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𝐭𝐫𝐞𝐜𝐞

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Titán hembra; parte dos.
Eren Jaeger.
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Año 850
57º expedición.
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Mis manos sudaban. Sosteniendo aquella cuerdas atadas al caballo, me era inevitable no sentirme temeroso por esta ardua expedición para reconocer el terreno hacia el muro María. Estaba ansioso, como si tuviera conocimiento de que algo estuviera encima de nosotros, pero desde hace cierto rato, lo único que veía eran bengalas rojizas y negras. Esclarecían peligro, pero también la localización de titanes anormales. Estaba preocupado, el hecho de estar aquí, en una línea donde no todos tendrían conocimiento que estaba, me hacía sentir preocupado por mis allegados más importantes. De seguro, estaban separados. Tanto Mikasa como Armin, debían estar en escuadrones diferentes donde pondrían a prueba sus determinaciones como soldados. Confiaba en ellos, tanto en su fuerza, como en la manera de pensar las situaciones en momentos de presión. A diferencia de mi, que sin duda alguna, no podía trabajar bajo presión, me desorientaba. Mirando alrededor, podía ver la cercanía al bosque de los árboles gigantes, donde nos adentraríamos dentro de poco. Mientras eso sucedía, el capitán Levi nos hacía seguirlo sin vacilar.  Desde que salimos del distrito, lo hemos seguido fielmente.

Detonante a eso, Gianna se mantenía a su lado. Sin hablar, en silencio como parecía ser costumbre, a pesar de que su explosiva vos resonara días atrás en contra de sus compañeros. Miraba su cabello rubio, atado y amarrado en una coleta, adornándolo con un listón azulado. Parecía ser eso una pieza importante, porque cada ves que la veía, ella la tenía, no importaba en donde. O estaba en su cabello, o la ajustaba en sus pantalones, con tal de tenerla cerca, parecía hacer lo que fuera. La miré, notando como me miró de reojo. Yo estaba atrás suyo, dándome cuenta que había algo que me impulsiva a seguirla, era por el hecho de que quería más de ella que de cualquier persona. Mirándola, empezaba a sentir algo, un tambaleo, uno que no estaba produciendo mi cuerpo. Me giré con brusquedad, abrí mis ojos grandemente. Esa cosa, eso que venía era muy rápido. Un titán, pero de una forma muy peculiar. Parecía tener un físico muy detallado, con una similitud al de una mujer. Apreté mis cuerdas más fuertes, los demás pudieron notar su presencia, pero el capitán Levi continuó avanzando sin temor a que esta nos estuviera tomando la delantera en el bosque de los árboles gigantes al cual nos adentramos.

—¡Capitán, capitán Levi!—le llamaba, sabiendo que no estábamos haciendo nada más que alejarnos de las formaciones cercanas.

—¿Qué quieres?—me preguntó de una manera hostil, tendido en su caballo mientras seguía avanzando en la cabalgata delante de nosotros.

—¿Qué estamos haciendo? ¡Estamos en el bosque! ¡Si solo la línea central está en este lugar, estaremos incomunicados! ¡Además un titán se acerca, si no sabemos de dónde vienen las amenazas, ¿como protegeremos la carga?!—preguntaba, desesperado e inseguro.

—Ya deja de lloriquear una maldita vez. Es obvio que ya no podemos hacer eso.—respondió el capitán Levi, con la misma fría actitud hacia mi persona.—Mira a tu alrededor, Eren. Estás en un bosque de árboles gigantes, es el entorno perfecto para usar el equipo de maniobras tridimensionales. Intenta pensar un poco, que para eso tienes la maldita cabeza. Si no quieres morir, tendrás que usar el cerebro.—indicó él, haciéndome analizar.

—¡Si, señor!—exclame apenado, para presenciar como en el cielo se esclarecía aquella bengala negra.—¡Es humo negro!—indique yo.

—¡Está detrás de nosotros!—avisamos al capitán Levi, quien continuaba avanzando, sin mirar atrás, a pesar de que el suelo retumbaba.

—¡Todos preparen sus cuchillas!—pidió el capitán Levi, por lo cual presencié como él y Gianna sacaron sus hojas.—Cuando aparezca, solo tendremos un segundo.—expreso, dando un minuto de tensión que se corrompió cuando del bosque sobresalió bruscamente aquel titán.—¡En marcha!—pidió el capitán Levi, pero aquel tronco del árbol que se quebró, no tardó en sobrepasar encima del caballo de Gianna.—¡¡Sujétala!!—pidió el capitán Levi de una manera altanera, en medio de su preocupación, con mis reflejos desarrollados, estire mi brazo para sentir como ella lo apretó fuertemente.

—¡¡La tengo!!—avise, sintiendo como ella se aferró a mí fuertemente, mientras sentí su pecho subir y bajar de manera agitada.

—¡Capitán! ¿¡Usamos el equipo de maniobras, capitán!?—se preguntaba Petra, pero estaba sin respuesta.—¡Refuerzos de la retaguardia!—aviso, haciéndome mirar atrás para ver a esos soldados abalanzarse a muerte hacia el titán.

—¡Eren, mira adelante!—pidió Gianna en cuanto me vio el rostro de eufórico al ver cómo con una sola mano, ella aplastó a esos soldados.—¡Eren!— me gritaba, pero no podía concentrarme cuando los demás estaban muriendo atrás de mi.

—¡Capitán, ordene algo!—pedían todos, esperando una respuesta nula que tardó segundos.

—Todos cúbranse los oídos.—pidió el capitán Levi, por lo cual lo hice, sintiendo un fuerte pitido en cuanto el capitán Levi lanzó una bengala.

—¿Una bengala sonora?—me pregunté confuso, destapándome los oídos.

—Díganme cual es nuestro trabajo.—pidió el capitán Levi.—¿Dejarnos llevar por lo que sentimos en el momento? Por supuesto que no. Nuestra misión es mantener con vida a este estúpido mocoso, aunque nos cueste la vida.—artículo, con hostilidad.—Les ordenó seguir trabajando a caballo, ¿les quedó claro?—nos preguntó, para mirarnos de reojo con recelo.

—¿Seguiremos avanzando? ¿Por cuanto tiempo?—pregunte impotente. —Además esa cosa está encima de nosotros.—avise, viendo como más soldados aparecían.—¡Son más refuerzos, si no los ayudamos ella los matará igual que a los otros!—gritaba, enfurecido.

—¡Eren, mirada al frente!—me pidió el señor Gunther, como también el señor Erd.

—¡No pierdas el paso y mantén la velocidad al máximo, tienes a Gianna en el mismo caballo!—indicó Erd, mirándome detenidamente.

—¡Señor Erd! ¿Por qué? ¡Si el escuadrón de Levi, no derrota a ese titán, entonces, ¿quién demonios lo hará?!—me pregunté, sintiendo como Gianna se aferraba más a mi.—¡Mato a otro! ¡Nosotros pudimos haberlo salvado! ¡Esos soldados siguen luchando!—grite, aturdido en ver como ella los aplastaba con la palma de su mano, manchando los árboles con sus sangres.

—¡Eren solo mantén la vista en el camino!—pidió Petra, con su ceño fruncido.

—¿¡Pretendes que siga adelante huyendo y deje atrás a uno de los nuestros!?—le pregunté, más impotente, mientras que ella asentía fría.

—¡Si, exacto! ¡Obedece al capitán!—pidió, aún sin desviar la mirada de mi.

—¡No entiendo porque debo dejarlo de morir! ¡¿Y por qué ninguno de ustedes me explica la razón?! ¡Díganme!—pedí, insistente e impulsivo.

—¡El capitán vio innecesario decirnos la razón! ¡No entiendes nada porque aún eres un novato! ¡Ahora cállate y obedece!—pidió Auruo, esperando que me calmase, pero no podía, tenía que hacer algo.

—¡Eren!—Gianna me grito en el oído, justo en el momento que levante mi mano para morderla, creyendo que tendría la determinación para pelear contra ese titán.

—¿¡Qué estás haciendo Eren!? ¡Solo puedes usar las transformaciones cuando tu vida está corriendo peligro, lo prometiste! ¿¡No lo recuerdas!?—me preguntaba Petra, sentida.

—No estás equivocado. Si quieres hacerlo, hazlo. Solo voy a decir esto, este mocoso es un verdadero monstruo. Independientemente de su poder como titán, no importa cuanto la reprimamos, ni en que jaula lo metamos, jamás va obedecer a ninguna persona, no importa quien sea.—decía el capitán Levi.—Eren, nuestras decisiones difieren de las tuyas por las experiencias que hemos vivido. Sin embargo no tomes eso en cuenta en este momento, elige. ¿Vas a creer en ti? O, ¿en nosotros, el escuadrón de operaciones especiales? Tú decide.—indicaba, mientras que yo analizaba.—Nunca se que es lo correcto, siempre ha sido así. Aunque confío en mis fortalezas y también en las lecciones de mis compañeros de esta legión, nadie sabe lo que sucederá al final. Así que, no te arrepientas y toma una maldita decisión por ti mismo.—expresó.

—¡Eren! Confía en nosotros.—pedia Petra, mirándome con detenimiento, con una mirada de insistencia y seguridad que me daba.

—¡Eren, decide, no tenemos tiempo!—pedía también el capitán Levi, haciéndome dudar en medio de las exclamaciones de aquellos soldados que estaban peleando atrás de nosotros.

—¡¡Confió en ustedes!!—acepte, cerrando mis ojos para respirar hondo, sin poder detener los gritos de aquellos camaradas, yo miré la mano de Gianna establecida en mi costado, ella tenía una mordedura ahí, la misma que los demás cuando quisieron disculparse aquel día en que erróneamente me convertí en titán e intentaron atacarme, ellos confiaban en mi.

—¡¡Ah, suéltame!!—grito fuertemente un soldado, intente no mirar atrás, tampoco lo hice cuando Gianna volvió aferrarse a mi.

—Mira adelante.—me susurro al oído, dándome un escalofrío, pero me forzó a mirar hacia adelante, confiando en sus determinaciones, quería que me perdonaran mis camaradas por no poder salvarlos, lo único que me desviaba de eso, era sentir que Gianna me estaba abrazando.

—¡El objetivo está acelerando!—avisaba Gunther, por lo cual las pisadas estaban sintiéndose más fuerte en el suelo.

—¡Avancen! ¡Lo dejaremos atrás!—pidió el capitán Levi, desviando lo que Gunther decía, pero todos ellos seguían avanzando, porque confiaban en él, así que, yo también lo haré.

Aunque resultara difícil, tenia que hacerlo, porque ellos confiaban en mi. Me dieron la confianza de poder contar con ellos y eso, era más que suficiente para yo devolverles el gesto. Amargamente apreté las sogas que sostenían a mi caballo, cabalgando con el propósito de seguir avanzando. Sintiendo como Gianna tenía sus manos en mi costado y como la cercanía de su rostro estaba en el hueco de mi cuello, alce la cabeza para mirar con detenimiento a ese titán. Estaba encima de nosotros, realmente lo estaba. Su mirada era perturbadora y temerosa, me sentía ansioso de simplemente mirarla. Reincorporándome, no tarde en soltar una bocanada de aire como todos en cuanto pasamos por una línea de soldados armados, donde al mirar atrás, solo escuché una cosa.—¡¡Fuego!!—grito el comandante Erwin Smith. En un instante, una sonora de disparos resonó por todo lo alto, impidiendo que aquel titán continuara avanzando detrás de nosotros. La retuvieron, los ganchos se incrustaban fuertemente en sus músculos, impidiendo. Lleve mi mano a las manos de Gianna, sintiendo su calidez, las acaricie suavemente, mientras seguía avanzando y dejábamos atrás la bruma de pólvora que cubrió al titán por completo.

—Dejen los caballos amarrados para descansar. Usaremos el equipo de maniobras tridimensionales. Me mantendré alejado de ustedes, dejaré como encargada a Gianna.—avisaba el capitán Levi, levantándose de su caballo.—Cuando estén a una buena distancia de la titán, ¡escondan a Eren! Les encargo mi caballo.—aviso, para levantarse de su caballo e irse en un impulso con el equipo de maniobras.

—No me digan, ¿quieren que ese titán siga con vida?—pregunte, mirando hacia atrás, pero todos se quedaron en silencio.

—¿Qué opinas Eren? ¿Ya viste?—se preguntaba Gunther, mirándome detenidamente.

—Es el poder de la legión de exploración, ¡no nos subestimes idiota!—me decía Auruo, imitando la hostilidad del capitán Levi.—¿Ahora lo entiendes?—me preguntó, por lo cual sonreí.

—¡Si señor!—asentí, sintiéndome sumamente aliviado de que hayamos podido avanzar.—Espera, ¿el comandante Erwin...

—¡Eren, piensa más tarde! ¡Ahora debemos seguir avanzando!—decía Petra, reprendiéndome a su ves como Auruo, mientras que Gianna estrechaba su mano para sostener la cuerda del caballo del capitán Levi.

—Por aquí.—pidió Gianna, señalando algún punto del bosque, por el cual todos guiamos hacia allá, bajando la intensidad de velocidad para así, bajarnos de los caballos.

—¿Estás bien?—le pregunté a Gianna en cuanto toque el suelo, estrechando mis manos hacia su costado para ayudarla a bajar, teniendo cerca su cuerpo junto al mío.—¿No te hizo nada?—continuaba preguntando, pero su semblante estaba decaído, como si algo pasara, ella se quedó en silencio sin decirme nada, dirigiéndose al caballo del capitán Levi.

—Les daré agua a los caballos.—musitó ella, haciendo que todo su escuadrón la mirara con frialdad mientras se acercaba a los caballos.

—Tú lo sabías, ¿no es así?—se preguntó Petra, mirando con detenimiento cómo Gianna acariciaba al caballo del capitán Levi.—Gianna.—la llamó ante el silencio mientras que se inclinó en el suelo verdoso.

—Si, sabias que el objetivo principal del comandante Erwin era usarnos como carnada para poder capturar al titán y descubrir quién está adentro de él.—comentó Erd, recostándose de un tronco mientras se cruzaba de brazos.

—Espera, ¿el capitán Levi confió en esta mocosa antes que en nosotros?—se preguntó Auruo.—Eso es insensato.—añadió, ofendido, mientras que Gianna lo miró con el ceño fruncido.

—Tú eres insensato.—respondió ella fríamente, dándole de beber a los caballos.

—¿Ese era el objetivo principal? Entiendo que no me dijeran, pero ¿por qué no le dijeron nada a ustedes? Debían saber esto desde el principio, ¿como iban a cumplir entonces con su misión?—pregunte curioso, viéndolos a todos mirarme.

—Ya cállate.—pidió Auruo, mientras que me daba la espalda, examinando el terreno alrededor.

—¿Estás insinuando que el comandante y el capitán no confían en nosotros?—me preguntó Petra, con una actitud ofensiva y brusca.

—No, pero eso es lo que parece. ¿No es así?—volví a preguntar, esperando una respuesta de ellos, una convincente.

—¡Petra, calla a ese mocoso, córtale los labios para que no hable!—pidió Auruo, amenazándome con sus hojas.

—No, Eren tiene razón.—interfirió Erd.—El comandante debe tener una buena razón para no habernos revelado esto.—decía, cruzado de brazos.—Solo hay una razón por la cual no podría confiar en sus camaradas. El humano dentro de la titán, debe ser un espía que se encuentra dentro de la legión de exploración. No hay otra explicación.—esclareció, mirando a los demás.

—¿Un infiltrado? ¿Estás completamente seguro?—se preguntó Gunther, establecido en otra rama de un árbol, mientras que yo miré como Gianna se quedó inmóvil, escuchándoles.

—Al menos el comandante Erwin y el capitán Levi deben creerlo, supongo que los únicos soldados al tanto de la información fueron los que sobrevivieron hace cinco años.—contaba Erd.—Y, el hecho de que Gianna sepa y no nosotros, es porque ella nunca ha cuestionado las órdenes del capitán Levi.—comentó, mirando a su compañera quien se levantó del suelo, con la mirada baja y en silencio, estaba extraña.

—Entiendo, debe de ser eso.—musitó Gunther, mirando a Erd.

—Si, no hay duda alguna al respecto. ¿Entendiste Eren? Así son las cosas.—me preguntó Auruo, a quien evadí por su actitud tan insolente.

—En el momento en que hace cinco años las murallas cayeron, debieron haberse infiltrado. Usaron ese hecho para pasar por desapercibido.—comentó Petra.

—Entonces, esa persona podría ser la que mató a los titanes de prueba de Hange, Sonic y Bean.—añadió Erd, atando cabos entre ellos, yo tan solo escuchaba y veía sus expresiones.

—Tal ves, porque en ese momento el comandante me pregunté algo parecido.—expreso Petra, haciéndome abrir los ojos grandemente cuando ante eso, recordé algo.

"¿Qué es lo que estás viendo niño? Tú, ¿quién crees que es el enemigo?"—miré detenidamente como Gianna se acercaba a nosotros con frialdad, mientras que en mi mente resonaba aquel diálogo.

—Basta, vámonos ya.—pidió ella, sin decir nada más, montándose en el caballo del capitán Levi, donde todos se quedaron en silencio y confusos por su repentina actitud, nos habíamos aislado lo suficiente de los titanes, pero aún así, creo que no fui el único que pareció escuchar un rugido a lo lejos.—Es una orden.—añadió.

—Oye mocosa, ¿qué te crees?—le preguntó Auruo y todos quedamos inmóvil en cuanto Gianna impulsivamente lo tomó por la camiseta, creando un silencio entre todos cuando vimos sus manos temblar e incluso, sus dientes apretar.—Estaba bromeando.—articulo él, incómodo por la reacción de ella.

—Solo, vámonos.—pidió poniéndose cabizbaja, algo pasaba, algo en el entreno empezó a sentirse pesado.—Dejemos los caballos, veamos que sucedió.—pidió ella, por lo cual todos asentimos, preparándonos para irnos.

—¡Escucha idiota, no creas que ya terminamos! ¡Una expedición termina hasta que vuelvas a casa!—expreso Aueuo, mientras acomodaba el gas en mis equipos de maniobras tridimensionales.

—Si, ya lo entendí señor, perdón.—me disculpe apenado, viéndole avanzar como los demás, por lo cual me levante del suelo con la intención de seguirlos.

—¡Auruo, Petra! ¡Para un par que lloraron y se orinaron en los pantalones en su primera batalla, han crecido mucho!—comento Erd, girándose para ver cómo Petra a mi lado gritaba apenada.

—¡No digas eso! ¿¡Estás tratando de hacer que nos pierda el respeto!?—se preguntó ella, pero la miré, sin creer que era verdad.

—Si, es verdad. Pero en mi caso nunca me orine encima, Eren. Tampoco Gianna.—comentó Erd, por lo cual mire más allá cómo Gianna avanzaba sin mirar atrás y ella, sostenía fuertemente sus hojas, algo de verdad no andaba bien.

—¡Insolente! ¡Soy el que más titanes ha matado, soy el mejor! ¿¡Te quedó claro imbécil!?—decía Auruo, en un alto tono de voz, molesto.

—Tener el mejor récord de muerte no te hace mejor soldado.—expresaba Erd, tendido en el aire con la misma altitud que todos, mientras que Auruo denegaba avergonzado.

—¿¡Creen que están en descanso!? ¡Estamos fuera de las murallas, además, yo tampoco me orine Eren!—exclamó Gunther, mirándome de reojo.—Gianna, ¡espéranos!—pedía, notando como ella avanzaba.—¡Miren, debe ser la señal del capitán Levi, vayamos con él! No hablemos hasta que estemos en casa.—pidió ante el avistamiento de una verdosa bengala, pero extrañamente me percaté que el capitán Levi no se había ido en esa dirección, pero aún así Gunther se detuvo en una rama para responder al llamado con una bengala.

—¡No! ¿Por qué hiciste eso?—se preguntó ella, dejándonos a todos confundidos.

—Oye mocosa. ¿Qué está pasando contigo?—le preguntó Auruo, ella miraba inquieta a todas partes, apretando fuertemente sus hojas.—Era mejor cuando no decías nada.—indicó él, ella se quedó detenida, mientras que seguimos avanzando, ¿qué le estaba pasando?

—¿¡Quién eres!?—miré a mi izquierda ante el grito de Gunther, visualizando como en un parpadeo otro soldado con el uniforme de la legión golpeó a este fuertemente, haciéndolo caer tendido en un árbol.

—¡¡Huyan de aquí. Háganlo !!—gritaba Gianna, quien se acercaba; yo llame al señor Gunther, me acerqué a él para ver aturdido cómo estaba con su cuello roto, murió.—¡¡Protejan a Eren!!—pidió.

—¡¡Ya muévete!!—indico Auruo, sosteniéndome de la verdosa capa, mientras que deje de ver a Gianna por los aires, yo tuve que dejar ahí tirado al señor Gunther.—¡¡Maldición!! ¿¡Y ahora que Erd!? ¿¡Donde está Gianna!?—gritaba, mientras que el otro soldado nos seguía el paso.

—¡¡No podemos llegar a los caballos, vayamos al cuartel general!!—pedía Erd, amargamente todos se preguntaban quién era esa persona y yo, lo único que me preguntaba era donde estaba Gianna.

—¡¡Lo pagarás, te derrotaré aunque deba morir!!—exclamó Petra, pero vimos cómo de una alta altitud, Gianna cayó encima del soldado que perdió el balance, y en ese momento, los rayos de una transformación nos azotaron.

—¡¡Aquí viene, es la titán hembra!!—grito Erd.

—¡¡Demonios, esta ves si lo haré, la voy a matar!!—exclame, visualizando como Gianna se giró para verme, su cabello ahora estaba suelto.

—¡¡No lo hagas, no entiendes la magnitud del problema, tan solo huye de aquí!!—me pidió.—¡¡Nosotros cuatro nos encargaremos de ella, tú huye al cuartel general!!—aviso.

—¡¡Yo también peleare!!—respondí, interfiriendo con las órdenes que me daban.

—¡¡No lo hagas, este es nuestro mejor plan!! ¡¡No podemos exponerte a perderte, obedece a Gianna!!—me pedía Erd, mirándome desesperado.

—!¿Otra ves dudas de nosotros?!—me preguntó Auruo, mirándome en la misma altitud.

—¿Qué pasa Eren, tan poco confiables somos?—miré a Petra con detenimiento, había tristeza y desilusión en su mirada, pero tenía miedo y debían entenderme, no quería perder a nadie más, estaba al borde de morder mi mano.

—¡¡Confío en ustedes, buena suerte!!—dije, tragando nuevamente saliva de manera amarga.

Esta ves, se me hizo más difícil tener que marcharme y darles la espalda, fue una fuerte presión que me hizo arrepentirme de mi decisión. Y al hacerlo, lo supe. No tome la decisión correcta. Seguí avanzando, en medio de esa altitud donde la brisa removía mi cabello, avanzaba y dejaba atrás a cada uno de ellos con pesadez. Giré mi mirada, visualizando sus determinaciones y como se alineaban para pelear. Se que si confiaba en ellos, podía verlos triunfar, pero me fue inevitable en cuanto el segundo de ellos cayó, el señor Erd. Abrí mis ojos grandemente y una bocanada de la boca se me escapó en medio de la impotencia que me hizo girar al escuchar sus gritos estruendoso, estaban fallando e iban a morir. Retrocedí, empezando a gastar mi gas cuando aquel titán se abalanzó hacia ellos sin vacilar para aniquilarlos. Pero, lo que detonó mi transformación no fue el hecho de que aplastara a Petra contra un árbol o despedazara a Auruo hasta matarlo, si no, en el exacto momento que abrió su boca para devorar a Gianna frente a mi.—¡¡No, no lo permitiré!!—grite lloroso, llevando la mano a mis dientes para rasgar la piel y sentir los rayos quemarme, hasta recrear los músculos que me hicieron abalanzarme hacia el titán hembra.

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