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22. Adhara la comediante


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Adhara había encontrado la salvación en el ejercicio. Todas las mañanas se levantaba a las seis en punto, se vestía con ropa deportiva y caminaba al salón para ponerse a ejercitar y así estar preparada para formar parte del equipo de quidditch de Slytherin, porque oh sí, Adhara estaba muy decidida en que ella se convertiría en cazadora (y futura capitana), para poder llevar a su casa a la victoria.

Y eso funcionaba bastante bien, hasta que en un momento de aburrimiento le pidió a su hermana que le cortara el cabello.

Grave error.

Adhara vio a su hermana Nymphadora con unas tijeras, trago saliva y miro a Ginny pidiendo ayuda, pero ya era demasiado tarde, una vez que a su hermana se le decía que hacer ella tenía que hacerlo. Le iba a cortar el cabello por puro aburrimiento. Y quizá, es un grave error del cual se arrepienta en cuando vea su cabello en el piso.

—Vamos, solo es cabello —le recordó Nymphadora—. Ahora, date la vuelta —ordenó.

—Morgana, ayúdame —susurró cerrando sus ojos.

—Mira, si queda chueco un reparo debe funcionar —dijo con diversión Ginny, la metamorfomaga comenzó a reír.

—Ja, ja, muy graciosa Ginny —gruño Adhara.

Soltó un gritito en cuanto sintió como cortaban un trozo de cabello.

—¿Hasta dónde lo cortaras? —preguntó completamente arrepentida.

—Bueno, ¿me vas a dejar hacer mi trabajo? ¿O no? —Adhara jadeo.

—Tu trabajo es atrapar magos y brujas malvados, no cortar cabello —le recordó.

—Adhara, esta fue tu idea —dijo Ginny riendo.

—¡Ginevra no me recuerdes mis errores! —cerró sus ojos escuchando el sonido de las tijeras cortar su cabello.

«Vamos, es solo cabello crecerá en unos meses.»

Nymphadora estaba bastante emocionada en realidad, mientras que Ginny reía de la chica, Adhara seguía con sus ojos cerrados.

—¿Cuándo llegará Herms? —chillo haciendo una mueca.

—Se supone que hoy —informó Ginny sonriendo—. ¿Sabes algo de Harry? —ella gruño.

—No, nada —musitó—. Aun espero respuesta de la última carta, pero Dabih y Hedwig tienen un amorío, seguro debió haberse quedado con ella —dijo levantando los hombros.

—¡Ay! ¡No te muevas! ¡Te corte de más! —Adhara grito asustada—. ¡Cállate loca!

—¡Ya deja mi cabello en paz, Nymphadora! —dijo parándose de un brinco, en eso la puerta se abrió mostrando a Hermione, quien tiene una pequeña sonrisa—. ¡Oh, Herms! —chillo.

—¡Adhara! ¡Te has cortado el cabello! —exclamó su amiga—. Un poco chueco, pero te ves linda —aseguró sonriendo.

—¿Chueco? Ay no, Nymphadora arregla este desastre —gimoteo Adhara.

—Uy, miren la hora, tengo que presentarme en la reunión —Nymphadora se paró de un brinco y salió corriendo por la puerta.

—¿Orden? ¿Me explican lo que pasa? —preguntó cruzándose de brazos Hermione.

—Siéntate, Herms, esta es una larga historia —admitió suspirando Ginny.


...


Adhara miro con asco a los doxys que salían de entre los cajones, roció rápidamente cerrando sus ojos y vio de reojo a Hermione que está tosiendo debido al polvo que sacan.

—Sirius, ¿hace cuánto dices que no vivía alguien aquí? —preguntó Adhara viendo al hombre sacudir un sillón.

—Hum, como unos diez años —respondió alzando los hombros

—Qué adorable —ironizo rodando los ojos—. Y ¿cuándo dicen que vendrá Harry? —preguntó dejando un trapo sobre el mueble.

—Cuando Dumbledore crea que sea conveniente que venga...

Adhara no dijo más, siguió limpiando en silencio e ignorando los regaños que les daba la señora Weasley a los gemelos que querían quedarse con todas las criaturas que encontraban.

—¡Hedwig! ¡Dabih! —exclamó Adhara viendo su lechuza y a la de Harry llegar a volando a la sala.

Hedwig dejó caer cuatro pergaminos, Ron los repartió, uno a Sirius, otro a Hermione y el último a Adhara.

«Me han atacado unos dementores y es posible que me expulsen de Hogwarts. Quiero saber qué está pasando y cuándo voy a poder salir de aquí.»

Adhara soltó un grito, pero no fue la única, Hermione también había gritado, ambas miraron a Sirius que tiene su mirada perdida en el pergamino.

—¿Qué? —preguntó Ginny.

Pronto, Sirius salió rápidamente de la sala al escuchar voces y gritos en el comedor, Ron, Hermione y Adhara intercambiaron miradas y salieron corriendo para encontrarse a miembros de la Orden del Fénix debatir esa información.

—¡Dementores! ¡Esto es una barbaridad! —exclamó Kingsley, los tres amigos se miraron un poco asustados.

—¿Una barbaridad? —sus ojos se abrieron al ver a Dumbledore, que se ve furioso—. No Kingsley, esto es un plan para dañar a Potter, para darlo por loco, pero ellos me van a escuchar y lo van a hacer muy bien —dijo con voz amarga y gruesa—. Arthur, mándale una carta al chico y que no salga de su casa —el señor pelirrojo asintió y corrió a escribir la carta—. Y mientras tanto, Kingsley ve al ministerio, dile a ministro que... —pero Dumbledore no hablo, porque su mirada vagó hasta los amigos de Harry.

—¡Muchachitos! ¡A su habitación! ¡Ahora! —exclamó Molly.

—Queremos saber cómo está Harry —hablo rápidamente Adhara.

—Él estará bien —repuso Dumbledore.

—No lo expulsaran, ¿verdad? No pueden expulsarlo, él-él se estaba defendiendo —dijo Ron.

—Sobre mi cadáver lo expulsaran de Hogwarts —anunció el director, los tres se miraron un poco asustados por el tono de voz de Dumbledore.

—Ahora, ¡arriba! —ordeno Molly aplaudiendo.

—No le digan nada a Harry —les recordó el director.

Los tres salieron del comedor y las puertas se cerraron dejándolos fuera de la conversación, ninguno dijo nada, Adhara gruño y se cruzó de brazos.

—No decirle nada a Harry, son estupideces, Harry debe de saber todo esto —vocifero dando una patada al suelo cual niña malcriada.

—Sí, pero ya escuchaste a Dumbledore —musitó Hermione.

«Dumbledore no está pensando realmente en Harry».

—Hermione, si yo fuese Harry estuviera muy confundida y molesta por no obtener respuestas —sin más, la joven se dio la vuelta y caminó hacia la habitación que comparte con Hermione y Ginny con sus brazos cruzados y sus mejillas infladas.


...


Nymphadora le había comentado a Adhara que Harry llegaría esa misma noche al cuartel, ya que la Orden había creado una escaramuza que haría que el joven llegará sano y salvo con ellos; puesto que, desde que Harry realizó el encantamiento patronus frente a su primo muggle (y siendo menor de edad) el ministerio lo vigilaba, por ende, él tenía prohibido salir de la casa de sus horribles tíos, ya que todos en la orden estaban seguros de que detrás de todo esto había un mago tenebroso involucrado en lo sucedido.

—¿A qué hora llegará Harry? —preguntó Adhara mirando a Sirius que está escribiendo en un pergamino.

—Tomando en cuenta que salieron hace media hora... no deben tardar más de una hora en llegar —informó Sirius.

—Bien, por cierto, ¿qué haces tío? —preguntó curiosa.

—Ya sabes, consejos de un animago a una futura animaga —una gran sonrisa se formó en el rostro de Adhara—. Por cierto, ¿mi ahijado ya sabe que estás enamorado de él? —las mejillas de Adhara se pusieron rojas.

—¿Qué? No estoy enamorada de él —murmuró nerviosa.

Sirius soltó una carcajada sin importar que el cuadro de su madre podría ponerse a gritar en cualquier momento. El hombre se retorció en el asiento y apretó su estómago con diversión.

—¡Adhara, lo amas! —dijo limpiando lágrimas de sus ojos con una sonrisa.

—No lo amo —negó rápidamente—. No da risa, basta, tío —gruñó haciendo que Sirius riera aún más.

A veces, Sirius se comporta de manera muy infantil cuando no está en su papel de hombre protector.

—Ay, mi querida Adhara... si tan solo te dieras cuenta —negó con una sonrisa, Adhara puso los ojos en blanco.

—No tengo que darme cuenta de nada, tomaré una ducha y trataré de ahogarme con el agua —informó caminando rápidamente hacia su habitación que comparte con Hermione y Ginny.

—¿Sirius era el que se estaba riendo? —preguntó divertida Ginny y cerrando su revista de quidditch.

—Sí —bufó Adhara.

—Cuéntanos el chiste —pidió Hermione un poco divertida al ver el ceño fruncido de Adhara.

—Bueno, se río porque le dije que no me gusta Harry —Hermione y Ginny se miraron.

Ambas comenzaron a reír.

—¡Lo amas! —exclamó Ginny soltando una carcajada.

Las mejillas de Adhara se inflaron—. No lo hago —gruño.

Camino a su baúl y tomó ropa que ya tenía lista—. Ahora, si me disculpan, iré a tomar una ducha —sin más, la joven dejó a las dos chicas riendo en media de la habitación.

Un tanto indignada y confundida, entro al baño y tras vigilar que no hubiese ningún animal o criatura peligrosa, giro la llave del agua y se adentró a la bañera.

—¿Gustarme Harry? —susurró cerrando sus ojos y tallando sus ojos—. No, no me gusta Harry —negó nuevamente.

Pero sintió una punzada en su pecho y se abrazó a sí misma.

—Mierda, sí me gusta Harry —miró el envase de shampoo y cerró sus ojos con fuerza—. Ya no te gusta Harry, ya no te gusta Harry —se repetía una y otra vez—. Cuando abras tus ojos, Harry ya no te gustara —susurró.

Ella abrió sus ojos mirando la pared del baño y suspiro bajando la cabeza y sintiendo las gotas de agua mojar toda su cabeza.

—Claro que te gusta Harry, si serás imbécil Adhara Tonks, enamorarte de tu amigo —comenzó a maldecir a lo bajo mientras masajea su cabeza con el shampoo.

¿Cómo es posible que se hubiese enamorado de él? ¿Cómo por qué eso sucedió? Para empezar, ¿por qué rayos se había enamorado? Es más, ¿cómo es que uno sabe cuándo está enamorado? ¿Acaso hay un libro que te dice como darse cuenta cuando uno está enamorado? Negó varias veces y alzó su cabeza dejando que toda el agua cayera en su rostro tratando de ahogar esos pensamientos.

Se sentía una estúpida, pero al final de cuentas, es demasiado joven y es normal enamorarse.

¡Sí! ¡Claro! Es bastante normal enamorarse, quizá dentro de tres meses se le olvide y termine saliendo con alguien más como... como Pucey, por ejemplo, quien no es un mal partido ya que le gusta el quidditch y es guapo.

Sí, sí claro.

Oh, pero a Harry también le gusta el quidditch y aparte, Harry es mucho más guapo que Pucey.

«¡Adhara deja de pensar en hombres!»

Comenzó a darse golpes y bofetadas mentalmente, ella no se golpearía su rostro por nada del mundo, esto por dos motivos: el primero, no está demente como para hacer tal tontería; el segundo, es demasiada linda como para arruinar su rostro con algún morete.

Y mientras Adhara se maldecía por estar comportándose como una adolescente, nunca se dio cuenta de los gritos que provenían del piso de arriba, exactamente, gritos por parte de Harry completamente molesto por que sus amigos no se habían dignado a decirle más de lo que debían.

No tardó mucho en salir y cambiarse con la ropa que había elegido, unos jeans de mezclilla con una blusa de tirantes negra ceñida al cuerpo y una franela de cuadros amarillos que le había quitado a su hermana. Comenzó a secar su cabello y pisando de puntitas el suelo (porque estaba descalza y le daba asco el saber que había criaturas por ahí que pudieron haber tomado el piso como lugar para dejar sus heces) regreso a su habitación que comparte con Hermione y Ginny.

Se colocó sus pantuflas verdes que tienen forma de serpiente (regalo por parte de Blaise en su tercer año) y empezó a rebuscar entre los cajones su diadema dorada, ya que a pesar de que su cabello es corto, se ha vuelto un poco más rebelde.

Puso sus manos en sus caderas y cerró sus ojos tratando de recordar dónde la había dejado.

Si bien, ayer por la noche la traía puesta durante la cena, entonces, Hermione, Adhara y Ron subieron a la habitación del ultimo mencionado para ponerse a platicar de Harry y todo lo que estaba sucediendo.

Un tanto estresada, Adhara había dejado la diadema en una cama, porque pensaba que le estaba asfixiando el cerebro.

Así que sin pensarlo dos veces salió de la habitación y subió los escalones de dos en dos hasta llegar al segundo piso, donde camino por el estrecho pasillo y sin tocar la puerta la abrió.

—¿Ronald has visto mi diadema? —ella ni siquiera se dio cuenta de que en la habitación había un chico más.

—¿Por qué rayos estaría tu diadema aquí? —preguntó confundido—. ¿Qué es una diadema?

Adhara gruño y comenzó a buscar en el tocador—. Una cosa que va en la cabeza, ayer me la quite aquí porque no me dejaba pensar —se dio la vuelta cruzándose de brazos y sus ojos se abrieron.

Harry estaba ahí, sentado en la cama.

Pero al ver a Adhara girarse, se paró lentamente y sonrió un poco.

—¡Harry! —chillo con emoción.

Ella corrió hacia el chico y se colgó del cuello de Harry para darle un fuerte, cálido y amoroso abrazo.

—Hola Ad —susurró sobre su oído provocando que toda su piel se erizara.

—¿Cómo estás? —acaricio el cabello de Harry separándose un poco, él cerro sus ojos y se relajó ante aquel tacto.

Todo el coraje que sentía Harry había desaparecido ante aquel simple tacto por parte de Adhara.

—Hum, bien, supongo —murmuró, Ad hizo una mueca.

—Toda ira mejor, te lo prometo —susurró.

—Hum, hum, ¿se van a besar? —ambos se separaron para ver a Ginny en la puerta con una sonrisa traviesa.

—¿Tantos líquidos te han lavado el cerebro Ginevra? —preguntó Adhara tratando de esconder su sonrojo.

Ron y Hermione tuvieron que reprimir risas.

—En realidad, sí —respondió alzando los hombros—. Mamá dice que la cena ya está lista, así que vamos —ella puso su mejor sonrisa y los dejó solos.

—Harry, sabemos que estás enojado con nosotros —musitó Ron—. Pero créeme que queríamos contarte —Hermione asintió.

—Todo es culpa del viejo —farfulló Adhara, Ron trato de no reír.

—Sí, fue imposible persuadir a Dumbledore —murmuró Hermione.

—Ya lo sé —dijo Harry tratando de no volver a escuchar aquel apellido.

—Bueno, hay que bajar —propuso Ron—. Muero de hambre —Adhara y Hermione rodaron los ojos.

—Que novedad —ironizó Adhara.

—Por cierto, Adhara, te ves linda con el cabello corto —admitió Harry haciendo que Adhara se sonrojara.

—¡Vaya! Te has cortado el cabello —noto Ron.

—Después de una semana lo has notado —murmuró rodando los ojos—. Mi pésame a tu futura esposa, Ronald —él abrió los ojos.

—Como si pienso tener —vaciló.

—Shh, no hay que hacer ruido —les recordó Hermione a sus amigos.

—Oh, niños, vengan —dijo la señora Weasley desde el otro extremo—. Sean cuidadosos, Ginny, ¿por qué tus manos están sucias? Ve a lavarlas, anda —ordenó la señora, y Ginny, con una sonrisa traviesa camino al baño.

—¿Por qué no podemos hacer ruido? —susurró Harry confundido.

—Por... —pero Hermione no pudo contestar porque un estruendo se escuchó.

—¡TONKS! —Adhara dio un brinco asustada mirando a la señora Weasley, solo que se relajó cuando vio que se dirigía a su hermana.

—¡Lo siento! —gimoteo—. Ese estúpido paragüero...

Pero unos gritos se hicieron presentes y detrás de una cortina, el retrato de una vieja bruja comenzó a gritarles a todos los presentes en la casa. no eran gritos de alegría, oh por supuesto que no, eran gritos de odio, de repulsión, de coraje y de locura.

Adhara cubrió sus oídos y miro el cuadro de la que sería su tía abuela Walburga, ¿cómo es posible que ella este emparentada con eso?

—¡Cállate vieja arpía! ¡Cállate! —bramo Sirius llegando dando grandes zancadas y junto con Remus, ambos lograron cerrar las cortinas.

Hubo un silencio que se hizo presente en el pasillo, Adhara vio a Harry quien miro a Sirius con confusión.

—Una disculpa por la forma en la que has conocido a mi adorable madre —ironizo el hombre de cabellos largos.

—¿Madre? —preguntó sorprendido—. Pero, ¿qué hace ella aquí? —cuestiono.

—¿Qué nadie te lo ha dicho? Esta era la casa de mis padres —explicó tranquilo—. Claro que ellos ya están muertos y ahora es mía, la he puesto como cuartel de la orden ya que es lo único que puedo hacer.

—Eso y reírte de los chistes de Adhara —le recordó Ginny llegando.

Una fugaz sonrisa se puso en el rostro de Sirius.

—Tremenda comediante —Adhara puso los ojos en blanco y Harry la miro confundido.

—¿Me perdí de algo? —preguntó sin entender—. Bueno, de mucho, pero... ¿comediante?

—Ignóralos, Harry, Sirius solo se divierta al verme molesta —gruño y paso de largo—. Black, si los dementores no te encuentran yo te entrego a ellos —murmuró con las mejillas.

—Que adorable.


Nota de autora: 

El Harry bipolar ajá 

Hasta Sirius sabe que a Adhara le gusta Harry, menos Harry 😔👊🏽 

Lots of love, Cici x

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