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❏ | 𝐇𝐈𝐃𝐃𝐈𝐍𝐆 𝐅𝐄𝐄𝐋𝐒



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Fue a  mediados de Junio de su segundo año cuando Elaine comenzó a darse cuenta de que había desarrollado sentimientos por Hawks, no fue fácil para ella darse cuenta de los síntomas que da el conocido bichito del amor, porque ella siempre estaba junto a él, es decir, no era como que pudiera darse cuenta de un día para otro si su relación había cambiado cuando pasaban la mayor parte del tiempo juntos. Frigg, su abuela fue quien le comentó de forma sutil que la veía más feliz, más carismática y que la percibía de forma diferente, toda esa palabrería hubiera quedado allí si no hubiera sido por un detalle:

— Te ves como cuando estabas enamorada de Touya. — en ese instante, sus ojos se abrieron como platos ante la revelación.

Elaine se había tomado del rostro con desesperación, huyendo a esconderse a su habitación mientras enterraba la cara en sus almohadas, quienes amortiguaron sus gritos. Pataleo un par de veces hasta desordenar por completo su cama, en un inicio lo negó todo, quiso decirse a sí misma que la compañía de Hawks la ponía así pero eso contradecía totalmente su punto inicial, estaba muy confundida y estar al lado del héroe alado no ayudaba mucho.

— ¡No te quedes atrás, pichoncito! — la voz del varón la trajo de vuelta al mundo real, sonrió y aceleró su vuelo.

Era verano y ellos habían decidido salir a dar un paseo nocturno, como la fémina había aprendido a volar, escaparse juntos no era tan difícil. Lo hacían bastante a menudo, especialmente cuando Elaine se quedaba en la agencia de Enji después de sus patrullajes, aunque ese día no era el caso. En aquella ocasión, se había presentado en la ventana de la casa de Sunvely, pidiéndole dar un paseo por la ciudad, ella acabó por avisarle a sus abuelos antes de aceptar, quienes no dijeron nada.

Sus risas inundan el vecindario de la fémina, ya han aterrizado en tierra firme y se dirigen hasta su casa, Hawks se está asegurando de que llegue sana y salvo a la puerta de su hogar. Antes de que el rubio pueda despedirse de Elaine, la puerta frente a ellos se abre de par en par, dando paso a Björn.

El héroe alado siente que todo el oxígeno abandonó sus pulmones al ver cara a cara al abuelo de Elaine, a como lo describe la pelirroja, él jamás se imaginó que el rubio fuera un hombre musculoso, alto y con un porte bastante intimidante. Su estatura era similar a la de Enji al igual que su musculatura, tenía un par de tatuajes en sus brazos y uno en el cuello, era una runa, podía reconocerlo ya que la menor le había hablado de ellas. Su largo cabello dorado estaba atado en un moño desordenado y mantenía barba de unos días pero pulcra, usaba gafas de lectura cuadrada y si no fuera por las pequeñas arrugas alrededor de su frente y ojos, hubiera jurado que era su padre y no el abuelo.

Björn se cruzó de brazos mientras alzaba las cejas, mirando fijamente al héroe. Keigo sintió un escalofrío, se sentía un poco intimidado.

— ¡Cariño, ya regresaste! — detrás del hombre, una cantarina voz se hizo oír.

Keigo ya podía darse una idea de dónde salía la belleza de Elaine, y definitivamente era de la rama femenina de su familia.

Frigg asomó la mitad de su cuerpo por la puerta con una gran sonrisa, la mujer de más de cincuenta años era igual de alta que su nieta con un cuerpo esbelto y delgado, caderas anchas y apariencia juvenil. Al igual que su esposo, también tenía el cabello rubio pero de un tono más oscuro, y sus ojos eran de un color aguamarina muy hermoso, poseía unas pequeñas estrellas muy similares a la que su nieta tenía en los ojos.

— Nana, Tata. — llamó a ambos mayores. — Este es Hawks. — los presentó, sonriendo.

— ¡Elaine nos ha hablado mucho de ti! — Frigg estrechó las manos del varón con gusto, contenta. — ¿Te gustaría quedarte a cenar? —

— Espero cosas buenas. — respondió juguetón, sintiendo la pesada mirada de Björn sobre él. — Me encantaría quedarme pero tengo patrullaje nocturno.

— Es una pena. — está vez habló su esposo, aunque de forma sarcástica.

Keigo adopta una postura más firme, el mayor lo mira de pies a cabeza, detallandolo lo mejor que puede. Siente que está siendo interrogado por algún crimen, los ojos azules de Björn lo escanean y él nota que no es de su completo agrado. Ignora el por qué, pero está seguro de que el abuelo de Elaine lo mira como si fuera un bicho que tiene que pisar y eso lo pone nervioso de cierta forma, aunque lo disimula muy bien.

— Creo que tu abuelo me odia. — le hace saber una vez los dejan solos en el portal.

— No digas eso, él es muy amable. — contesta con diversión. — Tata puede ser un poco celoso, quizá se sintió amenazado por ti. — Hawks suelta una risita nasal.

— Yo diría que es al revés. — admitió. — Yo soy el que se siente intimidado.

Ambos se ríen unos cuantos segundos antes de despedirse definitivamente, Elaine deja un pequeño beso sobre la mejilla del héroe y luego entra a su casa con una sonrisa, haciendo un ademán. Keigo suspira como un bobo enamorado y emprende el vuelo pero se queda viendo como la luz de la habitación de la pelirroja se enciende, luego de ello, se marcha para hacer sus patrullajes con la sonrisa de la fémina en su cabeza.

Mientras tanto, la pelirroja daba vueltas en su cama después de haberse dejado llevar, besando la mejilla del héroe. Ahora estaba un poco arrepentida ya que después de entrar a su cuarto, chocó de frente con una de las fotos que tenía de Touya colgada en las paredes y la culpa cayó en ella como un balde de agua fría.

«¿Qué es lo que debo hacer?»

Suspiró, estaba muy confundida. Seguía sintiendo cosas muy fuertes por el Todoroki pero también por Hawks, aunque claro, Keigo no se podría comparar nunca con Touya. Él fue su primer amor, su mejor amigo y la persona que más ha amado después de sus abuelos, Keigo es... Keigo, alguien a quién quiere pero no lo ama y duda que llegue a amarlo como lo hace con el primogénito de los Todoroki. Sí, lo seguía amando, podría estar muerto pero eso no desaparecía los sentimientos que Elaine tenía por él, jamás podría olvidarse de Touya.

Porque después de todo, no aceptaba su muerte.

Dirigió la mirada hasta el techo a la vez que estiraba su mano izquierda, como si intentará alcanzar una de las estrellas fluorescentes que tenía pegada en el techo. Esas pequeñas estrellas que brillaban en la oscuridad se las habían puesto sus abuelos cuando era una niña, temiendo que su nieta le tuviera miedo a la oscuridad pero eso nunca pasó. De hecho, muchas veces Elaine se quedó dormida observando dichas pegatinas, contándolas una y otra vez hasta que los párpados le pesaban.

Touya también tenía dichas pegatinas en el techo, porque ella se las había regalado una vez. La pelirroja sonríe levemente, abrazando la almohada más cercana que tiene y recordando con cariño todos los momentos que pasó junto a él.

Había hecho muchas cosas en compañía del Todoroki pero las que mejor recordaba era cuando dormían juntos y a veces ella fingía hacerlo primero para poder ver a Touya, detallando su rostro. No podía hacerlo cómodamente cuando estaba despierto porque le daba cierta vergüenza que notará como lo miraba: como una boba enamorada, aunque era más que mutuo.

Sabía que el pelirrojo la quería muchísimo, quizá tanto como ella a él y era más que evidente que los dos tenían sentimientos por el otro — menos a ojos de Enji — por lo tanto, ellos pasaban muchísimo tiempo juntos. Agregando que Elaine pasaba en su casa seis de siete días de la semana, quedándose a dormir, celebrando cumpleaños y estudiando junto a él.

— Me haces mucha falta, Touya. — murmuró, escondiendo el rostro en la almohada. — Te extraño tanto... — Una pequeña lágrima se deslizó por su mejilla, manchando las sábanas.

Elaine se dio el lujo de llorar en silencio por unos minutos, apretando la almohada entre sus brazos y ahogando los sollozos en ella. No quería preocupar a sus abuelos, les había costado mucho que su nieta saliera de la depresión en la que cayó cuando el varón había fallecido.

No quería preocuparlos de nuevo con algo así.

Suspiró, cerrando los ojos y sintiendo como la culpa llenaba su ser, ¿Cómo podía pretender abandonar a Touya por Keigo? Ella negó varias veces, no quería reemplazarlo, no quería sentir que lo estaba dejando de lado por los sentimientos que comenzó a desarrollar por el héroe. Quizá, debería de hacerle una visita al Todoroki y hablar con él, mencionarle el tema tal vez le haga sentir mejor de algún modo.

Elaine se esperaba que apareciera el fantasma de Touya para decirle que rehiciera su vida y de esa forma, dejar de sentirse culpable por querer a Hawks.





















































La noche anterior no pudo dormir correctamente debido a todos los pensamientos intrusivos que tuvo después de su salida con Keigo, estuvo pensando en Touya casi toda la noche y la culpa la carcome como termitas a la madera. Fue por eso que decidió levantarse temprano e ir al cementerio para ver al Todoroki.

— Buen día. — dijo, saludando al cuidador del cementerio

Caminaba a paso lento, con la mirada baja y perdida en sus propios zapatos mientras seguía dándole vueltas al asunto de anoche. Elaine soltó todo el aire retenido en un largo y pesado suspiro, no sabía cómo sentirse exactamente. Estaba confundida y no sabía si los sentimientos que tenía por Keigo eran reales o una simple ilusión por como él la trataba, tampoco iba a preguntarle, si él negaba todo quedaría en vergüenza.

Elaine se puso de cuclillas y delineó los kanjis que conformaban el nombre de Touya, se quedó en silencio unos segundos sin despegar la mirada de la lápida. Estaba pensando en cómo comenzar, no era para nada buena expresándose oralmente, especialmente cuando se echaba a llorar.

— Hola, bobo. — murmuró, enterrando la cabeza en sus rodillas. — Anoche estuve pensando mucho en ti, ¿Sabes? — preguntó en voz alta, preocupada.

«Estoy muy confundida, Touya. Creo que me gusta alguien más... Alguien que ha sido muy amable conmigo pero siento que te estoy traicionando, ¿Qué debo hacer?» se preguntó, bajando la mirada. «Él es gracioso y me trata muy bien, ¿Está bien que me guste?»

No recibió respuesta alguna pero el pecho se le oprime debido a la culpa, porque un recuerdo azota su cabeza. En donde Touya le dice que si ella lo rechaza cuando tuviera la edad para salir con él, se pondría a llorar. Elaine tiene ese recuerdo fresco en su memoria, le había respondido que jamás se fijaría en alguien más que no fuera él, que era su único amor. Las lágrimas bajan rápidamente y sin aviso, escucha su propia voz jurandole amor eterno al Todoroki y los sentimientos que ha desarrollado por Keigo la hacen sentir culpable, como una mentirosa.

«Él no te gusta, ¿Verdad, Elaine?» escucha la voz del mayor en su cabeza, y se lo imagina viéndola con los ojos llenos de lágrimas, gritándole que lo ha abandonado, que lo ha dejado por un chico que ni siquiera conoce y que probablemente nunca la ame como él la amó. La menor se cubre los oídos, creyendo que de esa forma dejará de escuchar los reclamos de Touya, con esa voz infantil que tanto extraña.

— ¡No me gusta! — gritó, cerrando los ojos con fuerza. — ¡Él no me gusta, no me gusta! — repitió varias veces, callando la voz del pelirrojo. — Nunca podría gustarme alguien más... — admitió, mojando la lápida con sus lágrimas.

«Nunca podría dejarte ir, abandonarte. No puedo dejar de pensar en ti, me siento muy culpable, Touya» Sollozó, abrazándose a ella misma. «Él no se compara contigo, jamás podría amarlo como te amo a ti, quizá estoy confundida por los tratos que él me da» Elaine quería convencerse de aquello, y una mentira dicha mil veces puede convertirse en una verdad.«Te extraño, me haces mucha falta»

Seca las lágrimas con el dorso de su mano, tratando de calmarse pues siente que se está sobrecalentando. Suelta un suspiro y quita los restos de máscara de pestañas corrido con sus dedos y se dice a sí misma que sólo está confundida, que las acciones de Keigo hacia ella le hacen creer cosas que no son y que no lo quiere de manera romántica. Sunvely se repite esto varias veces hasta que deja de llorar, la culpa aún no desaparece y cree que es por él, por el héroe número dos.

— Tengo que poner límites. — dijo en voz alta, decidida.

No iba a dejar que las palabras lindas y las acciones de Hawks volvieran a confundirla, se alejaría un poco de él si era necesario. Tenía que enfocarse en sus objetivos y — por ahora — tener pareja no era uno de ellos, su objetivo principal es convertirse en una gran heroína y de esa forma honrar la memoria de Touya, cumpliendo el sueño de ambos. Por eso es que había estado todos esos años entrenando hasta el cansancio, aguantando las lágrimas y el dolor que tenía que reprimir para no salirse, para ser la mejor... No podía dejar todo eso atrás por sentimientos que no sabía si iban a durar, por algo incierto.

Se puso de pie con cierta dificultad debido a los temblores por el llanto, se despidió con un intento de sonrisa y volvió por donde vino. Conectó sus audífonos en un santiamén y le subió a la música hasta el máximo, creyendo ilusamente que esta callaría todos sus pensamientos de una vez pero no sucedió. Pasó todo el trayecto de vuelta a casa con su Playlist reproduciéndose en aleatorio y curiosamente cada canción que salía era más triste, haciéndola sentir peor y con ganas de llorar hasta deshidratarse.

— ¿Qué debo hacer? — se preguntó una vez llegó a casa.

Para su suerte sus abuelos no estaban, lo que le hizo todo más fácil al no tener que ocultar que estaba llorando. No es que no confiara en sus abuelos, por supuesto que lo hacía pero no quería preocuparlos de nuevo; Elaine está consciente que cuando cayó en depresión por la muerte de Touya, sus abuelos hicieron de todo para sacarla de allí y su preocupación  fue tanta, que hasta comenzaron a descuidarse para atenderla a ella. No quería que algo así volviera a pasar, no deseaba ver a sus abuelos con ojeras y demacrados, ni tampoco quería oírlos llorar por las noches, preguntándose qué hacer con ella y su estado.

Se lanzó a su cama boca abajo, ahogando un chillido en la almohada, la cual abrazó con fuerza mientras contaba en su cabeza para no echarse a llorar de nuevo. Toda la situación la tenía bajo estrés, le gustaba Keigo y ella misma se lo estaba negando para no sentir más culpa, para no sentir que estaba traicionando el recuerdo de su primer amor.

El teléfono en su bolsillo vibró varias veces y al revisarlo vio que era Hawks, Elaine se privó de contestar y sólo apagó el aparato. No era el momento de hablar con él, no quería verlo — al menos por ahora — tenía que aclarar sus ideas y poner en fila sus objetivos, Keigo no era uno de ellos, no era indispensable en su vida, no iba a morirse si no le respondía un mensaje, ni iba a dejar de respirar si lo ignoraba por unos días.

— Soy un desastre. — murmuró. — Y soy una idiota. — agregó, suspirando.

Sabía que su decisión no era la mejor ni tampoco la correcta pero la culpa dentro de ella era más fuerte que cualquier otra cosa, al igual que su amor por el Todoroki. Imaginarse a Touya frente a ella mientras le decía que debía de dar vuelta la página y rehacer su vida le rompía el corazón, porque veía a ese niño de cabellera albina y ojos turquesas que la miraban con amor cambiar su faz hasta convertirse en un rostro inexpresivo, que poco a poco transforma a esa mirada amorosa en una dolida y triste, con los orbes llenos de lágrimas y reclamando sus promesas de estar con él y amarlo para siempre.

Sunshine friega sus ojos varias veces, quitando el resto de lágrimas que nublaban su vista. La mirada dorada de la fémina viaja por su habitación hasta posarse en su mesita de noche, donde está la imagen del Todoroki junto a ella fuera de la casa embrujada a la que fueron en su cumpleaños. Ver aquella enorme sonrisa en el rostro del albino le hace calmarse, diciéndose a sí misma que tomó la mejor decisión para ambos — al menos — para ella y para Touya.

— Si estuvieses aquí, nada de esto estaría pasando. — admitió, estirando su diestra para tomar el retrato. — ¿Por qué me dejaste ese día? — alzó la mirada, cerrando los ojos con dolor, ese día, el día en el que ardió en llamas en el monte Sekote.

«Ahora estoy sola...» quiso decir, más nada salió de sus labios debido al temblor de los mismos. Sunshine reprimió su llanto una vez más y respiró hondo, intentando calmarse. Estaba más que claro que la muerte de Touya era algo que no había superado y que hasta el día de hoy no aceptaba, porque se negaba a creerlo, algo dentro de ella le decía que su precioso chico de ojos turquesas y sonrisa encantadora estaba por ahí, esperando por ella.




































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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s

◎  Elaine tiene y usa redes sociales como Instagram y Twitter con regularidad.

Es bastante popular en Instagram debido a su papel como héroe. No tiene muchos posts en el feed, pero sí un montón de destacadas con fotos de Shoto de todo tipo.

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+100 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 180 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.












































































˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!

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