CAPÍTULO 1: OUTER BANKS
—— OUTER BANKS ——
Malia levantó su mirada, fijandola en aquello que tenía frente a ella, observando la inmensidad del oceano y de aquel olor característico del mar, aquel olor que formaba parte de ella como si se tratara del aire que respiraba. Cerró los ojos durante unos largos segundos, permitiendo que los ultimos rayos del sol de la tarde la dieran directamente en el rostro, haciendo que su melena rubia brillará todavía más. Las tardes de verano la encantaban, la encantaba todo aquello que tuviera relación con aquella estación, porque aquella estación para ella significaba una cosa: libertad y largas horas para estar en la playa, ya fuera haciendo surf o simplemente disfrutando de un agradable rato con su grupo de amigos a los que quería y consideraba como parte de su familia, una segunda familia más disfuncional de la que cada uno de ellos tenía.
—¿Qué habrá? ¿Una caída de tres pisos?— La pregunta de Pope, hizo que Malia abriera los ojos, regresando a la realidad, para mirar a su amigo, el cual miraba a John B que estaba haciendo equilibrio sobre el tejado de una de las futuras casas para ricos que estaban construyendo. —Te doy una probabilidad entre tres de sobrevivir.— Añadió, mirando al cabecilla de la pandilla, el cual estaba en el tejado. Ante su comentario Malia sonrió, Pope, era el inteligente del grupo y el finalista de una beca muy importante, aunque a veces solía ser demasiado rarito incluso para ellos. Su padre, al igual que el de Malia, era una leyenda en la isla, si querias algo él lo conseguía.
Tanto ella como su mellizo apreciaban a Pope más de lo que a veces dejaban ver, principalmente por toda la dedicación que el moreno invertía en su hermano pequeño para que pudiera tener un futuro igual de prometedor que el que se avecinaba para él. Por lo que no era de extrañar, que durante el curso Pope pasará largos periodos de tiempo en casa de los Peyton, ya no solo ayudando a sus amigos a estudiar, sino ayudando al menor de los hermanos con algunas clases avanzadas tanto de física como de química, asignaturas que, a diferencia de sus hermanos mayores, Sam dominaba a la perfección.
—¿Lo hago?— Preguntó John B mientras miraba la dirección en la que iba el viento, haciendo que Pope y Malia intercambiarán una mirada sabiendo que era capaz de hacerlo. A fin de cuentas todos en el grupo consideraban que estaban algo locos o por lo menos creían que les faltaba un poco de responsabilidad en lo que se refería a tomar determinadas decisiones. John B, era la cabecilla del grupo y posiblemente el mejor amigo de Malia, junto a JJ. Su padre había desaparecido hacia nueve meses, y su madre le abandonó a los tres años. Su relación con los mellizos surgió poco antes que la de JJ, principalmente influenciado por ser los vecinos más cercanos.
—Sí, salta. Mientras te disparare.— Bromeó Pope, apuntando a John B con un taladro.
—¿Me dispararas?— Preguntó John B riéndose.
—Si saltas y te matas, ¿me puedo quedar tu tabla de surf?— Malia miró a su mejor amigo con una expresión de inocencia, al mismo tiempo que le dedicaba una maliciosa sonrisa donde dejaba entre ver que en ella no había nada de inocente.
—Tienes cuatro tablas, ¿quieres más?— Preguntó JJ, el cual estaba sentado a su lado con una lata de cerveza entre sus manos. JJ era el tipo de lugareño de Outer Banks y al mismo tiempo, el último de una gran estirpe de surfistas, pescadores y contrabandistas que se ganaban la vida en el mar. Cleptomano aficionado y futuro evasor fiscal, conoció a los mellizos cuando tenían ocho años, y Seth enseñaba a sus hijos a surfear, siendo éste uno de los privilegiados en poder aprender junto a John B, lo que genero que durante unos años, los cuatro formaran un pequeño grupo que con el paso de los años fue ampliándose.
—Nunca son suficientes.— Afirmó con seguridad mostrando que su pasión por el mar no se refería únicamente al surf, sino a tener todo aquello que la conectará con ello.
—¡Eh!— Todos miraron a Kiara la cual salió del interior de la casa. —Van a poner retretes japoneses con calentadores de toallas.— Se quejó mirando al resto haciendo que Malia reprimiera una carcajada, no por la indignación de su mejor amiga, sino por lo surrealista que la parecía que la gente tuviera que tener retretes japoneses o calentadores de toallas. ¿Para que querían una toalla caliente en un lugar donde nunca hacía frío?
Kiara, se había convertido en la mejor amiga de Malia en cuanto esta entró en el grupo, desde entonces ambas se habían vuelto inseparables, llegando a una relación tan cercana y estrecha que no solo parecía que eran amigas de toda la vida, sino que parecían incluso hermanas. A Kiara la encantaba salvar tortugas, escuchar a Bob Marley y tatuarse, aunque ninguno de ellos llegaba a entender porque estaba con los Pogues teniendo en cuenta que sus padres eran dueños del único bar de la isla, por lo que era considerada una Kook, y todos sabían que Pogues y Kooks no se llevaban bien, cada uno tenían su lugar en la isla, tenían sus zonas definidas, desde los institutos hasta la playa, por lo que la presencia de Kiara en el grupo era algo completamente insólito que incluso de escapaba de la compresión de Pope, que normalmente era el que sabía todo o tenía una respuesta para todas las preguntas.
—¡Claro que sí! ¿Por qué no?— Inquirió JJ con tranquilidad.
—Esto era un hábitat de tortugas, ¿pero a quién le importa?— Se quejó la morena mientras se acercaba a Malia, la cual la sonrió de lado en señal de apoyo.
—Odio las toallas frías.— Se quejó de nuevo JJ con un punto de sarcasmo, haciendo que Malia riera ya que ambos sabían lo que era que sus padres no llegarán a final de mes, todos allí (menos Kiara) sabían el amplio significado que tenía la palabra "supervivencia".
—¡Haces el favor de no matarte!— Pidió Kiara a John B al ver que él seguía concentrado en hacer equilibrismo sobre el tejado como si aquel fuera el fin del mundo, y posiblemente lo fuera, porque Outer Banks era su mundo.
—No derrames cerveza. No te daré otra.— Le advirtió JJ a John B, el cual instantes después perdió el equilibrio, provocando que la cerveza cayera al suelo. —Sí antes lo digo...— Empezó a quejarse JJ.
—Chicos, el segurata. Hay que irse.— Intervino Pope haciendo que todos se pusieran de pies y salieran corriendo seguidos por el guardia de seguridad.
—¿Gary eres tu?— Preguntó Malia asomando su cabeza por el balcón con diversión en su rostro al saber lo que aquello supondría, y sería una clásica persecución entre el perro y el gato donde obviamente ellos ganarían, ya que Gery no era la definición propia de agente de seguridad en alta forma.
—Sabes que soy yo, Malia.— Alegó el guardia de seguridad mientras intentaba seguir a todos los chicos, los cuales empezaron a burlarse de él.
—Venga, vamos.— Dijo Kiara siendo seguida por el resto, mientras atravesaban el interior de la casa haciendo burlas a Gary.
—¡Vamos, chicos!— Gritó Malia desde el asiento del copiloto de la furgoneta de John B, segundos después JJ y Pope, que eran los últimos que quedaban, subieron, haciendo que John B pisará el acelerador alejándose.
—¡Alto! ¡Parad!— Ordenó Gary saliendo corriendo detrás de la furgoneta creyendo que los alcanzaría.
—¡Fijaros en Gary intentando ganarse un aumento!— Rió John B el cual mamtenia la mirada en el frente, pero también en el retrovisor, haciendo que el resto riera.
—¡Tu puedes, Gary!— Gritó Kiara con la puerta de la furgoneta abierta.
—¡Parar!— Les ordenó mientras seguía corriendo. —¡Os digo que paréis!— Insistió haciendo que todos rieran.
—Vamos, chicos, le vais a provocar un infarto.— Les advirtió Malia, la cual observaba la situación desde el retrovisor, aunque la encantaban aquellos momentos, podía observar que el guardia no estaba en plena forma y, teniendo una doctora en casa, sabía perfectamente todo lo que podía suponer un esfuerzo como aquel.
—¡Estas muy cerca!— Le garantizo JJ a Gary. —Venga, ánimo. Ahí va.— Añadió el rubio lanzandole una lata de cerveza que Gary no pudo atrapar. —¡Oh! No te pagan lo suficiente, colega.— Rió.
—Venga, JJ, dejalo.— Le pidió esta vez Kiara tirando de él.
—Oh, venga ya. Con esa iniciativa lo está pidiendo a gritos.— Alegó JJ haciendo reír al resto, al mismo tiempo que Gary se daba por vencido, para a continuación Pope cerrar la puerta de la furgoneta.
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Tras dejar atrás lo que Malia consideraba "El otro lado de Outer Banks", la pandilla se disperso por su parte de la isla. En caso de la rubia fue la última que se bajo de la furgoneta, para después encaminarse a su propia casa, que era la más cerca a la de John B (si es que quinientos metros podía considerarse cerca)
La casa de los Peyton era una amplia casa de dos plantas, sin tener en cuenta la buhardilla.
En la planta baja se encontraba la cocina junto a un pequeño comedor que normalmente no usaban a excepción de acción de gracias o cuando todos podían mantener una comida o una cena conjunta (cosa que sucedía pocas veces al año), además se encontraba el salón, el cual era el lugar preferido por todos los miembros de la familia. El salón no era más que un rincón con dos sofás y una televisión que usaban sobretodo en los días de lluvia. Allí, además, había innumerables fotos de todos a lo largo de los años.
En la segunda planta, se encontraba la habitación de sus padres y de la su hermano pequeño, junto a la suya. Wyatt había optado por acomodar la buhardilla para que fuera su habitación, cosa que a Seth no le importó puesto que comprendía lo importante que era que sus hijos tuvieran un lugar al que denominar como "suyo".
A pesar del poco tiempo que sus padres estaban en casa, los tres hermanos mantenían el orden y la organización, desde que eran pequeños habían aprendido a repartirse las tareas y el sacar beneficio de ello. Por lo que normalmente, los tres andaban haciendo intercambios de sus respectivas tareas, siendo Sam el mayor beneficiado de ello.
Sin demorarse en mirar lo que la rodeaba, Malia subió hasta la segunda planta, y se encaminó hasta el final del largo pasillo que se habría a su derecha para dirigirse a su habitación, una vez en ella la rubia soltó un suspiró de cansancio. Aunque la encantaba ir a las fiestas que había en la playa, el tener que madrugar no la atraía a querer participar en ellas, menos aún cuando a primera hora de la mañana tendría que ir a entrenar junto a su hermano pequeño, y no era el entrenamiento que a ella la gustaba que era ir a la playa, era ir a correr para mantener su plena forma.
Tras sopesar los pros y los contras de no ir a la mañana siguiente con su hermano pequeño, Malia abrió finalmente los ojos, encontrándose con la acogedora y familiar visión de su habitación. A lo largo de los años había cambiado de color y de muebles, pasando del rosa de su niñez al azul que ahora reinaba en sus paredes. Frente a ella se encontraba su cama, la cual albergaba espacio para dos personas si dormían demasiado juntas, a cada lado había una mesilla de color blanco, donde descansaban dos lámparas viejas de noche junto a algunos de sus libros.
En el lado derecho de la habitación estaba la principal ventana que daba luz a su habitación, bajo ella estaba su escritorio y a su lado una amplia estantería con libros, fotos y algún que otro juguete de su niñez. En la pared de enfrente a esta, estaba su armario, el cual se trataba de un armario empotrado junto al pequeño cuarto de baño que para su suerte era exclusivo para ella.
Y finalmente, a uno de los lados de la puerta descansaba una de sus primeras tablas de surf junto a una corchera enorme con un mapa mundi donde no solo había más fotos de sus amigos y de su familia, sino también donde estaban señalados los lugares que en algún momento quisiera visitar.
Ignorando aquello que ella conocía demasiado bien, se encaminó hacia su armario, con el objetivo de cambiar los pantalones cortos de deporte, por un vestido que la permitiera estar más cómoda durante el resto de la noche.
—¿Va a venir Kie?— Preguntó Sam justamente cuando abría la puerta sin esperar a que su hermana mayor la diera permiso para entrar.
Sam, sin duda, era la mezcla perfecta entre sus dos hermanos mayores. Físicamente se parecía a su hermana mayor, el pelo rizado y rubio, y unos grandes ojos azules que destacaban con su tono bronceado de piel. Pero además del físico, compartía con ella la pasión por el surf, por lo que esta había aceptado entrenarle ya que su padre apenas tenía tiempo para hacerlo. Por parte de Wyatt había heredado su complexión alta y fuerte, pero también la pasión por el arte, aunque el menor prefería las ciencias.
—No lo creo.— Respondió la rubia mientras cogía un vestido de color blanco con detalles en azul, para a continuación sonreír a su hermano. —¿Eres consciente de que Kie podría ser tu hermana mayor, verdad?— Añadió metiéndose con el enamoramiento que su hermano tenía hacía su mejor amiga.
—Piérdete, Malia.— Murmuró molesto por la socarrona sonrisa que tenía su hermana mayor.
—¿Lía, estas lista?— Intervino en esta ocasión Wyatt entrando en la habitación de su melliza.
Aunque Malia y Wyatt eran mellizos, solo compartían un rasgo físico similar y eran sus ojos, aunque ni estos llegaban a ser del mismo color o similar. El mediano de los hermanos era el único que había heredado el tono castaño que su padre tenía, siendo una contraposición entre sus dos hermanos.
—Lo estaría de no estar vosotros dos en mi habitación.— Comentó mientras cerraba la puerta del armario. —¿Acaso no sabéis vivir sin mi?— Añadió con una inocente sonrisa haciendo una referencia a la dependencia que los tres tenían entre sí.
—Oh, vamos, te morirías del aburrimiento sin nosotros, Mal.— Añadió Sam riendo. —¿Es necesario ir mañana a entrenar? Hoy me ha tocado madrugar para ir a limpiar.— Añadió haciendo referencia al negocio familiar en el que impartían clases de surf orientadas, principalmente, a los turistas que podían costearlas.
—Esta bien, si quieres podemos dejarlo para la tarde.— Cedió su hermana ocultando lo aliviada que se sentía, ya que podría disfrutar de toda la noche sin pensar en todas y cada una de las responsabilidades que tenía a la mañana siguiente.
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Las fiestas de la playa era, sin duda alguna, lo que más les gustaba a los mellizos. Mientras que Wyatt socializaba y se hacía amigo de todo aquel al que se acercaba, Malia disfrutaba de los círculos que se formaban alrededor de las hogueras para poder cantar o simplemente, cuando ya estaban todos algo más borrachos, contar historias de terror o leyendas que circulaban por la isla. Normalmente ella era de los pocos que sobrevivían hasta el final de ello, principalmente porque Malia no solía beber y de hacerlo moderaba todo cuanto entraba en su cuerpo.
—Vamos, Mal.— Sonrió Kiara mientras está afinaba las cuerdas de la guitarra.
Desde que tenía uso de razón Malia amaba cantar, y no era de extrañar que desde los trece años estuviera en un grupo con otros pogues, donde normalmente tocaban gratis, pero no eran tan malos. El grupo conformado por ella y otros dos chicos que eran pareja, era bastante versátil, tocaban desde canciones propias hasta covers de artistas famosos. A Malia la encantaba hacer los covers de Imagine Dragons; mientras que a Liam, el cual cantaba y tocaba el piano, prefería hacer covers de Katy Perry o de cualquier canción que le gustara; Will, el batería, era el único que solamente hacía sugerencias, con la llegada de la pubertad su voz cambió demasiado, por lo que solamente se molestaba en hacer, a veces, los coros.
—Cuando ensayamos es igual de perfeccionista.— Comentó Liam el cual estaba al otro lado de la hoguera.
—Si cuidaras de tu guitarra de la misma manera que cuidas tus CDs de Katy Perry, estoy segura de que no tendría que afinar tu guitarra cada vez que me la dejas.— Puntualizó la rubia mientras le miraba se reojo, haciendo que el moreno pusiera una mueca de burla para instantes después todos quedarse en silencio al escuchar los primeros acordes de una de las canciones que más veces interpretaban, la cual era "Shut up and Dance".
★★★
Aquí esta el primer capítulo de la nueva versión de Suburban Legends.
En verdad no es un gran cambio el que he realizado en contra posición con el anterior, aunque sí es cierto que hay algunos matices que obviamente la alejan de todo lo que antes había.
Si es cierto que esta vez me ha sido más cómodo hacer la escena del principio, sobretodo porque la primera vez que lo escribí no sabía por donde cogerlo, pero esta vez creo que ha sido más fácil unir todo con las narraciones de John B.
La escena de los hermanos es sin duda algo que me encanto hacer, mostrar esa relación de bromas y favores es algo que todos los hermanos hacemos, y me pareció que eso le daba un toque más realista.
Aunque no lo creais el papel de Sam será relevante e importante, no tan directamente como con el resto de personajes pero siempre estará ahí, será como séptimo Pogue.
También me divirtió mucho escribir como sus hermanos mayores se metían con él por estar colado por Kie, osea, entendible, pero es casi normal que un hermano pequeño (sino se llevaban mucho) se enamore de un amigo de su hermano mayor. Y si no es normal es un cliché de Wattpad que amamos.
Siguiendo con la línea de Sam, de alguna manera quería mantener esa estrecha relación con sus hermanos, siendo quienes cuidan de él por la ausencia de sus progenitores, y os aseguro que os va a encantar.
Y ya la escena de la playa, no os niego que hay un homenaje a Liam Peyne, estaba editando este capítulo cuando nos enteramos de su trágica muerte, y necesitaba hacer una referencia a él. No me puedo considerar mega fan de 1D, pero me afecto de cierta manera, y era por eso por lo que quería rendirle un pequeño culto a él y a todos los fans que le aman.
Y hasta ahí puedo deciros con respecto el capítulo, no se que cambios haré a lo largo de la trama. Pero sí tengo clara una cosa y es que quiero que sea JB quien esté por Malia. Osea modo, que sea algo cantoso o que se note de alguna manera como pasaba con Kie al principio. Esta idea es algo que tengo claro desde que decidí hacer la re-edición y nadie puede detenerme. Así que, si tenéis ideas o sugerencias para ellos dos, ya sabéis que siempre estoy dispuesta a escucharlos.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Os leo ♥️
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