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57. ¿Qué es una diadema?





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Tras aquel parto lleno de emociones y dolores, Nymphadora por fin logró descansar. El pequeño Teddy se encuentra en la cuna, rodeado de almohadas que con magia lo protegen y le dan el calor necesario.

Remus y Adhara se encuentra mirándolo con ternura y amor.

—Es tan pequeño —susurró Adhara sonriendo, sin poder creer que en realidad aquel bebé que se encuentra descansando es su sobrino.

—Tan lindo —dijo en voz baja Remus con lágrimas en sus ojos.

Adhara le dedicó una sonrisa, pasó una mano por la espalda del hombre en muestra de apoyo y recargo su cabeza en su hombro, mientras Remus tomaba con fuerza el brazo de la chica.

—Gracias —susurró—. Por hacerme entrar en razón —agregó.

—¿Ves como si valía la pena que te quedarás con mi hermana? —habló un tanto burlona Adhara, y feliz de que todo valiera la pena.

—Sí —susurró sonriendo—. Solo que estoy nervioso —admitió—. La última vez que vi un bebé así de pequeño... bueno, fue Harry —recordó.

—Descuida, Remus; ya te lo dije, serás un gran papá —le animo.

Tomó aire antes de hablar—. Pero... soy un hombre lobo, ¿cómo crees que lo tome cuando crezca? —preguntó con nerviosismo.

—Teddy te amara con todo y tu pequeño problema peludo —aseguró. Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de Remus—. Aparte, todos le haremos saber que eres un gran hombre y siempre lo has sido. Tu no te preocupes, Teddy se dará cuenta y estará muy orgulloso de ser tu hijo.

—Eso espero —admitió sonriendo un poco tímido.

—A ustedes no les para la boca.

Ambos se giraron para ver a Nymphadora tratando de sentarse.

—Amor, descansa —pidió Remus acercándose a ella.

—Dos horas son suficientes, ¿no crees? Quiero a mi bodoque —Adhara soltó una risita por el apodo que le dio su hermana a Teddy y sonrió al verla estirar su brazos, pidiendo a Teddy.

—Primero debes tomar el baño, después tendrás a tu bodoque —le dijo Adhara cruzándose de brazos.

—Uy si, un baño me vendría muy bien —admitió sentándose.

—Prepararé la bañera —informó Remus besando con ternura la frente de Nymphadora.

Una vez que las dos hermanas quedaron solas, Nymphadora le hizo señas para que se acercara.

—Adhara...

—¿Sí?

Tomó su mano y la acarició para observar a la mujer que tenía frente a ella. Nymphadora había visto crecer a Adhara y estaba realmente orgullosa de su hermanita, quien había no solo físicamente, sino también mentalmente.

—Remus y yo... —comenzó con una pequeña sonrisa—. Bueno, hemos decidido que nos gustaría que fueses no sólo su tía, digo, no es como si tuviéramos opción —murmuro, provocando que Adhara soltara una risita—, sino también madrina de Teddy —los ojos de Adhara se abrieron y se cristalizaron al escucharla decir eso—. ¿Qué piensas? —preguntó Nymphadora.

—Me encantaría —respondió asintiendo con su cabeza—. Dora, sería un honor —admitió emocionada.

Ambas hermanas se abrazaron soltando un par de lágrimas, mientras reían al sentirse tan patéticas por llorar.

—Queremos que tú y Harry sean los padrinos de Teddy —Adhara sollozó y miró a Nymphadora sin poder creerle—. Si algo nos pasa...

—Cierra el pico —la interrumpió—. Nymphadora, nada malo les pasará —aseguró acariciando la mano de su hermana.

—Pero —agregó cerrando sus ojos—. En las guerras se pierden vidas.

—Basta —habló con un hilo de voz.

—Solo promételo —pidió Nymphadora—. Si algo me pasa a mi y a Remus; si algo me llega a pasar a mi...

—A Teddy nunca le faltará nada —aseguró Adhara—. Ahora tu promete que siempre le hablaras a Teddy de mi, sí algo me llega a pasar.

Nymphadora sonrió con tristeza—. Te prometo que nunca permitiré que algo te pase —susurró—, pero si te hace sentir mejor, sí, Teddy siempre sabrá de ti —concluyó.

—La bañera esta lista —informó Remus apareciendo nuevamente en el cuarto.

Adhara se paro de un brinco y sin poder contenerse corrió hacia Remus para darle un fuerte. Un tanto sorprendido por la reacción de la chica, miró a su esposa en busca de repuesta, sin embargo, respondió aquel abrazo.

—Prometo cuidar a Teddy con mi vida, sin importar si algo o no les llega a pasar —informó separándose de Remus—. Y, les juro que cuando él crezca lo convertiré en animago, con o sin su permiso —confesó, provocando que Remus comenzará a reír.

—Lo sé, Ad. Sé que serás una excelente madrina para Teddy —asintió varias veces con su cabeza, mostrando una gran sonrisa.

—Ayúdale a Dora, yo vigilo al pequeño bodoque —dijo con emoción y ternura, mientras camina a la cuna para ver a Teddy.

Sin más, con cuidado Remus ayudó a su esposa hasta guiarla al baño, Adhara asomó su cabeza por la cuna para ver cómo el pequeño descansaba plácidamente, y estiró su mano para acariciar su abundante cabello.


...


Nymphadora y Adhara se encontraban juntas en la cama de la habitación de la menor, en medio de ellas, se encuentra el pequeño Teddy con su cabello azul eléctrico luciendo adormilado. Ambas hermanas, se encuentran admirando al pequeño bebé mientras hablan en voz baja acerca del nuevo integrante de la familia.

—¿Crees que sea igual de torpe que tú? —preguntó Adhara comiendo un poco de chocolate.

—Espero que no. Le traerá muchos problemas —admitió Nymphadora arrullando al bebé, quien tiene su cabeza pegada en el pecho de su madre, pero sus ojos azules permanecen abiertos, mirando de vez en cuando a Adhara y luego a Nymphadora.

Su bebé tiene tan solo sietes días de nacido y es el bebé más hermoso que han visto los ojos de Adhara.

Aunque en realidad, es el primer bebé que conoce.

Adhara tomó una de las fotos donde sale junto con Harry, Hermione y Ron. Ginny se las tomó en una de sus reuniones del ED. Ella puso la fotografía frente a Teddy, el babé abrió sus ojos adormilados y abrió su boca, salió un poco de baba y Nymphadora la limpio.

—Mira Teddy, ellos son Hermione y Ron —dijo señalando a la castaña, que tiene uno de sus brazos alrededor de la espalda de Ron, quien está riendo por la foto—. Puedes llamarles tía Herms y tío Ron, aunque no lo sean de verdad —susurró con una sonrisa, mirando a Teddy, quien claramente no dijo nada, cosa que Adhara sabía ya que es solo un bebé—. Aquí estoy yo juntó con tu tío Harry —señalo ahora al pelinegro que está mirando a la cámara con una gran sonrisa, mientras que Adhara está llevando un mechón de cabello detrás de su oreja—. Digo, él tampoco es tu tío, es tu padrino de hecho, pero bueno, solía ser mi novio —le explicó. Nymphadora miró con ternura a su hermanita—, aunque estoy segura de que cuando todo esto termino vamos a regresar nuevamente por que nos amamos mucho, mucho —aclaró mas para ella que para Teddy, quien cerró sus ojos arrugándose con la voz de su tía—. Y ya te vas a dormir porque solo duermes, comes y haces del baño.

Nymphadora soltó una risita y beso la frente de su hijo con amor—. Adhara —ella dejo de ver la foto para ver a la metamorfomaga—, lo que hablamos hace unos días...

—¿Qué? —preguntó curiosa.

—Sí algo me pasa... si algo me pasa... prométeme que cuidaras bien a mi bebé —susurró con ojos cristalizados.

—Dora, no digas eso —murmuró tomando su mano—. Nada te pasará, ni a ti o a Remus —le aseguró, sin siquiera saberlo.

—Es una guerra, Adhara —comentó bastante tranquila—. Tienes que saber que todo esto que hago, lo que hacemos Remus y yo... nosotros queremos que nuestro hijo crezca en un mundo que valga la pena —acarició el cabello de Teddy, el cual tomó un color rosa su cabello y sonrió con ternura—. Quiero que sea feliz y si... si me llega a pasar algo, prométeme que lo cuidaras —Adhara asintió sintiendo sus ojos arder—. Prométeme que le hablaras de mí.

—Oh, cállate —negó tayando sus ojos—. No te perderé, ni Teddy te perderá —aseguró.

—Es solo... por si las dudas —murmuró Nymphadora—. Ya sabes que Harry está en Londres, lo vieron en Gringotts —Adhara asintió viendo a Teddy, recordando cómo Remus había llegado con aquella noticia que le había provocado un revuelco en su estómago—. ¿Qué si todo ya está por acabar?

—Acabará todo pronto —aseguró Adhara—. Pero estaremos juntas —agregó—. Y estarás con Teddy y con Remus —prosiguió—. Serán unos increíbles padres —Nymphadora beso la mano de su hermanita dedicándole una sonrisa.

—Te amo, mucho —Adhara trago saliva y asintió con su cabeza.

Ambas hermanas no suelen decirse lo mucho que se aman, ya que preferían demostrarlo, sin embargo, el hecho de que lo dijera, provocaba ciertos nervios en Adhara, ya que aunque no había necesidad de decirlo, sentían el deseo de decírselo.

—Yo también te amo, Dora.

Adhara miró a su hermana, Teddy ya estaba roncando en los brazos de su madre, tan tranquilo, sin saber lo que sucede fuera de su casa, lo que atormenta a sus familias; sin saber, que en realidad ese sería de los pocos momentos de paz que su madre y su tía podían compartir.


...


Adhara estaba preparándose para vigilar los alrededores de la cabaña de Remus. Desde que Teddy había nacido, eran mucho más cuidadosos, incluso algunos miembros de la orden vigilaban el hogar Lupin, tal como lo hacían Juniper, Kingsley y en algunas ocasiones Arthur Weasley.

Colocó una chaqueta de mezclilla debido a que la presencia de los dementores en el pueblo hacía del lugar más frío, cuando entonces, su pierna comenzó a quemarle.

Con rapidez logró sacar el pequeño galeón falso y sus ojos se abrieron de golpe al leer lo que decía.

—¡Mamá! —exclamó Adhara.

Salió de la habitación y corrió hacia la sala, donde Andrómeda se encontraba leyendo.

—¡Tengo que ir a Hogwarts! —le dijo antes de que Andromeda pudiese preguntarle qué sucedía.

—¿Qué? Pero...

—¡Harry está ahí! —continuó—. ¡Te amo, regresaré pronto!

Beso la frente de su madre con amor y sin dejarle decir algo, salió de la casa para utilizar de la aparición y llegar a Cabeza de Puerco.

—¡Adhara! —le llamaron tres voces al mismo tiempo.

Se abrazó de los gemelos Weasley y de Ginny, a quienes había extrañado demasiado. Aberforth comenzó a maldecir diciendo que su bar no es ninguna estación de trenes, pero el grupo le ignoró y siguiendo las indicaciones de Nigel lograron pasar por el túnel secreto que guía hacia la sala de menesteres.

Su corazón latió con rapidez al ver que el trío de los Gryffindor más raros que había conocido se encontraban ahí y sonrió a Harry.

El joven que estaba bastante confundido de ver a los miembros del ED quedó paralizado. Una sonrisa pequeña se formó en su rostro y sus ojos brillaron como nunca antes Adhara los había visto.

—Hola, Harry —susurró sonriendo.

—Hola, Adhara —respondió con la piel erizada.

—Bien, ¿cuál es el plan? —preguntó George, interrumpiendo aquel reencuentro.

—¿Plan? No hay ningún plan —dijo Harry negando, y algo alterado.

—Siempre he dicho que lo improvisado sale mejor —aseguró Fred sonriendo.

—¡Detengan todo esto! —exclamó Harry—. ¿Para qué les has pedido que volvieran? Esto es una locura —dijo a Neville.

—Vamos a luchar, ¿verdad? —Dean sacó el falso galeón—. ¡El mensaje decía que Harry ha regresado y que íbamos a luchar! Aunque, tengo que conseguir una varita...

—¿No tienes varita? —preguntó Seamus.

—¿Por qué no pueden ayudarnos? —preguntó Ron a Harry.

—Niños, cálmense —les regaño Adhara a Fred y George, que ya andan gastando bromas a los que tienen más cerca.

—Vamos mamá, relájate —bromeo Fred—. Toma asiento mejor —la tomo de los hombros y la sentó en la silla, ganándose una mala mirada por parte de Harry.

—¡Escuchen! —todos quedaron en silencio para mirar a Harry, incluso los gemelos dejaron de hacer bromas—. Hay algo que debemos encontrar —informó— Algo... algo que nos ayudara a derrocar a Ya-saben-quien. Está aquí en Hogwarts, pero no sabemos dónde. Puede haber pertenecido a Ravenclaw. ¿Alguien ha oído hablar acerca de un objeto como ese? ¿Por ejemplo, alguien ha visto algún objeto que llevara su águila?

Harry miró a los Ravenclaw presentes, pero fue Luna que estaba cerca de Adhara quien hablo.

—Bueno, está su diadema perdida. Te hable sobre ello, ¿recuerdas Harry? ¿La diadema perdida de Ravenclaw? La que papá estaba tratando de duplicar.

—Sí, pero la diadema perdida —dijo Michael Corner, poniendo los ojos en blanco—, está perdida, Luna. Es lo malo.

—¿Cuándo se perdió? —preguntó Harry.

—Dicen que hace siglos —respondió Cho—. El Profesor Flitwick dice que la diadema se desvaneció junto con la misma Ravenclaw. La gente la ha buscado, pero —miro a sus compañeros de Ravenclaw—. Nadie ha encontrado ni rastro de ella, ¿verdad?

—¿Qué es una diadema? —preguntó Ron—. ¿Cómo las que utiliza Adhara? —señalo a la chica, ella negó con su cabeza, pero fue Terry Boot el que hablo.

—No, es una especie de corona —específico—. Se supone que la de Ravenclaw tenía propiedades mágicas, acrecentaba la sabiduría del portador.

—¿Y ninguno de ustedes ha visto algo parecido? —preguntó Harry, ellos negaron.

—Si quieres hacerte una idea de cómo se supone que es la diadema, puedo llevarte a nuestra sala común y mostrártela, Harry —hablo Cho—. Ravenclaw la lleva puesta en la estatua que tenemos de ella.

—Escuchen, sé que no es una gran pista, pero voy a echarle un vistazo a la estatua, al menos para ver cómo es la diadema. Esperen aquí y manténganse a salvo.

Cho se paró emocionada y con una sonrisa, pero Adhara puso una mano en el hombro de Luna.

—No, Luna guiará a Harry, ¿verdad Luna? —habló ferozmente Adhara.

Fred y George tuvieron que contener sus risas, mientras Ginny miraba algo orgullosa a su amiga.

Ooh, sí, me gustaría —dijo Luna sonriendo, mientras asiente con su cabeza.

Harry lanzó una pequeña sonrisa a Adhara quien sonrió triunfante al ver como Cho se sentaba desilusionada.

—Yo digo que ignoremos todo lo que Harry dijo e informemos a la Orden —propuso Adhara sonriendo un poco, una vez que Harry y Luna dejaron la sala de menesteres.

—¡Sí!

—¡Es momento de hacerlo!

—¡Voldemort chupa un huevo! —todos giraron sus cabezas. Daphne estaba dando brinquitos por donde Harry y Luna habían salido—. ¡Hola! El galeón me quemo una nalga y llegue tarde, pero ¿enserio Harry esta aquí? —preguntó poniendo una gran sonrisa.

George suspiró con romanticismo antes de hablar—. Tan linda mi novia.


...


Adhara abrazo con fuerza a Remus cuando lo vio llegar, hace dos días había salido en una misión para buscar los cuerpos de los caídos y no había podido verlo. El hombre lobo se balanceo sobre las escaleras y ambos miraron a todos reunidos en la sala de menesteres. Harry no tardó en llegar, quedándose un poco sorprendido de ver a las personas ahí presentes.

—Harry, ¿qué sucede? —preguntó Remus caminando hacia él.

—Voldemort está en camino, están protegiendo la escuela. Snape ha huido... ¿qué están haciendo aquí? ¿Cómo lo han sabido?

—Enviamos un mensaje al resto del ED —dijo Fred—. No puedes esperar a que todo el mundo se pierda la diversión, Harry. Adhara propuso llamar a la Orden del Fénix y así sucesivamente.

—¿Qué haremos primero Harry? —preguntó George quien se encuentra abrazando a Daphne—. ¿Qué pasa?

—Están evacuando a los más pequeños, todo el mundo está reuniéndose en el Gran Comedor para organizarse —dijo Harry—. Vamos a luchar.

Se escucharon gritos de energía y pronto todos comenzaron a salir de la sala de menesteres, Adhara miró a Remus e hizo una mueca.

—Deberías ir a casa —le propuso la chica, peor él negó.

—No. Quedamos en que yo vendría, Dora se quedó con Teddy y tu madre —Adhara asintió y tragó saliva.

—¡Mamá tengo que quedarme! —chilló Ginny muy molesta.

—¡A no, tu eres pequeña aun!

—¡Pertenezco al Ejercito Dumbledore!

—¡Una pandilla de adolescentes! —exclamó Molly perdiendo la paciencia.

—¡Una pandilla de adolescentes que se ha enfrentado a él cuando nadie más se atrevió hacerlo! —defendió Fred.

—Oye, Adhara —susurró Remus tratando de no seguir escuchando la pelea—. Cuídate mucho, ¿sí? —ella asintió—. Y por favor, si algo...

—No, no tú también —murmuró—. Remus no te pasará nada —aseguró con firmeza y algo de rudeza.

—Pero si me llega a pasar, prométeme que le hablaras a Teddy de mi —pidió con ojos cristalizados.

—¿Qué estupideces dice, señor? Obvio le hablaré de ti —Remus sonrió por el tono usado en Adhara—. Obviamente le hablaré de ti y la increíble familia que tiene, duh.

Remus sonrío algo nostálgico y despeinó su cabello—. Sonaste como Sirius —le dijo ladeando una sonrisa.

Adhara inclinó su cabeza recordando a su tío—. Estaría aquí, ¿no?

—¿Qué dices? No, el ya estuviera afuera, peleando —ambos comenzaron a reír y ladeo una mueca triste.

Harry y Adhara encontraron sus ojos nuevamente, le sonrió un poco, tratando de relajarse, pero se encontraba bastante tensa y estaba ahorrándose las ganas de correr a besarlo por que si ella hacía eso, estaba segura de que no podría hacer más que llorar entre sus brazos, y en esos momento tenía que permaneces fuerte y dispuesta.

Un ruido les hizo salir del trance y giraron su cabeza al agujero para ver a Percy salir de ahí.

—¿He llegado tarde? ¿Ya ha iniciado? Acabo de enterarme, y-yo, yo —balbuceó Percy.

Se sintió una tensión entre los Weasley. Adhara sonrió al ver como Percy se encontraba ahí, pero Juniper rápidamente se giró para ver a Remus.

—Entonces... ¿cómo está el pequeño Teddy? —preguntó tratando de romper la tensión.

—Yo... oh sí... ¡está bien! —dijo en voz alta y algo nervioso.

Percy y los hermanos Weasley estaban mirándose con frialdad.

—Aquí, tengo una foto —gritó Lupin, sacando una fotografía de su chaqueta y enseñándosela a Juniper y a Harry, que vieron a un pequeño bebé con un penacho de un brillante pelo turquesa, agitando sus puños regordetes hacia la cámara

—Yo la tomé —dijo Adhara haciendo que ella y Harry se miraran.

—Qué lindo ahijado tengo, eh —murmuró sonriendo Harry, Adhara sintió su corazón latir con rapidez.

Fue ese momento en el que la señora Weasley rompió en llanto una vez que Percy entendió todo, Adhara sonrió ante la escena y vio como él señor Weasley se aferraba a los brazos de Percy en un fuerte abrazo.

—Bueno, hay que salir a luchar o todos los mortífagos buenos quedarán elegidos —dijo George.

Todos comenzaron a salir mientras se animaban para mantenerse con buena energía. Ginny se quedó en la sala de menesteres, pero Harry miró a todos lados en busca de sus amigos.

—¿Dónde están Hermione y Ron? —preguntó mirando a los Weasley a Adhara y a Remus.

—Fueron al baño —Harry miró a Adhara sin entenderle, ella se acercó a él para susurrarle—. Mencionaron algo para destruir a los Horrocruxes, Ron dijo que lo encontrarán en el baño.

—¿En el baño dices? —preguntó Harry confundido.

—Aja, supongo que...

—¡Adhara! ¡Harry! ¡Muévanse! —gritaron los gemelos Weasley, dando aplauso..

—Me explicas en el camino —Harry tomo la mano de Adhara, sintiendo nuevamente ese cosquilleo que hace casi más de un año no sentía, ambos comenzaron a correr hacia el Gran Comedor.

Cuando Harry Potter se dejó ver tomado de la mano de Adhara, todos gritaron emocionados. La chica vio como Theo alzaba sus puños al aire con una gran sonrisa; Pansy y Blaise se miraron, ambos confundidos, pero con notoria preocupación.

La profesora McGonagall tenía los ojos de todas las personas vivas y muertas (fantasmas) sobre ella. Muchos alumnos se veían confundidos, otros tenían su túnica de viaje y algunos aún vestían sus batas de dormir.

—... la evacuación será supervisada por el señor Filch y Madame Pomfrey. Prefectos, cuando les avise organicen a su casa y lleven a los estudiantes a su cargo de forma ordenada al punto de evacuación.

Adhara paso su mirada por todo el Gran Comedor, todos parecen estar petrificados. Harry está caminando por los bordes del comedor, tratando de encontrar a Hermione y Ron. Pero entonces, se escuchó como un banco se arrastraba y todos miraron a Ernie Macmillan y gritó—. ¿Y si queremos quedarnos a luchar?

—Si son mayores de edad pueden quedarse —dijo la profesora McGonagall.

—¿Dónde está el profesor Snape? —preguntó una de las gemelas Carrow desde la mesa de Slytherin.

—Se ha, por decirlo de forma coloquial, largado —respondió la profesora, haciendo que se escucharan grito de los alumnos de Hufflepuff, Ravenclaw y Gryffindor.

Adhara se cruzó de brazos. Miraba también entre los alumnos viendo a sus compañero de casas; Theo se ve que está susurrándole cosas a Tracey, quien se ve bastante pálida. Crabbe y Goyle también están hablando, pero Blaise y Pansy no están diciendo palabra alguna.

—Ya hemos colocado protección alrededor del castillo —informó la profesora—, pero es poco probable que aguante durante mucho tiempo si no lo reforzamos. Por tanto, debo pedirles que nos movamos rápido y con calma y que hagan que los prefectos...

Sus palabras fueron ahogadas por una voz diferente que resonó por todo el Gran Comedor. Era alta, fría y clara. No se podía decir de dónde venía. Parecía emitirse desde las mismas paredes.

—Sé que están preparándose para luchar —varios ahogaron gritos, Adhara fijó su mirada en Harry, quien permaneció estático—. Sus esfuerzos son inútiles. No pueden luchar contra mí. No quiero matarlos. Tengo un gran respeto por los profesores de Hogwarts. No quiero derramar sangre mágica. 

Hubo un silencio por todo el Gran Comedor, ese sonido que presionaba contra los tímpanos.

—Entréguenme a Harry Potter —dijo la voz de Voldemort—, y no se les hará daño. Entréguenme a Harry Potter y dejaré la escuela intacta. Entréguenme a Harry Potter y serán recompensados.

—Tienen hasta media noche.

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