❪𝟯𝟰❫ ; 𝗳𝗲𝗲𝗹 𝘄𝗶𝘁𝗵 𝗺𝗲.
❪ARC TWO; ANGELS LIKE HER❫
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CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO;
SENTIRTE CONMIGO
❛mis ojos en tí, con tus ojos en mi❜
#📌; Advertencia: smut, contenido sexual, lo que mamá y papá hacen cuando se aman. Ustedes lo tienen bastante claro.
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©Shanxlabyx
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NO ERA LA PRIMERA VEZ QUE SENTÍA ESA NECESIDAD de estar junto a ella, sentirla, abrazarla contra él y sólo tenerla lo más cerca posible. Justo ahora era el momento donde más pensaba, luego de haber visto por un instante la chica en el suelo, y escuchar las palabras «no reacciona».
Ahora sólo quería sentir que ella si estaba ahí, que estaba allí con él.
Continuó observando los grandes aunque caídos ojos de su chica, que lo miraban con comprensión y a su vez ternura, sintiendo como tocaba sus mejillas con las yemas de sus dedos, aún aferrándose a su cintura y apoyando su mentón en su abdomen. Ella estaba sólo atenta a su mirada y su estado, acariciando su cabello suelto y aún algo húmedo, observando aún su mirada perdida, perdida en ella. Con lentitud inclinó su cuerpo más hacia abajo, pegando sus labios con su frente unos segundos en un pequeño beso haciéndolo cerrar sus ojos, manteniéndolos asi por unos breves momentos y volviendo a ver a duras penas su rostro por la oscuridad del desván.
Mikey no dijo nada en ese período de tiempo, sólo haciendo una pequeña acción que terminó ruborizando un poco la chica cuando la jaló a su regazo para poder abrazarla y hundir su rostro entre sus pechos sobre la tela. Quedó algunos momentos un poco desconcertada y sólo tocó su cabello con suavidad, no diciendo nada y sólo dejando que la sintiera y se diera de cuenta que estaba allí con él.
—¿Manji...¡ah! —Masumi respingo cuando los hizo girar y ella quedó debajo de él en una velocidad bastante desconcertante para ella.
El chico volvió a ocultar su rostro entre sus pechos, aspirando con cierta fuerza contra la tela, a pesar de ser una prenda de su pertenecía. Le provocó un fuerte escalofrío, sintiendo como se apegaba más a ella y la abrazaba de la cintura, subiendo su rostro hasta la piel que el cuello de la camisa dejaba ver, dónde comenzó a repartir pequeños besos, luego ocultándose allí.
Alzó su rostro pocos momentos después hasta que sus narices se rozaron con lentitud, en donde Tenshi no hacía más que verlo un poco embelesada por su cercanía, claramente ruborizada y con un pequeño atisbo de dudas en sus ojos, pero no de negación. Pudo sentir como sus labios se rozaron en un toque suave y lento por unos segundos, iniciado por el rubio quien se separó, aún con un pequeño contacto en sus labios. Alzó sus ojos hacia ella y se relamió, volviendo a unir sus bocas, fundiéndose en un lento pero apasionado beso que sólo erizó el cuerpo de la chica.
Se sentía diferente a otras veces en donde se besaban, incluso más distinto en donde iban más allá y disfrutaban. Todo era mas distinto, mas íntimo. Al menos eso era lo que la femenina pensaba mientras jadeaba de manera algo ahogada cuando la lengua de Manjirō invadió su boca y comenzó a recorrerla con cierta avives, convirtiendo el beso en uno más intenso, más húmedo, uno que le robaba el aliento y la hacía aferrar sus manos más a sus omoplatos sobre su camiseta. Sentir como acariciaba su lengua con la suya, provocaba de manera casi inconsciente a seguirle el juego, respirando con cierta fuerza por la nariz al sentir ese toque.
Manjirō entreabrió sus ojos para ver su rostro de cerca, notando como las pestañas de ella estaban algo alzadas, dejando entrever sus orbes rosáceos que casi parecían brillar entre la oscuridad. Fue acomodando mejor sus manos en su cintura y movió un poco la suya, queriendo acomodarse ante la incomodidad que comenzaba a sentir en sus joogers. Escuchar el pequeño tarareo de la chica cuando se separaron por aire, con un pequeño hilo de saliva uniéndolos lo hizo sentir un estremecimiento en su cuerpo. Tomó su mentón con una de sus manos y la hizo abrir otra vez la boca para acercar la suya y volver a invadir y adueñarse de ella en un intenso beso.
Observando aún fijamente su rostro, a pesar de que sus bocas estaban unidas, fue subiendo sus manos por lo largo de su cintura hasta llegar a su abdomen, en donde sin descaro alguno fue subiéndolas hasta llegar a sus pechos los cuales tomó con una de sus manos y las apretó con suavidad, arrancándole un fuerte suspiro a la chica y que se separara de sus labios brevemente, antes de que él volviera a capturar sus labios.
—M-Manjirō... ¿qué... —balbuceaba la chica a duras penas cuando pudo separarse por aire, sus mejillas bastante rojas por la situación. Miró al chico el cual tenía un pequeño sonrojo concentrado en sus mejillas y su respiración algo pesada.
—Quiero sentirte... —susurró el chico mientras juntaba su frente con la de ella—. Quiero sentirte conmigo.
La chica se quedó mirándolo por varios segundos, tratando de procesar lo que había tratado de decir. No era la primera vez que se colocaba algo emocionado, pero... sentía demasiada tensión en todo su cuerpo, sobre todo con la intensa mirada del chico puesta en ella. Quizás era una de las pocas veces que lo veía ruborizado y respirando pesado, teniendo un singular brillo en sus ojos.
—¿Puedo...? —preguntó volviendo a rozar sus labios con los de ella, tocando la zona de sus costillas, queriendo subir su camisa por completo—. ¿Puedo seguir, Masumi?
No hizo más que mirarlo con su mirada algo dudosa y sorprendida por lo que había escalado aquella situación, no logrando concentrarse muy bien al sentir como sus labios se rozaban entre sí con lentitud, tentándola a unirlos otra vez y volver a comenzar un candente beso. Entrecerró su mirada con un poco de vergüenza, sintiendo como sus dedos tantearon sus rodillas que estaban juntas, buscando una señal. Cosa que poco a poco pasó, donde ella las fue separando y le dio chance a acomodarse como él quisiera.
Manjirō miró fijamente su rostro para volver a juntar sus labios con intensidad y al mismo tiempo lujuria, acomodando su cuerpo en el espacio de sus piernas y dejándose recostar encima de ella, en donde una de sus manos continuó dando apretones y la otra acarició su cintura, cada una de sus acciones la estremecían, casi apenas procesando como todo había escalado.
Pudieron recuperar el aire cuando se separaron, donde se miraron fijamente a los ojos. Algo dentro de Masumi se revolvía (aunque de manera agradable) al ver la forma en la que la miraba, a pesar de que sus orbes oscuros estaban teñidos con lujuria y deseo, le recordaba mucho la mirada con la que la miró en el hospital en medio de su derrumbe entre lágrimas. Como si la deseara y la necesitara.
—Tú también tócame. —susurró con una voz grave, llevando una de sus manos a la de ella y haciendo que subiera su camiseta, llegándola a meter debajo—. Así.
Los labios de la muchacha se apretaron un poco al sentir la piel de su abdomen, mirándolo con notoria vergüenza y teniendo que suspirar un poco para poder calmarse. Aunque no estuviera siendo demasiado habladora ni tampoco se negaba, siempre estaba ese pequeño atisbo de dudas en su interior por hacer eso por su misma. Sólo rozó aquella zona de su piel con sus dedos e inmediatamente el chico suspiró de manera temblorosa.
—¿Estás bien...? —preguntó Masumi inevitablemente con cierta preocupación, aunque su cuerpo se tensó con ligereza al momento que él volvió a apretar su pecho casi en reclamo.
—No me preguntes eso. Contigo es más que claro que estoy bien.
Masumi hizo un pequeño puchero, aún con un notorio sonrojo en sus mejillas, observando la sonrisa de lado de parte del rubio al notar como claramente seguía bastante avergonzaba, aunque no dudosa en seguir. Así que, besó sus labios nuevamente y continuó tocando con lentitud su cuerpo por sobre la ropa, llegando a hacer que su mente se quedara en blanco y sólo se enfocara en él.
Poco pasó para que las caricias llegaran a intensificarse ligeramente, en donde la chica, dejándose llevar llegó a subir su camiseta lo suficiente como para que la mitad de su espalda y su abdomen se dejaran ver, estremeciéndolo al sentir sus pequeñas y suaves manos tocarlo, por lo que respondiendo a eso repetía sus acciones, llegando a subir poco a poco su suéter hasta que dejó su pecho a la vista de igual manera, en donde aprovechó y se separó brevemente.
Mikey observó sus pechos con atención luego de que se movieron ligeramente cuando subió la camisa hacia arriba, eran redondos y más notables que por sobre la ropa, de un tamaño promedio, llegando a notar como eran igual de pálidos que el resto de su piel. Duró varios segundos mirando, luego de dejar la camisa enrollada justo encima de su pecho, observando con bastante atención su piel desnuda, o al menos una zona donde no había visto directamente y sólo llegó a curiosear por sobre la ropa, nunca llegando a verlos directamente. Ahora podría verlo mucho mejor.
—N-No me mires tanto... —murmuró ella con un puchero en sus labios, avergonzada por su atenta mirada. Siguió el como fue envolviendo ambos senos con sus palmas.
—Suaves... —Manjirō colocó toda su atención en aquellas dos circunferencias redondas en la zona de su pecho, dándoles un apretón curioso, bastante entretenido, con ella mirándolo en silencio—. Emma tenía razón. Si crecieron.
Masumi frunció el ceño ligeramente porque sacara aquello de repente, recordando aquella conversación como su amiga cuando hablaban de que kimono debía usar, aunque era un poco extraño esa situación.
Sentía un pequeño cosquilleó en su abdomen bajo por ver cómo sus manos apretaban y casi masajeaban aquella parte de su cuerpo, casi experimentando y memorizando su toque, pero no dijo ni hizo nada. Si, era algo extraño ver cómo tocaba y apretaba sus pechos como si fuera un nuevo descubrimiento, a pesar de que antes, más de una vez, se le iba la mano, aunque no directamente piel con piel. Retuvo el aire cuando, Manjirō, curioso, observó la cima de su pecho su pezón apuntando hacia arriba y lo apretó entre sus dedos, esta vez sintiendo un fuerte estremecimiento en su cuerpo.
Masumi miró hacia el techo con una pequeña mueca temblorosa en sus labios al sentir como comenzó a tocar sus pezones con sus pulgares y a apretarlos, moviéndolos de igual manera, sólo logrando enviarle un millón de escalofríos en su cuerpo, haciéndola removerse un poco mientras Mikey parecía bastante curioso por lo que hacía, sintiendo la suave y tersa piel de la chica entre sus manos, bastante atrapado por lo suavecitos que eran, más de lo que llegó a pensar.
—Manjirō-kun... —lo llamó esperando que continuara y dejara sus pobres pechos en paz, más que nada por la vergüenza de tener sus ojos encima de ellos.
El invencible Mikey parpadeó un poco y alzó sus orbes oscuros hacia su rostro, notando su mueca avergonzada y sus mejillas rojas. Observó por varios segundos sus ojos y suspiró, reincorporándose mejor en su posición y colocándose sobre sus rodillas, aún en el espacio de las piernas de su novia quien lo miró queriendo ver qué haría. Sentir como llevaba sus manos a sus joogers la puso nerviosa, apretando sus rodillas con ligereza por llegar a sentir como rozaba sus dedos con la piel de su cadera, comenzando a bajar poco a poco la prenda.
El frío azotó su piel conforme más y más quedaba al descubierto, donde Mikey estuvo más ocupado en quitarle la prenda que ver lo que dejaba a la vista, lanzándola a alguna parte sin cuidado. Sus ojos quedaron en las piernas flexionadas de la más baja, donde sus muslos y sus piernas se apretaban y chocaban entre sí, moviéndose ligeramente ante su propia inquietud. No era la primera vez que veía sus piernas, sobre todo cuando ella solía usar casi siempre faldas y vestidos, pero esta vez se sentía... diferente.
Fue subiendo la mirada hasta la zona de su cadera y luego un poco más al centro, observando una ropa interior blanca bastante sencilla. Fue subiendo lentamente su mirada por su abdomen plano y luego por su cintura un tanto pronunciada, continuando hasta volver a encontrarse con sus pechos redondos y como la camiseta que él le había prestado aún estaba enrrollada encima de estos. Tragó saliva notablemente por la vista que le estaba dando, quedándose quieto por varios segundos.
—¿Podrías dejar de quedarte mirándome así? —pidió la chica con voz algo temblorosa por los nervios y la vergüenza, un puchero que se le hizo tierno a Mikey adornaba su rostro al igual que un fuerte sonrojo por todo su rostro—. Me siento muy nerviosa que lo hagas cuando estoy así.
Mikey parpadeó un par de veces ante su pequeña queja, que, de alguna manera, la tomó como una indirecta, mirándose a si mismo unos segundos y luego a la chica que estaba, tal como dijo, con muy poca ropa. Aún usando su camiseta, que sólo cubría sus brazos estando enrollado sobre sus pechos. La imagen en sí era espectacular para él, sintiendo como su pulso se aceleró y como aquella zona en su entrepierna comenzaba a molestar más. Acarició suavemente sus rodillas enviándole lentos estremecimientos, separándolas para poder acomodarse entre ellas, aunque continuó sentado.
Una de sus manos fue hacia el borde de su camisa, comenzando a subirla, dejando ver el inicio de su abdomen. Masumi bajó su mirada hacia allí y luego la subió con cierto apremio hacia él, con sus mejillas ruborizadas.
—¿Q-Que haces?
—¿Eh? Quitándome la ropa. Para estar iguales, que yo sepa ambas partes tienes que estar sin ropa. —dijo con bastante normalidad, terminando de quitarse la camisa, dejando ver su cuerpo delgado pero trabajado. Masumi observó su pecho desnudo por algunos segundos—. O también puede ser con ropa, pero creo que es más incomodo.
—¿Puedo saber como sabes todo eso...? —murmuró un poco cohibida de que supiera esa información.
—De la misma manera que sé que hay varias posiciones para hacerlo. —las mejillas de la chica se tornaron más rojizas al recordar efectivamente ese... curioso libro que él tenía desde pequeño. Así que prefirió no decir nada.
Se removió un poco incomoda al estar en ese estado semi desnudo con el chico enfrente de ella, ver sus hombros y su pecho descubierto la hacía removerse en su lugar al sentir un cosquilleo en su parte baja. Por un momento lo veía más grande de lo normal, donde sus hombros se veían más anchos, con un pecho y abdomen definidos que llegó a ver más de una vez, pero que ahora se veía diferente. Su respiración se cortó ligeramente al ver su cuerpo desde abajo, donde el chico lo subió sobre el suyo lentamente, apoyando sus manos a cada lado de su cuerpo hasta quedar sobre el de ella.
Sus ojos se conectaron apenas estuvo a la altura de su rostro, en donde tenía su mirada entrecerrada y con un brillo de lujuria reflejándose en ellos, al igual que la dulce mirada de la chica, con un pequeño brillo de vergüenza y a su vez deseo. Tocó su mejilla con suavidad y él logró relajar su expresión, aunque continuaba mostrándose expectante, la chica revoloteó su mirada hacia su rostro y hacia abajo cuando sintió como tocaba su abdomen, deslizándose por este erizando su piel al sentir su toque. Suspiró con un poco de pesadez, aunque no pudo evitar encrisparse cuando sus dedos rozaron el borde de su ropa interior, dirigiendo sus ojos a su rostro que estaba agachado hacia su propia mano.
—¿Q-Que vas a... —los ojos de la chica se abrieron de inmediato cuando sintió como sus dedos tocaron directamente sobre su ropa interior, ahogando un pequeño gemido cuando sintió como hacía presión con sus dedos.
Los ojos de Mikey se opacaron por la lujuria y deseo que le generaba escuchar a su chica de esa manera, observando como sus mejillas se teñían más en aquel color rojizo y sus labios se apretaban de manera temblorosa para aguantar algún nuevo sonido indecente, al menos para ella. Coló su mano por su ropa interior, notando como apretó sus muslos entre si cuando comenzó a tocar justo en aquella zona que parecía hacer reaccionar todo su cuerpo, presionó una vez más con sus dedos para comenzar a masajear con cierta curiosidad.
Masumi se aferró levemente a sus brazos al sentir una sensación nueva y abrumadora por los toques curiosos de Manjirō a su zona baja, donde cada vez pasaban de estar dudosos a ser más intensos, sin quitarle la mirada de encima.
—¿Aquí? —preguntó en voz baja, volviendo a masajear aquella zona que parecía hacerla reaccionar más, provocando que la chica volviera a soltar un pequeño gemido, un poco más sonoro de lo normal.
Observar su expresión justo en esos momentos sólamente lo colocaba más duro; sus mejillas fuertemente ruborizadas, con sus ojos entrecerrados y sus labios entreabiertos, la mirada casi cristalizada y más brillante de lo normal en sus ojos... Todo en ella lo hacía gruñir al sentir como la molestia en su entrepierna aumentaba, comenzando a tocar de manera más continúa su zona intima con sus dedos, dónde comenzó a gimotear y jadear fuertemente, esquivando su mirada y cubriendo su rostro.
Manjirō acercó su rostro al de ella, usando su otra mano para apartar la de ella y lograr ver su cara, la chica lo miró entre pequeños jadeos, tomando su mentón para hacerla abrir la boca y sacar su lengua, comenzando una vez más un beso de lo más erótico en donde la chica ahogaba sus gemidos. Sus ojos se cerraron con fuerza, cuando el rubio, aún sin separarse de sus labios, abrió sus labios inferiores con sus dedos y comenzó a adentrar un dedo, por poco le muerde la lengua por esa sensación recorrerla, sintiendo como el comenzó a sacar y meter su dedo poco a poco, gruñendo al sentir la humedad y calidez envolver su dedo. Abrió sus ojos sin separarse, acariciando y enredando de manera feroz y lujuriosa su lengua con la de ella.
Varios segundos pasaron, donde él adentró un segundo dedo cuando sintió más elasticidad en su interior, sintiendo como ella se retorcía levemente contra su pecho, sin dejar de jadear fuertemente contra sus labios, con su respiración agitada al momento que se separaron. Apretó su pulgar contra su clítoris mientras continuaba moviendo sus dedos dentro hacia afuera, la chica volteó sus ojos hacia atrás apretándolos luego con fuerza mientras mordía su labio. Mikey estaba más que embelesado con sus reacciones, relamiendo sus labios.
—No aguantó más... —decía el chico con sus ojos entrecerrados entre pequeños jadeos, juntando su frente con la suya jadeando, bajando el elástico de su jooger para sacar y liberar finalmente su erección, suspirando con cierto alivio—. Mierda...
—M-Manjirō... —balbuceó un poco ida, revoloteando su mirada cuando el chico alejó su mano, limpiándosela con su pantalón. Pero, un fuerte escalofrío la recorrió cuando sintió el falo del chico frotarse con su intimidad.
—Mgh... —gruñó el chico mientras movía sus caderas contra las de ella, rozando su miembro con su intimidad—. No aguanto... —el chico fue agachó su rostro al de ella volviendo a juntar sus labios, en donde la femenina no hacía más que jadear.
—E-Es... mhm... Espera, el condón... —recordó la chica contra sus labios, empujando suavemente su rostro para separarlo y poder hablar.
Aún algo abrumado por la situación, abrió sus ojos con su respiración agitada, observando su rostro sudado y sonrojado; tuvo que dar un par de respiraciones para separarse de la chica lo suficiente como para poder llevar su mano a la pequeña mesa a un lado de la cama, abriendo el cajón. Masumi se quedó muda al ver una caja de preservativos en el cajón dónde Manjirō saco una de las tiras y buscó separar uno sólo.
—¿Por qué tienes una...?
—Fue el viejo. Me la dio en unas de sus veinte mil charlas de no querer más nietos que cuidar y de que no te dé más cargas, blah-blah. —sonrió cuando pudo separar uno de los paquetes de la tira, lanzando esta al cajón—. No tengo ni idea de como se coloca, pero si se rompe, hay unas cincuenta más.
Masumi se quedó en completo silencio observando como rompía con sus dientes el empaque, maldiciendo cuando el contenido se cayó entre las sábanas, tratando de buscar donde había terminado, y el hecho de que casi no había luz. La chica se enderezó y sentó sobre las sabanas, bajando la camiseta en su lugar para poder estirar su mano hacia el interruptor de luz y encenderla.
—Agh, quedé ciego. —se quejó Mikey apenas cambió la oscuridad por luz, pestañeando un par de veces para acostumbrarse, finalmente encontró el preservativo y se bajó los joogers lo suficiente para liberar su masculinidad.
Masumi observó un poco nerviosa como el chico comenzaba a buscar una manera de colocarse la protección, desviando la mirada de sus piernas cuando sintió que estaba mirando demasiado. Mikey maldecía en voz baja, hartándose y soplando el condón hasta inflarlo lo suficiente para poder colocársela, su novia lo miró sorprendida como sonreía como si haya hecho algún logro.
—Bien... —sonrió una vez más mientras se arrimaba hacia su novia, sorprendiéndola cuando la tomó de los hombros y la hizo acostarse nuevamente, pero no objetó, sólo observó hacia el techo tratando de tranquilizarse.
El rubio sus manos hacia las tiras de sus bragas para comenzar a bajarla, en donde ella por inconsciencia juntó sus piernas para que le sea más fácil quitársela, cosa que fue así, donde una vez más juntó sus piernas con fuerza al ya no tener nada allí abajo, apretando sus labios con nervios, agachando la mirada hacia Mikey quien separó sus rodillas para irse acomodando como rato atrás lo había hecho.
—Estás temblando... —murmuró el chico con la mirada agachada en sus partes, mordiéndose el labio algo ansioso. Acarició sus piernas cuando se acomodó entre estas y se cernía sobre su cuerpo. Masumi alzó sus ojos hacia su rostro cuando lo tuvo cerca, la miraba con atención y su respiración pesada—. Tú sólo respira.
Masumi sólo lo miró por unos segundos, aún algo nerviosa, pero sólo asintió con ligereza mientras sentía como una vez más se iba acomodando en su entrada. Un pequeño escalofrío la recorrió al sentir su miembro rozar un par de veces allí, como si buscara un poco de lubricación. Tuvo que mirar hacia el techo mientras aguantaba la respiración, preparándose, aunque su mirada fue hacia su mano a un costado de su rostro cuando Mikey unió la de él con esta, entrelazando sus dedos un poco. De alguna manera se sintió un poco más segura y sólo suspiró. Y poco a poco, pasó.
La mueca en el rostro de Masumi no se hizo esperar, en donde miró directamente al techo para tratar de acostumbrarse a aquella nueva invasión, sintiendo una fuerte incomodidad y a su vez cierto dolor, suspirando y tratando de relajar aquella zona de su cuerpo en donde Mikey se adentraba cada vez más, con bastante lentitud y algo de dificultad, apretando su mandíbula ante la sensación de un apretón.
Una sensación electrizante lo recorrió por completo, observando aún hacia abajo donde su entrepierna con una lentitud bastante grande se deslizaba, sólo para poder acostumbrarse, pero fácilmente sintió el placer recorrerlo en donde tomó su cintura, guiándose por lo bien que se sentía que no controló el momento en donde empujó un poco más sus caderas con cierta fuerza, arrancándole al instante un quejido a su novia que pareció más de dolor que de otra cosa. Y casi al instante se arrepintió de dejarse llevar.
—Mierda, perdón, perdón... —inmediatamente el rubio mostró su preocupación al escuchar su voz, enderezándose y viéndola algo asustado—. Diablos, no quería...
—E-Eres un... bruto a veces, ¿sabes? —ahora lo sabía muy bien. Mikey frunció un poco el ceño al escuchar el pequeño susurro de la de rizos, escuchando su voz algo ahogada. Sus cejas temblaron al ver el pequeño puchero y los ojos cristalizados de ella mirarlo—. Te he dicho que tengas más... p-paciencia y cuidado con las cosas...
—En serio lo siento. —una vez más el rubio se disculpó, tratando de quedarse lo más quieto posible. Masumi alzó sus pestañas hacia él, observando perfectamente su preocupación—. Voy a sacarlo. No está todo de todas maneras, aunque no importa... Podríamos simplemente dejarlo aquí. Lo siento mucho.
Claro, como si pudieran retroceder tan fácilmente a ese punto.
La chica se quedó aún jadeando con pesadez, tratando de acostumbrarse a aquel dolor algo punzante que sentía en su zona, apretando sus labios con ligereza. Trató de concentrarse en su rostro, notando la pequeña capa de sudor que había en su frente y, a pesar de la preocupación y cierta dureza en sus facciones, sus mejillas estaban con un imperceptible color rosáceo en señal de su sonrojo, así como su respiración algo pesada. Y a pesar de eso, mostraba preocupación en sus ojos.
—¿C-Cómo que no es todo? —cuestionó algo asustada, no queriendo imaginarse como sería todo. Mikey apretó sus labios y sonrió con un poco de inocencia—. No importa. —negó con su cabeza, tratando de no darle vueltas al asunto de que no entró por completo, a pesar de que le dolió su empujón tan repentino—. Está bien... Dame un momento.
Mikey no se opuso y sólo se quedó allí, tratando de acomodar sus brazos al sentirlos algo entumecidos por dejarlos en la misma posición, pero buscó no moverse demasiado para no provocarle más dolor de lo que le provocó sólo por dejarse llevar por el placer que él sentía. Sólo se abstuvo a mirar fijamente el rostro de su novia por varios segundos, viendo como poco a poco dejaba de tener la cara tan tensa, teniendo sus ojos cerrados, aunque no pasó mucho para que ella los abriera y se diera de cuenta que la estaba mirando.
—Pero no me mires fijamente. Me da penita. —se quejó la chica cubriendo su rostro con sus manos.
Mikey parpadeó un par de veces y no evitó reírse con ligereza por ese comentario a pesar de que técnicamente ya la había visto en todo su esplendor.
—Hasta en momentos como estos eres tan tierna. —dijo el chico con una sonrisa, observando como Masumi abrió sus dedos dejándole espacio para mirarlo haciéndolo sonreír un poco más, aunque su expresión se suavizó—. ¿Cómo te sientes? ¿Aún te duele?
Masumi continuó viendolo entre el espacio de sus dedos para luego retirar sus manos, dejándolas a cada lado de su cabeza, sintiendo sus rizos enredarse un poco entre sus dedos, pero sólo se quedó allí, aún con una ligera capa de lágrimas en sus orbes que sólo hacía al chico apretar sus labios al sentir culpa por haber provocado que llorara nuevamente, observando como respiraba con cierta fuerza por la nariz, expulsando aire y entrecerrando sus ojos con ligereza.
—M-Mm... Más o menos. —murmuró con un poco de dudas, aún tratando de mentalizarse su invasión no completa y que quizás le dolería más.
—Oh, ya sé. —murmuró el chico, llamándole la atención, aunque respingó un poco cuando subió nuevamente el suéter por sobre sus pechos, dejando de nuevo estos al aire.
—¿Y ahora qué piensas hacer? —dice la chica con un hilito de voz, ahora con cierta vergüenza, irónicamente tomando en cuenta la situación.
—Hacer que te concentres en otra cosa y no en el dolor, o al menos hasta que se te pase. —sonrió con ligereza mientras lleva su mano a la cima de su seno, apretando el pezón con ligereza, notando como la comisura de sus labios temblaron en el intento de una mueca.
Fijándose en que la chica le permitía continuar con eso, bajó la mirada hasta sus pechos y volvió a apretar su pezón con sus dedos, aprovechando que se encontraba endurecido y apuntando hacia arriba. Escuchaba los pequeños tarareos cuando los movía ligeramente y llegaba a masajear con su pulgar, tratando de fijarse en que exactamente era lo que parecía hacerle una reacción positiva. Alzó por unos segundos sus ojos hacia ella notando su mirada entrecerrada y sus mejillas rojas, mirando más que nada al techo, así que volvió a colocar su atención en sus manos.
Manjirō observaba aquella zona con curiosidad y a su vez atención, notando la palidez de su piel, provocando que sus pezones sean de alguna manera rosados, llamándolo de varias maneras. Dándole una pequeña mirada a la de mechas blancas, fue agachando su rostro, sintiéndola temblar de inmediato cuando su respiración chocó contra su piel, en donde el mismo respiró con algo de pesadez hasta entreabrir sus labios y dar una pequeña lamida que le robó un pequeño jadeo y un leve sobresaltó, aunque no lo apartó, así que comenzó a repetir de manera más continúa su acción.
Atrapó entre sus labios aquella aureola y comenzó a succionar poco a poco, en donde la chica no tardó en sisear ante el fuerte estremecimiento que recorrió su cuerpo por completo y cerrar sus ojos con fuerza. Manjirō tomó aquello como buena señal y continuó, en donde usaba una de sus manos para masajear el pecho restante, en donde la chica comenzaba a relajar su cuerpo y apretar sus labios para tratar de retener cualquiera de aquellos sonidos que inconscientemente se le escapaban, más que metida en la situación y al mismo tiempo teniendo la mente en blanco. Dándole oportunidad al chico al notar como estaba menos tensa, se acomodó ligeramente y volvió a empujar sus caderas contra las de ella, volviendo a abrirse paso en su interior, arrancándole un bajo jadeo.
Esta vez sí tuvo un poco más de facilidad, y claro, tuvo mucho más cuidado y lentitud que al comienzo, en donde inevitablemente su ceño se frunció un poco a la par que dejaba salir un pequeño suspiro ante lo bien que se sentía, desconcertándolo por unos segundos y haciendo que despegara sus labios de su pezón y apretara su mandíbula, sintiendo como Masumi casi se abrazó a él con fuerza conforme se movía, por lo que sólo la tomó de la cintura con una de sus manos y casi la apretó contra su cuerpo, como si buscara algo para que se amortiguara, sintiendo su cuerpo temblar por unos segundos y relajarse momentos después cuando estuvo por completo dentro de ella.
—Mierda. —chitó el rubio mientras apretaba sus puños con fuerza contra el colchón, las venas llegando a marcarse en sus brazos.
—E-Es... raro. —susurró la chica con un pequeño puchero y su voz algo ahogada, Mikey no pudo evitar reír—. N-No te rías, se siente muy extraño.
—¿Aún te duele? —preguntó luego de tomar un par de respiraciones, sintió como luego de unos segundos negó así que se relajó un poco—. Bueno... yo lo siento como si algo cálido y pegajoso me la estuviera apretando. —dijo sin pudor alguno y casi a propósito dónde terminó el recibiendo una mirada llena de vergüenza de la chica quien le dió varios golpecitos con su puño contra su hombro.
—¡N-No lo digas así!
—¿Huh? Pero si es verdad, y la que me aprietas eres tú.
—¡Manjirō-kun!
El chico no pudo aguantar y se carcajeó ante la expresión de la chica, completamente conmocionada y avergonzada, cubriendo su rostro con sus manos. Realmente que lo dijera así como así, en medio del acto, sólo la alteraba más.
—Me hace recordar la vez que me pateaste en la entrepierna. —divagó un poco pensativo, como si fuera lo más normal del mundo—. Aunque esa vez si que me dolió, y yo que sólo quise sorprenderte. Bruta.
—¡Fue un accidente!
A pesar de su vergüenza, Masumi no evitó comenzar a reírse por recordar esa vez, aunque sentía mucha pena por haber reaccionado de esa manera sólo por asustarse, pero recordar la escena del chico retorcerse en el suelo fue una mezcla de gracia y vergüenza, expresando esta misma entre las risitas que ella soltaba contra sus manos. Mikey sonreía observando como ahora estaba más relajada y distraída referente al dolor, suspirando cada dos por tres debido que para él se sentía demasiado bien desde el primer segundo.
Se inclinó un poco más hacia ella hasta que rozó su nariz con la suya, haciendo que poco a poco calmara sus pequeñas risitas y prestara completa atención a él, teniendo una sonrisa leve en sus labios y un sonrojo notorio en sus mejillas, agregando de que parecía transpirar, aunque parecía bastante cómoda. Así que, suspiró con cierta pesadez, moviéndose un poco, vio como ella suspiró un poco temblorosa.
—Mmm... —la voz de Mikey tembló un poco, tragando saliva y cerrando sus ojos con su ceño fruncido, tratando de acostumbrarse a la estrechez, incluso movía muy ligeramente sus caderas buscando acomodarse, y obvio, al notar como la chica dejaba de sentir dolor—. Se siente... bien.
—Manjirō... —susurró Masumi mirándolo desde abajo, observando como se echaba el cabello hacia atrás.
—Te sientes tan bien, Masu-chan... —su voz era baja y ronca, abriendo sus ojos hacia su rostro—. Muy bien... —dejándose llevar por aquella buena sensación, sus caderas se movieron inconscientemente. Casi al instante la chica ahogó un gemido, esta vez de placer. Manjirō observó eso con atención.
Varios segundos pasaron donde miró su rostro para que el chico quisiera escuchar ese sonido una vez más, así que, movió un poco más su cuerpo hacia arriba, apoyando su brazo en el colchón mientras su otra mano se apoyaba en el colchón, entre los cabellos esparcidos de su chica. Observando con un brillo de lujuria en sus ojos, echó poco a poco sus caderas hacia atrás, suspirando con pesadez por esa sensación, para volver a empujar hacia adentro. Masumi dejó salir una vez más aquel delicioso sonido, cerrando sus ojos con un poco de fuerza con su mejillas completamente rojas, volviendo a gemir cuando Manjirō comenzó a repetir varias veces aquellos empujes.
Queriendo estar más cerca de ella, queriendo escucharla aún más, fue agachando su rostro hasta que chocó su frente con la de ella, chocando sus alientos entre si. Sintiendo los resoplidos de la más baja cada que dejaba salir algún gemido, donde él suspiraba con pesadez en cada movimiento, sintiendo el ligero movimiento del colchón por sus acciones.
—Dios... —susurró la chica subiendo sus manos por su espalda hasta aferrarse a sus omoplatos, tratando de acostumbrarse a esa nueva sensación. Mikey veía fijamente su rostro rojo y algo sudado, fijándose en sus mejillas y como estas aún estaban algo rasguñadas.
Ver esos diminutos rasguños en su rostro lo hizo apretar sus puños contra el colchón, en donde mientras más veía eso, sus movimientos se comenzaron a volver un poco más duros y rápidos. La chica abrió sus boca dejando salir un pequeño gemido más alto cuando lo sintió acelerar la velocidad, por inconsciencia de querer aferrarse a algo, sus manos se apretaron contra sus hombros y sus uñas se clavaron contra su piel, observando hacia el techo de manera algo perdida.
—M-Manj... Manjirō... —soltó apenas, casi procesando que estaba yendo cada vez más rápido.
El rubio vio por varios segundos su rostro ruborizado, con una ligera capa de sudor cubriéndola, su cabello estaba despeinado y esparcido descuidadamente por la cama, sus labios estaban entreabiertos dejando salir fuertes jadeos o bajos gemidos. Apenas pestañeando o manteniendo sus ojos abiertos, en donde en un pequeño instante conectó miradas con sus ojos, no resistiendo para agachar su rostro y juntar sus labios casi con desesperación, ahogando aquellos sonidos en la boca del otro.
Se separó ante la falta de aire, pero terminó por agachar su rostro a la altura de su cuello dónde sus labios rozaban su piel entre pequeños suspiros y ligeros jadeos que apenas se escuchaban, deleitándose con la respiración apretada de su ángel quien abrazó su cuello con fuerza así como sus piernas que se aferraron a su cadera. Apoyó sus manos en el colchón y comenzó a tener un poco más de impulso, moviéndose ligeramente más rápido donde sólo provocaba que de los labios de la ojirosa salieran varios jadeos que hacía un esfuerzo porque no se escucharan demasiado.
—E-... Espera... más despacio... —dijo la chica a duras penas a sentir que estaba yendo más brusco de lo normal, sintiendo como sus cabellos rozaban su mejilla al tener su cabeza hundida casi en su hombro.
—Mía... —gruñó prosiguiendo a morder con fuerza su cuello, apretando uno de sus pechos y provocando que la chica tuviera que cubrirse la boca para aguantar un sonido más escandaloso de lo normal—. Mi Masumi.
Sus cuerpos continuaban fundiéndose en aquel acto carnal, dejando salir suspiros y gemidos que llegaban a ahogar en los labios del otro. Mikey apretaba su cintura con fuerza con una de sus manos, pegando su torso completamente al de ella quien se abrazaba a su cuerpo, tratando de ocultar aquellos sonidos pegando sus labios a la piel de su hombro.
El chico comenzó a sentir un constante cosquilleo en su abdomen bajo, por consecuencia moviéndose más rapido, sólo aumentando los pequeños gemidos de la chica quien apenas podía controlar, sintiéndose demasiado sensible en ese momentos, cerrando sus ojos con fuerza cuando comenzó a sentir de igual manera una sensación rara y desconocida para ella, aumentando instintivamente aquellos sonidos que apenas se atascaban en su garganta.
No pasó mucho para que el primero en terminar haya sido el chico, en donde ante aquella sensación de liberación, Manjirō no aguantó y dejó salir un pequeño gemido dando un fuerte empujón en su interior, haciéndola aferrarse con fuerza a su espalda e instintivamente liberándose por ese movimiento en particular. Se abrazó con fuerza a su cuepro y abrió sus ojos cuando sintió una sensación de cansancio y agotamiento cubrirla por completo, su respiración terminó siendo un lío, mirando de manera perdida hacia el techo.
—Me... aplastas... —susurró la chica tratando de calmarse, buscando empujar el cuerpo de su novio al sentir como se recostó encima suyo.
—Me dio sueño. Déjame. —respondió con su respiración agitada.
—Pero no te duermas encima mío. —se quejó la chica de manera cómica, sintiéndose algo sofocada por el calor.
Entre pequeñas quejas, bastante vagas, se fue girando hasta que su espalda cayó a un lado suyo y ambos quedaron mirando hacia el techo, con sus respiraciones vueltas un lío y sus cuerpos sudados, incluso tenían sus cabellos despeinados y revueltos en las sábanas que no estaban muy ordenadas que digamos, pero no les pareció importar mucho eso, ahora estando cada quien en su propio mundo.
—Se supone que debía tener reposo... —susurró la chica al recordar el detalle que le habían dicho en el hospital ante el golpe en su cabeza, mirando de reojo a su novio quien poco a poco se iba calmando más. Se giró con cuidado y quedó de lado, mirando su perfil, Mikey no tardó en darse de cuenta y imitó su acción.
Y sólo se miraron la cara en completo silencio.
Manjirō no tardó en mucho en regular su respiración por completo y mirar el rostro de Masumi quien continuaba respirando con cierta pesadez, apretando sus labios y relamiéndolos un poco al sentirlos algo resecos. Desvió la mirada hacia un lado cuando él observó su acción con atención, suspirando un poco y acurrucándose, acomodando la camisa en su lugar.
—Sigues bastante roja. —murmuró el chico para su sorpresa, mirándolo con cierta confusión y un sonrojo en sus mejillas, observando como se sentaba y se quitaba el condón, o al menos trataba de hacer, dándole la espalda—. ¡NOOO! Me cayó en las manos.
Masumi lo siguió con la mirada como se levantaba y lo amarraba como podía, lanzándolo con cierto enojo el perservativo y buscando algo para limpiarse, acomodándose los joogers en su lugar, y sentándose cerca de la cama, dándole la espalda. Se pudo escuchar las pequeñas quejas y maldiciones que soltaba cuando se limpiaba, ella no pudo evitar formar una pequeña sonrisa y soltar una risita.
—Si, búrlate, ya después te quejas de que Kenchin y yo te molestamos. —bufó el rubio, suspirando cuando logró quitarse aquella pegostidad de su mano, escuchando la risa de la chica. La volteó a mirar con sus ojos entrecerrados, inflando sus mejillas—. ¿Te diviertes? Mira, voy a buscar el condón en el cesto de basura y te voy a echar encima para que veas.
—¡No! —chilló la chica cuando este se levantó, agarrándolo del elástico del jooger para jalarlo y hacer que cayera en la cama—. Perdón, perdón. Es que me dio mucha risa. —dijo entre pequeñas risitas, observando como se acomodaba con un puchero infantil en sus labios—. No pongas esa cara... Ustedes lo hacen siempre y te molestas cuando lo hago una vez.
Manjirō movió sus labios imitando lo que había dicho, girándose para quedar de lado, frente a frente. Ver su expresión y su pequeña sonrisa, a pesar de demostrar cansancio, le sonreía. A él, allí a su lado. Alzó una de sus manos y tocó su mejilla aún sonrojada, sintiéndola algo fría, quizás por la agitación que había tenido anteriormente; la chica no hizo más que observarlo y sonreír un poco más ante su tacto, sintiendo como tocaba su mejilla, acariciando su pulgar los pequeños raspones que tenía sobre estas.
—¿Duele? —preguntó en voz baja.
—Un poco si tocan muy fuerte, quizás, pero estoy bien. —sonrió un poco forzada al recordar la razón por la que su rostro estaba golpeado. Luego miró hacia el más alto quien observaba su rostro en silencio—. Tú también estás lleno de golpes... —sus manos acariciaron sus mejillas con incluso más golpes que los de ella, algo que entendía, él si se había quedado a pelear.
Hizo un pequeño puchero al pensar en todo el rato que habrá durado lanzando y recibiendo golpes, algo que apenas se estaba fijando, tocando con suavidad su rostro y por inercia también sus nudillos que igualmente estaban rojos y maltratados. Suspiró para si misma, debería haberse fijado de eso antes de haber... intimidado. Sus mejillas se ruborizaron sutilmente al pensar en eso, a pesar de que minutos atrás había sucedido, pero sólo trató de fijarse en sus manos lastimadas, en donde Mikey observaba en silencio como las acariciaba.
—¿Tienes algún botiq... —preguntaba con preocupación, pero el chico volvió a inclinarse a ella y capturar los labios con los suyos. Se desconcertó al principio pero le correspondió, sintiendo como se soltaba de sus manos y pasaba una de estas detrás de sus orejas, en beso sorprendentemente suave y dulce—. Manjirō-kun...
—No te preocupes por mi. Estoy bien. —dijo entre pequeños picos—. No te levantes, quédate aquí.
—Pero si tienes que tratarte las...
—Mañana. —la interrumpió una vez más entre pequeños besos en donde inconscientemente comenzó a atraparla, pasó un brazo sobre su cuerpo y se cernió un tanto sobre ella, pero sólo de su torso para arriba—. Quiero quedarme así contigo.
—Manjirō-kun... —murmuró con un poco de pena, temblando un poco cuando sintió como besaba su mejilla y bajaba una vez más a su cuello, repartiendo varios picos por su piel—. Oye, pero... —apretó sus labios al sentir escalofrios por su cuerpo, hasta sobresaltarse al momento que Mikey tomó aire y la sopló con sus labios pegados a su piel—. ¡Ah-
Había replicado ante las inevitables cosquillas que le provocó, haciéndola carcajearse notoriamente al sentir como "tropeteaba" su cuello, como aquel jueguito que las personas hacían con sus hijos cuando eran unos bebés y le provocaban cosquillas en la panza. Justo así era lo que estaba haciendo, algo que realmente no llegó a esperarse, pero que terminó sacándole bastante risas.
—¡Me vas a hacer despertar a tú abuelo! —trató de empujarlo y cubrirse la boca para no reir tan fuerte, quejándose cuando el chico se abrazó a su pecho—. Ya, me duele el estómago... —soltó entre pequeñas risas, agachando su rostro hacia su pecho dónde el chico hundió su rostro.
Masumi sonrió dulcemente y comenzó a acicalarle la cabeza con suavidad, masajeando esta misma y tratando de peinar con sus dedos su cabello aún algo despeinado por el encuentro que habían tenido hace unos minutos que le parecía algo... indescriptible, al menos para ella. Era la primera vez que se entregaba a una persona de esa manera tan intima, algo en su persona se ponía feliz de que haya sido con él, sintiendo su corazón palpitar con cierta fuerza.
Observó como el chico se acomodó sobre ella, respirando con tranquilidad y casi dándole la impresión de que se había quedado dormido, apegándose a ella como si buscara calor. Acarició sus hombros con suavidad.
—Podrías colocarte la camisa. Aun está haciendo frío. —tarareó la chica mientras acariciaba su cabello, pareciendo relajarlo aún más.
—Así estoy bien. —respondió desde su lugar seguro, la chica suspiró.
—Aún así levántate, tengo que vestirme bien.
—Así estás bien.
—¡Manjirō-kun!
El chico soltó pequeños gruñidos mientras la abrazaba con más fuerza de la cintura, acomodándose de tal manera que terminó prácticamente por apresarla con sus brazos. La escuchó suspirar con pesadez mirando el techo, dejando sus dedos masajear su cuero cabelludo, sólo provocando que el sueño lo inundara aún y se relajara sobre ella, dejando salir un pequeño bostezo.
—Buenas noches, Masu-chan, gracias por darme una almohada cómoda. —la chica sólo tarareó más dormida que despierta. El chico entreabrió sus ojos en la oscuridad, mirando hacia la nada, escuchando los latidos de su corazón—. Te quiero.
Masumi, quien estaba casi en el quinto sueño, logró ejercer un poco más de fuerza en sus párpados para poder abrirlos y estar un poco más consciente. Miró el techo de ese desván por varios segundos mientras poco a poco un brillo salía en sus ojos, sonrió con una gran dulzura y casi por la felicidad abrazó un poco más a su novio contra ella, sintiendo un pequeño nudo en su garganta al escuchar los fuertes latidos de su corazón chocar contra sus oídos.
—Yo también te quiero, Manjirō-kun.
Definitivamente, ella estaba ahí con él, a su lado.
Esaaa, finalmente Mikey la pus
bueno, lo admito, si soy la puerca mayor, me descubrieron
BUENO, como tanto me pidieron, aquí está lo que hacen papá Mikey y mamá Masu cuando se aman mucho
La verdad me gustó, pipipi, fue algo tan lindo y agradable a pesar de todo y de Mikey casi la caga (como siempre)
Mentira, Mikey te amo y te defiendo. Con los ojos cerrados ire tras él
De hecho🤓☝️ la primera versión de este cap era un poco más diferente, pero la cambie pq la vi muy monótono y casi automático, incluso más rudo pero como esta es su primera vez entonces la modifique
La primera vez debe ser bonita, ya después se pueden dar con sal y pimienta
En fin, yo estaba riéndome con los comentarios del cap anterior dónde sufrían pq venía el arco de Valhalla JAJSJS
Disfruten estos caps😘
❪📚❫',• curiosity's zone
#Es la primera vez de los dos. Y si, en el primer futuro en donde ella terminó en coma, no llegaron a nada de eso.
#Ellos dos no han pasado del "te quiero", y son pocas veces que llegan a decirselo a pesar de que tienen una relación bastante estrecha. Puede que sí, están enamorados (y Mikey algo encaprichado, sinceramente) y llegue al punto de que se amen, pero aún son muy jovenes y no saben comprender muy bien la palabra "amar".
#Aunque no haya parecido, Manjirō no duró mucho que digamos. Hay que aclararlo, también es su primera vez y es primerizo en ese sentido. Se podría estipular que no llegó a los diez minutos siquiera.
→S H A N X L A B Y X←
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