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❏ | 𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐌𝐄𝐄𝐓








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Con el paso de los años, Dabi logró enterrar por completo sus sentimientos y borrar de su mente la memoria de Elaine — o eso se decía a sí mismo — y continuar con su vida. No había sido fácil para él borrarla de su mente, porque Sunvely le aparecía en todos lados inconscientemente, asociaba a muchas cosas con ella pero de un día para otro simplemente apagó esa función. Él podría describirlo como un intercambio, porque ya no era Touya, era Dabi y Dabi no conocía ni tenía sentimientos por la pelirroja — aunque fuese mentira — pero Touya sí y por eso, no dejaba que esa parte de él saliera a la luz.

Algunas veces incluso llegó a pensar que Sunshine no fue nada más que una ilusión de su mente al sentirse tan sólo de niño y que sus hermanos no la mencionaran en su momento le hizo creer que era verdad, pero no lo era. Tenía más que presente que ella sí existía y que no era obra de su imaginación, cada que lo ponía en duda, miraba el brazalete en su muñeca izquierda y todos esos pensamientos se iban rápidamente.

Sorprendentemente para él, había logrado sobrevivir lo suficiente para llegar a sus veintidós años, no fue fácil y no negaba que tuvo ayuda, hace no mucho fue recogido por un delincuente que reclutas villanos. En sí, no podría considerarse un villano hasta en ese momento porque sus crímenes eran menores, algún robo u pelea ilegal pero no había matado a nadie, aún.

Giran tenía mucha fe puesta sobre él, era un tipo cualquiera que dirigía un bar de mala muerte y era bien conocido en el bajo mundo. Un hombre excéntrico que ama el dinero y un buen informante de las tendencias actuales, él le dijo que dentro de poco tendría un trabajo nuevo pero jamás se espero que fuera una pelea ilegal.

El trato que tenía con él era bastante sencillo, el villano le daba un lugar donde quedarse y él paga una comisión o le hacía ciertos trabajos, normalmente esos trabajitos se trataban sobre extorsiones o ayudarle a amenazar a alguien, también pelear de forma ilegal para ganar dinero.

Estaba saliendo del bar por la puerta trasera, para poder fumar un poco ya que no le gustaba hacerlo en espacios cerrados. El tabaco era una mala costumbre que adquirió poco antes de cumplir los dieciocho y ahora fumaba cada que se sentía estresado y en ese momento, lo estaba. No se preocupó por los alrededores, el complejo de callejones en donde se ubicaba el bar era evitado por la mayoría de personas porque era una zona "peligrosa" según la gente común, por lo que se dio el lujo de dar una vuelta por allí, queriendo despejar su mente.

Él no era un hombre que se metiera en peleas ajenas o bardos que no tenían que ver con él, podría ser un villano y desearle la muerte a su padre cada noche pero no era un desalmado que dejaba que tres idiotas abusaran de una mujer indefensa, él tenía una madre y hermana, no podía hacerse el ciego en esa ocasión.

Con mala gana guardó la cajetilla entre sus ropas y caminó a paso lento hasta donde se oían los forcejeos y pequeños chillidos por parte de la fémina, pero Dabi jamás esperó encontrarse frente a frente con quien había deseado borrar de su vida tanto tiempo atrás.

La primera vez que la vio fue como si hubiese chocado con un gran muro de cemento, algo se había removido dentro de él, específicamente en su estómago. Después de tantos años escondiéndose y sufriendo por los demonios de su pasado, se había olvidado — casi — por completo de su existencia, una vez llegó a creer que la dulce niña de ojos brillantes era un ángel pues luego de un tiempo dejó de verla y se esfumó por completo, incluso su padre y hermanos habían dejado de nombrarla.

Su pulso se disparó de inmediato, como si una corriente eléctrica cruzara por su cuerpo hasta posarse en su estómago, provocándole un malestar increíble además de un temblor en sus manos. Al principio creyó que estaba soñando o su cerebro le estaba jugando una mala pasada, pero no era así, la única persona que tenía esos brillantes ojos ámbar como dos solos era ella. Vestía su uniforme escolar de la secundaria de héroes UA, ¿Qué demonios hacía ella ahí?

Sus ojos recorrieron su figura de pies a cabeza varias veces, creyendo que estaba viendo mal o que ya se había vuelto loco. Cabello tan rojo como la sangre, largo y por debajo de sus hombros con hermoso rizos; una nariz pequeña pero respingada con el rostro lleno de pecas y finalmente, siendo lo más importante para él, un par de hermoso ojos tan brillantes como el sol de un color dorado, que parecía oro líquido. Él simplemente no podía asimilarlo, no podía creer que era ella, Elaine había cambiado muchísimo pero extrañamente para él, seguía viéndose igual.

Dabi le gritaba en su cabeza que se fuera de allí, que sea lo que esos sujetos planeaban hacer con ella no era asunto suyo, que Elaine era parte de su pasado y que no debería de ni siquiera pensar en ella. En cambio, Touya le gritaba lo contrario, el niño de once años le gritaba que fuera tras ella y le ayudara, que fuese el héroe que ella quisiera que hubiese sido.

Elaine estaba siendo acorralada por tres sujetos más bajos que ella, la imponente fémina rondaba por el metro ochenta, pero a pesar de su altura, sin su particularidad no era muy útil. Sunshine o brillo solar era un quirk poderoso siempre y cuando el sol estuviera presente para ella, este no era uno de sus casos y a pesar de poder usar una de las reservas que tenía para lo patrullajes nocturnos que hacía con Endeavor, su cuerpo estaba devastado luego de una larga jornada en donde su última clase había sido combate cuerpo a cuerpo, y si no bastaba con eso, se había enfrentado contra Togata Mirio, agotando sus reservas nocturnas.

Intentó con todas sus fuerzas alejar a los hombres encendiendo su cuerpo en llamas, era simplemente una frazada porque realmente no quemaban, no tenía la energía. Maldijo muchas veces en su mente el no haberse ido por la ruta conocida, había tomado esta ya que era más rápida y al estar en invierno el sol se ocultaba antes, por obvias razones quería llegar pronto a su casa.

— Vamos muñequita, nos divertiremos juntos.

— Sobre mi putrefacto cadáver. — contestó de mala manera, lanzando una patada al hombre más próximo, golpeando de esa forma su estómago.

— Maldita zorra, tendremos que enseñarte modales. — la pelirroja volvió a su posición de pelea rápidamente sin quitarle la vista a ambos hombres.

«Parece que se las está arreglando bien» pensó Touya al verla.

«Te dije que no tenías que preocuparte, ella puede sola y siempre ha podido» . Le recordó Dabi, logrando que gruñera, no debía de recordarle lo inútil que era contra la chica de llamas rojas infernales, siempre fue su punto de comparación.

— ­­ ¿Ahora ya no eres tan ruda, muñequita? — la pelirroja escupió un poco de sangre por el golpe que le había dado en el rostro, eso la hizo chocar con el muro y caer sobre su trasero, desparramando sus útiles.

La mente del azabache estaba dividida en dos y en caos total, una parte de él le rogaba por acudir al llamado de Elaine, el otro le pedía que saliera de allí lo más rápido posible y se olvidara de la niña de ojos brillantes, asegurándole que sería su perdición tal y como lo había sido cuando era niño.

Comenzó a rascar con intensidad la piel quemada de su rostro provocando que sangrara levemente hasta que la escuchó dentro de su cabeza.

«Te quiero Touya, eres genial»

Una chispa se encendió dentro de él como si fuese combustible y no tuvo que pensarlo dos veces para prometer que iba a reducir a cenizas a esas escorias que se había atrevido a tocar a su niña de ojos brillantes.

El callejón oscuro y tenebroso se iluminó con fuerza por unas grandes y hermosas llamas azules que envolvieron por completo el ambiente, saturándolo de un calor horrible que posiblemente este quemando al trío de hombres, pero no a ella, porque las llamas azules de Touya nunca fueron una arma contra Elaine, jamás le causaron daño, ni siquiera en sus entrenamientos.

— Parece que he encontrado una plaga de ratas. — murmura arrastrando las palabras mientras lentamente deja ver su silueta frente a ella.

La mirada perdida de la pelirroja quedó fija en las llamas. Había disparado un flashback en su memoria, recordando el momento exacto en donde Touya le había enseñado su particularidad, hasta que el grito de uno de los hombres la trajo de vuelta al mundo real y aprovechando la distracción, derribó a otro de ellos con un puñetazo en el rostro, jadeante por la adrenalina que había comenzado a abandonar su cuerpo. Poco a poco las llamas se fueron apagando por voluntad de Dabi, claramente no sería tan estúpido como matar a esos hombres frente a una heroína.

Elaine buscaba con sus ojos la figura que había visto antes pero no pudo ver a nadie, estaba completamente segura de haber escuchado a alguien hablar, pero ahora mismo sus sentidos estaban por el suelo y no lograba captar nada, ni siquiera el calor corporal de las personas a su alrededor. Observó con tristeza que su bolso se había reducido a cenizas, lo que significaba que sus apuntes también.

Sunshine soltó un grito de frustración que hizo sonreír a Touya. «no has cambiado nada» pensó. Luego de haber desahogado su ira con un grito, comenzó a contar para calmarse porque le echaría totalmente la culpa a esos sucios viejos que ahora estaban en el frío y mojado piso — ya que el fuego había derretido la nieve —  No se contuvo un momento más y volvió a patear la cabeza del más cercano en un intento de sentirse mejor al haber perdido su material escolar.

— ¿Hola? — preguntó al escuchar la suave risa de Dabi.

El teléfono en su bolsillo vibró y es donde la chica se dio cuenta que se le había hecho demasiado tarde, le dio un vistazo general al callejón con un escalofrío recorriéndole la espalda, sentía la penetrante mirada de alguien sobre ella, pero no veía absolutamente nada. Revisó el mensaje entrante en su bandeja, era su abuela que estaba preocupada por ella, así que esta vez se echó a correr sin mirar hacia atrás, agradeciendo mentalmente a quien fuera que le haya ayudado.




























































































— Me pregunto si me hubieras reconocido, Sunshine. — habla en voz alta, tomando un cigarrillo de su chaqueta para luego encenderlo con su dedo.

Sin dudas verla en persona había despertado en él sentimientos que creía muertos, aunque él sabía que jamas podría abandonar lo que sentía por la pelirroja. En cuanto la vio, todo volvió hacia él, el miedo, la ansiedad, las mariposas en el estómago y miles de recuerdos que quiso borrar. Tuvo miedo de ser reconocido por ella, porque él no era el mismo, las inseguridades presentes en su adolescencia le jugaron una mala pasada pero tampoco debía de hacerse notar, Sunvely lo reconocería sin dudarlo y eso arruinaría la venganza que prepararía para su padre, a pesar de que esa fuera una excusa para no dañarla, no sabía qué podría provocar si ella lo viera vivo.

Se mantuvo de esa manera, fumando en esa fría noche de invierno con la mente en otra parte. Le dio una última calada a su cigarrillo antes de lanzarlo al suelo y pisarlo con la punta de su bota. Sonrió como un verdadero demonio cuando escuchó los primeros gemidos de dolor de aquellos hombres, significaba que estaban despertando y ahora podía encargarse de ellos sin problemas.

— Veo que las ratas han despertado. — murmura.

Lo único que se oía dentro de ese estrecho callejón eran las suaves pisadas del azabache, quién lenta y tortuosamente se iba acerando cada vez más al trío de hombres que yacían en suelo, ya tenían síntomas generales de hipotermia gracias a la humedad de sus ropas, esto a Dabi no le importó, no le causó absolutamente nada dentro de él. Los hombres comenzaron a levantarse en silencio a pesar del dolor en su cuerpo, pues a pesar de las pisadas, la oscuridad del callejón le impedían ver algo, estaban aterrados.

— ¿Quién eres tú? ­— pregunta luego de poder enfocar el rostro desfigurado del azabache.

— Nadie importante. — contesta encendiendo una de sus manos para poder ver el terror en sus víctimas. ­— Les deberían de enseñar a no tocar lo que no es suyo. — gruñe, alzando su izquierda, listo para carbonizarlos.

— ¿Q-Qué haces? — cuestiona otro, suena aterrado.

— Simplemente me deshago de la basura. — se encoge de hombros, restándole importancia.

— ¿Esto es por la chica? — chilla el más bajo. — ¡No sabíamos que era tu novia!

— ¡Perdónanos! — súplica otro, quien se lanza al suelo pidiendo misericordia. Incluso se acerca hasta los pies de Touya para implorar por su perdón.

El mayor de los Todoroki chasquea la lengua con asco, alzando su bota para darle una patada al sujeto que está suplicando su perdón, se pone de cuclillas y de esa manera lo toma de sus cabellos, notando que la nariz le sangra, de seguro por el golpe que le atinó Elaine. Su ceño se frunció con molestia al recordar que ella también había resultado herida, aumentando su enfado.

— ­Una pena. — se mofa. — Yo no doy segundas oportunidades.

El pequeño espacio se llena de gritos, lamentos y llantos a la hora de notar como el hombre levanta su otra mano, listo y dispuesto a reducirlos a simplemente cenizas y así lo hizo, sin un ápice de emoción, de arrepentimiento. Gozó de las súplicas, de los alaridos de dolor y los llantos de aquellos tres hombres, no lo iba a negar. Sus ardientes llamas azules iluminaron el lugar en cuestión de segundos, privándoles de la vida de forma dolorosa, el rostro de Dabi fue iluminado por la luz de su propio fuego y cualquiera que cruzara por allí lo vería como un monstruo por la atrocidad que acababa de cometer, tres muertos a su lista de asesinatos, qué más da.

No pensó que la primera vez que asesinaría a alguien sería por salvar a Elaine, claro que matarlos no era necesario — dirán algunos — pero para Dabi sí. Esas eran escorias que mató seguirían repitiendo el proceso si led dejaba huir y si la víctima no era Elaine, en el futuro podrían ser otras, era mucho mejor arrancar el problema de raíz.

— Mierda, calciné su bolso. — murmuró, caminando lentamente hasta los restos del objeto.

Realmente no quedó absolutamente nada, con suerte la esquina de uno de los cuadernos de la fémina y dudaba mucho que le fuera a servir de algo.

Dabi da media vuelta, alzando la mirada hasta posarla en el cielo donde se encontraba una hermosa luna llena, soltó un suspiro. Se suponía que salió del bar para poder fumar un poco y relajarse, pero ahora no estaba nada relajado y definitivamente esa noche no podría dormir o al menos, no sin tener a la pelirroja en su cabeza.

«Que fastidio, trabaje mucho para enterrar tu recuerdo». Pensó, sonriendo levemente. «¿Quién crees que eres para aparecer de la nada y poner patas arriba mi vida, Elaine?»






































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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s

➥ Izuku le provoca mucha ternura a Elaine, siente deseo de apretarle las mejillas cada que lo ve.

➥ Curiosamente, ella causa el mismo efecto en Hawks.

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100 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 120 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.





































































˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!

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