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𝐈. ━━ ghosts in mom's studio.

𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗨𝗡𝗢:
❛ fantasmas en el estudio
de mamá ❜


ISABELA CERRÓ SU FUERTEMENTE SU CASILLRO AL TERMINAR DE GUARDAR los libros que no usaría para hacer los deberes en casa, provocando que algunos jóvenes que pasaban por allí la quedaran mirando raro. Cerró los ojos y comenzó a contar hasta veinte, mientras trataba de controlar las lágrimas que querían escapar de sus ojos a causa de la mezcla de sentimientos que tenía.

─Hola, preciosa. ─saludó Alyvia, mientras recostaba su cabeza en el casillero de al lado─. Ya ha llegado la razón de tu sonrisa.

La morena relajó su cuerpo y soltó una pequeña risa, acompañada de alguna que otra gota de agua salada deslizándose por sus mejillas.

─Oh, cállate, Lyv.

La rubia al notar que que su mejor amiga estaba llorando, acercó su pulgar a su rostro y secó sus pómulos, para luego rodearla fuertemente con sus brazos.

─¿Qué ocurrió? ─preguntó preocupada.

─Hablé con la profesora de la clase de teatro para ver la posibilidad de volver a asistir como antes... ─sorbio su nariz─ y la única respuesta que me dio fue de que no podía, porque había sido mal agradecida al no poder asistir a las clases anteriores, pero ella sabía que no estaba en condiciones con lo que había pasado con mi mamá.

Alyvia sintió como su corazón comenzaba a encogerse al escuchar lo que Isabela le había contado. Odiaba ver a su mejor amiga en ese estado de vulnerabilidad. Ella más que nadie sabía por todo lo que la castaña había tenido que pasar durante el último año junto a su familia.

─Para tu suerte, cariño, salí por tres meses con su hijo, así que cualquier día podemos ir a su casa en la noche y tirarle algunos huevos.

Isabela se separó de su amiga y limpió su nariz con un pañuelo que tenía en el bolsillo de su chaqueta y luego volvió a dejarlo donde estaba.

─¿Él fue quien te llevó a su casa a conocer a sus padres luego de cinco días saliendo? ─preguntó sorprendida.

La de cabello lacio asintió y entrelazo su brazo con el de Isabela. ─Y no te vas a creer quien era su padre... ¡El profesor de química!

─Dime que el rumor de que el profesor trató de ligar contigo era falso.

─¿Por qué crees que ya no estoy en su clase, cariño? ─respondió con una sonrisa de picardía en su rostro.

Isabela negó divertida y, aún con su brazo entrelazado al de Alyvia, caminaron a la salida de la escuela.


[...]

El hombre con algunos mechones canosos en su cabello aclaró su garganta, tratando de llamar la atención de su hija mayor que se encontraba sentada a su lado en el asiento del copiloto.

─¿Hay algo que quieras decirme, Izzy? ─preguntó mirando atentamente las acciones de la morena.

La cabeza de la muchacha giró hasta quedar con su vista hacia su padre, y con un sonrisa nerviosa negó.

─Por que hoy recibí una llamada de la directora informándome sobre lo ocurrido con la maestra Johnson.

─Ah, si, sobre eso... Prefiero no hablarlo por ahora, pa. ─añadió, mientras desabrochaba torpemente el cinturón de seguridad─. Pero en cuanto llegues de ir a buscar a Carlos a la escuela y yo termine mi larga siesta que durará hasta...─observó su muñeca con su reloj invisible─... que la cena esté lista, te cuento.

Se acercó al hombre y depósito un pequeño beso en su mejilla. Bajó rápidamente del automóvil y caminó a cabeza gacha hacia el interior de su casa. Corrió por las escaleras hasta llegar a su habitación, tiró su mochila al piso y tumbó su cuerpo en la cama.


[...]

La tarde ya había llegado, al igual que la hora en donde normalmente sus ambas hijas llegarían de la escuela un poco hambrientas y somnolientas como de costumbre, sin embargo hoy era una excepción. Ray Molina sabía que ellas necesitaban tiempo para sanar las heridas que Rose Molina, la mujer que más había amado en el mundo y con la que tuvo tres bellos polluelos, había dejado al irse de este mundo, pero él no quería esperar. Él quería que sus dos únicas hijas volvieran a iluminar cada rincón con sus radiantes sonrisas y sus poderosos sueños que las caracterizaban. Ray quería que su vida junto a las de sus hijos fueran tan armoniosa como lo había sido por dieciséis años.

─Termina de arreglar tus cosas, Carlos. Iré a ver si Julie llegó. Debo hablar con ella y de paso con Isabela. ─dijo al menor de sus hijos y salió de la habitación.

Al comenzar a bajar por las escaleras se encontró a Julie sentada con la cabeza gacha hacia la mesa llena de lo que suponía que eran cuadernos y libros. Con una sonrisa terminó de bajar los escalones y se acercó a ella, quedando frente a frente.

─Me alegro que ya hayas llegado. Estaba apunto de ir al partido de Carlos con tu tía. ─habló el hombre mayor, llamando la atención de su hija─. Estuve tomando fotos todo el día, ni siquiera pude comer algo a la hora del almuerzo.

Julie ladeo un poco su cabeza y miró con desaprobación a su padre.

─Pero,─continúo─ recibí una llamada hoy.

─Si... Ya me lo imaginaba. ─soltó la morena, acompañandolo de un suspiro.

Ray tiró para atrás la silla que se encontraba al lado de su hija menor y se sentó.

─Era de mi amiga la agente inmobiliaria. Y dijo que si en verdad queríamos vender la casa, necesitará algunas fotos para el sitio web. Eso significa que debemos ordenar bien y botar o vender algunas cosas...

La conversación que la joven y el adulto estaban teniendo se vio interrumpida por los sonidos provenientes de la escalera, que anunciaban la bajada de alguien. Y ese alguien era Isabela, quien tallaba sus ojos con sus manos en forma de puño y comenzaba a caminar hacia donde dos de su familia se encontraban.

─¿En qué año estamos? ─preguntó seguido de un bostezo─. Lo único que recuerdo fue haberme recostado en la cama y escuchar a papá diciendo que teníamos una conversación pendiente y luego caí dormida en los brazos de morfeo.

La menor de las mujeres Molina soltó una pequeña risa y musito un "hola para ti también"

─Oh, si, hola Julie. Te extrañé hoy.

Julie se levantó de su asiento y rodeó con sus brazos el cuerpo de su hermana, a lo que ella respondió de inmediato, sin saber que ambas necesitaban estar entre los brazos de la otra tras un mal día.

El hombre las miró enternecido y volvió a hablar: ─Para tu mala suerte, bella durmiente, sigue siendo miercoles del dos mil veinte. Y, aprovechando de que llegaste justo en el momento exacto, terminaré de decir lo que planeaba hacer. ─aclaró su garganta─. Estaba pensando en que tal vez ambas podían ayudarme con limpiar el estudio de mamá.

Isabela, que ahora se encontraba al lado de su hermana, bajó su cabeza y la apoyó en el hombro de Julie.

─Ustedes son las expertas. Su hermano y yo ni siquiera sabríamos por qué cosa empezar.

─Papá, yo...

─Está bien si no están listas, niñas. En verdad está bien. Las comprendo.

Julie posó su brazo sobre el hombro de Isabela y con sólo la mirada que le dio, la mayor de las hermana asintió no tan convencida.

─No. Está bien, pa. Tal vez intentemos hacerlo en la noche, ¿verdad, Izzy?

─Si, esta noche será.

El señor Molina sonrió satisfecho y juntó sus palmas, provocando el choque de estas.

─Genial, mijas. Gracias. ─retrocedió la silla y se paró de ésta─. Oh y no olviden los instrumentos que estaban aquí cuando nos mudamos, necesitan un nuevo hogar.

─A mamá le gustaría.

─Si, así es.

Ray Molina revisó su reloj de muñeca y al ver lo tarde que estaba para el partido de Carlos, comenzó a buscar las llaves del auto, a lo que Julie le respondió que estaban bajo las cartas que minutos antes había recogido, él en respuesta sonrió y besó la cabeza de sus hijas.

─¡Carlos baja. Llegaremos tarde y tú tía se enfadará y ni tu ni yo queremos verla así! ─gritó al segundo piso, provocando que Julie e Isabela rieran por lo bajo. ─Oh, Isa, recuerda que tenemos una conversación pendiente.

─No, no la tenemos. ─murmuró la mayor, provocando que Julie la mirara con una ceja alzada─. Nada importante, Jules, sólo que ya no puedo volver a las clases de actuación.

Segundos después, el menor de la familia bajó corriendo y sin darse cuenta de la presencia de sus hermana, salió junto a su padre.

─Entonces... ¿quieres comer algo? Por qué a mi se me apetece una deliciosa tostada con dulce de leche y arándanos.

Julie negó divertida y besó la frente de su hermana. Tomó sus útiles escolares y comenzó su camino hacia la sala de estár.

[...]

─¡Julie Molina bájate de ahí en éste instante, niña! Estás usando la pantuflas más grandes que encontraste ¿y decides subir por esa maldita y peligrosa escalera? ─reprochó Isabela, cruzándose de brazos al ver a su hermana.

«¿Acaso se quiere matar?» Pensó la mayor.

─No me pasará nada, ya verás.

Isabela se dio la media vuelta negando con su cabeza y caminó hacia donde el gran piano que le habia pertenecido a su madre se encontraba y lo acarició delicadamente con una mano. "Siento no haber venido antes, mami" murmuró mientras luchaba en no derramar una lágrima.

En eso bajó Julie con un CD en su mano.

─De todas la veces que había subido, nunca vi esto. ─dijo exteniendoselo a la mayor, quien lo tomó y leyó la portada y el reverso─. ¿Creés que deberíamos escucharlo? Tal vez es algo que mamá grabó con su antigua banda.

─No recuerdo que su banda se haya llamado Sunset Curve, pero si, deberíamos escucharlo.

Mientras Julie se dejaba carecen el sofá, Isabela abrió el empaque y lo colocó en el reproductor de música. Ambas sonrieron y comenzaron a mover sus cuerpos al escuchar las voces provenientes del estéreo, sin embargo a los segundos después la música se fue y en su reemplazo se hicieron presentes gritos. La mayor, como instinto, levantó a su hermana del asiento en un dos por tres y la abrazó tratando de protegerla.

─¿Cómo volvimos aquí?

Isabela, al escuchar la voz de aquel chico, se desprendió de Julie, quedando las dos frente a no sólo quien había hablado, sino que a dos muchachos más que lo acompañaban.

¿Por qué habían tres chicos en el garaje de su casa? ¿cómo habían llegado? ¿por qué dijo que como volvieron? Eran algunas de las preguntas que comenzaban a rondar por su cabeza en ese instante. Abrió su boca para articular alguna palabra, pero se fue interrumpida por el grito que Julie había dado y el seguido de los otros tres, quienes habían comenzado a abrazarse el uno con el otro.

Y en un abrir y cerrar de ojos la morocha se encontraba siendo arrastrada hacia el jardín de su casa por su asustada hermana, aún con su vista en el camino al garaje.

─¡Papá! ─llamó Julie, causando que la cabeza de Isabela girara hacia el frente y se encontrara con la mezcla de preocupación y confusión que tenían las miradas de su padre y Carlos.

─Despacio. Parece que viste un fantasma. ─tomó a su hija por los hombros.

¡Fantasmas! Eso eran. Pero... ¿Por qué demonios los podía ver?

─Por Draco Malfoy, papá, eso es lo que vimos. ─añadio Isabela, saltándose del agarre de Julie y abrazando al menor de la familia.

─Genial. ─dijo Carlos con una sonrisa en el rostro.

─No lo es. ─contestó Julie─. ¿Qué esperan? ¡Corran! ─y de manera acelerada se metió dentro de la casa y subió las escaleras gritando.

Ray Molina hizo una mueca y miró atentamente a Isabela, esperando a que su hija mayor le dijera alguna palabra.

─A mi no me mires, pa. Yo sé lo que vi y te aseguro que son fantasmas. ─aclaró su garganta─ Ahora, si me permites, iré a mi habitación o a la de Julie y me acurrucaré en la cama. Adiós.

Se dio media vuelta y caminó hacia la entrada. Antes de cerrar la puertan paró en seco y dijo: ─No se olviden de llamarme cuando la cena esté lista, muero de hambre. ¡Los amo!

Y corrió hacia la habitación de su hermana, asustandola con su inesperada entrada.

─Tú y yo debemos hablar de lo que acaba de ocurrir y tratar de convencer a papá que no nos mande con el Doctor Turner otra vez.

Julie, que estaba sentada en la cama, observó por su alrededor, verificando que los fantasmas no estuvieran dentro de su cuarto y asintió rápidamente.

𝗔𝗨𝗧𝗛𝗢𝗥'𝗦 𝗡𝗢𝗧𝗘.
Sean bienvenidos al primer
capítulo de Starlight.

Como podrán ver, aún no hay interacción entre los chicos con las hermana Molina,
sin embargo, en el próximo capítulo ya
la habrá y podrán shippear a Isabela con
Luke o con quien quieran shippearla, yo
en este momento la estoy shippeando
con Alyvia hahdjsj.

En verdad espero que hayan
disfrutado este capítulo.

¡Les amo un montón! 💖

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