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⁰¹ | ❝ Olor a fresa ❞.

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══════Cristal Laweth trabajaba en una cafetería cercana a la carretera durante los fines de semana y, en ocasiones, algunas tardes después de la escuela. El local se encontraba en la esquina de la cuadra y siempre estaba lleno de clientes, especialmente aquellos que transitaban hacia otros destinos y no podían resistirse a probar las deliciosas donas con glaseado de chocolate, la especialidad del lugar. Su madre, Trina Laweth, también trabajaba allí durante la semana, asegurándose de que la estancia de su hija en Forks fuera lo más cómoda posible.

La relación entre madre e hija era cercana y cariñosa. Siempre que podían, se reunían para compartir un momento juntas en algún restaurante cercano, poniéndose al día y disfrutando de su compañía. Trina era una mujer con personalidad, y se la podía ver conduciendo su moderna motocicleta de color rojo por las calles de Forks. Su presencia era conocida y respetada en la comunidad local, al igual que la de su hija Cristal.

Desde su llegada hace dos años, ambas Laweth se habían integrado rápidamente en la vida de Forks, convirtiéndose en personas sociables y amigables. Gracias a su carisma y amabilidad, prácticamente todos los ciudadanos de Forks conocían a la familia Laweth y disfrutaban de su compañía cuando visitaban la cafetería.

La conexión entre madre e hija era tan fuerte que se reflejaba en cada aspecto de sus vidas. Cristal admiraba la fortaleza y dedicación de su madre, mientras que Trina apreciaba la sensibilidad y el compromiso de su hija. Ambas se apoyaban mutuamente en todo momento, convirtiendo su hogar y su cafetería en un refugio acogedor para todos aquellos que las conocían.

Todas las noches de los viernes, después de las clases en el Instituto de Forks, Cristal se preparaba para trabajar algunas horas mientras esperaba a que el turno de su madre acabara. Aunque siempre era agotador, lo disfrutaba porque sabía que luego compartirían un agradable momento juntas al salir. En esta ocasión, su mejor amigo se ofreció a llevarla a la cafetería donde trabajaba, y una vez allí, encontraron un lugar cercano para aparcar.

El ambiente del viernes por la tarde era vibrante, con la atmósfera cargada de una energía que anticipaba el fin de semana.

━Besos y abrazos súper ultra rápidos. Estoy llegando tarde ━Cristal le dio un beso en la mejilla al joven a modo de despedida a punto de abrir la puerta del auto.

━Ni me imagino si hubieras ido en tu bicicleta a que hora hubieras llegado.

━¡Hay que cuidar el medio ambiente! En unos años seguro acabaremos todos muertos si seguimos así.

━Lo siento, ardillita. Entra rápido. Dejaré tu bicicleta cerca entonces.

Al entrar en la cafetería, el delicioso aroma a café recién hecho llenó sus sentidos. Cristal sonrió, sintiéndose como en casa en ese lugar. Los murmullos animados de los clientes se mezclaban con la música suave que sonaba de fondo, creando una atmósfera acogedora y relajante. La cafetería era espaciosa y llamativa, con un gran letrero que destacaba su nombre y una gigantesca rosquilla que se alzaba como un faro atrayendo a los clientes desde la distancia, indicando que se trataba de un lugar para disfrutar de comida rápida. En la entrada, un cartel mostraba con tentadoras imágenes todos los postres y dulces disponibles, pero durante el mediodía y la noche, era reemplazado por un menú con suculentas hamburguesas y otras delicias saladas. Como era habitual, Cristal entró por la puerta trasera de la cocina, saludando cálidamente a los empleados que trabajaban allí.

━Ah, Cristal. Tu mamá está en...

━El área de descanso. Si, si. Ahora tomaré su turno en unos minutos.

━Gracias, cariño ━la jefa del lugar recibió a Cristal con un cálido abrazo. Aunque nunca lo mencionaba en voz alta, todos en el lugar sabían que Cristal era la preferida de la anciana dueña. Y no era para menos, ya que Cristal atraía a muchos nuevos clientes, en su mayoría jóvenes, quienes parecían sentirse atraídos por algo invisible. Quizás era su enigmática personalidad, su atractivo físico, o tal vez había algo más oculto detrás de su mirada. Sin perder tiempo, Cristal se dirigió rápidamente al área de descanso. Se trataba de una pequeña habitación con una mesa central rodeada de sillas, un pequeño sillón acogedor en una esquina y una mesada en la pared derecha con una cafetera y un microondas para cocinar algo rápido. Una vieja heladera apenas enfriaba, pero era suficiente para guardar algunas bebidas y bocadillos.

━No sabes el asco de día que tuve ━suspiró su madre apenas vio a Cristal. En un instante, Cristal corrió hacia ella, envolviéndola en un cálido abrazo, como si todo el estrés del día se desvaneciera al sentir el contacto de su madre.

━¡Yo también! Tú primero ━respondió Cristal, una sonrisa iluminando su rostro.

Era su pequeña rutina cada vez que se veían. Compartían sus experiencias del día, se quejaban de las frustraciones y se reían juntas, creando un lazo aún más fuerte entre madre e hija. En ese cálido abrazo, compartían no solo palabras, sino también emociones, cuidándose y reconfortándose mutuamente. Era un momento especial que les permitía ponerse al día y fortalecer su conexión como familia.

━¿Por dónde empiezo? Primero les tuve que enseñar a los recién llegados como tomar y cocinar mas rápido los pedidos y uno casi hace explotar la cocina dejando el gas prendido. Luego una señora me grito por una hora porque yo no le había puesto la azúcar que ella había pedido cuando si lo había hecho y luego ese policía intentando coquetear conmigo otra vez.

━Tus problemas amorosos parecen los de un adolescente ━rió Cristal, dejando su mochila rosa sobre el sillón, como solía hacerlo. Mientras buscaba su uniforme para cambiarse y empezar a tomar pedidos, el cual consistía en una simple prenda: un vestido blanco de tela gruesa con detalles en rosa, cubierto por un mandil.

━Será que sí... ━meditó un momento su madre━. ¿Qué tal la vida de un adolescente real entonces?

━Un asco. Mi profesor de deporte casi me reprueba porque dice que con las uñas tan largas no puedo jugar. Me llenaron de evaluaciones aburridísimas y en literatura tomaron una prueba sorpresa otra vez. Y casi tiré todo hoy en el almuerzo cuando noté que ella estaba mirándome.

━Ay, Alice es muy agradable... ¿Aún no entiendo por qué no salen o la invitas a comer con nosotras una noche de viernes? ━se quejo Trina hacia su hija.

━Ya sabes porqué mamá ━reprochó Cristal con la mirada. Un brillo de tristeza cruzó sus ojos mientras recordaba la razón, y su madre aclaró la garganta.

━Esta bien, pastelito. No te olvides que hoy saldremos a las ocho a comer ━Trina se acercó a su hija arreglándole mejor el uniforme luego de que esta se fuera a cambiar y palmeo su cabeza━. No te preocupes. Tienes tiempo... no nos iremos de Forks. Sin presiones, recuerda. ¡Ah! Pero definitivamente te presionare un poco con que comiences a elegir que carrera seguirás.

━Si.. algo con el ballet será definitivamente.

━Lamento que nos hayamos mudado antes de que te pudieras recibir y enseñarle a otras niñas.

━Está bien. Lo intentaré otra vez.

━Bueno, basta de nostalgia. A trabajar se ha dicho.

Mientras Cristal se terminaba de atar el mandil, típico de los empleados que atendían y recibían los pedidos, se acercó a la barra principal donde algunos clientes bebían café, tomaban batidos de fresa o disfrutaban de una rebanada de pastel de chocolate. El ambiente en la cafetería era acogedor y cálido, con una mezcla de aromas que invitaba a quedarse y disfrutar de un momento tranquilo. Los murmullos de conversaciones llenaban el aire, creando un ambiente relajado y agradable.

Cristal se unió a sus compañeros de trabajo, intercambiando sonrisas y pequeñas charlas mientras se preparaban para atender a los clientes. La rutina diaria comenzó, y aunque los problemas amorosos seguían rondando su mente, Cristal encontró consuelo en el ambiente amigable del lugar y en el apoyo indirecto de su madre.

━Hablando de Roma, mira quién se asoma ━dijo Trina mirando disimuladamente en dirección a Alice, empujando con suavidad a Cristal por la espalda hacia el mostrador donde se exhibían algunas de las especialidades dulces del lugar. La rubia miró confundida a su madre, pero rápidamente su rostro se iluminó con una sonrisa divertida al darse cuenta de que a su madre le tocaría atender al apuesto policía que siempre coqueteaba con Trina.
Cristal sabía que a su madre le gustaba, pero aún se mostraba un poco reacia ante la idea de empezar una nueva relación con alguien más. Después de todo, desconfiaba de los hombres, demasiado.

Volteando hacia el frente, Cristal entendió a qué se refería su madre segundos antes. Alice estaba sentada en un pequeño banquito cercano al mostrador, aparentemente esperando pacientemente a que la rubia la atendiera. Cuando sus miradas se encontraron, los ojos dorados de Alice se iluminaron y una sonrisa emocionada se dibujó en su rostro. La saludó moviendo su mano en la lejanía, y el corazón de Cristal dio un brinco en su pecho, como siempre que notaba que Alice la miraba o intentaba hablarle. Con manos temblorosas, Cristal se acercó a ella con el cuaderno de mariposas en mano, lista para tomar nota de los pedidos.

━Buen día ━saludó Cristal con voz serena, tratando de ocultar el nerviosismo que la invadía al ver a la vampiro entrar en la cafetería.

━Hola, Cristal. No tenía ni idea de que trabajabas aquí también ━la vampiro le sonrió con amabilidad, mostrando su radiante sonrisa. Cristal la miró por unos segundos, sorprendida de que Alice supiera exactamente quién era, pero luego desvió la mirada hacia su cuadernito de pedidos.

━Ah, sí ━respondió Cristal, aunque su tono sonó un tanto apagado, lo que hizo que Alice frunciera el ceño por un momento. Pero la visión que había tenido esa mañana la animó a no dejarse desanimar. Sabía que podía acercarse a Cristal, solo tenía que encontrar la manera adecuada.

━¿Tomarás mi pedido? ━preguntó Alice con amabilidad, observando cómo Cristal parecía quedarse estática por un momento. Sin embargo, la vampiro supo controlar su risa, ya que no quería poner demasiado nerviosa a Cristal..

━Lo siento, Alice. ¿Qué deseas ordenar? ━preguntó Cristal, esta vez pronunciando su nombre con suavidad y dejando que una pequeña sonrisa se asomara en sus labios.

Alice sintió un ligero cosquilleo en su interior al escuchar su nombre saliendo de los labios de Cristal. Era la primera vez que Cristal le hablaba directamente y eso le dio esperanzas para continuar con lo que había visto en su visión. Era el momento de acercarse a Cristal y comenzar a conocerla mejor.

━Una rebanada de pastel de fresa y café negro. Tibio.

━Lamentablemente no nos queda más pastel de fresa. Ese señor pidió el último ━susurró Cristal a Alice, tratando de ser discreta. La vidente se sintió decepcionada de que la situación no se desarrollara como lo había previsto en su visión. Sin embargo, Cristal notó la leve decepción en el rostro de Alice y rápidamente le sonrió, tratando de mantener apagado y aguantar su encanto hechizante que, a veces, parecía escaparse sin control━. Aunque tenemos de chocolate, si quieres ━agregó, ofreciendo una alternativa para animar a Alice. Esta vez, el rostro de Alice se iluminó nuevamente con una sonrisa mientras asentía.

Cristal desapareció rápidamente tras memorizar el pedido de Alice. Con la respiración acelerada, se apresuró a preparar el pastel solicitado. Una vez colocado sobre la mesa, se dispuso a servir el café cuando Alice, amablemente, intentó ayudarla, rozando sus manos en el proceso. El contacto con la fría piel de Alice, a quien secretamente le tenía afecto, la puso aún más nerviosa, provocando que dejara caer la taza de café, derramándolo sobre la ropa de la vampiresa. Cristal quedó paralizada en el lugar, sintiendo una vergüenza abrumadora, anticipando una reacción negativa de parte de Alice. Sin embargo, en lugar de regañarla, la preocupada Cullen intentó alejarla un poco tomando su brazo.

━Cuidado, Cristal ━dijo Alice apenas notó el café derramado sobre su ropa. Su preocupación inmediata fue asegurarse de que la joven no se lastimara con los trozos de cerámica de la taza que se habían roto en el suelo. Trina se acercó con inquietud, observando a su hija estática, mientras otros empleados se disculpaban con Alice y comenzaban a limpiar el pequeño desastre. Cristal, sintiéndose abrumada por la situación, prácticamente huyó hasta la sala de descanso, donde se dejó caer en una silla, con las mejillas encendidas. La vergüenza la ahogaba.

Le acabo de tirar café a la persona que me gusta. Tonta, tonta, tonta.

Cristal sintió un nudo en el estómago que amenazaba con hacerla vomitar en ese mismo momento. Había estado tan concentrada en evitar estropearlo todo, que todo terminó saliendo el doble de mal. Miró sus manos temblorosas y las apretó intentando calmar los nervios. Nunca antes había cometido un solo error en todas sus horas de trabajo en aquel lugar. Siempre había sido amable y sociable con los clientes, sus pedidos salían rápidos y precisos. Pero con Alice parecía convertirse en otra persona, desbordada por la ansiedad, y odiaba no poder controlar esos sentimientos.

━Disculpa a mi hija, Alice. Espero que estés bien con esa ropa y que las manchas salgan ━dijo Trina, disculpándose con una sonrisa amable. Le entregó uno de los uniformes del lugar para que la chica no tuviera que usar la ropa empapada de café y no se resfriara con el frío que hacía afuera en Forks.

━No te preocupes, Trina. Estoy bien. Por favor, asegúrese de que Cristal no se sienta culpable... Parecía un poco desorientada ━meditó la vampira unos segundos. Tras despedirse de la madre de Cristal, salió hacia el exterior de la tienda, mordiéndose el labio con frustración. Nada había salido como lo había visto en su visión, y parecía que eso era así cada vez que tenía una visión de Cristal. Todo se desarrollaba al revés de cómo lo imaginaba. Había estado decidida a invitar a Cristal a salir, pero en cambio terminó empapada en café y sin poder articular más de dos frases frente con la rubia.

Pero Alice aún no se rendía; aprovecharía esa oportunidad para hablar con Cristal en la escuela y disculparse si en algún momento la había presionado. Sin embargo, en los días siguientes, Cristal pareció desvanecerse del mapa por completo. Ya no asistía a casi ninguna clase y siempre se marchaba temprano. Un día dejó de ir y nunca regresó. Los rumores empezaron a correr, especulando sobre alguna extraña enfermedad que pudiera tener, aunque los rumores más certeros sugerían que se había mudado sin decir adiós. Y Alice nunca pudo despedirse. En su mente, no quería confirmar nada aún, por lo que decidió recurrir a su fuente más confiable hasta ese momento: el mejor amigo de Cristal, aquel que nunca se separaba de su lado.

━Hola Blaize ━interceptó Alice un día a la salida de la escuela, ambos compartían una clase pero no llegaban a ser amigos, apenas compañeros o simples conocidos━. ¿Sabes algo de Cristal?

Blaize la miró extrañado, con una duda en la mirada, como si cuestionara si Alice realmente había hablado o formado alguna amistad con su amiga. Y, en parte, tenía razón. Alice y Cristal ni siquiera eran amigas. Sin embargo, dejándose guiar por el repentino interés de Alice y lo que sabía sobre los sentimientos de Cristal, Blaize decidió contarle, algo que no había hecho con nadie más a pesar de las constantes preguntas que le habían hecho.

━Te lo diré solo porque Cristal te tiró café encima ━Blaize se apoyó sobre el capó de su auto━. Se mudó a otro estado y no volverá. Fue hace unas semanas. Se marcharon con su mamá una noche.

Las palabras de Blaize cayeron como un jarro de agua fría sobre Alice. Aunque no fueran amigas cercanas, la noticia la golpeó con fuerza. Su instinto le decía que tenía que hacer algo, que no podía quedarse de brazos cruzados. Quería haber sido amiga de Cristal y tal vez tener algo mas. Pero en ese momento la oportunidad se había esfumado, y eso la llenaba de tristeza.

La sonrisa amable que siempre adornaba su rostro se desvaneció en un instante, dejando paso a una expresión de profunda tristeza. Un nudo se formó en su pecho, apretándolo con agonía ante la perspectiva de no volver a encontrarse con Cristal. Ninguna solución le sonaba realmente coherente y normal como para volver a encontrarse con Cristal de manera casual.

━Oh, no sabía que fueran tan cercanas ━comentó Blaize, percibiendo cómo la tristeza parecía embargar a Alice. En ese momento, empezó a buscar algo en su mochila rosa, que hacía juego con la de Cristal━. Aquí tienes su dirección de correo. Me pidió que te la diera a ti ━entregó a Alice un papel algo arrugado, con la hermosa letra cursiva característica de Cristal y un corazón, reflejo de la personalidad alegre de la rubia. Alice tomó el papel entre sus manos y le sonrió en agradecimiento.

Los días pasaron y Alice envió un correo electrónico a Cristal. Sin embargo, para su sorpresa, no recibió respuesta alguna. Esto la desconcertó un poco, y a medida que las semanas pasaban, decidió acercarse nuevamente a Blaize para obtener más información sobre el paradero de su algo. Un martes, cuando se encontraron en el comedor, notó la tristeza en los ojos de Blaize.

━Ni siquiera yo he recibido respuesta a mis llamadas o correos ━explicó Blaize cuando Alice se acercó para preguntar por Cristal. Se rascó la nuca con una mirada apesadumbrada, volteando a mirar sus propios pies, claramente afectado por la repentina desaparición de Cristal.

A pesar de sus incansables esfuerzos, eso fue lo último que Alice supo de Cristal. El paso del tiempo solo agudizó la incertidumbre, creando un abismo de preguntas sin respuestas en el corazón de Alice. Cada vez que intentaba ver el futuro en busca de algún indicio sobre el paradero de la rubia, solo encontraba oscuridad absoluta, como si una densa niebla envolviera el destino de Cristal.

La frustración de Alice creció a medida que sus visiones se volvían cada vez más esquivas. No importaba cuánto se esforzara, ninguna imagen clara de Cristal llegaba a su mente. Era como si la chica hubiera desaparecido de la faz de la tierra, sin dejar rastro alguno. Incluso había llegado a convertirse en una rutina para ella visitar la acogedora cafetería cerca de la carretera, anhelando ver, como por arte de magia, a la rubia detrás del mostrador al menos una última vez. Recorría los lugares que sabía que Cristal frecuentaba, esperando desesperadamente tener una visión, pero nada sucedía.

La ausencia de respuestas y la impotencia de no poder ver una vez mas a Cristal llenaron a Alice con una sensación de vacío en el pecho. Su don, que siempre había sido una guía segura, se había convertido en una fuente de angustia y desesperación.

Por lo que el día del café fue lo último día que Alice supo de Cristal.






































Authors note (‼️):

No se como es en otros países o en EEUU pero en mi país hay algunos lugares de danza/ballet donde después de pasar mucho tiempo estudiando y bailando en teatros, te podes recibir de eso con diploma y todo, comenzar a enseñar y t pagan uwu.

Por eso Cristal dice que le gustaría trabajar de algo d eso.

by: Destiny 💓.

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