𖤓 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 3 𖤓
Narra Aurora
El sonido de mis tacones resonaba en los corredores vacíos, marcando un compás que solo yo podía escuchar. En mis manos, sostenía una charola repleta de exquisitos postres, mientras en mi bolsillo guardaba el contrato firmado por Charlie Morningstar. Pero mi mente estaba atrapada en el recuerdo de su rostro: sus ojos soñadores, sus mejillas sonrojadas y su cabello rubio, que parecía reflejar la luz del cielo. Todo en ella me recordaba a él, él que había sido el motivo de mi brillo en el firmamento, pero también la causa de mis incontables lágrimas.
De manera involuntaria, un recuerdo olvidado emergió de las profundidades de mi mente. Me vi a mí misma en el Edén, junto a Luzbel, explorando el nuevo mundo que Padre había creado antes de dar vida a los seres humanos. Encontramos un rincón perfecto, una roca junto a una bella cascada y un pequeño lago que era tan bello y donde convocamos nuestros instrumentos para tocar a dúo. Sabíamos que Padre nos observaba, al igual que todas las hermosas criaturas que poblaban aquel lugar, pero eso no nos detuvo. Las melodías que liberábamos eran ecos de nuestro amor, un amor tan puro que incluso Padre nos elogió, asegurando que sería el más eterno de todos en su creación.
Una amarga sonrisa se dibujó en mi rostro mientras una lágrima solitaria caía, traicionera. Con un súbito movimiento, la sequé y continué mi camino hasta la oficina de Sera. Toqué la puerta de oro y entré, encontrando a Emily y a Sera juntas.
— ¡Señorita Aurora! —Chilló Emily con emoción, agitando su mano de un lado a otro— ¿Cómo ha estado?
— He estado bien, Emily, ¿y tú? —Le sonreí suavemente mientras le entregaba la charola de postres— Toma esto, es para ti. Perdí el apetito por... por algo sin importancia.
— ¡Gracias! —Me agradecio con una sonrisa, antes de ofrecerle a Sera— ¿Quieres, Sera?
— No, gracias, Emily. ¿Podrías salir? Tenemos una reunión que terminar Aurora y yo —Respondió Sera. Observé cómo la expresión de Emily se tornaba en una ligera mueca de descontento. Ella anhelaba ser tomada en serio por Sera, pero ella siempre la vería como aquella bebe que le fue entregada por Padre tras la expulsión de Luzbel— No te enojes, Emily... Esto es un asunto serio e importante, y estoy segura de que te aburrirás.
— Vamos, Sera~ ¿No es momento de que Emily aprenda más sobre nuestras "aburridas" reuniones? —Le sonreí, disfrutando de la provocación, sabiendo que odiaba que hiciera eso. Era divertido verla enojarse, con sus ojos aparecian y me veain con ganas de ahorcarme.
— Silencio, Amanecer. Ya te lo he dicho, Emily es demasiado joven e inocente para esto. Ahora, Emily, retírate. Tenemos asuntos importantes que discutir —Dijo Sera, con un gesto de mano que abrió la puerta, instando a Emily a salir. Ella salió con una expresión desanimada, cerrando la puerta detrás de ella— Aurora, te he dicho que Emily no puede ser parte de todo esto.
— ¿Por qué? ¿Solo porque es joven? —Pregunté, desafiándola mientras me acomodaba en uno de los sofás de la oficina— Ares es más joven que ella pero mira, mi hijo es el sub-lider de los ángeles exterminadores
— Es diferente... Tú educaste a Ares mostrándole tanto lo mejor como lo peor del mundo, el cielo y el infierno —Murmuró Sera, agotada, mientras se sentaba en el sofá frente a mí— Yo, en cambio, solo le he mostrado lo mejor y le hice creer en la bondad de todo ser. Pero ella se ha tomado mis palabras a pecho y cree que incluso en los corazones más oscuros hay bondad.
— Pero bien que te quejabas de mi forma de educar a Ares —Dije con un tono burlón, para ponerme seria. Saqué de mi bolsillo el contrato firmado por Charlie Morningstar— Aquí está, la firma de un Morningstar que autoriza el adelanto del exterminio.
— ¿En verdad lo lograron? —Exclamó Sera, sorprendida mientras observaba la nota con una sonrisa burlona— ¿Acaso te acostaste con Luzbel para que aceptara?
— ¿Por quién me tomas? —Repliqué, llevando una mano a mi pecho como si me sintiera ofendida— Ese era el plan B si el chantaje emocional no funcionaba... La que firmo fue Charlie Morningstar
— ¿Charlie? ¿Luzbel y Lilith tuvieron un hijo? —Preguntó confundida al ver la firma dorada en el pergamino— Vaya... Menos mal que no llamaste a Ares, Charlie. Eso habría sido muy raro e incómodo.
— Lo sé... Me alegra que Miguel y Adam me ayudarán a elegir el nombre. Si no, sería un desastre —Murmuré mientras encendía un cigarrillo— Pero, ¿por qué tuvo que usar ese nombre que teníamos planeado para nuestros hijos en el futuro? Es un fastido
— Eso es lo de menos. Tengo que llegar a casa antes de las 10 o no tendré lista la cena —Dije, mirando mi reloj— Detesto que coman pizza. Quiero llegar antes de que Hebe y Ares se despierten. Necesito prepararles un desayuno nutritivo, lleno de carbohidratos y proteínas, para que Ares y Adam recuperen su energía después del exterminio.
— Si no te conociera, me sorprendería saber que el mismísimo Sol es una ama de casa tan dedicada a sus hijos —Comentó Sera, divertida, mientras guardaba el contrato en su dimensión de bolsillo— Ya son las 9:30. Sería mejor que se vayan a casa, tú y Adam, sobre todo Adam, que no ha dormido desde que terminó el exterminio y debe estar agotado.
— Tienes razón. Por cierto, tú y Emily están invitadas a cenar en mi casa. Vamos a celebrar el adelanto del exterminio y a brindar por todos los pecadores que sufrirán al filo de la lanza de mi pequeño león —Exclamé, llena de felicidad y orgullo por mi pequeño guerrero— ¡Adiós, Sera! Por cierto, fue un gran truco poner una burbuja antisonido en tu oficina. Emily está escondida detrás de la puerta tratando de escuchar.
Sera soltó un suspiro de agotamiento y, con un gesto de la mano, abrió la puerta, revelando a Emily, quien al ser sorprendida salió volando rápidamente, soltando risitas nerviosas. Yo no pude evitar reír mientras salía de la oficina en busca de Adam para que nos fuéramos a casa. Tenía sueño, y probablemente, después de preparar el desayuno, caería en un profundo sueño reparador.
Me esta fallando wattpat o es mi Internet? Alguien tiene Internet Izzi aquí en México, también te esta fallando?
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