SUGAR RUSH RIDE
𝐒𝐔𝐆𝐀𝐑 𝐑𝐔𝐒𝐇 𝐑𝐈𝐃𝐄
" TxT "
El sonido que creabab las olas del mar al chocar contra la arena se escuchaban por todo el lugar como una suave cuna, la arena entre sus pies le hizo sonreír de lado y el pequeña animal que tenia en su mano luego de tomarlo se colocó de un interesante color morado al tocarlo con la punta de su dedo indice. Ser amante de los animales le hacia ver a todo tipo de criatura como lo más exótico, además de la gran isla donde vivía junto a los demás y aquellos seres extraordinarios que desde siempre le hacían explorar el lugar como si fuera la primera vez a pesar de vivir allí desde que tenia memoria.
Una pequeño risita se escuchó tras de él y logró ver como entre la malesa una pelinegra jugaba con varias mariposas que revoloteando a su alrededor.
Los pensamientos en mi cabeza rápidamente se desvanecen.
En el momento en que te acercas.
Es como si de repente olvidará todas las promesas que hice.
Y voy hacia ti.
Damián sonrió de lado, dejando el pequeño animal en el suelo para levantarse y acercarse con calma hacia Nixie qué al verlo le dió una sonrisa.
-Ven un poco más cerca -le susurró, tomándolo de la mano para tenerlo frente a frente. Nixie soltó una risa y jaló de él para llevarlo hasta a el interior del bosque con ánimo- ¡Vamos, Damián! ¡No te quedes atrás!
Damián corrió entre los árboles con energía, tratando de atrapar a la chica que solo reía con alegría y hacia caras provocativas para que él se moviera con más rapidez. Cosa que luego de varios minutos logró funcionar.
Traga la descarga de azúcar
Al estar a nada de llegar a su cascada favorita ésta se empezó a escuchar al acercarse un poco. Damián logró atrapar a la chica entre sus brazos y ambos se sonrieron, mirando a los lados para asegurarse que ninguno de los chicos los encontrará. Después de todo, ninguno podía enterarse de lo que estaban a punto de volver a recrear desde que lo descubrieron.
Se acercaron con cuidado y empezaron un baile de labios, sintiendo sus emociones explotar al sentirse de nuevo de aquella manera tan cercana que los mandaba directo al cielo con solo un roce. Damián la acercó a él con una mano en su cintura, y Nixie pasó las manos por su nuca para acercarlo aún más a su rostro, dejando que ambos sintieran el aliento de cada uno.
Es un festín en el cielo nocturno.
Siento un dulce deseo.
Me llevas hacia un sueño.
Tú, el demonio mentiroso junto a mi cama.
-Nos van a atrapar, Nix. -soltó Damián, separándose un poco para mirar a los lados. La chica solo llevó una mano a su quijada y le hizó mirarle- Nixie...
-No nos encontrarán, confía en mi ¿si? -acercó su rostro hasta acariciar con los dedos sus labios con sensualidad- No nos han descubierto y eso que tenemos dos años en esto, no debes temer...
Y lo volvió a besar, mordiendo sus labios en el proceso.
Puedo sentirlo, no me puedo resistir.
Ante esa dulce sonrisa diabólica.
Tan fácilmente, tú haz abierto mi puerta que estaba cerrada.
Nixie pasó una mano por su pecho, deslizandola con suavidad hasta el doblez que tenía su camisa de lana decorada con algunas lianas con flores y hojas silvestres que el mismo había puesto en él a conciencia.
Las sensaciones al tener los dedos cálidos por su piel fría lo dejaron temblando, con muchos pensamientos rondando su cabeza como un remolino que no se detenía por mucho que quisiera.
¿Que debería hacer? Puedo ver las estrellas.
El demonio dijo.
Sus alientos se mezclaron, cálidos y a la vez tan suaves que rogaban por más cada vez que rozaban sus labios rojos.
Dame, dame más
Dame, dame más
Soltó un suspiro, acercándose aún más al cuerpo de Nixie, implorando con sus acciones que fuera más y más cerca.
Ven aqui, más cerca.
Juguemos un poco más.
Respondió su toque al adentrar sus manos por la camisa de igual material de la chica hasta tocar su delicada espalda, mandando besos desde sus mejillas hasta el cuello de Nixie que solo suspiraba con la mirada perdida hacia el cielo nocturno.
Eres tan adictiva.
Dentro de mis venas solo corre azúcar.
Colocó a Nixie en la hierba sin dejar de repartir besos, haciéndole cosquillas sin saber mientras acariciaba con cuidado sobre la ropa el cuerpo de la chica.
Las líneas que separan las que está prohibido se desvanecen poco a poco.
Me siento muy aturdido, como si estuviera en un estado anémico.
Dió una sonrisa, dándole una mordida cerca del vientre que hizó a Nixie estremecerse y soltar otro suspiro que le hizó derretirse.
Pero, para ser honesto, me gusta mucho esto.
Todas las células debajo de mi piel se están volviendo más y más sensibles.
Nixie de imprevisto se colocó encima de él, dándole una sonrisa maligna que solo lo prendió aún más al esperar pacientemente lo que le haría la pelinegra. Le dió unos suaves besos húmedos en la mandíbula, llegando hasta su cuello donde dió una fuerte mordida que solo le hizó soltar un gruñido logrando que mandara sus manos de manera instantánea hacia los muslos de Nixie para sostenerse al tener tantas emociones invadirle la cabeza.
Descarga de azúcar.
Dame, dame más.
Dame, dame más.
Descarga de azúcar.
Ven aquí, más cerca.
Te llevaré en mi espalda.
-Te amo muchísimo, Dam... -susurró con los ojos llenos de colores verdes y dulzura- ¿Tú también me quieres?
Damián asintió, mordiendo su labio y dándoles una sonrisa coqueta. Siempre que pasaban cosas como esas se desconocia, algo dentro de él enloquecida cuando estaba cerca de ella.
Eres mala, me mientes.
¿Qué me haz hecho, azúcar?
Dame, dame más.
Dame, dame más.
-¿Acaso lo dudas, amor?
Las luces azules y blancas que se reflejaban en el agua de la cascada hizó que varias luciérnagas y mariposas se movieran cerca de ellos, creando una escena que ambos miraron con una sonrisa antes de volver a lanzarse hacia sus labios con necesidad.
El malo soy yo.
A pesar de saber que está mal, aún deseo la dulzura.
Dame, dame más.
Dame, dame más.
Ambos se separaron luego de unos segundos, juntando sus frentes para verse a los ojos con cariño. Damián la abrazó con fuerza, dándole un último beso en los labios y otro en la mejilla que Nixie agradeció con una sonrisa. La chica miró hacia el cielo, sabiendo que tendrían que irse al campamento sin dejar expuesto lo que por años ocultaban tan celosamente.
Era algo que ambos sabían, nadie podía enterarse que se querían. O sinó, los separarían. Aunque muy en su interior sabían que no sería tan fácil.
Eres mala, me mientes
¿Que me haz hecho, azúcar?
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