ㅤ▸ OO2
La semana había pasado bastante tranquila. Sunoo se mantenía al tanto de todo lo que pasaba con los chicos a los que defendía, pero estaba realmente sorprendido cuando se enteró de que ninguno había sido maltratado estos últimos días; bueno, al menos no por Nishimura Riki.
Y con respecto a él, éste le seguía pidiendo una salida, pero ya no lo encontraba en situaciones donde repartiera palabras de rechazo, golpes, ni nada.
Algo realmente extraño.
Y como él mismo lo dijo, estuvo vigilando de cerca a Jay. Había descubierto que este tuvo un problema con su grupo y que estaba separado verdaderamente de él.
Se podría decir que ahora son como amigos. Incluyendo a Jungwon, que se la había pasado muy pegado al mayor en ese tiempo.
—¡Vamos Jay! ¡Dime qué es lo que descubriste!
—¡Calma hombre! Yo no soy tu informante —entornó los ojos.
—Mira, Park Jongseong... admito que estoy terriblemente desesperado ¿Sí? —respiró profundamente. —Quiero saber de Sunoo ¿Okey? Necesito saber cómo acercarme, pero ya bien, sin peleas ni nada.
—Mira Ni-ki, ya no seas idiota. Ve a hablarle, dile que estás dispuesto a dejar toda esta mierda por él y ¡Listo! ¡Vivirían felices para siempre!
—¡Pero no es tan fácil! ¡Me he acercado miles de veces y de diferentes maneras! ¡Y él sólo se dedica a rechazarme todas las citas!
—¡Amigo, amigo! ¡Basta con tus idioteces! mira, sé que estás cambiando porque lo he visto y estoy seguro que él también lo ha notado, así qu-
—¿Lo ha notado? ─abrió los ojos excesivamente. ─¡Oh, Dios mío! ¿Y qué te ha dicho? ¿Me ha mencionado o algo? ¡Dime ahora Park Jong-
Fue callado por un golpe en la nuca. Hizo una mueca de dolor y se llevó la mano a la parte afectada.
—¡Oye! ─se quejó. ─¡¿Qué demonios te pa-
—¡Sólo cállate y escúchame!
El contrario asintió con un puchero y le prestó atención al mayor.
—Bien... ─comenzó. ─Ahora mismo, ve al patio trasero. ─el menor lo miró confuso. ─Espera ahí y yo te mandaré a Sunoo para que puedas hablar con él ¿de acuerdo?
—P-pero yo no estoy lis-
—Lo estás. Sólo menciona todo lo que aún no te has atrevido a decirle, si él te gusta en serio, dil-
—¡De verdad me gusta!
—Bien, bien... Sólo dile que estás cambiando por él, que ya no molestarás más a los chicos y ¡Puum! ¡Conquístalo!
—Bien. ─asintió repetidas veces. ─Sencillo, puedo hacerlo... ─giró su cabeza a ambos costados. —Voy a hacer todo por él y yo voy a-
Otro golpe aterrizó en su nuca, en el mismo lugar de hace unos momentos. Estuvo a punto de quejarse, pero el mayor lo interrumpió como varias veces atrás.
—¿Ya vas a callarte e ir?
—S-sí.. ya...
Se quedaron unos segundos en completo silencio.
—¿Qué esperas? ¡Ve ya!
—¡Oh, sí! ─reaccionó finalmente. ─¡Me voy! ¡Gracias Jongseong!
Jay suspiró negando con su cabeza cuando vió a Ni-ki alejarse por los pasillos tropezando con sus mismos pies.
Sabía que su amigo era un idiota, pero lo era aún más cuando de Sunoo se trataba.
Después de haber estado un rato con Jungwon y su nuevo amigo Park Jay, Sunoo pasaba por la cafetería y unos cuantos salones en dirección al patio trasero de la universidad.
Jay le había informado que había algo ahí que debía ver justo ahora.
Así que mientras sus pensamientos vagaban sobre qué era lo que podría haber ahí, unos gritos agudos retumbaron sobre sus oídos, sacándolo inmediatamente de quicio.
Regresó justo sobre sus pasos, devolviéndose por la cafetería. Agudizó aún más su sentido del oído y pudo confirmar que aquellos ruidos provenían justo de uno de los salones que supuestamente estaban vacíos.
Rápidamente y sin perder el tiempo, abrió la puerta de manera exagerada dejando a la vista una escena bastante molesta.
Sunghoon tenía retenido a un chico pelirrojo que se veía 2 años menor que él, justo en el suelo. El pobre chico mantenía sus brazos a los costados contrarios de su cuerpo, abrazándose con fuerza, como si eso lo mantuviera a salvo de la paliza que el mayor le estaba entregando.
Su cara estaba cubierta de sangre y los sollozos se hacían cada vez peores. A pesar de Sunoo haber interrumpido la escena, Sunghoon seguía con las constantes patadas dirigidas justo en el estómago y el pecho del chico.
—¡¿Qué carajos estás haciendo, imbécil?! ─lo miró horrorizado.
Sunoo se arrodilló frente al pelirrojo, quedando justo a su costado y con mucho cuidado, tomó al chico de sus brazos y lo ayudó a reincorporarse, quedando sentado en el suelo y con la sangre goteando de la nariz.
Él se puso de pie y se acercó a Sunghoon, enfrentándolo.
—¡Eres un idiota! ¡Mira cómo lo has dejado! ¡¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño?!
—¿Quién? ¿Como tú? ─sonrió con malicia. Al parecer su racha no estaría del todo arruinada.
—Qué te parece... ¡Con nadie! ─gritó. ─¿Sabes? ¡Esto no se va a quedar así! Ahora mismo iré con la directora y-
El mayor le tomó bruscamente del brazo y lo acercó hacia él.
—¡Tú no irás a ningún lugar! ¿Entiendes? ─lo sacudió y posó la mano derecha en su cintura. ─Te quedarás aquí... ─acercó sus labios al oído del menor y prosiguió en un susurro. ─Harás todo lo que te diga y nadie saldrá herido ¿Está bien?
Sunoo puso ambas manos en el pecho del mayor y lo alejó bruscamente.
—¡¿Qué mierda te pasa?! ¿Estás drogado o algo así?
—No, no no... ─dijo con lentitud mientras avanzaba dos pasos. ─Estoy perfectamente bien. ─lo jaló nuevamente hacia él con más fuerza. ─Ahora, harás lo que te diga para así evitar golpearte... y no me importará lo que me haya dicho el imbécil de Ni-ki ¿Estamos de acuerdo? ─amenazó.
—¡Suéltame! ─se removía con inquietud ─¡Déjame ya!
Sunghoon lo abrazó con fuerza, atrapando los brazos de Sunoo entre los suyos. Se inclinó y posó sus labios salvajemente sobre el suave cuello del menor. Comenzó una batalla de mordidas y chupetones, marcando notablemente las zonas afectadas y mezcladas con saliva.
Sunoo no había dejado de removerse con ímpetu y pedía por ayuda con lágrimas en los ojos. Era la primera vez que se sentía tan sumiso, tan vulnerable, tan débil.
Se alteró aún más cuando sintió unas manos colarse por debajo de su camisa. Sus piernas temblaban y el poco aliento que le quedaba se fue cuando se vio a sí mismo siendo recostado en el suelo, justo al lado del chico que ahora, estaba desmayado.
No podía ser abusado, no. Él era un chico que quería perder la virginidad con la persona indicada. No de esta manera.
Fuerza.
Repetía su mente una y otra vez. Y como si sus plegarias hubieran sido escuchadas, logró tener el suficiente aliento para pegarle una patada en su entrepierna, atontándolo.
Sunghoon se apartó de golpe, llevando ambas manos a la zona del dolor y maldiciendo en voz baja.
Sunoo aprovechó ese momento para alejarse lo suficiente y así correr hacia la salida.
Aún en su estado de alteración, tomó la manija con su mano temblorosa y la abrió.
Estaba a punto de salir, estaba tan cerca.
Hasta que sintió una fuerza externa sobre su pantorrilla, jalandolo de regreso.
Cuando estuvo de regreso al suelo, cerró sus ojos con fuerza y es ahí en donde decidió que ya no iba a luchar más.
Soltó un quejido de sorpresa cuando sintió un dolor en su espalda baja y en sus piernas. El mayor ya no intentaba nada más que golpearlo. Saboreó la esencia metálica y amarga de la sangre cuando las patadas no paraban. Eran una tras otra, dirigidas a todo su cuerpo.
Pedir ayuda ya no era una opción.
Estaba listo para recibir otro golpe, hasta que escuchó sillas moviéndose a su alrededor y un cuerpo estrellándose contra la pared.
Abrió los ojos con lentitud y no pudo distinguir correctamente lo que estaba frente a él.
Veía borrosamente por las lágrimas, unas sombras que parecían estarse golpeando y forcejeando entre sí.
Llevó las manos a su rostro, manchándolos de rojo por el recorrido que estas dieron con lentitud hacia sus ojos para frotárselos.
Cuando al fin pudo divisar correctamente las figuras, se sorprendió (o tal vez no) de ver a Ni-ki golpeando el cuerpo inconsciente de Sunghoon sin piedad.
Golpes desastrosos aterrizaban sobre su mandíbula, que ahora, estaba bañada de sangre.
Su corazón latió frenéticamente cuando observó el rostro de Riki, lleno de odio y culpabilidad.
Con el poco aliento y conciencia que le quedaba, se movió un poco y pudo finalmente hablar.
—R-riki... ─soltó un susurro bastante bajo, que hasta él mismo dudó de haber hablado.
El aludido no parecía haberlo escuchado tampoco, así que con mucho esfuerzo, agregó...
—R-riki basta. N-no lo hagas. ─se inclinó y tosió un poco de sangre. Sus palabras sonaron más alto que las anteriores, por lo que al fín, pudieron ser escuchadas.
Aquello pareció hacer efecto en Ni-ki, por lo que detuvo sus golpes, volteando de inmediato en dirección a Sunoo y su rostro, que estaba lleno de enojo, cambió drásticamente a una de dolor y preocupación.
Se acuclilló rápidamente frente al menor y tomó con suavidad sus hombros.
Su niño era frágil (no débil). Se suponía que él debía protegerlo del mundo, de las personas, de los que se hacían llamar sus "amigos".
—¿Sunoo? ─tomó ambos cachetes con una de sus manos y los sacudió levemente ─¡¿B-bebé?! ─llamó con voz temblorosa. ─¡¿Amor, estás bien?! ─se desesperó aún más cuando vio que el contrario no respondía. Se había desmayado.
Al lado de su indefenso cuerpo, estaba el de otro chico, que a pesar de estar con los ojos fuertemente cerrados, parecía haber regresado de su inconsciencia, ya que intentaba pararse por su propia cuenta.
Pero ahora, nadie importaba más que el menor.
Los ojitos del mencionado estaban perfectamente cerrados y húmedos debido a las lágrimas que empañaban sus pestañas y parte de sus mejillas.
Lo abrazó tratando de no herir más su pequeño cuerpo y se paró cargándolo entre sus brazos con sumo cuidado, como si de un rescatista se tratase.
Se dirigió hasta la salida, y finalmente, ambos estaban fuera de aquel salón pintado de sangre.
Mandaría a alguien a buscar al pobre chico pelirrojo y él por supuesto, llevaría a su pequeño a la enfermería.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro