❪𝟰𝟳❫ ; 𝗶𝗳 𝘀𝗼𝗺𝗲𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴 𝘄𝗲𝗿𝗲 𝘁𝗼 𝗵𝗮𝗽𝗽𝗲𝗻.
❪ARC THREE; EVERYTHING FOR THE ANGEL❫
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CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE;
SI ALGO LLEGARA A PASAR
❛tormenta de sentimientos❜
Si no cumplen la meta, ¡no se actualiza hasta que sea cumplida!❌
Y si, hablo por ustedes, lectores fantasmas. Dejen su voto y así sea un comentario para que tengan capitulo nuevo.🐣
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©Shanxlabyx
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MIKEY MANTENÍA SUS OJOS ATENTOS A CADA movimiento que ella ejecutaba, Tenía una expresión algo pensativa, no estaba sonriente pero tampoco se veía enojado o serio. Sólo perdido en sus pensamientos.
—Así que gracias a ellos fue que nada pasó a mayores. —Masumi terminó de lavar los platos, escuchándose el mismo choque de estos mismos entre si—. Puede que haya logrado arreglarmelas por mi misma, aparte de tener la ayuda de Take-kun, pero fue un alivio de alguna manera.
Una vez más no recibió respuesta del comandante de la TōMan. No le iba a cuestionar demasiado, siempre que sucedía algo respecto a la pandilla se metía mucho en su cabeza y a veces parecía muy dentro de su propia burbuja, como si poco a poco estuviera organizando un rompecabezas o sólamente buscara la manera de procesar lo que sea que sucediera, buscando una solución. Ella podría estar en las mismas; aquella pequeña emboscada en el cementerio era algo digno de sus propios pensamientos, no había dejado de pensar en eso.
Trataba de analizar el hecho de que aquellos tipos de Valhalla hayan expresado más de una vez que tenían un pequeño trabajito, en donde al parecer involucraba llevársela, aunque no lo hayan dicho de manera explícita. Con sólo Takemichi expresar que no iba a permitir eso, no lo negaron, hasta lo aceptaron.
¿Querían secuestrarla o algo por el estilo? ¿Usarla de rehén? Eran demasiadas preguntas que ella ni siquiera podría responder.
Pensar en que tanto Kazutora como Keisuke estaban dentro de esa pandilla y miembros de la misma los hayan emboscado, buscando llevársela, sólo le provocaba un mal sabor de boca. Podría decir que incluso ganas de llorar. ¿Cómo es que están yendo ahora en ese camino? ¿Acaso querían seguir los mismos pasos de Moebius? El sólo pensamiento la hizo estremecerse un poco.
—Supongo que tengo que estar mucho más atenta hasta que llegue el día del enfrentamiento. —concluyó, tratando de despejar sus propios pensamientos. Se secó sus manos mientras se daba la vuelta—. No me sorprende demasiado, aunque aún así no evitó tomarme con la guardia... ¿baja?
Apenas se giró, su mente se desconectó por unos segundos cuando tuvo la figura de Sano Manjirō justo detrás de ella, llegando a trastabillar un poco por el hecho de que estaba demasiado cerca y que incluso no había caído en cuenta de que se acercó. Sintió su pulso acelerarse un poco mientras sus mejillas buscaron calentarse un poco, tiñéndose de un tenue tono rosáceo. A pesar de todo, la simple cercanía de Sano Manjirō podía dejarla pasmada.
Efectivamente él estaba detrás de ella, bueno, ahora estaba en frente; mantenía la misma expresión que cargaba desde rato atrás, pero parecía bastante atento a ella, bastante fijo. No supo que decir o preguntarle si sucedía algo o si sólo se trataba de aquella costumbre de buscar acercarse, cuando él alzó una de sus manos y tomó su mentón con sus dedos, alzando su rostro un poco más hacia él, a pesar de no tener que hacerlo mucho al no haber tanta diferencia de altura. Masumi aplanó sus labios un poco inquieta, aunque tratando de mostrarse tranquila.
—¿Q-Qué pasa...? —murmuró con confusión. No estaba demás decir que estaba extraño, incluso muy silencioso.
Sabía que tal vez estaba tomándose su tiempo o si aún rondaba en su mente lo que le dijo Takemichi, pero aún así hubo aquella parte de ella que no supo descifrar muy bien su mirada. Aunque podrían tratarse de los mismos nervios que la recorrieron por tenerlo tan cerca de ella, muy cerca.
—¿Te tocaron? —cuestionó para su sorpresa. Pestañeó un poco, encontrándose con sus oscuros y casi vacíos ojos, que la veían en silencio; con intensidad.
—N... No. —dijo en un pequeño balbuceo por tenerlo tan cerca y atento. Tembló un poco cuando sintió como su pulgar recorrió el camino de su cuello, teniendo que carraspear. Cómo siempre, unos nervios trataron de recorrerla—. Sólo alcanzaron a lanzarle un puñetazo a Take-kun. Y aún así, él buscó protegerme.
Sano alzó un poco más sus ojos hacia los rosáceos de la más baja quien ya tenía un tenue sonrojo en sus mejillas. Admiró sus facciones por unos segundos, inclinando un poco su cabeza hacia un lado. Sus propias facciones se llegaron a suavizar al darse de cuenta que no tenía ni un sólo rasguño en su piel, cerrando momentáneamente sus ojos y dejando apoyar su frente sobre la de ella, como si quisiera guardarse en su mente su cercanía, aunque ya estuviera registrado probablemente a la perfección.
Masumi continuó apretando sus labios entre si, sintiéndose un poco nerviosa todavía por la calidez tan cercana que sentía en esos momentos. Así que se abstuvo a ver de cerca los ojos cerrados de Manjirō, como si estuviera sopesando un poco su pequeña pregunta y analizando cada pequeño detalle de todo. Tragó nuevamente saliva mientras lo veía con atención, esperando a que dijera algo en particular.
—¿Manji... —apenas logró pronunciar un par de palabras cuando atrapó sus labios con los de él en un beso un poco demandante, pero al mismo tiempo suave.
Por un momento Masumi sintió que podría derretirse en aquel toque, sintiendo como posaba una de sus manos en su nuca y la atraía un poco más hacia él, buscando el ángulo perfecto para poder besarla, pero haciéndolo de una manera tan dulce que sentía todo su cuerpo cosquillear. Sus pestañas revolotearon un poco al sentir como de alguna manera buscaba profundizar el beso. Sus pensamientos anteriores se trataron de desvanecer por sentirlo, algo que siempre tenía efecto en ella.
Alzó sus parpados hacia él cuando se separó, sintiéndose bastante embelesada, incluso un poco distraída. Miró los oscuros ojos de Manjirō observarla en silencio, con una expresión expectante y casi perdida. Ladeó un poco la cabeza cuando sintió como acariciaba su mejilla, y para su sorpresa, no hizo más que abrazarla y apoyar su cabeza contra su hombro, dejándola una vez más sin palabras.
❛¿Por qué lo siento extrañamente meloso pero no su meloso normal?❜ pensaba ella un poco confundida por lo que estaba sucediendo, sintiendo sus cabellos rozarle la mejilla. Lo miró de reojo y llevó una de sus manos a su cabeza, dándole un par de caricias como si probara de alguna manera si eso era lo que necesitaba. Sintió como se relajaba un poco más.
—¿Pasa algo? —preguntó luego de unos segundos dónde sólo le proporcionaba pequeñas caricias a su cabello semi largo.
—No. —respondió luego de unos segundos, frotando su rostro contra su cuello mientras la jalaba de su cintura, pegando su cuerpo por completo al suyo—. ¿Por qué pasaría algo?
Masumi entrecerró sus ojos un poco a la par que apretaba un poco su entrecejo, dándose de cuenta que definitivamente estaba bastante extraño, más bien callado y perdido. Lo único que se le vino a la cabeza fue por lo sucedido de hoy o de plano del hecho de lo que le había dicho Takemichi respecto a Baji. No era el único, ella también estaba bastante pensativa respecto a la decisión de él, suspirando profundamente como si buscara algo que decir para poder subirle los ánimos; porque ahora que lo pensaba, parecía deprimido.
—Aún falta un día para el enfrentamiento contra Valhalla. —comenzó a hablar con suavidad, pasando sus dedos por su cabello rubio y semi largo—. Cualquier cosa puede pasar mañana, así que no te agobies todavía, ¿está bien? —Mikey no respondió, como se lo esperó. Pegó su mejilla ligeramente contra su cabeza—. Trataré de buscar a Kei-kun mañana y hablar con él. Quizás pueda hacer algo.
—Pero... —murmuró mientras salía de su pequeño escondite en su hombro, Masumi alzó un poco la mirada al tenerlo cara a cara. Él hizo una pequeña mueca—. Si trataron de emboscarte hoy, pueden intentarlo otra vez, más si buscas directamente a Baji. No voy a...
—¿Crees que Kei-kun dejaría que me hicieran algo? —su pregunta lo dejó callado, en donde abrió su boca unos momentos hasta volver a cerrarla—. Y no soy tan tonta como para ir a buscarlo al territorio de Valhalla. No quiero que me hagan papilla.
—No te estoy diciendo tonta. —Manjirō infla sus mejillas, abultando sus labios en un puchero. Masumi sonrió al ver su expresión.
—Pero sabes que yo también necesito hablar con él. Con él y con Yūki-chan. —admitió observando como de inmediato él fruncía el ceño, inconforme—. Y si, por mucho que digas y me recuerdes mil veces lo que hizo Yūki-chan, tengo que hablar con ella. Si con lo de Pehyan-kun se pudo hablar -dejando de lado todo el desastre que se llevó a cabo-, ¿quién dice que hablando con ella no se pueda resolver? Además, tengo que saber cómo es que Kei-kun se terminó involucrando, aparentemente. Nadie me ha querido dejar hablar con él.
—Porque podría pasar algo. —se queja el rubio con sus manos jugando con su blusa aún en su cintura—. Dudo que Baji haga algo, pero ella-
—Que si, ya sé que puede ser capaz de hacerlo otra vez. —ahora es Masumi quien coloca mala cara por escuchar su insistencia, sabiendo que era ese pequeño lado protector saliendo a relucir—. Pero lo del Tres de Agosto fue predeterminado. Si le aparezco de sorpresa, no tendrá tiempo de hacer algo... Creo. —Mikey frunce aún más su ceño cuando escucha incluso la misma duda en su voz—. Quita esa cara. Puedo cuidarme sola en todo caso. Puede que te estés preocupando porque pase algo y no pase nada.
—Prefiero prevenir cualquier locura. —el rubio apoya su frente contra la de ella aún con su ceño fruncido, dejando salir un fuerte suspiro por su nariz—. De alguna manera esos tipos te tienen en la mira y no puedo permitir que cumplan con lo que sea que estén planeando.
—Puedo defenderme y noquearlos en todo caso. —insiste Masumi mientras colocaba sus manos en sus hombros. Manjirō soltó un pequeño resoplido.
—Yo no permitiré que se acerquen. —declaró, cerrando sus ojos con un poco de molestia, más con ellos que con ella. Dejó un pequeño beso en sus labios haciendo que sonriera un poco más—. Mañana voy a estar cada minuto contigo, desde la mañana hasta la mañana del siguiente día. ¿Sabes qué? Me quedaré desde hoy.
—No te has cambiado. —señala ella con un poco de diversión, señalando que él seguía con su uniforme—. Y mañana tienes clases, los dos tenemos clases de hecho.
—No importa. Te acompañaré en clases y el que me diga algo, le golp-
—No. —lo interrumpe ella casi de inmediato, apretando su nariz con sus dedos—. No voy a dejar que te pongas a faltar a clases. Además, también tengo que trabajar.
—Pues te acompañaré en el trabajo. Te acompañaré en cada segundo.
—Estoy más que segura que te pondrás a comer algo de allí y caerás dormido unas dos horas. —señala aquella pequeña maña en donde comenzaba a tener sueño luego de comer. Mikey se quedó callado sabiendo que no tenía argumentos en contra, Tenshi se rió por lo mismo—. No hay necesidad de preocuparte tanto, ¿si?
—Estoy tratando de cuidar lo que es mío, ¿qué tiene de malo?
—Pues... —Masumi se ahoga un poco con su saliva apenas escucha sus palabras, inmediatamente ruborizándose—. S-Sigue sin haber necesidad. No puedes estar las veinticuatro horas del día a mi lado sólo para evitar una posible o hasta no posible nueva emboscada.
—¿Quien dice que no? —declara aún teniendo sus mejillas infladas en reproche—. No voy a permitir que nadie le ponga un sólo dedo encima a lo que es mío. —la toma con un poco más firmeza con la cintura, apegándola una vez más a su cuerpo. Masumi resolló un poco por su acción—. No podré controlar mi enojo si vuelven a hacerte algo. Estaré muy, muy enojado.
—¿A-Ah si? —la ojirosácea balbucea un poco nerviosa, colocando sus manos sobre sus hombros—. Confía en mí, ¿si?
—Confío en ti, no en ellos. —declara, apoyando su frente contra la de ella, sin quitar sus ojos sobre los de ella—. Con sólo pensar en eso me da mucho enojo. No quiero imaginarlo. ¿Ves lo que me haces?
—Te dije que no sobrepensaras eso. Tú hiciste eso. —sonrie un poco divertida aunque nerviosa por su cercanía que, a pesar de tener aquella pequeña mueca de enojo, estaba muy cerca de ella.
—Tú eres la que haces que me coloque de esta manera, sólo pensar en que te puedan hacer algo... —Masumi es estremeció un poco al sentir como sus labios rozar contra los de ella—. Pensar en ti de cualquier manera me altera.
Masumi echó una pequeña risita algo nerviosa al escuchar decir eso en un tono algo bajo e incluso serio, hasta estas alturas era claro que siempre iba a tener algún tipo de efecto en ella, como justo ahora lo hacía. Sentía una pequeña necesidad de salir corriendo por lo mismos nervios que la azotaban que se comportara así, incluso colocando una de sus manos en sus hombros para poder dar un poquito de distancia entre ambos, más en el sentido de que estaba comenzando a estar algo conmocionada que de no gustarle.
Era como un pequeño balance de gustarle y alterarse por lo mismo. Ella, a pesar de tener su propia madurez, continuaba siendo aquella personita nerviosa que se alteraba por cualquier cosa. Claro que ahora sabía manejar mejor las cosas, pero cuando se trataba de Sano Manjirō, siempre su mundo comenzaba a dar vueltas.
Salió de sus propios pensamientos llenos de muchas cosas al mismo tiempo cuando volvió a sentir los brazos de Sano Manjirō rodearla y abrazarla como sólo él podría hacer, su nariz se hundió en la piel apenas descubierta de su cuello hasta frotar su rostro contra este, apegándose lo más posible a ella. Ese simple gesto la hizo relajar su cuerpo por completo y sonreir un poco enternecida, aunque aún tratando de calmarse a si misma debido a la tormenta de emociones que él podría provocarle.
—No puedo soportar el simple pensamiento de alguien colocándote una mano encima... —comenzó a hablar en un tono de voz bajo y algo plano, dejando un pequeño beso en su piel que subió por su mandibula—. La simple idea sólo me molesta... porque no quiero pensar en eso.
—No me sucedió nada... —acaricia los cabellos de su nuca, sintiendo como exhalaba contra la piel de su cuello.
—Pero pudo suceder. —murmuró demanera ronca mientras sus manos se aferraban a la tela de su blusa—. No me gusta pensar en que pudo suceder. No puedo soportar... nada de eso. —ahora es turno de atrapar su piel entre sus labios, sintiéndola estremecerse—. ¿Tienes idea de lo que podría llegar a hacer si te vuelven a hacer algo?
Los ojos de Masumi revolotearon ligeramente al sentir como continuaba marcando la piel de su cuello con sus labios, besando las marcas que él hacía y abrazándola con fuerza, casi sin ningun centimetro entre ambos.
—Manjirō... —suspira suavemente su nombre con un sonrojo en sus mejillas, levantando suavemente sus párpados cuando él subió su rostro al de ella y besó sus labios.
—No quiero perderte... —susurra contra sus labios, tomando sus mejillas y volviendo a juntarlos en un beso suave pero a su vez casi necesitado—. No puedo soportar que eso pase... —decía contra sus labios, en donde Kiyoko escuchó perfectamente como él dejaba salir un suspiro tembloroso.
Masumi no hizo más que mirarlo entre confundida y al mismo tiempo algo avergonzada, ensimismada en la manera en la que él la hablaba, que él la besaba como sólo podía hacer. Entrecerró su mirada con suavidad cuando él acarició sus mejillas con sus pulgares, entreabriendo la boca con un pequeño suspiro y mirándola de una manera indescriptible, sintiendo un nudo en su estomago.
No pudo decir nada cuando él volvió a capturar sus labios en un beso largo y prolongado, haciéndola cerrar sus ojos y dejarse llevar por las sensaciones que él podría provocarle. Aún estaba algo ida por todo lo que él había dicho, pero al mismo tiempo no era una sorpresa; sólo era el invencible Mikey revelando uno de sus más grandes miedos: que le suceda algo.
Alzó sus manos hacia sus hombros, dejándose llevar por el beso y correspondiéndole; Mikey sólo ladeó su cabeza para poder profundizar el beso y encontrar el angulo perfecto. Dejándose abrazar por su ángel asi como ella dejaba abrazar por él, simplemente compartiendo aquel contacto entre ambos. Sus manos bajaron poco a poco hasta su cintura, y en un rápido movimiento la tomó de los muslos y la alzó, dejándola sentada en la encimera de la cocina.
—Manjirō... —tan pronto como sintió aquel cambio, ella se separó y lo miró un poco desconcertada, teniendo aún aquel atisbo de nervios en ella. Una vez más se quedó muda al momento que él la abrazó, con fuerza.
Su cuerpo se estremecía un por lo meloso que ahora se estaba comportando, sacándole pequeños suspiros al sentir como volvía a besar su cuello brevemente, repartiendo pequeños besos por su piel y bajando hasta su clavicula. Masumi hace una mueca un poco inquieta por lo que estaba tratando de hacer, sobre todo por el hecho de que estaban en su casa y en cualquier momento se podrían aparecer sus hermanas.
Sus mejillas estaban ruborizadas, observando la cabellera semi larga del comandante de la TōMan a la altura de su pecho, en donde repentinamente se había quedado quieto, aún abrazándose a ella con cierta fuerza, como si en sí no quisiera soltarla en ningún segundo.
Porque era así.
—Te quiero... —susurró el de orbes oscuros contra su pecho, llegando a escuchar como su corazón se aceleró ligeramente—. Lo sabes, ¿cierto? Te quiero... —dijo nuevamente casi con un atisbo algo contenido, apoyando su mejilla en uno de sus pechos—. Te quiero tanto que no puedo soportar la simple idea de que te suceda algo.
Masumi se quedó una vez más en completo silencio con sus ojos abiertos con cierta sorpresa y un fuerte sonrojo en sus mejillas, incluso queriendo por un momento apartarlo temiendo que escuchara su acelerado corazón. Pero trató de relajarse y respirar profundamente, sus manos rodearon su cuello y para algo de sorpresa del rubio ella apoyó su cabeza sobre la de él, hundiéndose ambos en un cálido brazo.
—No me va a suceder nada, ¿está bien? —fue lo que susurró contra su cabellera con suavidad—. Puedes sentirme, ¿no es así? Yo estoy aquí, no me sucedió nada... Estás escuchando mi corazón acelerado en este momento.
La mirada de Manjirō ahora fue la que se quedó abierta con cierta sorpresa ante sus palabras y, casi magicamente sentía una relajación recorrerlo por completo, volviendo a suavizar su mirada con un poco más de inseguridad y a su vez pena, prosiguiendo a cerrar sus parpados. La abrazó un poco más contra él, no habiendo centimetros entre ambos, sólo ocupándose en escuchar su corazón acelerado.
—Está latiendo mucho... —dijo en un tono bajo, sintiendo como ella acariciaba ligeramente su nuca.
—Siempre late por ti, Manjirō-kun. —fue lo que respondió, haciendo que ahora fuera turno de su corazón en acelerarse como loco.
Sus ojos normalmente oscuros fueron rodeados por un pequeño y único brillo sólo por haber escuchado esas palabras en concreto, relajando de manera impresionte todo su cuerpo. La jaló más contra él, teniendo su cuerpo entre sus piernas al estar aún sentada en la encimera, pero dándole oportunidad de abrazarla por completo.
Masumi no se opuso, sólo dejó que él la sintiera todo lo que necesitara para sentirse mejor. Iba a hacer todo lo posible para esfumar cualquier tensión de su cuerpo.
DEJÓ SALIR UN LARGO SUSPIRO, MIRANDO DE MIRADA un poco perdida hacia la nada mientras hacía una pequeña mueca, con una pesadez en su pecho que tenía desde que había comenzado su día.
Mañana ya era el enfrentamiento contra Valhalla, y había estado mucho más inquieta que de costumbre.
Cruzó sus brazos mientras volvía a agachar la mirada hacia las personas que estaban sentada en uno de los tantos mesones de Good Food, su zona de trabajo. Frunció un poco su ceño con una mirada casi de desaprobación y al mismo tiempo un poco de resignación, observando las figuras encogidas de esos dos tratando de esconderse detrás de los menús.
—Le dije a Manjirō-kun que iba a estar bien... —murmuró mientras los observaba con un poco de cansancio en sus orbes, que de por sí siempre portaban una mirada caída por naturaleza—. Esto no es necesario.
—Si ayer trataron de emboscarte, es mejor prevenir. —decía Chifuyu con bastante seguridad mientras aún ocultaba su rostro detrás del menú de la cafetería. Takemichi a un lado de él asintió varias veces también con su cara hundida en aquella carta donde presentaban lo que vendían.
Masumi dejó salir un largo suspiro mientras cerraba sus ojos casi con resignación y un poco de frustración de que a pesar de todo aún estuvieran insistiendo respecto a protegerla. Claro, entendía muy bien que era algo necesario debido a que si la emboscaron y al parecer tenían la intención de llevarsela, para vaya-saber-qué, así que comprendía aquel lado. Sobre todo al parecer ser el único objetivo de Valhalla ya que nadie a reportado también alguna emboscada en la pandilla.
Tuvo que relajar su expresión y sonreir, sintiéndose incluso enternecida que aún así quisieran cuidarla. Miró con un poco de ternura como Takemichi y Chifuyu parecían tratar de pasar desapercibidos, aunque fácilmente cualquiera podria darse de cuenta de ellos, sobre todo al tratar de ocultarse para nada disimulados en unos menús.
—¿Y si van a pedir algo? —cuestiona ahora con cierta diversión tiñendo su voz, colocando una de sus manos en su cintura—. Llegaron unos nuevos pastelitos relleno de mermelada de moras... —murmuró, tratando de persuadirlos a que al menos compraran algo.
Nunca pierdas una oportunidad de hacer un negocio, diría su madre.
—¿Moras? —los enormes ojos de Hanagaki asomándose del borde del menú la hicieron sonreir y reir con ligereza, sobre todo al ver como también Chifuyu asomaba su cabeza con cierta sospecha.
Al final si terminaron pidiendo, así que estaba un poco más tranquila al ver que podrían distraerse y actuar un poco más... normales, si podría decirse.
Tampoco es como si todas las personas a su alrededor fueran normales.
Les dio una sonrisa al pequeño grupo de chicas que habían ido allí al parecer para hacer los quehacerse escolares y pidieron té helado y dos cafés. Eso la hizo pensar en que tipo de tareas tendría ella pendientes, había estado tan concentrada en lo que estaba sucediendo con la Tokyo Manji y con lo de Baji que no había podido concentrarse demasiado.
Hizo una mueca para si misma por el hecho de que pronto iban a entrar para los examenes finales, no faltando mucho para que llegaran los dos últimos meses del año, dejando salir un pequeño suspiro al recordar el cumpleaños de quien se acercaba esos días. Vagó su mirada de manera distraída hasta detenerse en una de las chicas que le habían pedido posteriormente los cafe y el té helado, observando que tenía un cabello largo hasta debajo de los hombros, de color negro y con pequeñas hondas.
Entrecerró su mirada con una pequeña al sentirse de repente golpeada por una oleada de tristeza por sólo pensar en Baji Keisuke, incluso teniendo un ferviente deseo de verlo justo ahora, así sea por unos instantes. Sin malas intenciones, sólo poder hablarle. No habían podido verse desde su última ida a las reuniones de la TōMan.
❛Estoy más que segura que esos dos no me dejaran ir con él...❜ dirige sus orbes rosaceos hacia donde continuaban Chifuyu y Takemichi comiendo de aquellos pastelitos que había persuadido para que los compraran, suavizando un poco su mirada. Observó la hora por unos momentos; cinco y veintisiete.
Una pequeña bombilla se encendió en su cabeza por aquel detalle, mirando con cierta rapidez hacia donde continuaban sus amigos y luego hacia donde estaban sus compañeros de trabajo. Se encaminó hacia la cocina con pasos algo apresurados, mordiéndose el labio con un poco de nervios por lo que iba a hacer, sintiendo por un segundo que estaba haciendo algo malo.
Pero era algo que necesitaba.
—¡Me tomaré mi descanso! —dijo con rapidez mientras colgaba el delantal de su trabajo y colgándolo en la perchera donde estaba su nombre y ya un sueter colgado.
—¡Está bien, Kiyoko-chan! —habló de manera distraida el dueño del lugar, que era el cocinero.
Mientras tanto, dentro de Good Food; Chifuyu leía un manga con tranquilidad teniendo un pedazo del pastelillo colgando de su boca con sus ojos pegado en las paginas. Takemichi parecía concentrado en algo en su telefono mientras mantenía una pequeña mirada de pereza en sus ojos, llegando a bostezar, si no fuera porque escuchó un insulto venir de su contrario a quien miró extrañado.
—¿Qué ves? —cuestiona el viajero con cierta curiosidad al verlo hacer muecas o murmurar cosas incoherentes.
—Es una historia que empece hace unos días. —murmura con cierta molestia, dirigida más hacia el manga que al teñido, el cual se sobresaltó cuando él lanzó aquel tomo contra la mesa con cierta rabia—. ¡Dios, me cae mal esa vieja! ¿Por qué tuvo que morirse el abuelo y no ella?
—¿Eh? ¿Qué?
—Lo siento, es que la abuela de la protagonista me saca de mis casillas. —sonrie con un poco más de tranquilidad y diversión al ver la reacción algo asustada y perturbada del contrario. Así que giró y mostró la portada—. Se llama «Be Hero», es de un universo de héroes. Pero parece más un universo para traumatizarme a mi y a la protagonista.
—¿En... serio? —observó un poco dudoso el tomo que le mostraba donde se veía a una chica de cabello rojizo y ojos azules, junto con al parecer una versión miniatura de ella—. ¿Tan malo es?
—No es malo, es demasiado FUERTE. —se agarra sus cabellos con cierta frustración, casi derritiéndose en el asiento—. Se supone que era una historia de una chica descubriendo su razón para ser héroe, ¡no descubrir más traumas! ¿Sabías que su abuela es una abusadora de mierda que quiere que sea perfecta en todo? ¡Hasta la golpea!
—Ay... —hizo un pequeño puchero mientras ojeaba ligeramente las paginas, incluso algo temeroso.
—Te diría todo lo que ha pasado desde que era una niña pequeña, pero mejor leelo tú mismo. Todavía está en emisión. —señala mientras Takemichi le devolvía un poco cauteloso el tomo como si ya no quisiera tocarlo—. Es intenso. Deberías leerlo.
—Hehe, no, gracias. Con lo poco que dices quiero mantener mi poca estabilidad emocional intacta...
Takemichi observa con cierta diversión y a su vez nervios como Chifuyu buscaba en la pagina que estaba y volvía a insultar a las paginas. Suspiró con ligereza y buscó la botella de agua que había pedido a Tenshi para poder apaciguar un poco el dulce relleno de los pastelillos, llegando a empalagarlo, aunque no negó que si estaban deliciosas.
Chifuyu busca a tientas su refresco -que fue lo que él pidió- y tambien bebió, dejando salir un largo suspiro mientras miraba por unos segundos hacia la ventana del local que estaba al lado de ambos; observó con tranquilidad la figura de Tenshi pasar rapidamente enfrente del local, volviendo a tomar un pequeño sorbo de su refresco.
Sorbo que terminó escupiendo de la sorpresa encima de Takemichi.
—¡... T-Tenshi... TENSHI-SAN! —exclamó en medio de una tos al casi haberse ahogado con la bebida, levantándose espantado—. ¡Se nos escapó!
—¿Que- —dice Takemichi un poco desconcertado y ahora entre molesto por el hecho de que le escupió refresco encima. Pero al poder procesar sus palabras, no hizo más que asustarlo y levantarse, mirando hacia la ventana y apegando su rostro al vidrio—. ¡Se fue!
—¡Se fue! —dijeron ambos a la vez mientras salían rapidamente de las butacas de asientos en donde Chifuyu casi se va sin pagar si no fuera porque una camarera les señaló que no habían pagado.
Ambos estuvieron fuera del local de Good Food y comenzaron a mirar de un lado a otro presos del panico, casi como si hubieran quedado a cargo de un niño pequeño y se les perdiera de vista entre la multitud; en teoría si les había sucedido. Takemichi hasta este punto era el más espantado debido a que se había prometido no quitarle el ojo encima hasta que llegue el siguiente día; en el más pequeño descuido podía suceder cualquier cosa.
❛No, no, no...❜ era lo que pensaba sintiendo por un momento que iba a llorar de los nervios debido a que no quería que ella desapareciera como había sido estipulado en la linea temporal original. Se llevó la mano a su frente y miró de un lado a otro. ❛¡Esto no puede estar pasando!❜
—¿¡A dónde crees que iría!? ¡Si está en medio de su trabajo! —dijo de manera nerviosa hacia el vicecapitán de la primera división quien estaba con una expresión seria, aunque inquieta.
—Ha de ser su hora de descanso o algo así. —bufó mientras se agitaba su cabello de un lado a otro mientras gruñía.
Chifuyu se queda pensado por unos minutos mientras veía hacia la acera en donde ella se había ido, tratando de ubicar sus cabellos rizados moverse. Sus ojos se abrieron al recordar a la persona que vivía cerca de ese distrito, y lo sabía, porque él también vivía en el mismo edificio.
—Baji-san...
SUS PASOS ERAN RÁPIDOS Y APRESURADOS, SINTIENDO SU propia respiración algo agitada por el hecho de que prácticamente había corrido para poder llegar a su destino lo más antes posible. No era realmente lejos, pero tenía un tiempo exacto que podía gastar que, aunque tenía una necesidad enorme de verlo y al menos hacer un último intento de hablar las cosas, estaba esa parte de ella aferrándose a su responsabilidad.
Subió apresurada las escaleras de aquel conjunto de departamentos que había ido a visitar más de una vez, cuando todo estaba mucho mejor. Suspiró mientras limpiaba con sus nudillos la fina de capa de sudor que estaba en su frente, mirando cada una de las puertas y tratando de recordar cual era la que estaba buscando. Sabía que en el piso de abajo era el de Chifuyu.
—Veamos, veamos... —se quedó mirando dos en concreto, fijándose unos momentos en unos detalles de rasgadura en una de las perillas la cual optó por que era esa. Baji Keisuke era conocido por ser un descontrol y recordaba que más de una vez en medio de su enojo terminaba sacando la perilla de la puerta.
Tuvo la suerte o desgracia de presenciar a Baji Ryōko, la madre del de colmillos, controlarlo.
Tomó un pequeño respiro para poder reincorporarse, observando rapidamente la hora de su reloj para después volver a mirar hacia la puerta. Llevó sus nudillos hacia el marmol y comenzó a tocar un par de veces, esperando unos segundo para que alguien atendiera la puerta, incluso esperando ver a la madre de Baji y escuchar si sabía algo de él, sin embargo, nadie respondió. Volvió a tocar una vez más la puerta de manera un poco más insistente, recibiendo la misma respuesta: nada.
Comenzó a impacientarse con cada minuto que pasaba, llamando a la puerta y no siendo recibida por nadie. Observó incluso la hora de su reloj al pensar que Ryōko estaría trabajando o algo por el estilo, tratando de recordar incluso las veces que ella estaba presente al visitarlos, pero en ese momento estaba tan ansiosa e inquieta que no podía pensar lo suficientemente claro. Dejó un golpe un poco más fuerte de lo que había querido y apoyó su frente contra la madera, sintiendo como unas pequeñas lágrimas se asomaban en la comisura de sus ojos.
—P-Por favor... Sólo necesito hablar con Kei-kun... —susurró casi para sí misma y para quien sea que la estuviera escuchando en ese momento.
Tuvo que limpiarse las lágrimas para enderezarse y mirar fijamente la puerta en donde había estado como mínimo diez minutos sin respuesta alguna. Su labio inferior tembló con ligereza y sólo suspiró, resignada y dándose la vuelta para poder irse de allí y regresar a su trabajo.
Sólo podía pensar y tratar de imaginarse dónde podría estar, incluso preguntándose por unos instantes en la guarida de Valhalla pero rápidamente lo descartó. Vamos, racionamiento. No podía ir sólo para allá para buscarlo, si miembros de aquella pandilla la habían tratado de capturar lo último que tenía que hacer era ir a su territorio. Lloriqueó en silencio mientras salía de aquel edificio de departamento teniendo un puchero en sus labios mientras volvía a frotarse los ojos.
Suspiró de manera temblorosa mientras caminaba por la acera y miraba hacia la nada, sintiendo un pequeño nudo en su garganta por la misma impotencia que sentía y al mismo tiempo la frustración debido a que de alguna manera le había fallado a la pandilla. No había logrado siquiera hablar con Baji Keisuke para tratar de arreglar las cosas, eso la frustraba en serio; porque no había podido hacer nada. Hizo otro pequeño puchero al sentir las ganas de llorar allí mismo como una bebé.
Las costumbres nunca se irían.
Alzó sus ojos por unos momentos cuando casi choca contra alguien, hasta quedarse completamente muda cuando vio una alta figura verla de manera paralizada y con sus orbes abiertos de par en par, teniendo en una de sus manos una bolsa de víveres. Ambos se quedaron mirando por varios segundos igual de sorprendidos, en donde los enormes ojos de Masumi no tardaron en cristalizarse nuevamente al encontrarse con la persona que tanto estaba buscando.
—K-Kei-kun... —llamó de manera temblorosa al capitán de la primera división de la TōMan, el cual no hizo más que mirar en silencio, pero antes de poder decir algo, su atención fue hacia la cabellera blanquecina que se asomó algo temblorosa de detrás de él—. Yūki-chan... —susurró, sintiéndose repentinamente sin habla al conectarse con sus ojos cristalinos.
La albina mostró una mirada un poco nerviosa y quiso desaparecer en ese mismo momento, aferrando sus manos al sueter de rayas rojas y negras de Keisuke.
Este mismo miró de reojo su propio agarre y como trató de agazaparse contra su espalda, haciendo una pequeña mueca por saber muy bien la razón por la que quería esconderse. Dirigió otra vez sus orbes avellanas hacia la chica de mechas blanquecinas enfrente de ellos que mostraba una mirada entre suplicante y desesperada. Respiró con cierta fuerza con su nariz y volvió a fruncir su ceño, mostrando una expresión firme y algo molesta.
—Deberías irte. —respondió con brusquedad, haciendo que ella una vez más lo mirara a los ojos, Baji chasqueó la lengua—. No deberías haber venido hasta acá sólo para molestar. Debes haber sido muy estupida para venir casi al anochecer.
—¡Sabes muy bien porque he venido! —dice un poco exaltada, sintiéndose muy ansiosa e incluso impotente—. Por favor no hagas esto, Kei-kun. Aún estás a tiempo de volver con nosostros, aún estamos a tiempo de detener la pelea. No tenemos que hacer esto. Por favor... —suplicó.
—¿Acaso el debilucho de Takemicchi no llevó el mensaje? Yo soy ahora enemigo de la TōMan, quieras aceptarlo o no. —bufó con cierto cansancio, evitando a toda costa tener contacto visual con ella, tomando de la mano a Miyūki y hacerla espabilarse al jalarla con él—. Lárgate. —trata de dar la vuelta e irse de allí.
Rápidamente la de más edad se mueve y queda otra vez enfrente de ellos, haciendo a Keisuke retroceder un poco desconcertado y que Miyūki tropezara un poco y cerrará sus ojos un poco temerosa.
—¡Entonces dime por qué! —escuchó la voz del ángel de la TōMan llena de suplica—. Keisuke, por favor... Yūki-chan. —trata de buscar su mirada, en donde esta no hacía más que rehuirla, escondiéndose una vez más detrás del más alto—. No estoy molesta, ¡no lo estoy! Sólo por favor dime por qué.
—Vete de aquí, Masumi. —volvió a escupir con insistencia el de orbes avellanas.
—¿Pero por qué? ¿Por qué estás haciendo esto, Kei-kun? ¿Por qué haces esto, Yūki-chan? —vuelve a hablar de manera temblorosa, queriendo acercarse y tomar sus manos, pero al mismo tiempo manteniendo su distancia—. Las cosas no deben porque ser así. Hablen conmigo, ¿si? No les guardo rencor, a ninguno. Por mucho que hayan hecho algo. —enfatiza referente a la ojiazul, quien al fin la miró directamente con cierto temor—. No hagamos esto, por favor.
Baji dejó salir un enorme suspiro mientras echaba su cabeza hacia atrás, volteando su rostro directo al cielo. Se veía frustrado y cansado, por no decir inquieto, o al menos esto Miyūki se había dado de cuenta cuando sintió como apretaba su mano con un poco más de fuerza, mirándolo curiosa. Aún así, sus orbes azules se dirigieron a la figura algo curvilínea de Masumi, mostrando luego una mirada de nervios cuando ella le mostró una de suplica, como si le rogara que hablara con ella.
—¡Tenshi-saaaan!
Los tres miraron a la misma dirección en donde escucharon aquella voz apresurada seguido de rápidos pasos, Masumi observó con sus labios entreabiertos y sus ojos agrandados la figura de Chifuyu y Takemichi llegar al lugar. El segundo parecía más que espantado mientras que él primero estaba más que nada nervioso, claro que mostró sorpresa al ver a las figuras con las que se encontraba.
—¿Baji... ¡Baji-san! —exclamó Chifuyu de manera apresurada, mostrándose un poco impotente hasta dirigir sus orbes azulados a la pequeña figura entre ellos—. ¡Yūki!
La aludida lo observó en silencio, haciendo un pequeño amago de ir hacia él, incluso dando un pequeño paso; pero, casi de manera automática al ver el parche en su ojo, un flashback llegó a su mente en donde era golpeado brutalmente por el mismo que la tomaba de la mano. Así que, volvió a retroceder hasta quedar detrás de Keisuke quien mostró una mirada llena de fastidio, y un oculto sentimiento de frustración.
—¿Cómo has estado, Yūki? —dijo Chifuyu con suavidad a pesar de todo. Algo provocó que la expresión de la aludida temblara al igual que su cuerpo.
—¿Qué haces aquí? —se escuchó la pequeña voz de Miyūki, lo suficientemente audible para que todos la escucharan.
—Pues... —murmuró un poco dudoso, volteando a mirar a Takemichi y luego a su vice comandante que estaba con su mirada fija en ellos—. Se nos escapó Tenshi-san.
—¿Escapó...? —cuestionó de manera algo confundida, mirando hacia la otra chica presente.
Todo se inundó de lo que más parecía ser un silencio incómodo, en donde todos no hacían más que verse más caras. Takemichi estaba sólo un poco más tranquilo de que la situación no se le haya ido de las manos y Tenshi estaba bien, pero la situación lo inquietaba demasiado. Dirigió su mirada al más alto presente y luego hacia la más pequeña con quién conectó miradas casi de inmediato, en donde un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Ahora fue turno de tener un flashback en el futuro en aquel hospital, en donde ella le dió una triste sonrisa y se quitó la vida.
No obstante, la atención de todos femeninas fue hacia Keisuke cuando esté dejó salir una risa sin gracia seguido de un ligero gruñido.
—¿Qué tengo que hacer para que puedan entender de una buena vez que soy su enemigo? —la expresión seria en su rostro no se hizo aparecer, dándole un imperceptible apretón en la mano de la más bajita. Aunque aún así pareció dirigirse hacia la de orbes rosáceos—. ¿Quieres que sea yo quien te parta la cabeza con mis propias manos? Ya te dije que te fueras si no quieres que yo mismo te haga huir. —vociferó de manera amenazante.
Los labios de Masumi volvieron a temblar en una mueca temblorosa, hasta convertirla en una de impotencia. —¡Deja de huir tú!
—¿Hah?
—¿Crees que no me doy de cuenta? ¡Yo no soy ciega ni estúpida! —chilló un poco hastiada de todo, pero aún mostrando aquel atisbo de desesperación en su postura.
—Pues no pareciera. —vuelve a decir el más alto, dirigiéndose ahora a los dos rubios—. Llevensela. —jaló una vez más a Miyūki contra él, obligándola a dar una vuelta—. Y preocupense de los suyos, sobre todo mañana. Valhalla va a acabar con la TōMan.
Sin más comenzó a encaminarse mientras jalaba a Miyūki de allí, sin decir ni una sola palabra, incluso pareciendo apresurado de irse de allí. No miró hacia atrás ni un segundo, a excepción de la albina a su lado quien giró su cabeza sobre su hombro y los observó desde la distancia de una manera indescriptible, dejándolos tiesos en sus lugares.
La mirada de Masumi volvió a entristecerse, observándolos alejarse de allí con la pequeña esperanza que tenía de poder hacer algo. Sintió como Chifuyu colocaba una de sus manos en su hombro, dándole un pequeño apretón como si estuviera compartiendo su desolado sentimiento, pero observando como se inclinaba hacia ella y mostraba una sonrisa de determinación la relajó un poco.
—¡No te preocupes, Tenshi-san! Todo va a salir bien mañana, ¡ya verás! —dijo tratando de mostrarse entusiasmado y al mismo tiempo entusiasmarse a si mismo—. ¿No, Takemicchi?
El aludido se encontraba observando la corta cabellera blanquecina que ya se había desaparecido de su vista, guardando muy bien en su memoria como ella le había dado una mirada indescriptible, mirando a Keisuke y luego volviéndolos a mirar por unos segundos. Apretó sus puños con una mirada un poco nerviosa, pero escuchando la voz de Chifuyu, volteó a mirarlo con una sonrisa.
—¡Si! Haremos todo lo posible para que todo salga bien. —trató de mostrar un poco más de seguridad para podersela trasmitir al ángel de la TōMan, porque lo que ella más quería era arreglar las cosas.
Incluso buscaba creerse sus propias palabras. Pero no, él iba a encargarse que se cumplieran.
UNA VEZ MÁS LA NOCHE HABÍA TEÑIDO LAS CALLES DE TOKYO. EN el santuario Musashi estaban reunidos todos los miembros de la TōMan, Masumi jugaba de manera algo distraída con el anillo que había alrededor de su dedos, observando las figuras trazadas en el material de metal. Escuchaba la gran cantidad de las voces de los miembros, esperando que llegaran todos para poder empezarar de una vez por todas.
La última reunión antes de su enfrentamiento contra Valhalla.
Sus labios temblaron en una fina linea por pensar que ya iba a llegar aquel día decisivo, uno que no había deseado por nada que llegara. Pero ya había intentado lo que tenía al alcance de sus manos, sintió incluso un nudo en su garganta por el hecho de que no había podido mantener una conversación lo suficientemente creíble como para demostrar que había intentado persuadir a Baji Keisuke, incluso tratando de buscar respuestas y no recibir ningún.
Esto era muy frustrante.
Sintió repentinamente un contacto metálico y frío chocar con la piel de su mejilla, haciéndola espabilarse y pestañear varias veces hacia la dirección de la persona que le extendió una lata de refresco de cereza contra ella. Observó la expresión seria de Draken mirarla de manera analítica y curiosa.
—Abrumada, ¿eh? —dijo el de tatuaje de dragón mientras metía sus manos en sus bolsillos luego de que ella recibiera el refresco.
—¿Me creerías si te dijera que es más que eso? —hace el intento de una pequeña sonrisa.
—Te creería e incluso apoyaría tus palabras.
Una pequeña risa salió de sus labios mientras colocaba sus manos detrás de ella, sosteniendo aquella lata que él tanto acostumbraba con darle en la mayoría de las reuniones para darle un poco más de energía. Ahora era lo que más necesitaba. Giró su cabeza hacia su novio cuando esté comenzó a encaminarse hacia el frente, enfrente de toda la TōMan. Todos observaron como Mikey se encaminaba enfrente de todos, con aquel porte que intimidaba pero a su vez daba para admirar a los otros; porque su simple presencia provocaba imponencia.
—¡Empezaremos con la reunión previa a nuestro combate con Valhalla! —fue lo que exclamó Draken a su lado, lo suficientemente fuerte como para que todos lo escucharan y prestarán atención.
Masumi mordió su labio y colocó su expresión más seria posible, tratando de no mostrar demasiado por lo abrumada que en serio se sentía. Sólo pudo observar a su novio y al comandante de toda la TōMan mirar hacia todos los uniformados observarle en silencio, esperando las palabras que fuera a decir. Todo se había teñido de silencio ante la presencia del invencible Mikey.
—Gracias a todos por venir. —empezó a decir, sin quitar el gesto serio de su rostro—. Mañana vamos a pelear contra Valhalla. Ellos buscaron pelea, no ganaremos nada con esto... y Baji está con el enemigo. ¡En la TōMan no nos apiadamos de los traidores!
Un pequeño puchero apareció en los labios de Masumi mientras agachaba su rostro, recordando inevitablemente el de Baji Keisuke y el hecho de que no había querido ni verla un segundo. Sólamente suspiro mientras se mentalizaba por lo que se venía al día siguiente, aquella situación inevitable por mucho que quisiera que no pasara. Ken la miró en silencio al verla cabizbaja, pero sólo pudo seguir mirando a su comandante.
Pero, para sorpresa de la mayoria, la expresión del comandante cambía con una cara casi de aburrimiento, sorprendiéndolos con sus palabras: —¿Me permiten un capricho infantil?
—¿Eh?
Tenshi alza su rostro igual de confundida que los demás, dirigiendo sus orbes rosáceos fijos en la figura de Mikey va agachándose poco a poco hasta sentarse en el primer escalon de las gradas, cruzando sus brazos. Su expresión continuaba teniendo aquel porte serio, pero casi parecía haberse suavizado. Su mirada se había suavizado.
—No quiero pelear contra mi amigo. —es lo que declara, colocando una ligera sonrisa de lado. Sorprendiendo a más de uno, aunque los fundadores no tardaron en dejar escapar una ligera sonrisa—. Además, no quiero seguir viendo Masu-chan triste. A ninguno de nosotros nos gusta ver a la mamá de la TōMan triste, ¿cierto?
El cuerpo de Masumi tuvo un pequeño calambre de inmediato ante aquellas palabras, viendo con sus ojos un poco desorbitados la espalda de Sano Manjirō y luego hacia los miembros que comenzaron a exclamar con seguridad «¡no nos gusta!», «¡no!». Su corazón se hinchó ligeramente por notar la manera en la que todos expresaban su descontento porque ella estuviera triste, incluso sus mejillas se ruborizaron un poco por escuchar eso y se sintió repentinamente consolada.
Mikey una vez más se levanta, con una expresión segura—. ¡Esta es la solución que encontré! ¡Quiero que me ayuden! —exclama con imponencia—. ¡Mañana vamos a acabar con Valhalla y traer a Baji devuelta a la TōMan! Y si merece el perdón del ángel de la TōMan, ¡cumpliremos el deseo de la vice-comandante de sacar a Yūki de allí! —una sonrisa enorme se planta en los labios de Mikey—. ¡Así es como vamos a pelear!
Todos comenzaron a exclamar por su pandilla, motivados de sus palabras y entusiasmados, no colocando pero alguno por todo lo que dijo. Comenzaron a corear el nombre de la pandilla con entusiasmo, con admiración, en donde los tres comandantes no hacían más que observar con atención lo que él lider de todos podía provocar con unas breves palabras. Mikey sonrió de lado y dejó salir un enorme suspiro, sintiéndose repentinamente tranquilo y algo satisfecho.
—Lo siento, Kenchin, Masu-chan. —se disculpa el rubio, mirando atentamente a sus compañeros gritar una y otra vez por la Tokyo Manji—. ¿Fracasé como comandante?
—¿No escuchas su respuesta? —dice el del tatuaje, con una sonrisa en sus labios—. Incluso Masu está llorando de la emoción.
Ambos observaron hacia la más baja quien efectivamente estaba soltando una y otra vez lágrimas, de aquel lado completamente sensible que no podía aguantar escenas fuertes y que aún se soltaba a llorar con facilidad. Pero no eran lágrimas de tristeza, eran lágrimas de emoción, de ilusión, sintiéndose tan conmovida que no había podido aguantarse a abrir el grifo de sus ojos. Manjirō no pudo aguantar carcajearse de aquella manera risueña que sólo él podía hacerlo al ver el manojo de lágrimas en el que se convertía.
—¡Pero si te voy a cumplir el capricho con la chica de Baji! —se quejó de manera divertida, observando como ella trataba de limpiarse las lágrimas—. Agradece que no me mordiera la lengua. Personalmente todavía me cae mal, pero como dices: a veces las cosas se pueden resolver hablando... Bueno, mañana no será así, pero encontrarás en algún lado la oportunidad de hacerlo, a no ser que ella-¡ay, Kenchin! —se quejó cuando esté le dió un zape en la cabeza.
—Pero no busques asustarla y cagarla, idiota. —le regañó debido al hecho que iba a comenzar a meterle cosas a la cabeza con las lamentables posibilidades del día de mañana.
—D-Dejen que lo procese un poco, aunque de alguna manera lo esperé. Me conmovió. —Masumi suspira temblorosa mientras se echaba aire con una de sus manos al rostro, no haciendo más que Manjirō volviera a reír—. P-Pero no entiendo... Tú aún no te convencías con Yūki-chan...
—En realidad fue Kenchin que me terminó de convencer. —ella alza sus cejas y luego dirige su mirada hacia el más alto quien se encogió de hombros.
—¿E-En serio? —murmuró un poco sorprendida y cohibida, sobre todo cuando él había sido el primero en señalar que Miyūki no era confiable.
—Lo pensé mucho, incluso me senté a hablar con Peh. —revela, recordándose a si mismo junto con aquel chico de mirada algo enloquecida, y que de alguna manera había atentado con su vida—. Literalmente sus palabras fueron «si una mierda como yo fue perdonada, ¿por qué ella no lo sería?».
Masumi rio un poco temblorosa al escuchar perfectamente en su cabeza al antiguo vive capitán de la segunda división exclamar de aquella forma peculiar que tanto lo caracterizaba.
—Además, puede que tengas razón; si Peh fue persuadido por los de Moebius, ella pudo haber estado en el mismo lugar y lógicamente es lo más probable. —admite con cierta resignación, luego alzando una sonrisa de lado—. De cualquier manera, tendrás a la TōMan y a todos nosotros cubriéndote. Así que sólo basta esperar.
Tenshi continuó mirándolo con sus ojos aún algo cristalizados y sonrió, desviando la mirada unos momentos hacia la Tokyo Manji aún coreando de manera entusiasmada el nombre de la pandilla. Se sintió tan enternecida y conmovida de que todos estuvieran tan dispuesto a pelear, pero al mismo tiempo, cumplir su capricho. Por un momento quiso llorar nuevamente, pero sintió como le daban un pequeño apretón en su hombro, sintiendo un brazo deslizarse en estos.
—Tienes al invencible Mikey de tú lado.¿Qué más puedes pedir? —alardea Manjirō con una sonrisa mientras se señalaba.
—Que sea menos idiota, quizás. —menciona Draken con un poco de diversión, casi de inmediato recibió una mirada de muerte.
Masumi soltó una pequeña risa y asintió a sus palabras, volviendo a mirar a toda la TōMan reunida y dispuesta a pelear el día de mañana. En dónde llegaría finalmente el día decisivo, en donde iban a pelear pero iban a traer devuelta a Baji Keisuke, junto con Hayami Miyūki.
Llegaría el día decisivo: la Tokyo Manji contra Valhalla.
Me creerian si les digo que justamente cuando escribí la interacción de mami Tenshi y Baji comenzó a sonar en mi playlist Mr.loverman?
SABEN LO TEDIOSO PERO A SU VEZ ESPERADO Q SE ME HIZO EL CAPITULOOOOO
(casi 10k palabras)
siempre me pasa que estoy a un capítulo previo de lo intenso, ME BLOQUEÓ COMO LO HICE CON ESTE
es mi mecanismo de defensa que no quiere escribir lo que se va a venir a continuación
No quiero, no soportaré (yo lo escribiré)
EN FIN, fuera de que ya viene el enfrentamiento que todos esperan y teme, AQUI ESTA UN CAPITULAZO LUEGO DE COMO UN MES PARA QUE CUMPLIERAN LA META👹
aunque dure unos tres días terminando el capitulo posterior al cumplimiento, pero es que como dije y pudieron leer, EL CAPITULO ES LARGO
Hablando del capítulo, ¿que les puedo decir? Ya volvió contenido de la pareja de esta historia, si q si
Extrañaba escribir de ellos siendo acaramelados y así, sobre todo porque de alguna manera Manjirō transmitía su temor creciente mientras llegaba el día
Y AL FIN ENCUENTRO CON MIYŪKI, de quién por cierto ya tiene su libro publicado, titulado STRONG en mi perfil😈
En fin, lo q me dolió fue escribir la interacción de Baji bonito y mami Tenshi y que justo sonara mr.loverman👹
Mi playlist sabe cosas
BUENO, sólo me queda decirles que comenten y voten para que puedan tener el siguiente capítulo, que ya es el enfrentamiento de la TŌMAN CONTRA VALHALLA, AHHHHHn
no estoy lista
Recuerden que tengo un canal de difusión donde subiré adelantos y curiosidades ❤️
Preparen los pañuelos y las palomitas (yo lo haré)
❪📚❫',·curiosity's zone
#No sé si alguno ha llegado a fijarse, pero la personalidad a Mikey hacia Tenshi se está volviendo más protectora y posesiva. Claro que él con sus cercanos es posesivo, pero a comparación de antes, está un poco más intenso.
#Aunque pareciera que Mikey mandó a Takemichi y a Chifuyu a cuidar a Tenshi, en realidad fue más por obra de ellos mismos (sobre todo de Takemichi por obvias razones). En realidad Mikey había mandado a Draken debido a que iba a estar ocupado, pero este al ver que ya estaban ellos ahí decidió no intervenir.
#Puede que se preguntaran que pasó con todo lo que dijo Mikey de no despegarse del lado de Masumi. En realidad él si estuvo alrededor de donde ella estaba, sólo que se estaba encargando de las ratas que conseguía merodeando donde ella estaba.
→S H A N X L A B Y X←
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