𖤓 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 1 𖤓
POV. AURORA
El gran reloj de la sala marcaba las 6 de la mañana, transcurriendo ya seis horas desde que el exterminio en el infierno había concluido. Durante este tiempo, Adam, Sera y yo nos encontrábamos encerrados en la oficina de la mayor, inmersos en un interminable papeleo para adelantar el proceso de exterminio. A pesar de que desearíamos que bastara con la firma de un Morningstar para avanzar, la realidad nos obligaba a planificar meticulosamente lo que habíamos proyectado durante un año, sabiendo que aún quedaba una cantidad considerable de trabajo por delante.
— Sera, ¿lograste hablar con Padre? —Le pregunté a Sera mientras me quitaba mis gafas de lectura y frotaba mis ojos.
— Sí, pude. Batallé un poco, pero conseguí que nos diera el permiso para adelantar el exterminio — Respondió la serafín mayor, acariciando su entrecejo con gesto fatigado— Ya le envié un mensaje de aviso a Lucifer para la reunión programada a las 7:30.
— Aprecio mucho tu gestión. Además, gracias por adelantar la reunión, de lo contrario no podría asistir, ya que a esa hora debo alzar el Sol —Expresé, agradeciendo su consideración— Ya he terminado con el informe. Adam, más tarde tendrás que ir al herrero para que fabrique más lanzas con acero angelical
— Entendido, muñeca —Respondió Adam guiñándome un ojo, concentrado en la lectura de los documentos que sostenía— ¿Considerarías agregar visión nocturna a los cascos de mis chicas? Sería útil cuando los pecadores se ocultan en callejones oscuros
— Sería una excelente adición —Murmuré al completar mi papeleo, o al menos la mitad de este— Sera, ¿cuándo planeas revelarle la verdad a Emily? —Cuestioné, deseando que la serafín menor estuviera al tanto de nuestras actividades— Es una niña dócil pero crédula. Si alguien le contara sobre los exterminios, presentando a los profanos como víctimas, podría obstaculizar nuestro trabajo
— Ya sabes cuál es mi opinión al respecto, Amanecer —Respondió Sera con seriedad, extendiendo sus alas en un intento de mostrar autoridad. Siempre adoptaba esa postura al tratar con Emily, a quien había cuidado desde su creación— Emily debe enfocarse en traer felicidad a nuestro pueblo. No debe conocer las facetas más oscuras por el bien del cielo.
— No podrás mantenerla en una burbuja de felicidad para siempre —Le dije con seriedad al levantarme de mi silla y observarla fijamente— El día que alguien rompa esa burbuja, su mente se llenará de ideas ingenuas sobre la bondad a los profanos
— Sé prudente, Aurora —Me exigió Sera con una mirada suplicante en sus ojos— Sabes... sabes que no estoy lista para decirle a Emily que no soy el serafín idealizado que ella cree. Que no soy quien reparte bondad y perdón entre los profanos como ella cree
— Lo entiendo, pero debes hacerlo pronto —Afirmé al dirigirme hacia la salida de la oficina— Voy a preparar mis cosas para alzar el Sol y pedir que nos preparen algo de comida. Adam, ¿prefieres costillas, verdad? Sera, ¿te gustaría maná? — Ambos asintieron, para retirarme de la oficina—
Caminé por los pasillos blancos y pulcros de la sede angelical con dos querubines siguiéndome. Encargué a uno preparar la comida, mientras que al otro le pedí que acondicionara la sala de reuniones holográficas. Al salir al exterior, desplegué mis alas, doradas como las de mis compañeros pero compuestas de fuego, el mismo fuego con el que se creó el sol.
Impulsándome con mis alas, surqué el cielo al comenzar mi tarea de bajar la luna y elevar el Sol, una labor que desempeñaba cada amanecer durante milenios desde mi creación. Al completterminar mi deber, regresé a tierra firme, replegué mis alas y arreglé mi peinado antes de entrar de nuevo al edificio. Consulté mi reloj de muñeca y maldije al notar que llegaba diez minutos tarde a la reunión. Corrí sin importar los tacones, dirigiéndome a la sala de conferencias donde Sera ya me esperaba en la puerta.
— Adam ya está adentro, ya inició la reunión —Me avisó mientras ella acomodaba mi cabello despeinado por mi carrera y ajustaba mi vestido que se me había subido un poco al correr— Entra pronto... Amanecer —Me llamó y me detuve, dejando mi mano recargada en el pomo de la puerta— Quiero que me cuentes de la cara de ese ángel traidor al verte después de varios milenios
— No dudes que te lo contaré todo—Dije con una sonrisa cruel y divertida mientras me adentraba a la habitación— Y la mejor parte es que las reuniones siempre son grabadas —Fue lo último que dije antes de cerrar la puerta.
En el interior, solo estaba Adam sentado a la cabeza de la mesa, comiendo costillas de BBQ y frente a él, una taza de té de ambrosía y una torre de postres. Sonreí feliz al ver la torre de postres y caminé hacia la mesa.
— ¿Con quién hablas, Adam? —Le pregunté mientras me sentaba a su lado derecho y activaba mi holograma para observar la embajada angelical del infierno— ¿Quién eres tú? —Pregunte sorprendida al ver a una niña que era idéntica a Lucifer.... No tenía idea de que habían tenido una hija con Lilith—
— ¡Mierda! —Grito asustada, ya que mi holograma apareció de la nada frente a ella— Y-yo... Soy Charlie Morningstar... No tenía idea de que Adam estuviera acompañado
— Saludos, pequeña profana —(e saludé con una falsa sonrisa mientras sacaba de mi bolsillo un cigarrillo y lo encendía. Y yo que ya había dejado ese hábito— Adivino, tus padres son Lucifer y Lilith —Dije. Ella asintió emocionada y con una sonrisa.
— Eres la copia femenina de tu padre, pero veo algo en ti que me recuerda a Lilith... Me da asco observarte —Cerré mis ojos para no verla más, pero sentí que el ambiente se volvió incómodo. No me importaba— Adam, ¿ella firmó?
— Claro que sí, mi Sol —Respondió Adam mientras me entregaba un pergamino dorado con el nombre de Charlie Morningstar firmado con tinta dorada.
— Te llamas Charlie... Ese bastardo no puede ser más original —Murmuré mientras apretaba con fuerza el pergamino y suspiraba para llevar a mi boca uno de los postres— ¿Quieres, pequeña profana? —Le ofrecí con una falsa sonrisa amable y bondadosa—
— Oh... Claro, gracias —Dijo ella mientras intentaba tomar uno de los postres, pero su mano lo atravesó al ser solo un holograma.
— Jajaja, perra es la tercera vez que caes en lo mismo —Se rió a carcajadas Adam mientras yo sonreía divertida, pero mi sonrisa estaba tapada por mi taza de té.
— Una disculpa, no tenía idea de que no podrías tomarlo —Me disculpe con una falsa sinceridad, pero por lo visto, la mocosa me había creído— Me marchó, ya tengo lo que quería —Observe a Charlie para darle una sonrisa— Te lo agradezco, pequeña anatis... Me diste la llave para joderle la existencia a ese infiel y su zorra
— ¡Espera!... ¿Quien eres? —Me hablo, estaba apunto de apagar mi holograma pero me detuve y la observe curiosa— Te pareces demasiado a esa mujer... A la mujer que mi padre siempre pinta y que llama; "Mi Sol" y "Mi lamento"
— Soy Aurora, la personificación del Sol —Me presente mientras llevaba a mis labios un macaron de fresa— Sabes algo princesita, Padre en su infinita bondad me pidió que si deseaba que el Sol iluminaba este vertedero de basura... Si quieres saber más, pregúntale a tu mami y papi —Fue lo último que dije para presionar el boton del holograma
Apague mi holograma para levantarme de la silla y ver a Adam seguir hablando. La verdad es que ya no soportaba la presión en mi corazón al ver a aquella niña profana. Tomé la charola donde la torre de postres se encontraba y caminé hacia la salida de la habitación, mientras escuchaba a Adam cantar sobre por qué el infierno es eterno. Es un idiota, pero sabe tocar la guitarra y otras cosas muy bien.
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