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𝟎𝟏𝟗: grindelwald

Aunque Draco no lo admitiera abiertamente, James había hecho que su estancia fuera mejor de lo que pensó en El Valle de Godric. Por eso, cuando los Potter se fueron por unos días a Francia, Draco se aburrió como nunca en sus años de vida. Lo único más llevadero para él en esos días sin James fue la habitación en la que se encontraba, ya que el dueño anterior se había convertido en un interés para Draco debido a las cosas que había dejado allí. Al principio encontró libros de magia negra y, más tarde, vio una foto de dos adolescentes. Según descubrió Draco, esos dos jóvenes eran Dumbledore y el mago tenebroso Gellert Grindelwald.

Gracias a algunos libros que había leído, Draco sabía que Dumbledore había vencido a Grindelwald en un duelo, librando al mundo mágico de sus ideales de supremacía. Pero hasta ese momento jamás imaginó que ambos se hubieran conocido desde jóvenes. Según lo que recordaba, en el futuro Rita Skeeter había escrito un artículo sobre ellos dos, pero nunca había leído ese libro, ya que no le interesaba en ese momento al estar centrado en la guerra de su época.

─ ¿Otra vez viendo esa foto? ─ preguntó Bathilda Bagshot, apareciendo por la puerta y sorprendiendo a Draco, quien la miró sin haberla escuchado entrar.

─ No tengo nada mejor que hacer ─ dijo Draco, encogiéndose de hombros y cerrando el libro con la foto dentro ─ ¿Por qué no me dijo que uno de ellos era Dumbledore y el otro Grindelwald? ─ preguntó mirándola.

Draco había hecho un buen trabajo de investigación durante eso días, cuando le preguntó a Bathilda sobre esos jóvenes, ella no le dijo nada. Sin embargo, Draco continuó su investigación por su cuenta.

─ ¿Por qué debí habértelo dicho? ─ respondió la bruja, observando a Draco.

─ Porque te lo pregunté amablemente, algo que no es común en mí ─ dijo Draco.

Bathilda levantó las cejas, riéndose al escuchar al niño que Dumbledore había dejado en su hogar para cuidar.

─ Dumbledore no me dijo que serías tan curioso. Creo que se le olvidó ese pequeño detalle ─ murmuró Bathilda.

Draco no solía ser tan curioso, pero al estar aburrido viviendo con una anciana, no tenía mucho más que hacer que buscar alguna manera de entretenerse.

─ ¿Grindelwald era tu familiar? ─ preguntó Draco, aunque no tenía pruebas, estaba seguro de que eso era cierto.

Bathilda se quedó en silencio un momento, observando a Draco después de su pregunta.

─ Él es mi sobrino nieto ─ comentó Bathilda.

Draco tragó saliva al escucharla. No esperaba que ella le diera una respuesta, de hecho pensó que se iría sin decirle nada, dejándolo con la duda. Pero no fue así, Bathilda confirmó sus sospechas. Grindelwald era su familiar, y la habitación en la que él estaba ahora había pertenecido a Gellert Grindelwald cuando era joven y vivía en El Valle de Godric. Solo pensar que dormía en el mismo lugar que había dormido el mago tenebroso le dio escalofríos a Draco.

─ ¿Él dormía aquí? ─ preguntó Draco.

Eso era obvio, pero de todos modos lo preguntó, esperando que Bathilda le dijera que la habitación había pertenecido a otro familiar.

─ Sí ─ asintió Bathilda ─ hizo muchas cosas aquí. Esta habitación guarda muchos secretos ─ susurró, mirándolo.

Draco tragó saliva nuevamente, observando la habitación en la que dormía y pasaba la mayor parte de su tiempo. La risa de Bathilda lo sacó de sus pensamientos, y volvió a mirarla. La bruja lo observó unos segundos más, sin dejar de sonreír, antes de irse y dejarlo solo.

─ Familiar de Grindelwald tenía que ser para ser tan aterradora ─ murmuró Draco, caminando hasta la puerta de la habitación, cerrándola antes de regresar a la cama.

Draco estaba seguro de tres cosas:

La primera: dormía en la misma cama y habitación en la que había dormido Grindelwald.

La segunda: Bathilda Bagshot no estaba bien de la cabeza.

La tercera: hablaría seriamente con Dumbledore la próxima vez que lo viera por haberlo llevado allí.

Después de un rato sin poder dormir, sabiendo a quién le había pertenecido esa habitación, Draco salió al exterior de la casa. No le dijo nada a Bathilda porque no la había visto. Como hacía en ocasiones desde que vivía allí, fue al parque cercano a la casa de Bathilda. Al llegar, vio a varios niños muggles jugando. Ignorándolos, Draco se subió a una hamaca después de correr a un niño muggle que estaba sentado allí.

─ ¡Fue él, mamá! ─ el niño al que Draco había corrido de la hamaca para quedarse él, acusó a Draco con su madre.

─ Mi hijo me contó lo que le hiciste y eso estuvo mal, porque él llegó primero. Si querías la hamaca, podrías haberla pedido amablemente ─ dijo la muggle.

Draco desvió la mirada observándolos con evidente desprecio. ¿Cómo se atrevía esa muggle a dirigirse a él, el heredero de la casa Malfoy? Sin querer hablar con seres que consideraba inferiores a él, Draco optó por ignorarlos.

─ ¿Es mudo? ─ preguntó el niño muggle a su madre al ver que el rubio no dijo nada.

Al escuchar sus palabras, Draco se indignó. No era mudo, simplemente había preferido mantenerse en silencio para no decir todo lo que tenía en mente.

─ Y al parecer también sordo ─ murmuró la mujer, ya que el niño rubio no se inmutó ante su regaño por haberle quitado la hamaca a su hijo momentos antes ─ Mejor vámonos.

Draco rodó los ojos. Muggles ignorantes, pensó después de escuchar a los dos. No hizo nada, ya que no podía hacer magia fuera de Hogwarts debido a su edad. De lo contrario, les habría hecho alguna maldad a los muggles que habían estado cerca de él.

Draco había recibido dos cartas ese día. Como quería leerlas estando solo, se fue a la habitación donde se estaba quedando y abrió la primera carta, que era de James Potter.

“Querido príncipe, te he extrañado mucho estos días. Como sé que te debes aburrir mucho estando con la señora Bagshot, le pedí a mis padres que regresemos antes de lo previsto para hacerte compañía. Mañana viajaremos por medio de una chimenea y llegaremos al Valle de Godric. ¿No te da gusto eso? A mí me emociona verte de nuevo. Espero que estés bien. Te mando un abrazo. Nos vemos pronto. Bonito.”

- James Potter

Al terminar de leer la carta, Draco suspiró aliviado al saber que James volvería pronto y así tendría compañía.

─ Debiste aprender de él, Potter ─ musitó Draco pensando en el futuro hijo de James.

Después de guardar la carta de James entre sus cosas, Draco sacó la otra carta que le había enviado Dumbledore.

“Hola, mi muchacho. Espero que tu estadía con Bathilda te esté agradando. Te mando esta carta para avisarte que estaré por ahí en unos días. Como sabes, me encuentro en la búsqueda de lo que tú ya sabes. Espero que no te metas en problemas hasta mi regreso y trata de no alterar a Bathilda. Ella es una buena amiga mía.”

- Albus Dumbledore

Draco frunció el entrecejo después de leer la carta. ¿Tratar de no alterar a Bathilda? Le había puesto el director como si él fuera un niño maquiavélico que le haría alguna maldad a una anciana como Bathilda Bagshot.

Si supiera que es ella quien me altera con sus actitudes extrañas, pensó Draco. Además, era él quien estaba durmiendo en la misma cama que alguna vez usó Grindelwald. Prácticamente Bathilda le estaba generando un trauma. Si fuera un niño realmente y no un adolescente en ese cuerpo, Draco estaba seguro de que no podría ni pisar esa habitación por el miedo que tendría, mucho menos dormir allí como lo hacía.

Después de leer esas dos cartas, Draco se durmió. Al principio le dio un poco de miedo dormir allí, pero ese sentimiento pronto se desvaneció. Sabía que no debía temer; Grindelwald no iba a aparecer reclamándole por dormir en su habitación.

Hola, aquí les dejo un nuevo capítulo de está historia, pronto estaré actualizando nuevamente.

Draco cuando está James:
Aléjate de mí Potter

Draco cuando James no está:
¡Potter te extraño!

¿Qué les pareció el capítulo?

50 comentarios para actualizar más rápido el siguiente capítulo.

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