómoda, pero de verdad quería saber más sobre el chico que le robó el corazón a Elaine. No quería compararse con un muerto pero a veces le era imposible no pensar en la probabilidad de estar con ella si Touya viviera.
— Lo lamento. — murmuró. — No quería hacerte sentir mal, pichoncito.
— Lo sé. — aceptó, entrelazando sus dedos. — Pero no me gusta hablar de Touya contigo.
— A mi me gustaría saber más de él. — inclinó su cabeza hacia Elaine, sonriendo.
— No. — espetó seriamente. — No es correcto, no quiero que cambies tu forma de ser para que me gustes, Keigo.
— Es difícil. — confesó, aparcando el coche. — Porque si Touya viviera, yo no sería nadie para ti.
La menor abrió la boca asombrada — ofendida — de sus palabras, lo que menos quería era que Hawks creyera que él era una especie de reemplazo para ella porque no era verdad. No estaba buscando reemplazar a Touya con nadie y si había aceptado salir con Keigo era porque realmente le gustaba, sus palabras habían dolido y una vez más no pudo evitar pensar que tal vez no estaba lista para una relación formal, menos con alguien que sacara a flote su pasado una y otra vez.
— Está muerto. — pronunció con dificultad, reteniendo las lágrimas. — Los muertos no vuelven a la vida, es imposible.
— ¿Y si no lo estuviera? — la menor bajó del coche, con el ceño fruncido.
— Tendrías razón. — contestó, quitándose las gafas para limpiar su rostro. — Posiblemente Touya sería un héroe profesional con una carrera envidiable y en ascenso.
«Manejaria la agencia de Enji junto a él,llevaríamos años de relación y cuando debutara como heroína seríamos los mejores, juntos.
Tendríamos una maldita casa al estilo europeo con un Husky al que llamaríamos Fenrir, y en pocos años nos hubiéramos casado de forma tradicional y occidental en una boda digna de una princesa.
Viviríamos felices por siempre, ¿Eso es lo que querías oír, Keigo?» lo encaró, dándose media vuelta con mala cara.
El héroe no abrió la boca pero si mostró una expresión de arrepentimiento en el rostro, con las cejas apretadas y los labios aplastados. Sabía que Elaine amaba a Touya pero aún así no estaba preparado para oírlo de sus labios y menos de esa forma tan sarcástica pero fue su culpa, fue culpa suya al haberla presionado.
— Elaine... — intentó acercarse pero la fémina se echó hacia atrás, dolida.
— Fui sincera contigo. — murmuró, rascando sus brazos. — Te dije que sería difícil para mí el proceso, supuestamente lo entendiste pero veo que no es así.
«Jamás te he comparado con Touya, nunca se me había ocurrido hacerlo porque ustedes dos son muy diferentes.
De verdad me gustas Keigo, pero no quiero ver que compitas con alguien que está muerto.»
— Pichoncito. — le llamó, observando como la menor tomaba su bolso. — La cagué, lo siento, no te vayas.
— No me siento bien. — eso se notaba. — Debo descansar.
— Volvamos a casa, te llevo. — insistió, tomando las llaves del coche.
— No, me iré yo sola. — se colgó el bolso al hombro, lista para emprender vuelo.
— Elaine. — intentó detenerla.
— Hablamos después, Hawks. — dijo sin mirarlo.
De su espalda, emergieron dos firmes y fogosas alas, que llegaron a levantar un poco de arena cuando se extendieron. Elaine pegó media vuelta y emprendió el vuelo sin mirar atrás, no quería que él le siguiera.
Elaine no quiso volver a casa, no quería tener que dar explicaciones sobre lo ocurrido y que sus abuelos se llevaran una imagen de Hawks — al menos Björn — que le diría que su favoritismo por Touya seguía en pie, ¿A dónde fue a parar? A su lugar seguro, el cementerio, especialmente frente a la tumba de su fallecido primer amor.
Dejó caer el bolso de su mano hasta el césped, sentándose frente a la lápida con el rostro colorado y los ojos hinchados por haber llorado. No podía creer que su segunda cita con Keigo había acabado de esa manera, había estado esperando por ella durante un tiempo y todo se había salido de control. Entendía que tener de "rival" a un muerto no era fácil para nadie, pero le dolía que Keigo pensara que ella sólo lo estaba usando para olvidar a Touya, ella jamás haría eso.
— Me sorprende que nos encontremos tan seguido. — la menor pegó un saltito, volteando rápidamente para ver cara a cara al azabache.
Estaba de cuclillas frente a ella, extendiendo el ya conocido paquete de pañuelos con aroma — esta vez de fresa — y sacando uno del envoltorio para limpiar su rostro con toda la delicadeza que poseía.
Observó con pesar la coloración rojiza de sus ojos, junto con las pequeñas bolsas que se formaban cada que sonreía o lloraba. La examinó de pies a cabeza, su atuendo veraniego y el bolso a su lado le daba una idea de a dónde iba — o fue — recordando lo dicho en el centro comercial, ¿Sus vacaciones se habían cancelado?
— Hola. — saludó en un susurro, sonriendo débilmente para el varón. — ¿Tienes una alarma que suena cada vez que lloro?
— Por supuesto. — responde con diversión, sentándose junto a ella. — Al ser tu bombero, una alarma suena en mi cabeza cada que lloras.
Sinceramente él no esperaba encontrarse a Elaine allí, de hecho, había ido a su tumba por esa razón, sabía que ella no iba a estar en la ciudad. Desde la primera carta que recibió de su parte, él había comenzado a responderlas, escondiéndolas en la parte hueca del pilar que constituía su nombre y eso era exactamente lo que venía a hacer ese día, esconder una de sus cartas para ella.
— Gracias. — escondió el rostro entre sus piernas.
— ¿Por qué estás aquí? — cuestionó, ladeando su cabeza. — Creí que me habías dicho que te irías de vacaciones.
— Se canceló. — su voz sonó apagada, a causa de estar escondida. — Llegué recién.
— ¿Quieres hablar de ello? — Elaine asintió rápidamente, quería poder desahogarse con alguien que no conocía y viceversa.
El azabache ya conocía su secreto más grande y no lo había divulgado, podía confiar en él.
De su boca salió cada acción, palabras y detalles que pudo recordar, desde que se había subido al coche de Keigo hasta la discusión. Evidentemente evitó decir algún nombre o característica que la asociará con Hawks porque no quería revuelos ni escándalos entre ellos dos. Con cada palabra que salía de su boca la ira de Dabi aumentaba — aunque no lo demostrara — le importaba poco ser la espina en el dedo del imbécil ese, lo que realmente le importaba — preocupaba — era que alguien estaba tratando de salir con su chica y eso no lo permitiría.
— Lo exagere, ¿Verdad? — preguntó al aire, encogiéndose en el sitio. — ¿Crees que mi reacción fue inmadura?
— ¿Por qué tienes el afán de invalidar tus sentimientos? — preguntó en respuesta, volteando hacia ella. — Si a ti te dolió, no debería importarte si te viste exagerada o inmadura.
«Porque nadie va a entenderlo igual que tú.»
— Por algo voy a terapia. — se excuso, sorbiendo su nariz un tanto avergonzada. — Gracias por escucharme.
— No fue nada. — confesó, él estaba feliz de poder pasar tiempo con Elaine, incluso con una máscara.
Una ligera brisa balanceaba los cabellos de ambos, fundiéndose en un acogedor silencio. Sólo ellos dos, con la mirada puesta en las nubes. El amargo sentimiento que embargaba a Elaine desapareció por completo en ese instante, y entonces, recordó las palabras de su abuelo, ¿Se sentía atraída hacia su bombero? No quería hacerlo, porque no se conocían y ambos preferían dejarlo así, quizá, debería decirle a su corazón que se calme y conservar la extraña relación que tienen.
Era temprano, la fémina se había despertado en la mañana para pasar todo el día en la playa. Ahora mismo el sol todavía no llegaba a su punto máximo, ergo, todavía no llegaba el mediodía, quiso suspirar, ¿Qué es lo que haría? No planeaba desperdiciar todo su día en el cementerio pero tampoco quería volver a casa y tener que explicarle a sus abuelos lo que había pasado, menos volver con los Todoroki — quienes también preguntarían — porque tendría que dar explicaciones.
— ¿Tienes algo que hacer? — preguntó, sin mirar a Dabi.
El azabache alzó ambas cejas con curiosidad, negando lentamente a modo de respuesta. Ante eso, ambos se quedaron viendo unos cuantos segundos a los ojos como si se comunicaran telepáticamente, hasta que mostraron una enorme sonrisa.
— Hoy comienza el Gion Matsuri. — comenta el más bajo, ladeando su cabeza hacia ella.
El Gion Matsuri era un festival de verano que se celebraba casi todo el mes de julio, comenzando a tiempo con las vacaciones. El evento era tan importante que se cerraban calles enteras para dejar pasar las hermosas carrozas conmemorativas y los alrededores se veían iluminados por lámparas de colores, con puestos ambulantes en las calles.
Normalmente las personas tendían a vestir su yukata preferido mientras esperaban la función de fuegos artificiales, aunque otros preferían lanzar linternas flotantes al cielo. La primera y última vez que fue al Gion Matsuri fue con Touya, prometiendo volver cuando fueran mayores — aunque eso jamás sucedió — y besarse durante la función.
— ¿Quieres dar una vuelta? — Dabi rascó su nuca ansioso, sonriendo débilmente.
— Sería genial. — contestó, acelerando el corazón del más bajo al verla sonreír de esta forma.
ᚐᚑᚑ⬪ᚑᚑᚐ
ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s
➥Frigg obtiene su nombre de la esposa del Dios Odín, Diosa de los cultivos y el amor.
➥ Cuando se casó con su esposo, ambos decidieron formar la tradición de nombrar a sus hijos como Dioses, pero su hija se cambió el nombre porque no le gustaba el suyo.
ᚐᚑᚑ⬪ᚑᚑᚐ
+100 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 150 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.
˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro