Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

EXTRA O1

🐝
¡ +18 !

no me cuelguen, pueden saltarse el capítulo si les resulta más cómodo ¡!

—Sunoo, ¿Qué ocurre, hijo mío?

Un solitario Sunoo se encontraba tirado en el sofá de la sala. A pesar de que su cuerpo dolía por la posición, a él realmente no le importaba mucho en ese momento.

─No me pasa nada, má. ─puchereó colocando una almohada sobre su cabeza, buscando desaparecer.

─Hey... ─Daejin se arrodilló frente al sofá donde su hijo se encontraba. Trató de quitarle la almohada de encima, pero Sunoo simplemente se negaba a dar la cara. ─Aish, dime qué ocurre, bebé. ─acarició suavemente la espalda contraria.

Sunoo dudó en decirle, pero pensó que si se lo guardaba por más tiempo, las cosas se agrandarían y se sentiría peor, por lo que optó por contarle las inquietudes que tenía.

Se reincorporó y miró las manos en su regazo, jugando con ellas nerviosamente ─Mmm, yo miré a Ni-ki hablando c-con... ─hizo una pausa y suspiró. ─Sunghoon.

─Oh. ─Daejin claro que estaba al tanto de la situación que se vivió con ese chico, fue consciente del daño tanto físico, como emocional que le causó a su hijo; y ahora, que su yerno estuviera hablando con ese abusivo, era algo muy fuera de lugar. ─¿Y eso?

─No lo sé, y-yo... Mm, estaba caminando hacia mi salón y los vi charlando dentro de un aula vacía, quise escuchar lo que decían pero justo en ese momento las personas comenzaron a ingresar a ese salón y ya no pude hacer nada. ─su voz se escuchaba decaída. ¿Riki ya era amigo de Sunghoon otra vez? ¿Tan rápido se olvidó de lo que le había hecho?

─Ddeonu. ─la delicada mano de su madre tomó su mentón, levantándolo con suavidad para que sus ojos la miraran. ─¿Le preguntaste a Ni-ki qué fue lo que pasó ahí? Digo, no tienes que malinterpretarlo si no sabes lo que verdaderamente ocurrió, cariño. No te sientas mal por eso y habla con él, ¿Sí? La comunicación siempre es el punto clave del funcionamiento en una relación.

Sunoo asintió comprendiendo todo lo que su madre le decía.

Daejin creyendo que había hecho un buen trabajo, se levantó justo cuando sus piernas se estaban adormeciendo y se dirigió hacia la cocina a preparar la comida para la cena.

Estaba a punto de sacar los ingredientes para una excelente comida hecha en casa, pero cuando casualmente bajó la mirada hacia su hijo, se dio cuenta que este se había acurrucado nuevamente en el sofá y ahora lágrimas silenciosas recorrían sus mejillas.

Preocupada, dejó todo sobre la mesa y fue donde estaba su hijo otra vez. ─¡Ddeonu! ¡Hijito, no llores! Te he dicho que todo estará bien con Ni-ki. ─limpió con sus pulgares las amargas lágrimas que caían de los cristalinos ojos del menor.

─Lo sé, mamá ─pero no paraba de llorar.

─Espera, esto no es por Riki, ¿Cierto? ─cuando el menor guardó silencio, supo que había dado justo al clavo. ─¿Qué pasa?, sabes que puedes confiar en mí

─Mmm, b-bueno... ¿Tú dijiste que papá vendría mañana, cierto? ─preguntó nervioso.

─Sí, Ddeonu, por eso te dije que deberías regresar temprano a casa mañana.

─Pero ¡mamá! Tú sabes que él y yo no nos llevamos, él no me acepta como soy y aún así permites que venga aquí en la casa? ─exasperó.

Daejin cambió notablemente su semblante a uno más serio. ─Sunoo, ya hemos hablado de esto, tu papá ha cambiado, sabes que las cosas ya no serán como antes, mientras más rápido lo aceptes, será mejor para ti.

─¿Las cosas ya no serán como antes? Acaso tú y él... ─Sunoo se tapó la boca con ambas manos. ─¡No! No puedes volver con él, ¡No me hagas esto!

─Mejor charlamos mañana cuando te calmes un poco, no vayas a ninguna parte después de la universidad, quiero que regreses directo hacia acá, ¿escuchaste?

─¡Pero-

─Sunoo.

Sunoo aceptó refunfuñando y se encerró en su habitación no queriendo saber nada de lo que pasaría mañana, que sin duda, será un muy mal día para recordar.

Uno muy malo.

Sunoo miraba pasar a las personas, unas tomadas de las manos y otras simplemente hablando, no estaba prestando atención a su alrededor, hasta que un beso en su cuello causó que se le erizara toda la piel.

Sunoo regresó a la realidad y se dio cuenta que no había estado prestándole atención a los mimos de Riki. Recordaba vagamente que al llegar a la universidad, se saludaron y luego de un par de besos, Ni-ki se dispuso a abrazarlo y consentirlo como normalmente hacía.

─Hey. ─Riki le enseñó su característica sonrisa rectangular y acarició sutilmente su cadera. ─Bebé, ¿Ocurre algo? Te perdiste por unos momentos. ─se inclinó y depositó un cálido beso sobre la frente de su novio.

─No, Riki, no me pasa nada. ─trató de sonreír, pero lo único que consiguió fue una mueca forzada.

Ni-ki frunció el ceño. A su bebé claramente le pasaba algo y no lo iba a dejar pasar así como así.

─Sunoo, ya hemos hablado de esto, cariño. Si algo malo ocurre, puedes confiar en mí para ayudarte con lo que sea. ─peinó los costados del cabello contrario, deteniendo las manos en ambas mejillas para dirigir toda la atención a su persona.

Sunoo, conmovido por las palabras de Ni-ki, posó su mano derecha sobre el pecho del mencionado, acariciando lento y con algo de agua en los ojos, sonrió sinceramente. ─¿Puedo ir a tu casa después de clases? Por favor.

Ni-ki no supo el porqué de tan repentina decisión, nunca antes había llevado al menor a su propia casa. Miró a Sunoo una última vez antes de soltarlo, sin duda se miraba que necesitaba esto.

─Claro, mi amor.

Realmente no pudo hacer ni decir mucho en cuanto llegaron a la casa de Ni-ki, pues al pasar por la puerta principal, el menor de ambos comenzó a derramar lágrimas sin parar.

En un intento desesperado para hacer que se calmara, lo recostó sobre su cama y lo mantuvo ahí, llevándole sobre una bandeja, una taza de chocolate caliente y una bolsa de galletas de vainilla. Favoritos de Sunoo.

─Hey. ─se sentó junto al menor cuando este le dio espacio para hacerlo. ─¿Ya me vas a decir qué pasa? Bebé, somos pareja, se supone que nos contaríamos todo, vamos, confía en mí. ─casi suplicó mientras le acariciaba la espalda en modo de apoyo.

Sunoo se giró hacia Riki y a este se le partió el corazón verlo tan abatido.

─Mi padre regresa a casa hoy para ver a mi mamá. ─Sunoo enfrentó la mirada confusa de Ni-ki y siguió. ─Cariño, a él no le gusta que sea gay, no me acepta por como soy, mi orientación, no lo tolera. ─sin poder evitarlo, ya estaba llorando otra vez. ─Mamá se separó de él cuando un día intentó golpearme, al parecer me había visto siendo muy cercano con Jungwon, y peor fue cuando se enteró de que también él es gay.

─Es un idiota, bebé, no sabe valorar la increíble persona que eres, la cosita más hermosa de este mundo. ─sonrió enormemente cuando el contrario soltó una risita. ─Ahora te voy a consentir bastante, mi amor.

─Y yo quiero que lo hagas, cariño ─Sunoo derribó a Ni-ki sobre el colchón y comenzó una batalla de fogosos besos con todo el peso de su cuerpo sobre el contrario.

Ni-ki moldeó con sus largos dedos todo el cuerpo de su novio. Sostuvo con algo de fuerza la cintura del azabache solo para darle la vuelta y quedar así, encima de él.

Ni-ki se dedicaba a mimar con su boca los carnosos labios del azabache. Alternando ritmos, entre ir de lo más lento y sensual posible, a besarlo con dureza y precisión.

Sus manos se escabulleron dentro de la ropa del menor, vagando por todo el contorno de su piel.

Sunoo tampoco se quedaba atrás, sentía como su cuerpo comenzaba a reaccionar por los toques intrusos, se tomó el tiempo de desabotonar uno a uno los botones de su novio, sus labios entumecidos trataban de seguir el voraz ritmo que llevaba con los contrarios.

Riki se separó para que ambos pudieran tomar aire y siguió con el jugueteo en el apetitoso cuello del menor.

Sunoo recorrió con desespero el pecho de Ni-ki una vez desabrochado el último botón, sintiendo calentarse aún más cuando la húmeda lengua del castaño se paseó por el lóbulo de su oreja y una vez ahí, jaló de él sensualmente con los dientes.

─Te mereces lo mejor de este jodido mundo, amor. ─susurró Ni-ki cuando sacó la ropa de Sunoo y fue dejando besos con mordidas por todo el espacio que pedía a gritos marcas suyas.

Sunoo jadeó cuando sintió la boca de Ni-ki en sus pezones, así que se reincorporó para quitar el pantalón del contrario. Lo necesitaba ahora más que nunca.

Cuando logró su cometido se acomodó nuevamente como estaba y elevó un poco su cadera para indicarle a Riki que se lo sacase también, cosa que el mayor entendió y rápidamente se dispuso a hacerlo.

Sunoo abrazó al mayor pegando ambos cuerpos que comenzaban a sudar y gimió fuertemente cuando Ni-ki dio una falsa embestida en busca de fricción.

─T-tú eres lo mejor para mí, Riki. ─lloriqueó cuando Ni-ki volvió a repetir la acción, pero con más potencia. ─Te necesito. ─clavó sus uñas en la espalda del mayor, sintiendo la boca de Riki sobre su mandíbula. Sunoo se dispuso a marcar la piel canela de su novio, dejando mordidas en su hombro y unos cuantos chupetones sobre el mismo, queriendo ocupar su boca también.

En medio de caricias, gruñidos por parte de Ni-ki y gemidos por parte de Sunoo, ambos quedaron por fin, sin ninguna tela que tapase sus esculpidos cuerpos.

Ni-ki llevó sus dígitos a la boca de Sunoo y este dejó que se deslizaran poco a poco entre sus labios. A pesar de estar terriblemente necesitados, Ni-ki admiraba toda la delicadeza que su novio ponía en pasear sus dedos sobre su piel y tratarlo como lo que sería, su primera vez.

Ni-ki dirigió sus dedos ya ensalivados a la estrecha entrada del azabache y el primer dedo se abrió paso con cuidado.

Sunoo abrazó con sus piernas la cadera de Ni-ki y cerró los ojos con fuerza cuando sintió al incómodo intruso estar completamente en su interior.

Riki notó esa acción y acercó sus labios a los levemente mojados párpados del menor, depositando tiernos besos sobre ellos y posando su otra mano en la mejilla de su novio, dando suaves masajes con su dedo pulgar.

Al acostumbrarse, Ni-ki pudo introducir los otros dos dedos, estimulándolos al ritmo y tratando de ensanchar más la entrada.

Sunoo recorrió con sus manos toda la espalda de Ni-ki, soltando suspiros y gimoteos cada vez que el mayor alcanzaba a rozar su próstata.

Apretó aún más el agarre de sus piernas queriendo que Riki reemplazara ya los dedos por su miembro.

Y como si el mayor leyera sus pensamientos, sacó los dígitos de su interior y lo abrazó sentándose con él en su regazo, aún sin introducirse en él.

Riki se estiró tratando de encontrar entre los tantos cajones que tenía la caja de condones sabor fresa. Era difícil concentrarse, pues Sunoo movía su cadera en busca de fricción con su miembro y no había parado de besar toda la extensión de su cuello, tampoco sus manos se mantenían muy quietas, estas se paseaban desde su pecho hasta llegar a enredarse en las hebras de su cabello.

─¿Q-qué haces? ─Sunoo murmuró sobre la caliente piel del mayor, deteniendo sus movimientos.

─Busco los condones, bebé. ─respondió, reencontrando sus ojos con los del menor.

Sunoo lo miraba con tanta lujuria que inevitablemente volvió a posar ambas manos sobre sus caderas para continuar con lo que estaba haciendo anteriormente.

Sunoo gimió y llevó su mano hasta la erección del mayor, acariciándola lascivamente y con esfuerzo. ─Olvídate de eso. ─murmuró antes de atacar la boca de Riki.

Ni-ki chupaba como podía los suaves e hinchados labios de Sunoo; sus lenguas se saboreaban y en cada separación, una mordida y de vuelta a besos. Posó sus manos sobre las nalgas del menor y las apretó como si de slime se tratara.

La caliente situación y constante jugueteo, llegó a su límite finalmente y es cuando Ni-ki acomodó la punta de su glande sobre la ya dilatada entrada de Sunoo.

Sunoo se dejó caer sobre el pene de Ni-ki suavemente y con repetidas pausas, gimiendo en el proceso.

El menor frunció la nariz con incomodidad y cerró sus ojos fuertemente cuando de estas, salieron unas cuantas lágrimas.

Ni-ki quitó las curiosas gotas saladas con sus labios luego de unos momentos y cuando pudo percatarse de que Sunoo ya se estaba empezando a mover, dio la primera estocada.

Sunoo abrazó fuertemente el cuello de Riki, respirando hondo cuando las embestidas comenzaron a ser constantes y con fuerza.

Ni-ki susurraba palabras de amor junto al oído opuesto y sus dedos dejaban marcas rojizas a los costados de la cadera del azabache.

Sunoo daba pequeños saltos encontrándose con la pelvis de Ni-ki. Pieles chocando, acto de amor formando, respiraciones alternas y corazones unidos al unísono.

Cuando el estómago y pecho de Ni-ki se pintaron de blanco, embistió unas cuantas veces más y gritando el nombre de su novio, soltó su semilla dentro del mismo.

Riki salió y giró a ambos con cuidado para posar el cansado cuerpo de Sunoo sobre el blando colchón; acto seguido, buscó unas cuantas servilletas y retiró la esencia de ambos de sus cuerpos.

─¿Estás bien? ─preguntó cuando se recostó de igual manera, llevándose al menor sobre su pecho.

─Lo estoy. ─mostró su adorable sonrisa en cuanto ambos mantenían la mirada fija sobre el otro.

Riki le devolvió el gesto y se inclinó para depositar un tierno beso sobre sus labios. ─Te adoro, bebé.

─Yo también lo hago, amor. ─Sunoo peinó los cabellos desordenados del mayor y paseó su dedo índice sobre el contorno del belfo inferior opuesto, recibiendo una pequeña mordida juguetona en respuesta.

─Puedes quedarte aquí esta noche, cariño. Mis padres no volverán hasta pasado mañana, así que tenemos todo el tiempo del mundo. ─besó las dos mejillas rojizas del menor y al final dejó un casto beso sobre la frente del mismo. ─Solos tú y yo.

─Eso me encantaría, Riki, pero voy a enfrentarlo. —sonrió triste cuando Ni-ki lo miró confuso.

─¿Lo harás? ─formó una mueca cuando el menor asintió. ─No permitiré que vuelva a hacerte daño, si no lo permití con Sunghoon, no debo permitirlo con tu padre ni con nadie. ─negó con la cabeza. ─Por cierto...

─Dime. ─Sunoo sabía de lo que estaba a punto de hablarle.

─Sunghoon me buscó el otro día... ─hizo una pausa en busca de alguna reacción por parte del contrario, pero este solo levantó una de sus cejas esperando que prosiguiera. ─Me dijo que quería disculparse contigo pero que no tenía el valor suficiente para acercarse a ti.

─Oh. ─Sunoo fingió no saber nada. ─¿Y qué le dijiste?

─Lo mandé a la mierda. ─sonrió orgulloso.

Sunoo carcajeó y se apegó más al cuerpo de Ni-ki, dejando que éste le consintiera y le diera mimos.

—¿Seguro que estarás bien?

A punto de entrar la noche, Ni-ki rondaba por la entrada de la casa de Sunoo intentando vislumbrar a través de las borrosas ventanas señales de movimiento o de su suegra.

─Lo estaré, Riki. ─repitió Sunoo por octava vez, pues Ni-ki se paseaba de lado a lado con sus manos aún entrelazadas, al salir de su casa, no lo había soltado ni por un segundo.

─Bien, cualquier cosa, me llamas de inmediato, bebé. ─se paró frente a él y acarició su barbilla con suavidad, aún sin soltar sus manos. ─La pizza que encargué para ti llegará pronto, quiero que te alimentes y luego descanses, ¿Sí?

Sunoo asintió a todas sus indicaciones y dirigió ambas manos al cuello del mayor para inclinarlo y así besarle.

Ni-ki sostuvo su cintura mientras sentía los labios del azabache moverse sobre los de él. Mordió sutilmente el labio inferior del menor, sonriendo con él entre sus dientes y cuando iba a depositar un último beso, la puerta se abrió de repente. Sunoo apartó con poca fuerza a Ni-ki y miró hacia el intruso.

─Sabía que seguías siendo una vergüenza, no debí molestarme en venir hasta aquí sólo para ver las cosas anormales que sigues haciendo. ─escupió con odio el señor Kim.

─Señor, no voy a permitir que-

─No, déjalo Ni-ki, esto es entre él y yo ¿Sí? ─Sunoo tranquilizó al mayor poniendo las manos sobre sus mejillas y guiando su cabeza hacia la suya para evitar que siguiera mirando a su padre con cara de querer golpearlo.

El Señor Kim entornó los ojos y miró hacia otro lado haciendo una mueca. Esa escena le repugnaba tanto.

Segundos después, volvió a posar la mirada en su hijo, el cual, luego de convencer a Ni-ki de que estaría bien y se fuera, se plantó frente a él con la mandíbula en alto.

─¿Y bien? ─el señor Kim habló fríamente después de un rato.

─¿Y bien, qué? ¿Te parece poco con lo que acabas de decir frente a mi novio? ¿Dónde está mi mamá?

─Está adentro, los dos están tan jodidamente mal de la cabeza al pensar que esto es normal. ─se encaminó hacia la calle, pasando junto a Sunoo, dispuesto a ignorarlo.

─Los idiotas como tú, no cambian. ─cuando el señor Kim se giró para mirar a su hijo y reclamarle por lo que le acababa de decir, Sunoo le sacó el dedo del medio y se metió a su casa dejándolo con las palabras en la boca.

Suspiró una vez cerrada la puerta y se quitó los zapatos para mayor comodidad.

─¿Mamá? ─preguntó cuando miró a la mencionada en el sofá, llorando. ─Hey... ─se sentó a su lado y la abrazó fuertemente.

─Tenías razón, hijo. ─se aferró a Sunoo. ─Es un imbécil, todos los hombres lo son.

─¿Todos? ─preguntó con falsa indignación. Daejin soltó una risita entre lágrimas junto con mocos y se corrigió a sí misma

─Bueno, todos excepto tú y mi yerno.

Sunoo le sonrió con ternura y la abrazó aún más fuerte. ─Te amo mamá.

─Yo más, hijo y ¿sabes? No necesito a ningún hombre para vivir, sólo te necesito a ti y ya.

El sonido del timbre de la puerta interrumpió la sentimental escena entre madre e hijo.

─Debe ser la pizza que Ni-ki encargó. ─Sunoo se dirigió apresurado hasta la puerta y sonrió con amabilidad al señor repartidor. Claro, con Daejin atrás viendo todos sus movimientos.

─Delicioso.

Sunoo miró raro a su mamá y pudo notar como esta devoraba con la mirada al señor repartidor.

─Sí, mamá, la pizza es deliciosa. ─sonrió nervioso hacia el empleado, quien observaba a su mamá de la misma manera. Era incómodo, muy incómodo. ─Gracias ─dijo una vez que el repartidor se fue.

Sunoo dejó la caja de pizza frente a su mamá y se fue al baño a refrescar su cara luego de esa desconcertante escena.

Daejin se dispuso a comer una rebanada de la deliciosa pizza, pero al abrir la caja se encontró con la tarjeta del repartidor y su número telefónico. Sonrió.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro