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❏ | 𝐈𝐂𝐄 𝐀𝐋𝐒𝐎 𝐁𝐔𝐑𝐍

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𝐈𝐂𝐄 𝐀𝐋𝐒𝐎 𝐁𝐔𝐑𝐍

❝¡Nee-san, dime que hacer, por favor… Dime que tengo que hacer!❞
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El denso aire del bosque está impregnado de una mezcla de tierra, sudor y un persistente olor a quemado. Majestic, con sus aros brillantes, había teletransportado a los internos lejos del epicentro del desastre. El enorme cuerpo de Gigantomachia continúa avanzando, pero ellos ya no están allí para enfrentarlo. El grupo de menores, fue depositado en una zona muchísimo más segura, a pesar de que el peligro aún resuena en sus corazones. La expresión en sus rostros lo dice todo: están estupefactos, sin poder procesar lo que había sucedido.

La fémina aún siente el calor de su ataque incompleto, su movimiento especial nunca llegó a desatarse pues justo cuando estaba por atacar, sintió como su cuerpo era absorbido por el don de Majestic, enviándola junto a los demás estudiantes de primer año. Su respiración sigue agitada al igual que su corazón, y la impotencia la abruma de tal forma que le da un puñetazo al césped; no había hecho nada, nada.

A su alrededor, los menores se miran entre sí, devastados. Kirishima, con las manos temblorosas observa el suelo, mudo. Momo tiene los ojos bien abiertos, mirando en la dirección en donde habían estado con anterioridad, como si buscará aunque sea un indicio de los héroes.

— ¿Ves a los héroes, Shoji? —

— No, están demasiado lejos. — respondió, dejando un mal sabor de boca en los presentes.

Yaoyorozu aprieta el césped bajo sus manos, frustrada. «Nos preparamos bien, aunque tuviéramos poco tiempo, y Kirishima logró lo que planeamos… sólo seguimos aquí, sólo sobrevivimos porque ni siquiera nos consideró enemigos». No puede ocultar el dolor que refleja su mirada, porque a pesar de todos sus esfuerzos, Gigantomachia sigue avanzando, y no saben cuántas vidas más podrá tomar.

Elaine respiró hondo, intentando contener las lágrimas que arden en sus ojos. El enojo y la frustración la consumen, se siente inútil, débil. Apretó los puños, en una forma de canalizar el dolor para no hacer una estupidez; ha fallado, y ni siquiera falló luchando, lo hizo huyendo. No culpa al héroe, pues sólo quería protegerlos, pero aún así no puede evitar sentirse impotente, como si todo su esfuerzo no hubiese servido para nada.

Quiere llorar, pero no tiene tiempo para lamentarse, no en ese momento.

En su intercomunicador, una voz conocida rompió el silencio.

— Nee-san, ¿Me copias? — Su tono es urgente, pero controlado. — ¿Tienes noticias del viejo? —

Frunció el ceño.

— No hay conexión en la línea principal, todo está colapsado. — responde, alejándose un poco de los menores. — ¿Dónde estás? —

El Todoroki tarda un segundo en responder, como si dudara de lo que va a decir.

— Estoy siguiendo a Midoriya, se ha ido repentinamente junto a Bakugo.

El corazón de Elaine se detuvo por un milisegundo, y el alma cayó a sus pies. Una oleada de pánico subió por su cuerpo, instalándose en su pecho. Tiene la sensación de que algo muy malo va a pasar, y es que siempre que Izuku actúa por su cuenta, acaba saliendo herido. Shoto puede estar caminando directamente hacia el peligro, hacia la muerte. Para ella, el menor de los Todoroki lo es todo; desde que lo conoció interpretó el papel de hermana mayor, protegiéndolo, guiándolo, fingiendo el rol de madre cuando Rei se ausentó de sus vidas. Y en muchos momentos, él fue el único que logró calmar la tormenta interna que lleva dentro; es su pilar, su cable a tierra, lo que la mantiene de pie, avanzando. Cada que el peso de los problemas y el deber la abrumaba, su pequeño Shoto estaba allí, con su presencia silenciosa pero tranquilizadora, dándole la fuerza que necesita para seguir adelante.

— ¡No! ¡Shoto, detente! — gritó, desesperada. — ¡Quédate en donde estás! ¡Es una orden!  —  no hubo respuesta.

Maldijo en voz baja, y con las manos temblando sacó el pequeño monitor de su equipo. La pantalla muestra al segundo la ubicación en tiempo real de Enji, y del menor. Los ojos de Sunshine se entrecierran al ver que Shoto se dirige hacia donde se encuentra Endeavor, en donde probablemente también esté Shigaraki y el resto de profesionales peleando.

— Chicos, tengo que irme. — informó, dejando a los menores helados. — Regresen a la zona segura.

— ¿A dónde irá? — cuestionó Momo, preocupada. — ¿Pasó algo? ¿Noticias de Machia? —

— Nada de eso. — murmuró, desviando la mirada. — No se preocupen por mí, regresen a salvo.

Dicho esto, emprendió vuelo sin perder un segundo más. Mientras surca los cielos con una rapidez sobrehumana, el sol nutre su singularidad e intenta calmarse, ya que la temperatura del ambiente ha comenzado a subir de forma considerable. Su mente la traiciona, enseñándole imágenes de Shoto gravemente herido, atrapado en una lucha de la que no puede escapar. El miedo a perderlo la ahoga, formando un nudo en su garganta. «No puedo perderte a ti también». Se le aguaron los ojos, su respiración se vuelve errática y se le dificulta respirar, ¿Qué hará si algo le pasa? ¿Cómo podrá seguir adelante sabiendo que no ha estado allí para salvarlo? No puede ni siquiera imaginarlo.

El campo de batalla aparece rápidamente frente a sus ojos, la destrucción de la ciudad es indescriptible; edificios completos derrumbados, columnas de humo negro que flota en el ambiente. El suelo está cubierto de escombros, mientras que hay un grupo de héroes — incluyendo a Deku — alrededor de una figura tumbada entre el cemento y el polvo.

A los lejos, reconoce Shigaraki junto al caos que ha provocado. Elaine aterriza con cautela, escaneando la zona con urgencia y buscando a su hermano con la mirada. Lo primero que vio, fue a su maestro — Eraserhead — tendido en el piso, rodeado de dos héroes más a los cuales no le presta demasiada atención, también está izuku. Sin pensarlo dos veces, corre hacia él y mientras lo hace, se percata del rostro húmedo del pecoso, está llorando.

— Sunvely… — exclamó Manual al verla, preguntándose qué demonios hace allí.

— ¿Qué fue lo que pasó? — cuestionó, poniéndose de cuclillas y revisando la herida.

La menor pasa saliva, observando el corte tan limpio en su pierna. La sangre no deja de brotar, y ninguno de los dos profesionales presentes encuentran una forma de detener la hemorragia.

— Shigaraki le disparó una bala borra Quirks. — respondió el moreno, intentando quitar la bufanda del mayor.

— Voy a cauterizar la herida. — dijo con voz firme, aunque por dentro estuviera temblando.

Mientras Elaine trabaja para cauterizar la herida de su maestro, el caos de la batalla resuena en todas direcciones. Los gritos, y el sonido de golpes estremecen el aire, pero por ahora, sólo se enfoca en tratar la hemorragia de Aizawa, quien a duras penas se mantiene consciente.

En el aire, Izuku y Shigaraki se enfrentan de manera brutal. El látigo negro de Deku envuelve a Tomura, elevándolo lejos del suelo, manteniéndolo a raya para evitar que use su don. La pelea es desigual, pero a pesar de todo, del dolor desgarrador en sus músculos, el menor está dispuesto a arriesgar su vida con tal de derrotar al villano.

De repente, se encuentra en el aire, envuelta por el látigo negro del pecoso, justo a tiempo para evitar que Shigaraki haga uso de su don, la tensión en el rostro de Deku es evidente, pero Tomura sonríe, completamente consciente de que el menor está en su límite.

— ¡Cuiden a los demás! — pide Izuku.

Desde abajo, Endeavor observa la lucha con una mirada sombría, se siente impotente y frustrado. Es el héroe número uno, el símbolo de la paz, tiene la responsabilidad del mundo sobre sus hombros, y aún así no puede tomar las riendas de la pelea debido a su estado tan deplorable

— Soy lamentable… — murmuró. — Soy yo el que debería estar ahí, el número uno.

Bajo las órdenes de su padre, Shoto se dedicó a tratar a los héroes. Sin embargo, el miedo por el bienestar de su amigo le preocupa, provocando que mire de reojo al cielo en más de una ocasión, queriendo asegurarse de que está bien. Al mismo tiempo, Bakugo observa al pecoso, su ira es tanta que sale a través de sus poros, parece que va a explotar en cualquier momento. El rubio se acerca hasta Izuku desde el suelo, gritando:

— ¡Espera! ¡Tú eres el último que debería acercarse a él! — gritó. — Borrar ya no funciona.

— ¿Y quién va a mantener a Shigaraki en el aire? — respondió. El de ojos rubíes gruñe, incapaz de contradecirlo

Katsuki aprieta los dientes, la ira burbujea dentro suyo con intensidad, como una gaseosa que ha sido agitada. En el fondo, siente una mezcla de rabia y preocupación por su amigo, al cual quiere proteger aunque se niegue admitir públicamente.

En ese instante, Sunvely aparece a un lado de su padre. Su presencia es imponente, junto a un brillo inusual en sus ojos dorados, los cuales se cruzan con los de Endeavor, una mirada que le hace saber sus intenciones.

— Tenemos una charla pendiente, Shoto. — le dijo al menor, frunciendo el ceño. — Desobedeciste mis órdenes y te pusiste en peligro.

El nombrado desvía la mirada, consciente de que actuó de forma imprudente, pero antes de que pudiera contestar, la pelea entre Deku y Shigaraki estalló sobre ellos, alcanzando una velocidad casi imposible de seguir con el ojo humano. Los golpes resuenan en el campo de batalla, y las ondas expansivas de su encuentro, levantan polvo y escombros.

Bakugo frunce los labios con frustración, su cuerpo está tenso debido a la rabia contenida y está a nada de explotar sino hace algo. La impotencia lo consume, y aunque prefiere morirse antes que admitir que Deku es su mejor amigo, la preocupación que siente por él es genuina. En cambio, Elaine observa los brazos destrozados del menor, siente un nudo en el pecho. Está más que preocupada, no puede quedarse allí viendo, mientras que un adolescente de quince años se juega la vida por ellos. Aprieta los puños, está desesperada por intervenir, pero Enji la detiene con un toque en el hombro, negándo suavemente.

— No actúes de forma impulsiva —dijo en voz baja, mirando fijamente la batalla.

— ¡No podemos dejarlo solo! Es solo un niño, papá, no puede seguir luchando así!  —protestó.

Dicho esto, el Texas smash del pecoso, provocó otra onda expansiva que sacudió el campo. Su brazo está al límite, cada vez más amoratado y maltrecho, al borde del colapso. El cuerpo del villano cae lentamente, pero todos saben que no ha sido derrotado, con el tipo de regeneración que tiene, es imposible que haya sido vencido tan fácilmente.

— A este paso perderá. — comentó el rubio, apretando sus puños. — Controla varios dones a la vez que se frena con las piernas y Air Force, tiene que usar todo lo que ha aprendido para mantener a Shigaraki en el aire.

— Como no lo derrotó de un golpe, es una guerra de desgaste. — agregó la pelirroja, él asintió.

— Así no podrá vencer a un tipo con regeneración, en unos minutos le robara el don y será el fin. — voltea, mirando al medio albino. — ¿Terminaste, Todoroki? —

— Sí, ¿Qué…? —

— ¡Cállate y agárrate de mí! — ordenó. — Endeavor, yo usaré el calor para elevarnos. — dijo. — Tú sigue enfriándolo todo lo que puedas. — miró a Elaine. — Ojos de farol, golpéalo tan fuerte y tan rápido que sea incapaz de regenerarse. — 

Asintió, es su oportunidad para detener a Tomura, y así acabar con la guerra antes de que hubiera más víctimas. En su interior, también guarda una razón más egoísta: si acaban con todo ahora, no deberá enfrentarse a Dabi; porque está segura de que ellos dos se volverán a encontrar en el campo de batalla.

— Dices que acabe con él con un ataque a máxima potencia, ¿no? — el mayor se pone de pie, listo para pelear. — Cuenta conmigo.

Haciendo el uso de sus explosiones, Bakugo los elevó en el aire con ayuda de Todoroki, mientras que éste enfría a su padre, preparando un ataque en conjunto con un propósito claro: detenerlo. Están decididos a terminar la lucha en ese instante, pues cada segundo que pasa es una oportunidad para Shigaraki, quien tampoco planea darse por vencido.

La tensión en el aire es palpable.

— ¡Le daré cuando alargue el látigo! Aléjense de inmediato cuando me acerque o se verán envueltos. — ordenó el número uno.

La fémina extendió sus alas, levantando un poco de polvo al emprender vuelo. Sus ojos brillan con una determinación digna de un guerrero, el calor que emana su cuerpo como es un aviso para lo que estaba por venir. Se posiciona a unos metros de Shigaraki, mientras que Bakugo lanza a Endeavor directamente hacia el villano, retrocediendo rápidamente para no quedar atrapados en su inminente ataque. Elaine es la única que puede soportar el calor de sus llamas, por lo que luchará codo a codo con su padre, envolviendo a Tomura para que no tenga escapatoria.

«Aguanta, Midoriya»

— ¡Ahora! —

Endeavor llegó hasta el varón como un destello de luz, abrazándolo por la espalda en una brutal llave de lucha. Sus brazos se cierran alrededor de él con una fuerza feroz, tensos como el acero, reteniendo al villano en su lugar.

— ¡Endeavor! — exclamó Midoriya, sorprendido.

—¡Aléjate! — ordenó. — ¡Ahora, Sunvely! —

En cuanto escuchó su nombre salir de los labios de su padre, Elaine rugió, lanzándose hacia Shigaraki con una fuerza imparable. Cada golpe que le atina resuena con una potencia inhumana, sus puños — encendidos por el fuego — se estrellan contra el cuerpo del varón, empujándolo al límite. Los gritos del villano llenan el aire, mientras el calor abrasador los envuelve. «Plus ultra, Prominence Burn!». Endeavor desató un torrente de fuego, ardiendo con tal magnitud que la mayoría de los presentes fueron cegados momentáneamente por la fuerte luz que generó la explosión. Sólo Elaine — la cual comparte un don similar al de Enji — es capaz de resistir tal descarga de energía calorífica. La temperatura es sofocante, y la presión del ataque levantó escombros y polvo, creando una onda expansiva que sacudió el campo de batalla.

Los gritos de Tomura invaden los oídos de los presentes, el fuego devora su cuerpo bajo la intensidad de los ataques combinados, y parece que por fin, el villano había sido derrotado. El calor, el poder, la violencia… Todo parecía empujar al villano al abismo de la derrota; sin embargo, cuando la victoria parecía estar al alcance, algo cambió.
De repente, una serie de cuchillas — afiladas como la muerte misma — emergieron del cuerpo del varón. Se movieron con una velocidad y precisión letal, y antes de que algunos de los dos puedan reaccionar, padre e hija son atravesados por ellas, perforando sus cuerpos sin piedad.

«¿Por qué no muere?» se preguntó el símbolo de la paz.

El dolor fue instantáneo, un ardor que les robó el aliento. Ambos sueltan un grito ahogado, mientras la sangre brota sin cesar, salpicando a quienes están debajo de ellos. Endeavor sintió el frío de la muerte susurrarle al oído, la sangre caliente subió por su garganta, y sin poder evitarlo, la escupió. El sabor metálico se impregnó en su boca, sus manos temblaron y quiso seguir luchando, pero el dolor lo inmovilizó. Su hija se ve mejor que él, su cuerpo tiembla junto a una respiración entrecortada, pero el corte parece estar en su hombro, nada grave. Puede oírla gruñir debido a la frustración, y sabe que está molesta.

Sin embargo, lo peor aún no había llegado.

De alguna forma, All for One ha logrado tomar el control del cuerpo de Tomura. Una retorcida sonrisa se dibujó en el rostro del villano mientras su cuerpo — carbonizado — se dirigía hacia el portador del OFA.

— Hermano… —

Las cuchillas se movieron con una intuición mortal, buscando al joven para eliminarlo de una vez por todas, pero en el último segundo, contra todo pronóstico, fue Katsuki quien se interpuso entre ellos. Con un par de explosiones, el rubio cambió de sitio con Deku, usando su cuerpo y recibiendo el ataque en su lugar. Las cuchillas atravesaron su piel sin piedad, torciendo su rostro en una expresión de dolor; intentó mantener la compostura — el orgullo — frente a él, pero la sangre subió por su garganta y acabó escupiéndola.

— No intentes ganar tú solo. — Gruñó, antes de caer.

— ¡Kacchan! — gritó.

El campo de batalla se asumió en un silencio intenso, miró con horror como su amigo cae frente suyo, incapaz de procesar lo que acaba de suceder. El terror se plasma en su rostro mientras observa como el rubio cae, antes de ser atrapado por Todoroki. Elaine sostiene a su padre mientras caen, quien a duras penas puede mantenerse despierto. El dolor es abrumador, y lucha constantemente con su mente para no desmayarse, él más que nadie sabe que no puede rendirse, no aún, pero cada vez que su corazón late, duele. Su mirada turquesa se cruza con la de su hija, aunque no pudo mantenerla por mucho tiempo antes de que sus rodillas flaquearan.

Los tres héroes heridos, Endeavor, Bakugo y Elaine están al borde, y Shigaraki — o lo que queda de él — sigue de pie.













































































































Mientras padre e hija caen rápidamente desde las alturas, la sensación de vacío en sus estómagos es mínima comparada con el dolor que inunda sus cuerpos. El viento silba en sus oídos, pero los pensamientos de la fémina están nublados, enfocados únicamente en las heridas que tiene Enji en su cuerpo, es la única que puede hacer algo para detener la hemorragia del héroe.

Shoto llegó justo a tiempo — antes de que se estamparan contra el suelo — ayudándole a cargar a su padre. Debido a la herida que atraviesa su hombro, se le dificulta moverlo y mucho más, ejercer fuerza. A diferencia del patriarca, las cuchillas no perforaron ningún órgano vital, aún así sigue sangrando, empapando la tela de su traje. Cuando el menor los dejó en el suelo, tosió varias veces, escupiendo un poco de sangre mientras intentaba controlarse. Tomó aire, inhalando y exhalando por unos cuantos segundos para regular su respiración entrecortada, queriendo calmar al pequeño Shoto, haciéndole saber que todo está bien.

— Estoy bien. — murmuró con voz temblorosa, pero firme. — Detén la hemorragia de Bakugo, yo me encargaré del viejo.

Shoto asintió aún con las manos temblando, la expresión en su rostro es de terror puro, sigue un tanto afectado por la escena anterior. Aún así, se acerca a su compañero, el cual yace inmóvil pero vivo, comenzando a tratar sus heridas con su don, deteniendo la hemorragia. Al mismo tiempo, la pelirroja se pone de cuclillas frente a su padre. El héroe número uno está malherido, su respiración es pesada y su cuerpo muestra los signos de los ataques de Shigaraki.

— Aguanta, papá. — suplicó, posando su diestra sobre la herida más grande. — Lo haré rápido, aguanta un poco.

El mayor asintió, mordiendo sus labios en una forma de retener sus gruñidos. Debido a su don, nunca fue capaz de sentir lo que es quemarse, pero como el fuego de su hija es muchísimo más fuerte, puede cauterizar su herida de esa forma, tal como hizo con Mirko en el hospital de Jaku. Está tan enfocada en Endeavor, que nadie — ni siquiera ella misma — notó la puñalada en su abdomen. Entonces, sintió de la nada un horrible ardor en la zona; Ahogó un gemido y escupió sangre, de inmediato colocó sus manos — temblorosas — sobre la nueva herida que había pasado percibida. Otra de las cuchillas perforó cerca de su estómago, y ahora recién se da cuenta de su existencia. No sabe si fue debido a la adrenalina del momento o si fue porque estaba demasiado concentrada en los demás, que ni ella misma lo notó.

El pánico se apodera de ella, comenzó a temblar de forma descontrolada mientras mira como la sangre ha manchado su traje, y ahora, sus manos. Siente que con cada segundo que pasa, la vida se le escapa.

— ¡Elaine! — exclamó Enji, su rostro palideció.

— ¡Nee-san! — Miró a Shoto con los ojos vidriosos, y su hermano, al verla, se volvió loco.

Sus conocimientos médicos le dicen que quizá hay una rotura en el bazo, el cual se ubica justo debajo de la caja torácica en el lado izquierdo. Este órgano ayuda al cuerpo a combatir infecciones y filtrar las células sanguíneas viejas al torrente sanguíneo. Un golpe fuerte en el estómago es la causa habitual de su rotura, sin tratamiento de emergencia, el sangrado interno causado por la rotura puede ser mortal.

Pasa saliva.

Elaine confirma su teoría ante los síntomas; dolor en la parte superior izquierda del abdomen, sensibilidad al tacto, dolor en el hombro izquierdo, confusión, aturdimiento y mareos.

Sus ojos se llenan de lágrimas al ver el rostro desesperado de su hermano menor, como si supiera que no hay nada más que hacer. Enji la observa de la misma manera, con los ojos desorbitados. En otras circunstancias, quizá él mismo habría podido cauterizar su herida, incluso ella, pero Elaine no puede quemarse incluso con su propio don. El pánico se apodera de los varones, quienes no saben qué hacer. No hay nadie cerca, ni siquiera un médico o alguien con una singularidad capaz de restaurar el estado de la pelirroja. Las llamas de Shoto son insuficientes, al igual que las de Endeavor, no le harán ni cosquillas.

— ¡Nee-san, dime que hacer, por favor… Dime que tengo que hacer! — gritó con desesperación, incapaz de pensar con claridad.

El miedo lo paraliza, la idea de perder a su hermana — la única persona que ha estado a su lado — es algo que no podrá soportar. El menor la acuna entre sus brazos mientras mantiene la mano presionada sobre la herida, las lágrimas se acumulan en el borde sus ojos y sus labios tiemblan. No puede imaginarse una vida en donde Elaine no esté, en donde no pueda verla, oír su voz, sentir su piel caliente acariciando su cicatriz o peinando su cabello. No soporta la idea de no volver a verla, de que el último recuerdo que tenga con Sunshine sea ese, sobre ella aferrándose a la vida.

El estómago se le revuelve, y un nudo se instala en su garganta, quiere hablar, quiere decirle muchas cosas, pero las palabras se atoran, es su culpa… ¡Es su culpa! Si él no hubiese seguido a Izuku, Sunvely continuaría en la retaguardia junto a su clase, ¡La única razón por la que está allí es por él! Como siempre, ella sólo busca protegerlo del peligro y, él parece buscar meterse en problemas, porque su hermana siempre termina siendo la afectada. La culpa lo invadió, ¡Si sólo se hubiera quedado en su lugar! Nada de esto estaría pasando, Elaine no estaría allí, herida de muerte.

Una suave sonrisa se plasma en el rostro de la mayor, acariciando la nuca del varón. Intenta tranquilizarlo, aunque su voz está teñida de dolor.

— Tranquilo. No llores, Shoto. — pidió. — Voy a bajar mi temperatura… Debes cauterizar las heridas con el hielo. — su voz tembló, anticipando el dolor que sentirá.

No hay otra opción.

— No puedo… El calor de tu cuerpo lo derretirá. No va a funcionar, Elaine. — negó con la cabeza, asustado.

— Tienes que intentarlo. — insistió, volvió a toser. — No tenemos otra opción, confía en tu hermana, ¿sí? — pidió, regalándole una sonrisa.

— Shoto, hazle caso a tu hermana. — ordenó el mayor, tomando la mano de la pelirroja.

Asintió, tomando una de los apósitos de su cinturón, pidiéndole que lo muerda. El Todoroki no quiere lastimarla, pero sabe que debe hacerlo; congeló sus manos, presionando sobre la herida de la mayor, la cual gritó de dolor — aún con la boca amordazada —, llenó el ambiente con sus desgarradores chillidos, sentía que su piel se quema bajo el hielo del varón. Elaine golpea la tierra con su diestra, una y otra vez, provocando pequeños agujeros y grietas, tratando de soportar el dolor más insoportable que ha sentido en toda su vida. Como nunca ha experimentado lo que es una quemadura, jamás supo cómo se sentía, y ahora, se pregunta a cuanta gente lastimó de la misma forma con su don.

Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas, a la vez que sus músculos tiemblan mientras Shoto trabaja con rapidez, temiendo lo peor pues tienen el tiempo en contra. Cuando el calvario para ella al fin terminó, su hermano la abrazó con fuerza, incapaz de retener más el llanto, aliviado de que todo haya salido bien.

— Lo has hecho muy bien. — murmuró, cerrando los ojos, exhausta.

— ¿Se detuvo? — preguntó con preocupación, tocando la zona.

— Sí, lograste cauterizar la herida. — contestó, orgullosa de él.

— Es un alivio. — exclamó Enji, tocando el hombro de la menor.

Antes de que pudiera reaccionar — responder —una gran luz los cegó a todos, envolviendo al campo de batalla con un resplandor intenso. Los presentes se protegen los ojos, preguntándose qué demonios está pasando; habían estado tan inmersos en lo que sucedía con Elaine, que no vieron la batalla que se producía sobre sus cabezas. Cuando la luz se desvaneció, Izuku y Tomura cayeron desde las alturas, inertes tras la caótica batalla.

«Shigaraki, no te muevas más por favor». Suplicó Midoriya, antes de desmayarse.

Al mismo tiempo, en otro lugar: la escena se abre en la sala de la comisión pública de héroes, la cual está llena de monitores parpadeando con imágenes de distintos puntos del país. Los miembros observan las pantallas con rostros tensos, mientras las transmisiones en vivo de los diferentes sitios de la operación llenan su visión.

— Solicitan a los bomberos en varias prefecturas. — comunica.

— Hagan todo lo posible por salvarlos del gigante. — ordena el capitán.

— Parece que realmente tienen a Garaki. — informa una de las féminas, atendiendo la línea.

— ¡Eso puede esperar! — exclamó. — La prioridad es deducir el destino del gigante.

— El villano cruzó Sairo y entró a Nabato. — anuncia, mientras observa el gran punto rojo moverse en la pantalla. —  Se dirige a Jaku a cien kilómetros por hora. — los presentes se tensan. — Llegará a Jaku, el destino previsto, en menos de diez minutos.

Un murmullo de desesperación y angustia recorre la sala. Las autoridades saben que Jaku es el epicentro de la batalla y si Machia llega allí, todo estará perdido. Los operadores intercambian miradas de pánico, mientras continúan monitoreando los movimientos del villano.

En Nabato, las escenas de caos son desgarradoras. Gigantomachia corre con una brutalidad devastadora, sus pasos retumban en la tierra como terremotos, destruyendo todo a su paso. Las calles están vacías, los locales han huido aterrorizados. El colosal arrasa con todo lo que esté en su camino: casas, puentes, edificios, autos y más, convirtiéndolos en escombros. No tiene tiempo para compadecerse — y ni siquiera lo hace — no tiene tiempo que perder, tiene un sólo objetivo: llegar con su maestro.

Sobre su espalda, la antigua — y proclamada — Liga de Villanos, se mantiene firme mientras observan la devastación de la ciudad. Skeptic sentado con su pc, teclea con rapidez, buscando la ubicación de su líder.

— Lo he localizado. — dijo. —
Está enfrentándose a Endeavor.

La noticia captó la atención de Dabi, que hasta entonces había permanecido en silencio, mirando el caos con una extraña calma. Una sonrisa lenta y maliciosa comienza a formarse en su rostro.

— ¿Endeavor? — repite con una mezcla de asombro y diversión. — Genial. Prepárense. —  su voz es fría, pero llena de emoción contenida.

Skeptic lo mira con confusión.

— ¿Para qué? — preguntó.

El de cicatrices lo observa de reojo, su sonrisa se ensancha. Los ojos le brillan con odio, uno que ha guardado por mucho tiempo.

— Para destruir la sociedad hipócrita de héroes. — responde, su tono gotea satisfacción y anticipación.

El momento que ha estado esperando durante tanto tiempo está a la vuelta de la esquina, la emoción se apodera de él. La gran revelación, el hundimiento de la carrera de su padre, va abrir la caja de Pandora. Todo lo que tuvo que soportar: las humillaciones, los golpes, la verdad oculta de su familia, todo se sabrá de una vez por todas. Todos esos años en la oscuridad, escondidos bajo las sombras, escabulléndose como una rata habrán válido la pena con tal de destrozar a Endeavor.

Ahora, finalmente, el mundo verá la verdad.

No puede esperar, el destino de Endeavor — el héroe número uno — será sellado por las propias manos de su hijo, por el defectuoso. Por el mismo hijo que tanto humilló y denigró, por el niño que se durmió llorando todas las noches con la esperanza de volver ver a su mejor amiga, por aquel joven que se escapó de casa para ir al monte a entrenar una y otra vez, buscando enorgullecer a su padre, por el Touya que soñaba con convertirse en un héroe tal y como él.

Sabía que este día llegaría, pero ahora que está tan cerca, los recuerdos que había enterrado comienzan a emerger con una fuerza casi insoportable.

Su infancia se despliega ante sus ojos como una película, escena tras escena de sufrimiento y abuso, con ligeros matices de felicidad en donde — por supuesto — estaba Elaine. Las frías paredes de la casa Todoroki, donde la presión y la expectativa de ser perfecto pesaba como una losa de granito sobre sus hombros. Endeavor, su padre, un héroe para el mundo, a sus ojos no es más que un monstruo.

Cada entrenamiento, grito, golpe, fue una lección para él.

«No entiendo por qué te enoja tanto. Conmigo o sin mí, vas a volver a Elaine una heroína»

«¡Porque eres un estorbo! ¡Todos estos años has hecho que Elaine se distraiga! ¡No la ayudas en nada, no avanza! Sus peleas eran patéticas, no sabía separar sus sentimientos y por lo mismo jamás te atacó, ¿Crees que soy idiota?»

Las palabras se repiten en su mente como un disco rayado, sin embargo, lo que más le dolió no fueron los golpes físicos, sino la constante humillación. El sentimiento de ser descartado como un juguete roto porque no servía, porque no cumplió con sus expectativas; Endeavor no sólo destruyó su cuerpo, también su alma. Con cada día que pasó en esa casa, se desmoronó un poco más, hasta que finalmente Touya dejó de existir y todo lo que quedó fue Dabi, una amalgama de cicatrices físicas y emocionales, lleno de odio y resentimiento. No puede decir que todo fue malo, pues en medio de todo ese sufrimiento hubo un rayo de luz: Elaine. Ella fue su refugio, su pilar, su calma en medio de la tormenta, su amiga, su primer — y único — amor, su alma gemela, su mundo, todo. Los dos compartían un vínculo, algo que va más allá de lo físico o emocional, uno que los demás no pueden entender, un vínculo que ni siquiera su padre puede destruir.

Hasta aquel día.

«¿No van a decir nada? ¡Te ordené que te alejaras de ella! ¡Estás alejando a Elaine de su camino!»

«¿Por qué debo alejarme de ella? ¿Solamente porque no cumplo tus requisitos para ser un héroe? ¿Es porqué no soy tan fuerte como tú? ¿O es porqué no tengo la singularidad de Shoto?»

Cuando le arrebataron a Elaine, fue como si le hubieran arrancado el corazón. El dolor que sintió en ese momento fue más intenso que cualquier, quemadura o golpe — físico o psicológico —, se sintió perdido, como si se estuviera ahogando. No podía dormir, ni comer bien las primeras semanas, lloró hasta dormirse muchísimas noches, siendo acompañado por Natsuo. Se culpó a sí mismo, regañándose por ser tan débil, por ser defectuoso, por no ser tan fuerte como su padre, ni tener un don tan poderoso como el de Shoto; hasta que entendió que nada fue su culpa, sino la de él.

Ese fue el golpe final, el que lo convirtió en lo que es hoy, un hombre consumido por el odio y la venganza. Y ahora, ese odio está a punto de explotar, la idea de desenmascarar a Endeavor ante el mundo lo llena de una oscura satisfacción. Este es el héroe que la sociedad admira, el símbolo de la paz, pero sólo él conoce la verdad; Su padre no es un héroe, es un monstruo que se esconde detrás de la máscara de la gloria, está listo para revelar esa verdad, para destruir la imagen perfecta que la sociedad tiene de él.

En el fondo aún siente dolor — aunque no lo admita —, a pesar de la sonrisa cruel en su rostro, una parte de él todavía duele por lo que pudo haber sido; por la infancia que nunca tuvo, por el amor paternal que le faltó, por el amor que le arrebataron. Cada vez que piensa en eso, en lo que las acciones de ese hombre egoísta causaron, su odio por él se intensifica. Y, aunque suene irónico, lo que más me duele, más que cualquiera otra cosa, es saber que incluso después de todo lo que ha sufrido, todavía hay una parte de él que desea haber sido amado por su padre.

Y esa parte es la que lo consume más que nada.

Dabi se prepara para destruir no solo a Endeavor, sino todo lo que representa.

La venganza es lo único que le queda.

Y está listo para tomarla.




















































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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s

◎ Como ya lo he explicado con anterioridad, la temperatura común del cuerpo de Elaine ronda los 40° - 45° grados dependiendo de la época del año. Y además, emite constantemente ondas calorificas como un radiador.


◎ Lo que hizo Elaine, fue regular su temperatura a una más normal mientras se concentra en distribuir el calor a otra parte de su cuerpo para que Shoto pueda usar su lado derecho en ella sin derretir el hielo. Por lo que sí, Elaine puede quemarse a muy bajas temperaturas.

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+140 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 250 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.





































































































































˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!

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