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❪𝗢𝟱❫ ; 𝗺𝗮𝘆𝗯𝗲, 𝗮 𝘀𝗮𝗳𝗲 𝗽𝗹𝗮𝗰𝗲.

ARC ONE; DESTINY
*╔═══❖•ೋ°🌹°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO CINCO;
QUIZÁS, UN LUGAR SEGURO
❛nueva compañía❜

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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SUS OJOS ESTABAN GIRANDO EN SUS CUENCAS como remolinos en el momento de que finalmente el chico del tatuaje detuvo definitivamente la moto. Seguía totalmente aferrada al más bajo que estaba como un peluche apachurrado por una niña muy cariñosa con sus juguetes con sus ojos blancos y una mueca graciosa debido a que estaba siendo algo dramático y literal de que lo estaba ahogando. Masumi seguía aferrada a él incluso casi con una pierna levantada.

—Ya llegamos, llorones. —habló con calma el más alto mientras aparcarba el vehículo y se bajaba con tranquilidad de la moto mirando hacia los contrarios—. Si, definitivamente Masu nunca ha estado en una moto.

—No estoy aquí, no estoy aquí. Estoy en mi casita jugando con mis hermanas y bebiendo café... —era lo que balbuceaba la de cabellos oscuros mientras no se movía de su lugar como si hubiera quedado fósilisada en aquella posición—. La vida es bella, hay que apreciarla de cada manera. Pierde un minuto en la vida en vez de perder la vida en un minuto, amén...

—Creo que se descompuso. —dijo Ken viendo las casi incoherencias que estaba diciendo la única fémina presente.

—Creo que me ahogue, Kenchin, si... —balbuceó apenas Manjirō en un tono de voz ahogado como si no hubiera bebido agua en días y hubiera caminado en un desierto por aquel mismo periodo—. Al menos me morí abrazado de Masu-chan, puedo irme en paz. Adiós, Kenchin, te dejo mi CB250T.

—No seas payaso. —se quejó mientras se acercaba y buscaba como soltar a la chica del pobre rubio que estaba "ahogado" aunque parecía bastante cómodo en su lugar—. Primero que nada, tu no tienes ninguna CB250T.

Masumi seguía en su mundo, o quién sabe en qué parte de las nubes porque estaba balbuceando infinidad de cosas sin sentido aún sintiendo el vacío en su estómago por la velocidad en la que iba en su momento por las calles de Tokyo. Incluso sentía unas ganas de vomitar o seguir llorando por el miedo que había sentido, junto con la sensación de que pudo haberse caído en algún momento por mucho que se haya aferrado como koala a Manjirō.

Poco a poco volvía de las nubes comenzando a aflojar el agarre que tenía con Mikey mientras respiraba de una forma exageradamente honda como si hubiera nadado 100 kilómetros bajo el agua. Poco a poco se soltó de Manjirō con sus extremidades temblorosas tal cual una gelatina mientras seguía con el casco que le terminó colocando anteriormente Ken, aunque los cabellos que sobresalieron andaban despeinados.

Sin que Masumi pudiera verlo, Manjirō hizo una mueca de insatisfacción en el momento de que dejó de sentir como era abrazado por la chica. Sinceramente, si no fuera por Emma, no tendría contacto alguno con mujeres por lo que no era algo usual estar así, simplemente le gustaba tenerla cerca. Más que nada porque seguía oliendo a dulce y eso significaba que podría tener olor a dulce cerca lo que resta del día. Quizás también saber si tenía alguno encima.

—A ver, Masu, ya vuelve a nosotros. —dijo con cierta gracias el más alto mientras que la agarraba y bajaba ya que no parecía capaz de bajarse por si misma, mientras tanto el Sano como si nada se bajó de un salto. Recibió una mala mirada de Ken debido a que anteriormente él estaba "ahogado" y ahora estaba normal.

—Perdón... —balbuceó nuevamente Masumi mientras que se iba a tientas a quien sabe que lado y abrazaba a un árbol que estaba cerca con una mirada todavía en otro mundo—. Lindo árbol, me alegra que sigas aquí.

—La enloqueciste, Kenchin.

—¿Hah? Tú fuiste el de la idea en primer lugar de que la viniera a conocer y también que la llevará con los demás. No me culpes.

La joven Kiyoko volteó a mirar más tranquila y más consciente hacia los contrarios cuando dijeron aquello. Cayó en cuenta de que si le habían dicho con anterioridad el hecho de que iba a conocer a sus amigos cosa que, aunque le emocionaba, le provocaba nervios. Si, estaba más tranquila y estaba entrando -sorprendentemente rápido- en confianza con ellos. Si, se sentía cómoda. Si, les parecía chicos agradables, pero el sentimiento de miedo de estar con alguien de su edad desconocido seguía allí.

Por mucho que esté más tranquila no significa que el sentimiento se vaya, al menos no tan fácilmente.

Cuando estuvo menos temblorosa y nerviosa se desabrochó el broche del casco bajó su mentón para quitárselo y dejar la mayoría de sus cabellos despeinados por lo que con una de sus manos comenzó, o al menos trató, de arreglarlos aunque el hecho de que sean algo ondulados era un problema para ella debido a que podían enredarse con más dificultad.

Miró hacia su alrededor cuando estuvo lo suficiente decente en cuanto a su cabello. Quería saber en primer lugar donde estaba. No quería que terminara siendo una emboscada y terminara siendo secuestrada por alguien y llevada a un sótano para vivir en una cama sin mucho relleno en el suelo y con una luz casi apagada. Agitó un poco su cabeza por ese pensamiento suyo bastante exagerado y paranoico. A veces sentía que tener tanta imaginación era una maldición de igual manera.

Sus ojos se fijaron en un punto en particular, aunque después vagó un poco sus ojos por las grandes escaleras que daban a una entrada que tuvo que ir subiendo su cabeza para llegar al final. Siguió mirando con curiosidad allí y volvió su mirada hacia el primer punto que vio.

Santuario Musashi... —murmuró cuando leyó el emblema del lugar haciéndola parpadear varias veces por la ubicación en la que se encontraba.

Su cabeza se volteó hacia el más alto que pasó a su lado con las manos en sus bolsillos y comenzó a subir las altas escaleras. Lo siguió con la mirada hasta que sintió nuevamente un agarre en su mano y como la jalaban, obligándola a avanzar y con eso comenzar a subir. Miró confundida y sorprendida nuevamente a Manjirō quien la volteó a mirar con una ligera sonrisa en sus labios.

—Vamos, Masu-chan. Hay que subir.

Pestañeó varias veces todavía un poco confundida por lo que pasaba pero asintió ligeramente para poder caminar ya por si misma en pequeños tropezones. No quería terminar cayéndose por las escaleras y teniendo otro feo golpe. Ya preocupó bastante a su mamá e hizo llorar involuntariamente a su papá, no quería seguir haciéndolo simplemente por su torpeza.

Se mantenía mirando hacia el frente con curiosidad en sus ojos rosas, también veía de vez en cuando a su alrededor mientras subía. Era alguien que resistía ese tipo de subidas así que no se cansaría muy rápido cuando lleguen a la cima. Sentía bastante intriga de como serían los amigos de Ken y Manjirō. Por algo estaban allí, así que los iba a ver.

Aún era algo que la desconcertaba de que tan rápido esté conociendo a los amigos de aquellos dos. Apenas, y técnicamente, los estaba conociendo ese día y conviviendo y ya con total confianza la llevaban a convivir con otros niños, ni por decir que inclusive los estaba llamando por el nombre y ellos a ella, cosa que era un acto de una gran confianza aunque apenas se conocían como tal y convivían, pero bueno, tampoco es que le molestara eso.

¡Toma eso, otro punto!

Se sorprendió nuevamente cuando escuchó en la cima aquella exclamación, iban ya a a mitad de las escaleras y de alguna manera sentía que el tiempo iba demasiado lento ya que aunque estaban subiendo parcialmente rápido, sentía que ya habían pasado unos largos minutos.

Habían personas allí, al parecer chicos; ¿eran los amigos de Manjirō y Ken?. Puede que si sean, o puede que no, es posible que simplemente sean otras personas ajenas a los amigos de ellos y sus amigos estén allí pero en otra zona. Según sabe era bastante grande aquel lugar así que puede ser que estén en el santuario pero no precisamente en la entrada.

¡Oye, Baji, eso es trampa! —ahora se escuchó una voz diferente a la que había escuchado en primer lugar. Habían otras personas más ahí.

—¿¡Hah!? ¡claro que no! —nuevamente habló el primer chico que escuchó. Le parecía algo curiosa esa conversación.

¡Que si lo es! ¡recuerda que no estás jugando s-¡Ay! ¿¡que haces!?.—se quejó luego de que se escuchó un golpe.

Finalmente llegaron a la cima, miró sorprendida y desconcertada a los cuatro niños que estaban en medio del lugar, al parecer jugando a fútbol debido que uno de ellos estaba reteniendo el balón en el suelo mientras que otro estaba sentado en éste mismo y los dos últimos parecían que discutían y estaban hasta peleándose entre gruñidos e insultos.

Sus ojos se colocaron blancos y comenzó a sudar de forma asustada por lo que se estaba desatando justo ahora. Pensaba que eran unos simples desconocidos ahí jugando y peleando por alguna razón y los amigos de Manjirō y Ken estén en otro lado hablando o jugando con piedras, no dándose golpes.

—¡Oigan! ¿y ahora por qué pelean? —cuestionó Draken mientras que caminaba hacia ellos con tranquilidad.

Masumi se exaltó un poco por verlo acercarse con tanta tranquilidad y confianza. Comenzó a sudar más mientras comenzaba a temblar ligeramente de los nervios por saber que sus sospechas eran ciertas. ❛¿Ellos son sus amigos?... Pensé que serían más tranquilos❜ pensó con nervios la única chica presente viendo como era el chico algo robusto quien estaba casi peleándose con uno más bajo de cabello negro.

Manjirō a su lado simplemente se rió entretenido mientras los observaba, Masumi estaba nerviosa que incluso apretó inconscientemente con más fuerza la mano del chico quien no tardó en observar su agarre nervioso, pudo notar aún más dicho sentimiento cuando notó su rostro. Estaba nerviosa, con sus mejillas ruborizadas y sudando, incluso sus manos sudaban un poco.

Ladeó un poco su cabeza con curiosidad por notarla asustada, aunque también estuvo así cuando la conoció pero cuando le presentó al del tatuaje se mostró menos asustada, aunque si nerviosa, la mayoría del camino. Le parecía una chica bastante interesante en cuanto a expresarse, incluso a su edad, aunque pensaba vagamente que era normal en algunas personas estar nerviosas al comienzó de conocer a alguien y después entrar en confianza.

La siguió mirando varios segundos con un poquito de seriedad hasta que suavizó su rostro y después sonrió levemente para jalar un poco su mano y así llamar su atención. Masumi lo volteó a mirar un poco tiesa.

—Masu-chan. —dijo de forma bastante suave cosa que hizo pestañear varias veces a la chica hasta que vio como sonreía juguetón—. Te suda bastante la mano. —dijo y la chica chilló levemente por eso hasta sonrojarse más y apretar sus labios de forma temblorosa cuando se le acercó con confianza a su rostro—. ¿Estás nerviosa?

—¿E-eh? ¿nerviosa?

—¿Por qué estás nerviosa? —cuestionó Manjirō. Masumi tenía que bajar un poco la mirada ya que le ganaba por unos cuantos centímetros, por lo que era más alta que él. Pestañeó varias veces—. ¡Ah, ya sé! Yo te pongo nerviosa.

—¿Cómo dices?

—Bueno, no te culpo, soy muy guapo. —alardeó el más bajo con confianza y orgullo haciéndola inclinar su cabeza confundida ya que no comprendía de donde sacó eso, aunque no lo niega, es alguien lindo sinceramente.

—Por... ¿por qué debería sentirme nerviosa contigo? —cuestionó con un toque ingenuo y confundido que simplemente dió en el pecho al contrario que coloco sus ojos en blanco como si le hubieran dado un golpe, aunque a su orgullo—. No me siento nerviosa contigo... b-bueno, si un poquito, pero no totalmente... Y no entiendo que tendría que ver los nervios con que seas alguien lindo.

El chico se quedó tieso en su lugar ahora sin saber que decir. Le había dado justo en su orgullo cuando preguntó de esa manera de que por qué debería tener nervios por él, aunque cuando escuchó lo demás se calmó ya que de alguna manera le dió la razón de que era guapo así que suspiró profundamente con una expresión de tonto, balanceando un poquito su cabeza.

—Si admites que soy guapo~. —canturreó de forma infantil el contrario mientras que un signo de pregunta apareció a un lado de la chica.

❛Manjirō-kun es raro❜ Pensó inevitablemente por la actitud de él, aunque era en parte tierna como se comportaba, era raro e infantil hasta el punto de que era lindo y le provocaba una cálida gracia, le agradaba sinceramente aunque no evitaba pensar que seguía siendo un chico extraño pero bueno. Se preguntaba sinceramente cómo sería en su totalidad cuando lo conozca por completo.

Suspiró un poco como si dejara de tener un peso en sus hombros por la reacción que tenía su contrario que le parecía graciosa, aunque su expresión seguía siendo expectante como si tuviera una cara de los dos puntos y la línea recta ante la confusión e inocencia que sentía inconscientemente.

—Oye, Mikey. ¿Quién es esa chica? —preguntó uno de los otros presentes con cierta curiosidad pero teniendo cierta vagancia al hablar, siendo un chico de cabello platino quien sostenía el balón.

—Más bien ¿cómo y por qué está esa chica contigo? —dijo con cierta burla otro de ellos que tenía un tatuaje en su cuello y estaba sentado en el suelo. El platinado se rio con gracia, al igual que los otros aunque el robusto y el de los colmillos estaban dándose uno que otro golpecito todavía.

—Es cierto, Kazutora. —le dió la razón el platinado quien sostuvo en su pie el balón y lo elevó en una pequeña patada hasta sostenerlo y envolverlo en uno de sus brazos—. ¿Cómo es que una chica está con Mikey? —reiteró la pregunta alzando una de sus cejas riéndose.

—¿Hah? ¿qué clase de preguntas son esas? —se quejó con molestia e indignación el más bajo presente mirándolos feo como si fueran sus enemigos causándoles más risas.

—¿Qué? ¿cómo, que de qué? No soy lo suficientemente inteligente para comprender de lo que hablan ¿qué chica está con quién? —cuestionó perdido el robusto y Masumi notó que tenía una cicatriz en el labio, causándole curiosidad ciertamente.

—Pues Mikey. ¿Qué no ves, Pah?

—¿Y como por qué está con él?

—¡Idiotas! —exclamó y lloriqueó ofendido Mikey con falsas lágrimas por las preguntas que estaban haciendo ellos y lo estaban dejando en ridículo.

Masumi estaba como pelota de ping pong, yendo de un lado a otro en cuanto alguno hablaba. Ahora estaba más que perdida en la conversación, cualquier rastro de nervios en su rostro se desapareció por la curiosidad y el desconcierto que sentía por la conversación que tenían, o algo  por el estilo ya que parecía una extraña -ya que no entendía- conversación entre ellos y parecía que estaban burlándose de Manjirō aunque por el ambiente era amigable.

Apretó ligeramente sus labios mientras pestañeaba tres veces seguidas, seguidamente comenzó a ver detenidamente a los presentes, sin contar a Manjirō ni a Ken, como memorizando quien era quien y saber cómo eran porque bueno, era alguien ciertamente observadora.

Miró primeramente al tal «Pah», era el más robusto de todos y podría decirse que el segundo más grande, siendo el primero Draken. Miró con atención su rostro al ver la cicatriz que tenía en su labio, eso la hizo sentir al principio una gran curiosidad e igualmente pequeña preocupación de como se hizo dicha herida pero no preguntaría tampoco. Después miró al primero que se dirigió a ellos, tenía cabello platinado y ojos morados junto un rostro tranquilo, se veía agradable sinceramente, aunque hasta ahora no escuchó su nombre. Después miró al segundo que le habló a Manjirō, «Kazutora» si no mal entendió. Él se veía... ¿raro común? No sabía cómo describirlo, sólamente que tenía un tatuaje en su cuello que pudo distinguir de un tigre, o eso creía, su mirada era algo extraña pero también se veía agradable.

Miró al último que era un chico de cabello negro y moreno, no tenía nada como cicatrices o algún tatuaje, simplemente tenía un colmillo sobresaliendo de su boca por lo que pensó primeramente que tendría los dientes afilados. Se sumió en sus pensamientos al pensar en varias cosas referente a él, de quién no estaba segura su nombre. Escuchó como nombraban a «Baji» así que pensó que sería él.

❛¿Es un vampiro?❜ Pensó inocentemente y con cierto toque infantil ante la imaginación que tenía de Baji por sus colmillos, viendo como metía las manos en sus pantalones y se acercaba curioso. ❛No, no puede ser, está bajo el sol... ¿Un hombre lobo? Podría serlo❜ Pequeñas burbujitas imaginarias aparecieron a su alrededor por lo que estaba imaginándose, incluso se sintió emocionada de que fuera un hombre lobo.

—Ya dejen de molestar a Mikey. Háganlo después. —intervino finalmente Draken quién se acercó devuelta con sus acompañantes aunque ciertamente en secreto se había reído por la burla hacia su amigo, el cual lo miró indignado de que dijera "háganlo después".

—¿Kenchin?... ¿Qué tipo de defensa es esa?... —cuestionó traicionado mientras que Masumi a su lado seguía en su mundo.

—Para sus preguntas, esta de aquí es Masu. —habló nuevamente el más alto ignorando la pregunta de Mikey, Ken se colocó al otro lado de la única chica presente y le dió una palmada en su cabeza haciéndola volver a la realidad—. Angel como Mikey la llama también: la chica que lo mantenía en las nubes.

—Aaah... —soltaron todos al mismo tiempo como si comprendieran un problema de matemáticas después de media hora.

Masumi los miró sucesivamente a cada uno cuando notó la situación en la que estaba pero simplemente se tensó un poco debido a tantas miradas en ella tan repentinamente, sobre todo que sean de chicos cosa que la hacía sentirse un poco rara ya que no estaba del todo a qué varios varones la mirarán a la vez. Su cuerpo comenzó a temblar y comenzó a sudar ligeramente.

Manjirō notó eso mismo cuando sintió la palma de su mano más cálida y nuevamente húmeda. La miró en cuanto sintió su temblor. Ahí estaba, la misma reacción que tuvo en el momento que la conoció ya que si, en ese entonces notó como incluso estaba temblando de los nervios por lo que tener a sus amigos de frente siendo desconocidos le provocaron los mismo nervios que cuando él la conoció, también notó sus nervios cuando le presentó a Draken.

❛Así que se asusta con gente nueva❜ Tachó en su mente aquel dato que podría ser bueno para el futuro, o simplemente para saberlo y tener en claro al momento de conocer a alguien nuevo y la noté así si estuviera presente y tener ya experiencia para tranquilizarla.

Volviendo con la de cabellos oscuros y ondulados siguió en su posición tensa y nerviosa, se había ruborizado igualmente de la vergüenza que incluso quiso ocultarse detrás de alguien o salir corriendo pero estando allí no podría llegar pronto a su casa si se iba corriendo. Le gustaba correr, era un pequeño pasatiempo pero tampoco era de titanio como para irse a pie quien sabrá que tantos kilómetros a su casa. Estaba atrapada.

—Con que tú eres Masu ¿no? —habló el platinado rompiendo el silencio y llamando la atención de la chica quien lo miró inmediatamente con sus orbes rosados.

Ella pestañeó y después asintió varias veces susurrando varios "si" a la par que hacía aquel movimiento. Luego reaccionando nuevamente se inclinó hacia adelante haciendo una nerviosa reverencia provocando que la mayoría de sus cabellos se fueran a su cara y la cubriera aunque era un pequeño alivio ya que estaba bastante ruborizada y sudaba bastante.

—¡U-un gusto! Soy Kiyoko Masumi, aunque, bueno... —se enderezó rápidamente mientras como podía se quitaba los cabellos de la cara y también de la boca ya que se le metieron algunos ahí—... ya me conocen como Masu así que.. me pueden llamar así, c-creo... no lo sé... eh... ¿les gusta el pan?

—¿Tienes pan? —cuestionó automáticamente Manjirō con bastante interés ante su pregunta, Masumi se quedó tiesa en su lugar por lo que respondió ya que no tenía nada de eso encima, simplemente fue una pregunta tonta que se le salió sola.

—Mikey y su estómago... —murmuró Baji mientras bufaba con cierta gracia. El ambiente comenzó a aligerarse cuando algunos de los pocos presentes rieron -omitiendo a Masumi, ella estaba aún queriendo cavar un agujero y meterse allí- por su comentario, que era bastante cierto.

La única chica presente los observó fijamente de forma ahora un poco sorprendida por las risas que soltaban, igualmente por el ambiente que se había formado incluso hasta ese punto ya no estaba tan nerviosa y no sentía su atmósfera tan pesada debido al cierto miedo que sintió. Pudo darse de cuenta que eran unos chicos agradables, con sólo escuchar como se reían hacía un ambiente bastante agradable.

Su cuerpo poco a poco dejó de estar tenso y su rostro se suavizó lentamente. Pestañeó un poco viéndolos y después una pequeña y tímida sonrisa apareció en sus labios al sentir tranquila y segura en ese lugar, con ellos, de alguna manera se sentía como un lugar seguro estar rodeadas por aquellos chicos que si bien, parecían escandalosos no parecían tan malos.

—¡Oye, Masu! ¡atrapa!

—¿Eh?

Se tornó ahora desconcertada por aquel aviso, seguidamente pudo ver cómo Ryūguji pateaba la pelota de fútbol -que ni sabe en qué momento le quitó al platinado- hacia su dirección luego de aquella exclamación. Sus ojos se abrieron ligeramente por la sorpresa y lo siguiente que vio fue el balón yendo hacia ella velozmente.

Por mero reflejo lo atajó con firmeza sus manos escuchándose un pequeño "puf" ante el impacto, había cerrado hasta sus ojos con ligera fuerza al pensar que le iba a dar en la cara, aunque no fue así. No tiene ni idea de cómo lo atrapó, pero bueno, digamos que fueron los reflejos y la inercia de evitar que le pegara en la cara o le diera en todo el abdomen.

Abrió ligeramente sus ojos con lentitud, abriendo uno de sus ojos antes del otro cuando cayó en cuenta de cómo lo atajó y también por la curiosidad que le había provocado que escuchó a los presentes soltaron "¡Oh!" En coro por la sorpresa. Abrió sus ojos como se debe y vio varios pares de ojos pegados en ella, la mayoría se veía impresionado cosa que la confundió. Una pequeña gota de sudor resbaló por su cien ante la confusión.

—¡A la primera detuvo un balonazo de Draken! —exclamó Pah hacia los otros quienes asintieron varias veces en de acuerdo y a la vez por sus palabras.

—Sinceramente ya la veía con un pelotazo en la cara. Sobre todo cuando le cayó una silla encima. —se burló y recordó el del tatuaje del dragón mientras cruzaba sus brazos. Masumi se ruborizó y lo miró con reclamó por aquello, ya era bastante suficiente que él y Manjirō lo supieran.

—¿Una silla? ¿A qué clase de persona le cae una silla encima y no la detenga? —cuestionó Baji con ironía pero a su vez un tono risón en su voz ya que estaba que se reía, aunque antes de hablar había ahogado una risa.

—Al parecer la clase de persona es Masu. —dijo Mitsuya riéndose por lo bajo.

—¡Ken-kun! —chilló reprochando hacia el más alto por haber provocado aquella conversación entre todos. El Ryūguji sólamente se rió ante su reacción seguido de los demás

—Si, ignorénme, no me importa que me dejen de lado. —dijo en frustración e indignación el más bajo de todos con una aura de molestia a su alrededor por el hecho de que prácticamente lo estaban ignorando. A su parecer—. Masu-chan, me traicionaste. ¡Yo te traje aquí y no me prestas atención!

—¿Eh? Uhm, yo... —balbuceó Masumi un poco perdida por lo que había dicho y como cambió de humor repentinamente—. L-lo siento, Manjirō-kun, no era mi intención.

—¿Que dices, enano? Si el que la trajo, al igual que a ti fui yo. —interrumpió Draken antes de que Manjirō hablara, en burla y ligera molestia de que anduviera diciendo aquellas palabras cuando técnicamente la persona que los trajo a ambos había sido él.

Masumi por su parte los veía a los dos en aquella... ¿discusión? Que estaban teniendo. Su mirada era atenta y desconcertada, por no decir confundida por cómo estaba cambiando la conversación entre los dos. Fijó unos segundos su mirada en los demás viendo como veían entretenidos y entre pequeñas risas hacia ambos rubios que andaba prácticamente discutiendo por saber quién la había traído a ese lugar.

—¡Yo fuí quien te dije que la trajeras, totem! ¡eso me hace la persona que la trajo! —reclamó señalándolo acusadoramente y con sus ojos blancos por la molestia. Incluso el más alto también tenía la misma mirada y en la misma postura sólo que sin señalarlo—. ¡Eres un un maldito totem por no admitir que fui quien la trajo!

—¿¡A quien llamas totem, imbécil!? ¿¡quieres pelear!?

Abrió sus ojos confundida por lo que se estaba formando, viendo ahora como se andaban soltando insultos tras insulto, cosa que la perdía ya que un pequeño comentario de Manjirō los llevó a discutir a los dos y prácticamente pelearse ahí mismo cosa que de igual manera la preocupó. Colocó una mirada nerviosa de que de verdad se fueran a pelear por una tontería como esa.

Sintió una mano en su hombro deteniéndola antes de acercarse hacia ellos y tratar de calmarlos al ver cómo ya se andaban pegando y jaloneándose el cabello entre los dos. Una pelea un poco escandalosa y a su vez normal en jóvenes como ellos. Miró hacia quien la detuvo antes de acercarse encontrándose con unos ojos dorados, era el chico de la mirada rara, Kazutora.

Él le dió una pequeña sonrisa y a su vez de forma despreocupada. —Si piensas que es una pelea en serio, no te preocupes. Ellos se pelean todo el tiempo por cualquier cosa. —comentó el pelinegro mirando como esos dos seguían peleándose.

Masumi lo miró dudosa y después los miró devuelta con dudas pero ahora que se fijaba no parecían golpes peligrosamente fuertes, aunque golpes son golpes. Parecía una pelea inofensiva, incluso cómica aunque a ella le era difícil aquello debido a que no estaba del todo acostumbrada a ver a dos personas peleándose enfrente suyo. Podría tomarse las peleas a veces muy en serio. Por ejemplo, una vez en su secundaria separó a dos chicos que se andaban pegando y terminó ella igualmente con golpes. Obviamente no le dijo a su mamá para no preocuparla. Por lo menos no habían sido golpes muy notorios que no sean en sus brazos.

Miró sus antebrazos ligeramente viendo todavía como uno de ellos estaba algo rojizo y rasguñado por lo sucedido en la calle de su trabajo. Suspiró nuevamente pensando en cómo ocultar aquella imágen, pero sería más difícil porque era algo más grande y notorio que simples golpes. Bueno, conforme pase la tarde pensará en que hacer.

Miró nuevamente hacia los dos chicos que la trajeron allí. Se fijó en el ambiente, a pesar de que estaban peleándose prácticamente no parecía un ambiente tenso. Seguía siendo ese ambiente agradable y cómodo, un ambiente seguro que la hacía estar menos nerviosa y preocupada porque ellos dos se matarán o algo así.

Simplemente suspiró y le sonrió pequeñamente a Kazutora como un pequeño agradecimiento de lo que le dijo ya que no sabía que solían pelearse así siempre por lo que pensó que era normal. Así podría estar tranquila y más segura de estar en ese lugar con ellos.

—ME AHOGO OTRA VEZ... —IBA DICIENDO EL pequeño rubio mientras con una de sus manos jalaba la chaqueta de Draken antes de terminar cayendo y volando hacia la nada por el agarre de Masumi.

El del tatuaje simplemente manejaba con una pequeña vena asomada en su cien por las constantes quejas dramáticas -y lo peor, es que ni eran en serio- de parte de su amigo. Con ver qué cada tanto de reojo colocaba una mirada contenta y una sonrisita ante el prácticamente abrazo de la única fémina presente sabía que en realidad disfrutaba estar así con ella.

Bufó un poco con cansancio mientras se encorvaba escuchando de igual manera los lloriqueos de la azabache por el simple hecho de pensar que se caería. A causa de eso tuvo que manejar ligeramente más lento de lo usual porque si no la pobre se iba a colocar a llorar más fuerte y no tenía ganas de escuchar a alguien llorar, pero bueno, terminó escuchándola de todas maneras cuando arrancó a todo dar y había considerado el desacelerar un poco.

—M-me voy a caer... me voy a caer... —alcanzaba a escuchar los temerosos y asustados susurros de la única fémina quien abrazaba con fuerza desde la espalda a Manjirō y tenía sus ojos cerrados.

—Nos vamos a caer. —aclaró el más bajo haciendo un movimiento con su mano antes de agarrarse nuevamente de la chaqueta de Ken quien miraba el camino y manejaba con cara concentrada. Manjirō sintió un temblor ajeno al de la moto así que miró hacia abajo en su abdomen donde estaban unidos los brazos de la chica.

Podía ver cómo estaba temblando nuevamente, pero de una manera bastante diferente al temblor de los nervios que llegó a ver en ella al estar con personas nuevas; era un temblor más tenso, dándose a entender que era verdadero miedo y no nervios, porque hasta ahora a notado la diferencia entre tener miedo y estar nervioso, más que nada a través de Masumi.

Se quedó con una expresión un poco desconcertada al principio de por qué ella estuviera así, miró por sobre su hombro a la fémina e inclinó un poco su cabeza para ver su rostro pegado a su espalda desde su mejilla; tenía los ojos cerrados con fuerza y las cejas fruncidas hacia los lados, su expresión mostraba susto y tenía incluso unas pequeñas lágrimas en sus pestañas presionadas con fuerza, se soltaban débilmente y se desvanecían en el aire poco a poco.

La miró fijamente varios segundos, como analizando y observando sus facciones con atención. Veía hasta sus labios temblar continuamente; de verdad estaba asustada. Se quedó observándola un poco más y después se acomodó mejor en el asiento para mirar hacia la nuca de Ken la cual no dudó en pegarle un zape.

Seguidamente el más alto se quejó por eso, deteniéndose justamente en una luz roja de semáforo para agarrarse la nuca y mirar con sus ojos blancos hacia el más bajo en molestia e indignación de que le pegara tan de repente y estando conduciendo. —¿¡Qué mierda...!?

—Ve más despacio, Kenchin. —dijo de la nada, interrumpiéndolo y haciéndolo confundirse y soltar un pequeño «¿Hah?» en desconcierto, sobre todo sabiendo que a Mikey le gustaba mucho la velocidad—. Masu-chan.

Se quedó tieso unos segundos por el pequeño murmuro que le dió el pequeño rubio, abrió ligeramente sus labios y sus ojos alzando sus cejas en sorpresa. Manjirō tenía una expresión neutral pero a su vez bastante segura en lo que le estaba pidiendo. Movió su pupila hacia la apellidada Kiyoko detrás de Manjirō viendo y notando desde lejos como estaba temblando; pudo ver su rostro igualmente, incluso estando la moto detenida. Vio devuelta a su amigo.

No dudó en en ningún momento ni ha pedirle verbalmente una explicación, con sólo ver el estado de la única fémina presente sabía a qué se refería. De por si estaba yendo rápido, aunque sólo un poco menos de lo usual. Le tomó por sorpresa que él se lo pidiera aunque conectando cabos supo que lo dijo por Masumi, porque estaba considerando como se sentía.

Sorprendentemente, o al menos era sorprendente para Ken que lo conocía ya desde hace tiempo.

Pero bueno, no pediría explicaciones así que sólamente asintió ligeramente y cuando notó los autos y otras motos avanzando también hizo lo mismo, avanzando y acelerando al principio pero después tomó una velocidad menos intensa que antes, incluso más tranquila. Cosa que la fémina notó haciéndola dejar de estar tan tensa, abrió uno de sus ojos ligeramente pensando que se habían detenido hasta notar que estaban avanzando al ver un automóvil sobrepasándolos y como varias luces avanzaban con velocidad.

Por primera vez en el camino abrió los ojos cuando sintió el recorrido más tranquilo que antes aunque seguía aferrada a Manjirō más que nada por mera inercia. Tenía una mirada sorprendida y aún llorosa en sus orbes rosas debido a que había abierto sus ojos y ahora veía una vista... bonita, sobretodo siendo que ahora estaba oscuro y ver los carros, las motos, las tiendas encendidas debido a la oscuridad de la noche era una imagen que ciertamente le gustaba.

En eso, unos ojos oscuros y unos cabellos rubios se asomaron en su campo de visión haciendo que fijara su atención en aquel punto. Vio como Manjirō le dió una sonrisa y la veía fijamente con aquellos ojos completamente oscuros pero que de alguna manera reflejaban luz. No pudo evitar quedarse observándolo varios segundos con desconcierto y todavía sorpresa.

—¡Ya puedes relajarte, Angel! —exclamó el rubio conectando miradas con la azabache quien seguía viéndolo fijamente y con asombro. Se quedaron mirando más y Manjirō rompió contacto visual cuando cerró sus ojos y sonrió—. ¡Pero sigue abrazándome! Es tu manera de compensarme que no me prestaste atención.

—No te aproveches de la situación, Mikey... —habló el del tatuaje con un tono de voz aburrido y a su vez acusador apenas escuchó lo que dijo su amigo.

—¿De que hablas, Kenchin? —fingió demencia el menor mientras se enderezaba para mirarlo con una mirada inocente, ahora simplemente sosteniéndose del asiento de la moto. Ken por su parte rodeó sus ojos para seguir manejando—. Pero hablo en serio, Masu-chan.

La nombrada pestañeó varias veces para observarlo de nueva cuenta, ya había dejado de temblar un poco aunque no había soltado su agarre debido al ligero temor que aún sentía en su cuerpo de terminar cayéndose de la nada al bajar la guardia y salir volando. Incluso se la imaginó inevitablemente saliendo volando de la moto y girando por el aire hasta el infinito. Un escalofrío la recorrió colocando una mirada asustada.

Hasta que su atención se desvió a la pequeña palmadita que recibió su cabeza haciéndola parpadear nuevamente, viendo hacia Manjirō de nueva cuenta -posando su atención como en un principio- al ser quien le hizo aquel gesto; ahora miraba por sobre el hombro de Ken y también observaba hacia el manto de la noche. Estaba con una leve sonrisa en sus labios aunque con su mirada de siempre.

—Si me abrazas, podré asegurarme de que no te caigas y estés tranquila. —habló con un tono más tranquilo que antes, se ganó una mirada nuevamente sorprendida de la fémina—. De alguna u otra manera no te dejare caer nunca. —dijo dejando en un silencio abrupto a la chica quien abrió sus ojos de par en par por el estremecimiento que la recorrió esas simples palabras. La burbuja en la que ingresó por escucharlo decirle eso se esfumó después—. Y si te caes ¡obligaré a Kenchin a qué retroceda! —dijo con una sonrisa gatuna.

—¡Deja de incluirme sólo cuando quieras que haga algo, idiota! —se quejó el nombrado recibiendo simples y espontáneas carcajadas del pequeño rubio debido a que le había sido gracioso como reaccionó.

Masumi pestañeó varias veces todavía sorprendida de lo que había presenciado, ahora desconcertada por la forma en la que Manjirō cambiaba su semblante de un momento a otro y de forma repentina. Le había provocado una rara presión en el pecho, aunque fue combinándose con aquel sentimiento de seguridad y calma que sintió cuando se la pasó en el santuario Musashi con ellos.

Miró hacia Ken por encima del hombro de Manjirō y después miró a este mismo desde su lugar, ahora sólo logrando ver la parte de atrás de su cabeza junto con sus cortos cabellos rubios que danzaban con el aire de la noche que provocaba en cuanto la moto avanzaba, no veía su rostro desde ahí pero como seguía riéndose sabía que seguía sonriendo.

Retuvo unos segundos el aire tratando de calmar el pequeño nudo que había en su garganta debido al miedo que aún permanecía en ella. Suspiró temblorosamente al exhalar y tal como le había dicho y pedido Manjirō, se acurrucó en su lugar y volvió a afianzar su abrazo, aunque sin afixiarlo o algo por el estilo, para recostar su cabeza en su espalda. Tenía una mirada tímida y dudosa mirando la simple carretera bajo las llantas.

Se sentía más segura justo ahora por lo menos, no sentía aquel sofocante miedo de caerse, aunque no negaría que seguía allí. Al menos ya había tachado de sus experiencias de vida en ir en una moto y ver el panorama en una moto; si iba en una tranquila velocidad no se veía tan malo. Después de todo, se sentía más segura justo ahora.

Aunque se sentía un poquito raro el como, al estar en el ángulo con su oreja en su espalda, él siguiera riéndose y se inflara y retorciera muy levemente por aquel accionar, pero no era molesto; escuchar a Manjirō reírse era algo bastante reconfortante, incluso contagioso ya que no evitó sonreír muy para ella misma y entrecerrar sus ojos.

Se sentía verdaderamente en un lugar seguro.

→S H A N X L A B Y X←

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