𝟎𝟎𝟖: secret discovered
Remus Lupin era un mestizo, hijo del mago Lyall Lupin y su esposa muggle Hope Howell.
Había vivido una vida feliz y tranquila con sus padres, pero cuando tenía cuatro años, Lyall tuvo una disputa con el hombre lobo Fenrir Greyback (quien era un hombre lobo en secreto), por lo que en venganza; Greyback atacó a Remus, con intenciones de matarlo, pero fue descubierto por los padres de Remus, por lo que Greyback escapó, sin embargo, aunque Greyback no logró matar a Remus, alcanzó a morderlo, lo que hizo que Remus se transformara en un licántropo, un humano que se transformaba en hombre lobo todas las noches de luna llena.
Sus padres intentaron todo para devolverlo a la normalidad, pero ninguno de sus remedios funcionaron; no había cura para la licantropía, por lo que los Lupin tuvieron que cambiar su vida drásticamente; empezaron a mudarse constantemente, yendo de ciudad a ciudad, apenas empezaban a expandirse rumores de Remus; Lyall y Hope le prohibían a Remus relacionarse con otros niños por peligro a que revelara su verdad; como si fuera poco, aproximadamente una vez al mes, Remus se transformaba en hombre lobo toda la noche, y desataba sus instintos animales; atacaba a toda persona que se le cruzara, por lo que sus padres tuvieron que mantenerlo resguardado cada noche de luna llena.
Debido a esto, Remus tuvo una infancia muy dura. A medida que pasaban los años, las transformaciones de Remus se volvían cada vez más violentas, por lo que los padres de Remus perdieron la esperanza de que Remus fuera a Hogwarts.
A estas alturas, su madre empezó a educarlo en casa, haciéndose ya a la idea de que no podría asistir a Hogwarts. Sin embargo, poco antes de su decimoprimer cumpleaños, el entonces director Albus Dumbledore se presentó en su casa ofreciendo la posibilidad de asistir al colegio, habiendo tomado las precauciones necesarias para los períodos de transformación.
El miedo de que las personas supieran su secreto siempre estaba dentro de él en todo momento. No quería ver las miradas juzgadoras, llenas de asco y miedo.
Remus no quería que lo tratarán como el monstruo que él mismo consideraba que era.
Cuando llegó el gran día que iría a Hogwarts, los nervios, la felicidad y el miedo seguían en él como nunca antes.
En su trayecto en el tren que lo llevaría a Hogwarts, había conocido a cinco chicos.
El primero niño que conoció se llamaba James Potter, luego fue Sirius Black y Peter Pettigrew. Se habían llevado bien con ellos en el trayecto, pero en medio de todo eso los tres habían compartido un compartimiento donde habían conocido a un niño pelinegro de carácter serio de nombre Severus Snape y una niña pelirroja nacida de muggle.
No había hablado mucho con ellos dos, sólo se había presentado y nada más, pero lo que sí hizo fue presenciar la discusión de Severus y Lily con James y Sirius por las casas de Hogwarts.
Luego después de varias horas de trayecto había llegado al castillo de Hogwarts y había sido escogido para la casa de Gryffindor donde residen los valientes junto a Sirius y James, lamentablemente Peter había quedado en la casa enemiga, Slytherin.
Con tal de asegurar su bienestar y el de los demás, en la primera luna llena que pasó en Hogwarts había sido llevado a una Casa lejos de Hogwarts para su transformación.
Sin embargo, ese aislamiento lo frustraba y por eso se hería a sí mismo. Pero a pesar de todo, Remus daba gracias a Merlín por no haber sido descubierto en su primera luna llena en Hogwarts.
Había mantenido su condición de hombre lobo escondido de los demás, poniendo excusas para su primera escapada, por miedo al rechazo. Sin embargo, en su segunda luna llena había sido descubierto por Draco quien era uno de sus compañeros de habitación y también uno de sus amigos desde que entró a Hogwarts, pero esto Remus no lo sabía, por eso mismo cuando Draco pidió hablar a solas con él sin las presencias de Sirius y James, el gryffindor nunca sospecho de que se tratará.
Para Remus, Draco le había parecido una persona misteriosa al principio, luego lo fue conociendo un poco más y podía notar muchas cualidades en las que el rubio destacaba.
Una de ellas era sus habilidades mágicas siendo felicitado por todos los profesores y hasta por alumnos. Otra fue su forma de actuar, parecía como todo un sangre pura de slytherin pero a diferencia de los puristas de sangre, Remus nunca lo había visto insultar a los mestizos o nacido de muggle.
También había notado que su amigo James tenía mucho interés en Draco y aunque el rubio en varias ocasiones lo había evitado, Remus podía escuchar su corazón acelerado en algunas ocasiones cuando estaba cerca de James.
Remus siempre se sorprendía con Draco, pero lo que sin dudas nunca esperó fue lo que pasaría cuando Draco pidió hablar con él una tarde luego que sus otros dos compañeros salieran de la habitación.
─ ¡Ya estamos solos!, ¿Qué querías decirme? ─ le preguntó Remus una vez que tú estuvieron solos.
Draco respiró profundo, mordió sus labios con nervios porque no sabía cómo empezar.
Él nunca había sido muy bueno con las palabras adecuadas en una situación como la que estaba a punto de tener en esos momentos. Y aunque había cambiado bastante después de la guerra mágica, a veces seguía teniendo algunos de sus arranques de sangre pura y niño mimado.
─ En el poco tiempo que te he conocido he descubierto que eres una gran persona ─ empezó a hablar lo que sentía en esos momentos. Desvío la mirada de Remus para seguir hablando ─ a lo que voy es que... se tú secreto ─ soltó el rubio.
La sonrisa de Remus cayó al instante de escucharlo ─ ¿Qué secreto? ─ preguntó tenso.
El Licántropo rogaba a Merlín que no fuera sobre su problema peludo.
─ Se que eres un Licántropo ─ respondió Draco.
Remus había entrado en pánico al escuchar su respuesta. Tenía miedo de que todos lo supieran, miedo a que los tres amigos que había hecho lo odiarán por su condición.
Draco al ver que Remus entró en pánico al escucharlo, volvió a hablar ─ Tranquilo, ¿Si?, No diré nada a nadie, no te preocupes ─ le dijo Draco.
El Gryffindor se levantó de su cama y miró a Draco. El chico pensó que Draco no diría nada porque era ahijado del director.
Remus tragó saliva antes de poder pronunciar algo.
─ ¿Piensas que soy un monstruo, no?, ¿tienes miedo de mi? ─ le preguntó Lupin.
─ Remus... ─ Draco fue interrumpido por el mencionado.
─ Yo sí me considero un monstruo y me tengo miedo a mi mismo. Entiendo que ya no quieras ser más mi amigo por eso, no te culpo, ¿Quién quisiera a un monstruo como yo de amigo? ─ dijo el Licántropo.
Remus tragó de no llorar, trató de ser fuerte para enfrentar la misma situación que había vivido por años por culpa de un error de su padre.
Draco trago saliva al escuchar a Remus, no podía imaginar lo que su compañero sufría por su condición.
El rubio sabía perfectamente que si estaba no otro tiempo cuando aún era purista de sangre, se hubiera alejado lo más posible de su compañero si este tenía licantropia, también lo hubiera repudiado y humillado por lo que era, y finalmente hubiera hecho todo lo posible para que su padre lo sacará de Hogwarts.
Pero ahora él era muy diferente al Draco de hace unos años, la guerra ayudó mucho en su cambio de pensamiento e ideales.
─ No te odió, tampoco te tengo miedo, además eres uno de mis amigos, ¿Cómo piensas eso? ─ Draco se cruzó de brazos mirando a Remus.
Remus lo miró sorprendido ─ ¿Qué? ─ el gryffindor creyó escuchar mal.
Draco rodó sus ojos ─ Dije que no te odió, tampoco te tengo miedo ─ repitió el rubio ─ si te digo esto no es para hacerte sentir mal, te lo digo porque puedo ayudarte con tú problema peludo ─ aclaró. Antes de que Remus pudiera hablar, Draco siguió ─ mi madre es una buena pocionista, hace tiempo ella creó un elixir de nombre “matalobo” el cuál alivia los síntomas de la licantropía, impide que los hombres lobo pierdan sus facultades mentales después de la transformación en cada luna llena ─ informó.
También mintió a la vez ya que debía fingir que la poción era de su madre ya que todavía faltaban muchos años para que el verdadero creador la sacará a relucir.
Remus lo miró incrédulo ─ ¿De verdad? ─ preguntó no queriendo hacerse ilusiones.
Draco asistió
─ Si ─ contestó ─ la poción matalobos como fue llamada no cura la licantropía, pero sí alivia los síntomas, lo que te permitirá sujetarte a tus facultades mentales después de la transformación ─ agregó ─ yo sé cómo prepararla, puedo hacerla para ti en cada luna llena y así no sufres tanto la transformación ─ finalizó Draco.
Los ojos de Remus se aguaron al escuchar a Draco. Sin poder evitarlo se tiró encima de el rubio abrazándolo.
Y esa tarde había sido mejor de lo que Remus pensó.
Para su sorpresa, Draco no sólo lo aceptó como amigo, sino que también lo ayudaría con la poción Matalobos para hacer más amenas sus transformaciones.
Los meses habían ido pasando demasiado rápido y Draco había disfrutado ese tiempo junto a sus amigos.
En los cinco meses que el director se fue de Hogwarts por «asuntos personales», aún no había regresado, tampoco daba señales de vida algo que a veces preocupaba demasiado a Draco ya que necesitaba a Dumbledore para que esté destruyera los horrocrux.
Por suerte para él, el director estaba bien o al menos eso le dijo McGonagall ya que con la bruja era con quien más se comunicaba Dumbledore en los últimos meses.
Draco por otra parte disfrutó mucho esos meses sin problema alguno junto a sus compañeros, la amistad con Remus, Sirius y James se había fortalecido demasiado con los días.
Siempre andaban los cuatro para casi todas partes. Todo estaba muy bien, o al menos casi todo... James y Sirius no dejaban de meterse en problemas cada mes con sus bromas a los demás. Por otra parte, Remus y Draco aunque querían detenerlos era casi imposible así que se tuvieron que rendir y sólo se volvieron espectadores de lo sucedido.
Para Draco, James y Sirius eran como los gemelos Weasley de su época. Bromistas sin control pero aún así, buenas personas.
Gracias a las bromas de los dos, habían perdido muchos puntos de su casa pero sabían recuperarlos en cada clase, gracias a que Draco los ayudaba.
También ayudaba a Remus una semana antes en cada luna llena, Draco preparaba la poción Matalobos para Remus, aunque al principio fue muy difícil hacerla ya que necesitaba los ingredientes para hacerlo y él no tenía.
Pero logró hacerlo gracias a que sustrajo a escondidas - con la capa de invisibilidad de James - algunos ingredientes del lugar donde el profesor Slughorn guardaba sus ingredientes.
Para suerte de Remus, sus últimas lunas llenas no eran tan malas como antes, ya no sentía ese terrible dolor cuando se convertía y ahora era muy consciente de lo que hacía estando en su forma lobuna a diferencia de antes cuando perdía todo conocimiento de sus actos.
Su vida estaba siendo mejor aunque Sirius y James empezaban a preguntar demasiado cada vez que Remus volvía después de pasar las lunas llenas.
Los dos chicos eran curiosos y siempre preguntaban el por qué de sus cicatrices en la cara. Por suerte para él, Draco se las arreglaba en ocasiones de una forma o otra para que dejarán de preguntar pero a veces eso no funcionaba como ahora.
─ ¿Escucharon sobre la casa de los gritos? ─ preguntó Sirius hacia sus amigos mientras veían de lejos el lago negro.
Remus se movió un poco incómodo en su lugar, algo que solo Draco pudo ver.
─ Si, escuché en Hogsmeade que la casa está embrujada ─ dijo James.
Los habitantes de Hogsmeade habían pasado el rumor de que dicha casa estaba llena de fantasmas violentos, por lo que nombraron a la casa como la Casa de los Gritos, por los gritos que se escuchaban en ocasiones.
Sirius y James se miraron fijamente sonriendo.
─ ¿Qué locura están planeando hacer ustedes dos? ─ preguntó Draco con sospechas al verlos sonreír.
James miró a Draco ─ ¿Qué les parece ir a investigar si de verdad hay fantasmas? ─ propuso James hacia los demás.
Remus se enojó y se preocupó a la vez al escuchar al de anteojos.
─ ¿Qué?, ¿Estás demente James? ─ preguntó el lobo molesto por lo que el chico quería hacer.
Él sabía que era demasiado peligroso y aunque él fuera consciente de sus actos gracias a la poción matalobos, Remus no quería arriesgarse.
James se sorprendió un poco al escuchar la voz molesta de su amigo, imaginó que era porque tenía miedo de que la casa realmente estuviera embrujada.
─ No estoy demente, solo tengo curiosidad ─ constató el gryffindor acomodándose los anteojos.
El rubio frunció el ceño ─ Pues tú curiosidad te matará algún día, tonto ─ dijo Draco.
«Padre de Potter tenías que ser». Pensó mentalmente.
─ No te enojes príncipe ─ susurró James acercándose a él pero Draco se lo quitó de encima tirándolo a un lado ─ auch ─ se quejó sobando su brazo.
Sirius rodó sus ojos por el dramatismo de su amigo.
─ Bueno, aunque quisiéramos ir no podríamos ─ mencionó el Black volviendo a la conversación.
James recuperó su postura antes de hablar ─ ¿Por qué? ─ preguntó el gryffindor.
─ Porque se plantó un sauce boxeador, genio ─ respondió Draco con un poco de sarcasmo al final.
James frunció su ceño confundido al no saber qué significaba eso ─ ¿Y eso qué es? ─ preguntó.
Draco soltó un suspiro antes de hablar.
─ Es un árbol que ataca a todo aquel que se acerca, no pueden ir a la casa de los gritos sin antes cruzar el sauce ─ contestó el rubio ─ así que olviden esa loca idea de querer ir a la casa de los gritos.
Sirius realizó un puchero al escucharlo.
─ Ni modo, nos quedamos con las ganas de ir, James ─ mencionó hacía Potter.
Remus respiró más tranquilo al saber que sus dos amigos no intentarían ir a la casa de los gritos.
─ ¡Qué lástima!, Hubiera sido lindo ir a investigar ─ dijo con una pequeña mueca James.
Draco lo golpeó en el brazo sacándole otro quejido.
─ ¿Y eso por qué fue? ─ preguntó desconcertado James hacia Draco.
Draco levantó sus hombros.
─ No sé. Me dieron ganas de golpear a alguien y tú eras el más cercano ─ le dijo el rubio.
James lo miró ofendido mientras que Remus y Sirius se reían de la respuesta de Draco.
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