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12. Dragones


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El resto del día Adhara lo paso en la enfermería con Hermione, claro, no sin antes avisar a los profesores que se encontraba indispuesta como para asistir a clases; el profesor Flitwick y la profesora Sprout se habían mostrado muy comprensivos con Adhara, por lo que no tuvo muchos problemas, pero desafortunadamente no pudo librarse del castigo que le dio Snape por haber saltado su clase. 

No replicó, su jefe de casa podía ser muy tenebroso la mayor parte del tiempo, así que acepto el castigo que tendría que hacer: ordenar los ingredientes del armario de pociones el sábado, perdiéndose de su salida a Hogsmeade. 

Pero una vez que la hora de la cena había pasado, Adhara se preguntó si es que iba a ser posible su encuentro con Harry, ya que habían quedado en que le enseñaría sobre el hechizo convocador, el cual resulta realmente sencillo para  Adhara, quien tiene un gran don en encantamientos. 

Al llegar al corredor del cuarto piso se recargo en el ventanal y comenzó a juguetear con su varita, pasándola entre sus dedos y permitiendo que sacara un par de chispas. Su reloj de muñeca marcó las ocho con cuarenta y carraspeo, probablemente Harry lo había olvidado, o quizá, seguía cenando o tal vez, tal vez se había ganado un castigo por haber tenido un duelo con Malfoy.

Pensando en mil y un posibilidades Adhara se dio la vuelta, introdujo su varita en los bolsillos de su túnica y con paso firme y recto comenzó a caminar de regreso a las mazmorras, sin poder evitar sentir un poco de decepción al no haber logrado pasar un poco de tiempo con Harry. 

Y aunque ya esperaba llegar a su dormitorio para recostarse en su cama, no fue del todo así, ya que Draco la recibió con una mirada de odio y con una voz autoritaria y superior, hablo:

—Que sea la última vez que me hablas así —le apuntó con su dedo índice—, por que no olvides quien soy.

Adhara quien suele mantenerse bastante tranquila no pudo evitar molestarse, en realidad, sintió su sangre arder y frunció su ceño molesta.

—¿Y tú quién te crees para hablarme de esa forma así? 

Los pocos Slytherin que se encontraban en la sala común lanzaron miradas a los chicos que parecen estar apunto de iniciar una pelea. 

Eso no significaba nada bueno, por que mientras que Draco era algo así como un príncipe, Adhara es algo así como la esperanza a los integrantes de la casa de Salazar que tienen pensamientos diferentes a los supremacistas de Sangre Pura.

Por lo que ambos son relativamente respetados. 

—¿En serio quieras que responda? —una sonrisa burlona se formó en el rostro de Draco, se cruzó de brazos y dio un paso al frente, Adhara alzó su rostro apretando su mandíbula. 

—Mira, Malfoy —habló Adhara con voz amarga—, tú no eres absolutamente nadie para decirme que hacer o cómo actuar, ¿entendiste? —Draco achino sus ojos, inflando ligeramente sus mejillas—, así que será mejor que tengas cuidado con la forma en la que me hablas...

—¿Oh qué? —le retó—. ¿Le pedirás ayuda a San Potter? —preguntó burlón.

—Dime Draqui, ¿aún te duele el brazo que casi te arranca Buckbeak? —Draco la miro confundido, pero en un rápido movimiento, Adhara le tomó del brazo haciéndolo girar y pegando a su espalda.

Draco soltó un pequeño grito de dolor cerrando sus ojos. 

—No necesito pedirle ayuda a nadie —dijo con una pequeña sonrisa—. Así que... primito, te pido de favor que aprendas a mantener tu boca cerrada, ¿uh? 

Lo soltó haciéndolo jadear y acarició su brazo mirando con odio a la chica.

—Te arrepentiras —aseguró Draco.

Adhara rodó los ojos, llevó su mano a su pecho y de entre su túnica descubrió el collar que una vez Draco le había regalado en su cumpleaños número 12, tiro con fuerza del collar logrando quitarselo y lo arrojo a los pies de Draco.

Ese pequeño acto era como romper cualquier lazo que tuviese con Draco.  

Camino hacia los dormitorios de las chicas mientras algunos fingían no haber presenciado eso, Adhara abrió la puerta de su habitación donde encontró a Daphne escuchando música de las Brujas de Macbeth. 

—¡Hola Adhara! —saludó con emoción la rubia, pero eliminó su sonrisa al ver la expresión molesta de su amiga—. ¿Todo bien? —preguntó curiosa. 

El resto de sus compañeras que estaba hablando en una esquina giró su cabeza para ver como Adhara quitaba su uniforme con notable molestia. 

—Ahora no quiero hablar, Daphne —murmuró Adhara, viendo como Pansy la miraba curiosa—. Lo siento, mañana te explico —dijo con voz queda. 

—Descuida, ¿los dientes de Granger volvieron a ser los mismos? —preguntó en un susurró.

—Más bonitos —aseguró sonriendo un poco.

Daphne noto como Adhara guarda sus aretes en su pequeño alhajero, causándole curiosidad el ver como el pequeño soporte de plata donde cuelga su collar estaba vació. 

—Oye... ¿y tú collar? —murmuró confundida. 

—Se lo regrese a Draco —respondió mientras se coloca su bata. 

Se acostó en su cama escuchando el carraspeó sorprendido de Daphne y soltó un suspiró mientras se cubre con su sabana.

—Descansa, Daph.

—Descansa, Ad.


...


Los días para Adhara fueron bastante confusos. Mantenía una relación amor-odio con sus compañeros de casa, que no podían olvidar cómo había preferido defender a los Gryffindor antes que a Draco, sin mencionar que  también se habían enterado de cómo casi le rompe el brazo al primogénito Malfoy. 

Estaban comenzando a referirse a Adhara como traidora por cambiar su lealtad por un grupo de Gryffindors. 

Y es que no era un solo grupo de Gryffindors, eran sus amigos, se trata de Harry y a Adhara no le iba a importar cómo la llamarán, por que las estrellas le habían dicho que tenía que ayudarlo y eso haría. 

Como si fuera poco, El Profeta se había encargado de publicar la noticia del torneo de los tres magos el catorce de noviembre, en donde mencionan cosas que Harry nunca había dicho y no solo eso, sino como también había encontrado el amor Hermione Granger una muchacha de sorprendente belleza.

Harry se había encargado personalmente de asegurarle que todo era mentira.

—Te juro que ella modificó todo —musitó Harry, nervioso, mientras caminaban en dirección al Gran Comedor. 

—Yo lo sé Harry, Skeeter es una ofensa a los periodistas —respondió Adhara dedicando un pequeña sonrisa.

—¡Es que no dije nada de eso! —comentó desesperado.

Adhara tomo de su brazo—. Te creo, Harry —respondió en voz baja.

El Gryffindor soltó un suspiró pesado cerrando de sus ojos.

—Estoy perdiendo la cordura —dramatizo, haciendo que Adhara soltara una risita. 

—Vamos rayito, deja el drama de lado —pidió mientras se encaminaba a la mesa de Gryffindor. 

Hermione al verlos se paró de un brinco, camino apresuradamente y tomó a Adhara del brazo. 

—Adhara, te estaba buscando, ven conmigo —pidió rápidamente, sin siquiera dejarla replicar por que se la llevó fuera del Gran Comedor, dejando un poco confundido a Harry. 

—Herms, ¿qué ocurre? —preguntó confundida al ver como la arrastraba hacia los jardines del castillo. 

—No me gusta Harry, en serio —dijo Hermione.

Ella rodó los ojos y la miró incrédula. 

—Hermione, ¡te creo! —dijo un poco divertida—. Aparte, no es como si me importa —Hermione soltó una carcajada, que llamó la atención de algunos búlgaros que caminaban por ahí.

En especial la de cierto búlgaro famoso. 

—Sí claro —respondió aun riendo la Gryffindor. 

—De todos modos, se que te trae loca Viktor Krum —la risa de Hermione paro y miro a Adhara completamente seria—. ¡Anda! Ron va estar doblemente celoso, primero su mejor amigo entra al torneo y ahora su amiga sale con su amor platónico —Hermione le dio un golpe con su bolso, haciéndola aullar de dolor. 

—Ay, mi bracito —susurró adolorida. 

—Shh, no digas eso ni de broma —murmuró mirando al grupo de chicas que caminaba hacía los búlgaro—. ¿Entiendes que hay cientos fanaticas obsesionadas con él que me podrían matar si lo dices en voz alta? —Adhara rodó los ojos ante la exageración de su amiga. 

—Yo lo he visto mucho mirarte —murmuró, codeandole divertida. 

—No es mi tipo —respondió aferrándose a su bolso—. Solo lo buscan porque es famoso.

—Es guapo —admitió Adhara.

—Bueno, deberías salir con él —le propuso Hermione.

—No, muy misterioso —dijo levantando los hombros—. Los chicos que hay en Hogwarts no están tan mal —aseguró.

Cof, cof, Harry —Adhara rodó los ojos mientras sus mejillas tomaban un ligero color rosa. 

—Hablando de Harry deberíamos regresar con él, debe estar escondiéndose de Colin y estoy segura de que se provocaría la muerte con la tarta de melaza ya que no tiene ni idea de lo que tratará la primera prueba. 


...


El castigo no había sido tan malo después de todo, ya que Snape fingía ignorar la presencia de Adhara en el aula, quien trataba prestar atención a todos los ingredientes que hay en el armario, está segura que podrá conseguir de ahí más de un ingrediente para poder hacer la poción de animagos. 

Aunque sí fue algo decepcionante no poder salir a Hogsmeade, ya que había soñado con tomar una cerveza de mantequilla en compañía de Daphne y Theo desde hace ya unos meses. 

Y como si hubiesen leído su mente, sus amigos le hubiesen leído la mente, llegaron a la sala común con una pequeña botella.

—Cerveza de mantequilla para la Slytherin más tierna de todas —dijo Theo con una sonrisa.

—¡Hey! ¡Yo soy la más tierna! —le reprimió Daphne dándole un fuerte golpe en el brazo, haciéndolo lloriquear. 

—Sí, lo que digas —musitó Theo pestañeando varias veces, ahuyentando las lágrimas. 

—Gracias, que considerados —dijo con una sonrisa. 

El resto del día la paso en la sala común con Theo y Daphne, en una de las esquinas mientras Daphne contaba historias sobre los unicornios y le rogaba a Theo que le regalará uno por su cumpleaños; la pasaron tan bien que hasta ignoraron como Draco y su pandilla se ponia a decir cómo tenían que apoyar a Cedric, el auténtico campeón de Hogwarts. 

Por la mañana, no salió hasta el medio día de su habitación, para dirigirse hacia el corredor del cuarto piso, donde tomó asiento en el gran ventanal y comenzó a aventajar sus deberes de Astronomía, los cuales prefería hacer en ese lugar donde podía admirar el cielo claro ha estar encerrada en la biblioteca. 

La tranquilidad se esfumó en cuanto escuchó pasos rápidos y un chico de cabello azabache casi tropieza al llegar al ventanal. 

Harry está jadeando, tiene una mirada de preocupación y llevó sus manos al pecho para tratar de recuperar la respiración.

—Harry, ¿estás bien? —preguntó preocupada, cerrando de golpe su libro. 

—Dra-dragones —dijo apoyándose en el borde de la ventana, de un brinco se sentó y miró a Adhara como si estuviera esperando una respuesta. 

—¿Qué tienen? —preguntó confundida.

—La primera prueba, son dragones —dijo nuevamente.

—Oh por Salazar —susurró perpleja—. ¿Qué tienes que hacer? —Harry tomó aire antes de hablar.

—No lo sé, pero son hembras y tienen huevos —Adhara achino los ojos y miro a Harry un tanto preocupada. 

—Aún más peligrosas, están incubando... ¿no vas a tener que robar un huevo o sí? —preguntó preocupada.

—¿Cómo lo haría? —cuestiono llevando sus manos a sus mejillas. 

—Pues... —Adhara hizo una mueca, Harry la miro con desesperación y fue como si una vela hubiese iluminada a Adhara—. Volando —respondió como si fuera obvio y chasqueando sus dedos—. Eres un increíble piloto Harry, el buscador más joven que ha pisó Hogwarts en 100 años —recordó las palabras de Sir Nicholas con una sonrisa—. Ese es tu punto fuerte, aprovecharlo.

—¡No puedo tener escoba! —dijo desesperado.

—¡Harry el encantamiento convocador! —le recordó sacando su varita—. ¡Accio Saeta de Fuego de Harry!

Tardó unos segundos en llegar, pero Adhara consiguió la escoba de Harry y se la extendió con una sonrisa.

—No puedo hacerlo —negó frenéticamente su cabeza.

—¡No seas pesimista, Potter! —exclamó molesta.

Adhara se bajó de un brinco, tomo sus cosas y jalo del brazo a Harry. Entraron a un aula vacía del cuarto piso, ella escribió algo en un pergamino y tras apuntarlo con su varita y balbucear un hechizo que Harry no fue capaz de comprender se convirtió en un hermoso origami de mariposa que salió volando.

—¿Qué? —preguntó mirando a Adhara sin entender lo que estaba por suceder.

—Harry, la prueba es en dos días y no podré hacerlo sola, necesito a Hermione, le he mandado un mensaje para que nos encontremos aquí —explicó—, ahora bien, iniciemos con lo básico: ¿Qué es un encantamiento convocador?

—Eh... hum... bueno —el rasco su nuca, Adhara lo miro incrédula—. Bueno, el encantamiento convocador, ¿permite?... ehm, sí, permite que el objeto vuele o levite hacia ¿quién lo convoca? —Adhara sonrió un poco más relajada.

«No todo está perdido»

—Sí, así es Harry —asintió con su cabeza—. 10 puntos para Gryffindor —los dos comenzaron a reír y Harry logró relajarse poco.


...


Hermione no tardó en unirse en el aula del cuarto piso con Adhara y Harry, llegando en el momento donde Harry estaba comenzando a lamentarse de haber nacido y aseguraba que no iba a poder convocar ni una pluma. 

Ambas chicas tuvieron que aguantarse las ganas de golpearlo con un libro en la cabeza. 

Y aunque Harry había recibido una terapia por parte de Hermione, mientras Adhara escuchaba todo con sus brazos cruzados y asentía con su cabeza dándole la razón a la Gryffindor. 

En el aula hay varios objetos tirados en el piso, desde broches, artilugios, una libreta que no logró llegar hacia Harry, plumas que está muy cerca de  Harry y varios pergaminos enrollados. Harry se encuentra al lado de Adhara, ambos parados a cinco metros de distancia de una mesa, donde hay un gran y grueso libro que Hermione había sacado de la biblioteca. 

—¡Accio! —el libro tardó en levitar, zumbó un poco antes de llegar hacia Harry pero terminó cayendo al piso en un golpe. Él resopló y se dejó caer en la silla. 

Adhara se posó frente a él y lo tomó de la mano obligándolo a pararse.

—Venga, Harry, no te desanimes —le dijo mientras empujaba la silla para que no volviera a sentarse—. Tienes que alzar bien tu varita, ¿sí? —ella acomodó el brazo de Harry, quien se puso muy nervioso ante la cercanía de Adhara.

Hermione se enderezó en su asiento y los miró con una gran sonrisa.

—Fuerte y claro —susurró sobre su hombro, Harry la miró de reojo, tragando saliva un poco nervioso—. Convoca esa silla —pidió retrocediendo un poco y señalando la silla que se encuentra al lado de la puerta.

Harry miró a Adhara, luego a la silla. Hizo sonar su garganta sintiendo una emoción en su cuerpo y tras inhalar y exhalar un par de veces, hablo en voz alta:

—¡Accio! —la silla no tardó en elevarse y llegó hasta Harry rápidamente quien miro a Hermione y luego a Adhara perplejo—. Lo hice —susurró sin poder creerlo. 

Ambas amigas comenzaron a brincar dando gritos emocionadas. 

—¡Bien hecho, Harry! —le animo Hermione—. ¡Intenta de nuevo! —pidió.

Harry miró la habitación y apuntó a una caja algo vieja que reposaba sobre el librero.

—¡Accio! —la caja se elevó con rapidez y llegó hasta Harry quien soltó un grito de emoción—. ¡Lo tengo!

Adhara se colgó del cuello de Harry para abrazarlo con fuerza.

—¡Sabía que podías hacerlo! —dijo sonriendo Adhara—. Si sigues practicando, no solo serás capaz de atraer objetos, sino también personas.

—¿Eso es posible? —preguntó asombrado Harry.

—Claro —dijo Adhara, ella apuntó a Hermione—. ¡Accio! —como si Adhara fuese un imán, Hermione fue atraída hacia ella, quien la alcanzó a tomar antes de que cayera.

—Asombroso —susurró Harry al ver como Hermione daba golpes en el brazo de Adhara.

—Vayamos a clase, regresemos después de la cena —propuso Hermione acomodando su túnica. 

—Los veo al rato —Adhara sonrió a los Gryffindor y salió del aula dando brincos. 

—¿Ya vas a admitir que te gusta Adhara? —preguntó Hermione a Harry. 

—¿Qué? No me gusta Adhara —murmuró rápidamente—. Es mi amiga... somos consuegros.

—Merlín, ustedes dos están dementes, tal para cual.

Se reunieron más tarde nuevamente en el salón, igual que al día antes de la prueba, donde ayudaron no solo a Harry con el encantamiento convocador, sino también a hacer los deberes que tenía pendientes, por que ser campeón y estudiante de cuarto año es un poco complicado.

Harry se había encargado aparte de actualizar a sus amigas para decirles cómo es que Moody le había ayudado, quien por cierto se había sorprendió al ver cómo es que el ya estaba practicando junto con Hermione y  Adhara. 

Se volvieron a encontrar a la hora de la cena, donde comieron un par de tostadas mientras Adhara y Hermione le daban lecciones sobre el encantamiento convocador y aparte, se encargaban de estudiar a los dragones para poder conocer mejor los puntos débiles o lo largo que podían llegar a ser su llamas de fuego. 

Hermione apoyó su codo en la mesa adormilada, estaban haciendo que Harry convocará objetos a una distancia más larga, para estar completamente seguros, ya habían intentado con su túnica, la cual Adhara había puesto en fuera del salón. 

—Agradezco lo que están haciendo por mi, pero, ¿y si no funciona? Quedaré como un idiota...

—¡Harry ya eres un idiota! —le dijo Hermione molesta. 

Adhara chasqueo varias veces—. Aquí no queremos personas negativas, necesitamos buenas vibras, Harry, ¡positivismo! —le recordó.

—Ya no quiero practicar, estoy muy cansado —musitó dejándose caer en la silla. 

—Tengo sueño —murmuró bajando su cabeza.

Y pronto, Peeves entró al aula para pronto comenzar a molestar a los tres jóvenes.

—¡Lárgate Peeves! —bufó Adhara al poltergeist, que hizo que su cabello se despeinará, dejándolo esponjado.

—Una serpiente entre los leones —el fingió arrastrarse, hizo una rabieta y Hermione rodó los ojos.

—Creo que ya hemos practicado mucho —notificó Hermione—. Será mejor irnos, Peeves solo seguirá molestandonos —dijo viendo como Adhara le daba de manotazos para que se alejara de ella, pero el poltergeist ya estaba cantando.

—Traidora la llaman, traidora ella es, con alma de Hufflepuff y espíritu de Gryffindor la Slytherin es una pequeña traidora. 

Los tres salieron del aula lo más rápido posible, Hermione y Harry miraron a Adhara, quien está arreglando su cabello. 

—¿Te llevamos? —preguntó señalando la capa.

—No se preocupen, soy muy cautelosa —ella guiñó un ojo y sonrió un poco—. Harry, procura descansar, ¿sí? —él asintió un poco soltando un suspiró—. Descuida, funcionara.


...


El campo de quidditch está irreconocible. Adhara mira nerviosa mientras se encuentra al lado de Hermione y Ron, junto con el resto de los integrantes de Gryffindor, que apoyan firmemente al cuarto y más joven de los campeones. 

Claro que cuando Cedric salió (quien fue el primero de los campeones), Adhara gritó y animaba al Hufflepuff, más aun cuando atrapó el huevo de oro, por qué convertir una piedra en un perro no era algo sencillo y lo había hecho espectacular. Le aplaudió con fuerza a su amigo, ignorando como los gemelos le decían que esperaban que gritara más fuerte con Harry. 

Y después de ver como Fleur ponía en trance al dragón y de que Krum lo dejará casi ciego por lanzar la maldición de conjuntivitis, el turno de Harry llegó.

Al salir en cuanto se escuchó el cañón, todo el estadio soltó un grito apoyando al más joven campeón.

—¡Accio Saeta de Fuego! —dijo Harry con la varita bien en alto.

Tanto Hermione como Adhara están tomando sus manos con fuerza, rezandole a Merlín, Morgana, a todos los magos y poderosos y dioses que existen. Cuando entonces, a lo lejos, se pudo ver la Saeta de Fuego de Harry, haciendo a las amigas gritar emocionadas. 

—¡Miren eso! ¡El más joven de los campeones ha decidió vencerlo con un encantamiento convocador! —comentó Bagman.

—¡Vamos dragón! —gritaron los gemelos con emoción, Adhara le metió un golpe a cada uno—. ¡Vamos Harry!

Harry se elevó y descendió, pero el dragón parecía muy cómodo como para levantarse de su lugar.

—¡Cielo santo, vaya manera de volar! ¿Ha visto eso señor Krum? —vociferó Bagman, desde los gritos de la multitud.

Harry se elevó en círculos. El colacuerno seguía siempre su recorrido,girando la cabeza sobre su largo cuello. Si continuaba así, se marearía, peroera mejor no abusar o volvería a echar fuego.Harry se lanzó hacia abajo justo cuando el dragón abría la boca, pero estavez tuvo menos suerte. Esquivó las llamas, pero la cola de la bestia se alzóhacia él, y al virar a la izquierda uno de los largos pinchos le raspó el hombro.La túnica quedó desgarrada. 

—¿Qué hace? —susurró Hermione impaciente.

—Lo está distrayendo, Herms. Harry quiere que el dragón se levante para poder conseguir el huevo —respondió sin dejar de mirar a Harry. 

—¡Vamos! ¡Vamos, ven atrape! —grito burlonamente al dragón, todos estaban gritando con emoción.

La enorme bestia se alzó al fin sobre las patas traseras y extendió lascorreosas alas negras, tan anchas como las de una avioneta, y Harry se lanzóen picado.  Antes de que el dragón comprendiera lo que Harry estaba haciendo, voló con velocidad hacia el suelo en dirección a los huevos que la dragona había dejado desprotegida, soltó las manos de la saeta de fuego y tomó el huevo de oro.

—¡LO TIENE! ¡LO TIENE! —grito Adhara brincando, cuando Harry  escapó acelerando al máximo, remontando sobre las gradas, con el huevo de oro seguro bajo su brazo ileso. 

—¡Miren eso! —gritó Bagman—. ¡Miren eso! ¡Nuestro campeón más joven ha sido el primero en atrapar el huevo! ¡Esto aumenta las posibilidades de nuestro amigo, Potter!

—¡Vamos a verlo! —dijo Hermione, ella jalo a Ron—. ¡Y tu vienes con nosotras!

Adhara le dio un zape—. Imbécil —bufó rodando los ojos.

Los tres salieron corriendo rumbo a una tienda montada que habían puesto como enfermería.

—¡Harry, has estado genial! —chillo Hermione abrazándolo.

—¡Sí, Harry! Dejaste a la dragona toda confundida —le apoyó Adhara con una sonrisa y dándole un fuerte abrazo

Y aunque Harry estaba muy agradecido con Hermione y Adhara por estar ahí, él solo miraba a Ron, quien se ve un poco pálido.

—Harry —dijo Ron muy serio—, quienquiera que pusiera tu nombre en elcáliz de fuego, creo que quería matarte.

—Lo has comprendido, ¿eh? —contestó Harry fríamente—. Te ha costadotrabajo

Adhara y Hermione miraban a los amigos, mientras que la Gryffindor parecía nerviosa, la Slytherin solo esperaba verlos dándose un golpe o un zape, cualquier muestra de afecto siquiera. 

—Está bien —dijo, antes de que Ron hablara—. Olvídalo.

—No —replicó Ron—. Yo no debería haber... 

—¡Olvídalo! 

Ron le sonrió nerviosamente, y Harry le devolvió la sonrisa, ambos se unieron en un abrazo que causo ternura en Adhara, mientras que Hermione se echó a llorar. 

—No hay por que llorar —dijo rápidamente Harry. 

—No llores, Herms —pidió Harry.

—¡Es que son unos tontos! —les regaño—. E insensibles, Adhara y yo estábamos ahí tratando de arreglar todo y ¡ugh! —Adhara comenzó a reír y codeó a su amiga. 

—Dejémoslos solos, Herms, tiene mucho que decirse —Hermione dio un gritito y se fue corriendo de ahí. 

Pero Adhara se detuvo para ver Cedric.

—Hola, Ced —saludó sonriente.

—¡Adhara! Hola —él puso su mejor sonrisa—. ¿Cómo estás?

—Yo excelente. ¿Cómo te sientes? Estuviste increíble allá afuera, transformar una roca en labrador, eres un genio —las mejillas de Cedric se pusieron rosas ante el cumplido.

—Bueno, gracias —murmuró tímido—. Pero he salido lastimado...

—¡No importa! Estás entero, eso es lo importante —le dio unas palmaditas en la espalda—. Bueno, creo que debo regresar, te veré en el castillo, tenemos que hablar de juego que tendrán los Puddlemere United contra las Arpías de Holyhead.

—Obvio ganará el Puddlemere United —Adhara rodó los ojos.

—Juras, las Arpías son las mejores —ambos sonrieron y sin más salió de la tienda, llegando al lado de Harry.

—¡Harry va empatado con Krum! —le dijo Ron.

—¡Felicidades, Harry! —chillo Adhara moviendo los hombros del chico quien soltó una risita.

—Nos vemos en el castillo —le dijo Ron, Adhara ondeó su mano en forma de despedida, pero antes de que pudiese irse, Harry la detuvo tomándole de la mano.

—Ad... —la Slytherin sintió su corazón latir con rapidez al ver los brillantes ojos esmeralda de Harry.

—¿Sí?

—Gracias... por todo —murmuró un poco sonrojado, haciendo que Adhara sonriera un poco timida. 

—No te preocupes, rayito, siempre estaré ahí para ayudarte. 




Nota de autora: 

Llegué yo con un capítulo más, que me costo un riñon escribir eh

Nos leemos pronto mis hermosos girasoles

Lots of love, Cici x

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