•. ✶ 𝐅𝐨𝐫𝐞𝐰𝐨𝐫𝐝 𓂃 ❦
──˚✧. * 𝑺𝑶𝑼𝑳𝑴𝑨𝑻𝑬𝑺. *.✧ ˚
𝟎𝟎𝟎. ⎰ 🐲 𝐏𝐑Ó𝐋𝐎𝐆𝐎
' 𝙻𝚊 𝚙𝚛𝚘𝚝𝚎𝚐𝚎𝚛é 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚜𝚒 𝚏𝚞𝚎𝚛𝚊 𝚖í𝚊. '
31 de octubre de 1981
Una chica pelirroja quien era obligada a ver un espectáculo totalmente desgarrador, murmuraba pequeñas oraciones, pequeñas profecías que incluso lograba llamar la atención de cierto mortifago:
'Cuando permanezca en el poso negro nadie excepto su fortaleza logrará sacarla de su oscuridad, cundo la jinete encuentre a su dragón, larga vida vivirán. '
Los mortifagos solo reían frente ella, burlándose de sus predicciones absurdas, ¿por qué creerle? Ella era reconocida por su falta de cordura y por la falta de coherencia.
Aquella pelirroja solo ignoraba a sus carceleros, enfocándose más en las predicciones que por alguna extraña razón, sería la conexión más rara e inesperada que el mundo de los magos necesitaban.
Aquella chica de cabellera platinada era su salvación, y la salvación de su especie. La sangre ninfa que correrá por sus venas no será en vano, aquella niña de ojos verdes con un poder inigualable será la salvación o la perdición de todos.
Lilieth será su diosa.
⠈⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄
Los destellos violetas se intensificaron en el bosque; los lamentos de un bebe hacía eco que estremecía las pieles de las ninfas que habitaban en aquel oscuro bosque.
Aquel llanto era cada vez más desgarrador. Como si le estuvieran arrancando el alma, se escuchaba como si le estuvieran arrebatando la vida.
—¡Aria! —El grito de una mujer hermosa, de apariencia castaña, de ojos azules, se oyó en todo el bosque. Su voz señalaba el temor que aquella mujer experimentaba.
«¿Qué es lo que estaba sucediendo? se preguntaba aquella mujer castaña.»
Las ninfas se encontraban en estado de desesperación y aflicción ante el llanto desgarrador. La luz verde, que se intensificaba cada vez más, provocando que las ninfas cerraran sus ojos debido al intenso color violeta.
—¡Hydra! —gritó una ninfa de cabellera negra como la noche que oscurece el bosque. Sus ojos al igual que su hermana, Hydra eran de un azul eléctrico—. ¿Qué es lo que está pasando, hermana?
—El llanto de un bebe hace eco por todo el bosque, alarmando a nuestras hermanas, Aria. —titubeo Hydra—. Tenemos que ir a inspeccionar el bosque, Aria, tal vez los mundanos dejaron a un bebe a su suerte.
—Comprendo, Pero ¿cómo puedes explicar el destello violeta? Está sucediendo algo grave aquí, Hydra y tenemos que averiguar que es, no podemos ponernos en riesgo, mucho menos a nuestras hermanas.
Aria esperaba una respuesta de su hermana Hyda, no obstante, nunca llegó. Al contrario, estaba observando el bosque y, como estaba inundado por luciérnagas, el llanto del bebe desapareció. En un momento posterior, la escena se presentaría asombrosa; sin embargo, la ocasión era todo lo contrario.
Un jadeo brotó de una ninfa que estaba cerca de Hydra y Aria.
—¡Miren el cielo! —En aquel oscuro cielo, las estrellas estaban sujetas por una calavera y de su boca surgía una serpiente. El aura era verde, pero inmediatamente fue rodeada por cuervos de ojos rojos, lo que se veía completamente tenebroso.
Al ver el cielo, Aria y Hydra, sintieron como un escalofrío recorría por todo sus cuerpos, los cuervos de ojos rojos dieron una última vuelta y desaparecieron, como si nunca hubieran hecho acto de presencia.
Aria, sin mirar atrás, corrió a dirección del bosque, en busca del bebe que lloraba anteriormente. Hydra gritaba su nombre una y otra vez, lo menos que la castaña quería, era que su hermana se pusiera en peligro. Aria quería salvarlo, estaba intrigada por aquel bebe. ¿Qué estaba haciendo en el bosque? ¿Venía solo? Aria afirmaba que era un niño, pero vaya sorpresa la que se llevaría, al enterarse de que en aquel oscuro y verdoso bosque estaba una bebe de ojos verdes esmeraldas y de cabellera rojiza, pero más que nada se sorprenderia como aquella pequeña, era rodeada por cuervos de ojos rojos, protegiéndola de unos crueles magos.
Aria caminaba lentamente, estaba pendiente de cualquier movimiento. La pelinegra conocía el bosque como la palma de su mano, ¿y cómo no hacerlo? Ella vivió toda su vida ahí.
Cada vez que se acercaba más, sentía su cuerpo estremecerse, tenía la sensación de que no estaba sola. Su vestido blanco arrastra en el piso, su cabellera volaba con la sincronía del viento, sus ojos se oscurecieron. Ella estaba acompañada con un lobo, y aunque se sentía segura con aquel lobo, no podía evitar sentirse asustada por el mundo que aún no tenía la certeza de conocer.
El ambiente era inquietante, tenía el aura de una pérdida, sentía la extraña sensación de muerte. A pasos lentos, se acercaba cada vez topándose con una escena sorprendente y a su vez aterradora, Aria se acercó más a ella y la observó detalladamente, esa chica tenía su vestido viejo y desgastado manchado de sangre, su rostro derramaba una gran cantidad de lágrimas, su cabellera era pelirroja, sus ojos azules llamaban demasiada la atención, era una mujer ni tan joven ni tan vieja, en su mano tenía una cadena que se lograba ver un dije con un cuervo, pero en esta ocasión sus ojos eran blancos, el dije en sí, era una maravilla, aquella mujer tenía la mirada perdida y su boca se movía soltando pequeñas frases que Aria no lograba escuchar con exactitud.
Sin titubear Aria se enfrentó a aquella extraña pero linda mujer.
—¿Hola? —preguntó con voz firme, aunque dentro de sí misma, se encontraba totalmente nerviosa.
—Ella es nuestra salvadora, ella es su copia, Lilieth es nuestra esperanza.
Aria retrocedió un paso, miraba con extrañez a aquella pelirroja, no se sentía amenazada, pero algo en sí dijo que no estuviera cerca de ella. La ninfa miró hacia los pies de aquella mujer misteriosa, Aria siguiendo la mirada de aquella mujer en el suelo se encontraba una canasta, que estaba rodeada de cuervos de ojos rojos, pero había algo más que le intrigaba, una serpiente y un zorro, estaba en la cabecera de la canasta donde estaba una pequeña rodeada en mantas.
—¿Es tu hija? —interrogó la ninfa, llamando la atención de la extraña mujer.
—No.
Aria se inquietó y se acercó a la joven con el afán de proteger al bebe.
—¿Qué haces con ella? —cuestionó Aria.
—Estaba sola, en una mansión, escuchaba sus llantos, era desgarrador escucharla llorar —explicaba la pelirroja desanimada, viendo hacia un punto fijo—. Es idéntica a ella cuando era una bebe, pero saco los ojos de él, esos verdes esmeraldas y electrizantes.
—Dices que no es tuya, pero dices saber de ella, es familia tuya, ¿no es cierto? —preguntó Aria.
La extraña mujer no respondió, solo se agacho y le colocó el hermoso collar con el dije del cuervo a la bebe. Los cuervos con la cercanía de aquella pelirroja se desplomaron, volando hacia los árboles, sin embargo, el zorro y la serpiente permanecieron junto a la pequeña.
—Su legado está maldito, ninfa, no dudo que la pequeña también lo esté, es la maldición que toda mujer primogénita de su linage pagan, esa maldición, puede ser maldita o una bendición, dependiendo de cómo lo vea ella cuando crezca. Pero aun así ella es nuestra salvación, su poder nos salvará de las malas tormentas que se avecinan.
Aria no se estremeció cuando la denominó por el nombre Ninfa, ella sabía que la mayoria sabia de sus existencias, pero solo deciden callar, después de todo, sabían que no les iban a creer, pero ahora en lo único que pensaba Aria era en aquel pequeño que estaba enrollado en mantas, aun sentia esa sensacion extraña de muerte.
—¿Qué eran los destellos violetas que logró deslumbrar todo el bosque?
—¿Los observaste? —Aria asintió—. Él la estaba marcando, el vendrá por ella, cada que ese oscuro mago se acerca a alguien, termina muerto o termina siendo su seguidor, pero había algo de ella que le llamó la atención, no es como los demás, y él lo sabía, ella es poderosa y eso le aterra a aquel brujo.
—¿De qué me estás hablando? —interrogó Aria, mientras observaba cómo la serpiente se enrolla aún más en la canasta.
—Ella es una bruja Aria, y no cualquier bruja, ella es la hija del caos.
Aria observó los ojos azules de aquella pelirroja, su mirada estaba vacía, también logró observar en su cuello una cadena con una R reposaba en su largo y fino cuello.
Aria sabía de la existencia de la magia y de las brujas, pero nunca se imaginó tener a una frente a ella.
—¿Tú también lo eres? —cuestionó la ninfa
—Si—respondió—. Prometeme, Aria, que la protegerás.
—¿Cómo dices? ¿La dejarás conmigo?
Aria no sabía cómo sentirse, se sentía abrumada, y en desconfianza, el libro que la acompañaba solo estaba junto a ella, pero su vista estaba en aquel bebe, Aria observó la canasta, pero ella no se veía siendo una buena madre, las ninfas tenía muchas responsabilidades y tenían reglas y tradiciones que cumplir, Aria estaba conciente que no era una humana, ella era hijas de dioses y diosas. Pero el hecho de criar a un bebe de tan solo un año de edad la hacía sentir cálida.
Dudas, muchas dudas eran lo que rondaban en la cabeza de la pelirroja, sabía bien que si aceptaba, tarde o temprano tendría que revelarle la verdad y eso le aterraba.
—No estoy segura, no creo ser una buena figura materna para ella, no estoy preparada.
—Aprende con ella, se una madre para ella, amala, cuidala, enséñale valores, enséñale amar, hazle saber la verdad, amala como si fuera tuya —dijo la chica pelirroja con una sonrisa débil.
Aria tenía su ojos cristalizados, no sabia como se lo tomarían sus hermanas, no sabía prácticamente de nada y eso le aterraba.
—¿Cómo se llama? —indago Aria caminado hacia la canasta con la intención de cargar a la bebe, cuando llego, observo al bebe quien se encontraba despierta. Sus ojos verdes como las esmeraldas brillaban ante la presencia de la ninfa, al momento en que Aria se inclinó hacia ella y le agarró su manita, la bebe enrollo su mano al dedo índice de la pelinegra.
Aria sonrió enternecida, tal vez ser madre, no era mala idea.
la pequeña de ojos verdes rio cuando aquella ninfa la cargo.
—Emery Lilieth —respondió afligida la pelirroja—. Solo observa, le caiste bien.
—¿No tiene apellido? —interrogó Aria.
—No —mintió—. Tu ponle uno, Aria, necesito que tu la veas crecer, necesito que tu seas su madre, te advierto que al cumplir sus once años, le llegara una carta del colegio de Hogwarts. En ese lugar le enseñarán a dominar su magia, tendrás que incorporarte al mundo de las brujas, y en eso la esposa de mi hermano te ayudará.
—Ni siquiera he aceptado, tengo miedo, ¿cómo puedo aceptar algo, si ni siquiera te conozco?
—Créeme, no querrás conocerme, y no tengas miedo, lo harás bien.
Algo en Aria le decía que confiara, ¿Que podría pasar?
—Bien, pero donde la marcó, quiero decir que marca le dejó ese mago a la pequeña —preguntó la pelinegra viendo como la bebe se había quedado dormida en su pecho.
—Detrás de su cuello tiene la marca —contestó la pelirroja
—¿Volverá?
—No te puedo asegurar nada, pero no permitas, que cuando crezca ella indague sobre su familia, si lo llega hacer, ella correrá peligro—replicó—. Una cosa más, esa niña atrae a los cuervos y ciertos animales, así que no temas si de la nada ella está rodeada de ellos, es lo mismo con la serpiente y el zorro, desde que ella nació llegaron ella.
—Sería una perfecta ninfa, la adoptaré.
—Eso estaría bien, ella necesita un apellido, los brujos no saben de ella, alguien le hizo un hechizo para esconder su nacionalidad, inventate uno si quieres, pero si esa niña crece sin uno, es más fácil que se enteren de ella, estaría muy bien que la adoptes—informó la pelirroja.
—No me entendiste pelirroja, la adoptare, si, pero le daré mi sangre, sangre ninfa correrá por sus venas, ella se convertirá en una híbrida de sangre, puede cambiar ciertos aspectos de ella.
—Entre menos se parezca a como está ahora, estaría estupendo, ¿entonces ella también la podrán denominar como una ninfa?
—Si.
—Suerte, la necesitarás, y estaría bien que la conviertes en una ninfa, así tu sangre, disfrazara la de ella.
—Me llamo, Aria, ¿tú cómo te llamas?
—Genevive Weasley.
—Gracias Genevieve, por esta oportunidad que me brindaste.
—Protegala Aria.
—La protegeré como si fuera mía.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro