Luego del desayuno, Draco fue a la oficina de Dumbledore pero antes fue a la sala de menesteres y tomó la Diadema de Rowena Ravenclaw, la escondió bien entre su túnica.

Después de dar la contraseña, entró a la oficina donde Dumbledore lo esperaba.

─ Buenos días mi muchacho ─ saludo Dumbledore.

Draco hizo una mueca al escuchar como el director lo llamaba.

─ Buenos días ─ dijo sentándose ─ ¿Para qué me hizo llamar? ─ preguntó Draco.

─ Oh sí, estuve investigando un poco la poción rejuvenecedora que dijiste que hacías cuando sufriste ese pequeño accidente que te trajo aquí ─ comentó Dumbledore ─ tengo una teoría que tal vez puede no ser la correcta pero es lo único que tengo por el momento, según yo en el momento que la poción cayó encima de ti produjo un efecto mayor del previsto, como sabes la poción rejuvenecedora no se puede tomar en gran cantidad ya que podría ser fatal para el mago que lo tomé, en este caso por alguna extraña razón no lo fue, aunque produjo que rejuvenezcas demasiado algo que no pudo ser posible. Mi teoría es que en el momento que te cayó la poción pasó algo más, tal vez un ¿hechizo? ─ dijo dudando un poco ─ por otro lado, el tema de las líneas de tiempo diferente es algo que no puedo entender bien.

Draco soltó un suspiro de frustración al escucharlo.

─ ¿Volveré cierto?─ preguntó el rubio ─ tengo que hacerlo, debo volver.

─ Trataré de que vuelvas mientras tanto no podemos hacer mucho, de igual manera seguiré investigando más por si encuentro algo que nos ayude a que regreses a tu tiempo ─ le dijo Dumbledore.

Draco asistió.

─ ¿Cómo pasaste el primer día? ─ preguntó el director cambiando de tema.

─ Hablando de eso, necesito que me cambie de habitación ─ pidió Draco.

Dumbledore frunció el ceño.

─ ¿Por qué? ─ preguntó Albus.

Draco lo miró.

─ No soporto a Potter, es igual de insoportable que el otro Potter de mi tiempo ─ respondió Malfoy cruzándose de brazos ─ por lo menos el otro no me acosa como este ─ agregó molesto.

Dumbledore asintió mientras trataba de no reír por la situación.

─ Lo siento mi muchacho pero no puedo cambiar a los alumnos de habitaciones, son las reglas, una vez que son puestos en una habitación se quedarán en esa hasta finalizar su año en Hogwarts ─ dijo el ex-gryffindor.

Draco rodó sus ojos.

«Si claro, cuando se trataba de Potter se hacía de la vista gorda con las reglas».

─ Está bien ─ mencionó Draco levantándose de la silla ─ oh cierto que debía darle ésto ─ dijo acordándose.

El rubio sacó la Diadema del bolsillo y la puso en el escritorio de Dumbledore.

El director frunció el ceño mientras tomaba entre sus manos la Diadema.

─ ¿De dónde sacaste la Diadema de Rowena Ravenclaw? ─ preguntó Dumbledore con un poco de desconfianza.

Draco se cruzó de brazos.

─ No me mire así, no la robe más bien la encontré en la sala de Menesteres ─ informó ─ es un Horrocrux de Voldemort ─ agregó haciendo que Dumbledore abriera sus ojos a lo grande.

─ ¿Horrocrux?, ¿está seguro de lo que dice joven Malfoy? ─ preguntó Dumbledore levantándose de su asiento.

El rubio asistió.

─ Si, ¿supongo que ya sabe lo que eso significa, no? ─ preguntó Draco y Dumbledore asistió ─ tengo entendido que son cinco en total, el anillo de Sorvolo Gaunt, la Diadema, el diario de Tom Riddle, la Copa de Helga Hufflepuff y el Guardapelo de Salazar Slytherin ─ enumeró recordando los horrocrux que Harry le contó ─ lo que si no tengo idea es de cómo destruirlos ─ mencionó.

Dumbledore miró a Diadema, podía sentir la oscura magia provenir de ella.

Estaba bastante sorprendido por todo lo que Draco le dijo, él había sospechado algo así pero nunca pudo confirmar tal cosa, sin embargo ahora sabía exactamente cuáles eran los horrocrux y no pensaba desaprovechar la oportunidad para destruirlos.

Volvió su mirada a Draco después de varios minutos.

─ No te preocupes mi muchacho, yo me encargaré de buscar la forma de lograr destruirlos ─ dijo tranquilamente Dumbledore ─ no está de más decir que no menciones esto con nadie más ¿No? ─ preguntó ─ podría ser peligroso para ti si Voldemort se enterará ─ continuo.

─ Ya lo sé, tan tonto no soy ─ dijo Draco mirándolo mal ─ bien, ahora lo dejo porque debo irme a clases que por cierto ya las tomé en mi época ─ agregó con una mueca.

Dumbledore asintió y Draco salió del despacho.

El rubio caminó por el pasillo pero al dar vuelta el una esquina paró de golpe al darse con Potter.

─ Príncipe te estaba buscando para ir a clases, la profesora McGonagall nos quitará puntos si llegamos tarde ─ dijo el de anteojos.

Antes de que Draco pudiera decir algo, James lo tomó de la mano y tiró de él empezando a correr por los pasillos para poder llegar a tiempo a su primera clase de transformación.

Draco corrió por detrás de James quien aún lo tenía tomado de la mano.

El rubio sintió una sensación rara dentro de él al vivir tal escena ya que nunca en su otra época había pasado algo similar.

Nunca se permitió tal cosa ya que era mal vista por los demás sangre pura.

Al llegar al salón de clases, los dos gryffindors pararon su correr. Draco se acomodó bien su uniforme y junto a James entraron al salón.

Por suerte para ellos, Mcgonagall todavía no había llegado.

James se sentó en un pupitre desocupado y Draco a su lado ya que era el único lugar disponible.

─ Gracias ─ susurró Draco sin llegar a mirar a James.

El de anteojos lo miró mientras acariciaba la mano del rubio.

─ ¿Por qué? ─ preguntó James un poco confundido.

Draco dejó de mirar al frente y dió vuelta su cabeza en dirección de James.

─ Por lo de hace unos momentos, nunca había hecho algo así y fue bastante divertido ─ dijo el rubio tragando un poco su orgullo.

James levantó sus cejas ─ ¿Nunca? ─ preguntó incrédulo.

Draco negó con su cabeza.

─ Nunca, mi padre es muy estricto conmigo ─ dijo con una mueca ─ ya sabes como son algunos sangre puras ─ confesó Draco tragando saliva.

Sintió una pesadez en su corazón al recordar a su padre, siempre trató de hacer que él se sintiera orgulloso pero nunca lo consiguió y le dolía saber eso.

James apretó su mano en señal de apoyo.

─ Déjame decirte que tú padre es un idiota ─ dijo el de anteojos haciendo reír a Draco ─ me gustas mucho cuando sonríes príncipe, te ves más hermoso ─ confesó.

Draco se sonrojó hasta las orejas al escucharlo y James sonrió sintiendo su pecho inflarse de orgullo al verlo sonrojado.

─ ¿Sabes?, No eres tan insoportable como creía ─ dijo Draco.

James lo miró ofendido.

─ ¿Creías que era insoportable? ─ preguntó Potter.

Draco asistió.

─ Si, tú y Black son un poco insoportables ─ dijo Allan.

James abrió y cerró su boca indignado y no era el único ya que tanto Remus como Sirius habían escuchado toda la conversación al estar en el banco detrás y Black estaba bastante indignado al escucharlo.

─ No soy insoportable, me ofendes muchísimo ─ soltó Sirius en susurros para que los demás no escucharán.

Draco miró de reojo hacia atrás.

─ Si lo eres ─ contradijo rápidamente Draco.

Sirius iba a empezar una discusión pero Mcgonagall llegó impidiendo que siguieran su conversación.

Draco caminó por los pasillos de Hogwarts luego de salir de clases con la profesora McGonagall.

James, Sirius y Remus lo alcanzaron al salir del salón.

─ ¿Qué hacemos hasta que sea la próxima clase? ─ preguntó James.

Sirius levantó sus hombros hacia arriba sin saber.

─ ¿Y si vamos a la biblioteca? ─ propuso Remus.

Sirius lo miró como si tuviera dos cabezas.

─ Definitivamente no ─ soltó rápidamente Sirius ─ eso es muy aburrido ─ agregó.

Draco miró a su ex profesor que ahora era su compañero de habitación.

─ No creí decir esto pero estoy con Sirius ─ dijo el rubio.

─ Igual yo ─ mencionó James.

Remus rodó sus ojos al escucharlos.

─ ¿Y si vamos al lago negro? ─ preguntó Draco

Los tres chicos asintieron y siguieron a Draco quién sabía perfectamente como llegar.

Los gryffindors caminaron hasta el sur del castillo, cerca de los Invernaderos y Jardines para llegar al lago negro.

Al llegar los cuatros se deleitaron con la hermosa vista.

─ ¿Cómo sabías que quedaba aquí, príncipe? ─ preguntó James con curiosidad.

─ ¿Intuición? ─ más que una respuesta era una pregunta. Los otros tres chicos lo miraron con incredulidad ─ estuve aquí hace un mes, mi padrino me enseñó muchos lugares de Hogwarts y este es uno de ellos ─ mintió Draco.

Los chicos asintieron creyendo su mentira.

Draco sonrió mientras dirigía su mirada al cielo el cuál estaba muy claro, nebuloso de un azul opalescente. Directamente delante de él. Draco desvío su mirada hacía un gran árbol donde solía sentarse en varias ocasiones cuando necesitaba pensar.

El rubio caminó hasta el árbol y se sentó apoyando su espalda en él. Los demás también se sentaron mientras veían a unos cuantos metros el lago negro y algunos otros estudiantes por el lugar.

─ Este debería ser nuestro lugar ─ dijo James mientras revolvía sus propios cabellos.

─ Eso será un poco difícil, recuerden que muchos alumnos vienen aquí, sobre todo los slytherins, es casi como su lugar ─ mencionó Remus.

─ Las serpientes rastreras no son dueños de este lugar ─ dijo Sirius molesto.

«¿Qué?, ¿Cómo qué serpientes rastreras?».

Draco tuvo un tic nervioso en su ojo izquierdo. Luego miró a Sirius.

─ Tengo entendido que toda tu familia es Slytherin, ¿Por qué te caen mal las serpientes? ─ preguntó el rubio tratando de no gritarle.

Black hizo una mueca ya que no le gustaba hablar mucho de eso.

─ Toda mi familia son slytherin, ellos aman las artes oscuras y la pureza de la sangre ─ comenzó a contar ─ mi madre es la más obsesionada, cuando supo que quedé en gryffindor en lugar de slytherin me envió un una carta vociferadora gritándome lo decepcionada que estaba de mi, pero me vale, yo estoy muy orgulloso de no ser igual que ellos ─ mencionó Black, se notaba su voz quebrada mientras hablaba.

Draco tragó un poco de saliva al escucharlo.

«Vaya, ahora entiendo a mi traidor tío»

Ninguno supo qué decir y un ambiente tensó los rodeó hasta que Draco habló después de algunos minutos.

─ Tu familia realmente da bastante miedo, ¿No? ─ dijo Draco. «mi familia» ─ te escucho hablar y creo estoy escuchando hablar de... ─ paró abruptamente sus palabras al casi pronunciar el apellido de su familia ─ una familia muy estricta y un poco loca sin ofender  ─ dijo tratando de no verse nervioso.

Draco sabía perfectamente hasta dónde eran capaz de llegar algunas familias sangre pura pues él fue criado por una familia así. Era un Black y un Malfoy, una combinación de dos familias muy supremacistas.   

Sirius soltó un suspiro mientras veía al rubio.

─ Si, mi familia está loca ─ dijo Black riéndose.

Draco mordió sus labios sin decir nada ya que sabía que era verdad.

─ Debe ser difícil vivir con una familia tan purista ─ mencionó Lupin.

Sirius asintió y Draco también lo hizo de forma inconsciente.

─ Menos mal que mi familia no es así, ellos son muy diferentes a los demás sangre pura ─ habló está vez James.

Sirius lo miró.

─ Te envidió James, te envidió ─ confesó Black ─ ojalá mi familia fuera así.

«¡Ojalá que mi familia también hubiera sido así!».

Luego de un rato de estar hablando, los cuatro gryffindors se fueron a sus siguientes clases.