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❪𝗢𝟴❫ ; 𝗵𝗮𝗽𝗽𝘆 𝗯𝗶𝗿𝘁𝗵𝗱𝗮𝘆, 𝗺𝗮𝘀𝘂𝗺𝗶!

ARC ONE; DESTINY
*╔═══❖•ೋ°🌹°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO OCHO;
¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MASUMI!
❛14 de marzo❜

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©Shanxlabyx
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—¿¡POR QUÉ INCLUSO EN MI CUMPLEAÑOS ME torturan de esta manera!?

El grito llamó la atención de varios de los presentes en la calle, mostrando miradas confundidas y algo sorprendidas por tremenda alzada de voz justo en el momento que una moto con dos personas arriba pasaban prácticamente volando que era sorprendente que ningún policía los detuviera o persiguieram por la velocidad, aunque también estaba el hecho de que estaban yendo velozmente, aunque no tan al límite de velocidad; más o menos. Pero aquella cumpleañera estaba más que espantada aferrándose al conductor.

Éste mismo no evitó carcajearse espontáneamente por la (sinceramente; usual) reacción de la fémina que por poco y no lo terminaba apachurrando, pero a comparación de antes, no la hacía con mucha fuerza, al menos no demasiada, sentía su presión pero era soportable.

—¡Por qué debes vivir al máximo, Masu! —exclamó el contrario mientras aceleraba un poco, sonrió mostrando aquellos peculiares colmillos sobresalientes en sus dientes—. Es una pequeña venganza por olvidarte que hoy era tu cumpleaños ¿quien hace eso? Mikey seguramente no dejaría de burlarse.

—¡T-tu te estás burlando ahora, Baji-kun!

—Si si. —dijo sin importancia el pelinegro riéndose una vez más, sintiendo el aire golpear contra su rostro y mover su corto cabello oscuro—. Oye ¿por qué no me llamas por mi nombre?. Llamas a Mikey, a Draken, y a Cherry por sus nombres. Eso es un gran acto de confianza. ¿No confías en mí? —preguntaba consecutivamente.

—¿Eh? ¡s-si lo hago! —rápidamente Masumi aclaró, nerviosa. Estiró su cuello para poder ver el perfil de Keisuke—. Es que... aunque no lo parezca, y lo admito, puedo tomar confianza rápidamente. —murmuró aflojando un poco el agarre que tenía con él—. Llamo a Manjirō-kun como tal porque él me dijo, cuando lo conocí, que podía llamarlo por el nombre o como quisiera, también Ken-kun me dijo que estaba bien, que prefería su nombre o su apodo a qué lo llamara por el apellido. Ya es por costumbre, y pues, con Hana-chan, bueno... ella me lo pidió... —se encogió de hombros levemente—. A Pah-kun lo llamo así ya que le gusta ese apodo, a Kazutora-kun también lo llamó por el nombre ya que me dijo que prefiere que lo llame así y a Mitsuya-kun lo sigo llamando así. A veces se me olvida preguntarles a tí y a él si me permiten llamarlos por su nombre... —se quedó en silencio bastante pensativa y un poco avergonzada al respecto de su algo despistada memoria—. Y es que... ¿tu me tienes confianza como para llamarte por el nombre?...

—Ya vamos para un año conociéndonos; me has curado a mi y a los otros tontos cuando nos metemos en peleas, e incluso cuando estoy quemando autos porque tengo hambre, me das comida. ¿Como no voy a tenerte confianza? Me la tienes tu a mí como para que te llame por tu nombre —comentó con cierta obviedad y gracia el moreno, y actualmente, menor entre ambos; estaban en marzo, para que llegara el mes de su cumpleaños faltaban todavía de a seis a siete meses; por ende ahora era mayor que él—. Eres como una hermana mayor, al igual que Draken, literalmente eres mayor que yo justo ahora —rio ligeramente deteniéndose en un semáforo—. Al principio me pareciste rara, aunque no en el mal sentido. Pero entendí que si le caiste bien a Mikey es que eres de caer bien, y con este casi año conociéndonos pude confirmarlo al cien por ciento. Eres una gran amiga, Masu. Claro que te tengo confianza, y te doy aún más hoy que es tu cumple.

Los ojos de la Kiyoko se abrieron notablemente mientras sus pupilas temblaban ligeramente, por un momento sus retinas se cristalizaron y sintió un nudo en su garganta sintiéndose extremadamente conmovida en su lugar. Sus labios se curvearon hacia arriba en un tembloroso puchero teniendo unas inmensas ganas de llorar con fuerza ahí mismo. Puede que si, ya tienen un año conociéndose y siendo amigos, pero el tiempo no cambiaría lo sensible que se colocaba al respecto de tener amigos y que estos mismos lo dijeran de esa manera, el simple hecho de tener ya una amistad larga la hacía sentirse extremadamente contenta.

Y sensible, muy sensible.

—Hablando de eso, eres una de la más mayor de todos nosotros. —habló deteniendo su casi llanto a tiempo, soltó un ❛¿eh?❜ confundida al respecto de esas palabras—. Te estás volviendo vieja y... ¡te saldrán canas y arrugas!

Y siendo travieso le pellizcó de forma juguetona las mejillas viendo como estas se colocaban inmediatamente rojas hasta que aquel sonrojo se expandió por todo su rostro y sus orejas. Las quejas no tardaron en aparecer mientras alejaba sus manos.

—¡Keisuke-kun, deja ya! ¡A-apenas estoy cumpliendo los trece años! ¿c-como puede salirme canas o arrugas?

—Estrés, eso dice mi mamá. —comentó con naturalidad mientras una sonrisa se alzaba en sus labios al escuchar como finalmente cayó y lo llamó por su nombre—. Bien, sigamos para llegar con los chicos.

CON CUIDADO SE FUE BAJANDO DE LA moto de Baji Keisuke, una que, según le contó en el camino a aquel lugar para aliviar sus enormes nervios, la había recién armado y con ayuda de Shin'ichirō para poder terminar con aquel estilo luego de mucho tiempo y esfuerzo reuniendo cada pieza y parte y tener su propia motocicleta. Incluso le había insinuado a ella en ayudarla a conseguir piezas también y que se arme su propio vehículo motorizado, pero inmediatamente negó. Ya estaba bien con que sus amigos la lleven y casi la maten en el proceso del susto, no veía necesario tener una. Le gustaba caminar después de todo.

Miró pestañeando varias veces mientras veía la entrada de aquel parque de diversiones, sintiéndose desconcertada por el hecho de que estaban allí. Pensó que simplemente irían al santuario Musashi y la pasarían la tarde allá como siempre lo hacían, no se esperó para nada el hecho de que la llevara a ese lugar.

Se volteó a mirar confundida hacia el de colmillos en busca de alguna explicación, él ya había aparcado su moto y ahora estaba con una sonrisa sospechosa, con las manos en sus bolsillos. Se desconcertó por aquello, rascando su brazo por inercia.

—¿Keisuke-kun?... —murmuró un poco cautelosa por lo que sea que estuviera planeando—. ¿Que?...

—¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MASU!!

—¡AAAAH!

Se cayó de espaldas por aquel inmenso grito de varias personas en coro, se había sobresaltado tanto que terminó cayendo. Sintió como su corazón quería escapar de su pecho de lo rápido que estaba palpitando, de verdad juraba que era extraño que no le hubiera dado un infarto porque de verdad fue un susto del demonio. Sus ojos estaban en blanco mientras estaba tirada en el piso con sus brazos extendidos a los lados, con cómicas lágrimas en sus ojos que aún no eran lo suficientemente valientes para caer. Incluso sus lágrimas estaban asustadas.

Varias cabezas se asomaron en su campo de visión haciéndole sombra al sol, movió su cabeza a tientas como si estuviera ciega, aún con los ojos de la misma forma; ahora eran dos gotas rosadas que temblaban como gotitas de agua, al borde del desespero para poder caer de una vez. Vio el rostro divertido y a su vez sorprendido y confundido de sus amigos, en la parte superior de su campo de visión, como si estuviera de cabeza, se asomó alguien más que se veía un tanto preocupado aunque seguía mostrando una expresión serena.

—¿Se murió Masu-chan?

—No lo sé, tal vez. Vamos a robarle sus cosas.

—Pah, ¿que son esas ideas?

Escuchó varias voces al azar que bromeaban o eso parecía, ya que estaba todavía en el séptimo cielo tratando de que su alma volviera a su cuerpo, se fijó vagamente en dos pares de ojos oscuros que la veían atentamente; unos eran apagados aunque contentos mientras que el otro par se veía preocupado y relajado.

—De verdad te has llevado un susto, Mimi. —reconoció la voz de Shin'ichirō estando al lado de Manjirō quien veía con una sonrisa hacia ella—. ¿Te has dado algún golpe fuerte? Ven te ayudo.

Tal como dijo el mayor la ayudó a levantarse agitando momentáneamente su mano enfrente de ella para que reaccionara. Con unos lentos y robóticos movimientos se acercó a él y aferró sus manos en su camisa como si temiera caerse una vez más, parecía un Chihuahua asustado. No dejaba de lagrimear abrazándose a Shin'ichirō quien la vio un tanto sorprendido al comienzó y después suavizó su rostro y rio con ligereza, dándole una pequeña palmadita en la cabeza.

—D-de... ver-verdad... pudo h-haberme dado un i-i-infarto... —titubeó temblorosa como gelatina Masumi, con lágrimas como cascadas en sus mejillas—. ¿E-era necesario a-asustarme así?... —abrazó la pierna de Shin'ichirō con una mirada algo ida, perdida en algún lado. El azabache simplemente le daba palmaditas en su cabeza.

—Tú fuiste la que te asustaste. —se burló Draken con las manos en su cintura riéndose y sonriendo de lado al ver la gran reacción de la Kiyoko—. Realmente no fue el plan que te espantaras así.

—Pero fue divertido. —ahora Baji fue el que habló riéndose un poco. Había observado momentáneamente su alrededor buscando a alguien, mostrándose confundido. Frunció el ceño unos segundos para si mismo, aunque después presto atención a la conversación.

—¿Para que negarlo? —Takashi se encogió de hombros riéndose ligeramente con aquella presencia tranquila y relajada que suele tener, revolviendo momentáneamente su cabello un tanto largo. Debía cortárselo un día de estos.

—Nada vale más que ver a Masu asustarse o espantarse por cualquier cosa. —se burló nuevamente el más robusto riéndose entre dientes mientras que una pequeña nube de vergüenza y frustración aparecía encima de Masumi, aún abrazada a Shin'ichirō quien se dejaba con tranquilidad.

—G-gracias por sus f-felicitaciones... —salió todavía tembloroso de sus labios, aunque con un pequeño tono sarcástico en su voz no obstante por lo asustada que todavía estaba no podía percibirse.

—¡Kimi-chaaan! ¡perdóname y a estos tontos sin cerebro! —Hana empujó dramáticamente a Takashi y a Ken al pasar en medio de ellos, casi tirándolos al suelo recibiendo quejas e insultos de ambos mientras que Baji se reía levemente y Pah los veía con diversión—. De verdad esa no era nuestra intención, fue culpa de ellos por querer felicitarte así. Aún así ¡feliz cumpleaños, Kimi-chan! ¡Dame un abrazo, nena! —y la rubia se lanzó a abrazarla y provocando que soltará a Shin'ichirō. Comenzó inmediatamente a frotar su mejilla con la de ella—. ¡Te odio, cumples años antes que yo! ¡pero te amo porque aún así estás chiquita! ¡Te va a encantar mi regalo, es el mejor!

—¿Que dices? Mi regalo para Masu-chan es el mejor. —Manjirō intervino sin importarle nada, mirando con sus brazos cruzados y una expresión orgullosa en su rostro—. Deja de abrazar a Mi Masumi. Iremos al parque de diversiones los dos primero.

—¿Cómo dices? No escucho desde aquí arriba, enano.

—¿Cómo que enano, tetona?

—¡Que no me digas tetona! —chilló roja hasta las orejas mientras tenía la cabecita de Masumi hundida en su pecho poco a poco desarrollado, ella seguía en su mundo totalmente perdida y sin saber cuándo podría volver—. ¡Shin-kun, controla a tu hermano! ¡Acordamos que estaríamos todo con ella por su cumple y la quiere acaparar!

—Por que es mi Masumi, si yo quiero pasar tiempo con ella, lo haré.

—Ah... —Shin'ichirō soltó un largo y profundo suspiro por la discusión que se estaba formando entre Asami y su segundo hermano más pequeño. Aún así sonrió y seguidamente rio.

¿Masumi? Todavía con su alma fuera de su cuerpo, tratando de recuperarse de tremendo susto que se dió.

PRIMERO HABÍAN ENTRADO A LOS CARRITOS chocones. Al final pudo calmarse y poder caminar más tranquila aunque seguía todavía un tanto nerviosa al respecto del susto que le dieron, aunque ahora ya podía estar consciente de lo que habían hecho sus amigos ante su cumpleaños. Al parecer había sido sólo ella que se le olvidó su propio cumpleaños como para que todos sus amigos se hayan tomado esa molestia de incluso ir al parque de diversiones, supervisados por Shin'ichirō por cualquier inconveniente que pudiera suceder.

Sentía su corazón acelerado con fuerza mientras se quedaba mirando el bulto de carritos magnéticos por usar y como sus buenos amigos iban por el que más le gustaban y el mayor de todos se quedaba en la entrada viendo con una sonrisa todo. Sus pómulos estaban ruborizadas a pesar de lo algo hinchados que estaban por la constante falta de sueño que poseía.

Si, ya había pasado cerca de casi un año desde aquel horrible asalto para su casa. Si, se retraso muchísimo en los estudios cuando tuvieron que buscar otro lugar donde quedarse, arreglar todo para dormir, comer y el trabajo de sus padres junto con la guardería de sus hermanitas, al punto que se había centrado tanto en sus problemas al punto de hundirse en ellos, y no dormir por preocupación, por todo el trabajo duro que pasaban sus padres mientras vivían aún en un pequeño departamento diferente a dónde vivían ellos, para nada establecidos. Quería estudiar, lo quería, pero no valía la pena retomar clases al final del año. Prácticamente iba a repetir primer año de secundaria.

Todo aquello había sido un golpe demasiado duro para su familia, pasaban más trabajo que antes; su padre no podía retomar como debía su trabajo en la estación de policía ya que debían estabilizarlas, su madre estaba en las mismas respecto a su trabajo masivo de enfermería. Todo era demasiado difícil, las ojeras debajo de sus ojos lo delataban. No dormía bien a pesar del tiempo, todo era demasiado abrumador y estresante para su persona de ya trece años.

Quizás por eso se olvidó de su propio cumpleaños...

¡Oye, Masu, súbete rápido! —escuchó la exclamación de Ken quien sonreía con determinación y sostenía el volante de un auto blanco con bordes negros, mostrando disposición.

—¡Rápido, rápido! —ahora Hana fue la que exclamó, sobre otro carrito rosa con franjas de un suave verde, agitando sus brazos de adentro hacia afuera con emoción.

Sus ojos brillaban mirando a sus amigos que estaban sonrientes y emocionados. Aquel ambiente, aquel lugar seguro hizo desaparecer por un rato todo aquel asunto abrumador en ella y pudo sentirse tranquila, su mirada cansada y sus ojos caídos con ojeras brillaban a pesar de todo, con una expresión casi embelesada. Poco a poco sus cejas cayeron gentilmente a los lados y una sonrisa a labios cerrados, con una mirada llena de sentimientos y una expresión feliz y agradecida, agradecida de tener unos amigos tan maravillosos como ellos que se tomarán esa molestia de pasar su cumpleaños, en aquellos momentos todavía complicados, junto a ella y a hacerla pasar un buen momento todos. Le hubiera gustado que el Hanemiya también estuviera presente ese día.

—¡Si, voy!

Rápidamente fue a acelerados pasos y se subió a algún carrito al azar, casi al instante el encargado encendió el magnetismo de aquel suelo y finalmente los carritos pudieron estar en funcionamientos. El mayor grupo de amigos comenzaron a acelerar ferozmente para comenzar a chocar entre si y comenzar aquel icónico juego de los carritos chocones. Chocaban entre si con fuerza aunque también contra los niños desconocidos, sin tener mucha piedad al estar tan sumidos en el juego.

—¡Toma esto, Baji! —exclamó eufórico Hashida acelerando con fuerza chocando el costado del carrito totalmente rojo del moreno quien se zarandeó levemente por el choque.

—¡Hey! ¿¡acaso quieres que te incendíe el auto, Pah!? —bramó enojado Keisuke con sus dientes apretados y su mandíbula igual, girando el volante y comenzando a perseguir al robusto del grupo, quien se carcajeaba yendo de aquí para allá.

—¡Cuidado que el invencible Mikey va pasando! —exclamó en el proceso Manjirō con una sonrisita gatuna y las manos en el volante, pasando de largo a los dos chicos que se estaban persiguiendo entre si cada que alguno chocaba con el otro—. ¡No me hago responsable si arrollo a alguien!

—¡Un Mikey en modo conductor desquiciado está suelto! —chilló entre risas Asami hasta que su cuerpo se movió bruscamente hacia adelante cuando le golpearon la parte trasera del carrito, siendo nuevamente Manjirō de imprevisto, carcajeándose.

—¡Pff, por poco y no se te sale los pulmones con el choque! —se carcajeó sin pudor el de mirada algo vacía pero ahora animada, divirtiéndose en aquel momento de choques y risas entre todos.

—¡Ayuda, Ken-kun y Mitsuya-kun me están persiguiendo! —Masumi pasó con un carrito de un suave color rosácea en la escena mientras que los dragones gemelos efectivamente iban persiguiéndola entre risitas maliciosas.

Shin'ichirō desde la entrada de la atracción, apoyado en una de las rejas que había para la separación y poder evitar que algún niño corriera a aquella carretera magnética y se hiciera algún incidente, se rió sin evitarlo por ver aquella escena tan cómica de ver a todos aquellos jóvenes preadolescentes jugar, insultar y chocar entre si, más sumidos entre ellos aunque alguno que otro chocaban con los niños desconocidos por media maldad, siendo más Baji quien lo hacía por inercia y Mikey que no le importaba nada sólo chocaba con cualquiera, riéndose como un duendecillo malvado en su carrito chocón de color negro con estampado blanco. Inhaló levemente su cigarrillo y en un suave suspiró exhaló el humo, dejando una sonrisa de lado en sus labios.

Le alegraba mucho ver tranquila y contenta a Masumi. Estaba al tanto de lo que pasaba ahora con su familia, con sus padre y ella misma, la recordaba lloriqueando en su tienda de motos en el taller en los momentos que iba a visitarlo contándole que no había podido ir como debía a las clases y que muy posiblemente repita año. Notaba lo abrumada y estresada que estaba, sinceramente era preocupante ver todo el peso que había en ella, aunque la idea de que pasara parte de su cumple en el parque de diversiones había sido de su hermanito, Manjirō, y todos los demás estuvieron de acuerdo; un método para que se relajara y se divirtiera.

Miró unos segundos su teléfono al abrirlo, observando la hora. No pasaban de las cuatro de la tarde y unos veinte minutos demás haciéndolo quedarse un poco pensativo y cerrar sus ojos. Respiró hondo y después levantó sus párpados mientras que una sonrisa a labios cerrados se hacia presente en su rostro, viendo con atención y a su vez diversión como aquellos jóvenes jugaban y chocaban entre si como los niños que eran.

Rio un poco al ver cómo la femenina más baja presente lloriqueaba de manera dramática mientras que los dragones gemelos no dejaban de perseguirla mientras se reían como dos diablillos. Era una escena graciosa y entretenida. De verdad se sentía tranquilo con saber que Masumi estaba relajándose y disfrutando su cumpleaños. Lo ponía feliz verla contenta.

—Oye, Mimi. —llamó cuando pasó cerca de donde estaba él moviendo su cabeza al seguirla con la mirada. La azabache se detuvo y lo volteó a mirar con aquellos peculiares y grandes ojos rosados.

—¿Uh? ¿Pasa algo, Shin'ichirō-kun? —preguntó un poco más tranquila aunque soltó un pequeño sonido de exaltación cuando Draken al final había chocado la parte trasera de su carrito haciéndola ir de golpe hacia adelante, teniendo que sostenerse del volante—. ¡Ken-kun, no seas malo!

En el fondo y en respuesta sólo se escucharon las risas del joven del tatuaje en su cien sacándole una sonrisa leve en el mayor viendo como Masumi veía con acusación y cautela a Ken que se dirigía hacia los demás tontos que estaban chocando y gritándose entre si. Se quedó en un silencio pensativo y después sonrió mientras que se enderezaba y luego buscaba en uno de sus bolsillos algo, sacando una pequeña caja blanca. Sencilla pero bonita.

—Toma. Feliz cumpleaños. Un regalo de mi parte y de Mai. Ella me ayudó a escoger ya que tiene mejor gusto que yo. —rio levemente lanzándole suavemente aquella caja hacia las manos de la cumpleañera quien la atrapó fácilmente, aprovechando que no estaba muy lejos en distancia y no se abriría la caja en el aire.

—¿Un... regalo? —balbuceó la de mechas oscuras pestañeando mientras veía con atención aquella caja entre sus manos. Le llegó aquel gustoso aroma de nuevo. Así que lo habían comprado entre él y Mai. Aquella información la mostró ruborizada hasta las nubes, sintiéndose avergonzada—. N-no era necesario... pero ¡de verdad muchas gracias!

Sin aguantar la curiosidad soltó el pequeño moño para observar de que se trataba aquel regalo, levantando la caja hasta observar con atención el objeto, soltando un pequeño jadeó en asombro al punto de que sus ojos comenzaron a resplandecer poco a poco. Fue exclamando poco a poco iba retirando la tapa por completo, veía asombrada y  fascinada aquel detalle en una superficie de poliestireno dónde estaba una cadena junto dos aretes a conjunto. Estuvo por volcarse del auto chocón por ver aquel regalo.

Ahogó un grito que ya parecía el de un pequeño ratón mientras veía todavía fijamente el regalo de parte de Shin'ichirō y su novia, provocándole una pequeña risa al mayor de cabellera negra al ver la forma en que estaba jadeando histérica, y como se esperó, y tampoco tardó en ver, Masumi comenzó a lloriquear abiertamente mientras deformaba su rostro en un notable puchero, pero a pesar de verse así, sus ojos estaban brillando más que nunca.

—S-shin'ichirō-kun... —balbuceó poco audible la pequeña debido a sus balbuceos y como buscaba devolver la pequeña mocosa que quería salir de sus fosas nasales por su llanto, aunque en esta ocasión era por felicidad. El pelinegro se estiró y le revolvió el cabello de forma cariñosa, sonriéndole mientras atrapaba el cigarrillo entre sus dientes.

—Feliz cumpleaños, Mimi. —dijo con tranquilidad, cerrando sus ojos e inclinando su cabeza hacia un lado—. Mai también te manda felicitaciones, cuando pueda lo hará personalmente. Sé que te agradan los collares y los aretes, así que pensé en regalartelos, sólo que no sabía con exactitud cuál elegir. —rascó levemente su mejilla—. Emma también ayudó, aunque según me dijo tiene un regalo aparte. —murmuró pensativo y después la observó con serenidad—. Espero que disfrutes este día con los demás. —exhaló levemente el humo, obviamente desviándolo hacia otra dirección para no chocar con la temblorosa cumpleañera. Esta misma estaba temblando y balbuceando continuamente, podía distinguir un millón de "gracias", que casi no se entendían, pero que había distinguido—. Bueno, yo tengo que volver al taller. Disfruta tu tarde, tus padres te tienen una gran sorpresa.

Dicho esto le hizo un gesto a quien supuso que era a Manjirō como indicando que ya se iría y metiendo sus manos en sus bolsillos se fue poco a poco caminando mientras seguía observándolo entre temblores y lágrimas. Segundos después el carrito chocón de Hana se estacionó a un lado suyo, siendo que ella miraba con atención hacia la dirección donde se alejaba poco a poco Shin'ichirō y después a Masumi, siendo este accionar un par de veces hasta verle su rostro y también la caja en su mano. Parecía que estaba hablando el idioma de los bebés tratando de hablar.

La rubia parpadeó un par de veces ante la reacción que estaba teniendo su pequeña amiga, viendo como su rostro estaba prácticamente echando humos de lo emocionada que estaba y la gran cantidad de sangre que se le subió a la cara.

—¿Estás bien, Kimi-chan? —cuestionó sin recibir una respuesta entendible. Le tocó el brazo un par de veces—. ¿Hola?... ¿Kimi-chan?... —nada. Masumi estaba en su mundo.

LE PARECIÓ SUMAMENTE EXTRAÑO QUE ahora Draken y Mikey se la estén llevando sólamente ellos dos. No comprendía del todo porque es que sólamente esos dos muchachos tuvieron el impulso de llevársela a quien sabrá que lugar. Hasta este punto ya le parecía sumamente sospechoso que los otros chicos no fueron y que los esperarían. Eso le causaba más intriga y le picaba mucho a su gran curiosidad.

Ahora tenía el casco que usualmente le colocaba Ken en la cabeza ante su temor de caerse y romperse la cabeza, siendo la única en usarlo; el apellidado Ryūguji estaba cómodamente manejando su moto y el apellidado Sano estaba relajado en medio de ellos mientras veía a su alrededor. El que estuviera tan callado la intrigaba mucho más.

—¿Me pueden decir a donde me llevan, por favor? —preguntó en el, aún más extraño, tranquilo camino colocando sus manos en los hombros de Mikey para sostenerse. Su expresión se volvió ingenua—. ¿Me van a secuestrar o algo así?

—¿Qué? Claro que no. —contestó entre pequeñas risitas el del tatuaje mientras sentía el aire chocar gentilmente con su rostro, manteniendo una sonrisa en sus labios.

—Yo si soy capaz. —dijo como si nada y de manera monótona Manjirō viendo con aburrimiento su entorno. Inmediatamente recibió un «¿Eh?» de Masumi bastante confundida y cabe decir que nerviosa. Sostuvo su expresión unos segundos hasta que infló sus mejillas y se carcajeó—. ¡Tonta, es broma! —se mofó por notar que se lo tomó en serio. Ken negó con su cabeza bufando—. No es necesario hacerlo. Cuando seamos adultos vas a vivir conmigo de todos modos.

—¿Como dices? —balbuceó conmocionada la de orbes rosas.

—Ya deja de molestarla. —se quejó y reprendió Ken deteniéndose en un semáforo rojo, sentándose más cómodamente y viendo los carros pasar enfrente suyo—. Sabes que siempre se toma todo muy literal.

—Pero es que esto si lo digo literal. —Mikey se defendió de manera firme e inflando sus mejillas de manera graciosa mientras que Masumi estaba echando humo por las orejas por la idea, haciéndose escenarios de como sería vivir con Mikey de adultos.

—Idiota.

Se imaginó el cómo era su mamá y su papá viviendo juntos, con sus hermanitas y con ellas, y de alguna forma su pecho se apretujó y seguidamente su corazón se aceleró por la vergüenza y ciertamente pequeña emoción que le provocaba poder vivir algo así como sus padres. Manjirō era un amigo agradable y considerando como era, seguramente sería divertido y agradable vivir bajo el mismo techo. Se colocó a pensar en como sería vivir y estar con él cuando fueran adultos. La colocaba inquieta y algo emocionada. ❛¿Como seríamos de adultos?...❜

Un pensamiento llegó al otro, ahora pensando como serían de grandes, aunque no sólo ella y Mikey, sino todo su grupo de amigos. Pensaba profundamente en la apariencia de todos en su adultez, y su mente soñadora no pudo evitar imaginar a Ken y a Emma casándose y viviendo juntos al saber del gusto que tenía la bella rubiecita hacia el alto muchacho. Sonrió inconscientemente al imaginarse ese futuro, sintiéndose emocionada y metida en sus fantasías de ellos juntos y de todos siendo felices como lo eran justo ahora.

❛Será muy lindo ese futuro❜ pensó Masumi con seguridad ante la imaginación de todos ellos como adultos en el futuro. Era algo que la emocionaba.

Salió de sus pensamientos variados cuando sintió como el vehículo motorizado se detenía abruptamente. Todavía sonriendo de manera fantasiosa miró a su alrededor hasta que se convirtió en una sonrisa confundida cuando vio que estaban en el frente de una casa que desconocía por completo. Borró el gesto dulce de sus labios para ver con total confusión el lugar. El frente de una casa, con rejas de un color blanco y con diseño de que fueran plantas enredadas entre si; algo malgastadas pero algo que la pintura podía solucionar. La casa era relativamente grande, de color beige con rastros de pintura caída mostrando el gris del cemento, teniendo una puerta marrón junto con ventanas. Todo se veía desgastado.

—¿Eh...? —murmuró más que confundida bajándose con cuidado y de primera seguida de Manjirō mientras que Ken apagaba y aparcaba la motocicleta. Miró a su alrededor, se le parecía parcialmente conocido pero no recuerda frecuentar por allí—. Dónde... ¿estamos?... —giró en su lugar buscando algún indicio de respuesta. De repente el Ryūguji cubrió sus ojos con sus manos—. ¿Ah?

—Anda, camina, pero no puedes ver. —dijo con tranquilidad detrás de ella aunque todavía sentía la presencia de Manjirō a su lado. Seguidamente él tomó su mano y la jaló provocando que comenzará a avanzar a tientas. Comenzó a sudar de los nervios—. Cálmate, Masu. De verdad no te vamos a secuestrar. —rio.

—Aún. —habló Manjirō sobresaltándola inevitablemente. Después escuchó un golpe y un quejido, supuso a ciegas que Draken lo golpeó.

Se sentía sumamente nerviosa de la razón que sea por la cual estuviera ella allí, que ellos estuvieran allí, en esa casa que parecía abandonada por la entrada descuidada que tenía. Pudo sentir como se habían adentrado cuando escuchó el leve crujido de la puerta provocándole un escalofrío. Sus manos temblaron inevitablemente ante el miedo de lo que sea que sucediera aunque no tenía miedo hacia Manjirō o Ken, hasta ahora podía confiar plenamente en ellos. El lugar le parecía extraño, incluso estaba segura que cuando abriera los ojos, ya que el más alto retiró sus manos, se vería igual de tenebrosa y extraña como...

¿Ah?

Fue silencio total cuando abrió sus ojos viendo el lugar, se quedó en blanco al tener aquello frente a sus ojos sin reaccionar inmediatamente. Su expresión asustada se desapareció por completo para mostrarse confundida y a su vez conmocionada, apretando el pequeño la cadena que le regaló Shin'ichirō. Movió su cabeza ligeramente aún algo ida.

—¿Mamá? ¿Papá?

Sus padres estaban enfrente de ella, junto con sus hermanitas que estaban llenas de bolitas de poliestireno al momento que salieron de la caja enorme que había en lo que parecía ser la sala. Aunque estaban muchas cajas más a su alrededor, provocando más que confusión a ella, junto con extrañeza. Sus padres se mostraban sonrientes mientras que el más emocionado era su papá.

—¡Bienvenida a tu nueva casa!

NUEVAMENTE LA ESTABAN LLEVANDO A quien sabe dónde, aunque realmente si sabía a dónde la estaban llevando esta vez. De la gran cantidad de oportunidades en las que la han estado llevando... Aún así la sonrisa en sus labios no se iba ni un segundo. La noticia anterior respecto a dónde viviría ahora su familia la tenía demasiado contenta, en muchos términos que no permitía que los latidos de su corazón se calmaran.

Por fin después de tanto estaba calmada en una moto, disfrutaba la tranquilidad con la que iban. Nuevamente Ken la llevaba junto con Mikey mientras que la noche comenzaba a caer sobre ellos. Se sentía súper feliz justo ahora, recordar cómo sus padres le contaban como habían conseguido aquella casa y como habían estado reuniendo desde hace mucho. Gracias a Dios habían logrado detener a los ladrones que atacaron a su anterior hogar no lograron llevarse parte del dinero. Le explicaron que habían encontrado una oferta y también el hecho de pagar por partes.

Lo importante ahora es que estaban establecidos en una nueva casa. Claro, tenían que hacer varios arreglos y acomodar sus pertenencias donde iban. Pero lo importante era que ya podía estar más tranquila. Aún le pesaban los ojos por el hecho de que no se aguantó y comenzó a llorar de la felicidad al lanzarse a sus padres mientras que sus hermanitas fueron a recibir a los dos que la llevaron a aquel lugar.

Seguía pensando en el hecho de que ellos eran parte de la noticia por llevarla allí pero no le importaba ahora, estaba sumamente feliz. Era un día demasiado bello para ella, demasiado lindo manteniéndola contenta. Vaya manera de celebrarlo, agregando que se había despertado absorta de que era el día en el que había nacido trece años atrás.

Miró hacia el cielo que comenzaba a tornarse poco a poco de un color oscuro, mezclándose con el color del atardecer. Sonrió mientras sus ojos resplandecían, sintiéndose contenta, feliz. De verdad lo estaba. Suspiró con tranquilidad para bajar la mirada admirando el ya conocido camino por el que iban y hasta ahora ya había memorizado; el templo Musashi. Ahí era a dónde iban. Se preguntaba ahora porque, pero no le molestaba, si era sincera. Aquel lugar tenía muy lindos recuerdos.

El resto del corto viaje fue tranquilo y relajado, hasta que llegaron y Ken una vez más se detuvo aparcando su vehículo motorizado. Ella fue la que bajó primero al ya estar más acostumbrada en descender de ese vehículo y ver hacia Manjirō que fue el segundo en bajar, de un salto como de costumbre mientras metía las manos en los bolsillos de su pantalón. Esperaron a que el del tatuaje igualmente bajara, así que cuando lo hizo volteó a mirar a las escaleras de aquel templo para comenzar a subir luego de que Manjirō comenzará a subir al igual que Ken, yendo casi a la par que él.

❛¿Por qué hay tanto silencio ahora?❜  pensó inevitablemente Masumi al notar lo callados que estaban ellos dos, alzando una de sus cejas en confusión viendo como el apodado Mikey se adentraba al templo Musashi luego de subir las escaleras, y luego lo hacía Draken. Aún metida en sus pensamientos subió de igual manera viendo la espalda del más alto hasta que algo llamó su atención, haciéndola mirar inmediatamente hacia al frente.

Una pequeña luz se reflejó en sus ojos y parte de su rostro ante la leve oscuridad que había, la luz de una vela que fue puesta cerca de ella. Se quedó paralizada en su lugar sintiendo su respiración detenerse algunos segundos hasta levantar la mirada hacia los presentes, estaban los mismos con los que estuvo en el parque de diversiones. A excepción que esta vez si estaba Kazutora presente, y también estaba la pequeña Emma quién era la que sostenía el pastel de cumpleaños. Se quedó observándolos a todos y a cada uno de ellos, viendo a la mayoría sonriendo, siendo Emma la más sonriente y feliz.

Retuvo un pequeño sollozó que quiso salir de entre sus labios, agitando un poco su pecho por lo conmocionada que se había colocado. Sus ojos se cristalizaron ante la emoción mientras que apretaba poco a poco sus ojos y retenía las ganas de llorar. Había llorado bastante ese día, de felicidad lo había hecho y estaba segura que justo ahora lo volvería a hacer.

—¡Finalmente pude verte! No había podido saludarte en todo el día. Me la pasé preparándote este pastel, Masumi-chan. —dijo Emma súper emocionada mientras que sus ojos dorados resplandecían más que nunca. Rio de forma infantil—. ¡Espero que te guste!... así que...

Una gran sonrisa, súper enternecida y sintiéndose derretida por dentro, apareció en los labios de la cumpleañera. Su pecho volvió a agitarse mientras sus ojos estaban empañados en lágrimas, pero siendo las lágrimas de la gran felicidad que sentía ahora. Su corazón palpitaba contento, sintiéndose justo ahora afortunada, feliz de poder vivir y disfrutar un comento como ese.

Observó como todos parecieron prepararse para lo que supondría que dirían. Apretó la cadena que le regaló Shin'ichirō, el causante de haber tenido la suerte de conocer a todas aquellas maravillosas personas que estaban celebrando hoy en día con ella y disfrutaban ese día a su lado. Sintió su corazón palpitar lleno de felicidad, de emoción por lo que sucedía, por todo lo lindo que había vivido el día de hoy.

Se sentía feliz de tener la fortuna de vivir ese presente.

¡Feliz cumpleaños, Masumi!

¡Capítulo especial por el cumpleaños de Masumi!

→S H A N X L A B Y X←

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