❏ | 𝐎𝐕𝐀 𝐈𝐈: 𝐌𝐘 𝐑𝐄𝐀𝐋 𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐒𝐍𝐎𝐖
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𝐌𝐘 𝐑𝐄𝐀𝐋 𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐒𝐍𝐎𝐖
❝Se dice que si una pareja pasa la primera nevada juntos, el amor entre ellos será eterno. ❞
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Musutafu, 2011.
El invierno estaba cerca.
En esos últimos días las temperaturas habían bajado más de la cuenta, provocando que las personas sacaran de los armarios sus grandes abrigos invernales y las bolsas térmicas se vendieran como pan caliente. Aunque para su familia, no era un gran dilema. Él junto a sus hermanos tenían una gran resistencia al frío, y su padre poseía un don de fuego, que las bajas temperaturas le afectarán era ridículo.
La menor junto a su lado tampoco tenía problemas con ello, al contrario, Elaine amaba el invierno porque por fin podía regular su temperatura y dejar de sentirse acalorada. Además, con la llegada del invierno también se avecina su época favorita del año: El Yule.
— Hoy se siente aburrido. — murmuró la pelirroja.
Estaba tendida boca arriba como si fuera una estrella de mar, sin quitar la mirada del techo. Él estaba a su lado, en la misma posición y con las manos unidas, nunca podían estar separados.
— Es un día para vaguear. — cerró sus ojos, aburrido.
El cielo estaba gris, las temperaturas eran bajas y el calor que transmitía Elaine le daba una calma enorme, era como estar siendo arrullado. Podría caer dormido en cualquier momento, y la fémina igual, pues en esas fechas siempre estaba más cansada.
— ¿Deberíamos ver una película? — la menor se incorporó hasta estar a pocos centímetros de su cara, casi creciendo su presencia sobre él.
Lo primero en lo que se fijó fue en como los cortos mechones de su cabello enmarcan su rostro, mientras que sus enormes ocelos dorados lo observan con curiosidad. Touya adora esas pequeñas estrellas que tiene en la córnea, cada vez que la mira a los ojos siente que es absorbido por ellos, son tan brillantes, tan luminosos, nunca se cansaría de ver a Elaine.
Para él, es la niña más hermosa del mundo.
Sonrió.
La atrajo hasta envolverla en un abrazo, aspirando su aroma y enterrando la cara en su cuello mientras volvían a tumbarse sobre el futón, no quería dejarla ir.
Nunca.
— ¿Touya? — cuestionó, devolviendo el abrazo.
— Quiero quedarme así un poco más. — dijo, haciendo que ella sonriera. — ¿Podemos? — preguntó en voz baja.
— Está bien. — asintió, apoyando el rostro sobre su pecho.
Estuvieron de esa forma por al menos media hora más, sin necesidad de hablar, sólo les bastaba compartir su presencia y calor. Podía estar de esa forma toda la vida, él no necesita nada más, sólo su presencia. No es necesario que hablen o compartan palabras, escuchar su respiración y sentir que ella está allí es más que suficiente.
¿Desde cuándo se siente así? No lo sabe, es algo que las palabras no pueden explicar, sólo es capaz de demostrarlo con sus acciones. Jamás se había sentido de esa manera antes, es un sentimiento que sólo surge cuando Elaine está a su lado: Calma. Pareciera como si hubiese sido sedado, ebrio de su esencia, de lo que ella es capaz de transmitir.
Acomoda un mechón de cabello detrás de su oreja a la vez que la observa, tiene los ojos cerrados y si no la conociera tan bien, creería que duerme, pero no lo hace. Al dormir, Elaine es literalmente un tronco y no es sencillo despertarla, su cuerpo se siente demasiado ligero como para que esté durmiendo.
Una pequeña sonrisa aparece en sus labios.
— Sé que no duermes. — pellizcó una de sus mejillas, logrando que ella abriera los ojos. — ¿Por qué finges dormir? — cuestionó, divertido.
— No fingía. — hizo un puchero, adorable si le preguntan a él.
— Haré como que te creo. — contestó, y ella le miró mal.
— Es sólo… — de repente, su voz se volvió más aguda. — Me gusta cuando me miras de esa manera. — confesó para su sorpresa. — Me miras de la misma forma que mis abuelos, se siente bien.
Alzó las cejas, expectante.
Sabe a lo que se refiere, pero quiere oírle hablar más sobre ello, desea que pueda expresar sus sentimientos.
— Mamá también te mira así. — comentó, la menor alzó la mirada, avergonzada.
— No es igual. — infló sus mejillas, molesta. — Se siente diferente contigo. — desvío la mirada. — ¿Tú no lo sientes diferente? — preguntó, fijando sus iris en los suyos.
Ablandó la mirada, por supuesto que lo sentía diferente.
— Mein Star ist ein sehr neugieriges Mädchen. — pronunció, haciéndola reír.
— Das liegt daran, dass meine Sonnenblume meine Fragen nicht beantworten will. — él carcajeó, incorporándose junto a ella.
— Sí, mereces una buena respuesta. — murmuró, sosteniendo su rostro con la zurda. — Es diferente, Elaine.
«Es completamente diferente, créeme. Nunca me había sentido así antes, eres la única que me hace sentir de esta manera, ¿Qué me has hecho?» Preguntó, mientras rozaba su nariz contra la suya en un beso esquimal.
Las mariposas revolotean en su estómago con fuerza, los ojos de Touya la absorben por completo, se ve reflejada en el turquesa de su iris y se hunde en ellos, sin palabras.
Lo ama y está completamente segura de que él también lo hace, no necesita que se lo confiese porque es tácito. No importan las palabras, Touya no necesita decírselo, y aunque lo haga, nada va a cambiar entre ellos. La fémina es consciente de que se aman, y que eso es lo único que importa, no le interesa nada más, porque las acciones valen más que mil palabras. Y él se encarga de demostrarle su amor todos los días, no con palabras de afirmación o afecto, sino con tiempo de calidad, estando allí para ella, siendo su lugar seguro, su hogar.
Aún así, lo hizo.
— Ich liebe dich, Touya. — murmuró, escondiéndose en el hueco de su cuello.
— Ich liebe dich so viel mehr, mein Stern. — respondió en voz baja, acariciando su espalda.
—Wie sehr liebst du mich? — cuestionó, sintiéndose avergonzada de repente.
— Tanto como para decirle a Odín que se quede con su Valhalla. — recibió un golpe juguetón por su parte, él volvió a reír. — Lo digo en serio.
— Lo sé, por eso te golpeo. — aplastó sus labios, cohibida. — ¿Sabes por qué Tata se sorprendió la primera vez que dije eso? — él negó, curioso.
— No me importa si es algo malo, puedo decirle a ese viejo que se quede con su reino de mierda si eso me permite estar contigo. — Elaine le cubrió la boca mientras soltaba un chillido, como si lo que hubiese dicho fuera un sacrilegio.
— ¡Touya! — se quejó, mirándolo mal. — Te va a castigar, lo digo en serio.
Se encogió de hombros, poco le importa.
— ¿Vas a contarme por qué no debería decirlo? — ella asintió, sentándose frente a él.
La menor le confiesa que la frase que ella recitó por primera vez en Samhain, está alterada por ella, pero que no dista mucho de la original; proviene de una leyenda nórdica, en la cual el Rey Valdemar le tenía un inmenso amor a su hija Tove, que terminó muriendo por enfermedad. El amor a su hija era tanto que se negaba a enterrarla y la mandó a embalsamar para llevarla con él a todos lados.
La leyenda cuenta que uno de los sirvientes del rey le robó el anillo a la pequeña Tove y rápidamente fue ganándose la simpatía de Valdemar, incluso cenando en la misma mesa, considerándolo su igual. El esclavo se sintió culpable y decidido a enmendar su error, lanzó el anillo al lago que se encontraba en el bosque de Garre. Esto hizo que el rey se obsesionará de tal manera con el lugar que no quería vivir en otro sitio que no fueran las aguas del lago, y levantó allí mismo un pequeño castillo que comunicaba a tierra con un puente.
Su admiración por el lugar era tan grande que dijo: "Odín puede quedarse con su Valhalla, porque nada se compara con la belleza de este lugar", desatando así la ira del Dios, quien lo condenó a vivir allí después de la muerte. Y se dice, que en las noches de luna llena se puede oír al rey pasar con sus jinetes a caballo mientras cazan.
— Elaine. — la menor le miró, curiosa. — Odín puede quedarse con su Valhalla, porque yo no deseo otra cosa que estar contigo. — dijo, de forma tan seria que erizó la piel de la pelirroja. — Y me importa una mierda.
— Bobo. — su voz salió en un hilo, pues estaba a nada de echarse a llorar. — Ugh… Realmente eres idiota. — las lágrimas comenzaron a caer pero no estaba triste, sino, emocionada.
Limpió cada una de sus lágrimas en silencio, besando cada sitio por donde se deslizó alguna y sonriéndole en todo momento.
— Ich liebe dich. — murmuró, besando su frente y envolviendola en un abrazo.
Después de llorar, Elaine volvió a quedarse dormida. A él no le sorprendió en lo absoluto, por lo que dejó que la pelirroja durmiera plácidamente en su futón mientras él leía más sobre las leyendas nórdicas, pues era un tema bastante interesante, y que, de alguna u otra forma pertenece a la cultura de la menor.
Mientras él lee ve por el rabillo del ojo una mancha blanca cruzar por la ventana, se levanta, dejando de lado la computadora y caminando hasta allí, asomándose con curiosidad.
Está nevando.
La primera nevada del año.
Instintivamente volteó hacia Sunshine, quien sigue en el quinto sueño y parece no tener intenciones de despertar. A diferencia de ella, él sabe lo que significa la primera nevada, y aunque intente negarlo, está emocionado. No estaba en sus planes pasar esa fecha junto a Elaine, simplemente fue el destino, algo que le llenó el estómago de mariposas.
No quería despertarla, pero terminó haciéndolo de todos modos.
— ¿Qué sucede? — cuestionó somnolienta.
— Está nevando. — respondió, y en segundos, el sueño desapareció de su sistema.
— ¿De verdad? — sus ojos se llenaron de ilusión cuando él asintió. — ¡Vamos a ver, Touya!
Sin esperarlo, la fémina se puso de pie de un salto,y sin pensarlo dos veces, abrió el shoji en cuestión de segundos y corrió por los pasillos, queriendo ver la primera nevada desde el patio. Ni siquiera tuvo tiempo a reaccionar cuando ella ya estaba corriendo por el lugar, descalza, desabrigada y con la saliva seca en sus mejillas.
Suspiró.
Tomó el paraguas más cercano mientras que con su mano libre sostenía el abrigo de la menor. Salió de su habitación a paso veloz, queriendo alcanzarla lo más rápido posible, conociéndola, ya habría salido descalza al patio con la fría nieve decorando sus pies… ¡Tan irresponsable! La adora, pero a veces piensa que va a matarlo de un infarto.
Como lo esperaba, allí estaba ella, bailando bajo la nieve, descalza, con el cabello levemente húmedo ya que los copos se evaporan sobre su cabello y completamente desabrigada. Se acercó, cubriendo a ambos con la sombrilla y provocando una sonrisa en su rostro, él suspiro.
— Lo siento. — dijo, al notar lo que traía consigo. — Me emocioné, me gusta mucho el invierno.
— Lo sé. — murmuró, abrochado su parca con rapidez. — Volvamos dentro, tienes los pies húmedos.
— Lo siento. — volvió a repetir, avergonzada. — No te enfades.
— No estoy enfadado. — su ceño se relaja, y la mira con diversión. — Recién lo noto, esto es un Ai Ai gasa.
— ¿Ai Ai gasa? — repite, confundida.
Touya mira el paraguas que los cubre a los dos, y luego observa a su alrededor. Está junto a Elaine, bajo una sombrilla durante la primera nevada, ¿podría ser más afortunado? Él cree que no, porque todo parece indicar que el destino los quiere juntos.
— ¿Conoces la leyenda sobre la primera nevada? — ella negó, sentándose sobre la entrada de madera. — Pues, se dice que si una pareja pasa la primera nevada juntos, el amor entre ellos será eterno. — concluyó, llamando su atención.
— ¿Está es la primera nevada? — cuestionó, entendiendo sus palabras.
— Sí.
Es entonces, donde se dio el lujo de mirar a su alrededor. La nieve decoró el patio en pocos minutos y las fuentes de piedra han detenido su función; el escenario parece de película, y la confesión del mayor no hace más que acelerar su corazón, ¿Existe una leyenda similar en sus tierras? No que ella recuerde, el cambio de las estaciones según su mitología se debe al rapto de la Diosa idun, la cual por accidente cae a Helheim y después de ver la vida allí, se deprime y no quiere volver a Asgard, pero jamás escuchó algo tan romántico como la leyenda de la primera nevada.
Sus mejillas se colorearon de rojo, sin poder evitarlo pensó en ello de nuevo. Pasaron la primera nevada juntos y significa que su amor sería eterno, eso no la puede poner más contenta.
— Dame tus pies. — ordenó el varón, tomando la toalla que trajo para secarlos.
— No tienes que hacerlo.
— Tú lo harás mal. — refunfuñó, aunque ella pudo notar que sus orejas estaban rojas. — Lo haré por ti.
— ¿Qué hay de lo que mencionaste antes? — preguntó, refiriéndose al Ai Ai gasa.
— Te lo mostraré. — extendió su mano, ayudándola a ponerse de pie.
Caminaron de vuelta a la habitación en silencio, sus pies ya no estaban fríos y el mayor la llevaba suavemente de la mano, dando ligeras caricias sobre el dorso de esta.
Apenas entraron, Touya la invitó a sentarse junto a él mientras escribía algo en una hoja. Elaine mira sus acciones con curiosidad, notando que parece dibujar un paraguas y sobre este hay un corazón, pero lo que más llama su atención es que escribió sus nombres debajo del dibujo, uno al lado del otro: Touya/Elaine.
— ¿Qué significa? —
— Literalmente significa compartir un paraguas. — responde, ella frunce el ceño, confundida. — Aunque es mucho más profundo que eso, Mein Stern.
El varón le cuenta que existe una leyenda que dicta que si dos personas comparten el mismo paraguas, su destino es estar juntos. Tomando como amuleto de amor a la sombrilla, en realidad, no es una creencia nueva, viene desde hace siglos atrás. Donde las mujeres y los hombres no podían hablar cómodamente debido a las normas sociales de la época, entonces, las damas deliberadamente olvidaban sus paraguas en días de lluvia para que de esa manera, un varón la asistiera y así conocerse, era una forma de ligar. Aún así, en la actualidad aún se mantiene como un símbolo romántico que une a las parejas, y que, algunas personas siguen practicando.
Tal como en occidente existe la tendencia de escribir el nombre de tu crush dentro de un corazón, en Japón sucede algo parecido con el Aiaigasa: consiste en dibujar una sombrilla de forma muy simple, y en cada lado, dividido por el bastón colocar el nombre de la pareja; el del varón va a la izquierda mientras que el femenino a la derecha. No es algo certero ni comprobado, pero sigue siendo un símbolo romántico, y una creencia popular que asegura que la pareja escrita debajo del paraguas estará junta por siempre.
— ¿Estás diciendo que estaremos juntos por siempre? — cuestionó con los ojos llenos de ilusión, feliz. — ¡Y dos veces! — chilló, levantando sus dedos.
— Sí, parece que cumplimos con dos leyendas el día de hoy. — sonrió, acariciando su rostro. — ¿No es esa prueba que Odín no va a castigarnos? —
— Es la prueba de que las nornas tejen nuestros telares muy bien. — le sacó la lengua.
— ¿Es así? — alzó las cejas, pellizcando su mejilla. — Espero que las nornas nos den un futuro brillante.
Elaine sonrió, sin saber que nada de lo que habían planeado para su futuro se cumpliría, las nornas que tejían sus telares con finas puntadas parecieron discutir por sus destinos. Todo lo que alguna vez quisieron fue destruido, Skuld, la norna encargada del futuro fue demasiado dura con ellos; separó sus caminos hasta ponerlos en extremos contrarios e hizo de las suyas para que fueran incapaces de volver a encontrarse y amarse de la misma manera.
¿El destino estaba celoso? Eso es lo que llegó a pensar alguna vez después de la muerte de Touya, pues en su momento, el mundo pareció moverse por y para ellos, ¿fue eso lo que provocó la envidia y celos de los demás? No lo sabía, pero a veces quería consolarse con esa respuesta. Deseaba creer que el destino y el mundo entero estaba celoso de su amor, de la forma en la que ambos se complementan y debido a eso, le arrebataron lo que más ama.
«Siempre esperaré por ti, aunque debamos sufrir».
ᚐᚑᚑ⬪ᚑᚑᚐ
ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s
◎ La palabra «ai ai» [相合] significa hacer cosas juntos, mientras «gasa» [傘] viene de kasa lo que significa sombrilla o paragua. Y para los que conozcan un poco de japonés, sabrán que esto se parece a la palabra japonesa amor, la cual se dice «Ai» [愛].
◎ Se parece a la palabra japonesa amor que es ai [愛], dando un significado romántico, por eso decir, aiaigasa [アイアイ傘] puede significar literalmente paraguas de amor. El significado arcaico de ai-ai [相合] también da la idea de estar en pie de igualdad con la otra persona, convirtiéndose en una señal para que la pareja esté junta.
ᚐᚑᚑ⬪ᚑᚑᚐ
+110 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 180 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.
˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!
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