❪𝗢𝟵❫ ; 𝗰𝗿𝗮𝘇𝗶𝗻𝗲𝘀𝘀 𝗮𝗻𝗱 𝘁𝗿𝗼𝘂𝗯𝗹𝗲𝘀.
❪ARC ONE; DESTINY❫
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CAPÍTULO NUEVE;
LOCURAS Y PROBLEMAS
❛un sorpresivo asunto❜
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©Shanxlabyx
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SUS PASOS RESONARON LIGERAMENTE CONFORME caminaba hacia la puerta, se mostraba confundida al respecto de que habían llegado tocando a su casa ya que si, en esos pocos meses pudieron instalarse en su nuevo hogar. Era más grande y acogedor, lo suficiente para su familia. No era demasiado lejos del edificio departamental en dónde vivió anteriormente, a lo mucho una o dos cuadras de diferencia. Estaba terminando de arreglar algunas cosas en su mochila para la secundaria.
Si, a pesar de todas las complicaciones luego de aquel incidente al departamento, había logrado tener la oportunidad de retomar sus clases. Pero como se había perdido por lo menos dos semestres tuvo que repetir el primer año en secundaria, ahora ya no era la más pequeña de su salón, todos tenían edades similares e iguales. Sinceramente la razón de que había entrado a secundaria antes que sus amigos, a pesar de que no es mayor si no por meses, es que sus padres la habían integrado un año antes. Ahora ya estaba acordé a como debía, aunque se sentía raro al respecto de ver cómo sus anteriores compañeros ya estaban en segundo año. Aunque después de todo, no convivió lo suficiente con alguno como para afectar su cambio.
Si, repitió año pero no era problema y era justificable con aquel feo asalto a su familia que por suerte no estuvo gravemente herida, a excepción de su padre que no estaba más que golpeado pero no gravemente. Él retomó su trabajo en la agencia de policía, su madre volvió a trabajar como antes, aunque un poco más flexible en el hospital y ella empezaría con empeño una vez más la secundaria. Esta vez se sentía más cómoda con jóvenes de su edad que con otros que eran mayores que ella.
Volviendo a su confortable presente, Masumi de ya trece años en un pasado no demasiado distante, siguió con sus pantuflas hacia la puerta de su hogar que no paraba de ser golpeada como loca. Con su cabello apenas amarrado en una parte por una liga y de forma desordenada, abrió la puerta ligeramente y con cautela mostrando sus orbes rosados y temerosos por los nervios que la recorrían el simple hecho de que sea un loco. Su mamá estaba hablando unos asuntos en la guardería de sus hermanas y su papá estaba en el trabajo, estaba sola y eso le colocaba de los nervios.
De la pequeña abertura en la puerta se abrió casi por completo con una mirada opacada del asombro y la enorme preocupación cuando vio a dos de sus amigos enfrente de su casa. Los vio a cada uno espantada.
—¿Keisuke-kun?... ¿K-kazutora-kun?... —llamó vagamente en un susurro inconsciente por el shock que sentía, veía como el moreno ayudaba al de ojos dorados con un brazo en sus hombros a mantenerse de pie. Cabe decir que Kazutora estaba golpeado de pies a cabeza y se veía como flaqueaba constantemente.
—Kazutora se enfrentó a otra pandilla. —fue la rápida respuesta a la mirada de en busca de explicación que le dió al único ileso—. Lamento haber venido de imprevisto y precisamente contigo pero, no encontré los primeros auxilios en casa y él no quiso ir a la mía. Quiero que Kazutora esté mejor y había querido ir con Mikey para explicarle lo sucedido, pero...
—No te... mates la cabeza con eso. Estoy bien. —había contestado e interrumpido Kazutora con una voz seca mientras tosía un poco. Razón debido a que había recibido un golpe en todo el abdomen—. Y no tienen porqué decirle a Mikey. Estoy bien.
—Hombre, yo mismo te miro y no estás bien. —lo reprendió Baji con una mirada algo severa pero se notaba la preocupación en sus orbes. Miró otra vez a una todavía paralizada Masumi, con vergüenza pero a la vez impotencia y preocupación en sus ojos—. Pensé en que eras la indicada para tratarlo. Discúlpame por haber venido de imprevisto, es que, yo...
—No te preocupes, Kei-kun. —Masumi suavemente lo interrumpió haciéndolo levantar las cejas unos momentos mientras temblaban, vio como ella se acercó y con cuidado ayudó a cargar a Kazutora para poder entrar—. Me alegra que te preocupes tanto por él. Claro que los ayudaré.
—Es mi amigo, después de todo...
Masumi sonrió suavemente manteniendo la calma, con cuidado al poder ayudar a adentrar a Kazutora cerró la puerta con su pie. Éste mismo había volteado a mirar a Keisuke un poco consternado por sus palabras hasta agachar la mirada dejándose guiar. — Eres un gran amigo, Kei-kun. Y recuerda, también soy su amiga, la de ambos, no me importa que hubieran llegado a las tres de la mañana.
—Una vez si llegamos a más de las doce de la noche... —había comentado el Hanemiya en voz baja siendo sentado en el sofá y soltado por Baji quien se mantuvo levantado cerca de él, ansioso y preocupado.
Masumi mientras fue a buscar el botiquín de primeros auxilios. Su madre era enfermera, había de todo allí en la casa, así que no se preocuparía. Por lo menos a él no lo apuñalaron o algo.
—Si, llegaron incluso a la par que mi mamá. Les terminó haciendo comida. Mi primera cena a las doce y treinta de la mañana. —habló Masumi al regresar y tratando de aligerar el ambiente con aquel relato que había comenzado el herido. Éste sólo se quedó viendo al suelo.
—De verdad no es necesario. —insistió.
—Kei-kun te estaba ayudando a pararte. Creo que sí es bastante necesario así que no te preocupes, relájate mientras trato tus heridas. —de manera gentil la única fémina se acercó y se sentó a su lado sacando algodón, alcohol, gasas y curitas. Tenía raspones y rastros de sangre en el rostro, pudo notar que sus nudillos estaban lastimados también.
Con cuidado comenzó a curar sus heridas, Kazutora hacía muecas o algún sonido con su boca debido al ardor del alcohol en los rasguños o golpes, tenía una de sus mejillas algo inflamadas pero se resignó, totalmente en silencio. Keisuke se mantenía mirando fijamente luego de poder sentarse enfrente de su amigo como procurando que estaba siendo atendido, Masumi se mantenía concentrada pasando una bolita de algodón empapada de alcohol por un golpe en su pómulo, lo hacía suavemente y con lentitud debido a que se notaba que le ardía.
Era un silencio un tanto tenso y pesado, se notaba la preocupación de Baji por Hanemiya debido a su mirada inquieta aunque esta se había relajado considerablemente con el pasar de los segundos. Masumi, aunque mantuviera la calma, cada tanto sus manos temblaban con la pinza y el algodón en ellos, pero antes de tan siquiera tocar su piel. Claro que estaba preocupada enormemente por él.
Si, era una costumbre que ellos llegaran a meterse en peleas pero no evitaba preocuparse, menos cuando sólamente era uno el herido y alguno de los otros, incluyendo a Asami, estaba exaltada. Eso significaba que fue a una pelea solo y con alguien de temer. Trataba de hacer memoria sobre alguna de las pandillas en la que podía haberse involucrado.
—Black Dragon... —el murmuro del de orbes dorados llamó la atención de los dos otros presentes, Masumi se había detenido luego de colocarle una gasa en su mejilla, no muy grande—. Fue... contra ellos.
—¿Black Dragon? —Baji alzó un poco la voz y después se revolvió el cabello con una de sus manos, angustiado y un poco molesto, aunque seguía mostrándose preocupado—. ¿Por qué diablos peleaste contra ellos? ¡recuerda que son mayores que nosotros, y son muchos más!
Kazutora simplemente se encogió de hombros con una expresión algo decaída pero a la vez inexpresiva. Seguidamente vio de soslayo hacia Masumi por notar como dejó sus enormes ojos rosáceos fijos en él con una expresión expectante y ligeramente sorprendida, el de ojos dorados la miró unos segundos más y después vio hacia el suelo, sin contestar a la pregunta de Keisuke quien seguía mostrándose inquieto.
Un pequeño suspiro salió de entre los labios de Masumi para simplemente sonreír con gentileza, y sus cejas caídas a los lados. Aún así, se mostraba angustiada y preocupada por sus ojos. Tomó una gasa más colocándola en su pómulo, pasando suavemente sus dedos por aquella textura blanca para que se adhiriera a su piel y no se cayera.
—Listo. —murmuró Masumi guardando todo lo que había sacado en el botiquín de emergencias, mientras juntaba las gasas usadas al igual que las bolitas sucias y llenas de alcohol—. Sabes... que hay que informarle a Manjirō-kun esto ¿verdad?... —habló suavemente con los utensilios de medicina que usó anteriormente, deteniéndose un momento.
—Si... —habló casi inmediatamente mientras veía sus manos vendadas y tratadas por Kiyoko—. Pero no tienen porqué decirle algo al respecto. No quiero que él se preocupe, no tiene porqué hacerlo.
—Lo hará aún así. Sabes que se enterará de alguna u otra manera apenas te vea con todas aquellas gasas en tu cara. —esta vez Baji fue quien tomo la palabra, su expresión estaba seria y al menos no se veía tan exaltado que antes—. Sabes lo inquietante e insistente que es. Te sacará la respuesta a como de lugar.
Kazutora apretó sus manos y se encogió en su lugar con una mirada nerviosa, con sus orbes fijos en el suelo. Se veía atormentado, sintiéndose inquieto y ansioso. Para si mismo el hecho de decirle a Manjirō, conocido como Mikey, la razón de que se encontrara de esa manera magullada era algo que le disgustaba. No quería preocuparlo, no quería provocarle disgusto o enojo por haberse metido en una pelea con aquella pandilla por una razón que no recordaba justo ahora. Realmente no quería que él lo supiera.
No obstante, salió de sus pensamientos cuando sintió una pequeña presión en su mano, pero de una forma delicada evitando lastimarlo ante las heridas en sus nudillos. Elevó sus ojos ligeramente para ver hacia la pálida y suave palma que se había posicionado en su extremidad, quedándose observando de forma fija lo delicada que era a simple vista y la extraña suavidad que hacía al colocar su mano. Se sintió confundido así que elevó la mirada para saber la razón de su accionar, viendo a la única fémina presente, teniendo una expresión algo decaída pero a su vez confundida.
—Debes estar tranquilo, Kazutora-kun. Esto lo hacemos porque nos preocupamos por ti. —decía con mucha tranquilidad la femenina presente dándole unas gentiles caricias a sus nudillos lastimados y ahora vendados, pero siendo tan cuidadosa en su toque que no sintió presión alguna—. Eres nuestro amigo, y no dejaremos que nadie lastime a nuestros amigos.
El de ojos dorados se quedó observando fijamente al rostro de la joven muchacha, expandiendo un poco sus ojos y alzando sus cejas en un gesto sorprendido, incluso atónito, quedándose en completo silencio por lo que había dicho. Pero, después, sólo bajó la mirada a su mano y luego volvió a verla al rostro, sintiendo una presión en su pecho.
—Y alguien fuerte. Se nota que diste una gran pelea. —trató de animar la de cabellos azabaches riéndose ligeramente haciendo que el de cabellos negros pestañeara un poco.
Se quedó en silencio unos momentos por lo que parecía ser un halago, abrió ligeramente su boca ante aquello y después la acomodó en una muy ligera sonrisa, aunque sus ojos estaban un poco vacíos.
—Claro que les dí pelea. No me iba a dejar pisotear tan fácilmente, por mucho que sean mayores que yo.
—Ghr, ¿para que halagas al idiota por haberse metido con Black Dragon? Seguro después y busca pelea también aprovechando que vive en la misma zona. —se quejó Keisuke mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho, recargándose en el sofá y haciendo un ligero puchero, preocupándose por esa posibilidad.
—¿A quien llamas idiota? ¿Quieres que te golpee también? —contestó el muchacho herido de forma un poco irritada pero amenazante, teniendo una sonrisa algo tensa en sus labios.
—¿Hah? ¿En serio me amenazas en tu estado?
—No me subestimes.
Masumi parpadeó ante la situación que se estaba llevando a cabo, aunque luego suavizó su mirada cuando por fin el ambiente se fue disipando y volviéndose más tranquilo, más familiar ante las tontas discusiones que tenían sus amigos. Sonrió a labios cerrados escuchando como Baji Keisuke y Hanemiya Kazutora estaban tirándose ahora amenazas y provocaciones sobre pelear, viéndose al menos más relajados que cuando llegaron.
Pero, se erizó un poco al ver cómo Baji se levantaba de un salto de forma alerta y Hanemiya también, colocando una expresión de cierto susto. Rápidamente lo agarró de la parte de atrás de la camisa y lo jaló suavemente hacia atrás, para hacerlo sentar.
—¡Kazutora-kun, no! ¡Tienes que descansar! Después pueden pelear, pero ahora no. —lo reprendió ante su mirada de sorpresa y a su vez insistencia de que lo haya detenido.
—Quiero darle una paliza ahora a Baji. ¡Lo haré ahora y ahí si descanso! —aclaró con determinación mientras veía con alerta hacia el de cabello negro a unos metros enfrente suyo, quien sólo se rió reluciendo sus dos colmillos.
—¡El que te dará una paliza seré yo! —provocó el moreno mientras se reía con sorna.
—¡No, dije que no! —reprochó la femenina presente en su insistente intento de que no pelearán.
«—ASÍ QUE SE ENFRENTÓ A LOS BLACK DRAGON solo. Baji me lo acabó de decir también.»
Apretó una de sus manos sobre su abdomen ligeramente por la voz tan calmada de Manjirō al otro lado de la línea del teléfono. La mano que sostenía aquel teléfono plegable contra su oído toqueteó ligeramente la tapa gris de aquel aparato con pequeñas calcomanías y accesorios que su mismo papá le traía. Aunque las calcomanías en parte se la han puesto casi todos, sus hermanitas, sus amigos, Manjirō, Ken, Hana. Estaba personalizado por cada quien.
Un pequeño suspiro se escuchó al lado de la otra línea mientras miraba todavía hacia el techo de la sala, su madre había llegado y estaba ocupada haciendo la cena. Hablaba bajo para no tener que preocuparla a ella también y que buscara que Kazutora fuera a su casa; notaba que se colocaba tenso cuando estaba en su casa y su madre y su padre estaban presentes. Al menos no se colocaba extraño como al comienzó. A comparación de ahora estaba más tranquilo y relajado, pero seguía mostrándose distante.
«—Ya le dije a los otros que nos reuniremos mañana para hablar. —dijo Mikey todavía con aquel tono vago pero a su vez serio en su voz—. Nos reuniremos como siempre en el Santuario Musashi. Baji me llevará, así que le pediré a Kenchin o Cherry que te lleven.»
—Está bien. Después de todo, no tengo un vehículo para ir. Podría ir en metro, pero es raro ir sola. —murmuró suspirando un poco, estaba tratando de relajarse al respecto del asunto de Kazutora. Estaba preocupada por él.
«—Raro y riesgoso. No voy a dejar que Mi Masumi ande por ahí sola. No eres problemática como Kazutora, pero aún así. Te llevará Kenchin o Cherry. —sus mejillas se colocaron un poco rojas al escuchar como se refirió a ella. Le avergonzaba esa forma de llamarla, suspiró pesadamente por eso—. Te hubiera llevado yo pero Baji no me quiso dejar ir con mi bebé urbana.»
—Estás hablando casi como mi papá. —rio Masumi por la forma en la que le había dicho que no tenía (y a su vez, tampoco quería) que fuera en metro sin compañía. De cierta manera, le enternecía y agradaba su preocupación—. Pero bueno, supongo que está bien. Me gusta ir con ellos, por lo menos Ken-kun es más comprensivo y va más tranquilo cuando voy con él... —al cerrar sus ojos, una pequeña gota de sudor resbaló por su mejilla, recordando como antes aceleraba como loco a propósito. Al menos ya se acostumbró—. En fin, entonces los veré mañana a todos. Mi papá no tarda en llegar y se pone triste si no le pongo atención por estar «pegada» en el celular —hizo énfasis en su voz riéndose un poco.
«—Es igual de llorón que tú. Bueno, tu eres igual de llorona que él.»
—Hey. —se quejó avergonzada por su pequeña burla, aunque a su vez era una gran verdad; ambos eran personas sumamente sensibles. Ella era igual de sensible que su papá, pero él era más delicado que ella, de cierta forma. Pero así lo quería, y también le parecía tierno.
Escuchó la risita del cenizo al otro lado de la llamada haciendo que escuchara aquel gesto con una atención inevitable y que no comprendió porque tan cuidadosamente. Se sintió tranquila escucharlo reír y sin darse de cuenta sonrió para si misma, jugando con la cadena en su cuello por inercia, sintiendo sus dedos cosquilleantes e inquietos. Escuchó de fondo a su madre cocinar ante el choque de los utensilios entre si, oyendo las vocecitas de sus hermanas hablar entre si y quizás con su madre también, considerando que igual se oía la voz de ella.
Entrecerró sus ojos por unos segundos sintiendo la necesidad de moverse, de levantarse y caminar de un lado a otro pero se contuvo y simplemente sonrió una vez más, quedando en silencio al igual que el chico al otro lado de la llamada luego de haberse reído de su respuesta ante la burla respecto a la sensibilidad de ella y su padre, que compartían mutuamente.
«—Masumi.»
—¿Mm? —tarareó saliendo de su burbuja y demostrando su interés por el llamado a su persona tan repentino, aunque no molesto. Esperó pacientemente a que dijera lo que tuviera que decir.
«—Hablo en serio sobre que no vayas sola ahora por ahí. No quiero que te pase algo. —dijo de manera sorpresiva para la azabache quien se quedó tiesa, abriendo sus ojos de forma sorprendida y algo confundida—. No sé si Black Dragon atacaron sólo a Kazutora por vivir en la misma zona o por tenerlo en la mira, pero no me quiero arriesgar de que lleguen a meterse contigo o los otros. No lo digo por qué si. »
❛Está hablando demasiado serio❜ fue lo que pensó ante la gran seriedad que estaba usando a la hora de hablar. Curveó sus cejas ligeramente pensando en lo que podría preocuparle.
«—Mañana buscaré como resolver el asunto con Kazutora. Bueno, todos buscaremos como hacerlo. —volvió a hablar ante su silencio, teniendo toda su atención e interés ante lo que hablaban—. Así que, quiero que todos ustedes estén bien. No quiero que ninguno de los otros idiotas metan pata. —bufó un poco haciéndola sonreír con levedad al escucharlo más tranquilo—. Sobre todo tu, eres más propensa a hacerlo. Necesito a mi futura novia intacta.»
—¡Yo no soy propensa a meter la pa-... ta... —ante su reclamo sobre su burla de ser más fácil en meterse en problemas, no por ser impulsiva como los otros chicos si no por su torpeza de llevarla a ese punto, se fue callando poco a poco hasta quedarse en blanco.
Procesó poco a poco lo que había dicho, quedándose en total silencio. Incluso Manjirō al otro lado se había quedado igual de mudo con una expresión bastante segura con sus ojos abiertos en determinación y sus labios presionados en una ligera línea, como si esperara la reacción de su contraria al otro lado del aparato telefónico.
—¿T... tu que?
«—Mi novia. »
—¿Cómo dices...?
«—Que serás mi futura novia. —dijo con bastante normalidad y seguridad a que eso sucederá—. En dos años te haré mi novia, así que prepara tu reacción para entonces. Ahora voy a cenar, tengo hambre. Nos vemos mañana ¡Buenas noches, Masu-chan!» —exclamó de forma feliz mientras que la aludida apenas pudo balbucear un buenas noches devuelta, provocando así que la llamada finalizara.
La de cabellera oscura se quedó mirando hacia el techo de la sala con una expresión en blanco, aún teniendo el celular contra su oído. Su mirada parecía totalmente ida casi sin respirar, mientras escuchaba como su madre preguntaba que tanto había hablado con el Sano y se asomaba por la puerta de la cocina con un tazón sostenido en su brazo y un cucharón que batía la mezcla de lo que sería la cena.
Masumi, no obstante, no le respondió, teniendo su mirada perdida y pensando una y otra vez lo que le había dicho Manjirō, pensando en si sería una broma por molestarla ya que notaba su afición de hacerla avergonzarse cada que puede o tenía ganas. Analizó la forma en la que lo dijo, como lo dijo y como había actuado con tanta naturalidad y seguridad.
—¿Masumi? ¿Cariño? —llamó una vez más su madre asomándose un poco más viendo su cabeza apenas sobresaliendo del descansa brazos del sofá, viendo lo roja que estaba y como ahora estaba comenzando a sudar a mares, teniendo una expresión perpleja y nerviosa en su rostro. Eso asustó a la Kiyoko femenina mayor—. ¿¡Masumi, estás bien!? ¡Tienes la cara rojisíma! ¿¡Estás enferma!?
COLOCÓ CON SUMO CUIDADO LA LATA DE SARDINA en el estante mientras la iba acomodando en una perfecta y ordenada fila con las demás, viendo con atención y fijación que no se vieran demasiado desordenadas. Apretó sus labios unos segundos viendo a un pez impreso en el papel que rodeaba toda la lata y mostraba la marca de aquella sardina, haciendo una pequeña mueca por el hecho de que no le gustaba el pescado, mucho menos la sardina. Una vez casi se ahoga con las espinas comiendo pescado y les tuvo un rechazo desde entonces.
Tenía en claro que la sardina no era igual, muchísimo menos la enlatada. Pero todo lo que tenga que ver con peces, pescados, no le agrada. Aunque era más tolerable con el sushi.
Suspiró un poco en medio de un ligero tarareo para agachar la mirada hacia la caja en dónde había un poco menos de la mitad llena de varias latas de sardina. Se cruzó de brazos y se inclinó, agachándose para poder agarrar dos a la vez y continuar organizando para pasar el tiempo en su trabajo y esperar a Ken en que llegara por ella para ir a la reunión que tendrían en el Santuario Musashi.
Pensó un poco en que tanto se hablaría, en que le diría Mikey a Kazutora respecto a lo sucedido y como reaccionarían los demás (aparte del rubio, Baji y su persona al ya saber lo sucedido) al respecto de que Hanemiya Kazutora se había metido con Black Dragon. Pensaba en la razón más lógica en terminar en ese problema, pensando en el claro hecho de que vivía en su territorio.
Se distrajo en sus pensamientos sobre todo lo que podría pasar y podrían hablar, sobretodo Mikey a quien Kazutora dudaba mucho en que supiera pero que al fin y al cabo se enteró, teniendo una reacción bastante usual en él, sin expresar mucho pero queriendo hablar sobre eso. Sus pensamientos se distrajeron a él y su pecho revoloteó, teniendo un momentáneo sonrojo en sus mejillas, haciéndola bajar la mirada algo avergonzada a la sardina enlatada. Bufó un poco queriendo calmarse.
Volvió a inclinarse y agachar tomando otra lata de sardina, teniendo otra en su otra palma, viendo de forma distraída la marca y la fecha de vencimiento para no colocar sin querer unas sardinas en malas condiciones para ingerir. Aunque después su atención se desvió al sentir una mirada en ella y también una presencia cerca suyo, junto con unos pasos que le revelaron que alguien se había acercado a su posición, pero manteniendo distancia.
Levantó la mirada de las dos latas que tenía en sus dos manos, viendo hacia la dirección de la persona que llegó con ella. Casi al instante sus orbes rosáceos se encontraron con unos penetrantes orbes de un color azulado bastante intenso, que la miraban con fijación y a su vez cierto análisis, manteniendo un poco de intensidad en su mirada y algo de desinterés. Continuó haciendo contacto visual con el chico desconocido que parecía alguien de su edad, sólo que más alto, pero reconociendo que si simulaba ser cercano a la edad que ella y sus compañeros tenían.
Se quedó viéndolo fijamente con curiosidad de su presencia y de su gran atención a la hora de mirarla, analizándolo un poco viendo que vestida de forma casual y tenía un cubrebocas, cubriendo la mitad de su rostro, dejando descubierto sus grandes ojos azulados, que mantenía algo caídos, pero que no le quitaban la mirada de encima ni un segundo.
Admite que tiene unos muy bonitos ojos, resaltaban bastante con las pestañas que tenía. Sentía que la atravesaban con la mirada.
—Uhm... —fue lo único que pudo soltar la de cabellos negros teniéndolos en un muy ligero recogido, teniendo la mayoría de su cabello suelto pero teniendo una parte recogido. Inclinó su cabeza ligeramente al momento que el muchacho de ojos azules hacía aquel accionar—. ¿Necesitas algo? ¿En qué te ayudo? —dijo amigable mientras mostraba una sonrisa a su dirección.
El desconocido se quedó con sus manos metidas en la sudadera que llevaba, totalmente en silencio aún pareciendo que la analizaban con la mirada la cual se mantenía un poco entornada y la veía con suma atención. Sus ojos permanecieron así hasta que se achinaron, suponiendo que era un gesto de que estaba sonriéndole. Aunque a este punto sus ojos ya la estaban colocando un poco nerviosa por muy hipnotizantes y hermosos que fueran.
—No, gracias. Ya busque lo que tenía que buscar. —y sacó del bolsillo de la sudadera lo que era una pequeña bolsa de dulces, aunque en ningún momento desviaba la mirada de ella. Poco a poco se volteó alzando su mano y agitándola, teniendo aún sus ojos achinados y como el cubrebocas se estiraba un poco en la parte de las mejillas—. Adiós, Masu-chan.
Agitó distraídamente y por inercia su mano hacia el desconocido de ojos bellos y azules ante su despedida, teniendo una expresión atenta y una pequeña sonrisa que salió de forma inconsciente en sus labios, pensando en lo amable (aunque raro) que fue, a pesar de apenas intercambiar palabras con él. Aunque después su sonrisa se fue al momento de pestañear varias veces dejando su mano elevada varios segundos.
—¿Sabía mi nombre? —se preguntó al recordar cómo la había llamado con aquel diminutivo de su nombre con la que ya varios la conocían. Aunque después pensó un poco y sonrió despreocupada al tener la lógica razón de que seguramente Kira le había dicho que la buscara ante cualquier cosa y le dijo su nombre—. Que agradable sujeto.
Sonrió para si misma mientras se volteaba y dejaba las latas sobrantes en el estantes, aún organizadas y acomodándolas como se debía, estando dispuesta a acabar con la organización para cuando llegara su guía al santuario en dónde estaba claro que ya irían todos o ya estarían todos allí. Aunque lo dudaba, ya que casi siempre todos se encontraban en sus motos de camino al santuario, en dónde comenzaban a hablar a veces mientras manejaban o hacían carreras.
—¡Oi! ¡Masu!
Su cuerpo se espabiló al escuchar aquella distinguida voz llamarla, haciendo que dejando casi la caja vacía se asomara hacia afuera de los estantes para poder observar hacia la entrada de la tienda y distinguir la alta silueta de Draken afuera, quien estaba aún encima de su moto y veía desde afuera con atención, apoyando apenas el peso de aquel vehículo motorizado en la pata metálica, aunque al ver como vibraba se notaba que a pesar de todo, estaba encendida. Era de ir a recibirlo y subirse para irse juntos.
—¡Oh, ya voy! —exclamó agitando su mano rápidamente haciendo que el rubio del tatuaje alzara su pulgar en señal de que esperaría, viendo como se relajaba en su posición, mirando hacia la nada.
Cerró la caja luego de colocar con rapidez y cuidado las tres latas que faltaban, llevándola al inventario con las demás cajas vacías para poder ir rápidamente con él, despidiéndose de Kira quien estaba al tanto de que saldría antes y se despidió. El del tatuaje la volteó a mirar dándole una sonrisa, acomodando su Zephyr para que esté lista para arrancar mientras la dejaba apoyarse en su brazo para que subiera y acomodara detrás de él.
—¿Que tal tu día? ¿Aburrido? —cuestionó tranquilo el más alto mientras que aceleraba pero sin avanzar, permitiendo que sólamente la moto ronroneara.
—Estuvo bien, nada nuevo, gracias por preguntar. —sonrió Masumi entusiasmada y enternecida sobre su consideración en preguntar sobre su día. Hizo un sonido de exclamación y busco algo en los bolsillos de su shorts, pasando su mano encima del hombro del chico quien volteó su rostro intrigado—. Y toma, un agradecimiento por llevarme. —le ofreció un dulce, que había comprado anteriormente en la misma tienda de Kira.
—Oh, gracias. No era necesario. —soltó interesado y agradecido mientras que agarraba aquella paleta, escuchando el crujir de su envoltura, la cual rompió con sus dientes botándolo en algún lado y metiendo el dulce en su boca—. Aunque aún así lo recibo. Nuevamente gracias, aunque no deberías agradecer. Sea como sea yo te llevaría. —le sonrió por sobre su hombro haciéndole una seña de que se sostuviera, cosa que hizo, así que arrancó sintiendo como ella se aferraba con cierta urgencia al comienzó pero luego lo hacía con más sutileza.
Masumi por su parte sonrió dulcemente ante el acto del chico del tatuaje, sintiéndose sumamente agradecida al respecto de que hiciera aquel favor. Era lo suficientemente grande para irse en metro, aunque se sentía rara yendo sola, así que realmente es agradable que alguien conocido se ofrezca a trasladarla.
Así que, se relajó sobre el asiento con sus manos sosteniéndose aún con firmeza pero mostrándose más tranquila en su lugar, ya que hasta ese punto ya estaba acostumbrándose cada vez más a estar encima de aquellos vehículos. Miraba hacia un costado con una expresión pensativa y algo distraída en su rostro, sintiendo como el viento agitaba su cabellera suavemente, sintiendo la calidez de la velocidad. A comparación de antes, Ken iba a una velocidad más tranquila, ya que a los momentos en los que lo había conocido recién, siempre iba súper rápido a propósito por sus reacciones miedosas en ese entonces. Se fue ablandando hasta ahora y era el más gentil en cuanto llevarla a ella.
Ni siquiera Asami era piadosa.
—¡Mi Goki es la mejor de Tokyo!
Masumi levantó su mirada por sobre el hombro de Ken al momento de escuchar la voz de Baji Keisuke más cerca de lo que esperó, sosteniéndose de los hombros del más alto para poder impulsarse y observar de dónde provenía, observando como estaba detenido unos metros adelante, justo en el semáforo que era parte de la ruta del Santuario Musashi, llevando a Manjirō detrás, en su G5X250E, escuchándose bastante confiado respecto a su moto.
La femenina mostró curiosidad de la exactitud de lo que podrían estar hablando, aunque no evitó sonreír al escuchar el tono de voz que había usado, escuchándose determinado e incluso entusiasmado. Aunque luego pudo percibir el pequeño chasquido de lengua que hizo Draken haciendo que lo mirara, sentándose con cuidado en el asiento curiosa, sintiendo como poco a poco el más alto desaceleraba hasta quedar junto a ambos muchachos, apoyando su pie en el suelo
—¿Qué? ¿La mejor de Tokyo? —se mofó de forma algo irónica el del tatuaje, llamando la atención de Baji y Sano, mientras que ella seguía sosteniéndose de sus hombros observándolos con atención y una sonrisa—. Mi Zephyr es la mejor de todo Japón.
Pestañeó un poco observando el tono de seriedad y a su vez superioridad que había usado, viéndolos desde arriba mientras metía una de sus en los bolsillos de su pantalón holgado, alardeando su Kawasaki Zephyr 400. Masumi lo miró y después al pelinegro y al otro rubio presente, teniendo ambos una expresión algo sorprendida e incluso perpleja, siendo más Keisuke el que se mostró incrédulo.
—Huh... Hola, Kei-kun, Manjirō-kun. —saludó genuina la azabache volteándolos a ver con una sonrisa en sus labios, viendo como ambos a la vez le miraban con la misma expresión, siendo Mikey quien sonrió unos momentos.
—Oye, oye, ¿acaso no ves que estoy aquí?
Y ahora Mitsuya Takashi entró en escena, sosteniendo su Suzuki GSX400FS Impulse con confianza y una sonrisa en sus labios, ganándose la atención de los conductores presentes, recibiendo otra mirada incrédula de parte de Keisuke mientras que Ken sólamente lo observó con aburrimiento, Masumi los observaba a cada uno de forma sucesiva sintiendo la tensión entre los tres conductores presentes, viéndolos de hito en hito al ver las provocaciones que se estaban lanzando.
—Mi Impulse es la mejor del mundo. Piensan en pequeño. —rio ligeramente, con confianza y tranquilidad al decir aquello, sin quitar la sonrisa en sus rostros.
—¿Cómo va a ser la mejor del mundo si su nombre es Gatito? —se mofó la voz femenina de Asami Hana, llegando en una elegante y extravagante llegada al detenerse de golpe ganándose un sobresalto del platinado. La rubia se enderezó con autosuficiencia mientras se inclinaba hacia atrás y sonreía, sacando su lengua juguetona y superior en su Honda NSR250R—. Si mi querida Honda es la mejor de todo el universo.
—Hah, cállate. No metas su nombre en esto. —replicó algo avergonzado y a su vez un poco fulminante el de orbes morados mientras que la rubia de orbes verdosos se reía de él.
—Claro, claro, sigan peleándose mientras aún los ata la gravedad. —relució en una calmada llegada Hanemiya Kazutora, enderezándose de forma superior con una expresión de burla—. ¡Mi KH es la verdadera mejor del universo!
—¿Hah? ¿Que dices? Ni siquiera tienes pelo allí abajo. —insultó Baji con mofa, fulminándolo con la mirada.
—Tu tampoco. —respondió Asami con aburrimiento, rascándose su mejilla descubierta al tener su cabello atado en una coleta alta.
—Cállate, que aunque Mikey diga que estás tetona, en realidad no tienes ni un poquito de tetas. Masu tiene más que tu. —dijo Kazutora sin pudor alguno, provocando que la rubia se tensara en su lugar y unas aura siniestra la rodeara inmediatamente, volteándolo a ver de golpe.
—¿¡Eh!? —balbuceó Kiyoko alzando su mirada de golpe mostrándose cohibida e incluso exaltada por escuchar algo como eso, dando incluso un sobresalto.
—¿¡Cómo dices, maldito puberto!? —agitó su puño a su dirección aún con una aura asesina mientras que la azabache estaba con una expresión perpleja y avergonzada, incluso algo indignada hacia el de ojos dorados por su poco tacto.
El semáforo cambió de rojo a verde, permitiendo que los vehículos pudieran avanzar, incluyendo a los jóvenes, pero antes que la de mechas rosas pudiera darle un golpe a Kazutora, ya estirando su brazo hacia él, otra moto pasó justo al lado de todos, llamando la atención por su paso y como el motor había ronroneado.
—Mi CB400 es la mejor de todas. —declaró Hayashida con una expresión aburrida y fija en el camino, avanzando por la carretera de dirección al santuario. Dejándolos atrás, alzó su brazo junto con su voz—. ¡Una carrera hasta el santuario!
—¡Espera! ¡Eso es trampa, Pah! —replicó Baji con sus ojos blancos del enojo, apretando el acelerador de su propia moto, haciéndola gruñir y comenzando a acelerar. Mikey estaba absorto de la situación, tambaleándose en su lugar.
—¡Oye, no seas tramposo! ¡Pah! —bramó Draken de la misma expresión, provocando que Masumi detrás suyo se tensara en su lugar y colocara una expresión de espanto, viendo nerviosa al más alto quien comenzó a acelerar igualmente su Zephyr.
—K-ken... -kun... Por favor, ahora no... —pidió en vano la azabache con una expresión de espanto, recibiendo un gruñido de respuesta (aunque el gruñido no había sido para ella) haciéndola aferrarse a su chaqueta estampada, como un gatito asustado esperando ser mojado con agua.
—¡Igual voy a ganar! —exclamó uno de los dragones gemelos, siendo en este caso Mitsuya con la misma expresión de Baji y Draken, comenzando a acelerar con enojo.
—¡Los voy a aplastar a todos! ¡Se ahogaran con el humo de mi Honda! —declaró con una sonrisa maquiavélica Hana acelerando varias veces y haciendo gruñir su vehículo con determinación, comenzando a acelerar y avanzar.
—¡El último recibe un castigo! —aclaró ahora Kazutora con su cabeza inclinada a un costado, mostrándose menos afectado que los otros dos, pero sin dar su brazo a torcer.
Masumi retuvo la respiración para prepararse con la carrera que comenzarían a hacer los muchachos y la rubia, quien parecía bastante dispuesta a ganar y no ser la última, en ser la que reciba el castigo que aún no se había aclarado, dejándolo al aire. Pero mejor prevenir que lamentar, así que se preparó tratando de no apretar mucho a Ken quien aceleraba con fuerza haciendo competencia con Kazutora y luego sobrepasándolo al igual que Takashi.
—¡Oye! ¿¡Por qué duermes, Mikey!? ¡Te vas a caer, idiota!
Masumi volteó su cabeza hacia atrás con sus cabellos apenas recogidos agitándose con fuerza, viendo como Baji ahora trataba de maniobrar para no provocar que Mikey, quien estaba roncando detrás de él y casi cayéndose fuera de la moto, terminara en la autopista. Baji trataba de buscar equilibrio para no terminar lanzándolo hacia atrás al momento de acelerar, quedando poco a poco bastante detrás de todos.
Soltó un pequeño resoplido preocupado y comprensivo en el de cabello oscuro al tener que lidiar con Mikey y sus muy repentinos momentos en dónde se quedaba de la nada dormido, incluso en los momentos más inoportunos como ahora que estaban en media carretera, en una carretera. Una pequeña gota de sudor resbaló por su rostro sintiéndolo sudar un poco pero tratando de tomar la calma, volteando y apoyando su mejilla en la espalda tensa del dueño de la Zephyr quien daba pelea para ser el ganador.
❛Lo usual en ellos❜ pensó con cierto cansancio y una sonrisa algo irónica y a su vez nerviosa y divertida, estando ya acostumbrada a todas las locuras que hacían.
→S H A N X L A B Y X←
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