1.04. Malas noticias
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Hola Upper East Side, nada le gusta más a Gossip Girl que una sorpresa y dicen que Blair Waldorf tiene inclinación por ellas.
Su madre, Eleanor, quién acaba de regresar de París y Serena Van Der Woodsen, amiguitas de almuerzo.
Serena y Blair pueden tener planes para el día...pero Nate y Chuck tienen reservado el fin de semana. Si lo sobreviven.
¿Qué planes tendrá Mackenzie para hoy? ¿Será que se unirá a las chicas después? ¿O se quedará en casa?
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Terminó de alistarme y bajó a desayunar. Mis padres ya están en la mesa y me siento con ellos. Es algo extraño porque no suelo compartir tiempo con ellos los tres juntos. Digo tres porque Chuck nunca viene.
Mery la empleada de la casa me sirve el desayuno. Le agradezco.
—¿Cómo amaneciste, cariño? —pregunta mamá con una sonrisa dulce.
—Muy bien, mami. ¿Y tú?
—Ayer me contaron que estuviste hablando con el representante de Columbia —trago grueso al escuchar a mi padre —. ¿Qué hacías con él cuando debiste estar con el representante de Harvard?
—Bueno yo solo quería tener otra opción por sí no lograba entrar a Harvard —trato de sonríe, pero la actitud sería de papá me pone nerviosa.
—¿Por qué deberías tener otra opción si vas a entrar a Harvard?
—Tal vez porque no quiero ir a Harvard —musito. Espero que no me haya escuchado.
Papá deja los cubiertos en el plato y me mira fijamente.
—¿Qué no quieres ir a Harvard? —su tono es tranquilo. Aunque se que en cualquier momento pierde el control.
—Si. No quiero ir a Harvard —repito mis palabras con valentía. Se siente bien decirlo.
—¡Tú no tienes derecho a decidir eso! —grita.
—¿¡Y por qué no!? Es mi futuro, mi vida —lo enfrentó —. Tu eres el que no tiene derecho a elegir sobre dónde quiero estudiar.
Mi padre se levanta y se pone al lado mío. Mierda.
—Bart, es bueno que la niña tenga otras opciones de universidades —mamá trata de alivianar la tensión —. No sería la primera de la familia que no entra a Harvard.
—Ella irá a Harvard, Laura. No es discusión —le habla suave y moderado a mi madre. Mientras me mira desafiante a mí.
—¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que yo quiero? ¡No! Lo único que te importa es lo que tú quieres —no lo soporto más y explotó —. ¡Me quieres hacer mierda igual como tú!
—¡Mackenzie! —me reprende mamá.
—Lo siento mamá, pero ya no soporto más esto. No soporto que él siga dirigiendo mi vida.
—¡Tú irás a Harvard y no importa cuántas rabietas hagas! Ya está tomada la decisión.
Me levanto furiosa con las lágrimas apunto de salir de mis ojos. Subo las escaleras y reviento la puerta de mi habitación.
¿Cómo puede ser tan cruel? ¿Cómo puede hacerle esto a su hija? ¿Qué no se supone que las hijas son las consentidas del papá? ¿Por qué yo no?
Mi celular vibra y lo agarra para ver qué es. Son dos mensajes de Chuck.
Me levanto y retocó el maquillaje de mis ojos que se corrió. Bajó las escaleras como si mi vida dependiera de eso. Le digo a Joe que me lleve al Palace.
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Llegó a la suite y veo a Chuck según el bien vestido y Nate pues parece que le robó el abrigo a su abuelo.
—Lo encontré. Piaget —escucho a Chuck.
—¿No puedes llamarlo reloj? —cuestiona Nate.
—Si cuesta más de diez mil dólares, se gana un nombre propio —digo tirándome en la cama.
—¿También esto?
—Definitivamente sí. Babe Ruth la llamó shot. El cuadrangular más famoso que hizo —guarda ambas cosas.
—Y te burlas de mi bolso que tengo en una vitrina —comentó.
—Tu tienes un bolso que puedes conseguir en cualquier tienda, yo tengo una pelota de colección.
—Para tu información. Mi Valentino lila es el único que hay. Además fue personalizado y hecho para mí —me defiendo —. Ten más respeto.
Ambos se ríen.
—Me sorprende que no esté con Serena y Blair de comprás —me dice Nate.
—¿Ya se reconciliaron? —arrugó el ceño —. Creí que la guerra iba a continuar.
—Bueno después de lo que dijiste luego de la fiesta de la semana Ivy, creo que se arreglaron las cosas.
Sonrió.
—Al parecer lo que todo mundo necesitaba era que Mackenzie Bass hablara con la verdad. Denme las gracias. En especial tu Nate, te ahorré mucho.
Me mira mal y me río.
—¿A qué hora te vas? —pregunta Chuck.
—¿Me invitas y ya me echas?
—¿Y a qué hora te vas? —vuelve a preguntar Chuck.
—¿Por qué quieres que me vaya con tanta urgencia?
—Es el "Fin de Semana Perdido" y como ya sabes no se aceptan mujeres. A menos que estés dispuesta a desnudarte.
El bendito Fin de Semana Perdido. De las actividades estúpidas que se inventan los hombres. Yo la llamaba diferente.
—Oh sí, el "fin de semana para salir del closet" —me río —. ¿Van a participar en orgías?
—Solo si tú te nos unes —bromea Nate.
—Quisieras —me recuesto en el respaldar del sofá —. ¿Para qué me dices que vengas si tienes está actividad?
—Para verificar que no estabas enojada.
Obvio no estaba enojada. Sé cómo es Chuck y ya he aprendido a vivir con eso y sobre Nate, la verdad él sabrá qué hace con su vida. A mí no me importa.
Se escuchá unos golpecitos en la puerta y de repente empiezan a llegar los chicos, unas señoritas de servicio.
Todos se empiezan a saludar y servir tragos. Chuck se sube a una mesa y empieza su discurso.
—Sobrevivieron a la semana Ivy y espero hayan entrado a la universidad de su elección. Ahora vamos a arruinar esos esfuerzos —comienza —. Quiero recordarles las reglas. Desde este momento no habrá mundo exterior que yo no les muestre. Yo les daré comida, practicarán lo que yo predique. Y hasta que yo diga, las únicas chicas que existen son las que yo pagué.
—¿Eso también incluye a Mackenzie? —escucho que dicen.
Ruedo mis ojos.
—Nadie la va a tocar si no quiere quedarse sin manos y huevos —alza su vaso —. Inicia el Fin de Semana Perdido.
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Parece que el itinerario de Chuck no dejaba margen para los intrusos. ¿Acaso él no sabe?
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No toleró tanta testosterona a mi alrededor así que me levanto para irme. Pero me detengo al ver a la persona que viene entrando.
—¿Quién inventó al sasquatch?
—¿Ese es Carter Baizen? No lo había visto desde que se graduó y nosotros estábamos en octavo año.
—Yo no lo veía desde...—me doy cuenta de lo que estaba apunto de revelar y me callo.
—¿Lo conoces? —Chuck pregunta sorprendido.
Si, lo conozco muy bien.
—Se ve cansado —me salva Nate de contestar.
—¿Estás drogado? Se ve como Matthew Mcconaughey entre películas.
Lo analizó bien. Bueno si estaba bastante desarreglado, pero eso no le quitaba lo guapo. En mi defensa, tiene un no sé qué que lo hace verse guapo.
—Es un fracasado. Cualquiera que cambié su fideicomiso por una mochila desafía todo lo que es sagrado para Chuck Bass.
—Hola, Archibald. ¿Eres tú? —se acerca Carter.
—Baizen, amigo. Te volviste rebelde —Nate lo saluda entusiasmado.
—Y vivo para contarlo —sus ojos recaen sobre mí —. Hola, Mack. ¿Cómo estás? Te ves muy bien.
—Gracias, aunque no puedo decir lo mismo — el sonríe coqueto —. Muy bien. Yo me voy.
—¿Tan pronto? —pregunta Carter —. Creí que te ibas a quedar.
Chuck me mira como diciendo "¿qué está pasando entre ustedes dos?"
—No suelo hacer obras de caridad. Mi presencia aquí vale mucho —Carter se ríe y me echa una miradita rápida.
—¿Podemos vernos luego? Así podremos recuperar un poco del tiempo perdido.
—Quizás pueda hacer un campo en mi agenda —sonrio coqueta.
—Será tu primera obra de caridad después de —se ponen a pensar —. ¿Mucho tiempo?
Entiendo la referencia.
—Si, se podría decir que si —esta vez, soy yo la que lo mira de abajo para arriba.
—¿Me regalas tu número? Así nos ponemos en contacto para salir.
—Encantada —cuando iba a dárselo. Chuck me agarra y me va sacando.
—Tu te tienes que ir ya —dice y me sigue empujando.
—¡Nate! Hazme el favor, ¿quieres? —grito antes de que Chuck me saque por completo de la habitación.
Creí que me iba a cerrar la puerta en la cara. Pero al contrario, cierra la puerta después de salir él también.
—¿Qué carajos fue eso?
—¿Qué fue qué? —me hago la inocente —. Solo estaba hablando con un viejo amigo.
—¿Amigo? ¿Desde cuándo eres amiga de ese?
Me río.
—¿Me estás montando una escena de celos, Charles? —el bufa y niega —. Debo admitir que me da ternura.
—¿Te lo follaste? —pregunta de repente y quedó congelada.
—¡No!...bueno...sí —confieso.
—Increíble, ya eres una pequeña versión mía —ruedo mis ojos —. Siempre supe que esa historia de que eras virgen era mentira —sonríe orgulloso —. Bienvenida al club.
—Eres un asco, ¿ya te lo dije? —me acomodo el bolso en el hombro —. Aunque me gustan tus celos de hermano.
—Eso quisieras.
Me voy sonriendo divertida por Chuck.
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¿Había una sonrisa en los labios de B? Atención para ella para variar y S ayudó a conseguirla. Creo que los milagros si pueden pasar.
Tal parece que M se la pasó bien el rato que estuvo en el Fin de Semana Perdido. ¿Por qué será? O mejor dicho...¿Por quién?
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El día había pasado y los chicos seguían con el Fin de Semana Perdido y no sé qué están haciendo las chicas, además no quiero interferir en su reconciliación.
Así que aquí me encuentro, caminando por las calles de New York entrando a cuánta tienda vea algo bonito. Así lleno mi vacío emocional y lo sola que estoy. El lado bueno de la fortuna de mis padres.
Estoy apunto de entrar a mi cafetería favorita para comer algo que me muero de hambre.
—Una chica tan bonita no debería vagar sola por las calles de New York —me habla una voz masculina detrás mío.
Me volteo y veo que es el chico de la fiesta Kiss In The Lips. Con el que estuve bailando, y al que estuve apunto de besar.
El alcohol me descontrola, pero mis ojos no me traicionan. Si que es guapo.
—¿Me estás siguiendo?
—No, andaba por aquí y te ví. Así que pensé en venir a acompañarte —sonríe.
—¿Quién dijo qué quiero compañía? —él se ríe.
—Eres igual a como me dijeron que eras —comenta y yo no entiendo —. Pero no me doy por vencido tan fácil.
—Te estás imaginando todo un juego cuando no se nada de tí. Eso es raro.
—¿Qué te parece si te invito a algo y te cuento todo lo que quieras saber de mí?
Me quedo viendolo de arriba abajo. Tiene algo que me llama la atención, quizás pueda darle una oportunidad.
—No suelo salir con mis ligues de una noche.
—Puedes hacer una excepción por hoy —se acerca y abre la puerta del café —. ¿Qué dices?
Suspiró. Bien, solo por esta vez.
—Aceptare, solo porque tengo hambre.
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Nótese: M es vista con su desconocido en una cafetería charlando amistosamente. ¿No fué hace un día que la vimos coqueteando descaradamente con Carter Baizen? Está chica está imparable.
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Sorprendentemente estaba pasándola bien con Derek. Si, así se llama. Me contó un poco sobre él y yo también le conté un poco sobre mí. Era interesante hablar con él, y es chistoso. No me he reído tanto con alguien como lo he hecho hoy con él.
Mi celular vibra y lo toma para ver que es. Es Nate, siempre tan inoportuno.
Mensaje de Archi:
Andy, ¿estás ocupada?
Mensaje para Archi:
Emm...un poco.
¿Por qué?
Mensaje de Archi:
Necesito un favor.
Mensaje para Archi:
¿Qué tipo de favor?
Mensaje de Archi:
Ven al Cinco Estrellas en Queens. Aquí te explico bien.
Mensaje para Archi:
De acuerdo, voy en camino.
—Escucha tengo que irme —recojo mi cartera y bolsas.
—¿Tan pronto?
—Si, uno de mis amigos me necesita —sacó dinero de la cartera —. Toma, es para que pagues.
—No te preocupes por eso. Yo invito —le sonrió —. ¿Me darías tu número?
—Eso tendrás que ganartelo —le digo antes de irme y coger un taxi.
Llegó a dónde Nate me dijo. Digo que vengo a ver a un amigo y me dejan entrar. Veo a Nate con Carter y otros tipos y no entiendo un carajo.
—¿Nate? —lo llamó.
—Mack que bueno que llegas. ¿Te nos unes? —habla Carter.
—No gracias, no me gusta el póker —tengo experiencia en jugar a esto con gente que no conoces. Siempre te estafan —. ¿Qué se supone qué es esto, Nathaniel?
—Necesito que me prestes diez mil —suelta directo.
—¿Perdona?
—Escucha, te los devolveré luego de salir de aquí.
—¿Qué pasó con tu plata? ¿Cuánto llevas jugando?
—Horas y me he quedado sin nada.
Ruedo mis ojos.
—¿No se te hace coherente abandonar que pedirme díez mil prestados? —hablo con obviedad.
—Es que ya los aposté.
No puede ser más idiota.
—De acuerdo te los daré —suspiro —. Pero está será la última partida.
—La amiga paga, claro —se burla Carter.
Analizó lo que está pasando. Las miradas entre Carter y estos hombres...Ahora comprendo.
—Un momento. ¿Tú estás con ellos? —al parece Nate también. Carter no dice nada y Nate se le va encima —. ¿Tú me engañaste?
Separan a Nate de Carter y me agarran a mi también de los brazos sin poder movilizarme.
—Solo dales el dinero —me mira Carter —. Ya dijiste que se lo ibas a dar. El dinero no es nada para tí. O tendrás que pagar de otra forma.
Siento donde me tiran contra la pared y uno de los tipos viene acercándose sigilosamente hacia mi con una cara de perversión.
—Ni se te ocurra tocarla —gritó Nate.
Siento las manos de ese tipo recorrerme el cuerpo. Agarra mis manos y separa mis piernas con sus pies para que no pueda hacerle daño. Su asqueroso boca cada vez está más cerca de la mía y muevo mi cara de lado a lado para que no pueda besarme.
—Solo trato de ayudar.
—Sí, eres un gran amigo —aparece Chuck.
—¿Quién te dejó entrar, Bass?
—Me hizo trampa —le explica Nate.
—Nadie te obligó. El perdió limpiamente —se excusa Carter —. Si no les das el dinero ahora, voy a decirles dónde vives y se lo cobrarán a tu papi. ¿Qué te parece?
—Ya dije que se los iba a dar, ¡así que quitenme a este viejo asqueroso de encima! —me enojó tratando de sacarme.
—No —se mete Chuck —. Tienes mi reloj y mi pelota. Quédatelos. Encárgate de ellos. No llamaré a la policía y nos iremos de aquí.
—Ya dejenlos. Yo lo arreglo.
Nos sueltan y Chuck se adelanta a agarrarme del brazo alejándome de ese hombre.
—¿Estás bien? —Nate pregunta abrazándome.
—¿Te llamo luego, Mack? —escucho a Carter y la sangre me hierve —. ya sabes para recordar viejos tiempos en la cama de tu suite.
Me acerco a él y le encestó un puñetazo con todas mis fuerzas. No puedo creer que me acosté con semejante basura.
—Si te vuelves a aparecer por aquí te ganarás algo peor que éso.
Luego de un rato llegamos a la suite de Chuck. Nate comienza a teclear en la computadora.
—Voy a transferir el dinero. Esperó que el capitán no lo noté antes de que pueda reponerlo.
—Nate, yo puedo pagarle el dinero a Chuck.
—No tienes que pagarme. Valió cada centavo no volver a ver a ese sujeto —voltea a verme —. Y el puñetazo también.
—No, yo quiero hacerlo. De verdad. Gracias —agradece Nate —. No puede estar bien.
—¿Qué pasa?
—Dice que estoy en cero.
—¿Cuenta equivocada? —comentó.
—No, no, no. Algo debe estar mal. Entre a esta cuenta hace un mes y decía que había casi doscientos mil.
Nate se pone a llamar a alguien por el teléfono para que le explique lo de la cuenta.
—Espero que hayas aprendido tu lección con esa rata de Baizen —me dice Chuck.
—Hablas como si yo hubiera ido a jugar también.
—Lo digo para que no andes de arrastrada si lo vuelves a ver antes de que se vaya.
—No te preocupes, Bass. Para eso te tengo a ti y a tus celos de hermano — me acuesto en su hombro.
—¿No lo vas a superar, cierto?
—¿Así qué lo estás admitiendo? —lo miró emocionada y lo que hace es ponerme una almohada en la cara.
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De última hora: C salva a M de una posible y traumática tragedia. Luego de la tormenta, N y C cuidan de su pequeña amiga.
S y B comenten un crimen de moda. ¿A quién no le gusta vengarse? Y más si es para vengarte de quien te lastimó.
Todos sabemos que no podemos elegir a nuestra familia. Pero puedes elegir a tus amigos y en un mundo dominado por dinastías y cuentas de banco, es bueno tener amigos.
Y aunque una mejor amiga pueda volverte loca...no hay duda de que todas seríamos menos ricas sin ellas.
¿Y Serena y Blair? ¿Chuck, Nate y Mackenzie? Son más amigos que nunca.
No, no es una lágrima en mi ojo, es alergia. Sin ustedes, yo no soy nada.
XOXO Gossip Girl.
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Notita:
Esperó les esté gustado y lamento demorar tanto con la actualización.
No olviden votar y comentar, se los agradecería muchísimo y me haría muy feliz.
Con amor, Fey
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