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04

PERDONAR Y OLVIDAR

CORRÍA CON FUERZA, sabía que estaba mal, aún no tenía permitido entrar en mi forma lobuna, al menos eso dijo Carlisle, pero yo no aguantaba mas. Mi lado lobuno necesitan salir, me urgía con gran necesidad el sentir que mi alma era pasada a la del cuerpo de mi loba y nos volvíamos una con mi espíritu, adentrándonos a las oscuridad es del bosque para correr en cuatro patas y aullarle a la luna que aún no aparecía por el brillante sol.

Mis músculos tensos deberían doler, pero en cambio, era una sensación sastifactoria cuando era por la felicidad y velocidad y no por el temor cuando te apresurabas a escapar de algo. Mi resoplido pesado se escapaba con fuerza de mis fosas nasales, perdiéndose entre el viento que chocaba contra el pelaje de mi rostro. Libertad, eso era lo que sentía.

Tan solo la libertad de correr en mi forma lobuna.

Escuchando los pájaros salir corriendo por las vibraciones de mis pasos pesados, los animales huyendo antes de que me acercara, las hojas secas quebrándose y mis patas hundiéndose tan solo un poco en la tierra. Fui bajando la velocidad hasta frenar detrás de un árbol y aulle. Escuché los aullidos de mis hermanos y sonreí, volviendo a mi forma humana en cuestión de minutos.

Me levanté rápido, tome la ropa del árbol y me la coloque. Lo mismo de siempre, unos shorts rotos y cortos junto a un top deportivo. Descalza. Sonreí al aún sentir la tierra colándose por mis dedos. Me estire un poco, escuchando mis huesos crujir.

—ademas de bombona, crujiente —sonreí, volteando, estaba dispuesta a irme.

Claro que en cuanto mire el río para cruzar, aparecieron Emmett y Alice delante de mi, los dos cruzados de brazos. Estaba por hablar pero cerré la boca, bajando mis brazos rendida. Tan cerca y tan lejos de volver a la reserva, aún sabiendo que Sam me haría volver a la casa Cullen.

Ninguno quería dejarme en esa libertad que tan solo me duró minutos, no hasta que Carlisle me diera el alta ¡Pero no entendían que ya estaba sana! Si logré entrar en mi forma de lobo y todo.

—Dos segundos nos fuimos ¡Dos! —Alice, chilló, avanzando hasta llegar delante mía.

—Me bastó con solo uno —sonreí, pero al dar un paso, Emmett me interceptó, el pelinegro se agachó y me tomo sobre su hombro —¡Oye! No soy una bolsa de Santa que puedes cargar.

—Esto no pasaría si fueses lo suficientemente responsable y conociste para quedarte en camita cuando te lo pedimos —recriminó, el grandote vampiro, mientras caminaba conmigo en su hombro.

—¡Me aburro allí! —me quejé, bajando la cabeza rendida —Izzie está en su luna de miel ¡Y no tengo a Edward para molestar! —Solloze dramáticamente.

—Nos tienes a nosotros, eso te debería de bastar y sobrar —recriminó, Alice, yendo a nuestro lado —seria más fácil si nos dijeras más que tus quejas.

—mis quejas son lo único que tendrán. Ya los perdone ¿Qué más quieren? Déjenme huir ¿Cómo creen que reaccionaria Scott luego de tener la costumbre de volverse chiquitito y grande cuando quería a luego pasar a ser común y corriente? ¡Se pondría a llorar! Como cuando Tony le quitó su traje a Peter, sus poderes seguían ahí pero no es lo mismo ¡No sin su traje! No puedo seguir sin estar al menos diez minutos en mi forma lobuna y...

—Acabas de comparar tú accidente de huesos rotos y tú incapacidad de volverte loba ¿Con Marvel? ¿En serio? —me interrumpió, Emmett —Leona, no es tan fácil. Casi te perdemos... —bajó el tono de su voz, como el de un niño —y ni siquiera nos habías perdonado en ese entonces.

—¿Qué más quieren de mi? —me quejé, bajando ya que habíamos llegado a la parte trasera de la casa Cullen.

—Que volvamos a estar juntos —Dijo, Jasper, en la entrada de la casa. Voltee a verlo.

Deseaba eso, deseaba eso más que nada, estar con ellos, subirme a la espalda de Jasper para no caminar, sentarme en el regazo de Emmett, besar a Rosalie, unir mis manos con Alice, abrazar a Esme, estar con Carlisle... Cada día lo deseaba más y estar frente a ellos solo me torturaba ¡Mantenme por ser tan orgullosa! Ya ni siquiera sabía por qué no hacía todo eso, nada me lo impedia.

—ganenselo —recriminé, pasando de ellos para entrar a la casa.

—¡Y vuelve a la cama! —me gritó, Alice, quedando fuera.

—¡Atame a ella! —le recriminé, pero luego me arrepentí. Diablos, Leona ¿Por qué eres tan coqueta?

—no lo pidas dos veces —escuché a la de corte Pixie. Rodee los ojos y subí las escaleras, allí estaba Carlisle.

—¿También vas a regañarme? —me quejé, yendo a tomar el picaporte de la puerta.

—No dejare que te quiebren los huesos otra vez, quédate quieta... —me rogó, simplemente, yendo a su oficina —si vuelves a salir, seré yo quien te ate a la cama —entró y sonreí. Ojalá hiciese eso. Entre también a la habitación.

Allí, en esos minutos que me fui, la habían llenado de grandes ramos buchones, hermosos, todo repleto de rosas. Suspiré caminando hasta sentarme en la cama, cada día me daban algún detalle, demostrando que estaban remediando el daño que hicieron, suspiré echándome vacía atrás, viendo las rosas. Odin... Que detallazos.


Golpeé la pelota de tenis contra la pared haciendo que luego esta rebote y sea golpeada contra el suelo y así volviendo a mí, llevo como media hora haciendo esto y la verdad no me he aburrido, quien si ha sido Paul. Mi hermano vino a visitarme y luego se fue, corriendo, cuando Allison lo llamó porque ella se aburría. Maldita zanahoria.

Seguí haciendo eso, entretenida, medio ida en mi mente, como en automático, hasta que escuché el sonido de una botella siendo apoyada contra la madera del marco de mi ventana, deje a un lado la pelota para quedarme viendo dos botellas de vidrio de coca-cola.

Sonreí mientras me cruzaba de brazos viendo una cabellera rubia y otra pelinegra, la cual no se notaba mucho por el rapado. Emmett y Jasper estaban del otro lado, queriendo hacer uno de esos detalles que llevaban haciendo estos días.

Las botellas se habían empezado a mover para que estas se acomodaran en un lado del marco en donde no se fueran a caer, me levanté con cuidado mientras veía como cada vez más movían las botellas. Era obvio que querían dejarlas para mí pero sabían que yo les cerraría la puerta en la cara.

—¿Si saben que los puedo ver? —Pregunté riendo haciendo que ambos chicos se muestren, sonrieron culpables y se miraron entre sí.

—¿Quieres coca cola? —preguntó, Emmett, inocentemente. Abrí la ventana.

—si, ya se pueden ir —las tomé y les cerré la ventana. Los escuché suspirar y se fueron.

Dejé la pelota a un lado y me acosté, tomando la coca cola hasta dejarlas vacías y las tire en el tacho de basura. Me quedé allí, aburrida mientras pensaba en qué hacer, cuando la hora de la comida llegó de repente. Suspiré bajando de la cama y salí del cuarto.

Baje las escaleras de par en par, hasta llegar a la cocina dónde estaba Esme. La vampiro sonrió, dejando el almuerzo en la mesa, que se basaba en unos diez sandwiches con una botella de coca cola. Apetito lobuno, no juzguen.

—¿Qué haré hoy? —pregunté, tomando un sándwich para morderlo —digo, ya que ni siquiera me dejan hacer lo que quiero.

—lo hacemos para cuidarte, solo te queda una semana —Se acercó a tomar mi mano y acariciarla con su pulgar, mire aquel gesto en silencio —pero debo ir a trabajar, así que de seguro te quedas sola con Emmett y Jasper.

—¿Y Rosalie y Alice? —pregunté, confundida. Sabía que Carlisle trabajaba.

—Iran a comprar una cosa —me soltó, haciendo un ademán. Sonreí asintiendo y me acerque a tomar de la gaseosa.

Termine de comer en silencio, hasta que Esme sonrió marcando la hora en su reloj, se acercó hasta que retrocedió, dudando en como saludarme, pero me levanté, puse el plato para lavar y tire la botella, girandome para acercarme a darle un beso en la mejilla.

—suerte —murmuré, saliendo.

Me quedé en el sofá, prendí la televisión y me eche hacia atrás, escuché a Esme salir y luego de unos minutos aparecieron Jasper y Emmett, los dos dejaron un paquete frente a mi.

—¿Qué es eso? —señalé el paquete y ellos dos jugaban con sus manos.

—Ya no sabemos que hacer para que nos perdones —admitió, Jasper —si quieres que nos pongamos de rodillas, bueno, si quieres que nos tiremos de un acantilado, sin dudar ¿Quieres una isla con tú precioso rostro, Leona? La compramos. Pero por favor, perdonanos —suplicó, estirando su mano para empujar la caja hacía mi.

Suspiré acercándome a abrirla para encontrarme con todos los libros de Harry Potter de la primera edición, los saque de allí y abajo estaba el uniforme de Slytherin con la caja de la varita de sauco. Mordí el interior de mis mejillas y mire a ambos vampiros.

—nos vimos todas las películas y leímos todos los libros —murmuró, Emmett, sonriendo de lado y marcando su hoyuelo izquierdo.

—“Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo” —recitó, Jasper, acercándose hasta sentarse a mi lado, Emmett se sentó al otro y trague en seco ante eso —y nosotros intentamos remediar esto con palabras y  acciones.

—“No sientas pena de los muertos, sino de los vivos, y sobre todo de aquellos que viven sin amor” —siguió, Emmett, se relamió los labios y continuo —“El amor es una fuerza que es más hermosa y más terrible que la muerte...”

—te amamos, Leo... —terminó, Jasper, tomando mi mano y acercándola para besar mis nudillos —¿Puedes perdonar a este par de tontos por los errores que cometieron? Espero que no haya una próxima, y si la ahí, juro solemnemente que te dejare arrancar mi cabeza sin dudar.

—pero también, si nos perdonas, juro solemnemente que mis intenciones no son buenas —terminó, Emmett, sonriendo de forma ladina para tomar mi otra mano y besar la palma de esta.

Iba a decir algo pero solo solté un quejido echándome hacia atrás mientras respiraba agitada, y solté un sollozo dramático, me volví a sentar y mire a ambos chicos que sonreían.

—me volví más fácil que la tabla del uno —susurré, antes de lanzarme a besar a Jasper que cayó al suelo, respondiendo mi beso.

Me levanté, viendo su sonrisa creciente y me gire a Emmett que tomó en uno de esos gigantezcos abrazos de oso y me levantó del suelo, hasta que me besó. Uno de esos besos que eran una caricia al alma, a mi espíritu lobuno.

Me aleje de ambos y me volví a sentar, revisando lo que me había regalado. Es que no podían ser más fáciles de querer...

Créditos a mis niñas hermosas del grupo que me ayudaron a escribir y salir del bloqueo de escritor <3 reportense aquí bebas

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