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❏ | 𝐋𝐎𝐎𝐊 𝐀𝐓 𝐌𝐄

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Había pasado una semana desde que Elaine comenzó su tercer año en UA, y el héroe alado no podía estar más emocionado. Hawks decidió que ese año iría con todo, conquistaría a la pelirroja y le pediría que fuera su novia de una vez por todas. Aunque algo había estado molestando al héroe desde hace meses, desde hace algunos meses, Sunvely se había estado comportando más fría con él, es decir: esquivaba su contacto físico y no respondía a sus coqueteos, ignoraba la mayoría de insinuaciones que le hacía.

Todo cambió de la noche a la mañana, poco a poco ella se fue distanciado, no es que no se vieran o tuvieran citas como lo hacían antes, pero ahora parecía que la pelirroja había trazado una línea que él no debía cruzar. Eso no era todo, a inicios de enero la fémina se mantuvo demasiado ausente, como si estuviera pensando en algo; ya no se le veía tan risueña y alegre como de costumbre, Elaine parecía estar de luto.

Al preguntarle a su mejor amiga, la albina sólo le mencionó que durante esas fechas la menor siempre se comportaba así, porque había perdido a alguien importante para ella. Keigo creyó que sólo duraría una o dos semanas pero ya estaban en abril y Elaine seguía de la misma manera, se veía bien físicamente pero algo parecía ir mal dentro de su cabeza y lo ocultaba perfectamente porque ni siquiera a él le dijo que era lo que le preocupaba tanto.

— Pichoncito. — le llamó, provocando que la menor dirigiera su vista a él. — ¿Te sientes bien? Sabes que puedes contarme lo que quieras.

Quería preguntar, realmente tenía deseos de saber qué era lo que la tenía tan triste pero tampoco quería verse intrusivo.

— Estoy bien. — contestó con una sonrisa, ladeando la cabeza. — Sólo que mi tercer año ha empezado algo agitado, también estoy preocupada por Shoto.

No mentía pero creía que Elaine no le estaba diciendo toda la verdad, había algo más que no quería compartir con él o con nadie, porque ni siquiera su mejor amiga sabía que le pasaba. También había intentado hablar con Kaede pero la albina también le estaba ocultando un par de cosas y no sabía el por qué, ¿Sunshine le pidió que no dijera nada? O era ella misma tan leal a su amiga que no le diría sus secretos a él, no tenía una respuesta clara.

Por supuesto que Kaede no iba a abrir la boca, ¿Qué le diría al héroe? ¿Que Elaine casi es abusada por tres hombres en un callejón y que un extraño la salvó? Además, si su amiga no le quiso contar al rubio debe ser por algo, si él desconoce lo que sucedió con Touya, no es responsabilidad suya decírselo, ¡Jamás le diría a nadie sobre el primogénito de los Todoroki! ¡Mucho menos para perjudicar a Elaine! Podría odiar a Touya con todo su ser pero estaba muy consciente de que él era importante para su mejor amiga, nunca revelaría el accidente del Todoroki, menos si Sunvely no lo ha comentado antes.

— ¿No has notado nada raro en Elaine? – preguntó por décima vez en el mes Hawks.

— No, está igual que siempre. — mintió, por supuesto que la notaba extraña. — Quizá se deba al festival deportivo, es su última oportunidad para obtener el oro.

¿Qué más podía decir? Ni ella misma sabía lo que le ocurría a su amiga, después de lo sucedido a inicios de año en el callejón, Elaine dejó de ser la misma y se veía exactamente igual a cuando era niña, como si estuviera reviviendo el luto del Todoroki una vez más. Kaede tampoco sabía lo que pasaba y aunque le preguntará, la fémina no le daba respuesta alguna o las esquivaba, ella era muy buena en eso, Elaine era una experta dando vuelta la situación para hacerte olvidar que preguntaste sobre ella.

La pelirroja tampoco lo estaba pasando mejor, desde lo sucedido en los primeros días de enero, el recuerdo de Touya está más latente que nunca en su cabeza, lo que hace que se sienta más confundida que nunca, porque pensó que después de alejarse de Hawks y ponerle límites, poco a poco sus sentimientos por él se irían, ¡Grave error! Le seguía gustando Keigo y no sabía si más o menos que antes, ella creía que más.

— Yo sólo quería ser una adolescente normal. — se quejó, soltando un suspiro.

Aunque de normal no tenía absolutamente nada, había estado yendo a visitar la tumba de Touya constantemente desde lo que sucedió a inicios de año y de cierta forma, se sentía mejor cada que hablaba con él y le contaba sobre sus problemas. Realmente había dejado a un lado al héroe alado y se concentraba muchísimo en el difunto Todoroki, pero aún así no desaparecen sus sentimientos por él.

Le gustaba Keigo pero estaba enamorada de Touya, y eso jamás iba a cambiar. No podía comprarlos, los dos eran muy diferentes en todos los aspectos posibles. Tanto en físico como en personalidad, agregando que los dos la habían conocido en etapas diferente de su vida: Touya la conoció desde que era una niña y estuvo para ella en donde momento hasta el día de su muerte, la conocía mejor que nadie y sabía todo sobre ella: miedos, gustos, traumas, su lado. En cambio, Keigo la conoció a los quince y sólo conocía lo que Elaine quería contarle, así que no había punto de comparación.

— Me gustaría que sólo me mires a mí. — murmuró el héroe, observando su fondo de pantalla. — Que sólo me ames a mí, Elaine.

Quiere descubrir qué es lo que esconde, tiene cierto temor de que exista alguien más en la vida de la fémina y la acabe perdiendo por no haber hecho nada antes, por eso, está decidido a ir con todo, a pedirle una cita a la pelirroja y lo haría en el festival deportivo.

Estaba sólo a unos días de comenzar el gran evento, no sabía qué hacer ni cómo proponerlo pero de lo que sí estaba seguro es que debía de ser en privado. No quería que Elaine se sintiera presionada por los demás, tampoco quería que todos se enteraran de que estaba enamorada de ella, eso sólo derivaría su relación a un constante acoso por parte de la prensa y ella aún era una estudiante.

— Sólo tengo que ser yo mismo. — dijo en voz alta, sonriendo.

Y eso iba a ser, haría lo mismo de siempre. Comprar comida chatarra en alguna cadena de comida rápida mientras subían a algún lugar lo suficientemente alto como para estar alejados del resto, hablarían un poco y él le preguntaría si quería salir con él, ¿Todo muy sencillo? Aunque no lo era, para él no lo era. Siempre existía la probabilidad de que Elaine lo rechazara y se alejara aún más al saber de sus sentimientos por ella, pero debía arriesgar si quería ganar.











































































El día planeado llegó más pronto de lo que pensó pero estaba listo, se arregló como siempre sin exagerar nada. Quizá estaba más nervioso de lo normal porque la primavera estaba en pleno apogeo y en esa época las aves se aparean, siempre se le esponjan las plumas cuando estaba a un lado de Elaine en esas fechas y agradece a Dios que la pelirroja nunca se diera cuenta o no supiera lo que significaba.

Se suponía que él debía de estar en las tribunas de primer año, viendo a los novatos para así enviar solicitudes a quienes viera más potencia y tenerlos como internos en su agencia, pero ahora mismo todo eso le daba igual y se encontraba caminando hasta el estadio de tercer año solamente para ver a su pichoncito.

— Llegué tarde. — se dijo a sí mismo, viendo como el primer juego había terminado y se mostraba al campeón en la pantalla: Togata Mirio.

Buscó a la menor con la mirada, gracias a sus ojos de halcón podía verla desde lejos y reconocerla entre una multitud pero no la encontró, creyó que tal vez fue al baño para mojarse el rostro o algo así, no estaba preocupado tampoco.

— La carrera de relevos se dividirá en tres partes. — comenta el director. ­ — El primer competidor correrá cincuenta metros planos, el segundo se topará con obstáculos como vallas o material atlético. — continuó. — El tercer y último competidor recorrerá los 120 metros planos.

— Los concursantes deben de pasar el testigo en el momento justo, en el sitio destinado que es de 20 metros. —completó Snipe. — El uso de sus singularidades está permitido, siempre y cuando lo usen desde su sitio.

— Está prohibido intentar chocar o tirar a su competencia. — explica Nezu, sonriendo. — Tienen diez minutos para organizar sus turnos, ¡Comiencen!

No despegó la mirada de Elaine, que había estado allí hace algunos minutos pero traía una pequeña mueca en el rostro. Keigo se preguntó si había sucedido algo con Kaede, ya que habían escogido equipos totalmente diferentes.

Los testigos fueron repartidos entre los competidores, todos eran de diferentes colores para evitar una confusión. En especial por si alguno se caía y otro competidor lo tomaba y lo hacía pasar por el suyo.

— Los equipos vayan a su posición. — ordena Snipe. — Cuando suene el disparo podrán salir. — indica. — El primero en cruzar la línea de meta será el ganador, ¡Mucha suerte!

Mirio levantó su pulgar hacia Tamaki, quien se posicionó en el lugar número uno con una posición de salida junto a los demás que iban en el orden de los puntos obtenidos en la prueba anterior. Sunshine se fue hasta el final donde su mayor competencia era Nejire que podía flotar gracias a su singularidad pero ella tenía fe, sabía que era muchísimo más rápida que ella, especialmente en tierra.

— ¡En sus marcas! —alzó la voz Nezu, los corredores levantaron la cabeza, suspirando. — ¡Listos! — las rodillas se flectan. — ¡Fuera! — el disparo resonó por todo el lugar al igual que los quejidos de quienes quedaron atrapados en el hielo de la albina.

Tamaki suspiró de alivio al haber esquivado el ataque, las alas del pollo que había comido en la mañana aparecieron en segundos y gracias a ella pudo quedar por unos metros delante de Kaede. La cual se deslizaba por el hielo gracias a unas cuchillas que había creado con su particularidad, prácticamente patinando sobre el hielo como si se tratara de un jugador de Hockey. Amajiki no negaría que estaba muy nervioso, no quería decepcionar a su equipo, en especial a Elaine porque ella había formado la estrategia.

«Lo único que tengo que hacer es llegar a donde Mirio y darle el testigo...» Se repetía mentalmente mientras seguía corriendo.

Elaine se mantenía con los brazos cruzados, claramente no podía ver nítidamente la figura de Tamaki desde donde estaba, pero se mantenía optimista y tranquila, si el chico llegara a fallar la singularidad de Mirio les ahorraría un gran problema. Llevaba dos años luchando con el rubio y ya había adivinado su táctica, Togata podía traspasar objetos por parte. Lo que significaba que solo una parte de su cuerpo se volvía impermeable a voluntad propia, lo que le permitía no soltar el cilindro, en su caso les había tocado uno de color azul que era muy similar a los ojos de Enji y por ende, de Touya.

— ¡Kori Kaede ha pasado a Tamaki Amajiki, ambos de la clase B! —

Sus ojos se achinaron, tratando de enfocar al tembloroso cuerpo de Tamaki. Nejire a su lado tenía una gran sonrisa que le estaba poniendo de los nervios. De hecho la había estado ignorando todo ese tiempo, literalmente hablando sola porque Sunshine ni siquiera oía lo que decía. Una extraña habilidad de mute que obtuvo en su pubertad cuando estaba harta de escuchar las clases de su profesor de historia, ahora podía usarlo a voluntad y prácticamente mutear a cualquiera en su cabeza.

La segunda chica en el grupo de Nejire era Aiko, su particularidad no era algo fuera de lo común, prácticamente consistía en tener las habilidades que un gato poseía, como orejas y una esponjosa cola. Aiko era quien se pegaba a ella en invierno, se sentaba a su lado en esas fechas buscando su calor y ronroneaba tal como un felino. Era muy ágil gracias a su particularidad y supo que fue bien usada en ese punto de la carrera de relevos.

— ¡El equipo Mirio toma la delantera! — anuncia Nezu. — ¡Por favor joven Togata, asegúrese de cubrir su intimidad!

«Aiko es muy rápida, pero no hay nada que pueda hacer contra la permeabilidad de Mirio».

La figura desnuda del rubio se acercaba cada vez más a ella, Elaine intentaba con todas sus fuerzas ver a otro lado porque al rubio parecía no importarle mostrarle el culo a todo el mundo, de forma literal. Desde ahí podía ver la luminosa sonrisa de Lemillion, agitando el testigo con la mano y gritando cosas que ella no podía escuchar, esperaba no tener que empujarlo si se atrevía a acercarse demasiado con el rabo al aire.

Los profundos ojos azules del más alto chocaron con los de ella al mismo tiempo que sus manos se rozaban, el testigo ahora estaba en manos de Elaine, quien en cuanto tuvo el objeto en mano se echó a correr, prácticamente como si fuera un rayo.

— ¡Taiyō Elaine ha desaparecido de nuestra vista!

— Está adelante, señor director. — informó Snipe.

En menos de un minuto Elaine había pasado los cincuenta metros, tendría ganada la carrera en un abrir y cerrar de ojos literalmente. El sol brillaba sobre ella, nutriéndola de su poder y el mediodía se acercaba, lo podía notar porque su cuerpo temblaba. Lastimosamente no podía usarlo porque ya acabaría la carrera y usar su última forma con sus compañeros sería una visita directa a la morgue y con eso, su carrera como heroína a la basura.

Una gran sonrisa se plasmó en su rostro cuando vio la meta a unos metros, inhaló una gran cantidad de aire para después soltarlo lentamente, apresurando el paso.

Alzó su mano con el testigo en ella, de esa forma cruzó la meta y llevándose la cinta blanca entre el cilindro en sus manos. La multitud estalló en aplausos y vítores, Elaine sonrió buscando entre la multitud a Enji pero no lo encontró, se sintió un poco decepcionada porque el héroe siempre estaba allí en sus triunfos. Aunque su sonrisa volvió a aparecer cuando se encontró con los ojos dorados de Hawks, el cual le sonreía abiertamente.

«Estoy orgulloso de ti, pajarita» Leyó en sus labios.

— Los ganadores del segundo round... ¡Equipo Mirio!

El rubio la alzó en brazos mientras gritaba, festejando su triunfo con Tamaki agarrado de su otro brazo. El pobre azabache quería vomitar al ser el centro de atención, la calidez y el brillo de sus amigos lo cegaban, porque él muchas veces decía que Togata era como un sol, pero Elaine lo era de forma literal y brillaba por cuenta propia, podías notarle por donde sea que la mirases porque su sola presencia parecía denotar un singular brillo.











































































Los nervios azotaron su sistema cuando el director dio la hora de almuerzo como comenzada, Keigo se dio prisa en conseguir el almuerzo de ambos: un combo de comida del KFC, su cadena favorita. Conociendo a la pelirroja, presentía que se iría hasta la azotea de la institución para comer o esperarlo, él creía que Elaine lo estaba esperando, por lo que llegó lo más rápido que pudo hasta allí.

Usando las ventanas espejo para acomodar su cabello, estaba ansioso, sentía que el corazón le iba a mil por hora y que en cualquier momento se desmayaría. Le rezaba a todos los Dioses habidos y por haber que la menor aceptara su propuesta, que no fuese rechazado porque si ese era el caso, sería un golpe muy duro para él.

Sus alas lo alertaron de las vibraciones que hacía Elaine al subir las escaleras, por lo que se dio una última mirada y soltó todo el aire retenido en sus pulmones: Estaba listo.

Cuando la pelirroja abrió las puertas de la azotea Hawks volteó a verla con una sonrisa, enseñando que en sus manos tenía un par de bolsas del KFC. El corazón de la pelirroja comenzó a latir tan rápido que creyó que el rubio podía oírlo con sus desarrolladas plumas, llegó a asustarse de su extraña reacción. Pues aquello solo solía ocurrirle cuando Touya rondaba a su alrededor, en un claro signo de que le gustaba y ella se negaba a aceptar a sentir algo por Keigo, no de esa forma.

— ¿Por qué tienes esa cara, pichoncito? — preguntó el héroe, dejando la bolsa en la cornisa, yendo a abrazar a la menor. — Estás pálida, no es común. — frunció ligeramente el ceño. — Me gusta más cuando tienes tus adorables mejillas rosadas.

— Cállate. — pidió, con ese solo comentario el rojo había vuelto al rostro de Elaine, avergonzada.

— ¿Eh? ¿Ni un gracias? — bromeó, tenía que alzar la vista para poder ver los ojos de Elaine.

— ¿No deberías de estar viendo a los de primer año? Se supone que buscas pasantes en tu agencia. — comentó, yendo a sentarse junto al rubio a la cornisa.

—  No. — respondió con una sonrisa. — He venido a verte, claramente.

— ¿A mí o a Endeavor? — bromeó mientras pellizcaba las mejillas de Keigo, el cual le miró mal pero finalmente terminó por enseñar su brillante sonrisa.

— A ti. — con su respuesta, Elaine solo pudo atinar a sonreír.

— Deja de coquetearme. — se quejó, empujando levemente el cuerpo del rubio. Pero él no la dejó ir, simplemente la atrajo hacia él con sus alas.

— No puedo evitarlo. — admite, dándole la bolsa con papitas. — Sería más fácil si aceptaras salir conmigo.

— Siempre salgo contigo. —le recrimina.

— En una cita, no como amigos.

Ya está, lo había dicho. Sus manos estaban temblando tanto que tuvo que meterla en sus bolsillos, ella se había quedado en silencio y miraba a la nada, ¿Lo estaba pensando? Sus ojos se llenaron de ilusión al saber que al menos Elaine lo estaba considerando, quizá tenía una oportunidad con ella, quizá correspondería a sus sentimientos y vivirían por siempre, casados y con tres hijos. Los minutos pasaban y ella continuaba en silencio, algo que elevaba cada vez más los nervios del héroe, ¿En qué pensaba tanto? Keigo no quiso creer que se estaba debatiendo entre sus sentimientos y los de otra persona, porque de ser así, se sentiría terrible. No quiere que haya otro hombre en la vida de la pelirroja, no podría soportar verla con alguien más, la ama demasiado.

Sunshine pensó durante varios minutos, ¿Estaba bien estancarse por una persona? Los Todoroki le decían que a Touya le gustaba verla feliz, y que de seguro pondría su felicidad primero por sobre la de él, aun así no podía evitar sentirse mal. Ella jamás supo lo que era quemarse porque prácticamente no podía hacerlo, pero sentía una horrible sensación de ardor en el lugar de su corazón, como si la hubieran atravesado con una barra. Su cabeza le seguía repitiendo que era lo mejor para ella y para su salud mental, todos le repetían lo mismo: "Él no va a volver, tienes que rehacer tu vida", entonces, ¿Por qué le dolía tanto dejarlo ir? ¿Por qué tenía tantas ganas de llorar? ¿Por qué no se sentía bien con esa decisión? Ella no quería mentirse a sí misma, sabía que los sentimientos que tenía por Hawks eran reales. Sí, el rubio con flamante sonrisa le había estado cortejando por casi tres años y aunque al principio estuvo muy reacia a verlo como algo más que un amigo, las cosas habían cambiado, pero había un problema y era que, Takami Keigo no era Todoroki Touya y por más que lo quisiera, jamás llegaría a amar a Keigo como amaba a Touya.

— ¿Lo dices en serio? — preguntó con ilusión, incluso sus alas se habían estirado de la emoción.

La respuesta positiva de la fémina le hizo sonreír como nunca lo había hecho antes, el pecho se le llenó de felicidad, se sentía eufórico, como si le hubiera dado la mejor noticia del mundo. No pudo evitar mirarla fijamente con todo el amor que le tenía, se sentía en las nubes, ¿Así era el amor correspondido? ¡No lo sabía! Pero quería sentirse así por siempre, era como descansar sobre una cama de algodón.

— Creo que ya es tiempo... — contestó, aunque no entendía por qué se sentía tan mal, sentía que estaba traicionando a Touya.

— ¡La pasaremos genial, ya lo verás pichoncito! — el héroe terminó por besar el rostro de la pecosa, estaba tan contento de que haya aceptado salir con él que no pudo contenerse. —¡Mis alas! — se quejó, sintiendo como Elaine había encendido su cabellera para alejarlo.

— ¡No hagas eso! — dijo con vergüenza, intentando evitar la mirada del alado llenando su boca con las patatas.

Ambos almorzaron sin más complicaciones e hicieron como si nada hubiese ocurrido, Hawks no quería que se formara un ambiente incómodo luego de prácticamente dejarle muy claro a Elaine que tenía sentimientos por ella, aunque se lo venía diciendo desde hace más de un año y ella todo se lo tomaba a broma o lo ignoraba, era realmente difícil tratar con Sunvely porque era poco expresiva cuando se trataba de hablar de sus sentimientos, especialmente los que giraban alrededor del amor o de sus penas.

«Por fin te tengo, pichoncito» pensó para sí mismo, observando con emoción a la pelirroja.










































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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s

◎ La termografía es la técnica que utiliza Elaine para determinar la temperatura de cualquier objeto o ser vivo. Esto es debido a la radiación infrarroja que captan sus ojos pero se activa cuando los cierra.

◎ El 56% de la IR proviene del sol, las personas normales no pueden verla debido a que su longitud de onda es mayor que la de la luz visible, pero sí sentirla por su efecto calorífico. Este tipo de radiación es perjudicial para las personas comunes pero a Elaine no le hace un daño mayor

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+100 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 160 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.

























































˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!

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