12. hwang junho ⚠️
CHAPTER 12.
from ... squid game» one shots
❛reunion and desire❜
pareja: hwang junho x femreader
resumen: tienes una inesperada reunión con junho después de creer que estaba muerto
advertencia: smut, contenido explícito y sexo sin protección
original de: itsnesss en tumblr, yo solo me encargo de traducirlo, todos los créditos al autor original
gracias a: YUTA485 por pedir de mi hombre
La carretera se extendía interminablemente ante ti. Eras un policía, pero en ese momento, mientras conducías por esa carretera solitaria, no sentías la rigidez de tu uniforme ni el peso de tu trabajo.
Tu mente viajó al pasado, a momentos que preferirías olvidar. Habían pasado años desde que lo perdiste. Desde aquella noche en la que simplemente desapareció y nunca más supiste de él.
De repente, las luces de un coche patrulla se reflejaron en tu espejo retrovisor. El resplandor azul hizo que tu corazón saltara en tu pecho. Rápidamente, comprobaste la velocidad y confirmaste que habías ido a exceso de velocidad. Maldijiste en voz baja.
Detuviste el coche y lo estacionaste al costado de la carretera. La luz azul seguía brillando detrás de ti, pero algo te revolvió el estómago.
Te preparaste para un breve intercambio, una multa por exceso de velocidad, algo rutinario. Pero cuando se abrió la puerta del conductor y miraste hacia arriba, algo te hizo detenerte.
Allí estaba él, con uniforme de policía de tránsito.
Hwang Jun Ho.
No lo podías creer. Tu mente se quedó en blanco por un momento, como si el tiempo mismo se hubiera detenido. Él te estaba mirando, sus ojos oscuros reflejaban algo que no podías identificar. Por un momento, el aire entre ustedes dos se espesó, denso con los recuerdos de un pasado que nunca se había desvanecido por completo.
── Buenas noches ── dijo, con su voz tan grave como la recordabas, pero con un tono que no habías oído antes ── ¿Sabías que ibas a exceso de velocidad?
Tu cuerpo se tensó al instante, pero no fue por la velocidad, sino por la sorpresa.
Por la sensación de que el pasado había vuelto a golpearte con fuerza. No sabías qué decir, solo lo miraste a los ojos, buscando una señal de que lo que veías frente a ti no era más que una ilusión.
── Jun-ho… ── Susurraste, la palabra escapándose de tus labios como si no fuera tuya, como si no pudieras creer lo que estabas viendo.
Él asintió lentamente, su expresión no cambió, pero había algo en su mirada, algo que te hacía dudar de todo lo que habías creído.
¿Cómo era posible que él estuviera aquí?
── ¿No esperabas verme aquí? ── Preguntó, ahora con un tono más suave, pero con un peso de nostalgia que parecía flotar en el aire ── Pensaste que nunca volverías a verme.
Se te hizo un nudo en la garganta. Te habías preguntado tantas veces qué había sido de él. Si algún día volvería. Pero el dolor de la separación, el vacío que había dejado su desaparición, todavía estaba fresco en tu mente. Y ahora lo tenías frente a ti, vivo, real y con un uniforme que nunca habías imaginado.
No sabías si habías estado esperando este momento o temiéndolo.
── ¿Por qué... estás en tránsito? ── La pregunta se escapó casi sin querer, pero Jun Ho la interrumpió antes de que pudieras terminarla.
── Necesitaba empezar de nuevo. Cambiar de aires. ── Su voz se volvió más suave, como si las palabras que estaba diciendo tuvieran un peso demasiado grande para dejarlas ir.
Lo miraste fijamente, sin saber si podías creer sus palabras. La situación era surrealista. ¿Cómo había acabado allí? ¿Qué había sido de él desde su desaparición? La última vez que supiste de él fue cuando lo encontraron a la deriva en el océano, casi sin vida, recuperándose de todo lo que había soportado. Pero ahora estaba allí, frente a ti, como si el tiempo no hubiera pasado en absoluto.
── Pensé que habías... muerto ── La frase salió antes de que pudieras detenerla.
Jun Ho dejó escapar un suspiro, sus ojos se suavizaron por un segundo.
── Todos pensaban lo mismo ── Dijo con una leve sonrisa que no llegó a sus ojos ── Pero sobreviví. Y aquí estoy
El silencio se instaló entre los dos, pesado, lleno de preguntas no formuladas, de recuerdos no mencionados. Y en ese momento, algo dentro de ti se rompió. Algo que habías intentado contener durante tanto tiempo. La necesidad de entender qué había sucedido, de comprender cómo había sido todo.
Y más que nada, la necesidad de volver a sentirlo cerca.
── No pensé que volvería a verte ── Dijiste casi como un susurro.
Jun-ho no respondió de inmediato. En cambio, se inclinó hacia el asiento del pasajero, su rostro ahora a solo unos centímetros del tuyo. La proximidad te hizo temblar. No podías negar lo que sentías, lo que siempre habías sentido por él. La conexión que compartían, incluso después de todo lo que sucedió, era innegable.
De pronto, él se acercó más, sus labios casi rozaron los tuyos. Un escalofrío recorrió tu cuerpo al sentir su cercanía y el aire se volvió espeso. Los recuerdos, las emociones, todo lo que habías guardado en tu interior se desbordó en ese momento.
Sin pensarlo, lo besaste.
El beso fue inmediato, como si el tiempo no hubiera pasado, como si todo volviera a ser como antes. El roce de sus labios con los tuyos encendió algo dentro de ti, algo que habías mantenido apagado durante años. La chispa, el fuego que compartían, nunca se había apagado.
Las manos de Jun-ho recorrieron tu rostro, como si temiera que desaparecieras en cualquier momento. La delicadeza con la que te tocaba contrastaba con la urgencia de su beso. No importaba lo que había pasado, lo que había ocurrido en el pasado. En ese momento, solo importaba el presente.
El coche ya no parecía un espacio cerrado.
La conexión entre los dos era palpable, casi eléctrica. Te apartaste de su beso por un momento, tomando aire, pero antes de que pudieras decir nada, él se inclinó de nuevo. Esta vez, estaba más decidido, más firme.
Sus manos recorrieron tu cuello, trazando el contorno de tu piel, y un escalofrío recorrió tu cuerpo. Sentiste cómo el deseo se apoderaba de ambos, cómo la química que había quedado entre ustedes no se había desvanecido con el tiempo. Era como si nunca se hubiera ido.
── Te he extrañado mucho ── Dijo suavemente, mientras te besaba de nuevo.
Las palabras de Jun-ho hicieron que tu corazón se acelerara aún más. Sentiste como si hubieras regresado al pasado, cuando todo era más sencillo, cuando no existían las distancias, cuando ambos compartían sueños y promesas. Pero esa promesa se rompió, y ahora solo quedaban las sombras de lo que una vez fue.
La tensión en el aire iba en aumento y no podías dejar de pensar en todo lo que había pasado entre ustedes dos. Pero en ese momento, lo único que importaba era él.
Todo lo que querías era sentirlo cerca otra vez.
Jun-ho te miró a los ojos y sin mediar palabra, sus manos comenzaron a desabrochar tu uniforme. El deseo crecía con cada segundo, con cada caricia, con cada roce de su piel contra la tuya.
Te desplazaste hacia el lado del pasajero y te sentaste sobre su regazo mientras sus manos te quitaban el uniforme. Te acurrucaste contra su pecho y sentiste que sus labios besaban tus hombros mientras sus manos rozaban tu piel desnuda. El roce de sus dedos trazando tus curvas te hizo jadear.
Jun-ho te besó de nuevo, profundizando el beso y sus manos se movieron hacia la parte posterior de tu cuerpo, hacia tus nalgas. El gesto te hizo temblar y sentiste que algo dentro de ti comenzaba a ceder. La tensión que habías mantenido por tanto tiempo se estaba desvaneciendo.
Se acercó a tus oídos y susurró algo, palabras que no lograste entender, pero que parecían prometer algo más allá de ese momento. Y en lugar de esperar, sus dedos se deslizaron entre tus muslos, buscando el lugar que sabía que te volvería loca.
La caricia de sus dedos era suave, tentadora, como si estuvieran a punto de hacerte una promesa. La cercanía de su cuerpo, la proximidad de su boca sobre ti, la suavidad de sus dedos sobre ti, era como si volvieras al pasado. Todo era como si nunca se hubieran separado.
Te quedaste sin aliento cuando sus dedos encontraron el lugar. El deseo se intensificó en un instante. La excitación te había llevado a un punto del que no querías irte, y el toque de su mano sobre ti era demasiado para resistir.
Te moviste lentamente sobre su regazo, sintiendo el bulto de sus pantalones contra tus muslos. La fricción era inevitable, pero a Jun-ho no parecía importarle.
En cambio, él se movió conmigo, sus dedos penetrándote lentamente. Los gemidos que escapaban de tu garganta eran involuntarios, y Jun Ho los amortiguó con un beso. El ritmo de sus dedos aumentó, la penetración más profunda y rítmica. No pudiste aguantar mucho más.
De repente, Jun Ho te detuvo. Sus dedos te dejaron con una suavidad que te hizo jadear. Pero antes de que pudieras protestar, Jun-ho se acercó a tu oído y susurró.
── Quiero sentirte ── Sus palabras te hicieron perder la compostura por completo. El aire en el auto se había vuelto denso, pesado de deseo.
No necesitaba más estimulación. Rápidamente te quitaste la ropa interior y te sentaste en su regazo otra vez.
Deslizaste tu mano entre sus pantalones, acariciando su erección. La sensación de su piel, suave y cálida bajo tu tacto, era todo lo que necesitabas. La deslizaste hacia abajo, revelando su erección en todo su esplendor. Era tal como la recordabas, grande y gruesa, lista para ser follada.
No te tomaste más tiempo para pensar. Ya no había tiempo para eso. Te desplazaste sobre su erección, la posición del coche te obligaba a ser la que estuviera encima, y eso era exactamente lo que querías. La posición de control era tuya en ese momento.
Te sentaste sobre él, su erección rozando el borde de tu entrada, pero sin penetrar. La tortura era tan buena como dolorosa. La fricción era todo lo que necesitabas para alcanzar el clímax, pero también era lo que te hacía querer más.
De pronto, sus brazos te envolvieron y te atrajo hacia él. El movimiento fue brusco y su erección se hundió en ti en un instante. La penetración fue más fuerte de lo que esperabas, pero también más placentera.
El grito que escapó de tus labios fue involuntario, pero el placer era innegable.
Jun-ho se movió debajo de ti, empujando su erección dentro de ti una y otra vez. Cada embestida te hizo tensar un poco más, te hizo sentarte un poco más profundamente sobre su polla.
La posición del coche hacía que el sexo fuera un poco más incómodo, pero eso era lo último en lo que pensabas. En ese momento, lo único que importaba era la sensación de tenerlo dentro de ti otra vez, sentir su aliento sobre ti, tener su cuerpo en contacto con el tuyo.
── Dime que no me has olvidado ── Te susurra al oído.
La petición era sencilla, pero detrás de ella había mucho más que sólo palabras.
── Nunca te he olvidado ── Respondes con sinceridad, con las palabras entrecortadas ── Nunca podré hacerlo
Jun Ho te sonrió, sus ojos brillaban en la oscuridad del auto. Sus brazos te apretaron y te penetró un poco más profundamente. Te quedaste sin aliento por un momento, el placer alcanzó un nuevo nivel.
── Entonces dime que siempre me amarás ── Susurró de nuevo.
Las palabras se escaparon de tus labios sin pensar.
── Sí, siempre te amé. Siempre lo haré.
Jun-ho volvió a sonreír, pero esta vez había algo en sus ojos, una emoción que parecía brillar como el fuego. Sus brazos te apretaron un poco más y comenzó a moverse debajo de ti otra vez. La posición era incómoda, pero no importaba. Todo lo que importaba era el ritmo, la sensación de su pene dentro de ti.
Su respiración se volvió agitada. El placer se intensificaba con cada embestida, pero no era solo el sexo lo que te hacía perder la compostura. Era la cercanía de tenerlo allí, de tenerlo de nuevo en tu vida.
Cuando llegaste al clímax, el grito que salió de ti no fue solo de placer, fue de liberación, de haber soltado todo lo que habías estado reprimiendo durante años.
Jun-ho llegó un momento después, su cuerpo se tensó debajo de ti mientras se corría. El líquido cálido se derramó dentro de ti y sentiste su erección latiendo dentro de ti.
La respiración de ambos se volvió suave y, por un momento, no hubo palabras entre ustedes. Solo se escuchaba el sonido del aire moviéndose en el auto. Jun-ho acarició suavemente tu cabello mientras te apoyabas en su hombro, sintiendo su piel contra la tuya.
── No me pondrás una multa por tener sexo en el coche, ¿verdad? ── bromeaste un momento después.
Jun Ho rió suavemente y sus labios rozaron tu cabello.
── No ── sonrió en la oscuridad── Creo que ya me has pagado el total.
Te reíste suavemente y te inclinaste un poco más hacia sus brazos.
dios este hombre me tiene maaal, es de mis favoritos grrrer
espero les haya gustado, nos leemos mañana vvs
-cottonhobi
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