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❪𝟱𝟭❫ ; 𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗶𝗻𝗴 𝘁𝗵𝗲 𝗴𝗮𝗺𝗲 𝗶.

ARC THREE; EVERYTHING FOR THE ANGEL

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CAPÍTULO CINCUENTA Y UNO;
ROMPIENDO EL JUEGO I
❛el héroe y el villano

Si no cumplen la meta, ¡no se actualiza hasta que sea cumplida!❌Y si, hablo por ustedes, lectores fantasmas. Dejen su voto y así sea un comentario para que tengan capitulo nuevo.🐣

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©Shanxlabyx
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TÚ MISMO DIJISTE QUE SI TENSHI-SAN HUBIERA ESTADO presente, hubiera evitado todo eso, que hubiera controlado a Mikey-kun. ¿Por qué ella no estaba allí?

Recordaba muy bien ese día, en donde había logrado hablar con Draken sobre todo lo que había pasado. Aún recordaba lo tan perturbado que se había sentido por todo lo que escuchó; la muerte de Baji, la muerte de Kaztutora a manos de Mikey. Y todo eso se había desencadenado por una sola cosa: Masumi no estaba ahí. Y, desde el comienzo, se había dado de cuenta que la simple ausencia del ángel de la TōMan llegaba a desencadenar muchas cosas, sobre todo en Mikey.

—Kazutora-kun... —había dicho con confusión luego de que el del tatuaje de dragón mencionara a aquel chico de mirada extraña; él había causado que la ausencia de Kiyoko Masumi para el enfrentamiento de Valhalla fuera posible—. ¿Por qué él haría eso?

—Quizás, en ese entonces, Masu era la única a la que él quería. Sé que Kazutora quería a Masu, más que una amiga. Pero lo que sea que sentía se estaba retorciendo, sobre todo porque ella estaba con Mikey. Sabía que él la amaba y era su debilidad. Puede que incluso lo haya hecho para molestarlo, no lo sé. 

Takemichi llegó a tener muchas preguntas en ese momento, quizás algunas realmente si se las respondieron aquella vez o le provocaron aún más dudas. Ese día se le hacía un poco borroso, quizás por la manera en la que terminó. Con sólo recordarlo, el nudo en su garganta se hacía todavía más grande, en donde las ganas de llorar lo invadían cada vez con más fuerza, donde sus ojos habían a comenzado a lagrimear, sintiendo como estos no podían fijarse en un lugar en específico, sentía que se le iba a desencajar los ojos; miraba aquel cabello negro y rizado con aquellas pequeñas mechas blanquecinas en el suelo por un lado, pero por el otro lado, observaba hacia la montaña de autos donde estaba una cabellera más corta y de color rubio, tendido inerte en uno de los capos de aquellos autos de chatarra.

Todo incluso se había quedado en completo silencio, un silencio completamente ensornecedor, al menos en una gran mayoria, porque en alguna parte del lugar tanto los miembros de Valhalla como los de la TōMan continuaban golpeándose ente sí, pero a los que verdaderamente le importaba e incluso le tenían atención a toda la situación, se había fijado en lo que había acabado de pasar. Takemichi aún lo estaba procesando, incluso sentía que se le fue el aire por unos segundos, con su visión borrosa.

—¡MIKEY! ¡MASUMI! —claro... eso era lo que estaba presenciando; el capitán de la TōMan había caído y el ángel de la TōMan había sido apuñalada.

Agachó su mirada de manera temblorosa hacia abajo, porque él se había movido casi en un impulso apenas observó a lo lejos a Kiyoko Masumi ser apuñalada cruelmente por la espalda, por aquella chica de orbes dorados y mirada oscura. No había logrado estar lo suficientemente cerca de ella a pesar de tenerla en la mira en cada segundo que podía; la había visto peleando, enfrentando de manera impresionante a las personas que iban hacia ella, incluso la vio hablando con Miyūki, aquella chica que en el futuro había sido corrompida completamente y se había quitado la vida cuando no aguantó más.

Sólo había desviado la mirada un segundo, juraba que sólo observó hacia otro lado para evitar que le partieran la cara, y cuando volvió a verla, la imagen lo paralizó; observó su perfil, que siempre estaba atento a la chica de cabello blanco debajo suyo, que había estado mostrando desesperación una y otra vez, mientras la mayor había deformado el rostro por el mismo shock y un fugaz atisbo de dolor, con la cabellera oscura y con mechas rubias de Shinobu detrás de ella, empuñando y clavando sin pudor una navaja en su espalda.

No fue el único que perdió el aire, su mundo se detuvo en un segundo, y lo primero que había hecho al ver eso, fue correr. Correr lo más rápido que pudo al sentir una desesperación en todo su cuerpo. ¿Cómo es que no se le pasó por la cabeza? ¿Cómo es que no sabía que eso iba a pasar?... Eso era lo que se preguntaba una y otra, y otra vez mientras observó unos vagos esfuerzos de Tenshi en alejar a aquella que decía ser la hermana menor de Hanma Shūji; pero, con sólo recordar que él había logrado cambiar varias cosas, se le vino a la cabeza un pequeño detalle, que en realidad era demasiado grande incluso para comprenderlo.

Masumi no debía haber estado en esa pelea. Ella no estuvo en el enfrentamiento de Valhalla originalmente, por lo que no sabía que sucedería si ella realmente se involucrara. Esto era algo que realmente no tenía previsto que sucedería, algo que no sabía para poder evitarlo porque esto no sucedió en el futuro original. Por eso, ahora, estaba observando el cuerpo tembloroso de Masumi en el suelo, quien apretaba su mano con fuerza en su espalda, o lo que llegaba a alcanzar, donde no dejaba de salir sangre. 

—T-Tenshi-san... —dijo el chico aún shockeado por lo que había pasado. ¿Acaso había jodido todo por no haber estado con un ojo puesto en ella? ¿estaba provocando un futuro aún peor? Ya observó lo que pasaba si Mikey no la tenía.

«—(...) desde que ella se esfumó, Mikey estaba más que alterado de lo normal, como si quisiera que estuviera así para el Halloween sangriento. Literalmente si Masu no está, Mikey es un maldito caos que quiere sea como sea a su calma.»

Su respiración se entrecortó, no sabiendo donde colocar sus manos. Se sentía tan en shock, incluso la imagen se distorsionó unos segundos y observó a Draken en su lugar, el tres de agosto; en la misma posición, sangrando. Tuvo que pestañear con fuerza para poder volver a la realidad, pero no supo si era peor al ver a aquella chica tan dulce ser herida de esa manera, sólo recordando como aquel día fue igual, pero había evitado una situación realmente peor. ¿Pero, y ahora? Y no sólo era ella, incluso el mismísimo Mikey había sido derrumbado al suelo en un golpe que parecía mortal a simple vista.

—N-No puede ser... —viajó su mirada de Tenshi a Mikey, ambos parecían que se habían quedado completamente inertes en el suelo. Apenas pudo sostener a Masumi, quien temblaba, siendo de alguna manera quien continuaba lúcida. Sus manos temblaron apenas sintieron la calidez de su sangre, Masumi en ningun momento alzaba el rostro.

El rubio teñido la sostuvo con un poco más de fuerza, como si la empujara a levantarse, a alzarse, porque justo ahora necesitaba que ella se moviera, verla en movimiento. No quería verla o sentirla desangrarse entre sus manos una vez más, no podía soportarlo. Las lágrimas estaban a los bordes de sus ojos e incluso se sorprendía al no estar llorando en ese mismo instante, pero estaba muy cerca de hacerlo.

—Ganamos. —declaró Kazutora desde su lugar, con su mirada completamente fija en el cuerpo estático de Sano Manjirō.

—M-Maldición... —Takemichi cerró sus ojos con fuerza al sentir el silencio tan abrupto del lugar, aunque luego los abrió cuando sintió un fuerte y tembloroso agarre en la manga de su camisa.

Sus cejas se alzaron cuando vio la pálida aunque ensagrentada mano de Masumi aferrarse a él, logrando ver como de su dedo anular se veía el reflejo de la plata de aquel anillo que tanto acostumbraba a verla usarlo.

Casi al mismo tiempo, todos escucharon unos movimiento sutiles, del metal siendo abollado por algo. Subió su mirada y observó los movimientos un poco dificultosos y lentos del invencible Mikey, quien incluso se retorció un poco en consecuencia del mismo golpe que había recibido en su cabeza, pero aún así, todos observaron como este poco a poco iba elevando su torso. Apoyó primero una de sus manos en el auto y luego una de sus rodillas, su cabeza estaba agachada hacia abajo mientras respiraba con pesadez, apretando su mandibula por el dolor punzante que sentía en todo el craneo; un hilo de sangre resbalaba por el costado de su cabeza.

Sorprendentemente, parecía haber aguantado lo suficiente el golpe como para poder levantarse de nuevo, y rápidamente. Bueno, más bien algo, un fuerte sentimiento, una fuerte sensación dentro de él no lo dejaba caer tan fácil. 

—Dime una cosa... Kazutora. —dijo en un tono de voz bajo y algo pesado, aún tratando de mantener la compostura, mantener el control, el aludido no pudo evitar mostrar un poco de sorpresa al verlo alzarse y hablar, sintiendo un escalofrió cuando Mikey alzó su rostro con una mirada firme en sus ojos oscuros, con la sangre resbalando por un costado—. ¿Soy tú enemigo?

Kazutora se quedó mirando fijamente a Mikey por varios segundos, sintiendo un pequeño estremecimiento recorrer todo su cuerpo y que su mente se desconectara momentaneamente. Se centró en el pasado, en lo poco que recordaba de su niñez, en la forma en la que terminó involucrándose con Mikey. Cada uno de esos detalles, sólo haciendo que un fuerte latido resonara en su corazón y al mismo tiempo en sus oídos, alzando su rostro hacia él finalmente.

—Yo... —murmuró, como si estuviera procesando sus propias palabras—. Estoy sufriendo por tú culpa. —las cejas de Mikey se fruncieron por sus palabras, sintiendo una enorme pesadez rodear su corazón y apretujarlo con fuerza, pero no hizo más que afilar su mirada y verlo fijamente.

—¿Y también por culpa de Masumi? —cuestiona sin pudor alguno, haciendo que su mirada se abriera un poco y luego mostrara un destello de confusión, musitando un «¿eh?» porque dijera eso en concreto—. ¿Por eso le mandaste a hacer eso? ¿Por qué te hizo sufrir muchísimo? —había un tono de voz casi ironico, entrelazado con una ira burbujeante y a su vez un sentimiento que ni él mismo podía procesar.

—¿Qué...? —murmuró un poco desconcertado. Las cejas de Mikey se fruncieron con fuerza y, si no fuera porque sentía su alrededor dar vueltas por el mismo golpe que había acabado de recibir, ya se hubiera lanzado directamente hacia él. Pero, por inconsciencia y al mismo tiempo curiosidad, e incluso inquietud, movió su mirada hacia las espaldas de Mikey, en donde estaba prosiguiendo la pelea en algunos lados.

Pero... apenas trató de ubicar rápidamente a la chica que, según él, le hacía saltar el corazón como loco, sintiendo como su respiración se atascó en su garganta apenas se dio de cuenta de que estaba practicamente recostada en el suelo, apenas sosteniéndose en sus rodillas. Creería que hubiera sido por que la golpearon, pero vio como la sangre trataba de acumularse debajo de ella, ensuciando y manchando la tierra debajo de ella, viendo como a duras penas trataba de incorporarse y se sotenía la mano contra su espalda, pareciendo incluso que no tenía fuerza. Sus pupilas se reducieron en sus ojos al lograr ver parte de su rostro y como de la comisura de sus labios resbalaba un pequeño hilo rojo, cayendo más de ese liquido cuando tosió... sangre.

Sangre, sangre... Sangre

—¿Qué tienes que decir en defensa a eso, Kazutora? —el aludido retrocedió un paso mientras sentía su mano libre temblar, por un segundo casi dejando caer el fierro que tenía en la otra. Sus ojos estaban fijos en la figura cabizbaja de Masumi, siendo resguardada por Takemichi, pero ver la sangre que resbalaba de ella era lo que lo tenía sin habla—. ¿Qué carajos tienes que decir sobre eso? ¿¡Eh!? ¡Contéstame!

—Yo... —balbuceó, sintiendo un pequeño pitido en su oido mientras sus pupilas se mantenían contraídas en shock, en sorpresa. Por un momento sintió que su respiración se ahogaba en su garganta y que sus manos sudaban con espanto, con ansiedad. Como esa vez, como ese día—. Ella... Ella no...

—¿¡Ella qué, Kazutora!? ¿¡HAH!? —vociferó con una rabia demasiado fuerte en su voz, llegando a sobresaltarlo y que al fin lo mirara—. ¿¡QUE MIERDA TIENE QUE VER ELLA!? ¿Esto es lo que querías? 

—Es... es... —balbuceaba mientras sostenía un costado de su cabeza, tratando de tranquilizarse, tratando de respirar. Sentía la ansiedad dominarlo, pero al mismo tiempo aquel fuerte sentimiento de rabia venir de él. Escuchó un pequeño palpitar en su oreja, y ahí se calmó—. Es... es tú culpa.

El cuerpo de Mikey se estremeció por completo, siendo como le golpeaban directamente en el pecho esas palabras. Sus orbes se abrieron de par en par y una mirada casi vacía se instaló en sus ojos, se quedó shockeado por lo que decía, sintiendo como su garganta ardía y ardía, por aquel sentimieto de rabia, por aquellas palabras que quería decir y al mismo tiempo no era capaz. Estaba tan enrabiado que casi había perdido el habla, inclinó su cabeza hacia un lado, con sus orbes oscuros totalmente fijos en él.

—¿Hah...? —murmuró de manera lenta, queriendo que lo dijera con más claridad.

—Es tú culpa que ella esté así, ella nunca tuvo que estar en esta pelea. —comenzó a hablar más firme, pero con una mirada más perdida, casi más... maniática, como si no estuviera pensando correctamente—. Tú... tu siempre tienes la culpa de todo. No deberías haberla traido en primer lugar, ella no debería estar así, ella... ella... —respiró un poco más pesado y agitado, mirándolo de manera indescriptible—. Es tú culpa.

—¡Me tienes que estar jodiendo...! —estuvo a nada de lanzarse hacia él, pero al estar un poco desorientado y un poco más lento por el mismo golpe, no pudo prever el momento que lo sostuvieron por detrás, incluso de las piernas.

—Siempre es tú culpa, Mikey. Todo siempre es tú culpa. —repetía una y otra vez el chico del tatuaje de tigre, con sus orbes dorados perdidos en algún punto—. Es tú culpa que ella esté así... Fuí a la correccional por tú culpa. —declaró, pareciendo cobrar un poco más de sentido, de su sentido, uno retorcido por el shock y el enojo que había sembrado hace dos años y que ahora lo cosechaba.

—¿Hah? ¿De qué estás hablando? —dijo una vez más con un tono de voz lento y ahogado.

—¡Claro que eres mi enemigo! —la mirada de Kazutora se volvió totalmente enrabiada, en donde la vena se marcó y palpitó en su frente. Se giró avanzando unos pasos y mirando hacia el cielo, alzando sus brazos hacia los lados—. Pienso acabar con cualquier obstáculo.  ¿Sabías, Mikey? Aunque matar a alguien te vuelve villano, cuando matas a un enemigo y salvas a la damisela... —hace una pausa, quedandose sin habla unos segundos para luego girar su rostro hacia el rubio—... eres un héroe.

Los que estaban lo suficientemente más cerca de la escena observaron todo lo que había dicho Hanemiya Kazutora, el chico del tatuaje del tigre; los capitanes de la Tokyo Manji eran los que estaban más atentos a eso, sobre todo Draken que veía con una mezcla de nostalgia y rabia hacia quien alguna vez consideraba un amigo, quien ahora parecía consumido por un deseo completamente retorcido.

—Kazutora... —murmuró con cierta tristeza, dirigiendo su mirada rápidamente hacia donde estaba Masumi quien respiraba con cierta pesadez, pero ya estaba sentándose por si misma y siendo sostenida por Takemichi.

Heh, está demente. —dice Hanma entretenido, dirigiendo su mirada hacia su pequeña hermana que se había reincorporado, observando de manera indescritible la escena. Agachó la mirada hacia su mano izquierda, manchada de sangre—. Parece que todos están dementes el día de hoy...

—Tenshi-san... —murmuraba Takemichi  mientras sostenía su mano por sobre la de Masumi en su espalda, sobre todo la zona que ella no lograba alcanzar. Era sorprendente como parecía que todavía podía mantenerse lúcida a pesar de todo, incluso preguntándose que tan graves eran realmente las heridas. Miró con preocupación en donde había rasgado la tela; una un poco más atrás de su hombro izquierdo y más abajo, casi llegando a su omóplato.

Tragó en seco, pensando en el hecho de que le había clavado por completo la cuchilla. Miró su perfil notando su mandíbula apretada con fuerza y su respiración completamente temblorosa, apenas logrando ver la mitad de su rostro al ver aquellas mechas rizadas y teñidas cayendo como cortina sobre su rostro; pero, entre el mismo dolor, Masumi alzó este mismo, con una mirada adolorida y un poco desorientada, con aquel pequeño hilito de sangre en la comisura de sus labios. Miraba directamente hacia la montañas de autos, como sostenían a Mikey, su visión convirtiendose en una más borrosa por el mismo daño que ella había recibido, pero trató de sostener la mirada.

¿Qué estaba sucediendo...? Bajó la guardia un segundo. Observó a duras  penas la figura borrosa de Kazutora enfrente de Mikey, alzando un tubo de metal. No podía ver la cara de su novio al tenerlo de espaldas. Apretó su entrecejo, tratando de mantener la vista enfocada.

—No lo suelten. —sonrió con su mirada ensombrecida y perdida, no dejando de mirar fijamente hacia el rostro vacio de Mikey. Y a pesar de su amenaza, de lo que iba a hacer, Mikey parecía no inmutarse, parecía perdido en sus pensamientos, y el hecho de que pareciera que no le estaba prestando atencion lo enojó aún más. Alzó el tubo de metal y volvió a golpear con fuerza, provocando que derramara más sangre.

—Se acabó. —declaró Shūji de manera sonriente, varios viendo en shock como Kazutora comenzaba a golpear una y otra vez a el invencible Mikey. 

—¡Mikey! —Draken corria desesperadamente hacia donde estaba su mejor amigo, siendo interceptado por Hanma quien lo lanzó directamente al suelo. Este se cernió sobre él con una enorme sonrisa, bloqueando su camino.

—Tú oponente soy yo, ¿recuerdas? —se mofó, observándolo chasquear su lengua con rabia.

Masumi observaba atónita y aún adolorida la escena, su mandíbula estaba algo caída, dejando su boca entreabierta por la misma impresión que sentía. Lo único que podía hacer era preguntarse una y otra vez que estaba sucediendo, ¿por qué Kazutora estaba haciendo eso? ¿Por qué? Las lágrimas que inevitablemente se habían formado en sus ojos por el dolor físico, se convirtieron en lágrimas de dolor emocional. Antes lloraba por la herida de su cuerpo, pero ahora por la herida que se estaba formando en su corazón.

—M-Manj... Manjirō... —balbuceó Masumi con sus ojos abiertos de par en par, sus papilas reducidas en sus cuencas cuencas. Takemichi aún la sostenía, y se sorprendió apenas esta hizo un repentino movimiento al tratar de levantarse—. ¡Manjirō!

—¡Tenshi-san! —exclamó con preocupación al ver que claramente estaba afectada por la herida, pero, buscaba levantarse.

—¡Manjirō...! ¡KAZUTORA! ¡Detente! —Masumi dijo de manera ahogada mientras trataba rápidamente de correr hacia allá, incluso resbalándose de las manos del viajero.

—¡Tenshi-san...! —soltó algo espantado al ver cómo iba hacia ellos, sobresaltándose cuando vio como algunos tipos de Valhalla trataron de interceptarla—. ¡QUITENSE! ¡No la toquen! —en un arranque, Takemichi no duda en golpear con su puño y alejarlos de la chica quien retrocedió a duras penas apenas trataron de ir hacia ella.

—Mikey perdió. —escuchaban decir a los hermanos Haitani que observaban con neutralidad la escena, nadie se inmutaban de como golpeaban sin parar al aludido.

—Que pena... —murmuraba la vice-comandante de Oasis con una expresión un poco triste, la chica pelirroja a su lado sólo frunció el ceño.

Takemichi apretó su mandíbula con fuerza por escuchar aquella declaración, escuchando los distintos comentarios mezclándose con el sonido del tubo golpear con la cabeza de Mikey sin parar, sin pudor, sin piedad. Porque hasta ese punto, Kazutora ya había declarado que quería muerto a Mikey, sea como sea.

—¡KAZUTORA! —chilló una vez más Masumi, con lágrimas en sus ojos. El aludido se detuvo en medio de un golpe y la miró, teniendo sus orbes extendidos al verla de pie—. ¡Por favor...! ¡BASTA, detente!

El del tatuaje del tigre se quedó mirándola por varios segundos, fijándose en su respiración agitada y entrecortada, en la manera en la que sus ojos no dejaban de soltar lágrimas por sus raspadas y lastimadas mejillas, que incluso tenían pequeñas gotas rojizas manchando su piel. Esta misma parecía haberse vuelto pálida, pero de un color enfermizo, mientras los hilos de sangre resbalaban en la comisura de su labio. Se veía hecha un desastre, en un solo segundo se había convertido en uno. Pero, sentía euforia, porque tenía en sus manos al principal de todos sus problemas.

—Masumi... —susurró con suavidad, enseriando su rostro—. Tengo que hacerlo, porque para convertirme en un héroe y salvar a la damisela, salvarte a ti... —decía Kazutora, cambiando su rostro neutral poco a poco por una enorme sonrisa. En su mano derecha iba alzando el tubo ya ensangrentado por el impacto que tenía sin parar—. Debo matar a mi enemigo.

Masumi observó horrorizada como sin pudor alguno Kazutora le asentaba un fuerte golpe en la cabeza que llegó a resonar, derramando más sangre directamente al suelo. No pudo evitar sollozar por observar la manera en la que golpeaba a Mikey, a aquel chico que siempre la hacía sonreír y que su corazón palpitara como loco, y que ahora, se detuviera por la simple escena. Sus manos temblaban sin parar y todo una vez más se quedó en silencio, pareciendo demasiado lejanos las personas que continuaban peleando.

Las lágrimas cayeron por sus mejillas mientras observaba el movimiento algo vago que hizo el cuerpo de Mikey, pareciendo que de alguna manera los golpes si lo estaban afectarlo al notar como se estremecía de manera un poco extraña. El rubio balbuceó algo sin mucho sentido al principio, hasta hablar más alto.

—¿Matar a tú enemigo...? ¿Salvar a Masumi...? —repitió Manjiro, sorprendiendo a los que lo sostenían por seguir consciente a pesar de todos los golpes. Kazutora lo observó con neutralidad, viendo como alzaba su rostro—. Salvar a Masumi... ¿¡significa apuñalarla hasta poder morir!? —vociferó con una fuerte ira en su voz, sobresaltando al del tatuaje al ver la mirada iracunda en sus ojos—. ¿¡Es por eso también que mataste a mi hermano!?

Kazutora se paralizó por sus palabras, todo yendo demasiado rápido cuando de un movimiento brusco él dio un cabezaso al tipo que tenía detrás, que tanta fue la fuerza que lo mandó volando hacia otro lado. Y, al que sostenía sus piernas, a pesar de todo y que de incluso era más grande que él, comenzó a levantarlo mientras este todavía se agarraba a su pierna, incluso provocando que él se aferrara por inercia a él, sorprendido por que lo lograra levantar con tanta facilidad. Y con el mismo movimiento, le acentó una fuerte patada en la cabeza a Kazutora, todo en un par de segundo cuando los cuerpos inertes cayeron encima de los autos.

Los tres completamente inconscientes.

Masumi tuvo demasiados sentimientos encontrados cuando la situación entre Mikey y Kazutora pareció apaciguarse apenas el primero lo noqueó sin más. Todos observaban los cuerpos tendidos y colgantes de esos tres que lo habían interceptado para poder atacarlo y mantenerlo vulnerable, pero claramente todo les había salido al revés. Los ojos de Masumi estaba llenos de lágrimas sintiendo una mezcla de alivio y a su vez miedo en todo su cuerpo, observaba como este se quedó firme en su lugar, respirando con pesadez mientras la sangre resbalaba por el costado de su rostro.

—M-Manjirō... —susurró con suavidad mientras apretaba un poco sus pestañas mojadas por las lágrimas.

A pesar de la considerable distancia que había entre ellos, Mikey pareció escuchar su voz, porque alzó la mirada, mirando rápidamente hacia donde estaba ella. Sus orbes oscuros y vacíos se encontraron con los decaídos y brillantes de su chica, de Masumi, quien casi a los pies de la montaña de autos se encontraba viéndolo desde abajo. Lágrimas resbalaban de aquel rostro con facciones tan delicadas y con esa mirada cansada que tanto la caracterizaba, pero, estaba pálida de forma enfermiza y la sangre en sus labios no podía ignorarla.

Sin embargo, ahora, con sólamente verla a los ojos y ver cómo estaba de pie, mirándolo y llorando por él, dejó salir un pequeño suspiro tembloroso y contenido que nadie logró notar. Sus cejas hicieron un pequeño gesto de temblor mientras continuaba mirando sus ojos, suavizando un poco su rostro mientras continuaba concentrándose en ella, de pie y aún respirando. Se sintió de repente muy tranquilo.

Todo porque había logrado ver a su ángel.

—Masumi... —murmuró mientras sentía una enorme relajación en todo su cuerpo, pero, por lo mismo, dejó que el cansancio y el dolor que estaba aguantándose llegara a azotarlo. Sus párpados cayeron y, con un profundo suspiro, se dejó caer de rodillas a ojos de todos, provocando un fuerte estruendo. Se sentó, dejando caer su cabeza hacia abajo.

Más de uno se confundió y se sorprendió apenas observó como el comandante de la TōMan caía tan de lleno al suelo, bueno, aunque en realidad se había sentado repentinamente. Los capitanes de la pandilla no evitaron mostrar preocupación por ver como parecía haber perdido las fuerzas; Masumi abrió sus ojos de manera espantada mientras sentía como su pulso, que de por si estaba extraño, se acelerara al comienzo para despues detenerse.

Pestañeó un par de veces tratando de procesar lo que había acabado de pasar, sintiendo su respiración atascarse en su garganta más de lo que lo tenía antes, Antes le dolía la cabeza por haber sido atacada, pero concentrándose en mantenerse lúcida y alerta, con la adrenalina recorriendo todo su cuerpo, pero ahora...

—M-Manjirō... —murmuró horrorizada, aumentando aún más ese sentimiento cuando comenzó a escuchar los murmuros alrededor.

—¿Estará cansado?

—Está sangrando bastante.

—Tal vez podamos rematarlo.

Masumi los miró rapidamente al ver a los agotados y golpeados miembros de Valhalla, que miraban fijamente la postura ahora inmovil de su novio. Comenzó a mirar de un lado a otro al ver como todos colocaban sus ojos en él apenas se iba esparciendo la idea de que el comandante de la TōMan estaba débil. Aún un poco shockeada, se movió, dando un paso hacia atrás, hacia la montaña de autos mientras miraba rápidamente de un lado a otro. Takemichi, que estaba a su lado igual de shockeado que ella, la observó aún asustado; notó como parecía una gacela asustada, lista para correr.

—Oigan, no se mueve.

—Puede que tengamos una oportunidad.

La respiración de Tenshi una vez más se agitó mientras escuchaba todas esas palabras, todas las especulaciones de los miembros de Valhalla sopesar la posibilidad de poder ir contra él. Y su temor fue aún mayor apenas un tipo con cubrebocas pareció encabecarlos y fijar su mirada filosa en él, como un depredador a su presa.

—¡Siganme todos! —declaró sin pudor alguno, sacando un bastón de metal y alistándose—. ¡Vamos a acabar con Mikey!

No, no, no...

Inmediatamente observó con horror como se formaba un pequeño grupo de miembros de Valhalla y comenzaba a correr hacia donde continuaba su novio sentado, aparentemente perdiendo el conocimiento, algo que entendía. Observó hacia arriba al estar a los pies de esa montaña y se desesperó, sin importarle para nada la debilidad que sentía en su cuerpo, algo se encendió dentro de ella y se giró para tratar de subir rápidamente hacia allí, incluso tomando desprevenido a Takemichi que estaba a su lado.

Fue una sorpresa para ella cuando apenas se acercó que un tipo de Valhalla apareció y se abalanzó contra ella, rodeándola con los brazos y haciendo que pataleara cuando estuvo a punto de subirse, no evitando quejarse cuando, por efecto del agarre y de su mismo movimiento, presionara su herida, haciéndola recordar que la tenía.

—¡No, suéltame! —a pesar de eso, forcejeó mientras la jalaban, comenzando a alejarla de allí. El viajero volteó a mirarla inmediatamente y fue hacia ella, sabiendo en el estado que estaba.

—¡Tenshi-san! —balbuceó Takemichi con espanto.

—¡Déjame, ve con él! —se detuvo abruptamente apenas escuchó sus palabras, la observó forcejear con una mirada preocupada en sus ojos como trataba de lanzar golpes con su brazos hacia el chico—. ¡Ve con Manjirō-kun!

—¡P-Pero...! —ahora comenzó a tener un enorme conflicto en que debería hacer, mirando de un lado a otro, donde de repente los miembros de Valhalla volvieron a levantarse y atacar a los miembros de la TōMan e incluso tratar de ir hacia allí, pero los detenían—. ¡Pero yo...!

—¡Por favor! —escuchó la enorme suplica de ángel de la TōMan, viéndolo con desesperación mientras continuaba forcejeando para que la soltaran a pesar de la herida tan grande que tenía y que se notaba que la afectaba, pero no se dejaba invadir por el dolor.

Takemichi se quedó mirándolo con su respiración pesada, escuchando su suplica a pesar de que ella era a quien tenía que proteger, pero miró a Mikey y como todos aquellos miembros de Valhalla iban a por él en aquel momento tan vulnerable. Kiyoko Masumi le suplicó que protegiera a Sano Manjirō quien estaba indefenso ahora, así que se lo iba a cumplir. Colocó una mirada de determinación a pesar de los golpes y la sangre que tenía en su rostro, comenzando a correr a la par que todos ellos, a pesar de los empujones y como incluso ellos trataban de retrasarlo.

—¡Ya, sueltenme! —chilló Masumi mientras manoteaba su mano para jalarle el cabello al chico que la había sostenido, lazando sus piernas de un lado a otro para evitar que se acercaran.

—¡Hasta herida da pelea! —se quejó el chico que la cargaba y trataba de inmovilizarla, sintiendo incluso como la sangre de su herida manchaba su ropa.

Masumi resopló con fuerza por el mismo dolor, provocando que un fuerte corrientazo recorrriera su cuerpo cada que sentía como presionaban contra su herida. Por un momento el movimiento brusco la hizo sentir mareada de repente, sintiendo que su cabeza dio vueltas de una forma violenta al punto que sus orbes roseceos se nublaron, perdiendo la visión un momento y creyendo que iba a perder el conocimiento, incluso sus parpados cayeron.

¡No, ni se te ocurra! ¡Respira y abre los ojos!

Tuvo que pestañear un par de veces con fuerza y respirar por la boca para poder tener el suficiente oxigeno para estar lucida, jadeando y sintiendo que su cuerpo se colocaba frio. Abrió sus ojos con fuerza mientras gruñía y volvía a darle un fuerte codazo al tipo que la sostenía en toda la cara, al fin haciendo que la soltara y ella cayera al suelo, pero cuando se reincorporó, dispuesta a correr para proteger a Manjirō, fue demasiado tarde cuando observó a uno de los capitanes de Valhalla lanzándose a él.

—¡Manjirō! —chilló ella con espanto y lagrimas en sus ojos, estando muy lejos para ir por él y muy débil para usar toda su fuerza para llegar a él.

Todos esperaron que aquel chico acabara con todo, pero, como un milagro para muchos, alguien con el uniforme de la TōMan apareció y de un puñetazo dejó inconsciente al chico, quien cayó a sus pies. Este, demostrando su dominio y su acción, apoyó una de sus botas sobre su cabeza sin pudor, metiendo las manos en sus bolsillos y alzando su mentón; el reflejo dió contra el cristal de sus gafas llegando a opacarlas un poco, hasta que las acomodó en el puente de su nariz, logrando que sus ojos azules se vieran mejor.

Masumi no pudo evitar sonreír con un enorme alivio y a su vez una felicidad en todo su cuerpo cuando observó al nuevo, a aquel chico que parecía traer problemas pero que para ella era alguien agradable. Pero que para Takemichi era todo lo contrario, porque no supo como sentirse cuando observó a aquel tipo que arruinaba todo los futuros posibles proteger a Mikey con sus hombres.

—¡Soy el capitán de la tercera división de la Tokyo Manji, Kisaki Tetta! —declaró el de lentes con una postura firme—. ¡Nuestra división protegera al comandante personalmente!

Todo se inundó en un silencio, los capitanes de la TōMan en su mayoria sonrieron con una mezcla de alivio y aceptación de que haya logrado proteger a su comandante, observando como los ahora cincuenta miembros de la tercera división se alzaban y acababan con los miembros de Valhalla que habían tratado de ir contra su comandante. Hanagaki miraba de un lado a otro con espanto, con confusión, para luego mirar a Kisaki literalmente sobre todos en una postura que demostraba seguridad y superioridad. No supo como sentirse en ese momento, con un sabor agridulce en su boca. Era la última persona que quería que se involucrara en eso, pero ahí estaba.

Y en un segundo, tuvo a todos en la palma de su mano.

—Al fin veo que haces algo admirable, ¿eh, cuatro ojos? —Cherry rio impresionada y entusiasmada mientras se limpiaba la sangre de la nariz.

—Vaya, nada mal, Kisaki. —sonrió Mitsuya mientras recuperaba el aliento, estando un poco más tranquilo.

—¿Intenta convertirse en comandante? —gruñó Chifuyu con molestia.

¡Está protegiendo a Mikey! ¡Muy bien, Kisaki! ¡El nuevo lo hace bastante bien! eran las distintas palabras que se escuchaban hacia el moreno, bastante impresionados por su movimiento. Pero Takemichi era de los pocos que comenzó a tener una crisis por todo lo que había provocado Kisaki en esa acción, que, aunque era algo que realmente se necesitaba en ese momento, sabía que sólo era parte de su juego.

Su respiración se aceleraba por la ansiedad, pensando en que si ganaba la TōMan, él quedaría bien parado, pero si ganaba Valhalla, absorbería a la TōMan y se corrompería. No podía dejar de mirar a Kisaki desde abajo con confusión y agitación, con espanto, por todos los halagos que había comenzando a recibir por aquella acción que a ojos de todos era heroica, pero para ojos de él era espeluznante. Porque sabía lo que él traía entre manos.

—¡Kisaki! —su cuerpo se estremeció cuando escuchó aquella voz, la fuerte voz de uno de los subcomandantes de la TōMan—. ¡Buen trabajo! —declaró Draken con seguridad, sin la misma expresión de desesperación que tenía antes.

—No... —murmuró Takemichi mientras lo veía con la respiración temblorosa al notar la enorme seguridad que tenía al mirar al principal de sus problemas y mientras más pasaban los segundos, comenzó a sentir una fuerte presión en su pecho apenas una voz más se alzó.

—¡Muchas gracias, Kisaki! —fue girando su rostro de manera temblorosa hacia aquella dulce voz, tan aliviada y feliz, pero que justo ahora no hizo más que horrorizarlo; observar el perfil sonriente de Masumi justo ahora le estaba provocando muchas cosas.

❛No, no... ¡Tenshi-san, Draken-kun! ¡Están equivocados!no aguantaba en gritar sin parar en su interior con las lágrimas desbordando de sus ojos mientras observaba a los dos pilares más importantes de Sano Manjirō tan confiados y tranquilos con Kisaki, aquel que con sus propias manos los había destruído en el futuro. Mirando a quien más le preocupaba, mirando a Tenshi con un brillo tan enorme en sus ojos, casi con... casi con admiración. ❛¡Tenshi-san, no! ¡Tú no!

—¡Cuida a Manjirō-kun por mi! —esas simples palabras fueron las que lograron desmoronar su corazón, dichas por el ángel de la TōMan, la única persona que podria evitar cualquier locura que podría suceder, estaba dejando en sus manos a un vulnerable Sano Manjirō.

—¡Te encargamos a Mikey! —declaró el del tatuaje, dando por hecho lo que más temía, con las lágrimas resbalando por sus mejillas.

Draken y Tenshi, los subcomandantes de la TōMan y la mano derecha del comandante, estaban dejando a Mikey en manos de la persona que Takemichi consideraba un monstruo.

Takemichi no hizo más que sentirse completamente espantado; tanto Draken como Tenshi habían dejado la vida de Mikey en manos de lo que él podría considerar un monstruo. Las lágrimas no dejaban de caer por sus mejillas por el mismo espanto, por el mismo horror; hasta el ángel de la TōMan, quien era la persona que más peso tenía en Mikey, estaba confiando enormemente en Kisaki. Entendía e incluso comprendía la impresión de todos, pero sabiendo que él no era más que un monstruo no podía hacer más que asustarse y sufrir.

Pero, casi como un milagro, se escucharon unos fuertes pasos en los capos de los autos oxidados y viejos, observando la chaqueta blanca con el simbolo de Valhalla alejándose cada vez más, así como una cabellera oscura y larga moverse con sus movimientos. El chico sonrió, dejando relucir sus colmillos mientras alzaba en una de sus manos un tubo de metal; Keisuke se acercaba a las espaldas del capitán de la tercera división de la TōMan. Todo fue tan repentino, que ni el moreno se dio de cuenta cuando Baji Keisuke apareció a sus espaldas.

—¡Kisaki! —fue lo último que dijo antes de golpear con fuerza al rubio con un tubo, incluso escuchándose el zumbar de ese mismo por el golpe.

Todos observaron el cuerpo del moreno salir volando hacia otro de los autos de aquella montaña, mientras Keisuke sonreía con burla y al mismo tiempo orgullo al poder derribarlo. Los comentarios no tardaron en salir, tanto de admiración como de estupefacción por lo tan repentino que había sido al aparecer. En el lugar donde estaba anteriormente Kisaki, ahora se encontraba Baji.

—¡Kisaki! —sonrió con una mirada oscura y depredadora sobre el chico de lentes que a duras penas lograba levantarse—. ¡Voy a molerte a golpes hasta que quedes irreconocible!

—¡Detente, Baji! —replicó Draken mientras mantenía una expresión reprochante y molesta.

—¡Vinimos a buscarte! —regañó Mitsuya con una mueca en sus labios.

—¡Deja de hacer las cosas más difíciles, idiota! —se quejó Cherry mientras lanzaba un puño con fuerza hacia otro lado, pensando por un momento que era él a quien golpeó.

—¡Baji Keisuke! —Takemichi no evitó sobresaltarse cuando escuchó la fuerte voz de Masumi, con un tono de voz que nunca había escuchado antes en ella, incluso escuchando una mezcla de enojo e ira en su voz, así como la tristeza y el reproche—. ¡Basta, no hagas eso! ¡Deja de complicar todo, solo queremos que vuelvas!

Masumi respiraba con cierta fuerza mientras trataba de mantenerse lo suficientemente lúcida, tratando de mantener su adrenalina al maximo y no caer. Tenía bastante en claro que moverse y moverse sin parar le iba a salir muy caro después. Pero, en ese momento, lo último que quería ahora era caer y perder la noción de la pelea. No podía bajar la guardia, no podía perder el conocimiento.

No iba a detenerse, iba a darlo todo hasta que su cuerpo aguantara.

Como si la hubieran escuchado, sintió como alguien agarraba con fuerza su hombro lastimado y lo apretaba, apenas pudo quejarse cuando sintió como de ese mismo agarre la jalaban hacia atrás y la lanzaban hacia el suelo, cayendo sobre su espalda y haciendo que siseara y se agarrara de inmediato la zona herida, en donde incluso volvió a sentir aquella sensación de ahogo en su cuerpo y como su vista se nublaba, con el constante pitido en sus oídos.

No, no caigas. Aguanta, aguanta... era lo que ella se decía mientras su alrededor se ensonorizaba.

—Deja de preocuparte por los demás y mejor preocupate por ti, Tenshi. —Shinobu se alzó sobre ella con una mirada fastidiada y cansada, mientras tenía alzada su mano derecha la cual se había manchado apenas había hecho aquella presión contra su herida.

—¡Masu! —escuchó la voz de Draken quien trató de ir hacia ella, pero apenas trató de ir hacia ella, Hanma se atravesó y le lanzó una patada, provocando distancia.

—Hey, hey. ¿Quién te dijo que tenías derecho de acercarte a mi hermanita? —dijo Hanma mientras agitaba ligeramente su mano.

Shinobu apretó su entrecejo y bufó, volviendo a observar hacia el ángel de la TōMan temblando ligeramente mientras trataba de alcanzar con su mano en su espalda la herida, respirando con pesadez. Sentía un constante cosquilleo en toda la zona, y al apenas chocar contra el suelo, sintió un fuerte choque de corriente provocando un dolor intenso. Mantenía sus ojos bien abiertos mientras respiraba con fuerza, el mismo dolor parecía haberla desorientado.

❛Sólo respira, respira profundo...el pitido una vez más había vuelto en sus oidos, mientras su visión se nublaba y le costaba respirar. Su alrededor dio vueltas mientras en su campo de vision en el suelo lleno de tierra era borroso, pero pudo darse de cuenta como una vez más goteaba la sangre, haciéndola sentir cada vez mareada, incluso a pesar de la misma presión que se hacía a si misma en la herida. Sus párpados cayeron ligeramente hasta la mitad de sus ojos, queriendo cerrarse.

—Voy a acabar con esto de una vez por todas. —Shinobu escupió ligeramente mientras la observaba casi retorcerse por el dolor, preocupándose por volver a tener lucidez más que por ella. Sin que se diera de cuenta sacó de su bolsillo otra vez el cuchillo ensangrentado—. Dijo que podría aprovechar y quitarte del camino...

Masumi temblaba en el suelo, en donde su agarre comenzó a tambalearse ligeramente y como buscaba sea como sea enfocar la visión. Se veía más borroso, más oscuro... No escuchaba, casi no podía pensar. No se percataba como Shinobu se acerca a ella con una mirada oscura en sus ojos, con una agarre firme en la navaja, aunque, sus manos temblaban, su respiración tembló por unos segundos mientras volvía a tener una postura firme, observando a la indefensa Tenshi en el suelo una vez más, a sus pies.

—Gha... —se quejó a duras penas el ángel de la TōMan cuando pudo respirar un poco mejor, pero la chica de orbes dorados no dudó en mostrar una mirada cruel y le pateó con fuerza el estomago, haciéndola perder una vez más el aire y que cayera de costado. Esta vez tosió sangre, sintiéndose aún más desorientada.

Cualquiera que se percatara de ella y lo que aquella chica estaba a punto de hacer, trataban de ir a ella y protegerla, los capitanes comenzaron a sentir desesperación como, a comparación de Mikey, no parecía haber alguien capaz de protegerla y defenderla. La mirada de Hanma Shinobu estaba completamente fija en la figura ahora casi inmovil de Masumi en el suelo, quien parecía tener sus orbes rosaceos perdidos en algun lado, hasta que movió sus pupilas con dificultad hacia ella.

—Que triste... —susurró a duras penas la hermana de Hanma mientras se colocaba encima de ella y alzaba la navaja, apuntando sus ojos a un punto en especifico—. ¿Pero quien soy yo para no cumplir lo que dice?

Takemichi había estado tan concentrado en Baji, hablando incluso frente a frente a este y teniendo a Chifuyu a su lado, luego de haber evitado que Kazutora lo atacara, incluso justo ahora había logrado empujarlo lejos apenas se apareció detrás de él. Ni siquiera fue él quien se dio de cuenta de lo que sucedía, no fue si no hasta que notó la atención de Keisuke ir hacia otro lado, quien mantuvo una mirada un poco perdida por unos segundos hasta mostrar asombro, y, lo que él pudo darse de cuenta, un atisbo de shock.

Y pudo entender por que.

—¡Tenshi-san! —exclamó Takemichi con horror, todos incluso esperando ver la escena de la capitana de la primera división acabar con la vida con el ángel de la TōMan.

Pero, él no fue el único de los sorprendidos cuando Shinobu lanzó la cuchilla, que alguien más se interpuso; la chica se quedó mirando como la sangre comenzaba a deslizarse por la piel, pero no porque la hubiera logrado clavar, si no por el simple roce de piel con la cuchilla. Observó una delicada mano, pequeña, con una piel bastante palida, notó un par de anillos en sus dedos, delineó como uno de estos pareció tener un diseño de la pata de un gato. Se quedó analizando por varios segundos aquella joyeria.

Apenas alzó sus orbes dorados, se encontró con unos ojos azules, penetrantes, que siempre, en algún momento le habían dado escalofrios por la mirada tan fría que ella siempre poseía, incluso desde la primera vez que se la cruzó en la guarida de Valhalla cuando apenas se estaba alzando, la vio desolada, alejada de todos y con su mirada perdida, pero que apenas se cruzó con la de ella, se sintió, extraña y aún más cuando se convirtió en su vicecapitana.

Siempre había pensado Miyūki era extraña, pero con una personalidad impredecible.

Miyūki siseó un poco cuando sintió que con la misma presión que hacía con su mano cortaba su piel, pero en ese momento no le importaba para nada; sólo podía ver de reojo el rostro palido y desorientado de Masumi, aquella dulce chica que estaba débil en el suelo. Hizo más fuerza e hizo que Shinobu se levantara, aún sumida en su confusión, en su shock; sus pupilas estaban fijas en ella mientras trataba de procesar. Veía a su vicecapitana enfrente de ella, sosteniendo la cuchilla y evitando que atacara a Masumi.

Estaba evitando que atacara al enemigo.

—¿Hah...? —balbuceó la hermana de Hanma con un tono lento y confusio—. ¿Qué...? ¿¡Qué se supone que estás haciendo, Nezumi!? ¿¡Estás defendiendo a un miembro de la pandilla enemiga!?

—Y-Ya no... —susurró la de orbes azulados, dejando salir un pequeño suspiro—. Ya no quiero seguir.

—¿Eh? —musitó una vez más, con un tono más tembloroso de lo que le hubiera gustado expresar.

—¡Lo que oíste, no quiero seguir con todo esto! ¡Con este juego tan retorcido! —haciendo una enorme y persistente fuerza en su agarre, comenzó a empujar un poco la cuchilla. Shinobu observó un poco alterada como la misma fuerza que ejercía la hacía retroceder—. ¡Ya no quiero, no quiero mancharme las manos sin saber a dónde voy a terminar! ¡No quiero que Tenshi-san muera! ¡No voy a dejar que la asesines!

—¿Hah? —balbuceó la hermanita de Hanma, mostrando indignación en su expresión—. ¿En serio te atreves a decir eso, rata? ¡Creo que TODOS los presentes aquí saben que tú fuiste la primera persona que intento ACABAR CON LA VIDA DE TENSHI! —alzó su voz a propósito, haciendo que sintiera de repente una enorme presión en su pecho—. Dices hablar de que no vas a permitir que yo termine con TÚ TRABAJO.

—¡Yo sólo quería una forma de que mi hermano saliera de la correccional, lo quería a mi lado! —chilló, no evitando sorprenderla al ver cómo sus orbes azules se bañaban en lágrimas—. Tú no lo entiendes porque tienes a tu hermano contigo... 

La albina cerró sus ojos con fuerza mientras sentía como la cuchilla parecía clavarse aún más en su palma, la sangre cayendo al suelo debajo de ella; Shinobu sostenía la navaja por el mango y Miyūki por el filo. Varios habían puesto sus miradas en ellas, sobre todo porque tenían la misma chaqueta de Valhalla, sobre todo porque eran capitana y vicecapitana, eran compañeras de puesto. Muchos se confundieron y muchos aún procesaban lo que sucedía, como el pequeño ratón de Valhalla parecía alzarse contra su propia capitana.

—Sé muy bien que soy ingenua, que soy tonta por pensar que tal atrocidad como esa sería el mejor camino. —la voz de Yūki continuaba temblorosa, dejando salir un tembloroso suspiro—. Incluso me detengo a pensar como me vería mi Aniki si hiciera eso, seguramente me odiaría. —apretó sus labios con frustración, respirando con fuerza—. Ya estoy cansada de continuar jugando en este juego retorcido. Voy a parar cualquier movimiento hacia Tenshi-san.

Shinobu tenía sus orbes abiertos de par en par mientras observaba como Yuki luchaba por alzar la mirada, por mirarla directamente; ella siempre habría agachado la cabeza con ella a pesar de que la intimidaba, siempre era pequeña y de alguna manera inofensiva. Pero, ahora, ahora Hayami Miyūki alzaba su mirada con una mirada feroz e indomable en su rostro palido, en donde sus orbes azulados debajo de aquellas pestañas largas y blanquecinas parecían taladrarla con la mirada, no dudando en ir contra ella.

—Voy a protegerla con mi vida, aunque eso signifique que me gane de enemigo a Valhalla. —declaró la de pequeña estatura, frunciendo el ceño y alzando su mentón con determinación—. Voy a romper este retorcido juego de una vez.

Es sorprendente el hecho de que la pelea de Valhalla no duró demasiado en el anime pero para mí se me hace eterno escribirlo

Mmmmm, ¿última actualización del año? Probablemente

yo soy la mismisima que convierte una escena en un capitulo completo  

SE ME HIZO ETERNO ESCRIBIR ESTE CAPITULO

bueno, literal lo escribí en tres días pero se SINTIÓ ETERNO, sentía que escribia y escribia y no acababa

Y AUN FALTA MÁS😩

pero bye, fue mucho drama, muchos giros en un solo capitulo, creo que por eso me enredaba y me estresaba al escribirlo porque quería que eso entrara

A pesar de que de alguna manera fue tedioso para mi de escribir, me encantó como quedó todo; siento que las secuencias y las emociones fueron bastante fuertes, que hasta a mi me inquietaban muchisimo. Y no les miento que me da algo de risa que casi convierto una sola escena del anime en un capitulo🤪

Pero ahí quedó, mejor de lo que pensé y al mismo tiempo me estresó. Creo que por lo intenso del capitulo fue lo que me complicó.👻

Me enredaba un poco en las escenas debido a que sentía que estaba sucediendo mucho en un solo momento, pero supe de alguna manera organizarme, y pues no quedó tan mal. Si tuve que mandar a segundo plano unas escenas importantes (como el hecho de que Kazutora apuñaló a Baji, si, eso pasó y lo explique en un parrafo KJDLSAJ), pero es debido a que recuerden que esta es enfocado principalmente en los conflictos de nuestra mami Tenshi

¿Y que tal ese final? ÑEÑEÑE finalmente nuestra Miyūki se reveló contra Valhalla, bueno, con su capitana, pero es claro que está yendo en contra de la pandilla que es parte por OBVIAS RAZONES😈

Miyūki es un personaje que la verdad amo muchisimo, a pesar de que no ha tenido REALMENTE protagonismo pero que siento que ha sido el necesario para provocar intriga y sentimientos encontrados. Yo tengo muchas ansias de hablar de todas su historia y de su propio punto de vista, sobre todo como su personalidad se va desenvolviendo. Les recuerdo que todo eso se verá en su propia historia; STRONG, con nuestro Baji bajito

Y FINALMENTE APARECIÓ EL GREÑUDO

Sinceramente me hubiera gustado mostrar de mi propia manera donde es que él estaba metido porque, xuxa, aún me pregunto donde es que se metió en media pelea y así, pero como dije, habían muchas cosas para meter en este capitulo, pero bueno, APARECIO (llora internamente)

Deje pequeños easter eggs en varios personajes, sobre todo en Shinobu y en Miyūki, sobre todo en esta misma sobre porque hizo lo que hizo. Y no sé, mmm, ciertos dialogos de Shinobu son curiosos. Prestenle atención🤏🏻

Les recuerdo mi canal de difusión donde estoy más activa y de vez en cuando hablo de la saga de tokrev, el link está en mi perfil, y les pasó a decir queme sigan para estar atentos a cualquier cosas.❤️

No olviden comentar y votar para desbloquear el siguiente capitulo lo antes posible. Ya nos estamos acercando a la recta final.🥳

Y de paso, sabiendo que probablemente no cumplan la meta semanal como antes, será el último capitulo del año (wtf, en q momento entramos a diciembre), por lo que les voy agradeciendo de una por estar todos estos años leyendo la historia y votando y comentando. Espero que pasen una muy feliz navidad y prospero año nuevo. Mami Tenshi les mandara un abrazote.❤️🎄

❪📚❫',·curiosity's zone

#Literalmente tuve que sentarme a leer varios articulos que hablen de un apuñalamiento para poder ser lo suficiente coherente y realista al escribir de Masumi, sobre todo al no ser una zona que la lanzara directamente al suelo como fue el caso de Draken en el arco de Moebius. Ya saben que él fue en el abdomen y Masumi en la espalda; claramente las heridas no se comparan debido al lugar.

#Ligado al punto anterior, el hecho de que Masumi al comienzo no haya ido directo al suelo era debido a la misma adrenalina que sentía en ese momento, así como la desesperación y estrés que todo lo generaba. Como ella misma decía; se sentía mareada pero a su vez empujada por la necesidad de evitar que alguien muriera. Claro, que con el pasar del tiempo y la pérdida de sangre que experimentaba le está afectando.

#Miyūki tiene un hermano mayor de dos años llamado Hayami Suguru. Cuando ella tenía recien cumplidos los trece años, fue mandado a la correcional por un malentedido, y él ha estado ahí desde entonces sin posibilidad de sacarlo, llegando al punto de incluso ser encerrado en una carcel cuando sea mayor de edad. Ya pueden imaginarse la bombilla que se le encendió a Kisaki con eso.

→S H A N X L A B Y X←

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