Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

05.

STARSTRUCK
Capítulo 05.

El día había sido perfecto hasta ese momento, lleno de risas y momentos divertidos. Mason, con su energía tranquila y su forma de hacer todo tan divertido me llevó a recorrer la ciudad a conocer los lugares más emblemáticos.

Como el Paseo de la Fama. Las estrellas de los famosos se alineaban a lo largo del suelo, y me sentía emocionada al estar ahí, como si hubiera estado soñando con ello desde siempre.

Compramos un mapa, algo que nunca creí que necesitaría en Los Ángeles, pero resultó ser útil. También compramos unos dulces para el camino, y para hacerlo aún más memorable, una cámara instantánea de segunda. Tomamos fotografías de todo lo que nos rodeaba, como si estuviéramos guardando pequeños pedazos del día en forma de imágenes.

Me sentía increíblemente feliz, con una sonrisa que no se me borraba, y Maso también estaba sonriendo, su mirada tranquila pero llena de una chispa de diversión. Se notaba que ambos estábamos relajados, disfrutando del momento.

Fuimos de un lugar a otro, explorando cada rincón de la ciudad, y cada vez que descubríamos algo nuevo, era como si el día se volviera aún mejor. En uno de esos lugares, Mason vio un enorme cartel detrás de él que anunciaba su primera película.

Estaba tan emocionado por ello que no pude evitar reírme. Me acerqué rápidamente y con una sonrisa traviesa, tomé una foto mientras él hacía una cara graciosa frente al cartel.

— ¡Esta es la mejor foto de todas!. —Le dije, mostrándole la imagen en la pantalla de la cámara instantánea. Él se echó a reír, claramente orgulloso de la foto.

Continuamos bromeando y riendo juntos, disfrutando de la ligera brisa que corría por las calles y las pequeñas sorpresas que la ciudad tenía para nosotros. Eventualmente, llegamos a una pequeña cima desde donde se veía de cerca las famosas letras de Hollywood.

Decidimos que sería el lugar perfecto para otra foto, así que nos acercamos, nos sonreímos y nos tomamos una más, esta vez con el paisaje de fondo, mientras un cálido viento nos acariciaba el rostro.

Finalmente nos metimos de nuevo al auto y comenzamos a continuar nuestro recorrido por la ciudad. El sonido de la canción de Mason, esa pegajosa que había sonado tantas veces, volvió a llenar el ambiente.

"Something about the sunshine".

Esta vez no pude contenerme y comencé a cantar junto con él. Las palabras salían casi de manera automática, acompañadas de una sonrisa, mientras las ventanas del auto se mantenían abajo, dejando que el viento jugara con mi cabello.

Todo era perfecto. Estaba disfrutando tanto de ese día que no pude evitar decirlo en voz alta.

— Es perfecto este día.—Dije, mi voz llena de una felicidad que era notable a metros.

Mason sonrió y me miró brevemente antes de volver a concentrarse en la carretera. En ese momento, noté que su expresión se tornó algo tensa. Fijó su vista en el retrovisor con una mueca molesta y cansada, y de repente soltó un suspiro, exasperado.

— ¡Ahg!. ¿Otra vez?. —Murmuró casi para sí mismo.

Lo miré rápidamente intrigada, y vi que en el espejo retrovisor había dos camionetas que nos seguían a cierta distancia.

Paparazzis.

— Tengo que huir de ellos.—Dijo con frustración sin saber qué hacer.

Abrí el mapa que teníamos y traté de guiarlo. Sin embargo, no estaba muy segura de cómo podríamos salir de esta. Miré rápidamente el mapa y aunque estaba bastante confundida, señalé una calle.

— A la siguiente, gira a la izquierda.—Dije con un tono que intentaba sonar más confiado de lo que realmente estaba.

Mason no parecía convencido.

— ¿Segura?.—Me preguntó con una ceja levantada, claramente dudando de mis habilidades.

Asentí con firmeza.

— Sí, hazlo. —Respondí sin más. Él hizo un pequeño sonido de resignación y giró a la izquierda.

Al principio todo parecía ir bien. Las camionetas siguieron recto sin darnos más problemas, pero Mason ahora estaba conduciendo por un camino muy diferente.

Nos habíamos adentrado en una zona más aislada. El camino estaba hecho de tierra y se sentía desolado. El coche se sacudía a medida que avanzábamos por las lomas y baches.

Mason algo inquieto, echó un vistazo al camino por donde estábamos pasando.

— Esto ni siquiera es un camino. Pueden secuestrarnos o algo así. —Dijo con un tono que mezclaba humor con un leve temor.

— Solo sigue conduciendo. —Le respondí tratando de tranquilizarlo. Aunque la situación estaba algo tensa, no quería que se pusiera nervioso.

Yo igual me estaba poniendo tensa.

Miré el mapa una vez más, aunque sinceramente ya no sabía muy bien dónde estábamos.

— Según el mapa, ahora sí das vuelta a la izquierda. El camino vuelve a la autopista. O…tal vez no...—Admití un poco avergonzada por mi falta de orientación.

Mason suspiró, claramente frustrado solo siguiendo el camino.

— Dice cuidado con los venados. — Comentó Mason con su vista al supuesto camino.— No veo venados por ningún lado.

Rodé los ojos, y luego respondí fastidiada.

— Dios, te quejas más que mi hermana.

Mason seguía manejando con una expresión confundida, mirando constantemente por el retrovisor y luego al frente, como si estuviera buscando una respuesta.

Finalmente, rompió el silencio.

— ¿Estamos en el camino correcto o no?. —preguntó, su tono de voz reflejando una mezcla de duda y frustración.

Lo miré aún con el mapa en la mano y le respondí casi sin pensarlo.

— No. —Dije frustrada, mi voz llena de exasperación. Estaba empezando a perder la paciencia.

Mason soltó un suspiro audible.

— Déjame ver el mapa. —Dijo extendiendo la mano hacia mí, claramente buscando alguna señal de que realmente estábamos en el camino correcto.

Lo miré un momento, pero decidí ignorar su solicitud.

— Tú solo sigue conduciendo, yo soy la copiloto. —Respondí, mi tono más firme de lo que pretendía.

— ¡Eres una sabelotodo!.—Murmuró claramente burlándose de mí.

Lo miré, y no pude evitar soltar una pequeña sonrisa irónica.

— ¿A qué te refieres?. Dime. —Dije algo molesta pero tratando de mantener la calma.

Mason me miró, y sus ojos se llenaron de diversión mientras repetía

— ¡Una sabelotodo!, eres la reina de las decisiones impulsivas. —Dijo burlándose y luego con una imitación exagerada de mi voz, agregó. — “Giri i li izquiirdi is il cimini istii sigiiri.”

Me quedé en silencio por un momento tratando de procesar lo que acababa de decir. Mi frustración aumentaba, pero me estaba obligando a no perder la calma.

Finalmente, respondí, bastante irritada

— ¡Pues estaba segura de que ese era el camino!.

Mason como si no hubiera escuchado lo que había dicho, continuó con su sarcasmo.

— ¿Estás segura?. Siempre estás supuestamente segura de cosas que ni siquiera podemos afirmar, y estás a la defensiva todo el tiempo. —Dijo con una leve sonrisa en el rostro. Pero algo en su tono me hizo sentir aún más agobiada.

Ya no pude mantenerme tranquila.

— ¡Mueve el auto, no nos movemos!.—Exclamé viendo que estábamos completamente estancados. Mis manos se apretaron contra el asiento del auto, tratando de controlar mi creciente frustración.

Mason me miró un segundo como si acabara de notar lo que pasaba, y presionó el acelerador con fuerza. El auto sin embargo, no se movió ni un centímetro.

En su lugar, la llanta solo producía un sonido sordo contra lo que parecía ser el suelo, pero no avanzaba.

Me asomé por la ventana y mi mirada se enfocó en el terreno bajo nosotros. Los ojos se me agrandaron al darme cuenta de lo que estaba pasando. El auto había quedado atascado en un gigantesco charco de lodo, pero no era cualquier lodo…eran arenas movedizas.

— Excelente.—Dije con sarcasmo, mi voz irónica como nunca.

En el momento en que terminé de hablar, el auto comenzó a hundirse más en el barro, y ambos nos miramos alarmados. El ruido de las ruedas atrapadas en la tierra se hizo más intenso, y el vehículo se hundió aún más.

No teníamos más opción que intentar salir por la ventana.

— ¡Está bien, yo empujo!.—Dijo Mason con una actitud algo cansada, mientras intentaba salir por su cuenta.

— Espera, espera, yo te ayudo —Dijo ahora con la intención de hacer todo más rápido.

Me esforzaba por mantener la calma, aunque la frustración ya era palpable en mi rostro.

Mason, intentando usar el techo del auto como punto de apoyo, se sostenía con fuerza mientras trataba de salir. Yo por otro lado, estaba tan molesta que lo ignoré completamente.

Me estaba extendiendo las manos para salir, pero Mason no me dio tiempo para hacerlo, y con un leve tirón, me ayudó a salir por completo.

— ¡No me toques, basta!. —Grité, mi voz rota por el cansancio, la desesperación y la rabia.

Al final Mason logró salir, subiendo completamente al techo del coche. Me quedé en el borde, mirándolo mientras intentaba controlar mi enojo.

— ¿Por qué estás tan molesta?.—Me preguntó Maso  observándome con cierto desconcierto.

Reí con sarcasmo, casi sin poder creer la situación en la que nos encontrábamos.

— No lo sé, Mason. ¿Será por esto?.—Dije señalando todo alrededor, refiriéndome al charco de lodo y a cómo todo estaba saliendo mal.

Mason me miró con una expresión que podía interpretar como una mezcla de culpa y sorpresa.

— ¡Tú fuiste quien tomó el camino equivocado, no fue mi idea! —Dijo como si al menos yo tuviera que aceptar mi parte de responsabilidad.

Lo miré, completamente incrédula.

— ¿¡Estás culpándome!?. —Respondí, mi tono de voz más firme, ahora enfadada.

— ¡Tú eres una pésima copiloto!.—Dijo ahora burlándose de mí.

Mi orgullo se encendió de inmediato.

— ¡Y tú un asco conduciendo!. —Respondí tratando de calmarme, pero el sarcasmo no me lo permitía.

Mason ahora completamente serio pero aún con una sonrisa traviesa, me miró y dijo:

— Por favor, soy excelente conduciendo.

Lo miré con incredulidad y respondí, levantando una ceja con una sonrisa sarcástica.

— Claro.

Mason miró alrededor, tomando en cuenta la situación en la que estábamos, y finalmente suspiró.

— Hay que saltar, Isa.—Dijo como si fuera una sugerencia completamente lógica.

Lo miré como si estuviera completamente fuera de sí.

— No pienso saltar.—Respondí instantáneamente.

— ¿Acaso tienes una mejor idea?.—Preguntó, su tono de voz dejando claro que no tenía ni idea de cómo íbamos a salir de esto.

Sin pensarlo demasiado señalé el gran tronco que estaba justo frente a nosotros.

— ¡Usa el árbol como puente! —Dije con un tono impaciente.

Mason dudó por un momento, mirando el tronco de lado claramente no muy convencido.

— No se ve firme. —Comentó titubeando.

Finalmente, mi paciencia llegó al límite. Mi rostro se tensó de frustración.

— ¡Está bien, Mason!. —Exclamé sin poder mantener la calma por más tiempo.

Mason comenzó a moverse lentamente pero con prisa hacia el tronco. No teníamos tiempo, el auto se hundía cada vez más y nuestra única opción era llegar a ese árbol para salir de ese desastre.

Mientras avanzaba, ofreció su mano hacia mí.

— ¡Carajo, es el auto de mi abuela!.—Exclamé mayormente frustrada.

Mason sin embargo, parecía concentrado solo en lo que tenía que hacer.

— ¡Ya lo sé!, dame tu mano.—Dijo tratando de calmarme.

Poco a poco extendí mi mano hacia él, y aunque estaba completamente molesta, su actitud me obligó a seguir el flujo de la situación. Con una rápida respiración traté de poner un pie en la rama del árbol, pero como era de esperarse, me tambaleé.

De repente, ambos caímos, sumidos en el lodo que se tragó nuestras piernas hasta la altura de nuestro torso. La sensación de estar atrapada en esa masa pegajosa y humedad me hizo sentir aún más irritable.

— ¡Sujétate del árbol!. —Gritó Maso y yo obedecí aún enojada.

Lo hice, aferrándome al tronco con todas mis fuerzas mientras intentaba sacar mis pies del lodo. Maso terminó de ayudarme a salir, y finalmente ambos observamos cómo el auto se hundía cada vez más rápido en el gigantesco charco de lodo.

El sonido del metal cediendo y el lodo tragándose cada parte del auto era espeluznante. Sonaba como si un monstruo gigante estuviera devorando el vehículo.

Mis ojos se llenaron de furia y frustración al ver cómo Petunia desaparecía poco a poco en el lodo, como si nada de esto hubiera sido real.

Cuando finalmente el auto se hundió por completo, un ruido extraño y sordo llenó el aire y Mason, como si todo fuera un chiste, solamente dijo:

— Provecho.

Un nudo de rabia se formó en mi estómago, y mi voz salió rasposa al gritar:

—¡Asesinaste a Petunia!.

Mason abrió la boca, como si fuera a decir algo, pero al final solo se quedó en silencio sin poder darme una respuesta que al menos me calmara un poco.

Fue entonces cuando algo me cayó en la cabeza, como si la situación no fuera suficiente. Miré hacia el lodo y de repente me di cuenta de que lo más importante de todo esto. Mi mochila. Mi rostro se transformó en una mezcla de desesperación y terror.

— ¡Perdí mi mochila!.—Exclamé agachándome al borde del charco de lodo, extendiendo mis manos con desesperación, buscando entre el barro y las aguas sucias.

Mason atónito, me miraba sin hacer nada por unos segundos. Yo sin poder esperar más, le grité.

— ¡No te quedes ahí, Mason!. ¡Ayúdame!.

Al fin Mason asintió y un poco aturdido extendió su mano para sostenerme mientras trataba de buscar mi mochila en el lodo. Mis quejas no se hacían esperar mientras me metía las manos hasta el fondo rebuscando.

— ¡Estoy muerta, estoy muerta!. ¡Mis padres van a matarme!. —Dije totalmente desesperada. — ¿¡Por qué tuve que subir a ese auto contigo!?.

De fondo oímos el sonido fuerte del celular de Mason que comenzaba a sonar. Yo aún completamente enfocada en mi misión de encontrar la mochila, solo lo miré de reojo.

— ¡Contesta!.—Le grité aún concentrada en el desastre en el que estaba.

Mason aún aturdido se apartó un poco y contestó el teléfono, dejándome sola unos segundos para continuar con mi búsqueda.

Sin embargo, tras unos momentos de estar rebuscando con las manos en el lodo, finalmente sentí un leve tirón de mi mochila.

— ¡Lo encontré!.—Dije, con una mezcla de alivio y frustración, mientras sacaba la mochila completamente empapada de barro y agua sucia.

Mason regresó a mi lado y miró la escena de mi mochila destrozada. Me tomó un momento para reaccionar pero al final me dio una mirada incómoda.

— Mira esto...—Dije, mostrando la mochila empapada.— Cuando salgas de aquí, vas a pagar por una nueva.

Mason con una expresión irónica respondió.

— Prácticamente estoy pagándola ahora.

Mis labios se curvaron en una mueca irónica mientras soltaba un bufido, tomando la mochila y colgándola de mi hombro. No estaba dispuesta a quedarme allí más tiempo.

Comencé a caminar cruzando al otro lado, intentando irme de esa pesadilla. Quería alejarme de todo. Mason sin embargo, me llamó.

— Isa. —Dijo mi nombre sonando extraño en su boca.

Me detuve y lo miré sin muchas ganas de interactuar.

— ¿Qué?. —Respondí con una expresión cansada.

— ¿A dónde vas?. —Preguntó.

— A la playa con mi hermana, que es donde siempre debí estar. —Respondí con la misma actitud irritable.

De repente volví a girar para seguir caminando, pero justo cuando pensé que iba a poder salir de allí, Mason volvió a llamarme.

— Isa... —dijo algo incómodo.

Me detuve otra vez, sin poder creer lo que acababa de pasar.

— ¿¡Qué!?.—Respondí con mi paciencia ya al límite.

— La playa está por acá. —Me dijo señalando hacia el lado contrario apenado.

Sin palabras, simplemente me di media vuelta para caminar en la dirección correcta, aún con todo el enojo acumulado en mi cuerpo.

Seguí caminando, sin mirar atrás, intentando dejar todo esto lo más lejos posible. Mason al parecer, me siguió alcanzándome a mi lado en silencio.

Después de unos minutos caminando, finalmente habló.

— Oye, ¿cómo estás?. ¿Todo en orden?.—Dijo su tono mucho más suave de lo que esperaba.

Rodé los ojos sabiendo que la preocupación era algo que no iba a cambiar nada de lo que había pasado.

— Uy, qué extraño que te preocupe algo. —respondí, con el sarcasmo todavía presente en mi voz.

Mason caminando a mi lado volvió a hablar, ahora con una tono que sonaba extraño para mí

— Siempre me preocupo por ti.

No podía creer lo que estaba oyendo. Con un suspiro sin frenar mi paso le respondí

— Mejor olvídalo, Mason.

Él no se dio por vencido, como siempre. Miró hacia adelante y hablo.

— ¿Por qué estás tan furiosa?.

Lo miré brevemente ya cansada de intentar lidiar con él.

— No estoy furiosa, ni molesta, ni enfadada. Solo quiero ir a casa con mi familia, explicarles por qué desaparecí y sufrir las consecuencias. —Dije y me sentí un poco mejor al decirlo en voz alta. Pero sabía que no iba a cambiar nada.

Entonces sin perder la oportunidad de seguir en su actitud de niño consentido Mason respondió de nuevo

— ¿Sabes qué quiero yo?. Divertirme.

Lo miré, confundida, como si no pudiera creer lo que acababa de decir.

— Por primera vez en años, no hay reporteros, ni entrevistas, ni paparazzis. Me estoy divirtiendo mucho.—Continuó como si fuera lo más natural del mundo.— Quiero que dejes de quejarte para que yo lo disfrute.

Mi respiración se hizo más pesada, mi paciencia al borde. Paré en seco, dándole la vuelta para mirarlo de frente mientras él caminaba sin entender nada.

— Wow, ¿Así es la cosa contigo?.—Le dije irónica.— ¿No logras lo que quieres, haces una rabieta y te vas?

Mason se detuvo también sorprendido por mi reacción. Me miró con esa arrogancia que siempre tiene y no pude evitar responderle de nuevo.

— Apuesto a que tus amigos te persiguen cuando haces eso. —Le solté sin pensar en las consecuencias.— "Ay Mason, siento haber herido tus delicados sentimientos".  "Mason, perdóname por no tratarte como la super estrella que crees ser". ¡Qué inmaduro!.

Balbucee con burla y él se acercó un poco más, con la mirada desafiante y respondió.

— ¿Yo soy el inmaduro?. ¿Qué me dices de ti?

Me quedé helada sin entender por un momento qué estaba diciendo. Pero luego, sus palabras se clavaron como un cuchillo en mi pecho.

— ¿De mí? —Dije ya casi sarcástica con una pequeña risa.—

— Si, los últimos dos días no he hecho más que pensar mucho en ti.

Sus palabras se quedaron colgando en el aire, y yo, sin saber cómo responder solo murmuré.

— Oh, ¿En serio?. Cuando me golpeaste con la puerta, me escondiste en tu casa, arruinaste el auto de mi abuela y me derribaste en el lodo...¿estabas pensando mucho en mí?.

Él aparentemente no esperaba mi reacción y su expresión se desmoronó un segundo. Pero antes de que pudiera responder algo, terminé mi oración.

— Pobres de tus amigos.

Mi mandíbula se apretó con fuerza y mi respuesta salió como un gruñido

— Te encantaría ser uno. —Me dijo con arrogancia.

Con ironía lo miré, antes de acercarme más de lo debido. Sentí que iba a romper todos los límites personales que había intentado poner entre nosotros. Pero así debía hacerlo.

— Antes me hundo con Petunia.

─────────────

NOTA DE AUTORA: bueeeh, tengo cierto limite para terminar los capítulos, esta vez decidí superarlos un poco.

En un rato subo la continuación, el capítulo es algo largo y lo tuve que dividir en dos partes.

Espero les esté gustandoooo.

No olvides votar!.





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro