❪𝟭𝟴❫ ; 𝗰𝗹𝗼𝘀𝗲𝗻𝗲𝘀𝘀.
❪ARC ONE; DESTINY❫
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CAPÍTULO TRECE;
CERCANÍA
❛¿lo prometes?❜
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©Shanxlabyx
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AÚN PUEDE RECORDAR ESE DÍA EN PARTICULAR, EN donde una vez más perdió a alguien que consideraba importante en su vida, casi sintiendo como le arrebataban a dos más de tirón. No era sorpresa que cuando Manjirō le contó lo que había sucedido se había puesto a llorar como bebé, incluso más de lo que él lo hizo a pesar de que no era quien perdió directamente a alguien de su familia (aunque de por sí lo había hecho de manera reciente), pero se sentía como la perdida de su madre, quizás llorando casi lo mismo que aquel día donde le arrancaron una parte de su corazón sin piedad.
No está demás decir que al saber que Hanemiya Kazutora y Baji Keisuke tuvieron que ver con la muerte de Shin'ichirō fue otro golpe a su corazón, quizás peor.
Un largo y tembloroso suspiro salió de entre sus labios mientras observaba con nostalgia y tristeza una foto de ellos en una sala de vídeojuegos, donde estaban todos juntos. Cada que hacía cualquier cosa en su habitación y terminaba por toparse con aquella pizarra con distintas imágenes con sus amigos, casi volvía a llorar, sobre todo al ver aquella foto donde se tomaron todos por primera vez con su uniforme de la TōMan. Tuvo que frotar sus ojos para aguantarse y volver a sostener la canasta de ropa limpia para doblar.
—Nee-chan, tengo hambre. —escuchó la voz de Sumi al momento que esta se asomó por la puerta de su habitación, teniendo una pequeña mueca.
—Ya la cena va a estar lista. —respondió la joven de catorce años mientras doblaba la ropa de precisamente una de las chiquillas que estaban bajo el mismo techo que ella—. Sé paciente, Sumi.
La pequeña de coletas bufó con un puchero algo aburrido, sabiendo que tenía que obedecer y esperar, aunque la espera la estaba matando de hambre (exageradamente, claro); así que, no queriendo estresar a su hermana, se fue con las demás para poder distraerse lo suficiente hasta que la comida ya estuviera servida.
Masumi miró un poco decaída una camisa descocida, significando una sola cosa; manos a la obra, cosa que no le molestaba, pero lo que quería era comer y luego tirarse a la cama hasta la mañana siguiente donde comenzaría una vez más su día, aunque escuchar unos sonidos extraños por la ventana de la habitación, girando su mirada hacia allí.
El sonido de ramas romperse fue lo que captó su atención, no quitando sus ojos ni un segundo de aquel lugar como si quisiera asegurarse de que se trataría, o más bien, de quién. Así que, levantándose de la cama se dirigió hacia allí con una mirada fruncida y fija, observando la ventana ligeramente abierta para no tener acalorado su habitación, quedándose algunos momentos sin moverse hasta acercar sus manos hacia la manija para abrirla.
Apenas lo hizo, con un resollido y un notorio sobresalto observó como una figura se adentraba casi de un salto apenas abrió la ventana lo suficiente, mirando con sus ojos algo extendidos hacia el contrario quien se enderezaba enfrente de ella. Tenshi relajó su expresión de manera incrédula y un poco nerviosa.
—No olvides que hay una puerta que puedes tocar y no meterte por la ventana, Manjirō-kun... —murmuró con un poco de cansancio y resignación mientras el chico se alzaba enfrente de ella, peinando su cabello rubio hacia atrás cuando se atravesó en su mirada.
Mikey dirigió sus ojos directamente hacia ella una vez estuvo completamente reincorporado, observando como la chica cruzaba sus brazos sobre su pecho y ladeaba un poco su cabeza hacia un lado, tratando de saber la verdadera razón por la que había aparecido en su casa a esa hora. El chico continuó por varios segundos en silencio y luego mostró una sonrisa para meter sus manos en sus bolsillos y encaminarse por la habitación; una gota resbaló por su mejilla al verlo tan callado y pasearse por el lugar como si fuera suyo, pero sólo suspiró un poco y lo siguió con la mirada, observando como se dejaba caer sentado en la orilla de su cama y luego recostándose.
Masumi inclinó su cabeza hacia un lado ante su gesto y el hecho de que estaba mucho más silencioso de lo que debería, aunque de cierta manera no fuera de demasiadas palabras cuando estaban solos, a veces sólo quedándose en silencio a su lado si no tenía realmente algo para decir. Su mirada se suavizó y se acercó a pasó calmado hacia él, colocándose en una posición donde en el punto de vista del de ojos oscuros la veía de cabeza.
Varios segundos pasaron donde ambos se quedaron mirando, en un silencio realmente cómodo, donde no necesitaban palabras para comunicarse. Con sólo una mirada, Masumi pudo darse de cuenta de la razón por la que estaba allí, invadiendo su habitación; compañía.
—Hola. —fue lo que soltó el chico haciéndola sonreír un poco.
Con un pequeño suspiro, caminó y rodeó la cama hasta quedar en la zona donde sus piernas aún quedaban señalando el suelo, con Manjirō siguiéndola con la mirada y observando como ella se sentó a su lado y se dejó caer acostada, quedando casi a la par. Pudo admirar su perfil y su cabello ahora desparramado por la cama, en donde ella dirigía sus largas pestañas hacia el techo y su mirada rosácea buscaba algo interesante.
—Hace un año, ¿verdad? —susurró la chica en medio del tranquilo silencio en donde Manjirō sólo la observaba hasta suspirar por la nariz y ver hacia el techo.
—Estaba aburrido... —habló finalmente luego de un rato, colocando su brazo detrás de su cabeza y usándolo de almohada—. Quería estar... contigo.
Las mejillas de Masumi de ruborizaron, y ahora fue ella quien lo miró, encontrándose a si misma con su mirada detallando el perfil ahora serio y pensativo del chico, no expresando algo en particular, quizás no expresando nada. Parecía perdido en sus pensamientos.
Manjirō sólo podía disfrutar del silencio y la presente cercanía de la chica a un lado de él, escuchando su suave respiración y al mismo tiempo percibiendo su aroma dulce que la caracterizaba desde el primer día que la vio. Ladeó un poco la cabeza hacia un lado cuando sintió el ligero roce en su mano contraria, extendida en la cama; ver el meñique de la chica tocar de manera dudosa su mano le dió una sensación inexplicable junto con una calidez en su pecho que lo hizo relajar más su ceño que estaba neutro, dedicándose a mover su mano devuelta hacia la de ella y ver la diferencia entre ambas cuando se tomaron de la mano, con el pulgar de la femenina acariciando suavemente su dorso.
❛Esto...❜ fue lo que pensó un poco inquisitivo para ver otra vez el techo, aún sintiendo la suavidad y el consuelo que la chica de alguna manera lograba darle, sólo ella y nadie más. Todo lo que le provocaba en ese momento, ninguna otra persona se lo provocaba, era algo único, ella era única. Y sentir su cercanía era casi lo único que podría pedir en días como esos, el día donde un año atrás perdió a su hermano y sólo buscaba estar con ella.
—Seguirás estando conmigo, ¿verdad?
La pregunta no la tomó realmente de sorpresa, simplemente la dejó bastante pensativa, no era la primera vez, en realidad sentía que ella misma ya había dicho esas palabras. El deja vu de algún momento donde esas palabras eran dichas llegaba a su cabeza, tanto por su lado como por el de él, recordando como aquel día tan triste en donde despedían a Shin'ichirō Manjirō se acercaba y le decía lo mismo.
—Tú no te vas a ir también, ¿verdad? —preguntaba el más bajo en un tono de voz plano, decaído, vacío, mientras observaba la foto de Sano Shin'ichirō.
Masumi sólo se abstuvo a mirarlo por varios segundos, un poco confundida y sorprendida de que dijera esas palabras en particular. Un pequeño puchero se instaló en sus labios por llegarle el pensamiento de irse de su lado, algo que realmente no tenía en sus planes, pero comprendía de cierta manera el por qué lo decía justo ahora, sobre todo al ver su mirada ahora tan desolada en sus ojos que de por sí han sido opacos.
Con un poco de duda, acercó su mano hacia la de él, sintiendo como sus dedos tenían un pequeño tic de duda hasta entrelazar suavemente sus meñiques, lugar donde Manjirō, sin mirarla, pudo sentir que estaba ahí con él, tomando su mano en uno de los momentos más horribles de su vida.
—No me voy a ir, Manjirō-kun. —dijo la de cabello rizado, suspirando un poco temblorosa y sintiendo como el mas bajo no la apartaba, si no que afianzaba el agarre—. Voy a estar aquí.
Su mirada rosácea se entrecerró y volvió nostálgica por aquel preciso momento, repitiéndose la misma sensación de necesidad de tomarla de la mano y no querer soltarla. Su corazón se aceleró y a su vez se llenó de una calidez y tranquilidad, así como nostalgia y casi tristeza por recordar los momentos más vulnerables de Sano Manjirō, donde cada uno de ellos ella había estado ahí, y seguiría estando. Así que, giró su rostro hacia él y él hizo lo mismo, mirándose por varios segundos dónde la chica le regaló una sonrisa y un pequeño apretón en su mano.
—Lo prometo, Manjirō-kun.
SENTÍA COMO SU VIDA HABÍA DADO UN DRASTICO GIRO DE CIENTO OCHENTA grados... Incluso sentía que el tiempo pasó más rápido de lo que imaginó; quizás de manera abrumadora. Tenía últimamente demasiadas cosas en su cabeza para pensar, como justo ahora que veía fijamente hacia la persona que estaba sobre su sofá.
—Deberías volver a tú casa, tío Waka, no es necesario que estés aquí.
Desde lo sucedido con su padre y que al parecer había dejado de venir a casa a menudo para irse a ya sabrá él, Wakasa se la pasaba la mayoría del tiempo allí. Masumi pensaba que incluso no estaba trabajando al verlo más de lo que debería en la residencia, preocupándola al creer que provocaría que lo despidieran del gimnasio en donde estaba trabajando, aunque esos papeles parecían ser de este mismo.
—Desde hace más de un año me has estado diciendo eso y yo te seguiré diciendo que dejes de matarte la cabeza. —mencionó el de largas pestañas, estirándose un poco, sacando la paleta momentáneamente de su boca para meterla otra vez—. Me dijeron que has estado faltando un par de días a clase, y estoy seguro es porque andas buscando trabajar más.
Ante... aquella situación y la ausencia ahora constante de su padre Kiyoko Kaito, había faltado un par de días para estar pendiente de sus hermanas; el desayuno en general siempre lo hacía, pero desde la ahora constante ausencia de su padre quien era el que llegaba a estar pendiente al respecto, así como proyectos ayudaba a hacer para que ella se fijará más en sus estudios y no los descuidara una vez más, todo se volteó.
Le agradecía en parte a Wakasa, sabiendo que tenía su propia vida y sus responsabilidades en el gimnasio en el que trabajaba, pero realmente le daba pena por ese mismo hecho. Imaushi Wakasa tenía su propia vida, sus propias cosas por la cual preocuparse, y el hecho de que estaba echando un peso que no le correspondía le disgustaba. Sentía que estaba molestando demasiado.
—Eso... —la de cabello rizado se quedó callada ante sus palabras, conectando miradas con el mayor, cayó en cuenta que sus hermanas estaban recostadas en el sofá a su lado, teniendo a Sumi en su regazo durmiendo al igual que las otras. Masumi suavizó la mirada con cierta tristeza—. Eso no te concierne. Puedo encargarme yo sola.
Wakasa alzó una de sus cejas por sus palabras, sintiendo que debía señalar el hecho de que ha llegado a faltar a clases sólo por encargarse de sus hermanas y la casa, descuidando sus propias necesidades.
—¿Qué tienes que hacer hoy?—dijo el ex pandillero mientras movía la paleta en su boca.
—Eh... ¿hoy? —murmuró la chica con cierta duda, mirando hacia arriba para comenzar a enumerar con sus dedos—. Debo terminar de hacer un proyecto para mí escuela, hacer una maqueta sobre los volcanes para mis hermanas, llevarlas a clases, luego tengo que ir a buscar la moto que al parecer ya terminó de estar en reparación, enviar unas cartas al reformatorio, después debo ir a trabajar y hacer unas cosas del inventario, ir a una pequeña entrevista en una cafetería que me envió Kira-chan ahora que se va de ciudad, nuevamente tengo que buscar a mis hermanas, llegar a hacer la cena para después ir en la noche a una reunión de la TōMan...
—En ningún lado mencionaste que tenías que ir a clases, sólo que tenías una tarea. —el bicolor miró una vez más los papeles con aburrimiento, con la ojirosa mirándolo con cierta insistencia—. ¿No tienes clases hoy?
—El maestro de la primera hora dijo que llegara un poco más tarde. Aprovecharé para hacer lo que tengo pendiente, y si se me va más tiempo de lo que pensé, pues terminaré de hacer lo que tengo que hacer. —Masumi hizo un pequeño puchero al sentirse regañada, miró a su alrededor y se percató de algo—. ¡Oh! También tengo que llamar al plomero para que mire unas cosas de las tuberías, hay una gotera constante en el lavado. Ay, también tengo que limpiar la casa, está muy desordenada, no barro desde hace dos semanas. —se encaminó distraídamente hacia la cocina.
—Vete a clases. Tú pareces la adulta aquí. —Wakasa se queja ante todo el palabrerio que la adolescente le dijo—. Y no debería ser así, ni yo a mi edad hablaba así como tú.
Masumi se quedó en completo silencio ante las palabras del adulto, mirando el dispensador de café de manera silenciosa. Frunció un poco el ceño y suspiró pensando en lo que dijo, no era la primera vez que le decía eso y tampoco iba a hacer la última tomando en cuenta como era. Tenía una necesidad tan grande de encargarse con todo lo que sucedía en la casa que se descuidaba de varias formas, ya tenía contada las veces que había faltado ese mes, y recordar aquello la preocupaba.
Jugó un poco con los ahora cabellos más claros entre sus hebras, observando distraídamente el color claro que contrastaba con el resto de su cabello oscuro. Eso la hizo recordar que había querido retocarse el pelo, otro asunto por hacer a la lista, aunque sentía que no era del todo necesario. Sin embargo, ante su mera costumbre de hacerlo sentía que era casi una necesidad.
—Yo me encargo de las niñas, tu encárgate de ir a estudiar y trabajar y la entrevista de no me acuerdo qué. —habló una vez más el chico mientras se estiraba en su lugar, sacando la paleta de su boca para bostezar—. Me dio pereza sólo escucharte.
—Tío Waka...
—Vete a clases.
—P-Pero tienes que ir a trabajar al gimnasio.
—Que te vayas a clases.
Tenshi frunció el ceño ante la insistencia en el de orbes violetas en que se fuera a clases, suavizando un poco la mirada al saber muy bien que sólo se trataba de su preocupación de que tuviera un buen registro académico. Había logrado sobrevivir y logró pasar el año, no en mucho empezando uno nuevo, siendo un logro par ella misma tomando en cuenta que ya había tenido que repetir una vez, prometiéndose a si misma que se iba a esforzar para que aquello no volviera a pasar.
Era claro que se estaba rompiendo esa promesa que se puso, tomando en cuenta que este mes había estado perdiendo ciertos días de clase por fijarse tanto en las responsabilidades de su casa y buscar una manera de sustentar, muy a pesar de que el leopardo blanco había estado ayudándole con la mitad, cosa que ella no estaba del todo de acuerdo tomando en cuenta que no era su responsabilidad, pero era casi un respiro.
Ahora que Kira iba a trasladarse hacia otra ciudad, y por ende, se iba a quedar sin trabajo, tenía que buscar otro que le sirva en el horario. Muchas veces se le pasó por la cabeza dejar de estudiar para sólo trabajar, y llegó a mencionarlo, pero siempre recibía un retundo no de parte de Wakasa quien estaba casi teniendo el papel de papá.
—¿Estás seguro? —cuestiona la de orbes rosáceos mientras jugaba un poco con el dobladillo de la falda de su uniforme—. No quiero que después tengas problemas...
El de mechas moradas deja salir largo suspiro al escuchar una vez más la insistencias de su sobrina mayor, la mira con cierto aburrimiento por varios momentos como si le indicara que estaba hablando más que en serio sobre el tema de quedarse y ayudarla. Nunca se cansaría de decirle que no había problema y al fin y al cabo era su familia, lo poco que podía hacer por su hermana fallecida era ayudar a su sobrina; si lo que tenía que hacer era aguantar las constantes dudas de Tenshi sobre si estaba dispuesto, lo haría con gusto.
Masumi ante su mirada suspiró largamente, agachando un poco la cabeza al entender y al mismo tiempo resignándose, y a pesar de sentirse por unos momentos una molestia, sonrió de lado, una sonrisa dirigida hacia él quien suavizó su mirada al ver su expresión.
—Bueeeno. —vocifera con un poco de diversión y aspereza, caminando por el pequeño pasillo que daba para las dos habitaciones de la casa—. ¿Pero estás seguro? —cuestionó desde su habitación, alzando su voz.
—Te voy a lanzar algo. Mira, uno de estos cojines.
Masumi no evitó carcajearse suavemente al imaginarse la cara de aburrido e irritado de Wakasa al haber dicho eso mientras buscaba su mochila, la cual, a pesar de mantenerse algo atareada estaba lista para cualquier cosa. Ya había desayunado así que sólo le quedaba irse a clases, a pesar de que de por sí tenía la primera hora libre.
Se quedó mirando unos momentos la pequeña pizarra que tenía llena de distintas fotos, durando algunos segundos detallándolas. Una sonrisa algo nostálgica y al mismo tiempo triste se colocó en sus labios al ver una de su madre de hace unos dos años, con su cabello oscuro y rizado agitándose con el viento de la playa, recordando ese día. Se veía de perfil, observando hacia abajo donde estaba Aki dormida y envuelta en una manta, llegándole a ver de fondo la arena junto con un castillo de esta misma hecha por sus hermanas. Lo único que podía pensar era en lo hermosa que Hikari se veía allí ante el contraste del sol.
Cómo siempre, la sensación de querer llorar la invadió, humedeciendo un poco sus ojos y casi provocando que las lágrimas resbalaran por sus mejillas, pero apenas cayeron, las limpió con el dorso de su mano, sorbiendo su nariz para agitar su cabeza cuando tomó el puente de su nariz, tratando de relajarse. Volviendo a dar un hondo respiro para sonreír, mirando hacia arriba, como si tratara de animarse a si misma. Segundos después, tomó su suéter a la par que la mochila para salir de su habitación.
—Vuelvo pronto, hermanitas. —se acercó a sus pequeñas hermanas que dormían aún, o más bien, fingían dormir—. Y no crean que no me di de cuenta, a levantarse.
Sumi fue la primera en quejarse cuando su engaño no funcionó, mientras Aki se abrazó a la pierna de Wakasa el cual las miró con atención y luego negó con la cabeza, aunque no dijo nada al respecto ya que era claro que era alguien igual de perezoso. Dió una palmadita a Yume quien si trató de seguir dormida pero luego se despertó.
—Buen intento. —Masumi dijo con una sonrisa mientras les daba un par de palmadas y caricias a su cabeza, luego miró hacia Wakasa que como de costumbre, sin quitar sus ojos de los papeles, alzó un poco su rostro así que ella le dejó un beso en la mejilla—. Nos vemos después, Tío Waka. ¡Adiós! —dijo cuando estuvo en la puerta y finalmente salió.
—TOMA. —LA DE ORBES ROSÁCEOS OBSERVA disimuladamente a su costado cuando siente un pequeño empujoncito en su brazo, observando una lata de refresco de cereza.
Masumi se quedó observando la lata por varios segundos para alzar la mirada hacia quien se la había dado, aunque no evitaba sonreír un poco apenada y al mismo tiempo divertida ante la situación; a pesar de estar en medio de una de las dichosas reuniones de la TōMan, Ryūgujin Ken nunca faltaba con el dichoso refresco todas las noches desde que una vez le dió la mitad de la de él una vez y observó como después estuvo más despierta. Y aunque no se comparaba ahora con el antes, ahora ya sabiendo manejar su energía y sus horarios, encontrándose más despierta y atenta, le causaba ternura el detalle. Sin duda era como un hermano mayor.
Incluso llegaba a regañarla como uno...
—Se supone que quien los tiene que cuidar soy yo, no ustedes a mi. —y a pesar de eso, la recibió gustosa. Claro, hablando lo suficientemente bajo para no interrumpir a su capitán, estando ella junto con Draken detrás de él—. Muchas gracias, Ken-kun.
Con un pequeño gesto con su cabeza asintió, sin quitar la mirada de enfrente, estando atento a lo que decía su capitán, bueno, el de ambos. Masumi continuó con la lata en su mano y esperó, después de todo siempre lo hacía luego por respeto. Cosa que no sucedió mucho después, concluyendo con la reunión de aquella noche en donde la gran cantidad de miembros comenzaban a retirarse o a hablar, ella mirando distraídamente hacia ellos y sonriéndole con dulzura cuando algunos dirigían su mirada hacia ella, saludándolos con la mano.
Era una costumbre en hacerlo, aunque fueran algo así como sus... ¿subordinados? Le gustaba tratarlos con confianza, ya varios conocían su naturaleza y estaban acostumbrados a sus saludos, devolviéndolos con una sonrisa casi encantada ante ella.
—¿Y como vas con la moto? —Draken la sacó de sus pensamientos, levantando sus ojos hacia él—. ¿Cuando te la entregan? —pregunta como una conversación cualquiera, la hizo colocar una expresión pensativa.
—Entre... mañana y pasado mañana, más o menos. —divaga un poco en sus pensamientos mientras abría la lata de refresco, acercándola lentamente a sus labios, dejándolo suspendido unos momentos—. Le encontraron algo en los tubos de escape o algo así.
—Me hubieras dicho a mi que te la arreglara y ya estaría lista. —bufó el más alto con las manos en sus bolsillos. Masumi sonrió hacia él.
—Cuando lo hacía, no te gustaba que te diera dinero, y me daba pena.
—¿Y para que te cobraría? Haces bastante por todos de por sí. —Draken bufa con una leve sonrisa burlona al ver la expresión algo avergonzada de la chica ante sus palabras, no dijo nada y sólo miró hacia Manjirō quien se acercó a ellos curioso.
Manjirō observó fijamente la lata ya abierta de refresco de cereza en la mano de la mayor quien lo bebió algo ajena de su mirada, mientras el más alto lo observó atento. El capitán de la TōMan lo mira ahora con su ceño fruncido.
—¿Y mi refresco, Kenchin? —cuestiona el de ojos oscuros en forma de queja, el más alto aún con sus manos en sus bolsillos simplemente miraba hacia los árboles del lugar encaminándose para comenzar a bajar las escaleras, ignorándolo—. ¡Kenchin!
Tenshi no evitó reirse un poco ante la reacción del chico de orbes oscuros quien vio con enojo la espalda al del tatuaje alejarse de allí, muy probablemente para irse o hablar con los otros capitanes de las divisiones, ya casi no quedando nadie en el santuario, así que se relajó y continuó bebiendo de su refresco mientras aún veía hacia la nada, aunque sus ojos lentamente fueron a su lado cuando notó a Mikey mirarla.
Se inquietó un poco y dejó de beber, sonriéndole de lado por la forma fija en la que la observaba, como si le preguntara que sucedía, pero se imaginó que se trataría por haber sido ignorado respecto a no recibir fresco, aunque casi siempre era así, a excepción de las veces donde realmente se enojaba y Draken tenía que buscarle alguno, terminando tranquilo cuando se lo traían o cuando ella le daba alguna de las paletas que a veces tenía encima.
—No me molesto contigo si me das. —lo dijo de una manera tan seria que la hizo pensar que hablaba en serio, aunque luego sonrió en grande mientras se acercaba y rodeaba sus hombros con su brazo. A veces la hacía pensar en que momento creció—. Bueno, no me molestaría, pero si dame, por fa.
La de cabello rizado se queda algo plasmada por unos segundos, casi como si procesara su cercanía, pero hasta este punto estaba más que acostumbrada, así que sin decir nada le tendió la lata que tuvo que darle directamente en la boca cuando Mikey lo indicó, dejando una gran y satisfecha sonrisa cuando pudo tener de su dulce y refrescante sabor. Ahora un poco tímida bebió devuelta de la lata.
Manjirō miraba hacia enfrente aún con su brazo sobre sus hombros para luego soltarla y encaminarse, con ella siguiéndolo con la mirada hasta ver como se agachaba y terminaba sentando en las escaleras, apoyando sus codos en las que quedaban más arriba. Varios segundos se quedaron en silencio, con Masumi observándolo de manera silenciosa hasta que el de ahora cabello largo la miró.
—¿Por qué sigues ahí parada? Siéntate conmigo. —dijo con bastante serenidad haciéndola parpadear y sonreír para acatar a su petición, bajando los mismos escalones que él para sentarse a su lado, observando el ahora desolado templo.
Ambos una vez más se quedaron en silencio, con Masumi sin tener realmente algo por lo que decir y Manjirō... sólo disfrutando el mismo silencio que estaba entre ellos y no llegaba a ser incomodo; este miró a su lado cuando la chica le extendió de su refresco haciendo que sonriera y lo tomara con gusto, dando un largo sorbo y claramente dejándole, sabiendo que lo necesitaría, aunque de por si ya iba a acabar el día.
La mirada rosácea de la ahora más baja estaba perdida enfrente de ella, pensando en cosas triviales de su casa, referente a sus hermanas y en como le estaría yendo a su tío, aunque de por sí él ya era un adulto y sabía muy bien como arreglarselas, pero aún así le inquietaba inevitablemente. Estaba tan sumida en sus pensamientos que no hizo algún gesto relevante cuando Manjirō se acomodó a su costado y recostó su cabeza en su hombro; él por su parte miró en silencio el perfil de su rostro, fijándose en su largo colgante que llegó a enredarse contra sus cabellos rubios, aunque no lo jaló
—Ya he escuchado que varios creen que eres mi novia. —rompió el silencio con cierta diversión, observando satisfecho como las mejillas de Masumi se ruborizan, sacándola de su ensoñación—. Aunque prácticamente es verdad, al menos un... noventa y cinco porciento verdad.
Masumi se queda una vez más tiesa por sus palabras y mira hacia otro lado ruborizada y ahora avergonzada ante lo seguro que se oía, tosió falsamente para tratar de calmarse, pero estaba sonrojada hasta las orejas, algo bastante notable tomando en cuenta su piel rojiza y el hecho de que tanto su ropa como su cabello era oscura, resaltándolo más.
—S-Suenas bastante seguro... —susurró con ciertos nervios, riéndose levemente. Su mirada se volvió nostálgica al recordar que desde antes siempre hablaba sobre eso, aunque hasta este punto no se había cumplido.
En su totalidad...
Mikey terminó emitiendo un pequeño y vago sonido, casi perezoso, el rubio se acurrucó en su hombro y luego escondió su rostro en su cuello, quedándose completamente quieto en su lugar. Masumi entrecerró su mirada con cierta pena y suspiró de manera pesada, sin decir nada al respecto ya que de por sí desde casi siempre ha sido así, y no diría que era distinto, hasta cierto punto.
De reojo observó a duras penas como él había cerrado sus ojos una vez escondió su rostro en su cuello, recorriéndole un escalofrío por todo el cuerpo al sentir su respiración contra su piel.
—Si te dijera que quiero que te quedes conmigo hasta ser ancianos arrugados como mi abuelo, ¿que dirías? —cuestionó aún contra su cuello, enviéndole un millón de escalofríos por todo su cuerpo, aunque en vez de colocarse nerviosa (aunque si lo estaba), le llamó la atención el tono algo perdido con lo que lo dijo.
—Uhm... ¿a qué viene esa pregunta? —cuestionó sonrojada notablemente ante aquella pregunta un poco... ¿fuerte? No lo sabría decir, realmente la había tomado más que desprevenida.
—Sabes que siempre te he dicho que vas a ser mi novia. —dice él con obviedad más que en forma de pregunta, eso en sí era un hecho, de casi más de un año, rozando los dos o hasta los tres ha tenido ese pensamiento intacto.
Masumi asintió lentamente, un poco avergonzada pero pensativa, parecía ser una conversación más profunda de las normales donde él mencionaba algo al respecto.
—Creo que estás más que acostumbrada a mi... —vuelve a decir, aunque en un tono más bajo, acercando su mano hacia la pálida y pulcra de la chica, en donde las entrelazó, viéndose bastante pensativo, más de lo usual—. Vi unas fotos que Emma estaba acomodando y observe una cuando recién nos conocimos.
—Un poco más de tres años... —Masumi sonríe un poco nostálgica al recordar cuando recién se conocieron, de alguna manera se sintió bastante triste al recordar cual fue el vínculo que los llevó a hacerse amigos.
Recordar a Shin'ichirō era algo quizás... realmente nostálgico para ella, sabía que para los demás lo sería, sobre todo para Manjirō. Aquel día en donde llegó de imprevisto a su casa justo después del sorpresivo fallecimiento de su hermano mayor nunca se le iba a olvidar, incluso hasta cierto aún lo procesaba y cuando lo hacía, las ganas de llorar la invadían de forma enorme. Aún sentía realmente fresca la herida...
Agitó la cabeza cuando sus ojos volvieron a picar otra vez, mirando hacia Mikey para poder saber a donde venía esa conversación tan repentina. Quizás rozaba las usuales donde él señalaba respecto al tema amoroso, que hasta cierto punto continuaba manteniendo, y tal como dijo, ya estaba acostumbrada.
—Emma me hizo ver una película con ella. —hizo una pequeña mueca al recordarse a si mismo cabeceando y siendo golpeado por su hermana pequeña para que se mantuviera lúcido—. Sólo alcance a ver el final, donde eran una pareja de abuelitos.
Otra vez se quedó en silencio, y ahora, reincorporándose y levantando su cabeza de su hombro para apoyar uno de sus codos sobre una de sus rodillas la cual flexionó, mirando hacia enfrente donde seguía aquella parte del templo donde siempre tenían las reuniones de la ToMan, ahora estando completamente solo. Masumi inclinó un poco su cabeza para poder ver su rostro, notando aquella mirada tan apagada ahora característica de él, por varios segundos detallando su mirada.
—Oh... —susurró la chica mirando hacia enfrente, dejando la lata ya vacía de refresco a un lado, removiéndose un poco en su lugar, ahora entendiendo un poco lo que quería decir, observó como una vez más jugaba con sus dedos entrelazados casi de manera distraída.
—Pensar en abuelitos me dio hambre. —se recompuso de su hombro mientras rebuscaba en su chaqueta, dejándola estática por varios segundos al ver como sacaba un Dorayaki, extendiéndolo hacia adelante con una sonrisa brillante para comenzar a comérselo bastante feliz, muy diferente a como estaba antes.
—¿Cuánto tiempo llevas con ese dorayaki ahí? —no evita cuestionar con su ceño un poco fruncido al verlo masticar bastante relajado.
—Oh, son de los mismos que comía cuando pase por ti a tu casa, no te preocupes. —asintió con la boca llena, ahora teniendo migajas alrededor de su boca. Le recordaba siempre a sus hermanas comiendo.
La mirada de Tenshi logró suavizarse al ver su expresión sonriente que no se cansaba de admirar y observar, haciéndola sonreír y al mismo tiempo reír ante lo rejalado que era para comer, sin importar ensuciarse en el proceso. A pesar de todo, con los años aquel hábito nunca se iba
—Mira, estás todo sucio. —Manjirō con sus mejillas infladas la miró luego de emitir un «¿mm?» que a duras penas entendió, luego abriendo sus ojos cuando ella acercó su mano y con su pulgar limpió las migajas—. Listo, ya estás. Más bonito.
Manjirō se quedó quieto por varios segundos mientras Masumi le daba una sonrisa dulce, aunque no evitó fijarse en sus grandes aunque caídos ojos rosáceos que a pesar de portar casi siempre una mirada de cansancio, se veían igual de brillantes que siempre. Varios segundos pasaron así, provocando luego que ella alzara un poco las cejas ante la forma fija en que la miraba.
Poco segundos se inclinó para juntar suavemente sus labios con los de ellas, provocando que todo su cuerpo se encrispara ante la sorpresa, sintiendo el sabor del dorayaki contra sus labios, observando sus ojos cerrados mientras presionaba por un par de segundos hasta separarse como si nada, dándole una gran sonrisa mientras ella seguía completamente paralizada, y como no, sonrojada hasta las orejas.
—Recuerdo que... —luego de unos segundos él mostró una sonrisa y mirada algo nostalgica, mirando hacia sus manos entrelazadas—. Shin'ichirō dijo que aprovechara cada atención tuya. —Masumi continuó con la expresión sorprendida ante sus palabras, ahora dejando caer sus cejas a los lados al ver su expresión—. Sabes que era un tonto por el amor, sobre todo cuando se hizo novio de Mai. Tenía que aguantarlo babear corazones por toda la casa.
La Kiyoko observa como se rie brevemente ante su propia anécdota, y a pesar de escucharse nostálgico, continuaba mostrando una sonrisa, aunque sus ojos detonaban una extraña mezcla de tristeza y casi ilusión, una mirada que ya varias veces a visto. Ahora se abstuvo a escucharlo, acomodándose más hacia él.
—Lo entiendo. Aunque claro, yo no me veo como un tono como él. —coloca una sonrisa casi con sorna, dejando salir un largo suspiro—. Sabes muy bien que eres la única que tendrá el privilegio de reinar tōkyo conmigo. —alardea con orgullo, moviendo un poco sus hombros.
Masumi se queda en silencio y se sonroja un poco, la situación parecía igual pero al mismo tiempo diferente en donde él también hablaba de lo mismo, aunque parecía que lo hacía de manera especifica. Tenía en claro que Manjirō la quería de pareja, pero siempre se preguntaba hasta que punto era cierto, ¿o quizás ella estaba siendo distraída y desde antes ya eran pareja? Pues, por algo los demás la conocían, aparte de ser el ángel de la TōMan, como la novia del invencible Mikey.
¿De eso vendría esa conversación? Realmente nunca se formalizó nada como tal, aún recordaba como antes de la muerte de Shin'ichirō siempre era insistente al respecto, hasta que pasó y de alguna manera se calmó, aunque recuerda, e incluso aún sucediendo en la actualidad, como no se despegaba de su lado. Miró hacia el cielo oscuro y estrellado sobre ellos, colocándose a recordar todo esos momentos.
—Te gustan las cosas brillantes, ¿no? —Mikey se termina el dorayaki de un bocado, limpiando sus manos contra sus pantalones mientras las metía en sus bolsillos.
—Si... —asiente de manera un poco distraída ante sus pensamientos, ladeando su cabeza—. ¿Por que lo pregun...
Se quedó callada cuando sintió como tomaba su mano, aunque aquello no fue lo que la dejó muda, sino como deslizaba algo en uno de sus dedos, específicamente en el anular. Miró un poco alarmada su mano para luego ver su rostro, observando como se colocaba por si mismo un anillo idéntico, bastante sonriente, para luego dirigir su mirada hacia ella.
—Ahora es oficial, eres mi Masumi oficial y yo soy tu Mikey oficial. Sé que te gustan las cosas brillantes así quise normalizarlo así para que siempre tengas algo contigo de tú Mikey. —dijo sin quitar su sonrisa mientras alzaba su mano hacia él y le daba un pequeño beso en su dorso, en una extraña manera de normalizar su relación, pero la chica no tenía ni idea de como reaccionar—. ¿Qué?
—E-Eh... —Masumi miró hacia su propia mano que continuaba suspendida en el aire como si aún fuera sostenida, frunció el ceño un poco confundida y a su vez cohibida. Se imaginaba esta «oficialidad» diferente, sentía que le iba a dar algo—. Sigo tratando de procesar la conversación sobre a-abuelitos, dame un momento...
Mikey rio varias veces ante la expresión un poco descompuesta de la azabache cuando se movió y dejó salir un largo suspiro, y como no, el sonrojo en su rostro hasta sus orejas no podía faltar, parecía extremamente nerviosa y avergonzada. Sonrió un poco más cuando la vio hacer un puchero y entrecerrar sus ojos como cada vez que se colocaba a pensar.
Dejó salir un hondo suspiro y miró hacia el cielo bastante pensativo, manteniendo la leve sonrisa en sus labios, aunque poco a poco se desvaneció a la par que entrecerraba sus ojos y luego los cerraba, dejando salir también un hondo suspiro.
—Tú casi siempre me cumples mi caprichos o me das lo que quiero... —comienza a hablar haciendo que Masumi lo mirara una vez más—. Y siempre... te quedas conmigo. —dijo un poco decaído.
La chica pestañea un par de veces y sonríe de lado con dulzura, asintiendo a sus palabras un tanto divertida ya que era cierto, pero el detalle del tono de su voz la atrapó.
—Te prometí que me quedaría contigo. —a pesar de estar aún un tanto cohibida, se arrima más a él, chocando su pierna con la suya y ahora siendo él quien colocó su atención en ella, agachando su mirada cuando ella tomó su mano—. Siempre lo haré.
Manjirō en completo silencio mira los brillantes ojos rosáceos de la chica que lo veían con ternura, luego delineando sus facciones para volver a sus ojos, volviendo a mirar su mano donde estaba aquel dichoso anillo, recordando su gusto con las cosas brillantes. Su mirada se suavizó y se recostó más en las escaleras, mirándola a los ojos.
—¿Hasta ser ancianos arrugados? —cuestiona haciendo reír a la chica quien asintió, arrimándose a él y por primera vez apoyando su cabeza en su hombro, casi acurrucándose.
—Uhum, hasta ser ancianos arrugados. —dijo con un tono dulce en su posición.
Manjirō se quedó una vez más completamente callado, observando hacia abajo en sus manos juntas para ver de reojo el cabello en su hombro, mirando por último hacia el cielo y lo oscuro que estaba. Una expresión un poco más tranquila se plasmó en su rostro así que recostó sutilmente su cabeza en la de ella, sonriendo de lado casi con tranquilidad y llegándole varias cosas en la cabeza.
—Bueno, entonces tienes que aguantarme hasta ser ancianos arrugados y quedarte conmigo. —fue lo que dijo, ahora con aquel tono cantarín que llegaba a caracterizarlo, haciéndola reír.
—Si, me quedaré contigo. —asiente aún sonrojada por la situación, mirando casi ilusionada el anillo. Un detalle que no esperó pero que le encantaba.
—Ahora vamos a comer dorayakis para celebrar.
—Si, Manjirō-kun.
❪END TO THE FIRST ARC❫
¡FELICIDADES!
¡HAS TERMINADO EL ACTO UNO!
Toma tu premio;;
galleta🍪
Estado;;
Agridulce, muchos tiesos pero con final de arco bonito.
NO SABEN LO ANSIOSA QUE ESTABA POR TERMINAR ESTE CAPITULO, BASTA.
Estoy llorando, después de dos años que comencé a escribir este libro acabamos el primer arco, dios, estoy llorando pero bastante feliz.😭
Me alegra mucho que la gente haya seguido allí a pesar de que me desaparecí por unos meses de este libro, pero como dicen, mejor tarde que nunca y esta no es la excepción❤️
¿Que les puedo decir del capitulo? El inicio claramente ya es un año después de la muerte de Shin'ichirō (</3), dando un pequeño vistazo de la relación se mis bebés luego de eso y a su vez mención de lo sucedido en ese entonces. Claro que a Masumi le afectó lo que pasó de muchas maneras, y trata de sobrellevarlo💔
También se pudo ver la pequeña (en realidad, grande) promesa que le juró Masumi a Manjirō, ya que ella es aquel apoyo, aquel pilar que tanto necesitaba nuestro niño bonito. Me emociona desarrollarlo más adelante y a la vez me duele, pipipi.
Son mai beibis, merecen lo mejor del mundo.😔❤️
Les dije también que Masu tenía su evento canonico, y era obvio que se le vendría varias cosas encima, pero ella es una luchadora que busca salir adelante como sea.🥺
En fin, ¡pronto se subiré el acto dos que finalmente abarcara todo lo que tiene que ver con el anime y con nuestro Micchi bonito! Estoy muy emocionada, pero preparense al igual que los pañuelos y las palomitas, porque si este fue relativamente suave, lo que se vendrá será fuerte ;)
¡Muchas gracias por apoyarme y al libro hasta aquí! ¡Los amo muchisimo y muchas gracias por concluir el primer arco de STILL WITH YOU!😽❤️
No olviden seguirme para que estén atentxs a cualquier cosa❤️
→S H A N X L A B Y X←
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