❏ | 𝐈'𝐌 𝐇𝐀𝐖𝐊𝐒
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Las patrullas nocturnas son las favoritas de Keigo, ¿Por qué? Porque las calles no estaban concurridas de civiles que al verlo chillaban para pedirle una foto. No lo mal entiendan, Hawks adora a sus admiradores pero a él le gustaría tener más tiempo libre, tiempo para relajarse y para sí mismo.
Desde que era un niño nunca pudo tener una infancia normal, con su padre siendo un villano alcohólico y violento, junto a su madre sumisa que le culpaba de su mala vida, no podía haber exigido más. Quizá la primera vez que sintió algo más fue cuando su madre le regaló aquel peluche de Endeavor, sólo porque estaba más barato que el de All might. Igualmente, el héroe nunca fue fan suyo, porque la única persona que le hizo sentir algo más que tristeza fue Endeavor.
Como su nombre lo decía, él se había esforzado más que nadie para intentar superar al símbolo de la paz, algo que nadie nunca había hecho. Keigo había visto más allá en él, en ese hombre orgulloso y prepotente. Cuando la comisión de héroes le propuso protegerlo a cambio de que él siguiera los pasos de Enji, no lo pensó mucho, quería ser como él pero jamás se imaginó que la vida que escogió sería tan dura. Hawks era un pájaro encadenado a una jaula y la dueña de su correa era la presidenta de la comisión de héroes, ellos siempre le decía que hacer y como actuar, por eso actuaba como un arrogante, era una faceta suya para que no se acercaran a él.
Al menos no alguien que no se mereciera conocer su verdadera personalidad.
Fue en una de esas noches donde surcaba el cielo como un ave que se volvió a encontrar con Sunvely, estaba luchando completamente sola contra un par de villanos de poca monta, que fueron fácilmente vencidos por las poderosas llamas de la pelirroja.
Keigo vio su oportunidad y no la desaprovechó, aterrizando suavemente en una farola, dejando caer sus plumas sobre la fémina, quien instintivamente alzó la mirada.
— Nos volvemos a encontrar, señorita. — de un salto bajó de allí, haciendo una reverencia ante ella.
Elaine le miró de pies a cabeza, con una mueca extraña en el rostro, ignorándolo por completo y llamando a la policía para avisarles que había capturado a los tres sospechosos.
«Auch» pronunció en su cabeza, observando como ella pasaba olímpicamente de él. «Igual que Endeavor-san» pensó, suspirando como un bobo.
— Soy Hawks, ¿Cuál es tu nombre? — volvió a posarse frente a ella, batiendo sus alas suavemente.
— Sunvely. — respondió sin mirarlo, entregando a los tres criminales a la policía.
— Muchas gracias, nos ahorraste un gran trabajo. — le agradece el oficial, mientras su compañero mete a los delincuentes a la patrulla.— Un gusto verte también a ti, Hawks.
— Un placer, oficial. — contesta el rubio.
Cuando la patrulla se marchó, un silencio se instaló entre ambos, Elaine se dispuso a irse mientras tanto aunque fue rápidamente detenida por el rubio, quien la seguía desde los aires, preguntando cosas sobre ella.
— ¿Por qué me estás siguiendo? — preguntó harta, poniendo mala cara.
— Porque quiero saber más de ti, ¿Podrías responderme? —
— No. — zanjó, volviendo a retomar su camino. — Esto es acoso. — murmuró, cruzada de brazos sin despegar la mirada del héroe.
— Endeavor-san te prohibió hablar conmigo, ¿verdad? — la menor detuvo sus pasos, sorprendida. — Te he pillado, ¿Qué es lo que te ha dicho sobre mí? ¿Que soy un mujeriego? — Hawks se carcajeó ante el rostro que tenía la menor.
— Nada de eso. — admitió, para sorpresa del rubio. — Sólo me dijo que me alejara de ti porque tiendes a ser muy molesto y pegote. — el varón vuelve a reírse, encantado.
— ¿Qué dices? ¿Quieres conocerme? — se inclinó de forma cómica frente a Elaine, ella se ríe y asiente, tomando la mano que el rubio le extiende.
La duda se extiende sobre el rostro de la menor durante unos segundos, si bien el viejo le había dicho que no se acercara a él... No podía juzgarlo solamente por algo que Enji dijera, es decir, Endeavor no es la mejor persona como para señalar a los demás. Elaine lo piensa durante unos segundos y acepta, tomando la mano que el rubio le ofrece con timidez.
— Está bien. — murmuró, provocando una sonrisa en Keigo. — Pero tengo que volver antes de medianoche a la agencia.
— Muy bien, Cenicienta. — carcajeó. — Sujetate fuerte. — a ella no le dio el tiempo para procesar su petición, cuando ya se encontraba en los aires, gritando del miedo y agarrada al héroe como una garrapata.
Los primeros minutos, estaba demasiado asustada como para abrir los ojos o siquiera aflojar el agarre que tenía sobre él, pero después de un rato Elaine se permitió abrirlos, encontrándose con las maravillosas vistas de la ciudad desde el cielo.
Desvió la mirada hasta el varón que estaba a su lado, observando que tenía una tenue sonrisa en su faz y un delineado de ojos mucho mejor que el suyo, le dio un poco de envidia.
Descendieron en la cornisa de un gran edificio, el héroe le ayudó a mantener el equilibrio unos segundos hasta que le sonrió y dejó que se sentara primero. Hasta ese momento, Elaine no tenía una mala impresión suya, por lo que correspondió la sonrisa.
— Soy Hawks. — el héroe hizo una gran reverencia, extendiendo sus alas para ella. Algo que hizo reír a la pelirroja. — ¿Podría decirme su nombre? —
— Soy Sunvely. — dijo, estrechando las manos con el más bajo, sonriente.
— Sunvely... — saborea el nombre en sus labios, sin despegar la mirada de ella. — Lindo nombre, ¿Tiene algún significado especial? — la menor asintió rápidamente, como si estuviera emocionada de explicarlo.
— Sunvely significa sol encantador. — contestó, sonriendo. — Se forma con las palabras Sun y Lovely, me lo dio una persona muy importante para mí.
Su respuesta llama la atención del mayor, quien revolotea a su alrededor como un niño emocionado, quiere saber más sobre ella, quiere saberlo todo.
— Mi nombre de héroe no tiene un significado tan especial, lamento decepcionarla. — ella se rió, restándole importancia.
En su momento creyó que Elaine era simplemente una cara bonita con una singularidad poderosa, pero el resto de la noche que pasó con ella hablando en aquella cornisa, le hizo darse cuenta de que no era así. Era una joven bastante agradable, era sencillo mantener un tema de conversación con ella y entendía las bromas fácilmente, se reía absolutamente con todos los horribles chistes que le contó y lo mejor de todo era que no sabía de su existencia, no conocía el estereotipo que tenían sobre el gran héroe número tres, por lo que podía ser él mismo frente a ella sin necesidad de fingir.
Con el tiempo, las charlas y escapadas nocturnas se hicieron costumbre. Era ya algo de cada noche que Keigo visitará la agencia a medianoche para encontrarse con Elaine y dar un paseo nocturno, sólo eran ellos dos, surcando los grandes cielos de Musutafu y hablando de tonterías durante horas.
No pasó mucho tiempo para que Keigo comenzará a desarrollar sentimientos románticos hacia la pelirroja, pero quizá había un pequeño problema — varios problemas — el principal era su edad, su diferencia de tres años no era nada si te ponías a pensar pero no intentaría absolutamente nada con ella, el segundo era que Elaine parecía ignorar cualquier intento suyo de coqueteo, no sabía si lo hacía a propósito o si era simple despiste. Y el tercero era que Sunvely era demasiado desconfiada, hablaban sobre ella, claro que sí, pero nunca contaba más allá de lo que ya se sabía de ella.
Hawks ya sabía por su boca que era mitad alemana, que sus padres vivían allá mientras que ella se mudó a Japón hace muchos años para poder controlar su singularidad y que de esa forma conoció a Enji. Le dijo que vivía con sus abuelos y que desde pequeña era cercana a los Todoroki, su color favorito era el amarillo girasol y amaba las gyosas pero eso era algo que todos sabían, el héroe alado quería algo más, quería ser más íntimo, que ella confiara en él y le contará toda su vida, sus miedos, sus temores, sus alegrías, todo.
— Las papas del McDonald son las mejores. — murmuró contra su hombro, mientras ambos se mantenían comiendo sobre un edificio a medianoche. Algo que había aprendido de Elaine, era que no importaba cuando comiera, jamás engordaba. — Por cierto, Hawks. Llevo tiempo queriendo preguntarte esto.
— Adelante. — el rubio se quitó el ketchup de la boca, observando a detalle a la menor.
— ¿Cuál es la marca de delineador que usas? Necesito saber cuál es, me da envidia que después de luchar no se te corra, queda intacto. — hizo un ligero puchero, provocando la risa en el mayor.
— No me hago el delineado, pichoncito. — respondió para sorpresa de la fémina.
— No te creo. — dijo, sorprendida.
— Puedes acercarte para comprobar.
La menor asintió a su petición, acercándose levemente hasta rozar su nariz con la de Keigo, esponjando las plumas del héroe. Las yemas de los dedos femeninos tocan con suavidad sus parados, intentando quitar de alguna u otra manera el "delineador", Elaine acabó por chasquear la lengua al darse cuenta de que efectivamente no era maquillaje, si no que los ojos del rubio eran así.
— Que envidia. — murmuró tras separarse. — Me hubiera encantado nacer con los ojos ya delineados. — ambos se ríen, divertidos.
— Tus hijos pueden heredarlos. — comentó, desviando la mirada levemente avergonzado mientras bebía su soda.
El ceño de Elaine se frunce, dudando. A su cabeza le llega la imagen de un pequeño Touya, ya que ella siempre imaginó a su primer hijo varón como la copia de su padre. Ver al infante con el mismo delineado de Keigo le hizo negar con la cabeza, era imposible que se viera así, no le pegaba para nada.
— Dudo mucho que mis hijos hereden algo así. — contesta, con una mueca pensante. — ¡Aunque de seguro los tuyos sí! — dijo con alegría, haciendo suspirar al rubio.
«Que inocente eres...»
— Hablas de ello con mucha naturalidad, ¿De verdad piensas tener hijos? — ante su pregunta, Sunvely ladea la cabeza.
— Hace mucho que no pienso en eso. — admitió. — Cuando era niña lo mencionaba todo el tiempo, quería casarme y ser madre. — sonrió, contenta. — Aunque ya no pienso mucho en mi futuro, dejé de hacerlo hace años... —
Allí estaba de nuevo, esa bruma oscura y deprimente que azotaba a Elaine de forma repentina. La sonrisa se le había borrado y ahora tenía la mirada fija en su porción de papas, él quería saber qué era lo que tanto escondía, lo que tanto dolor le provocaba para ponerla así.
— ¿Y eso? — alzó ambas cejas, curioso.
— Oh, es porque nunca sabes lo que va a pasar. — murmuró, llevándose papas a la boca. — No sirve de nada hacerse ilusiones con algo que desconoces.
«El futuro es muy incierto, puedes planear tu vida todo lo que quieras pero nunca sabrás qué es lo que viene, y eso, puede derrumbar de una vez todos tus sueños e ilusiones»
— Ya veo. — soltó un suspiro. — Tienes una forma de ver la vida muy interesante, pichoncito. — dijo con una sonrisa.
Era más que evidente que algo le había sucedido, algo que provocó que tuviera ese tipo de pensamientos. No era nada común que una joven de quince años pensara así de la vida y sobre su futuro, Elaine no se preocupaba por ello. No se preocupaba ni siquiera por el puesto de número dos que le estaba heredando Endeavor, ni toda la responsabilidad que tendría sobre sus hombros una vez se retirara, era como si no tuviera noción del tiempo y viviera en el presente o más bien, vivía en el presente con la mente en el pasado y él quería saber por qué.
— Pero en algo tienes mucha razón, Elaine. — ella alza la mirada, observando fijamente al héroe. — Nunca sabes cómo será el futuro, creo que soy un gran ejemplo de ello.
— ¿Es así? — cuestionó, confundida.
— ¿Sabes por qué Endeavor es mi héroe favorito? — ella negó rápidamente, encogiéndose de hombros. — Es una larga historia, pero creo que tenemos tiempo. — dijo, guiñandole un ojo a la menor.
«Yo nací en el seno de una familia pobre, mi padre era un villano de poca monta y mi madre una especie de cómplice. Mi padre era un alcohólico que gastaba todo lo que robaba en su vicio y mi madre le rogaba porque no le dejara, ese fue en el ambiente en el que crecí». Los ojos dorados de Elaine miran al héroe con pesar, sintiendo empatía.«No salía de casa debido al estatus de mi padre y mi conocimiento sobre los héroes se basaba en lo que aparecía en la televisión, yo creía que era una fantasía pero rápidamente me hice fan de Enji debido a su esfuerzo, eso era admirable. A la edad de cinco años mi madre me regaló un muñeco de Endeavor, solamente porque era más barato que los de All might, pero a mi no me importó, yo estaba realmente feliz»
— Lo siento. — murmuró la menor al darse cuenta que estaba llorando. — Soy un poco emocional.
— No llores, pichoncito. — murmuró cariñosamente, limpiando sus lágrimas. — Eso pasó hace años.
«Unos meses después de manifestar mi Quirk, Endeavor capturó a mi padre, me sorprendió muchísimo saber que los héroes realmente existían, que no eran ficción. Debido a esto, tuvimos que huir de casa por el temor de ser arrestados y terminamos viviendo en la calle». Soltó un largo suspiro, acariciando la mejilla de Elaine al notar como reprimía las lágrimas. «Una noche, usé mi singularidad para salvar a una familia de un accidente de coche, la comisión pública se interesó en mí después de eso. Ellos nos ofrecieron protección y compensación a cambio de que abandonaramos el apellido de mi padre, dejando que ellos me entrenaran.»
— Tuve un entrenamiento especial desde entonces, fui entrenado para ser un espía y a los ocho años ya era uno de los mejores. – comentó con un falso orgullo, sonriendo.
— Lo lamento mucho. — sorbió su nariz, avergonzada. — Debió ser muy duro... —
— No llores más. — se carcajeó, viéndole con un brillo singular. — Creo que debo presentarme de nuevo, pichoncito. — El varón se pone de pie, haciendo una exagerada reverencia con sus alas, igual que la primera vez que se conocieron. — Mi nombre es Takami Keigo, es un placer.
— Yo soy Taiyō Elaine. — contestó, poniéndose de pie e imitando su reverencia. — El placer es todo mío, Keigo.
Escuchar su nombre saliendo de los labios de la pelirroja hicieron que su corazón se acelerase a más no poder, ruborizando sus mejillas. No pudo explicar bien lo que sucedió a continuación, sólo sabía que se había lanzado a abrazar a Elaine con fuerza, mientras ambos se reían suavemente bajo la luz de la luna.
Fue en ese instante en el que Keigo confirmó que estaba completamente enamorado de Elaine, y que haría lo que fuera para verla sonreír tan preciosamente.
— Te ves cansada. — la voz de Enji detrás de ella le hizo dar un ligero brinco. — ¿No dormiste bien? —
Era muy temprano en la mañana, se había despertado hace poco y parecía que el sueño no quería abandonar sus sistema todavía, tenía los reflejos algo flojos. Elaine quería volver al ascensor para subir a su habitación y dormir lo que no había dormido anoche, pero sería imposible.
— Estuve pensando en algunas cosas, puede que se me haya ido la hora. — admitió, bostezando.
No había podido dormir bien la noche anterior por estarle dando vueltas a las palabras dichas por Keigo, agregando que buscó en Internet más sobre el padre del rubio y efectivamente era todo lo antes mencionado por él: un estafador, asesino a sueldo, ladrón, ludópata y un sinfín de cosas más, los cargos contra él eran varios y tal como le contó el héroe, el villano fue capturado por endeavor cuando ella todavía no llegaba a Japón.
Elaine sintió mucha tristeza cuando escuchó su historia, y de cierta forma se sentía en deuda con Hawks porque él estaba siendo muy honesto y ella no hacía más que esquivar sus preguntas más personales. No quería — ni estaba lista — para hablar sobre Touya, mucho menos del horrible padre qué es Endeavor con todos sus hijos, no quería desilusionar al rubio pero quizá podría comentarle las cosas que sucedieron antes de su llegada a Japón, tal vez con el tiempo podría decirle la verdadera naturaleza del héroe número dos.
— Hoy no tienes que patrullar en la noche. — le comentó el más alto, viendo como la pelirroja se frotaba los ojos. — No te veo en condiciones.
Algo dentro de ella quiso sonreír más no lo hizo, esas simples palabras eran más que un regaño. Era una preocupación genuina de Enji por su estado, esa era la forma tan particular en la que el héroe demostraba su cariño.
— Lo siento. — murmuró, bostezando nuevamente. — Haré doble turno mañana.
— Eso espero.
El resto del día para Elaine consistió en resolver pequeños crímenes: robos, detener villanos y salvar civiles, nada fuera de lo común. A la hora del almuerzo comió junto a Enji y después de eso, se encargó de atender llamadas junto a las recepcionistas, fue un día muy tranquilo para ella y para su falta de descanso. A pesar de que en algunos momentos estuvo a nada de dormirse, se compró una energética en la máquina dispensadora que había en el pasillo y de esa forma completó su rutina de ese día sin mayor preocupaciones.
Cuando la noche llegó, Elaine se dejó caer sobre su cama boca abajo y soltando un enorme suspiro, esforzándose por no dormirse allí mismo porque Keigo pasaría por ella en media hora. El sueño la estaba llamando a irse con él y la verdad la pelirroja tampoco se estaba resistiendo tanto.
Levantó la cabeza cuando su ventana fue tocada y por allí entró el héroe, cargando una bolsa con comida rápida. Hawks sonrió dulcemente al ver a la menor desparramada sobre la cama tan casada se acercó hasta sentarse a su lado y acarició levemente su cabello.
— Parece que estás muy cansada para salir hoy. — ella asintió, haciendo un puchero. — Podemos quedarnos aquí, no tengo problema.
— ¿De verdad? — Keigo sonrió ante su pregunta, pero aceptó.
— En serio, mientras Endeavor-San no entré por la muerta y me calcine, todo estará bien. – los dos soltaron una carcajada, a gusto.
Se asumieron en un ligero silencio mientras ambos devoraban la comida traída por el varón, hablaron de cosas sin importancia como su día o el índice de criminalidad, nada fuera de lo común. Los dos se encontraban bastante cerca debido a que la cama era pequeña pero ninguno estaba incómodo con la presencia del otro, Keigo notaba a la pelirroja algo ausente ya que se perdía a veces en la charla pero rápidamente volvía a sonreír.
Cuando acabaron de merendar, Elaine se deshizo de los restos tirándolos a la basura. Se sorprendía de que nadie hubiera ido a su habitación preguntando qué sucedía, ya que las risas del héroe no eran del todo disimuladas, pero mejor para ella, no quería ser molestaba en ese momento tan íntimo que compartía con Hawks.
— Keigo. — el más bajo alzó las cejas, curioso. — ¿Recuerdas de lo que hablamos ayer? — la menor se sienta a su lado, recostando su cabeza en el hombro ajeno. — Hay algo que tengo que contarte.
— Soy todo oídos, pichoncito.— la diestra del varón acarició con cariño la melena rojiza de Elaine. — Puedes confiar en mí.
— Lo sé, sólo que hablar sobre esto es un poco difícil. — dijo con cierta gracia.
«Bueno... Cuando cumplí los cuatro años desarrollé mi singularidad como todos los demás niños de mi edad pero había un problema». Inició, desviando la mirada. «Mi singularidad era muy peligrosa y mis padres no sabían cómo tratarme, por ello llamaron a mis abuelos paternos, padres de mi padre. Ellos... No fueron amables conmigo, de hecho, eran muy exigentes y me sometía a grandes cantidades de estrés para cumplir sus expectativas». «El estrés dentro de mí cuerpo tenía que salir de alguna forma, entonces comencé a causar pequeños accidentes dentro de casa, rompía los cristales cuando sufría emociones fuertes o quemaba cosas de forma aleatoria, mis padres estaban aterrorizados.»
Habían pasado años desde aquello pero a Elaine le seguía doliendo como el primer día, por más que tratara de convencerse de que no lo hacía, por supuesto que le dolía, le dolía haber sido abandonada por un accidente y una singularidad que no podía controlar. Le guardaba un inmenso rencor a sus progenitores, y uno mucho más fuerte a sus abuelos paternos, quienes tenían gran parte de culpa también.
— No fue tu culpa, no era algo que pudieras manejar. — dijo intentando consolar a la más alta, al verla tan deprimida.
— Sí... Pero mis padres no lo vieron de esa manera. — se ríe, burlándose de ella misma. — Un día de invierno por fin me permitieron salir a jugar... Y ese día ocurrió el incidente con mis hermanos menores.
«Yo... Me salí de control y exploté por completo, mis llamas arrasaron con el césped de los alrededores y llegaron hasta los mellizos, casi los asesino ese día». Murmuró, con la mirada fija en sus manos. «En el hospital, escuché a mis padres decirle a mis abuelos que no querían hacerse cargo de mí, que era un monstruo y que temían de lo que haría después... Ellos... Esa fue la última vez que vi a mi padre pero lo que me dijo ese día, se me grabó en la cabeza durante años».
— No te acerques a nadie. — repitió en voz alta, dejando sorprendido al rubio . — Tu singularidad es peligrosa, tú eres peligrosa y si te acercas a los demás, van a sufrir mucho, les vas a hacer daño tal y como con los mellizos. — Elaine no lloraba pero sí se notaba el dolor en su mirada, la menor suspiró, queriendo calmarse.
— Pichoncito... —
– Después de eso, llegué hasta aquí y conocí a Endeavor. — dijo, intentando sonreír. — Él me entrenó y me ayudó a controlar mi singularidad, conocí a sus hijos y me olvidé de mí familia, porque para mí, ellos son mi familia, Keigo.
Se fundieron en un acalorado abrazo, en donde él héroe le daba ligeras palmaditas a Elaine en señal de apoyo. Él jamás se imaginó que lo que ella escondía fuera algo como eso, una vida de abandono, quizá sus historias no se parecían en lo absoluto pero los dos entendían el sentimiento de sentirse solos y abandonados, como si no encajaran en ningún lugar. Ambos tuvieron al mismo héroe, la misma persona que les mostró la luz fue Endeavor, de una forma tan diferente pero igual.
Se siente feliz, contento de que Elaine se haya abierto sentimentalmente para él, que le haya confiado algo tan importante como su pasado. Aún así, algo dentro de él le dice que no es todo, que hay algo más atormentando a la pelirroja pero Hawks decide no insistir, esta vez quiere darle tiempo a la fémina para que pueda expresarse como quiera, sin barreras.
«Prometo cuidarte mucho, mi pichoncito» pensó. «Hasta el día que puedas abrir tu corazón, seré muy paciente contigo»
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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s
◎ Gracias a las altas temperaturas que mantiene el cuerpo de Elaine, es poco probable que pueda quedar embarazada.
◎ Esto no significa que ella no se cuide a sí misma y asista regularmente con su ginecóloga.
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+100 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 160 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.
˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!
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