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𝓬𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸
𝚙𝚎𝚛𝚜𝚙𝚎𝚌𝚝𝚒𝚟𝚊 𝚍𝚎 𝚞𝚗 𝚊𝚖𝚘𝚛 𝚊𝚋𝚊𝚗𝚍𝚘𝚗𝚊𝚍𝚘

La misión había sido un completo éxito, dándole la victoria a Nobara y Yūji. Ambos serían buenos hechiceros en un futuro o eso pensaba Skylar.

De repente la imagen de un hechicero de cabellos azabache apareció en su mente, llenándolo de recuerdos dolorosos.

En otro universo quizás fue lo suficientemente valiente para tomar tu mano.

Suguru, si tu me dejas yo-

Mi único arrepentimiento es no haberme casado contigo. Seguramente tendríamos una casita con jardín donde los niños jugarían y hubiéramos sido felices.

Suguru, no te vayas.

Perdóname.

Yo me encargo. La voz de Satoru lo saco de su ensoñación dejándolo aturdido cuando sus brazos rodearon su hombro. — Skylar paga.

¿Eh?

Los estudiantes sonrieron ante la propuesta y un pequeño destello apareció en sus ojos. Aún tenía cosas que arreglar.

¿Los de Kioto no pueden simplemente solucionarlo?. — Farfulla un Satoru de 17 años hacia sus amigos.

Deja de quejarte. — Le reclama Shoko jugando con el cabello de Skylar. — Te creció mucho.

Lo se, quiero tenerlo hasta los hombros. — Menciona.

¿Acaso intentas copiar mi estilo?. — Exclamó Suguru con un enfado falso.

¿Hablas de estilo con esos pantalones?. — Rebatio.

La pequeña pelea se vio acabada cuando las risas de Satoru y Skylar se hicieron presentes. El peliblanco rodeo los hombros de Geto y al mismo tiempo la cintura del peliazul.

¡Vamos por las bastardas!. — Quizás hubieran puesto resistencia pues él albino los lanzó hacia el edificio sin ningún tipo de cuidado.

¡¿Cómo te atreves?!. — Le gritó el chico limpiando el polvo que había quedado en su uniforme. — Suguru ¿estas bien?.

Y ahí estaba la clara diferencia de trato, no importaba que hiciera para ser notado. Su atención siempre iba para Geto.

Si, gracias. Y lo peor de todo es que era correspondido.

Vine a rescatarlas. — Hablo en un tono burlón fijándose en la mujer bajo los escombros. — Utahime ¿Estas llorando?

¡Claro que no! ¡Lárgate!

¿Me consolarías si estuviera llorando?. — Esta vez fue Mei quien hablo, riendo ante la expresión de Satoru al ver las interacciones de sus compañeros. — Me gustaría que lo hicieras.

Pero tu no necesitas eso. Eres fuerte.

¿Tu crees?

El enojo en Utahime exploto y estaba decidida a mandarlos al diablo.

¡Ugh! ¡Gojo yo no necesito que me rescates-!

Una maldición apareció detrás suyo asustandola momentáneamente hasta ver las sombras rodeando a la maldición y luego siendo absorbida por Geto.

Satoru no debes burlarte de los débiles.

Ey. Lo recriminó Skylar dándole un golpe suave en el hombro. — ¡Señorita Utahime!.

La joven mujer se emociono al escuchar su nombre siendo pronunciado de forma dulce.

¡Skylar!

¡Estaba preocupado por usted!

Lleva dos días sin comunicarse. — Esta vez fue Shoko quien tomó la palabra apagando su cigarrillo.

— ¡Skylaaaaaaar! ¡Shokoooooo!

Se acercó al chico abrazándolo por los hombros y moviendolo de un lado a otro como si de un muñeco se tratase.

¡No te vuelvas como esos dos! ¡Eres mi última esperanza en los hombres!. — Lo miro severa. — ¡Shoko! ¡Tu tampoco te vuelvas como ellos!

No planeaba hacerlo. — La tranquilizo acariciando su cabeza con suavidad. — Sho, tampoco.

La castaña asintió dándole la razón y permitiendo a la chica desahogarse con libertad.

Por una parte la mirada de Satoru se enfoca en Skylar, en esos bellísimos ojos azules y en el cabello ondeando con el viento. De reojo observo a Suguru y su mundo se derrumbó. El también lo veía de la misma manera.

Entendió que las miradas tímidas y los roces frecuentes entre ellos eran su forma de acercarse, a este paso acabarían convirtiéndose en una pareja.

No quería que eso pasara.

¿Dos días?. — Reacciono Utahime unos segundos después abrazando el torso del Zenin.

La maldición alteraba el espacio y el tiempo, así que todo ahí dentro era caótico. — Explicó Skylar poniéndose a un lado de Shoko.

Mei cobrará un montón. — Comentó bajito hacia la castaña ganándose una carcajada por parte de ella.

A todo esto. — Habla la chica de coleta. — ¿Y el velo?

El rostro de los cuatro estudiantes quedó en blanco. Se les había olvidado epicamente.

¿Quién de ustedes le dijo al director encargado "yo me encargo de poner el velo" y luego lo dejo abandonado?

Los tres alumnos señalaron a Satoru en un intento de salvarse a sí mismos.

¡Profe! ¡Dejemos de buscar culpables! — Alzó la mano para obtener la palabra.

Con que fuiste tu, Satoru. — Lo único que recibió fue un mazapazo.

¡MENTÍ! ¡EL PRIMER AMOR DE SKYLAR FUE GETO!

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