❪𝟰𝟰❫ ; 𝗶'𝗺 𝗿𝗶𝗴𝗵𝘁 𝗵𝗲𝗿𝗲, 𝗰𝗼𝗺𝗺𝗮𝗻𝗱𝗲𝗿.
❪ARC THREE; EVERYTHING FOR THE ANGEL❫
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CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO;
YO ESTOY JUSTO AQUÍ, COMANDANTE
❛inhala y exhala❜
Si no cumplen la meta, ¡no se actualiza hasta que sea cumplida!❌
Y si, hablo por ustedes, lectores fantasmas. Dejen su voto y así sea un comentario para que tengan capitulo nuevo.🐣
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©Shanxlabyx
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TODO EL LUGAR ESTABA CUBIERTO DE SILENCIO, A LA lejania podía lograr escucharse el pasar de los autos y las motos, provocando un tenue sonido, pero que en aquel espacio del tunel se llegaba a escuchar amortiguado.
Pequeñas gotas que escapaban de la tubería caían hacia el suelo, provocando un sutil sonido de chapoteo, el cual se intensificó en un instante cuando los pasos se hicieron presentes, pisando uno de los pequeños charcos que habían en la superficie de concreto. Su figura se hizo pequeña al lado del alto joven de espaldas que estaba mirando al final del tunel en silencio, suspirando de vez en cuando.
Su cabello se movió ligeramente cuando terminó a sus espaldas, en donde el bombillo sobre ellos dislumbró sus hebras oscuras mayormente teñidas de rubio, apenas cubriendo el tatuaje que se encontraba en su cuello. Alzó sus orbes dorados hacia arriba, manteniendo una expresión un tanto estoica.
—¿Por qué me llamaste, Draken? —cuestionó el más bajo con las manos metidas en los bolsillos, mirando al chico del tatuaje del dragón voltearlo a mirar.
—Cuanto tiempo, Kazutora. —el aludido sonrie en respuesta a la par que asentía, dejando aquel gesto facial en su rostro. El ambiente continuaba siendo bastante silencioso, apenas escuchándose ruido al rededor. Ken mira hacia un lado y habla—. ¿Por que no cancelamos la pelea?
Inmediatamente el del tatuaje del tigre se tensa por esa mención, observándolo sin parpadear.
—Gane o pierda no me sentará bien. —continuó hablando, agachando la mirada hacia el suelo para voltear a mirarlo con atención, observando su expresión casi sombría—. No lo entiendo, Kazutora. ¿Por qué odias tanto a Mikey? Mikey testificó a tu favor. Por eso saliste antes de la correccional. ¿Sabes lo mucho que...?
—Callate. —dijo de tajo, ya no teniendo la pequeña sonrisa que anteriormente tenía en el rostro—. Dos años... Dos valiosos años de mi vida en una celda. —mira hacia el suelo, recordando aquel periodo de tiempo que nunca más iba a recuperar, por mucho que quisiera—. Ya no soy el mismo que solía ser.
—Aún así, te considero mi compañero.
Ambos se quedaron mirando fijamente por varios segundos luego de sus palabras, en donde Kazutora no hizo más que comenzar a caminar y pasarle por el lado sin voltear a mirarlo devuelta, dejando a Draken con las palabras en la boca y las ganas de decir algo para convencerlo. Porque, tal como lo había dicho, no quería que aquella pelea se llevara a cabo.
Después de todos, él había sido un amigo cercano e importante para él, para todos. Y el hecho de que las cosas se estuvieran llevando así, recordando como antes sólo tonteaban y peleaban juntos... Era algo demasiado triste, algo que no quería que sucediera.
—Y eso es lo que detesto de ti, Draken. —dice Kazutora, deteniéndose un par de pasos a sus espaldas, sin dejar de ver hacia el final del tunel—. Vamos a destruir a la TōMan después de pasado mañana.
—Esto no es lo que quiere Mikey.
Nuevamente no respondió, mirando nuevamente hacia la nada. Kazutora mostró poca importancia a lo que decía, porque realmente no le importaba. Se mantuvo en silencio, sosteniendo cada uno de sus pensamientos con firmeza. Metió las manos en sus bolsillos y dio un par de pasos, queriendo irse de allí.
—¿Acaso es por ella? —sin embargo, apenas escuchó esas palabras, se detuvo abruptamente—. Si piensas que haciendo esto la vas a ganar, estás equivocado. Sé que la quieres bastante, Kazutora. Entiendo que es lo que sientes hacia ella, y a veces eso saca la peor o la mejor parte de nosotros. —dice, dejando salir un pesado suspiro—. Pero si tanto quieres a Masu, deten esto y no la lastimes más. Al menos has eso por ella y cancela la pelea.
El chico del tatuaje de tigre tuvo un pequeño retorcimiento dentro de su estomago, en donde sus labios se apretaron entre si y formaron una fina linea, que poco a poco formó una mueca casi vacía, asi como la mirada en sus ojos, dejando salir una pequeña risa algo seca. Alzó la mirada, pensando unos segundos en el pequeño tema de conversación que inevitablemente se hizo presente.
—No te tienes porque preocupar. —respondió con cierta tranquilidad, apretando las manos dentro de los bolsillos de su abrigo, volviendo a encaminarse—. Yo no dejaré que salga lastimada.
Ken se mantuvo algo cabizbajo, con las manos metidas en sus bolsillos, escuchando como poco a poco los pasos de quien continuaba considerando como un gran amigo se alejaban hasta no oirse más. Un nuevo suspiro escapó, lleno de pesadez, así como la pesadez que sentía en su pecho por toda esta situación; sentía que todo se estaba acumulando en todo su ser.
Pero si ese era el caso y realmente no había vuelta atrás... No había más opción, y era algo que realmente lo afectaba.
Y eso era lo que terminó diciéndole a su colega y mejor amigo, reaccionando de la manera que imaginó, en donde su mirada se mostró perdida en algun punto, mirando hacia la nada. Esperó que le dijera algo en especial, pero lo único que hizo fue suspirar largamente.
—¿Ya no hay vuelta atrás...? —Mikey miraba fijamente la CB250T, en donde el aire agitaba su cabello con ligereza, acompañando a su silenciosa tristeza. Alzó una de sus manos, y la apoyó en su motor—. ¿Qué habría hecho mi hermano?
Draken lo miró por varios segundos y luego suspiró, formando una sonrisa de lado. —Quien sabe. ¿Y si lo conversas con alguna de tus nenas hasta quedar satisfecho? Claro, si a Masu no le da celos que salgas con ambas. —bromeó.
La mirada de Manjirō se suavizó un poco por su pequeño comentario, en donde sus labios cedieron y dejaron salir una pequeña sonrisa, aunque una muy leve y sutil, ya que, realmente no se sentía con muchos animos en ese momento. Pero había agradecido esas palabras, ya que lo hizo recordar a la persona que podía calmarlo y despejarlo en momentos como esos.
Bueno, las dos. Si es que una se consideraba persona.
—Suena bien... —murmuró, sintiendo como el más alto se acercaba a él y le daba un par de palmaditas en el hombro.
—Ya verás que con sólo pasear un rato con ella te tranquilizará. —trató de animarlo un poco más, viendolo asentir con una expresión quizás más suave, aunque no pudo evitar formar una ligera mueca por si mismo, pensando; si es que ella no estaba igual de estresada con la situación.
«No te tienes porque preocupar. Yo no dejaré que salga lastimada»
Mierda, ¿por qué esas palabras de Kazutora se sentían tan inquietantes? No sabía si tranquilizarse o asustarse más, recordando incluso el día del Tres de Agosto, como ella pudo haber estado al borde de su vida, así como él. Aún sentía cosquillear de vez en cuando la cicatriz que ahora recorría su abdomen, no quería imaginarse que el día del enfrentamiento contra Valhalla terminara de esa manera. Aunque se viera relajado, de cierta manera, en serio este enfrentamiento lo inquietaba.
Sabía que Kazutora no había tenido la intención de hacerle eso a Shin'ichirō, pero no sabría decir cómo sería su mentalidad ahora. Aunque no quisiera aceptarlo, habían pasado dos años lejos y quien sabe que tanto pasó en la correccional.
Rayos, ¿por qué estaba pasando todo esto ahora?
Manjirō miraba hacia su dorayaki en su mano, estando recostado contra su CB250T. Dejó salir un ligero suspiro nasal viendo la parte de aquel dulce ya mordida con un poco de aburrimiento, se encontraba tan absorto en todo aquel asunto que no podía comérsela como en otra situación lo hubiera hecho en un sólo bocado.
Se sentía tan perdido en esos momentos. No podía estar concentrado.
De repente, se sintió más observando de lo que le gustaría, sobre todo en ese momento. Su ceño fue frunciéndose mientras le daba un mordisco a su dorayaki y giraba a ver hacia un pequeño grupo de chicos observándolo casi con fastidio, aunque casi al instante en el que él dirigió sus ojos hacia ellos sintieron una pesadez apenas su oscura mirada se posó sobre ellos.
—¿Qué? —mostró una mirada fría hacia ellos mientras masticaba, provocando que casi de inmediato se tensaran.
—Bueno, nos vemos mañana entonces. —la dulce voz de su chica se hizo presente en sus oídos, en donde giró lo suficiente su rostro hacia atrás para poder observarla salir del establecimiento.
No faltó mucho para que distinguiera su cabellera rizada moverse a la par que ella, en donde se despedía de sus compañeros, aún usando su uniforme de trabajo, aunque se estaba colocando un suéter encima. Su expresión se relajó considerablemente cuando observó su rostro tan dulce y lindo como siempre, en donde sus orbes rosáceos llenos de brillo y vida se encontraron con los de él. Mikey sonrió al ver su pequeña sorpresa.
—¡Manjirō-kun! —soltó en forma de saludo, llegando a su lado. Una dulce sonrisa, aunque aún algo sorprendida, se formó en sus labios—. No esperé verte hoy.
—Yo también te extrañé. Gracias. —bromeó un poco, dejando salir una pequeña risita cuando Masumi no tardó en darle un abrazo—. Ya sé que había dicho que hoy no pasaría por aquí, pero necesitaba hacerlo. —correspondió gustoso su abrazo.
—Ya veo. Bueno, me alegra verte. —dice en respuesta mientras sonreía un poco más, separándose, aunque el rubio no tardó en buscar sus manos.
—¿Te molesta si damos un paseo? —cuestiona con tranquilidad, mostrando una ligera sonrisa—. No tardaremos. Será algo rápido.
El ángel de la TōMan pestañeó un par de veces por su proposición, sonriendo con un poco de curiosidad, preguntándose de que podría tratarse.
—Claro.
SUS ORBES OBSERVABAN LAS PEQUEÑAS LUCES DE LA ciudad de Tokio desde aquella bahía. Sentía la fría brisa marina chocar contra su rostro, provocando una gran frescura, moviendo su cabellera suavemente. Sentía una gran tranquilidad.
Bueno, se sentía aún algo inquieta en ese momento. Sentía que algo debía, o más bien, realmente le estaba sucediendo. Puede que le encantará ir a dar una vuelta con Mikey y todo eso, realmente necesitaba un suspiro en ese momento por el cansancio que cargaba encima por el simple hecho de su trabajo y eso era como un momento de descanso de todo... Pero seguía habiendo ese algo.
Miró de soslayo hacia su novio, quien al igual que ella veía fijamente hacia más allá de la bahía, en donde su cabello rubio también se movía, estando sólo ambos al lado del otro. No tenía aquella sonrisa que siempre lo caracterizaba, incluso cuando estaba con ella, así que no fue difícil asumir que había algo más. Inclinó su cabeza, apretando un poco sus labios.
—Nee... —musitó suavemente, volteándolo a mirar, aunque él continuaba viendo hacia el mar—. No es que me moleste venir contigo, pero... ¿Por qué siento que hay una razón en especial?
Manjirō la miró de reojo por algunos segundos para volver a mirar hacia enfrente, respirando con profundidad. Duró varios segundos sin decirle nada, viendo hacia él agua, tratando de pensar en que decirle. No duró mucho para que abriera la boca y hablara:
—Vamos a darnos un chapuzón.
—¿Qué? —dice Masumi confundida y sorprendida por su sugerencia, que más bien fue una afirmación cuando él bajó más para la zona de la arena y se fue quitando la chaqueta de la TōMan—. ¿Es en serio?
—Muy en serio. —responde concentrado en lo suyo, dejando la chaqueta en la arena, quitándose luego las botas.
—¿Sabes que cualquiera puede verte?
—Nah. No es posible a esta hora. Con tal de que tú me mires estoy cómodo. —le sonríe desde abajo mientras iba arremangándose el pantalón hasta las rodillas—. Aunque no será un chapuzón literal. Se siente el frío en el aire y no quiero morir de frío.
Masumi frunció el ceño aún bastante confundida y sorprendida por aquella loca idea, incluso aún incrédula y negada a creerse que si lo haría, aunque le tranquilizara que sólo quisiera meter los pies. Seguía pareciéndole algo descabellado, aún esperando el momento donde le diría que sólo estaba bromeando y no estaba tan loco como para hacer tal cosa.
Rayos, es Sano Manjirō. A él le encanta hacer locuras.
Observó en silencio como sólo quedó con la camiseta que tenía debajo de la chaqueta y el pantalón arremangado. Aún se encontraba un poco incrédula de verlo haciendo tal cosa, pero entrecerró sus orbes casi con resignación mientras resoplaba, yendo rápidamente hacia donde estaba él con un poco de dificultad por la arena en sus zapatos, teniendo la obligación de quitárselos para que luego no le fastidiara.
Masumi no hizo más que suspirar por ver a su novio adentrarse en el agua hasta las rodillas, escuchando como terminaba por quejarse por el mismo frío apenas metió los pies en el agua. Hizo un pequeño gesto de querer reírse mientras se agachaba con cuidado en la arena, atrayendo sus piernas hacia ella.
—Joder. Mierda, esto está muy frío. —Mikey continuaba maldiciendo, teniendo sus manos en alto—. ¿Ya consideraste acompañarme?
—No, gracias. Estoy muy bien aquí. Ya me di cuenta que está muy frío. —dice con un poco de gracia, dejando luego una expresión pensativa—. Sigo diciendo que sabes algo y te tiene inquieto.
—¿Mm? ¿Por qué lo dices? —ignora olímpicamente su acusación, volteando a mirar hacia el agua cristalina. Estaba lo suficientemente cerca de él para hablar—. Estoy muy bien.
—No dije que estás mal, si no que estás inquieto o más bien pensativo. —Masumi cruza sus brazos sobre sus rodillas, suspirando—. Te conozco lo suficiente... Además, estás menos hablador que de costumbre.
—Ya te dije que estoy perfectamente bien.
—Sano Manjirō...
El aludido se queja ligeramente por escuchar como lo llamaba por su nombre completo sin pudor ni ningún honorífico como siempre solía usar con él por cariño. —Ya dije que no es nada en especial.
—Pero sigue siendo algo. —insiste la muchacha más baja. Mikey la mira con un poco de cansancio, así que ella alzó sus manitos en resignación—. Pero tranquilo. Si no te sientes cómodo para decirme...
—¡Bien! Bien. Te lo voy a decir. Odio esa manipulación a la inversa o como sea que se diga. —se queja como niño pequeño dejando salir un fuerte suspiro—. Recuerdas que en tres días vamos a pelear contra Valhalla, ¿verdad?
—Si. Lo tengo muy en mente. —Manjirō muestra una pequeña mueca al escuchar su respuesta. Se lo esperó.
—Ssbes que... aparte de Baji y Yūki, está involucrado Kazutora, ¿cierto? —Masumi se quedó en silencio por sus palabras y asintió ya sin emitir sonido alguno, en donde su expresión se volvía vacilante—. Kenchin fue a hablar con él esta noche para tratar de cancelar la pelea.
Masumi casi de inmediato mostró interés por ese hecho, enderezándose en su lugar mientras lo veía mirar perdidamente hacia abajo, hacia el agua que lo recorría hasta las rodillas. Notó como su mirada se teñía de un sentimiento inexplicable, pero dándose de cuenta lo perdido que estaba. Aunque no era precisamente ahora.
—Claramente le dijo que no lo iba a hacer. Que Valhalla va a destruir a la TōMan después de pasado mañana. —dice de forma apagada, girándose y hacia ella pero sin mirarla, sólamente encaminándose para ya poder salir del agua, aunque haya estado tan absorto en sus pensamientos que se olvidó del frío—. Hubiera ido yo a hablar, pero tengo en claro que es lo último que él quiere y prefiero no alterar las aguas y que simplemente se desquite lo que se tenga que desquitar conmigo en el enfrentamiento.
Masumi se quedó viendo su expresión con un poco de preocupación. Sabía que está situación lo estaba afectando de esta manera, sobre todo al recordar el suceso tan trágico a lo que lo habían llevado, lamentablemente. Era irónico como la muerte de Shin'ichirō desencadenó tantas cosas como para que terminaran enfrentándose entre si, y no de manera amistosa. Mikey más que nadie no quería que esa pelea se llevara a cabo y lo notaba.
Lo siguió con la mirada hasta enfrente de él en donde continuaba mirando hacia cualquier lado menos hacia ella. Ladeó un poco su cabeza, viendolo trazar su dedo en la arena de manera perdida. Ella suspiró y extendió ligeramente su mano para que la tomara, cosa que no dudó en hacer, aunque continuaba notándose triste.
—Tú no has hecho nada malo, ¿okey? —trata de consolarlo un poco, apretando un poco su mano en comprensión, sabiendo que se estaba echando esa carga encima. Tenshi se queda en silencio unos segundos, alzando la mirada—. Quizás si yo voy y hablo con él...
—No. —Mikey niega casi de inmediato, casi agarrando su mano de manera posesiva. La femenina lo mira con atención—. Kenchin ya habló con él
—¿Y qué pasa? No le veo nada de malo que yo hable con él... Quizás pueda convencerlo.
—Si le insistimos más quien sabe si incluso adelante la pelea o la inicie ahí mismo. Y lo que más quiero ahora es que nunca llegue esa pelea. —Masumi se queda mirándolo un rato, en donde él giró la mirada hacia otro lado—. Sé que Kazutora fue nuestro amigo, nuestro compañero. Yo menos que nadie quiere que está pelea se lleve a cabo, por eso le pedí a Kenchin que tratara de hablar con él.
—Entiendo... —murmura un poco dudosa, sintiendo una incomodidad debido a que quería arreglar la situación de alguna manera. Al menos ayudar—. Pero podría intentarlo. Si sólo vuelve a decir que está decidido, pues que más podemos hacer... Si hablo con él, quien sabe si incluso...
—¡Que no quiero que hables con él y punto! ¡Sólo hazme caso! —Masumi se sobresalta apenas alzó la voz. Ambos se quedan en silencio, Mikey tomándose la cabeza y revolviéndose el cabello—. Mierda, sólo quiero mantener un poco de control en la situación para que no vuelva a suceder lo del Tres de Agosto. Que incluso Baji se haya ido a Valhalla de alguna manera descarriló todo.
La expresión de Masumi se suavizó con algo de preocupación al oir su voz un tanto temblorosa, como si estuviera ahogando un nudo en su garganta. Saber el hecho de que estaba tan estresado al punto de incluso querer llorar le lograba dar a entender como era que se sentía. Inclinó su cabeza un poco mientras su mirada se mostraba preocupada por él, quien tenía su cabeza casi escondida en sus rodillas.
—Sé que me dirás que no vamos a perder nada intentándolo, que perderíamos más si no lo hiciéramos... —dice el invencible Mikey, con un tono de voz apagado y casi entrecortado—. Y te juro que si lo intentamos, pero no tuvimos una respuesta positiva. Sé lo terco que es Kazutora y que si tiene un objetivo, es difícil sacarselo.
—Entiendo lo que me quieres decir. En serio lo hago, no digo que no. Creo que todos sabemos cómo es él. —mira hacia abajo mientras respiraba profundamente por la nariz—. Y sé que puede ser difícil, nadie quiere que esa pelea llegue, menos cuando no sólo es Kazutora quien está metido...
—No sólo estará Kazutora, estará Yūki, la misma persona que pudo haberte matado. —dice abruptamente, tensándola un poco Por su nombramiento; siempre que la nombraba, lo decía casi con resentimiento—. Por mucho que te duela, ella es peligrosa, sea cual sea la razón. Sé que te duele aceptar que ella haya hecho eso, incluso puedes tener razón de que haya sido influenciada por alguien a hacerlo como Pehyan. Pero sea como sea, la persona que la empujó a hacerlo puede estar todavía involucrado con ella y puede intentarlo de nuevo.
Y si que le dolía ese hecho, esa verdad. Incluso casi sintió como aquella parte de su cabeza donde fue golpeada trató de dolerle como un recordatorio de que lo que ella había intentado si sucedió. Una parte aún se negaba a aceptarlo, incluso tratar de borrarlo de su mente. Toda esa noche había sido horrible, de muchas maneras.
Bueno... No terminó mal, y lo admitía. Pero saber y pensar que eso si había sucedido, que Miyūki si había atentado contra ella, y sí no fuera por Takemichi, quien sabe cómo hubiera terminado... A veces temblaba con sólo pensarlo.
—No creo poder soportar que te vuelva a pasar algo como ese día, e incluso peor. —reveló el invencible Mikey, diciendo su más profundo miedo en esos momentos. Alzó su rostro hacia ella, en donde mostraba una sonrisa forzada—. Siempre espero ansioso un enfrentamiento, pero si soy honesto, este es el enfrentamiento que no quiero que llegue nunca.
La mirada de Tenshi se volvió llena de incertidumbre ante sus palabras y el sentimiento tan intenso como oculto que demostraba con una sonrisa, sintiendo algo apretujarse con fuerza en su pecho. Dejó salir un suspiro lleno de pena y comenzó a gatear hacia hasta quedar cerca de él, en donde incluso Mikey aflojó sus brazos para que ella se acercara lo suficiente, sintiendo como terminó abrazándolo. Un abrazo que realmente necesitaba en ese momento.
Mikey entrecerró sus ojos un poco mientras sentía la pesadez disiparse un poco al sentir su calidez de cerca, incluso alejando el frío que sentía en su interior luego de haber metido los pies en el agua. Pero ahora, lo que más necesitaba.
—Tranquilo, Manjirō. Yo estoy aquí. —decía ella de aquella manera llena de tranquilidad que tanto lo tranquilizaba, que lo llenaba de calma—. No puedo asegurar que todo vaya a salir perfecto, pero si puedo asegurar que no estás solo. Yo estoy aquí.
Manjirō recuesta su mejilla en su hombro mientras dejaba salir un pequeño suspiro, casi como si de alguna manera comenzara a sentir un poco más de ligereza en su cuerpo. Cerró sus ojos, tratando de concentrarse sólo en su cercanía, su calor y aquel distinguido aroma a perfume dulce pero suave que podría reconocer en cualquier lugar.
—¿Qué debería hacer ahora...? —cuestiona con un poco menos de pesadez, moviendo su rostro contra su hombro para terminar ocultándolo allí—. Primero Baji, ahora Kazutora... No quiero pelear con ninguno... —admitió, con una voz un poco más baja, más pequeña.
—Todo se va a resolver de alguna manera. —se separa un poco de él para verlo al rostro, posando una de sus manos en su mejilla con gentileza—. Ya sea hablando, ya sea peleando... Se va a resolver. Quizás es de esos momentos en donde sólo hay que esperar a ver qué sucede... —hace una pequeña pausa, sonriendo—. Pero no estás solo, ¿si? Me tienes a mi, tienes a Ken-kun, a la TōMan. De alguna manera todos estamos aquí contigo, comandante.
Mikey la mira directamente a los ojos por varios instantes, alzando sus cejas, para no tardar en formar una sonrisa y comenzar a reírse de manera risueña, como si hubiera acabado de escuchar algo gracioso. Pero definitivamente lo calmó.
—Diablos, ¿me llamaste comandante? —se mofaba un poco mientras se reía tal como él podía hacerlo. Masumi sonreía al verlo a él sonreír—. Rayos, creo que es la primera vez en toda mi vida que te escucho llamarme así.
—En teoria, eres mi comandante. —sonrió Masumi, sintiéndose satisfecha al verlo sonreir.
—Lo sé. —Mikey vuelve a reir, sintiéndose un poco extraño de que ella lo llamara de esa manera, aunque literalmente si fuera su comandante. Nunca lo llamó así, incluso siendo ella su vice comandante—. Sólo me sorprendió un poco. Nunca te escuché decirlo, menos tan seria.
—Pues es que estaba hablando en serio. Deja de burlarte de mi cada que tengas oportunidad. —se queja un poco, pero siendo incapaz de quitar la sonrisa en su rostro—. Yo estoy justo aquí, comandante. Para lo que necesites.
Mikey sonrie un poco más ante sus palabras que siempre lograban reconfortarlo de una manera que incluso aún no lograba comprender del todo, sólo entendiendo que eso sucedía con ella y nadie más. Era la única que podía calmarlo, relajarlo, ser su luz en momentos tan opacos como ese.
—Gracias, Masumi. —decía con su frente apoyada contra la de él, viendo su tierna sonrisa—. Ahora... —murmura, en donde se escuchó el chillido de Masumi cuando la cargó sobre su hombro—. ¡Un chapuzón!
—¿¡Estás loco!? —se aferra aterrada a su espalda cuando él comienza a caminar hacia el agua—. NOOO.
MIKEY ESCUCHABA LOS PEQUEÑOS SISEOS TEMBLOROSOS DE Masumi detrás de él mientras esperaban en el semáforo, sintiendo su pequeño cuerpo temblar contra su espalda como un témpano de hielo.
—N-No puedo... creer que en serio me hayas lanzado con todo y... r-ropa. —decía la muchacha titubeante mientras se acurrucaba contra su espalda, envuelta entre su chaqueta de la TōMan.
—Juro que eso si fue un accidente. —dijo un poco apenado, apoyando una de sus manos en el manubrio mientras la veía sobre su hombro—. Me tropecé con algo y te solté. Incluso me mojé yo...
—P-Pero yo me empapé de pies a cabeza.
Manjirō deja salir un pequeño suspiro por escuchar su voz temblorosa. A pesar de todo, Masumi era alguien algo débil físicamente, no tanto de fuerza, si no que era muy... delicada, por así decirlo. Recuerda cuando tenían once años y en el más mínimo cambio de clima terminaba con un resfriado. Actualmente no es muy diferente, pero al menos no le pegaba tanto como cuando era niña.
Había tenido que darle su chaqueta de la TōMan para que al menos agarrara un poco más de calor mientras llegaban los más pronto posible a su casa y así, como ella decía dramáticamente, evitar enfermarse y no poder ir al trabajo. Sobre todo porque no faltaba mucho para que llegara la época de invierno y ya se sentía el frío en el aire.
Desde octubre se siente diciembre, literalmente hablando.
El estornudo de Tenshi lo hizo mirarla nuevamente, colocando una pequeña mueca en sus labios al ver indicios de que podría resfriarse por su tonto descuidado. Colocó su mejor sonrisa y la atrajo ligeramente de la nuca para apoyar su mejilla contra la de ella, frotándola ligeramente mientras ella apretaba sus labios en su puchero.
—Tranquila, Masu-chan. Llegaremos rápido a tú casa, te darás una lucha y nos acurrucaremos. —canturreó el capitán de la TōMan risueño, escuchando el aumento de los motores a su alrededor indicando que ya debía de avanzar—. No hay nada como acurrucarnos los dos juntitos.
—E-Eso no quita el hecho de que me dejaste caer al agua... —volvió a decir la ojirosa mientras terminaba por abrazarse a su espalda cuando él volvió a arrancar su CB250T.
—Pero lo bueno es que estaremos acurrucados.
—Tonto.
Mikey sonrió mientras el aire chocaba contra su rostro conforme avanzaban, sintiendo efectivamente tranquilidad en todo su cuerpo con sólo estar con su chica y pasear en la CB250T, tal como había dicho Draken. Había tenido razón, logró despejarse con sus dos posesiones más preciadas. No podía pedir otra cosa en ese momento.
No tardaron mucho en ya divisar su casa, Manjirō suavizando su mirada con ligereza, sintiéndose realmente tranquilo en ese momento. No quería separarse de ella, ya que, aunque de alguna manera ya estaba más relajado y con la mente menos opacada por todo el tema del enfrentamiento contra Valhalla, aún asi estaba esa parte de él que no podía estar completamente tranquilo. Esa incertidumbre constante de que tenía que pelear encontrá de dos de sus más cercanos amigos como enemigos en solo tres días continuaba presente.
Le daba mucho miedo lo que llegue a suceder ese día. Desde el Tres de Agosto die hizo presente ese pequeño miedo de que le sucediera algo a sus más cercanos, sobre todo a Masumi. Pero, con sólo sentirla abrazarse a él lo calmaba un poco, pensando en sus palabras.
«(...) no estás solo, ¿si? Me tienes a mi, tienes a Ken-kun, a la TōMan. De alguna manera todos estamos aquí contigo, comandante.»
Una vez más una sonrisa algo tonta se formó en sus labios, siguiendo con la mirada como Masumi con cuidado se bajaba de su CB250T, dándole la mano para que se sostuviera y no cayera. Diablos, si cualquiera viera ese lado casi idiota, según él, y meloso tal vez caería la fachada intimidante que había impuesto ante todos. Esa era como una carga y obligación mostrarse firme e intimidante para los demás, mostrar una imagen y persona a quien los demás temieran y le tuvieran respeto.
Pero... Con sólo ver a Masumi, cada parte de él se suavizaba. Y más cuando tan siquiera tenía su atención física, se derretía.
Quizás si era un cursi...
—Nee, Masu-chan. —llamó una vez se bajó de su nena, siguiéndole el paso y tratando de estar lo suficientemente cerca de ella al sentirla y notarla temblar bastante.
—¿Q-Qué pasa? —cuestiona aún bastante titubeante, concentrándose en abrir la puerta.
—¿Estás molesta conmigo?
—No, no lo estoy. —niega con su cabeza, abriéndola y pasando, siendo seguida inmediatamente por él.
—¿Segura? —insiste casi como un niño pequeño, imitándola en quitarse los zapatos. Casi parecía seguir cada uno de sus movimientos y repetirlos—. Juro que no era mi intención, no te iba a lanzar.
—Ya está bien. Ya pasó.
—¿En serio?
—Si.
—¿Completamente segura?
—Manjirō.
El aludido rio un poco cuando escuchó su voz llamarlo con cierta severidad y al mismo tiempo cansancio por su propia insistencia, observándola ir a la cocina aún con su chaqueta de la TōMan puesta. Le provocaba ternura lo pequeña que se veía con ella puesta, sobre todo cuando la de él era de un diseño más grande.
La siguió con la mirada, preguntándose que es lo que estaría haciendo precisamente; la vio buscar un olla, quien sabrá para que, pero mantuvo su atención completamente en ella. Dudó un poquito en acercarse, aunque no sabía porque se preocupaba si Masumi era como un angelito del cielo. Claramente no iba a demostrar su enojo o sentirlo como tal, aunque aún estaba esa partecita de él que le inquietab.
La ojirosa, por su lado, se dió de cuenta fácilmente en que era lo que él tenía, observándolo de reojo por unos momentos pero antes de voltearse para aclararle que se encontraba perfectamente bien, sintió sus brazos rodearla y abrazarla. Se quedó quieta por unos minutos, sintiendo como frotaba su rostro contra su cuello como gatito necesitando su atención.
Alzó la mirada hacia la nada y suspiró por la nariz con un poco de pesadez, terminando por colocar una sonrisa un poco resignada mientras lo dejaba abrazarla todo lo que quisiera. Además, la ayudaba un poco más a entrar en calor un poco más rápido al todavía tener la temperatura baja por el inesperado chapuzón en el que se metió si haberlo querido del todo.
Así estaba más que bien.
—¿Quieres chocolate caliente? —cuestiona con un tono suave, en donde Manjirō se abrazó más a ella, acurrucándose en su lugar. Y claramente sintiéndose bastante satisfecho aunque necesitado de afecto.
—Si, por favor.
Los momentos donde Mikey se desahoga y se deja ser débil con mami Tenshi me deja 😭😭😭😭
Los amo mucho, son mis bebés, mis amores. Ellos merecen lo mejor del mundo
Pero es Tokrev
Y ya dije que está linea de tiempo no es la peor :) aunque con los capitulos anteriores 💀💀
En fin, es Tokrev
Sé que algún curiosito debió haberse fijado, pero podrán haberse dado de cuenta que cambie tantito el orden de las fechas, bueno, coloque los sucesos un poco antes que los del anime antes del 31 de octubre.
No hay mucha diferencia, sólo se agregó un día más para poder desarrollar mejor los sucesos que tengo planeado para la historia. ¿Recuerdan que cuando Draken fue a hablar con Tora, este le decía que iba a destruir a la TōMan pasado mañana? A eso me refiero, en vez de faltar 3 días, ahora faltando son sólo 4
¿Se entiende?
Explicación simple: no faltan tres días, en la historia, faltan 4. De los sucesos canon del anime, la charla de Kazutora y Draken sucedió 3 días antes, aquí fueron 4 días antes. Si sucedió un 28 de octubre, aquí fue un 27; 4 días antes.
Así q faltan 4 caps para llegar al Bloddy Halloween.
Mentira, faltan como 2 caps nomás así que voten por favor para que lleguen rspido a esos sucesos que sé que es lo q quiieren y a la vez no.
❪📚❫',·curiosity's zone
#Como ya lo he mencionado, Mikey y Tenshi CASI pareciera que vivieran juntos ya que prácticamente todos los días están juntos, duermen juntos, comen juntos, etcétera. Si fuera por Mikey, estuviera ahí siempre, pero su abuelo siempre le reclama que él tiene su casa y que no debería estarle llevando cargas a Tenshi para que lo manteniera.
#Relacionado al punto anterior, contrario a Mikey estando siempre donde Tenshi, no es demasiado usual que ella esté en casa de él. Claro, si ya dormido varias veces en su casa, cocina el desayuno para todos y así, pero no tan estrechamente como lo sería en su casa.
#La razón por la que se la pasan más en la casa de Tenshi que en la de Mikey, es por este mismo, quien siempre busca que sea en su casa debido a que ella tiene sus tres hermanitas y claramente quiere tratar de estar al tanto de ellas. Mikey siempre busca una manera de darle comodidad.
→S H A N X L A B Y X←
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