Ⅶ
𝓬𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸
𝚕𝚊 𝚌𝚘𝚗𝚌𝚒𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚍𝚎 𝙼𝚎𝚐𝚞𝚖𝚒
— ¿Proteger el cuerpo de plasma estelar?
Suguru asintió poniéndose cómodo en la cama de Skylar mientras lo observaba dejar un libro de lado.
Skylar adoraba leer libros clásicos y Suguru amaba verlo leer.
— Es complicado de explicar, pero el ritual de Tengen tiene que reiniciarse. — Los ojos azules lo miraron con fastidio.
— Eso ya lo se, tonto. — Las manos del Zenin pararon para admirar el rostro de Geto con devoción.
— Oigan, seguimos aquí. — Recordó Shoko mirándolos con una sonrisa divertida mientras trataba de prender un cigarrillo.
— Ey no fumes en mi cuarto. — Pidió el bajito. — Mejor dicho, deja de fumar. Tus pulmones ya deben ser negros.
— De algo me voy a morir.
— Que positiva. — Hablo con sarcasmo.
Satoru quien se había mantenido en silencio todo este tiempo se levantó para irse dejando a sus amigos completamente confundidos.
Sus dedos tocaron su rostro húmedo, las lágrimas seguían salido y no pudo detenerse.
Lo extrañaba, no importaba si estuviera del lado incorrecto. El quería acompañarlo y tomar su mano.
Desempolvar esos discos viejos y bailar ante las dulces melodias que tanto adoraban, cuidar de sus hijos y si era posible pasar toda la eternidad juntos.
Pero el destino es demasiado egoísta, nunca obtendría algo asi, por que ya estaba atado al infierno.
Estaba tan concentrado en sus pensamientos que apenas noto que su teléfono vibraba con insistencia, no reconoció el número y temió por lo peor.
— ¿Sí?. — Atendió la llamada y sus ojos se abrieron con exageración.
Sus pies descalzos corrían por toda la gran casa, sus ojos brillaron con devoción al encontrarse con la figura de un rubio cubierto con un traje blanco y una corbata llamativa.
— Kento. — Apenas pronunció en un hilo de voz, se perdió a sí mismo y abrazo al rubio tan fuerte como pudo.
Se reconfortó cuando Nanami rodeo sus hombros en un intento de consuelo, las marcas de aquellas manos no había desaparecido del todo y su cuerpo seguía un poco entumecido.
— ¿Quieres pasar?. — Preguntó el Fushiguro dejando ver la gran mansión en la que vivía. Era una casa realmente hermosa al estilo japonés.
— Si, gracias. — El rubio se permitió apreciar aquella pequeña figura enfrente suyo, un cuerpo delgado y carente de músculo pero que compensaba con una fuerza descomunal y una energía maldita completamente aterradora.
Estaba vestido con un pantalón sencilla y una camisa que seguramente era 2 tallas más grande que el, era la persona mas hermosa que sus ojos habían visto.
— ¿Quieres un poco de pan?
— Me encantaria.
Megumi observaba la ventana con interés, sostenía un pedazo de tela con fuerza.
— ¿Estás seguro que quieres hacer esto?. — Pregunta Skylar sin apartar la mirada del libro que estaba leyendo.
— Itadori quería entregar el cuerpo. — Responde el pelinegro.
— Entiendo.
No agrego nada mas, pues ya habían llegado a la residencia de aquella madre que lastimosamente había perdido a su hijo por aquella maldición.
Escucharla llorar lo hizo sentirse asfixiado pero se mantuvo firme, quizás Megumi necesitaba recargarse en él otra vez.
— No es tu culpa, lo sabes ¿verdad, Megumi?.
El pequeño cuervo no respondió pero lo sintió temblar y apretar los labios, sus brazos lo rodearon con devoción, permitiéndose ser su soporte.
— Gracias. — Titubeo un poco, sintiéndose realmente pequeño ante la presencia del mayor. — Papa.
— Llegan tarde. — Los recrimino Maki, pero el solo sonrió con inocencia. — ¿Que estaban haciendo?
— Nada importante. — Respondió Megumi.
Su cuerpo estaba relajado bajo la sombra de aquel gran árbol que había presenciado los mejores momentos de su juventud.
— ¡Skylar-san!. — Su nombre fue gritado fijando su vista en Maki quien lo veía desde lejos.
— Dime.
— Pensé que entrenarías con Megumi. —Preguntó la joven tomando asiento en aquella refrescante sombra.
— Lo haré más tarde, — Responde poniendo una mano en el hombro de la chica. — También te entrenare apropiadamente.
Maki sonríe recargándose en la comodidad que Skylar ofrecía en su regazo.
— Me entere que fuiste al Clan Zenin. — Comenta, esta vez, en un tono más bajo. — ¿Como esta ella?
— Sigue igual. — Suspiro frustrado, acariciando los cabellos verdosos. — Va a ser difícil acercarse, pero eso ya depende de ti.
— Lo se.
— Aún no es tarde, Maki.
— Lo dices como si hubieras llegado al fondo. — Se burló un poco irritando al mayor.
— Que grosera, respeta a tus mayores.
— Tienes cara de bebé, es difícil tomarte en serio — Lo molesto levantándose rápidamente antes de que pudiera hacerle cosquillas.
Desgraciadamente no fue más rápida que las sombras que sostuvieron sus pies y la hicieron tropezar, esta vez fue su turno de reírse.
— ¡Hermanito!. — Gritó un Skylar de siete años al ver a su hermano mayor recargado en una gran piedra. — Me escondí en la cocina y te traje algo de comer.
Los ojos grises del mayor brillaron un poco cuando su hermanito apareció con una bandeja llena de comida.
— No debes esconderte en la cocina o te regañarán.
— Pero no te dieron el desayuno. — Murmuró triste. — Entonces yo tampoco comi. ¡Estoy en huelga!
Toji no pudo contener la risa y pequeños sonidos roncos salieron de sus labios, abrazando al pequeño de ojos azules.
— Algun dia nos iremos de este asqueroso lugar. — Exclamó el mayor. — Comparemos una casa bonita y grande donde nadie pueda molestarnos.
— ¿Podemos tener un perro?. — Preguntó el pequeño
— Pero si tu ya eres la mascota.
— ¡Hermano!.
Escuchar las carcajadas del mayor lo hicieron reir a el también, esperaría con ansias irse con el.
Toji es buen hermano, pero mala persona :(
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro